¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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jueves, 30 de mayo de 2024

SIGNIFICADO Y CUALIDADES DEL LIDERAZGO CRISTIANO

"Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. 
Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás 
y lanzándome hacia lo que está por delante, c
orro hacia la meta, hacia el premio, 
al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús" 
(Flp 3,13-14)

La Sagrada Escritura nos muestra cómo a lo largo de toda la historia de la salvación, Dios ha suscitado líderes para guiar a su pueblo. Eligió patriarcas (Abrahán, Moisés), jueces (Sansón, Gedeón), reyes (David, Salomón), profetas (Isaías, Daniel)...y, todos, de una forma u otra, no supieron o no pudieron gestionar su liderazgo conforme a la misión que el Señor les encomendó.

Por eso, tuvo que encarnarse, en la segunda persona de la Trinidad, para mostrarnos a los hombres el perfecto liderazgo cristiano, el cual no tiene nada que ver con el poder, el mando, la fuerza o una autoridad mal entendida. Cristo es la idea de Dios para el "ser" del hombre.

Entonces, ¿qué tipo de autoridad o poder debe ejercer un líder cristiano?

Se trata de una autoridad que viene "de lo alto", un don recibido e inmerecido de Dios para ponerlo a Su servicio como hizo Cristo, en la certeza de que Dios nos capacita para aquello que nos encarga.

Se trata de poner todas nuestras cualidades y talentos al servicio de la comunidad, de los hermanos y no al de uno mismo, en la plena seguridad de que Dios nos acompaña en cada momento.

Los apóstoles también tuvieron sus problemas a la hora de gestionar posibles liderazgos, cuando discutían sobre quien de ellos era el mayor (Lc 22,24). 

Jesús les reprende y les hace entender que quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos (Mc 9,35). Además, les recuerda que sin Él, ellos no pueden nada (Jn 15,5). 
El Señor nos enseña que el liderazgo cristiano es servicio, no mando ni poder. No es gloriarse de una posición (que es delegada y temporal) sino ponerse a disposición de los demás con humildad y caridad. No es "mandar" sino "servir".

El líder cristiano lidera sirviendo y sirve liderando. Y es así porque el liderazgo no es un fin en sí mismo sino un medio para amar a Dios y al prójimo.

Entonces ¿qué cualidades o actitudes debe cultivar el líder cristiano?

Internas

Humildad. Es la esencia de un corazón "quebrantado" y servicial, que no puede ser impostada. Se trata de sencillez, de serenidad, de "ser" no de "aparentar", de dejarse aconsejar.

Responsabilidad. Es el compromiso adquirido y consciente de las obligaciones adquiridas y de la repercusión de sus decisiones, palabras o acciones. Se trata de esfuerzo, voluntariedad, diligencia, cuidado.

Integridad. Es la actitud coherente, congruente y auténtica entre lo que dice y lo que hace, entre sus palabras y actos. Se trata de ser constructivo y honesto, no popular o "bien visto".

Seguridad. Es la plena convicción de lo que Dios le ha encargado: visión y misión. Se trata de generar tranquilidad y confianza en los demás.

Santidad. Es la más alta y fundamental cualidad cristiana a la que todos estamos llamados: a separarnos del pecado y consagrarnos a Dios. Se trata de albergar principios evangélicos y valores cristianos. Supone "ser y dar ejemplo", y no sólo predicar, porque representamos y mostramos a nuestro Señor, el único que es Santo.

Externas

Amabilidad. Es el modo de expresarse agradablemente con los demás. Un líder "intratable" no motiva a nadie y ni siquiera se aguanta a sí mismo. Se trata de buena actitud, respeto, empatía, "química relacional".

Sensibilidad. Es la forma de comportarse comprensivamente, como hace una amigo con otro, o como hace un padre con sus hijos. Se trata de no ser complaciente con lo malo, con el error o con el pecado. Se trata de corregir, no para hundir al hermano sino para ayudarle, porque le ama.

Equidad. Es la manera de actuar con justicia, con imparcialidad, con neutralidad, sin hacer acepción de personas por los motivos que sean. se trata de ser recto y no moverse por "amiguismos", intereses o conveniencias.

Sinceridad. Es la cualidad de la verdad, de la franqueza, de lo correcto. Se trata de no ser hipócrita, ni falso, de no engañar o mentir para cumplir objetivos.

Unidad. Es la actitud integradora, fraterna y unánime que crea comunión, paz y armonía. Se trata de no generar división, contienda o discordia sino de buscar soluciones mediante la mediación, la intercesión y la conciliación.

Ninguno nacemos líderes, nos hacemos...
Ninguno nacemos cristianos, nos hacemos. 
Ninguno nacemos santos, nos hacemos...

Y todo por la gracia y misericordia de Dios... y para su gloria...

JHR

viernes, 22 de marzo de 2019

¿LÍDERES O COORDINADORES?

"Yo soy el buen pastor. 
El buen pastor da su vida por las ovejas" 
(Juan 10,11)

Hoy quiero meditar sobre la diferencia entre "coordinadores" y "líderes" espirituales, sobre la divergencia existente entre "grupos" y "equipos" dentro del ámbito evangelizador y cristiano.

Un coordinador es una persona que asume una función y organiza el trabajo de otras personas y los medios que se utilizan para la consecución de esa acción común: coordina acciones, ejecuta procesos, sigue unas pautas. Nada más.

Un líder, según la traducción del término inglés "leader" es, por el contrario, una persona que guía conduce, dirige, motiva, influye, compromete a otros y se compromete, toma la iniciativa, encabeza, da ejemplo, anima, delega, gestiona, convoca, promueve, tiene incentiva y evalúa de forma eficaz y eficiente.

Un grupo es un conjunto de personas que se relacionan principalmente para compartir la información y tomar decisiones para ayudar a cada miembro a desenvolverse dentro de su responsabilidad. Sus formas de trabajo y actitudes no afectan al resto del grupo. No existe sinergia positiva y, por ello, el resultado final es la suma de los esfuerzos individuales.

Un equipo es un conjunto de personas que trabajan de manera coordinada en la ejecución de un proyecto. Cada uno de sus miembros está especializado en un área determinada y sus formas de trabajo y actitudes afectan al resto de compañeros y viceversa. Genera sinergias positivas a través de esfuerzos coordinados. Así, los esfuerzos individuales resultan en un resultado que es mayor a la suma de ellos.

Por tanto, desde un punto de vista espiritual, en la evangelización no existen coordinadores ni grupos. Existen líderes y equipos.

En primer lugar, hablar de "coordinadores", es utilizar un lenguaje "protestante" que se sustenta en una obsesión desmesurada por nuestra condición de pecadores, arrastrándonos hacia un "buenismo puritano", que nos induce a una falsa modestia para evitar tomar ninguna iniciativa propia. 

Por supuesto, que somos pecadores, pero estamos sustentados por la gracia.

En segundo lugar, en España tenemos un gran complejo con los anglicismos, sobre todo con éste. Y es porque no comprendemos su significado al adecuarlo a nuestra mentalidad latina. Liderar no es mandar ni dar órdenes. No es imponer, ni ordenar, ni ejercer poder. Un líder espiritual no es un mandón ni un tirano sino un cristiano que da ejemplo, que va a la cabeza.

En tercer lugar, Jesucristo es a quien seguimos. El mayor ejemplo de liderazgo es JesucristoEstamos llamados a ser como Él. También en el liderazgo. Él no asumió su papel con orgullo ni privilegios sino con humildad, oración y obediencia. Ese es nuestro ejemplo de liderazgo.

El no escogió a 12 discípulos porque estuvieran capacitados sino que los escogió para capacitarlos ("Dios capacita a los elegidos y no elige a los capacitados"). Ese es nuestro ejemplo de liderazgo. 

En cuarto lugar, Cristo no formó coordinadores. Formó a discípulos para que fueran lideres y enseñaran, para que formarán a otros líderes. Es decir,  dio ejemplo de servicio y, después delegó. Un líder tiene seguidores (discípulos), no súbditos. Sabe brindarse, servir, capacitar y formar, identificar las necesidades, detectar carismas, posibilitar el crecimiento y desarrollo de cada uno, organizar, comunicar, escuchar, confiar, transmitir un sentido de pertenencia.

Y en último lugar, en el servicio a Dios no hay coordinadores. Hay líderes que se ponen a la cabeza del servicio. Son los primeros servidores que sirven como los últimos, que inspiran, crean, motivan, animan, trazan un camino, que tienen una visión y una misión que cumplir.

El liderazgo tiene la capacidad de influir. No depende de la posición. De hecho, si la única influencia que tenemos proviene de un "título" o "cargo", no somos líderes.

Coordinador vs. Líder
-Un coordinador responde a lo que sucede. Un líder hace que las cosas "sucedan".

- Un coordinador se responsabiliza de asumir la misión y ejecutar la visión pero requerirá determinadas aptitudes que un líder ya tiene. Un líder es un catalizador que crea cambio, impulso y progreso.

- Un líder asume la responsabilidad y ama el desafío. Un coordinador se siente abrumado por ambos.

Para nosotros los cristianos, ser líder es una gran responsabilidad que debemos asumir con humildad, generosidad y obediencia. Exactamente como lo hizo Jesús.

El liderazgo perfecto de Jesús
Si nos ponemos en "modo Jesucristo", es decir, si nos fijamos en el liderazgo perfecto de nuestro Señor, un líder:

-Señala el Camino (Misión) que debemos seguir para alcanzar la plena felicidad, pero no sólo lo señala sino que es el primero en atravesarlo. Es decir, encabeza la acción y da ejemplo.

-Delega su Autoridad y su Poder (Gracia) a sus seguidores, no se guarda cosas para sí, al contrario comparte su sabiduría con quienes lo acogen en sus corazones.
-Desarrolla un Plan Estratégico (Plan de Salvación) totalmente incomprensible a las mentes humanas, pero que expresa y manifiesta de forma sencilla y según cada realidad.

-Establece una Organización (Iglesia, equipo) que soporte y haga efectivo ese Plan de Salvación que tiene Dios para nosotros.

-Nos guía y acompaña (compañero) en todos los momentos de nuestra vida, aunque en muchas ocasiones no le veamos o nos parezca que no está.

-Nos brinda la oportunidad de un diálogo constante con él (Oración) para conocerle, para conocer su voluntad, para apoyarnos y guiarnos.

-Da la vida por los suyos (Sacrificio), se sacrifica por otros, se "desvive" por otros, pide por  otros.

Como líder cristiano debo:

- Pedirle a Dios la capacidad de saber informar y comunicar al equipo lo que Él quiere de nosotros.

-Escuchar y entender los problemas de las miembros del equipo, anticiparme a sus dudas y responder sus preguntas.

-Tener visión y persuadir, sin pedir al equipo que simplemente sigan mis órdenes de forma ciega o vehemente. 

-Adoptar un pensamiento crítico para tomar decisiones y resolver problemas. Medir las acciones y posibles soluciones de acuerdo a sus costos y beneficios.

-Delegar sabiendo que es más productivo asignar trabajo a aquellos que pueden hacerlo igual de bien o mejor que uno mismo.

-Organizar y ordenar mis tareas y las del resto para hacer un trabajo eficiente.

-Asumir la responsabilidad, no sólo de mis propios actos, sino los de mi equipo. No culpar a otros por mis propios errores, y compartir los errores de otros.

-Perseverar para logran alcanzar los objetivos que Dios me ha encomendado.

-Ser flexible y adaptarse a la coyuntura cuando las cosas no salen como se espera. 

-Construir y desarrollar buenas relaciones con todos los miembros de mi equipo y mis superiores.

-Respetar y no mirar por encima del hombro a mi equipo.

-Ayudar ofreciendo siempre una mano al que la necesita.

-Manejar las crisis con respuestas rápidas y efectivas cuando aparecen los problemas.


¿Eres un líder o un coordinador?



JHR

viernes, 25 de agosto de 2017

PARROQUIAS DE PUERTAS GIRATORIAS

A menudo, nos preocupamos porque nuestro comunidad de fe sea fructífera, porque nuestra Iglesia dé resultados, porque nuestra parroquia crezca. 

Sin embargo, el fruto de una parroquia no se mide por su número de asientos, sino por su número de discípulos. 

El objetivo no es que entren personas sino que salgan apóstoles. 
El método es dotar a nuestras parroquias de "puertas giratorias".

Las puertas giratorias permiten un uso simultáneo tanto para entrar como para salir. Unidas por un eje central les permite girar, ya sea mediante un motor o al ser empujadas por los usuarios.

La ventaja es que, por lo menos, las personas pueden entrar y salir al mismo tiempo.

Entonces ¿cómo construir una parroquia de puertas giratorias? ¿Cómo hacerla realidad?

Proyectar en oración

El Salmo 127, 1 dice: "Si el Señor no edifica la casa, sus constructores trabajan en vano".

Más que cualquier habilidad, talento o recurso, ¡necesitamos la guía, dirección y bendición de Dios! Si Dios no está en nuestra obra, trabajaremos inútilmente. 

Preguntemos al Arquitecto del universo ¿a dónde debemos ir? ¿qué debemos hacer?

Normalmente, le exponemos a Dios nuestros planes y le pedimos que se cumplan, cuando lo que deberíamos hacer es pedirle que nos ayude a interpretar lo que Él desea que hagamos

Orar con fe, confianza, humildad e insistencia es la forma adecuada de conocer la voluntad y su plan para nuestra parroquia.

No empecemos nada sin antes haberlo puesto en oración delante de Dios!!!

Cimentar en Cristo

En 1 Corintios 3, 10 y 13, el apóstol Pablo dice: " Según el don que Dios me ha concedido, yo puse los cimientos como buen arquitecto, y otro construye el edificio. Que cada uno mire cómo construye... Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está ya puesto, que es Jesucristo."

Nos muestra en ese pasaje tres grandes verdades: 

-Dios trabaja a través de las personas según las capacidades que nos ha dado. 
-El fundamento de la fe es Jesucristo. Sobre Él, construiremos siempre algo firme. 
-Los planes y programas humanos no duran. Los propósitos de Dios duran eternamente

Nuestras actividades deben girar en torno a anunciar a Cristo. Nuestro mensaje ha de ser, ante todo, cristocéntrico.

Si no llevamos a las personas a Jesús, nada de lo que hagamos tendrá sentido ni resultado.

Conocer nuestro público objetivo

Cuanto más conozcamos a las personas a las que tratamos de llegar, más fácil será acercarnos a ellos. 

Conocer nuestro "target" en la evangelización no es una mera táctica de marketing, es una metodología del Nuevo Testamento. Jesús conocía su público objetivo: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores para que se conviertan" (Lucas 5,32). 

Nuestra meta no pasa por ser exclusivos, sino más bien por ser efectivos. 

Así pues, definamos nuestro objetivo

-Geográficamente: ¿A dónde vamos? 
-Demográficamente: ¿Qué tipo de personas viven aquí? 
-Culturalmente: ¿Qué valoran las personas que viven aquí?
-Socialmente: ¿Qué necesidades tienen las personas que viven aquí?

Nuestro objetivo determina nuestra estrategia

Cuando pescamos ¿utilizamos el mismo tipo de cebo para todos los peces? ¿utilizamos el mismo tamaño de anzuelo para todos los peces? 

Cuando construimos ¿utilizamos el mismo tipo de material para todos los edificios? ¿utilizamos los mismos planos para cada especialidad?

Uno de los problemas en la iglesia es que todavía estamos usando cebos y anzuelos, materiales y planos (métodos y lenguajes) que funcionaban hace varias décadas y que ahora ya no funcionan

Tenemos que ser más más creativos cuando se trata de llegar a cada nueva generación. Para ser eficaces, debemos ser flexibles y estratégicos

Construir personas, no edificios

Cristo fundó su Iglesia sin edificios. No era lo más importante. Lo importante era llevar su mensaje a las personas, a los necesitados.

La Iglesia no son los edificios ni las parroquias ni las catedrales. La Iglesia son las personas.

Debemos construir personas, atendiendo sus necesidades, no las nuestras. 

Comenzar por grupos pequeños

Las casas donde las personas viven, donde comparten su vida, donde se reúnen, son los espacios más adecuados para recibir la mejor formación.  

La fe se vive en comunidad y ésta comienza en casa y sigue en la parroquia.

"Día tras día, en los patios del templo y de casa en casa, nunca dejaron de enseñar y proclamar la buena noticia de que Jesús es el Cristo" (Hechos 5, 42). 

Las células sanas (grupos de fe) son la clave para reproducir el cuerpo (Iglesia), y los propósitos de Dios son el ADN de las células sanas.

Multiplicar líderes que sirvan

La Biblia dice: "Todos vosotros sois el único cuerpo de Cristo, y cada uno de vosotros es parte separada y necesaria de él" (1 Corintios 12, 27). 

Si queremos multiplicar nuestras parroquias, tenemos que multiplicar líderes. Y podemos hacerlo más rápido repitiendo continuamente dos principios clave para movilizar más personas en el servicio:

-"¡Vosotros sois!". Eliminamos la burocracia y dejamos que la gente lidere. 
-"¡Lo suficientemente buenos!". No esperamos alcanzar la perfección para comenzar. 

Crear una estructura sencilla

Crear y desarrollar una estructura de liderazgo sencilla nos permitirá maximizar el servicio y minimizar el mantenimiento. 

En lugar de simplemente conservar nuestra maquinaria institucional y mantener todos los programas en marcha, las parroquias deben agilizar la forma en la que funcionan las cosas. 

Cuando tenemos una estructura organizacional complicada empiezan los conflictos internos y las personas se desaniman o se queman. 

La realidad es que para que una parroquia siga creciendo, debe seguir cambiando.

domingo, 26 de marzo de 2017

SE NECESITAN LÍDERES

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"Un líder conoce el camino, muestra el camino y anda el camino" 
(John C. Maxwell)

Algunos cristianos nos hemos lanzado a "esto" de la Conversión Pastoral de la Iglesia renovando métodos, estructuras y lenguajes, y a la Nueva Evangelización, anunciando a Cristo, sirviendo y discipulando a personas. 

En ambas, visión y misión se conjugan par
a renovar, anunciar y discipular, pero se necesitan líderes, personas llamadas por Dios a conducir a otros en el proceso de cambio, a conformar comunidades, a llevar la Buena Nueva al mundo entero.

Por desgracia, no existe apenas cultura de liderazgo dentro de la Iglesia porque, tradicionalmente, los sacerdotes han sido quienes han liderado todo, se han convertido en "curas-superman", que lo hacen todo y, finalmente, se "queman". 

Y es que el cura sólo, no puede: el cura pastorea, guía, va al frente, anima, da ejemplo, asume su responsabilidad, pero necesita ayuda, necesita cristianos comprometidos y corresponsables, es decir, líderes. Si no descubrimos y formamos líderes, no iremos muy lejos. 


Encontrar y formar líderes es una necesidad apremiante que tiene un fundamento profundamente espiritual. Dios llama a personas a construir comunidades, y capacita a sus elegidos para la misión, constituyendo a unos en apóstoles; a otros, en profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros (Efesios 4,11). 

En virtud del bautismo es responsabilidad de todos los bautizados asumir este liderazgo profético del que nos inviste Dios y al que nos llama la Iglesia.

Un líder es "alguien que influye", y por tanto, para influir hay que estar en acción, sirviendo. Cualquier persona que sirve a otros, es líder porque da ejemplo, porque se pone a la cabeza, porque "se tira a la piscina".

Por eso, es importantísimo detectarlos, saber qué tipo de liderazgo ejerce cada uno y ponerlos a servir donde den fruto, de acuerdo a sus dones.

Tipos de liderazgo

El pasado mes de diciembre, en el Primer Encuentro sobre Liderazgo y Experiencias Prácticas para la Conversión Pastoral para parroquias, en Algete (Madrid) se definieron diez tipos de líderes, según su estilo de influencia:

1. Visionario: Tiene una imagen clara de hacia dónde ir, lo que Dios pretende, y lo que pasará en el futuro; le frustra ver que lo que vendrá aún no llega. Le apasiona llegar a esa visión, entusiasma a otros y suele hablar bien.

2. Directivo: Es ejecutivo y firme, piensa en las cosas prácticas, no se asusta, aterriza las visiones, toma decisiones concretas que hace que las cosas funcionen, sabe donde colocar el dinero. No suele ser buen orador ni motivador.

3. Estratégico: Asume la visión y define los pasos para llegar a ella. Ve los distintos grupos y necesidades que hay que atender, sabe la ruta, el orden, el ritmo…en definitiva, organiza la estrategia para conseguir la meta.

4. Gerencial: Es el "conseguidor", el que consigue los recursos humanos y económicos; las personas y los talentos; hace las llamadas prácticas con éxito, consigue que los recursos necesarios estén ahí y que no se desperdicien o malgasten.

5. Motivacional: Motiva al equipo como Jesús motivaba a sus discípulos, persona a persona, de paseo, en barca, uno en uno o en grupos pequeños. Hace sentir a cada uno que es persona, no un engranaje. A menudo, consuela a los heridos por el líder directivo que tiende a ser un poco insensible.

6. Orador: Es una variante del líder motivacional porque motiva, consuela y acompaña, sobre todo, con oración. Abraza y acoge, reza por todos y cada uno del grupo y los acerca a Dios personalmente.

7. Forjador de Equipos: No necesariamente gestiona bien a las personas pero sabe forjar equipos, buscar los dones y carismas de cada uno y ponerlos a trabajar juntos. Organiza a las personas según sus capacidades y según las circunstancias.

8. Emprendedor: Le gusta poner en marcha cosas, pero al cabo de un tiempo, cuando ve que ya han cuajado y más o menos funcionan, prefieren pasar a otro proyecto. Hay que tener cuidado, estos líderes necesitan ir acompañados de otros líderes que den continuidad a los proyectos y eviten ir "a salto de mata". 

9. Reconstructor: Renueva cosas que ya existían pero estaban atascadas; también soluciona casos de conflictos y problemas enquistados; gestiona bien las crisis, es"solucionador" y hace "reformas" en estructuras.

10. Negociador: Construye puentes, hace concesiones, busca soluciones creativas y alternativas, junta a gente insólita, logra alianzas entre gente muy diversa, o aislada o enfrentada.

Lo que un líder cristiano es y no es

Un líder cristiano NO  
es perfecto ni ignora sus propias debilidades.
- tiene la voz más alta de la habitación ni abusa de su autoridad.


- obliga a la gente a hacer las cosas ni cómo hacerlas.
- ignora el fracaso ni enmascara la realidad.
- evita los retos ni huye de las dificultades

Un líder cristiano SÍ
- influye en otros, admitiendo sus propias debilidades.
- alienta e inspira a otros, con humildad y su ejemplo.
- muestra a otros a seguir su visión con pasión.
- asume riesgos y aprende de sus fracasos.
- es transparente y honesto, haciendo que otros se sientan valorados y apreciados.

5 Prácticas esenciales de un líder

Nuestro gran ejemplo y modelo, Jesucristo, define y nos muestra una alternativa divina a los métodos convencionales de liderazgo y que consiste en cinco prácticas esenciales:

1- Aprendizaje. "Yo quiero enseñarte, indicarte el camino que tienes que seguir, quiero darte un consejo, quiero mirar por ti." (Salmo 32,8). Cada cristiano requiere de un aprendizaje y de una forma u otra, cada modelo de liderazgo, también. Los líderes siempre deben ser aprendices: siempre dispuestos a aprender. 

Un buen líder aprende continuamente para servir mejor a los demás. Buscar la visión de la parroquia es ser visionario, pero también muy práctico y concreto. Debe tomarse su tiempo rezando, reflexionando, ante Dios y con su equipo de colaboradores, para descubrir la visión.

2- Enseñanza.  El apostol Pablo dijo: "Es, pues, necesario que sea apto para enseñar" (1 Timoteo 3, 2).  Esta práctica está estrechamente ligada a la anterior, el aprendidaje. Los buenos líderes invierten en aquellos a quienes dirigen y comparten con ellos lo que han aprendido. 

Se toman el tiempo para inculcar su conocimiento a las personas a su cargo. No guarda ni esconde nada para su propio provecho. El resultado es que las personas que siguen a estos líderes se convierten en líderes ellos mismos.

3- Servicio. Jesús dijo: "Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. No es así con vosotros. En cambio, el que quiera hacerse grande entre vosotros, sea vuestro servidor " (Mateo 20, 25-26). 

Los malos líderes dirigen a otros, los buenos líderes sirven a los demás con el ejemploAyudan y sirven como el que más, tiran del carro y no están pendientes de ejercer su autoridad.

4- Cuidado. "No hagáis cosa alguna por espíritu de rivalidad o de vanagloria; sed humildes y tened a los demás por superiores a vosotros, preocupándoos no sólo de vuestras cosas, sino también de las cosas de los demás." (Filipenses 2, 3-4).

"Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (1 Juan 3, 17).

A menudo, los malos líderes tienen espíritu de rivalidad o de orgullo y hacen las cosas para su gloria, creyéndose superiores. Cierran su corazón egoísta a sus hermanos necesitados y no se preocupan por ellos.

Los buenos líderes simplemente se preocupan por la gente, compartiendo sus vidas con ellos sin esperar nada a cambio, con humildad y con amor. El mismo amor del Padre. 

5- Ejecución. "Yahveh lo acabará todo por mí. ¡Oh Yahveh, es eterno tu amor, no dejes la obra de tus manos!" (Salmos, 138, 8).

Todos los líderes tienen que conseguir que las cosas se ejecuten. Tienen que producir resultados significativos.

Sin embargo, los malos líderes tienden a utilizar el control para que se hagan las cosas. Tienden a pensar que las cosas de Dios dependen de ellos.

Los buenos líderes, en su lugar, utilizan la inspiración. Comparten una visión de un objetivo que les apasiona e invitan a otros a conseguirlo con ellos, en la convicción de que es Dios quien realiza todo.

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domingo, 22 de enero de 2017

EL LÍDER CRISTIANO DICTADOR


"Hermanos, vosotros habéis sido llamados a ser hombres libres; 
pero procurad que la libertad no sea un pretexto 
para dar rienda suelta a las pasiones, 
antes bien, servíos unos a otros por amor."
(Gálatas 5, 13)

Como cristianos, todos estamos llamados a servir a otros aún cuando dependemos completamente de Dios y todo lo que hacemos es para gloria suya. 

Sin embargo, con demasiada frecuencia, algunos líderes laicos cristianos (e incluso algunos sacerdotes), equivocadamente, usan mal la libertad que Dios les regala y pasan de ser servidores a convertirse en dictadores. Dictadores por la gracia de Dios.

¿Cómo identificarlos? Aquí hay algunos signos característicos de un mal líder cristiano:

1. Invita al debate de cualquier cuestión al resto del equipo, pero él ya tiene formada su opinión y no la cambia jamás. El debate es ficticio, ya que sus decisiones están tomadas de antemano.

2. Tiene el concepto de que "todos son prescindibles". Nunca se sabe si le preocupa el hecho de que las personas abandonen. De hecho, por lo general suele hiper-espiritualizar las razones por las que otros se van.

3. Rara vez, o nunca, está equivocado. El dictador, de alguna manera, se auto-convence de que nadie puede hacer las cosas tan bien como ély desde luego, mejor tampoco. Él "sabe" todo y el resto tiene que aprender de su sabiduría.

4. Las personas comprometidas permanecen junto a él sólo un cierto tiempo. El dictador se rodea de buenos asesores pero no es capaz de mantenerlos porque prefiere adeptos (yo los llamo: "palmeros") a colaboradores.

5. Rara vez permite que otros puedan dar su opinión. su posición de líder se convierte en su plataforma, desde la que impone sus decisiones y ​​rara vez renuncia a esa posición. No está dispuesto a compartir la posibilidad de que quizás haya gente tan dotada o más que él para determinados asuntos.

6. Trata a los demás como "sujetos". Es decir, la gente es un medio para un fin: herramientas para ayudarle a construir su "tinglado", en lugar de considerarlos hermanos y hermanas en Cristo.

7. Exige lealtad incuestionable. Incluso la más leve señal de desacuerdo la considera rebelión, y lo envuelve en una falsa espiritualidad aludiendo rebelión contra Dios, cuando en realidad es sólo disconformidad con él.

8. A menudo, los que lo conocen mejor, cuestionan su espiritualidad, su fe. Eso no debe ser una sorpresa para nosotros. Un dictador depende de sí mismo, no de Dios.

9. No se le pasa por la cabeza la sucesión de su liderazgo. Incluso habiendo dejado de ser líder, pretende seguir dirigiendo. Un dictador no renuncia fácilmente a su posición.

10. Su orgullo y su vanidad se convierten en la razón de ser de su liderazgo. Y el orgullo es la puerta de entrada al resto de los pecados. Un líder cristiano dictador no puede estar nunca cerca de Dios, pues su orgullo le impide realizar el plan de amor que Dios le ha encomendado.

domingo, 18 de diciembre de 2016

EL LIDERAZGO MAL ENTENDIDO

"El verdadero soldado no lucha porque odia lo que está delante de él, 
sino porque ama lo que lleva detrás".

(Chesterton)

¿Lideras un grupo de personas? ¿Estás al cargo de un cometido específico? ¿Cómo sabes que lideras efectivamente ... y que no mandas?

A menudo confundimos lo que significa el concepto de líder. Muchos ven en él connotaciones negativas y lo convierten en un término peyorativo. Suena siempre a "mandón", a "listillo", a "superior"... cuando, en realidad, el término proviene de un anglicismo (leader) que significa encabezar, acompañar, guiar, conducir, llevar, dirigir, actuar, dar ejemplo. 


El liderazgo es el conjunto de habilidades de una persona para influir, con su ejemplo y con sus palabras, en la forma de ser o actuar de las personas o en un grupo determinado, haciendo que este equipo trabaje con entusiasmo y motivación hacia el logro de sus metas y objetivos.


Liderar es "ir a la cabeza", "dar ejemplo", "tomar la iniciativa", asumir responsabilidades, tomar decisiones, administrar recursos humanos y materiales, dirigir actuaciones, cuidar personas, establecer objetivos, otorgar autoridad y delegar, transmitir y guiar, motivar e incentivar, gestionar y resolver situaciones, es transformar una visión en una realidad.

¿Qué significa ser líder cristiano? 

El liderazgo es la capacidad de transformar una visión en una realidad y el mejor ejemplo de liderazgo es Jesucristo. Él transformó la visión de Dios en realidad. Es nuestro LÍDER, el de todos los cristianos, la cabeza de la Iglesia, y ello no implica ninguna acepción negativa. 

Aunque la Biblia cambia el término "líder" por "pastor", que expresa mejor en nuestra concepción lo que significa y añade la "nota" característica de un líder cristiano. Jesús es el Buen Pastor porque hace todo lo que se requiere de un líder pero además lo hace todo con AMOR. Esta es la cuestión.

Nosotros como cristianos y como seguidores de Cristo, estamos llamados a imitarle, a ser líderes en nuestro servicio a Él. Y de manera especial, los sacerdotes. Pero, como líderes, el amor es nuestra máxima.

Algunos líderes (incluidos sacerdotes) son muy difíciles de seguir y, habitualmente, no tienen la caridad como virtud esencial. Y es que existe una línea muy delgada entre ser un buen líder eficaz y ser un mal jefe: un liderazgo mal entendido y mal asimilado convierte a un posible líder eficiente en un perfecto patán. 

Muchos son líderes de forma inconsciente y otros, quieren serlo a toda costa, sin tener en cuenta si son capaces o no de liderar. Y lo más importante, si muestran caridad en todo lo que hacen. Ser líder no es mandar, ni ordenar ni ser "el jefe". Es un concepto mucho más amplio.

¿Qué se necesita para ser líder? 

Un líder tiene (o debe tener) unas determinadas habilidades:
  • Comunicación verbal: Sabe informar y comunicar lo que quiere a su equipo.
  • Escucha: Entiende a su equipo, se anticipa a sus preguntas y responde sus preguntas.
  • Persuasión: No pide a su equipo que simplemente sigan sus órdenes ciega o vehemente. Primero los convence que algo es bueno y se debe hacer.
  • Pensamiento crítico: Mide acciones y posibles soluciones para tomar decisiones.
  • Delegación: Sabe que es más productivo delegar a aquellos que pueden hacerlo igual o mejor que él.
  • Organización: Ordena sus tareas y las del resto para hacer un trabajo eficiente.
  • Responsabilidad: Asume sus propios actos y los de su equipo. No culpa a otros de sus propios errores, y comparte los de otros.
  • Perseverancia: Es tenaz y paciente para alcanzar sus objetivos.
  • Adaptación al cambio: Es flexible cuando las cosas no salen como se espera. Ajusta su plan a la coyuntura y mueve a su equipo en la dirección necesaria en la nueva situación.
  • Empatía: Siempre se pone en lugar de los demás y construye y desarrolla buenas relaciones con su equipo y sus superiores.
  • Respeto: No mira por encima del hombro a los demás ni se cree más que nadie.
  • Ayuda: Siempre apoya y ayuda a quien lo necesita.
  • Capacidad de respuesta: Maneja las crisis y responde rápida y efectivamente cuando  surgen problemas.
Si quieres ser un convertirte en un líder patán, sigue estas sugerencias:

Todo gira en torno a ti

No cabe duda de que el hecho de liderar un grupo, equipo u organización ejerce una poderosa influencia sobre ellos (tal vez incluso demasiado). Los líderes, después de todo, hacen que las cosas sucedan.

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Pero si quieres ser un mandón, haz que tu organización, empresa, iglesia, equipo o grupo giren en torno a ti, a tus preferencias, a tus gustos, a tus manías. Asegúrate de estar siempre al frente de todo, de ser el centro en todo momento y de que todo dependa de ti, de tu última palabra.

Piensa en lo agradecido que todos deben estar contigo. En lo mucho que haces por ellos. Sin duda, deberían besar por donde pisas. 

Si dependes de un superior, piensa en lo mal pagado estás, en lo poco que te agradece todo lo que haces, en lo infravalorado que estás y en lo indispensable que eres.

La gente trabaja para ti

Si quieres ser un auténtico patán, debes convencerte de que la gente trabaja para ti. "Porque tú lo vales".

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Un buen líder sabe que trabaja con y para la gente que tiene a su cargo. Sirve en lugar de ser servido. No está pendiente de lo que necesita o merece. 

Sencillamente trabaja y hace que otros trabajen con él. Da siempre buen ejemplo.

Si crees que el mundo está creado para servirte, pocas personas querrán trabajar contigo. Aunque tú "te lo merezcas".

Jamás agradezcas ni elogies

Un mal líder rara vez dice "gracias". Está convencido de no tener que agradecer nada porque la gente, sencillamente, está cumpliendo su trabajo. Para eso se les paga.

Rara vez da un palmadita en la espalda ni motiva porque cree que el mérito es siempre suyo y porque además, teme elogiar a otros por envidia.

Un buen líder a menudo se toma el tiempo para escribir una nota de agradecimiento. Mira a los ojos a los miembros del equipo y les dice cuánto los aprecia. Rodea con su brazo a la gente y dice  "gracias".

Un buen líder sabe que nadie está obligado a trabajar para él. Es por eso que la gente lo hace.

Exige y humilla

Una manera segura de ser un buen patán es exigir cosas de la gente. 

Una cosa es tener las altas metas y grandes expectativas (un buen líder las tiene), y otra cosa distinta es exigir la consecución de esas altas expectativas humillando a las personas.

Un  mandón enfoca su liderazgo en lo que quiere (sacar) de la gente. Nunca piensa en lo que quiere para la gente. Exige y humilla.

Sobrevalórate

Si quieres ser un auténtico estúpido, piensa que eres tan valioso para la organización que eres vital e imprescindible.

Ni se te ocurra desarrollar nuevos talentos. Eres demasiado inseguro para compartir tu poder con otros. Nunca dejes que otras personas sean el centro de atención. 

Jamás enseñes a tu equipo lo que tú sabes, no des pistas. "Conocimiento es poder". NO compartas nada de tu saber ni de tu experiencia.
Además, nadie en tu equipo tiene tus capacidades, tu visión y tu talento. ¿Por qué prestar atención a otros?

Los malos líderes no construyen personas, construyen ego.

Ponte medallas y echa culpas

Si eres un patán, hay dos formas infalibles de enfadar a tu equipo:

En primer lugar, asume todo el mérito de lo bueno que sucede. Ponte medallas. Asegúrate de mencionar de quién fue la idea, quien la planteo y quien la ejecutó, es decir, Tú. NUNCA menciones a tu equipo o lo duro que trabajó en el proyecto. Y menos a otros.

En segundo lugar, cuando las cosas se salen "de madre", lávate las manos. Sé como Pilato. Mira sorprendido y luego intenta parecer preocupado. Culpa a algo. Culpa a alguien. Culpa cualquier otra cosa.

Tú no eres el responsable de los errores ni de los malos resultados, sólo de los buenos, por supuesto.

Nunca des la cara por tu equipo

Si quieres ser el mejor de los patanes, interioriza que la lealtad pública no tiene ningún valor pragmático. 

Jamás des la cara por nadie de tu equipo. sus errores o malas decisiones son su problema, no el tuyo. Es más, Critícales, habla mal de ellos (a sus espaldas), siempre que puedas,no vaya a ser que un día te quiten el puesto

Por ejemplo, cuando no estés de acuerdo con una postura o decisión tomada por un miembro del equipo, asegúrate de decirle a alguien (por detrás) lo mucho que discrepas de ella.

Y cuando alguien se queje de lo que un miembro del equipo hizo, asegúrate de hacerle saber (en secreto) que tú también piensas igual, y que no entiendes por qué hizo eso.

Para tener "bonos extra" como el patán de los patanes, nunca hables en privado con la persona con la que no discrepas. Sólo sonríe cuando la veas.

Un buen líder no siempre está de acuerdo, pero siempre discrepa en privado contigo y te apoya públicamente, pase lo que pase. Eso "construye equipo". Eso es "trabajar en equipo".

Jamás delegues

Nunca. He dicho nunca. Delegar es de incautos, de incapaces. Tú puedes con todo. No necesitas a nadie que te dé lecciones, que te enseñe como se lidera o cómo se hacen las cosas.

Tú eres un ser superior. Tienes tu rango. Las personas de tu equipo son simples peones que pueden y deben sacrificarse en cualquier momento.

Una señal segura de que eres un auténtico estúpido como líder es que siempre desmotives a los miembros de tu equipo, tomando personalmente tantas decisiones como te sea posible.

Nunca les dejes ejercitar sus dones de liderazgo o sus capacidades innatas, ni convertirse en pensadores por derecho propio.

Y cuando tomen decisiones por su cuenta, critícalos y corrígelos.

Cuando todo falle, hazte el víctima

Cuando tu equipo está enfadado contigo (y seguro que lo estará), un signo seguro de haberte convertido en un autentico patán es que recurras al victimismo. Es una herramienta habitual en los lideres ineptos.

Nadie lo tiene tan difícil como tú. ¿Verdad? El papel de líder es para superdotados y no todo el mundo puede asumirlo. Tú, sí.

¿Quién sino tú, dedica tantas horas en un trabajo ingrato? ¿Y quién realmente te entiende?Nadie. Por supuesto. Excepto tú.

Para mantener el estatus de patán, asegúrate de decirle a todo el mundo lo duro que trabajas, lo solitario que es el liderazgo, las pocas vacaciones que tienes y lo agotado que estás. Pero repítelo hasta la saciedad para que todo el mundo sepa lo bueno que eres.

Los buenos líderes se dan cuenta de que el liderazgo tiene un costo y un desgaste, pero no esperan ni pretenden que otros lo compartan. Y sobre todo, jamás se quejan.

Y pensarás, ¿por qué doy sugerencias sobre liderazgo? ¿Quien eres tú para dar consejos? Pues muy sencillo: porque he sido un patán durante mucho tiempo, tanto en mi vida profesional como en la personal. Y porque ahora soy consciente de que tengo que evitar, todos los días, que un estúpido que vive dentro de mí, salga al exterior.

Afortunadamente, Jesús nos introduce un paradigma completamente diferente para el liderazgo. Si quieres ser un líder semejante a Cristo, haz lo opuesto de las sugerencias para ser un patán de este artículo. Estarás en el buen camino. Cristo promete ayudarnos. Solos no podemos. Pero todo, con amor...