"Una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga,
se enferma en la atmósfera viciada de su encierro"
(Papa Francisco)
Dice: "Es verdad también, que a una Iglesia que sale, le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente. Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma".
Clericalismo
Francisco dice: "El clericalismo aísla al clero y deja inmaduro al laicado. Un buen padre desea hijos maduros. Y un clero aislado cae con facilidad en la soledad y el abuso de poder, algo que está en la raíz de muchos abusos".
El padre James Mallon define el clericalismo como “la apropiación por parte del clero de lo que es propio de todos los bautizados”, como por ejemplo, evangelizar, la llamada universal a la misión y a la santidad.
Minimalismo
Para Mallon, la herejía del pelagianismo se concreta en que muchos católicos han caído en la cultura del “cumplir”, un “cumplir lo mínimo” y pensar que eso salva. Es una cultura del minimalismo, “que es lo que mata a nuestra iglesia”.
Por el contrario, la Biblia pide un amor apasionado y desmedido entre Dios y su Esposa, entre Dios y los hombres: “Yo soy tuyo y tú eres mío”.
El minimalismo espiritual no es otra cosa que tibieza contra la que el Papa Francisco nos advierte: "Los cristianos tibios son los que quieren construir una Iglesia según su propia medida, una Iglesia que no exija demasiado; pero ésa no es la Iglesia de Jesús. Estos cristianos no se consolidan en la Iglesia, no caminan en presencia del Señor, no tienen el consuelo del Espíritu Santo, no hacen crecer la Iglesia. Solamente son cristianos ‘de sentido común’: se mantienen a distancia. Cristianos, por así decir, ‘satélites’, que se hacen una Iglesia pequeña, a su propia medida."
Por tanto, las consecuencias del clericalismo conducen a la Iglesia, por parte de los sacerdotes, a un aislamiento egoísta, a una autoridad tiránica y a un útil distanciamiento del Pueblo de Dios, y por parte de los laicos, a un malsano servilismo, a una excesiva dependencia y a una imposible madurez espiritual.
El clericalismo conduce a un minimalismo pelagiano que desemboca en tibieza generalizada, y así, tanto sacerdotes como laicos tratan de cumplir con lo mínimo, de construir parroquias a la medida y de vivir una fe que no exija.
El minimalismo espiritual no es otra cosa que tibieza contra la que el Papa Francisco nos advierte: "Los cristianos tibios son los que quieren construir una Iglesia según su propia medida, una Iglesia que no exija demasiado; pero ésa no es la Iglesia de Jesús. Estos cristianos no se consolidan en la Iglesia, no caminan en presencia del Señor, no tienen el consuelo del Espíritu Santo, no hacen crecer la Iglesia. Solamente son cristianos ‘de sentido común’: se mantienen a distancia. Cristianos, por así decir, ‘satélites’, que se hacen una Iglesia pequeña, a su propia medida."
Por tanto, las consecuencias del clericalismo conducen a la Iglesia, por parte de los sacerdotes, a un aislamiento egoísta, a una autoridad tiránica y a un útil distanciamiento del Pueblo de Dios, y por parte de los laicos, a un malsano servilismo, a una excesiva dependencia y a una imposible madurez espiritual.
El clericalismo conduce a un minimalismo pelagiano que desemboca en tibieza generalizada, y así, tanto sacerdotes como laicos tratan de cumplir con lo mínimo, de construir parroquias a la medida y de vivir una fe que no exija.