¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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miércoles, 30 de junio de 2021

UNA REVOLUCIÓN FRANCESA GLOBALIZADA

"Para la libertad nos ha liberado Cristo. 
Manteneos, pues, firmes, 
y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud"
(Gálatas 5,1)

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 18 y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en su artículo 10, reconocen que "toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".

La Constitución Española en su artículo 16 "garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley".
A pesar del reconocimiento universal de estos dos derechos fundamentales, existe en la actualidad un sentimiento revolucionario y generalizado de hostilidad, discriminación e intolerancia hacia los cristianos (cristianofobia), que no sólo restringe su libertad de pensamiento y de expresión sino que, además alienta su persecución, encarcelamiento e incluso, su asesinato. 

Según algunos estudios, alrededor de 70 millones de cristianos han sido asesinados por su fe desde el siglo I, de los cuales 45 millones (es decir, 65% del total) corresponden a cristianos ejecutados durante el siglo XX.

De todos es conocida (aunque callada y obviada) la persecución religiosa indiscriminada de los cristianos en países islámicos o comunistas. Sin embargo, en las democracias occidentales, como es el caso de España, también existe acoso y asedio a los cristianos: primero, mediante la imposición de ideas, tendencias y lenguajes laicistas en el pensamiento social, para después, su traslación al ámbito legal, donde son convertidas y reguladas por leyes inhumanas, normativas y reglamentos inmorales que conculcan el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión de los cristianos.
Entre ellas, se encuentran la prohibición de la exhibición de signos religiosos cristianos (crucifijos, imágenes, etc.) en diversos contextos (centros educativos y entidades públicas); la negación del derecho a la libertad de educación religiosa y el sometimiento a enseñanzas contrarias a las creencias familiares cristianas (Lomloe o Ley Celá); los ataques, agresiones y profanaciones a los símbolos cristianos (iglesias, imágenes, cruces, tumbas, etc.) tanto por parte de asociaciones radicales y grupos anticristianos progresistas/LGTBI, como de la propia administración pública (Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (ORLC))​.

Y yo me pregunto:

¿Qué clase de justicia es aquella que dictamina la retirada de crucifijos en los colegios porque "vulneran los derechos fundamentales"? 

¿Qué clase de tolerancia es aquella que ataca símbolos, profana iglesias o agrede a personas católicas porque son contrarios a su forma de pensar? 

¿Qué clase de libertad es aquella que se obliga a acatar o que se concede a unos y se niega a otros? 

¿Qué clase de igualdad es aquella que excluye, discrimina y margina a unos en beneficio de la inclusión, aceptación e imposición de otros?

Y afirmo, sin temor a equivocarme, que nos hallamos ante una nueva Revolución Francesa, ahora globalizada, cuyas impuestas consignas no hacen sino guillotinar cualquier valor o principio fundamental: 

-una falsa libertad impuesta que poco tiene que ver con la tolerancia.
-una falaz igualdad obligada que poco tiene que ver con la justicia.
-una artificial fraternidad que poco tiene que ver con la solidaridad. 
El exigido "apostolado laicista" enarbola la bandera de la libertad individual pero, al mismo tiempo, con su odio cainita, su beligerante intolerancia y su hostil pensamiento único, la cercena. Más pronto que tarde veremos como arremeterá contra el arte, la pintura, la escultura o la literatura cristianas para dirimir qué es aceptable y qué es inaceptable.

La obligada "militancia secular" pretende, por todos los medios, evitar que la fe y la moral desempeñen un papel importante en el corazón del hombre y de la sociedad. Reduciéndolas a la mínima expresión e imponiendo su verdad por encima del bien y del mal, dictamina qué es el bien y qué es el mal. 

El generalizado "activismo ateísta" postula la negación de toda realidad sobrenatural y decide qué es verdad y qué no lo es. Propone una "total liberación" del hombre en todos los órdenes de-construyendo el lenguaje, las relaciones sociales y familiares, la reproducción, la sexualidad, la educación, la cultura, etc.

La autoritaria "ideología de géneroreniega también de toda esencia natural, en aras de una igualdad inclusiva forzada que se rebela contra las propias exigencias de las leyes físicas, naturales y biológicas más elementales: El hombre no es creado por un ser superior sino que se construye así mismo, convirtiéndose en un dios para sí mismo.
De nuevo, el hombre ante el árbol del conocimiento del bien y del mal. De nuevo, el hombre tentado y seducido por la serpiente. De nuevo, el hombre rebelándose contra Dios...

La "nueva creatura" (burda imitación de Satanás que trata siempre de plagiar negativamente a la creatura de Dios) exige sumisión y obediencia ciega a su verdad retorcida, a su moral irracional y a su género antinatural, consecuencia de su voluntad rebelde y orgullosa, y no de su naturaleza humana (más bien, demoníaca). 

El pensamiento único laicista y ateo ha ser acatado por todos mediante la imposición global de ideas coercitivas, lenguajes siniestros y leyes intimidatorias que obligan al hombre a "transformarse en dios o en marginado".

El Diablo no busca que le adoren hombres-libres, sino que apostaten de Dios hombres-dioses a cualquier precio...

martes, 29 de mayo de 2018

UNA NUEVA MORAL TERAPÉUTICA

Resultado de imagen de un mundo sin dios
"Y no os acomodéis a este mundo; 
al contrario, transformaos 
y renovad vuestro interior 
para que sepáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: 
lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto." 
(Romanos 12,2)

Si realizáramos una encuesta en España, la mayoría de las personas nos dirían que se consideran católicos y que creen en Dios.

Sin embargo, muchos no sólo no se acercan a la Eucaristía ni siguen a Cristo, sino que actúan como si la ley moral de Dios no fuera válida para todos los tiempos o para todos los seres humanos"Dios es quien tú quieras que Él sea para ti".

Son personas que "construyen su propio Dios", según sus preferencias, un "dios a la medida" para elegir en qué creer y en qué no, que les permite a cada uno decidir lo que está bien o mal, acabar con una vida, elegir su género, etc.

Sin duda, asistimos a la imposición de una "nueva moral terapéutica" que aboga por la existencia de un Dios que tan sólo quiere que seamos "buenos", que seamos felices y nos sintamos bien con nosotros mismos, pero que no está particularmente involucrado en nuestras vidas, excepto cuando le necesitamos para resolver un problema. Un "dios al margen".

Se trata
de una visión errónea y distorsionada de Dios, retratado como una especie de "dios psicólogo", cuyo principal objetivo es aumentar nuestra autoestima. 

Resultado de imagen de antropocentrismoUn "dios" que insta a encontrarse a uno mismo dentro de si mismo, que defiende la libertad individual prohibiendo que el resto de la gente no pueda ni deba criticar las elecciones de vida que uno toma, y cuyo objetivo es la búsqueda de las cosas que más desee cada uno, es decir, disfrutar de la vida tanto como sea posible.

Una nueva m
oral relativista que impone que las personas pueden creer lo que quieran, sentirse lo que quieran,ser lo que quieran, hacer lo que quieran. Una ideología donde no hay "verdades absolutas", pues la verdad se forja en la mente de cada individuo. Una moral "tolerante y sin prejuicios", sin códigos ni principios inmanentes, donde lo correcto para ti, es lo correcto para ti y lo que es correcto para mí, es lo correcto para mí. Una moral "sin pecado"

Un nue
vo modelo de moral personalista que sitúa a la persona en el centro de todo que entiende al hombre al margen de toda referencia a Dios. El hombre es el “sujeto”  y el “objeto” de las valoraciones éticas, desligándose de Dios, según sus preferencias o necesidades.

Una nue
va moral subjetivista en la que Dios no propone leyes para que sean cumplidas en todas las circunstancias, ni determina lo que es bueno o malo, partiendo de normas generales y abstractas validas para todos los casos, sino que depende de cada situación determinada de cada persona. Una nueva moral donde los valores universales, o no existen o no tienen carácter normativo absoluto.
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Un “nuevo orden de valores” individualista que propugna una conciencia personal cerrada en si misma y convertida en árbitro absoluto de sus actos. Los mandamientos de Dios, en todo caso, son normas coyunturales que cambian con el tiempo, las circunstancias y las personas. Lo  único que Dios nos que pide es amor y bondad.

Una ética autónoma e independiente del mensaje de Cristo y basada en un antropocentrismo, que antepone la conciencia individual frente a la ley natural, el liberalismo frente a la obediencia al Creador, el igualitarismo frente al factor diferencial y único de cada ser humano. 

En realidad, estamos ante una nueva forma de rebelión, donde cada uno decide los que está bien o mal. La misma rebelión de nuestros primeros padres, Adán y Eva, que eligieron comer de la fruta del Árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. 

Nos enfrentamos ante una nueva forma de inmoralidad, donde todo vale, donde todo está permitido. La misma que existía en tiempos de Noé, o en tiempos de Sodoma y Gomorra.

Estam
os ante una nueva forma de idolatría. La misma que el pueblo de Israel creó, formando su propio dios a partir de un becerro de oro.

En definitiva una nueva forma de soberbia cuyo padre y artífice es el de siempre: el Diablo, el gran enemigo de Dios.