"Y sabemos que Dios ordena todas las cosas para bien de los que le aman,
de los que han sido elegidos según su designio."
(Romanos 8, 28)
Dios nos ha creado a cada uno de nosotros con un propósito. Nos ha creado para servirle y hacer grandes cosas, cosas extraordinarias.
La madre Teresa de Calcuta se definía a sí misma como un simple instrumento en las manos del Señor, “un lápiz en sus manos”.
El mérito nunca es del lápiz, sino de quien escribe: Dios. Es nuestra confianza en la gracia divina, no en nuestras propias fuerzas, la que nos hará escribir en el papel de nuestra vida.
Todos somos lápices en manos de Dios que escribiremos lo que Él quiera que escribamos y dibujaremos lo que Él quiera que dibujemos.
Unas veces estaremos en el plumier y otras, en Su mano. Borrará lo que hemos dibujado si no ha sido con su mano.
En ocasiones, nos romperemos, nos quebraremos pero siempre dejaremos nuestro trazo y nuestra marca.
Dios mueve el lápiz por donde quiere, no se guía por los renglones, ni por los márgenes porque el amor no tiene fronteras.
Dios nos elige una y otra vez para escribir el milagro.
El Plumier
Algunas veces estaremos guardados en el plumier, con el resto de pinturas e instrumentos.
Quizás pensemos que prefiere utilizar las pinturas de colores, que no servimos para nada o que nuestra vida no tiene sentido.
Nosotros sólo debemos esperar a que Dios nos saque del plumier y nos utilice según su voluntad.
El plumier es la Iglesia, nuestra comunidad.
La Mano
Sólo si nos dejamos sostener por su mano, dibujaremos, porque por nosotros mismos no podemos.
Muchos querrán que pintemos en la mesa o en la pared, pero no fuimos creados para eso.
Dejemos que quién nos creó nos tome en su mano y nos use.
La mano es la Palabra de Dios, su Voluntad.
El Sacapuntas
Cada vez que quiera hacer algo nuevo con nosotros, Dios nos sacará punta con Su sacapuntas
Experimentaremos el dolor o el sufrimiento cada vez que lo haga y pensaremos que nos está dañando o castigando.
Son nuestras pruebas de santificación con las que dibujaremos algo grande.
Nuestro lápiz debe tener la punta afilada punta para que haga los mejores trazos, líneas y bocetos.
El sacapuntas es la Eucaristía, la Adoración.
La Goma de borrar
Cometeremos muchos errores, mucho borrones en la vida.
Sin embargo, Dios tiene una goma de borrar con la que borrará todos los errores que cometamos.
Simplemente, los borrará y volveremos a escribir.
La goma de borrar es la Confesión.
La Mina
La parte más importante de nosotros como lápices que somos, es lo que llevamos dentro de nosotros: la mina.
Por fuera nos pueden rallar, quitar la pintura o morder, pero eso no es lo importante.
Lo mas valioso está dentro de nosotros. Aquello que puede dibujar en el papel.
La mina es el don de la fe que nos da el Espíritu Santo.
El Trazo
En cualquier superficie que seamos usados por Dios dejaremos nuestro trazo, nuestra marca.
No importan las circunstancias o las condiciones, deberemos seguir escribiendo y dibujando.
Todos sabrán que pasamos por allí, todos verán nuestro dibujo.
La marca es el amor, el distintivo de un discípulo de Cristo.
La Rotura
Habrá momentos en la vida en los que personas o circunstancias nos partirán en uno o en varios pedazos.
Cuando eso suceda, podríamos pensar que no vale la pena seguir escribiendo o dibujando porque nuestra vida se ha roto.
La rotura es la enfermedad, la muerte, el sufrimiento.
"Señor, hazme instrumento de tu paz
donde haya odio ponga amor
donde haya ofensa perdón
donde haya error ponga yo verdad
Donde haya tinieblas ponga luz
donde haya duda ponga fe
donde haya tristeza alegría
Oh mi Señor, ponga yo tu amor
Porque dando, yo recibiré
olvidándome te encontraré
comprendiendo al hombre te seguiré
Oh mi Señor, enséñame a querer
Porque dando, yo recibiré
olvidándome te encontraré
comprendiendo al hombre te seguiré
Oh mi Señor, enséñame a querer"
(San Francisco)