¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 20 de agosto de 2019

ORANDO CON LOS SALMOS. SALMO 106: ACUÉRDATE DE MI, SEÑOR.

""Se mezclaron con los paganos y adoptaron sus costumbres; 
adoraron a sus ídolos y cayeron en sus trampas; 
inmolaron a sus hijos y a sus hijas a esos falsos dioses;
así se contaminaron con sus obras 
y se prostituyeron con sus malas acciones.
Él los libró una y otra vez, 
pero ellos se obstinaban en su rebeldía 
y se hundían cada vez más en sus maldades. 
Él reparó en sus tribulaciones y escuchó sus plegarias; 
se acordó de la alianza que había hecho con ellos, 
por su inmenso amor cambió de proceder" 
(Salmo 106, 35-37; 39; 43-45)

El Salmo 105 es un canto a la fidelidad de Dios y el 106 es la triste historia de la constante infidelidad y la falta de memoria de su pueblo.

Señor, como el pueblo de Israel, yo tengo poca memoria. Enseguida se me olvida lo que has hecho por mi. 

Me olvido de cuánto me has hecho por mi en cuanto las cosas me marchan bien. 

Me olvido de cuánto me has amado, de cuánto me has perdonado cuando creo que todo es por mérito mío. 

Me mezclo con los que no creen en ti, me deleito con sus modos, imito sus costumbres y me alejo de ti. 

Adoro sus ídolos, caigo en las cosas del mundo, en el materialismo, en el hedonismo, en el orgullo y te soy infiel. 

Me dejo arrastrar por sus seducciones, me contamino con sus acciones y me prostituyo con sus maldades. 

Resultado de imagen de salmo 106Cuántas veces me has librado una y otra vez de problemas y dificultades, y yo me obstino en mi actitud rebelde, hundiéndome en mi miseria.

Cuántas veces me has escuchado y obrado milagros en mi vida, y yo sigo con mi dura cerviz.

Cuántas veces me olvido de que cada acción tuya es no sólo obra, sino mensaje; no sólo es ayuda, sino promesa; no es sólo guía, sino amor; no es sólo perdón, sino fidelidad. 

Señor, haz que entienda, que recuerde y que le dé a cada uno de tus actos de amor en mi vida el valor que tiene. 

Enséñame a leer en tus intervenciones, el mensaje de tu amor y fidelidad a mi, para que nunca me olvide y nunca dude de que siempre estarás conmigo.

"Bendito seas Señor, desde siempre y por siempre. 
¡Amén! ¡Aleluya!"

lunes, 13 de marzo de 2017

ORANDO CON LOS SALMOS. SALMO 37: CONFÍA EN EL SEÑOR



"Guarda silencio y espera en el Señor, que te ayudará"
(Salmo 37)

Este fin de semana se lo he dedicado por completo a Dios. Le he pedido ayuda, guía y consejo en momentos de incertidumbre. El Señor, una vez más, ha sido contundente conmigo. Me ha hablado de forma clara y rotunda. Me ha guiado a través de Su Palabra, que es el instrumento que Él nos regala para hablarnos. 

Incluso me ha cantado su amor a través de la música. Y lo he sentido profundamente en mi corazón. ¡Qué Providencia! Porque también lo ha hecho a través de los Salmos, esos dulces cantos bíblicos, llenos de verdades profundas que penetran suavemente en nuestros corazones. Oraciones de fe que nos ayudan en los momentos de oscuridad y serenan nuestras almas. En concreto, Dios me ha cantado el Salmo 37. 

Muchas veces, a lo largo de mi vida, he caído (y caigo) en la tentación de tratar de impartir mi propia justicia, criticando, juzgando o incluso irritándome cuando me he enfrentado a una situación o a una persona injustas

Mi carácter siempre ha estado muy vinculado a la búsqueda de la justicia y he luchado denodadamente cuando ésta ha faltado o cuando he creído que ha sido así.

Mi error ha sido siempre establecer el foco en los resultados y en la apreciación simplista de que el proceder de los injustos es más gratificante y exitoso que el camino de un cristiano, que está lleno de dificultades y de obstáculos. 

Ahora he tomado conciencia de algo que repito mucho pero que no pongo en práctica en mi vida cristiana: que no debo establecer expectativas ni preocuparme por los resultados, los frutos, o simplemente, a no intentar "salirme con la mía", a no pretender que se cumpla mi voluntad o mis deseos.

Dios nos muestra y nos invita a tener la actitud correcta:

"No te irrites contra los malvados ni tengas envidia de los criminales, pues se secan pronto como el heno, como la hierba verde se marchitan"


En el versículo 1, el salmista nos da dos consejos: no irritarnos y no tener envidia.
  • "Irritar", de la palabra hebrea kjará, que significa: “apesadumbrarse”, “encolerizarse”, “airarse", "enojarse”. 
  • "Envidia", de la palabra hebrea caná que significa: “celos” o “resentimiento", "rencor".
Resultado de imagen de libro de los salmosEn la carta del apóstol Pablo a los Gálatas, capítulo 5, versículos 19-23, Dios nos pide que abandonemos las obras de la carne y busquemos los frutos del Espíritu, y más concretamente para el caso que nos ocupa, que practiquemos la paciencia (v. 22),  La palabra traducida del griego para paciencia, es makrodsumía, que significa “soporte”, “aguante”.

Nosotros como hijos de Dios y seguidores de Cristo, debemos ser pacientes: soportar, aguantar las situaciones a las que nos enfrentamos: no encolerizarnos ni irritarnos por esa aparente impunidad en el proceder de los malvados.

En el versículo 2 comprendemos el resultado final que los malvados sufrirán por no hacer lo que es agradable a ojos de Dios. Su triunfo es efímero y pasajero. No será duradero.

"Confía en el Señor y haz el bien, para habitar en tu tierra y vivir tranquilo; busca en el Señor tus delicias, y él te dará lo que tu corazón desea"

A partir del versículo 3, el salmista nos da una serie de recomendaciones para soportar sin envidia ni ira a los malvados, y para que consigamos las bendiciones que Dios nos tiene preparadas. En los versículos 3 y 4 nos dice:
  • "Confía", traducida de la palabra hebrea batakj que significa “apóyate”, “fíate”, “asegúrate”. Debemos confiar en Dios, tener fe en Él, apoyarnos en su poder.
  • "Haz el bien", es una actitud positiva frente a lo negativo. Haciendo el bien, estaremos serenos y viviremos tranquilos. 
  • "Busca en el Señor tus delicias" . Deleitarse, del hebreo anág, significa “experimentar gran placer y gozar con la presencia de alguien”. Debemos deleitarnos en la presencia del Señor. ¿Cómo? Madurando espiritualmente y en nuestra relación con Dios, porque la única manera de disfrutar con alguien es cuando le conocemos profundamente y queremos ser como Él. 
  • "Él te dará lo que tu corazón desea". Si seguimos el modelo de Jesucristo, Dios nos concede nuestras peticiones, porque hacemos su voluntad. Es lo mismo que ocurre cuando un hijo obedece a su padre: le va bien y disfruta con él. Fuera de Dios no encontraremos bienestar completo ni lo que deseamos. Él es el camino seguro para recibir lo que es mejor para nosotros y lo que anhelamos.

"Confía al Señor toda tu vida y fíate de él, que él sabrá lo que hace: hará que luzca tu justicia como la aurora y que tu derecho resplandezca como el mediodía."

Otra vez, en los versículos 5 y 6 nos repite: confía tu vida a Dios y fíate (batakj) de Él, que sabe lo que hace, en lugar de intentar hacer nuestra propia voluntad.

Resultado de imagen de salmo 37 meditacionAquí, "confía" es la palabra hebrea Galál, que significa “entrega”, "encomienda", "delega". Es decir, debemos entregarle a Dios nuestra forma de vivir, de actuar, a dejarnos ser llevados por el camino que nos marca, porque abandonándonos en Él, somos guiados y obtenemos "luz y esplendor" frente a las tinieblas y la oscuridad del mundo. Por eso, Dios nos llama a ser "luz del mundo", pero siguiendo su plan perfecto.

En la medida que entregamos a Dios a aquello que nos molesta, aflige, irrita o que no se amolde a Jesucristo, Él tomará esa conducta o asunto, actuará en concordancia con su voluntad, y hará justicia.

Filipenses 4, 6-7: "No os inquietéis por cosa alguna, sino más bien en toda oración y plegaria presentad al Señor vuestras necesidades con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa toda inteligencia, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."

"Descansa en el Señor, confía en él, no te irrites contra el que prospera ni contra el hombre que maneja intrigas;"


Otra vez en el versículo 7, el salmista vuelve a recordar que debemos guardar silencio, callar, ser pacientes y esperar en Dios. No irritarnos ni sintiendo celos frente al que, aparentemente, prospera ni contra el que actúa mal. 

"Deja la ira, desiste del enfado, no te acalores, que es peor para ti;"

Podemos traducir este versículo 8 como: “Sosiega tu ira y aparta de ti la furia. No te enciendas o impacientes para hacer lo malo” porque es peor para nosotros, pues la ira nos sumerge en la angustia y el sufrimiento. No debemos pensar en nuestras dificultades o problemas, sino solo en Dios.

"Pues los criminales serán exterminados, mas los que esperan en el Señor heredarán la tierra."

En este versículo 9, Dios nos da respuesta al por qué comportarse como Dios nos dice:

"Esperan en el Señor" es la traducción de la palabra hebrea cavá que significa “aguardar”, “confiar”. Así que, si aguardamos y esperamos en Dios a que dé cumplimiento a todo, a su tiempo, podremos heredar y disfrutar de la tierra y los malvados serán exterminados.

"Un poco nada más, y el criminal no existe; lo buscas en su sitio, y ya no está allí;"


El versículo 10 nos enseña de nuevo a ser pacientes y a poner nuestra confianza en la justicia de Dios. Un poco "nada más" y el criminal dejará de existir. Nos pide aguantar, no por mucho tiempo, y comprobaremos que ya no estará allí. Los hombres nos hemos acostumbrado a la inmediatez, al "aquí y ahora". Sin embargo, el Dios Eterno no va deprisa sino que lo que nos ofrece es para siempre.

Los siguientes versículos, del 11 al 40, establecen las diferencias en la forma de actuar del justo y del injusto. Nos muestran cómo Dios lleva al justo de la mano y no le desampara ni le abandona jamás, sino que le abraza con su gran misericordia, le da fortaleza y refugio ante el malvado. Finalmente, establece la recompensa de cada uno.


En los versículos 27 y 37, Dios nos avisa para que nos apartemos del mal y hagamos el bien, para que huyamos de la soberbia y seamos justos, íntegros y pacíficos.
"La salvación de los justos viene del Señor".

El versículo 39 nos da la esperanza de nuestra fe: Dios es nuestro refugio y de Él viene la salvación, no de nuestros méritos ni de nuestros deseos.

El Salmo 37 nos enseña la actitud correcta del cristiano:
  • Confiar en un Dios Justo. 
  • Deleitarse en el Dios Bueno, 
  • Encomendarse a un Dios Todopoderoso. 
  • Guardar silencio y Esperar en un Dios Padre. 
  • Huir de la ira, la envidia y la impaciencia, imitando a un Dios Amoroso.