¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta coordinador. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta coordinador. Mostrar todas las entradas

jueves, 17 de diciembre de 2020

FALTAN LÍDERES, SOBRAN GERENTES

"Quien quiera ser el primero,
 que sea el último de todos 
y el servidor de todos"
(Mc 9,35)

Quienes me leen con asiduidad, conocen mi constante denuncia contra el mal del activismo en ámbitos católicos, y que Pio XII denominó como la "herejía de la acción". Un desatino demasiado instalado en las mentes de muchos "nuevos evangelizadores católicos", que utilizan, consciente o inconscientemente, los "modos" empresariales y el "lenguaje" ideologizante del mundo.

Con demasiada frecuencia, se utilizan en los métodos evangelizadores ciertas modalidades "empresariales" que buscan la efectividad y la eficacia humanas, mientras marginan la gracia divina y olvidan el propósito que debe regir toda acción cristiana y, por tanto, también toda actividad apostólica: la fe, la esperanza y el amor.

Para transmitir estos "modos" y "maneras" se emplea un lenguaje corporativo que evidencia una casi completa ausencia de fe y confianza en Dios, como si "todo" dependiera de la capacidad y el talento humanos, aunque con sus "bocas" le den el beneplácito de una autoría "forzada" al Espíritu Santo.

En efecto, falta amor y sobra activismo. Falta fe y sobra autosuficiencia. Falta esperanza y sobra presunción. Falta "luz" y sobran "iluminados". Falta humildad y sobra orgullo. Faltan "buenos ejemplos" y sobran "ideas novedosas". Faltan líderes y sobran gerentes (coordinadores).
Faltan líderes apasionados por Jesús que den ejemplo y abran camino, y sobran coordinadores tibios que disponen y organizan recursos materiales y humanos, pero sin propósito trascendental ni sustento espiritual. 

Faltan cristianos comprometidos con el Evangelio que acerquen almas a Dios y las cuiden, y sobran "practicantes no creyentes" que se ocupan sólo de las cosas.

Faltan auténticos discípulos de Cristo que, a imitación suya, tengan la oración como prioridad, y sobran "gerentes" que mantienen la acción como preferencia.

¿Dónde encontrar estos líderes apasionados, comprometidos y auténticos discípulos de Cristo? ¿Cómo saber lo que los cristianos debemos hacer y decir cuando servimos a Dios?

Jesús nos enseña

Como siempre, Dios nos "primerea" y se anticipa a nuestras "torpezas" para explicarnos, en el capítulo 9 del evangelio de San Marcos, lo que debemos hacer y que no somos capaces de ver o entender.

Aquí, el evangelista narra una escena en la que Jesús se enfada con aquellos que intentan hacer "cosas para Dios" y se olvidan del "Dios de las cosas". 

Tras bajar del monte Tabor con Pedro, Juan y Santiago, Jesús se encuentra a los demás discípulos discutiendo con la gente y con los escribas, y les pregunta (como si no lo supiera) igual que hizo con los dos de Emaús: "¿De qué discutís?" (Mc 9,16). 

Jesús nos capacita
El motivo de la discusión era la incapacidad de los discípulos de expulsar a un demonio de un niño a quien había dejado mudo. En realidad, su negligencia para imitar al Maestro era debida a su falta de fe en Él.

Y Jesús responde de modo parecido a como lo hará más adelante, ya resucitado, con los dos de Emaús. En esta ocasión, en lugar de llamarles "torpes y necios", les llama "generación incrédula", que viene a ser lo mismo. Pero además, esta vez  esboza una cierta queja y expresa hasta un cierto hartazgo: "¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar?" (Mc 9, 19).

Jesús nos exige fe
La gente le pregunta a Jesús si puede hacer algo. Y Jesús, con un tono de cierto enojo y perplejidad ante su desconfianza, les contesta: "¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe" . Y lo expulsó, una vez que el padre del niño hizo una profesión de fe: "Creo, pero ayuda mi falta de fe" (Mc 9, 23-24).

Aquí se encuentra la base de todo milagro: la fe. Sin fe, ni el propio Jesús puede hacer milagros, como ya ocurrió en otras ocasiones e incluso en su propia ciudad, Nazaret. Sin confianza en Dios, no somos más que simples humanos, incapaces ya no sólo de realizar milagros, sino ni tan siquiera percibirlos a nuestro alrededor.

Jesús nos exhorta a la oración
Seguimos en el evangelio de Marcos para notar cómo los discípulos "no se habían enterado de nada"Cuando los discípulos se quedaron a solas con Jesús, le preguntaron: "¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?", a lo que el Señor respondió: "Esta especie solo puede salir con oración" (Mc 9,29). 

A la fe siempre le acompaña la oración. Sin oración, todo lo que pretendamos hacer para la gloria de Dios y la salvación de las almas es infructuoso. La autosuficiencia en nuestras capacidades y la confianza en nuestros propios méritos, hacen que cualquier actividad espiritual que pretendamos realizar, se vacíe de contenido y esté avocada al fracaso.

Jesús nos llama a la humildad y al amor
Pero continuemos caminando junto a Jesús y sus discípulos para saber que nos suscita el Señor en nuestra vida cristiana. Cuando llegan a Cafarnaún, Jesús vuelve a preguntarles (esta vez con la misma frase con la que se dirigirá cuando se encuentre con los discípulos de Emaús) : "¿De que discutíais por el camino?" (Mc 9, 33).

Los discípulos callaban porque lo que habían venido discutiendo durante todo el camino era sobre quién era el más importante de ellos. Y el Señor, cogiendo a un niño, les vuelve a enseñar, es decir, nos vuelve a decir a nosotros lo que debemos hacer: "Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado" (Mc 9,35-37). 

Cristo hizo antes todo lo que nos dijo después: se humilló, despojándose de su condición divina para venir a salvarnos. Y lo hizo por amor. Por tanto, como seguidores suyos es preciso que mostremos la misma humildad y caridad. Porque la primera nos lleva a la segunda y viceversa. 

Jesús nos pide coherencia y perseverancia
Jesús finaliza la enseñanza de hoy para todos nosotros con dos sentencias concluyentes: 

-"Quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro" (Mc 9, 39). Cristo nos pide coherencia entre lo que decimos y hacemos, y autenticidad entre a quien proclamamos y qué decimos de Él con nuestros actos y con nuestro proceder.

-"Si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros" (Mc 9,50). Dios nos pide perseverancia en sus enseñanzas y firmeza en sus mandamientos, para así vivir todos juntos en paz. Porque los cristianos no nos movemos por sentimientos ni por estados de ánimo. Nos movemos por y hacia la luz de Cristo.

viernes, 22 de marzo de 2019

¿LÍDERES O COORDINADORES?

"Yo soy el buen pastor. 
El buen pastor da su vida por las ovejas" 
(Juan 10,11)

Hoy quiero meditar sobre la diferencia entre "coordinadores" y "líderes" espirituales, sobre la divergencia existente entre "grupos" y "equipos" dentro del ámbito evangelizador y cristiano.

Un coordinador es una persona que asume una función y organiza el trabajo de otras personas y los medios que se utilizan para la consecución de esa acción común: coordina acciones, ejecuta procesos, sigue unas pautas. Nada más.

Un líder, según la traducción del término inglés "leader" es, por el contrario, una persona que guía conduce, dirige, motiva, influye, compromete a otros y se compromete, toma la iniciativa, encabeza, da ejemplo, anima, delega, gestiona, convoca, promueve, tiene incentiva y evalúa de forma eficaz y eficiente.

Un grupo es un conjunto de personas que se relacionan principalmente para compartir la información y tomar decisiones para ayudar a cada miembro a desenvolverse dentro de su responsabilidad. Sus formas de trabajo y actitudes no afectan al resto del grupo. No existe sinergia positiva y, por ello, el resultado final es la suma de los esfuerzos individuales.

Un equipo es un conjunto de personas que trabajan de manera coordinada en la ejecución de un proyecto. Cada uno de sus miembros está especializado en un área determinada y sus formas de trabajo y actitudes afectan al resto de compañeros y viceversa. Genera sinergias positivas a través de esfuerzos coordinados. Así, los esfuerzos individuales resultan en un resultado que es mayor a la suma de ellos.

Por tanto, desde un punto de vista espiritual, en la evangelización no existen coordinadores ni grupos. Existen líderes y equipos.

En primer lugar, hablar de "coordinadores", es utilizar un lenguaje "protestante" que se sustenta en una obsesión desmesurada por nuestra condición de pecadores, arrastrándonos hacia un "buenismo puritano", que nos induce a una falsa modestia para evitar tomar ninguna iniciativa propia. 

Por supuesto, que somos pecadores, pero estamos sustentados por la gracia.

En segundo lugar, en España tenemos un gran complejo con los anglicismos, sobre todo con éste. Y es porque no comprendemos su significado al adecuarlo a nuestra mentalidad latina. Liderar no es mandar ni dar órdenes. No es imponer, ni ordenar, ni ejercer poder. Un líder espiritual no es un mandón ni un tirano sino un cristiano que da ejemplo, que va a la cabeza.

En tercer lugar, Jesucristo es a quien seguimos. El mayor ejemplo de liderazgo es JesucristoEstamos llamados a ser como Él. También en el liderazgo. Él no asumió su papel con orgullo ni privilegios sino con humildad, oración y obediencia. Ese es nuestro ejemplo de liderazgo.

El no escogió a 12 discípulos porque estuvieran capacitados sino que los escogió para capacitarlos ("Dios capacita a los elegidos y no elige a los capacitados"). Ese es nuestro ejemplo de liderazgo. 

En cuarto lugar, Cristo no formó coordinadores. Formó a discípulos para que fueran lideres y enseñaran, para que formarán a otros líderes. Es decir,  dio ejemplo de servicio y, después delegó. Un líder tiene seguidores (discípulos), no súbditos. Sabe brindarse, servir, capacitar y formar, identificar las necesidades, detectar carismas, posibilitar el crecimiento y desarrollo de cada uno, organizar, comunicar, escuchar, confiar, transmitir un sentido de pertenencia.

Y en último lugar, en el servicio a Dios no hay coordinadores. Hay líderes que se ponen a la cabeza del servicio. Son los primeros servidores que sirven como los últimos, que inspiran, crean, motivan, animan, trazan un camino, que tienen una visión y una misión que cumplir.

El liderazgo tiene la capacidad de influir. No depende de la posición. De hecho, si la única influencia que tenemos proviene de un "título" o "cargo", no somos líderes.

Coordinador vs. Líder
-Un coordinador responde a lo que sucede. Un líder hace que las cosas "sucedan".

- Un coordinador se responsabiliza de asumir la misión y ejecutar la visión pero requerirá determinadas aptitudes que un líder ya tiene. Un líder es un catalizador que crea cambio, impulso y progreso.

- Un líder asume la responsabilidad y ama el desafío. Un coordinador se siente abrumado por ambos.

Para nosotros los cristianos, ser líder es una gran responsabilidad que debemos asumir con humildad, generosidad y obediencia. Exactamente como lo hizo Jesús.

El liderazgo perfecto de Jesús
Si nos ponemos en "modo Jesucristo", es decir, si nos fijamos en el liderazgo perfecto de nuestro Señor, un líder:

-Señala el Camino (Misión) que debemos seguir para alcanzar la plena felicidad, pero no sólo lo señala sino que es el primero en atravesarlo. Es decir, encabeza la acción y da ejemplo.

-Delega su Autoridad y su Poder (Gracia) a sus seguidores, no se guarda cosas para sí, al contrario comparte su sabiduría con quienes lo acogen en sus corazones.
-Desarrolla un Plan Estratégico (Plan de Salvación) totalmente incomprensible a las mentes humanas, pero que expresa y manifiesta de forma sencilla y según cada realidad.

-Establece una Organización (Iglesia, equipo) que soporte y haga efectivo ese Plan de Salvación que tiene Dios para nosotros.

-Nos guía y acompaña (compañero) en todos los momentos de nuestra vida, aunque en muchas ocasiones no le veamos o nos parezca que no está.

-Nos brinda la oportunidad de un diálogo constante con él (Oración) para conocerle, para conocer su voluntad, para apoyarnos y guiarnos.

-Da la vida por los suyos (Sacrificio), se sacrifica por otros, se "desvive" por otros, pide por  otros.

Como líder cristiano debo:

- Pedirle a Dios la capacidad de saber informar y comunicar al equipo lo que Él quiere de nosotros.

-Escuchar y entender los problemas de las miembros del equipo, anticiparme a sus dudas y responder sus preguntas.

-Tener visión y persuadir, sin pedir al equipo que simplemente sigan mis órdenes de forma ciega o vehemente. 

-Adoptar un pensamiento crítico para tomar decisiones y resolver problemas. Medir las acciones y posibles soluciones de acuerdo a sus costos y beneficios.

-Delegar sabiendo que es más productivo asignar trabajo a aquellos que pueden hacerlo igual de bien o mejor que uno mismo.

-Organizar y ordenar mis tareas y las del resto para hacer un trabajo eficiente.

-Asumir la responsabilidad, no sólo de mis propios actos, sino los de mi equipo. No culpar a otros por mis propios errores, y compartir los errores de otros.

-Perseverar para logran alcanzar los objetivos que Dios me ha encomendado.

-Ser flexible y adaptarse a la coyuntura cuando las cosas no salen como se espera. 

-Construir y desarrollar buenas relaciones con todos los miembros de mi equipo y mis superiores.

-Respetar y no mirar por encima del hombro a mi equipo.

-Ayudar ofreciendo siempre una mano al que la necesita.

-Manejar las crisis con respuestas rápidas y efectivas cuando aparecen los problemas.


¿Eres un líder o un coordinador?



JHR