¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

domingo, 11 de diciembre de 2016

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: LA FE CONTADA POR TOLKIEN

"Venimos de Dios e inevitablemente los mitos que entretejamos,
aunque contengan error, también reflejarán 
un fragmento desprendido de la auténtica luz, 
la verdad eterna que está con Dios. 

Nuestros mitos pueden estar errados, 
pero se encaminan, aunque temblorosamente, 
hacia el verdadero puerto, 
mientras que el progreso materialista 
sólo conduce a un abismo abierto 
y a la Corona de Hierro del poder del Mal"
(J.R.R. Tolkien)

Hoy hablaremos de El Señor de los Anillos, El Hobbit y El Silmarillion, libros escritos por J.R.R.Tolkien, católico inglés, y de los numerosos simbolismos religiosos, bíblicos y teológicos que impregnan su obra.
Para entender mejor el trabajo de este profesor de Oxford, hemos de tener muy en cuenta algunos aspectos que compartía con escritores de su misma generación, como R. H. Benson, G. K. Chesterton, Graham Greene (con sus dudas), Evelyn Waugh, T. S. Eliot y C. S. Lewis (éstos dos últimos, cristianos anglicanos):
  • su fe católica y su pasión patriótica por la Inglaterra medieval, simbolizadas por el Fangorn de los Ents.
  • su Inglaterra católica y tradicional, anterior a la Reforma protestante, contraria tanto a la Revolución Industrial como a la Francesa, simbolizadas por el Isengard de Saruman.
  • su amor por lo pequeño, por lo rural, por lo rústico simbolizado por la Comarca de los Hobbits.
  • su horror ante el siglo XX, simbolizados tanto por Isengard de Saruman como por el Mordor de Sauron.
  • su irónico desprecio por las demagogias de la Modernidad relativista, simbolizado por el Rohan de Theoden.
  • su lejana referencia a las culturas orientales, (budismo, islam, etc.) simbolizadas por el Harad de los Mumakils.
El propio Tolkien aseguró, en una una carta a su amigo el sacerdote Robert Murray, que El Señor de los Anillos era “una novela inconscientemente católica en su elaboración y conscientemente católica en su revisión final”. 

Además, utilizó también como fuente de inspiración para su mundo imaginario, la mitología pagana germánica y céltica de la Alta Edad Media y la Antigüedad Tardía, y así explicar ciertas verdades trascendentales, casi inexplicables en el ámbito de la novela realista.
Tolkien desarrolla temas religiosos por la influencia de su fe católica, como la lucha del bien y el mal, el triunfo de la humildad sobre el orgullo, la gracia divina, la muerte y resurrección, la misericordia y la piedad, el arrepentimiento y la salvación, el sacrificio y la voluntad, la justicia, la fraternidad, etc... 

También temas bélicos, por la influencia de su implicación en las dos guerras mundiales, como el Anillo Único simbolizando la bomba atómica, o los Mumakills simbolizando los tanques, o las maquinas de asedio, los carros blindados, o los Nazgul, los aviones de combate.
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El día en que Frodo destruye el Anillo es el 25 de Marzo (según leemos en los Apéndices de la obra), alegoría del 25 de Marzo, día en que se conmemoraba en la Edad Media la crucifixión de Cristo, y que, actualmente se festeja la Anunciación a la Virgen, los dos días clave en la Redención del Pecado Original, esto es, la destrucción del Anillo. 

También, podemos apreciar la lucha del humilde hobbit Frodo (humanidad y mansedumbre de Cristo) contra el presuntamente invencible Anillo Único (Pecado Original), o el del poder de la gracia de los Valar/Eldar (Gracia del Espíritu Santo) por encima del de la voluntad de poder de los Nazgul (Soberbia del hombre).

 Conversión/Misión

"El Hobbit", libro que precede a su gran obra El Señor de los Anillos, nos enmarca la Misión de Cristo de restablecer su reinado (el tesoro bajo la Montaña Solitaria) y que tenemos encomendada cada uno de nosotros como protagonistas en la gran historia de salvación del mundo. 
             

Pero primero, es necesaria la conversión del corazón.  Sin duda, Tolkien nos relata en este libro la experiencia de conversión al catolicismo de su madre cuando él tenía muy corta edad.

La novela cuenta el viaje de Bilbo Bolsón que, con reticencia, abandona su vida doméstica cómoda y junto a una comunidad de fe (que simboliza a la Iglesia en la "La Comunidad del Anillo") se embarca en un "Viaje Inesperado" en el que va creciendo y madurando espiritualmente. 

Al volver a su casa de Hobbiton en la Comarca, Bilbo ya no es la misma persona. Es un héroe con un fuerte propósito moral, con un historial de logros virtuosos, un tesoro y el agradecimiento de las gentes que él ayuda a salvar.

Dios/Creación/Espíritu Santo

El "Silmarillion", la obra en la que se condensa todo el “background” mitológico de la Tierra Media,  se divide en cinco partes:

-"Ainulindalë" ("La música de los ainur" en quenya), que trata sobre la creación de y, dentro de ella, la creación de Arda. Simboliza la Creación del mundo por Eru Ilúvatar, que simboliza a Dios, inspirada en el Génesis.
-"Valaquenta" ("La historia de los valaren quenya), una breve relación de los Valar y los Maiar, las fuerzas sobrenaturales de Eä, llamados los Poderes de la Tierra. También hace referencia a Melkor y Sauron, un dios oscuro y su más leal sirviente.
-"Quenta Silmarillion" ("La historia de los Silmarilli" en quenya), simbolizan los eventos de la historia que ocurren desde el inicio de los tiempos hasta el final de la Primera Edad del Sol.

-"Akallabêth" ("La sepultada" en adûnaico), simbolizan la caída del hombre en el pecado, es la historia de la caída de Númenor, que tiene lugar en la Segunda Edad del Sol.

-"De los Anillos de Poder y la Tercera Edad", simboliza los reinos o gobiernos de la historia, es un resumen que narra cómo es la Tierra Media y de los acontecimientos que llevan a la historia de El Señor de los Anillos.
El Ainulindalë  nos muestra cuando Eru Ilúvatar (Dios) enseña a los Ainur (Ángeles) la visión generada a partir de su música y que el centro de Eä (Universo) es la Llama Imperecedera, alegoría del Espíritu Santo, como el poder creador de Dios: "¿Eä! ¿Que sean estas cosas! Y enviaré al vacío la Llama Imperecedera, y se convertirá en el corazón del Mundo, y el Mundo será".

Ada (la Tierra) se encuentra dentro de Eä (el Universo) y es el mundo habitado por los hijos de Ilúvatar:

-Los Primogénitos o Primeros Nacidos, son los elfos. Seres parecidos a los ainur (Ángeles) que simbolizan a los santos
Despertaron con la luz de las estrellas antes que cualquiera de los demás hijos. Envejecen muy lentamente, al mismo ritmo que el mundo, por lo que vivirán por siempre hasta que el mundo termine, al final del tiempo. 

Son las criaturas más sabias y bellas, las más poderosas y valientes, y más altas y resistentes de cuerpo y mente de la Tierra Media. 

-Los Segundos Hijos o Segundos Venidos, son los hombres. Simbolizan a los cristianos, a los movimientos y espiritualidades de la Iglesia. 
Despertaron con la primera salida de Anar, el Sol, por el Occidente. No están atados al mundo como los elfos, por lo que cuentan con el "don de la muerte", que les permite salir de los círculos del mundo al terminar su vida, para ir a un lugar al que ni los mismos valar saben y con el "don de la libertad de elegir su propio destino", don que hasta los mismos Poderes envidiarán al final. 

Los 
hobbits o medianos son una rama de los hombres pero de menor estatura: una especie de raza pigmea de un metro de altura. De naturaleza amigable y pacífica, humilde y servicial, pertenecen al ámbito rural y viven la campiña en paz y tranquilidad, protegidos por los Dúnedain del Norte.
-Los Terceros Hijos o Hijos Adoptivos, son los enanos o Khazâd. Simbolizan a los monjes y monjas de vida consagrada.Fueron creados en materia por el vala Aulë o Mahal, el Hacedor (una clase de ainur o ser espiritual de gran poder, que entró en Eä para preparar y luego proteger Arda) pero Eru mismo los adoptó como sus propios hijos. Demuestran su devoción a su "hacedor" con sus obras.
Viven recluidos en el interior de las montañas (monasterios). Son seres muy resistentes y de vida larga. Se dice que, cuando el mundo llegue a su fin, ellos serán los encargados de ayudar a Aulë a reconstruirlo.
Ángeles/Sacerdotes

Tolkien distingue dos clases:

-Ainur o "Sagrados" en lengua quenya, son seres espirituales (incorpóreos) de gran poder, los ángeles de Eru Ilúvatar que, con sus canciones, ayudaron a crear el mundo. 

Simbolizan a los arcángeles y a los coros celestiales de Dios y se dividen en dos grandes categorías: los Valar (Guardianes del Universo) y sus sirvientes, los MaiarMakwe creó a las grandes Águilas, Aule creó a los enanos y la esposa de Aule, Yavanna creó todas las plantas y animales, y con eso a los Ents.
      
    -Istari. Seres con poderes sobrenaturales enviados por los Valar en la Tercera Edad del Sol para ayudar a las razas libres en su lucha contra Sauron. Simbolizan a los apóstoles de Cristo, y por sucesión a los sacerdotes, obispos y pastores de la Iglesia. 

    Se dividen en cinco: Saruman el blanco, que se corrompe y simboliza a Lutero (Protestantismo)Radagast el pardo que se distrae con la hermosa naturaleza y simboliza a los misioneros, los dos magos azules Alatar y Pallando que se desvanecen hacia el Este, posiblemente empezando cultos de magia y que podrían simbolizar a Mahoma (Islam) y a Buda (Budismo), y Gandalf el gris, el único que permanece firme a su tarea y simboliza a Pablo (Catolicismo)

    Satanás/Diablo/Infierno

    Eru Ilúvatar (Dios) y sus ángeles cantaron en armonía para crear el mundo pero un Valar llamado Melkor no quiso ser parte del coro.

    Melkor/Morgoth, el arcángel (Ainur) caído, y su discípulo Sauron son claramente equivalentes a las de Lucifer/Satanás simbolizan el Mal
                  
    Este Valar creó su propia canción, atrayendo algunos Maiar como los Balrogs que simbolizan a las tinieblas, la oscuridad y las tentaciones de los sacerdotes, y creando algunas malvadas criaturas como los Dragones, los Trolls y los Nazgül que simbolizan el fascismo, el nazismo y el comunismo.

     

    Los Orcos, elfos corrompidos, legiones de ángeles fieles a Sauron, son mucho más numerosos que las fuerzas del bien. 

    Son sucios, horribles y están deformados por el pecado y por la oscuridad del pecado. Simbolizan a los espíritus inmundosa los demonios, con los cuales el hombre debe batallar. y que habitan en Mordor, que representa el Infierno.
                    
    Pecado Original

    El Anillo Único forjado por Sauron (siervo de Morgoth-Satán) para “atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas” es una alegoría del Pecado Original: son las esclavitudes y placeres del mundo, el hedonismo y el egoísmo, el ansia de poder y la adicción al pecado.
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    "Un Anillo para gobernarlos a todos. 
    Un Anillo para encontrarlos,
    un Anillo para atraerlos a todos 
    y atarlos en las tinieblas"

    El Anillo es símbolo de orgullo y poder. Representa todo lo que nos arrastra al reino de tinieblas del Señor Oscuro (el Diablo), tentándonos a ser como él en su rechazo a los planes de Dios sobre nuestra vida. 

    La forma circular del anillo es la voluntad egoísta cerrada sobre sí misma. Su centro vacío, por donde metemos el dedo, sugiere el vacío interior al que nos disponemos cuando nos sometemos a su esclavitud.

    La invisibilidad que envuelve al portador, corta con las relaciones normales, con quienes nos rodean, nos aísla de los demás, creando una imagen falsa del propio "Yo", despreciando cualquier otro "Tú". 

    Gollum es la representación de los efectos del pecado: la deformación de la voluntad y el vacío del alma.

    Renunciar a la seducción de anillo es imposible para nosotros, por nuestras solas fuerzas, nosotros no podemos; necesitamos la ayuda de la gracia de Dios, porque para Él, nada hay imposible. El "yo" no puede despegarse de su "yo".

    Tolkien se inspira en las palabras del apóstol Pablo en su carta a los Romanos 7, 18-19: "Porque el querer hacer el bien está en mí, pero el hacerlo no", y en la visión de la gracia de San Agustín.

    Nuestra Búsqueda, o Misión, en clave cristiana, consiste en resistir las tentaciones del Anillo del Señor Oscuro, librarnos de nuestro egoísmo, de nuestra soberbia y rebeldía, y con humildad, dar la vida por los que amamos (que han de ser todos), y santificarnos, aceptando la cruz del sacrificio que supone amar de verdad.

    Jesucristo

    El personaje principal, Frodo, es en cierto sentido, una alegoría de Cristo verdadero hombre, que se sacrifica por toda la Tierra Media y destruye el Anillo (Pecado Original).

    Frodo al igual que Jesucristo debe llevar una carga , la maldad de la cual él no es culpable, pero al igual que Jesús es el único que puede portar esa responsabilidad porque es el inocente, a causa de eso Frodo sufre es herido y perseguido, tal como lo fue Cristo.
    La única manera de destruir el anillo (el pecado) es llevándolo al monte del destino en Mordor, en el relato bíblico la única manera de vencer el pecado fue a través de un sacrificio infinito y eterno en el monte del calvario.

    Frodo en la última etapa de su prueba tuvo que seguir a solas por un tortuoso camino, Cristo en sus horas finales perdió todo apoyo, sus apóstoles se durmieron cuando le pidió que velaran con él, le traicionaron y negaron, finalmente en su agonía clama "Padre ¿Porqué me has abandonado?" convirtiéndose la expiación en la misión más solitaria y difícil de la historia. Frodo sufre por una carga ajena pero está dispuesto a realizar ese sacrificio por el bien de todos. En la hora crucial el mal pone en el corazón de Frodo desistir de su acto heróico, al igual que Cristo en Getsemaní cuando dijo "Padre, si quieres pasa de mi esta copa"...sin embargo bebió y acabó sus preparativos para con los hijos de los hombres.

    Gandalf, símbolo de Cristo víctima propiciatoria, que muere por sus amigos en Moria y resucita en un cuerpo de gloria: "No hay amor más grande que el que entrega la vida por sus amigos".
    Aragorn, símbolo de Cristo Rey. En "El Retorno del Rey", al final de la Gran Guerra entre el bien y el mal, es coronado Rey (imagen de Cristo Rey). A pesar de ser el Heredero al trono vive oculto, de incógnito, de la misma manera Jesús heredero legítimo al trono de Israel, descendiente directo de David vive en el anonimato por muchos años. Después lidera a los hombres contra las fuerzas de Sauron y como Cristo, cumple su rol de líder y pide que le sigan, el dice "Yo Soy el camino"
    Tomando posesión de su legítima autoridad como heredero al trono desciende a conversar con los espíritus que estaban encarcelados, de la misma manera el espíritu Cristo después de su muerte en la cruz, fue a las cárceles espirituales y predicó el evangelio, abriendo la cárcel para aquellos que en otro tiempo fueron desobedientes. 

    Aragón asume todo el crédito y autoridad que merece, de igual manera llegará el momento en que toda lengua confesará que Jesús es el Cristo.

    La Virgen María

    En una carta de 1971, Tolkien afirma que la imagen de Galadriel, la Reina de los Altos Elfos de Lothlórien, guarda una semejanza con la Virgen María: "Creo que es verdad que este personaje debe mucho a la enseñanza cristiana y católica acerca de María y de la presentación de su imagen, pero en realidad Galadriel era una penitente".
    La Dama de Lothlórien resulta un personaje de gran belleza y nobleza por su resistencia contra los ataques diabólicos del Señor Oscuro, en una lucha que recuerda la de la Santísima Virgen aplastando la cabeza de Satanás.

    Es el refugio al que acuden los Elfos en todas sus necesidades, la mediadora de todas las gracias como es la Virgen. 


    Galadriel le enseña a Frodo el "santuario", el jardín que figura ser el del Edén, antes del pecado original (del que se vio libre María); y es ella quien les invita, a él y a Sam, a mirar en el Espejo de Galadriel para descubrir "el fondo de su propio corazón"; y es ella quien les entrega el frasco con la Estrella de Ëarendil, como "para que seamos muy propensos a acudir a la Virgen María para pedir su intercesión".

    Oraciones

    Los cantos élficos rememoran los Salmos y en muchos de ellos descubrimos himnos marianos: el “Elbereth Gilthoniel” es un “Ave María” en lengua quenya y el “Namarië” que canta Galadriel es un “Salve Regina”
    El Padrenuestro está presente de forma continua en toda la novela: "No nos dejes caer en la tentación (Frodo y el anillo) y libramos del Mal "(Sauron).

    Vida Eterna/Alma/Redención
    El relato corto de Tolkien, Athrabeth ("Conversación") posiblemente es el relato de Tolkien que más refleja sus profundas convicciones católicas, pues en él se reflejan los conceptos de Finrod y Andreth sobre el pecado original o el hecho de que Eru Ilúvatar (Dios) les creó originalmente como seres en armonía perfecta y no destinados a morir, pero seducidos por Melkor/Morgoth (el Maligno, Satanás), fueron privados de ese destino original. 
    Reflejan también la falta de esperanza de la raza humana en lo que les espera tras la muerte y su sufrimiento por la corta vida que se les ha asignado. La visión de Finrod, rey elfo refiriéndose a los conceptos de vida eterna y cuerpo glorioso, es elocuente.

    También queda claro el concepto de alma (fëa en el relato) como eterna, y que mora sólo por un tiempo en el cuerpo físico (hröa, "la casa del espíritu" en el relato), y es precisamente esta aparente contradicción en la doble naturaleza humana (alma inmortal y cuerpo mortal) la que motiva los amargos reclamos y cuestionamientos de Andreth a lo largo del debate con Finrod, respecto a la muerte, a su amor por el hermano de Finrod, Aegnor, etc.

    A lo largo de la conversación, llegan a conceptos como el papel que a los Hombres les tocará en la futura redención de la Creación, la Promesa de una nueva Arda (Tierra) libre de mal (analogía  
    de unos Cielos nuevos y una nueva Tierra), hasta llegar a tocar el tema de la futura Encarnación de Dios en el mundo como único remedio para el mal que Morgoth ha causado (lo que Andreth denomina la Vieja Esperanza, donde ya en el Génesis, tras el Pecado original, se les prometió a los primeros padres una futura Redención): 

    "Si Eru (Dios) no desea abandonar su obra a Melkor (el diablo), Eru debe venir a vencerle. Si Eru deseara hacer esto, no dudo que encontraría un modo, aunque no puedo predecirlo. Pues, así me parece a mí, incluso si Él en sí mismo hubiera de entrar en el mundo, Él debería también permanecer como es, el Autor en el exterior.Y sin embargo, Andreth, para hablar con humildad, no puedo concebir de qué otro modo podría alcanzarse la cura".

    Finrod la insta a considerar la Esperanza (Estel en élfico) como algo no basado en la experiencia, sino como un acto de pura confianza, es decir, el don de la Fe.

    Iglesia/Vaticano

    La Biblia comienza con un jardín en el que se encuentra el árbol de la vida, y concluye con ese mismo árbol en la ciudad santa de la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial. El emblema del estandarte de Gondor es, significativamente, un árbol rodeado de siete estrellas: figura de las siete estrellas que son los siete ángeles de las siete iglesias del libro del Apocalipsis.
    La ciudad de Minas Tirith simboliza el Vaticano (Senescales de Cristo) y la Iglesia militante que lucha en este mundo, y que presagia la hermosura de la Nueva Jerusalén celeste, como leemos en el Apocalipsis (22, 12-14): "Estoy a punto de llegar con mi recompensa y voy a dar a cada uno según sus obras. Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. ¡Dichosos los que lavan sus vestidos para tener derecho al árbol de la vida y poder entrar en la ciudad por sus puertas!"
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    Denethor II, Senescal de Gondor "esgrime el bastón de mando y gobierno (sin cetro) en nombre del Rey, hasta que él vuelva". Simboliza también al Papa, incluso en su debilidad, desesperanza y en su soledad.

    LOS CUATRO DOGMAS MARIANOS



    La gracia es la presencia personal y viva de Dios en la vida de una persona y es incompatible con el pecado. Y así, María brilla como la “llena de gracia”, escogida por Dios desde la eternidad para ser la Madre del Salvador.

    María es la “mujer” de la promesa del Génesis : “establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón” (3,9-15.20). 

    La Virgen María, Madre de Dios, la Inmaculada, la llena de gracia, se convierte así en la “nueva Eva”, madre de la “nueva humanidad” inaugurada en Cristo. Como nos dice San Ireneo: “Eva, por su desobediencia, creó el nudo de la desgracia para la humanidad; mientras que María, por su obediencia, lo deshizo…”

    Y siendo tan vital la figura de María en la fe católica, la Iglesia establece 4 dogmas sobre ella.

    Los dogmas son verdades de la fe, reveladas por Dios, transmitidas desde los Apóstoles, a través de la Escritura o la Tradición y propuestas por la Iglesia para su aceptación por parte de los fieles.

     Los dogmas marianos son todas las verdades sobre la Santísima Virgen María, que todos los cristianos creen y aceptan:

    La Maternidad Divina

    La Virgen María es verdadera Madre de Dios. 

    Virgen de la Silla .Rafael. Palacio PittiComo respuesta a la herejía de Nestorio, quien decía que María sólo es Madre de Jesús en cuanto hombre, este dogma fue solemnemente proclamado por el Papa San Clementino I en el Concilio de Efeso el 22 de junio de 431 y definió a la Theotókos:

    “No decimos que la naturaleza del Verbo, transformada se hizo carne; ni tampoco que se transmutó en el hombre entero, compuesto de alma y cuerpo; afirmamos, más bien, que el Verbo, habiendo unido consigo, según hipóstasis o persona, la carne animada del alma racional, se hizo hombre de modo inefable e incomprensible y fue llamado Hijo del hombre, no por sola voluntad o por la sola asunción de persona. Y aunque las naturalezas sean diversas, juntándose en verdadera unión, hicieron un sólo Cristo e hijo, no porque la diferencia de naturalezas fuese suprimida por la unión, sino porque la divinidad y humanidad, por misteriosa e inefable unión en una sola persona, constituyeron un solo Jesucristo e Hijo. Porque no nació primeramente un hombre cualquiera de la Virgen María, sobre el cual descendiera después el Verbo, sino que, unido a la carne en el mismo seno materno, se dice engendrado según la carne, en cuanto que vindicó para sí como propia la generación de su carne... Por eso (los santos Padres) no dudaron en llamar Madre de Dios a la Santísima Virgen”(Theotókos D III a).
    Tiempo después, fue proclamado por los Concilios de Calcedonia y de Constantinopla:

    "Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema."

    El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:

    "Desde los tiempos más antiguos, la Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades" (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 66).

    El Papa Pío XI, en 1931, al conmemorarse el XV Centenario del Concilio de Éfeso instituyó en su honor la fiesta de María, Madre de Dios.


    La Solemnidad de María, Madre de Dios se celebra el 1  de Enero.

    La Inmaculada Concepción

    La Virgen María fue concebida sin mancha de pecado original. 


    El dogma de la Inmaculada Concepción fue definido y proclamado solemnemente el 8 de Diciembre de 1854 en la Plaza de San Pedro del Vaticano, en la Bula "Inefabilis Deus" por el Papa Pío IX, quien añadió a las Letanías "Reina concebida sin pecado original": 

    "Declaramos, pro
    nunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."


    Anteriormente el Papa Alejandro VII en la Bula Sollicitudo omnium Eccl., del 8 de diciembre de 1661 dijo:


    (§ 1) Existe un antiguo y piadoso sentir de los fieles de Cristo hacia su madre beatísima, la Virgen María, según el cual el alma de ella fue preservada inmune de la mancha del pecado original en el primer instante de su creación e infusión en el cuerpo, por especial gracia y privilegio de Dios, en vista de los méritos de Jesucristo Hijo suyo, Redentor del género humano, y en este sentido dan culto y celebran con solemne rito la festividad de su concepción; y el número de ellos ha crecido [siguen las Constituciones de Sixto V, renovadas por el Concilio de Trento 734 s y 792] … de suerte que… ya casi todos los católicos la abrazan...

    (§ 4) Renovamos las constituciones y decretos… publicados por los Romanos Pontífices en favor de la sentencia que afirma que el alma de la bienaventurada Virgen María en su creación e infusión en el cuerpo fue dotada de la gracia del Espíritu Santo y preservada del pecado original…

    Las Santas Escrituras lo señalan:

     “Toda hermosa eres, amada mía, no hay tacha en ti” (Cantar de los Cantares 4, 7), “Es un hábito del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del omnipotente, por lo que nada manchado llega a alcanzarla” (Sabiduría 5, 25), “Pues hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, perspicaz, inmaculado,...” (Sabiduría 7, 22)

    En la Anunciación, cuando el ángel San Gabriel enviado por el Altísimo saluda a la Virgen de parte del Señor: “Y entrando, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor esta contigo” (Lucas 1, 28).

    Desde los comienzos de la Iglesia, los Santos Padres también se pronunciaron sobre tan admirable privilegio: San Efrén y San Basilio fueron los primeros en llamarla con el título de “Virgen siempre pura, siempre inmaculada”.

    España se ha distinguido siempre por su gran amor y devoción a la Santísima Virgen, como proclaman los numerosos templos, capillas y monumentos que se alzan en todo el territorio nacional:

    En 1489, la Beata Doña Beatriz de Silva funda el primer convento de las Concepcionistas, primeras religiosas instituidas bajo el nombre de la Purísima, cuyo hábito blanco y azul es, por cierto, igual que la imagen de Lourdes.

    Tras el ataque protestante del Concilio de Trento (1545-63) la Virgen queda desterrada.

    En 1615 los hermanos de la cofradía del Silencio de Sevilla sellaron mediante "voto de sangre" defender que María había sido concebida sin mancha de pecado original. A este voto sevillano le siguieron otras ciudades y universidades. Se convirtió en una verdadera cuestión de Estado y no sólo por la devoción sincera de los monarcas sino por razones de orden público: estallaban tumultos cada vez cada vez que un incauto afirmaba lo contrario. Los caballeros de las Ordenes Militares (Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa) se unieron a este voto desde 1652.

    La Monarquía también expresó su fervor mariano, desde Felipe II y Felipe IV, enviando embajadas al Papa para proclamar el dogma. Carlos III reunió las Cortes del reino en Madrid en 1760 y declaró la Inmaculada como Patrona de España, junto a Santiago.

    El gran defensor y propagador de la Concepción Inmaculada de María, que facilitó la definición del Dogma, fue el Beato Juan Duns Escoto, Doctor Sutil, llamado también Doctor Mariano, Doctor de la Inmaculada. Su célebre argumento se resume en tres palabras:

    Pudo Dios preservar a la Virgen de contraer la mancha original, porque es omnipotente.
    Convenía que lo hiciera, pues se trataba de la excelsa dignidad de su Madre.
    luego lo hizo, pues Dios hace siempre lo más conveniente”.

    La Solemnidad de la Inmaculada Concepción se celebra el 8 de diciembre.

    La Perpetua Virginidad

    María fue Virgen antes, durante y perpetuamente después del parto. 

    Natividad de Correggio"Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel" (Isaías 7, 14; Miqueas 5, 2-3; Mateo 1, 22-23) 

    El Papa San Martín I definió el dogma en el Concilio de Letrán, celebrado en el 649:


    “Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”.

    El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así:

    "La profundización de la fe en la maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y perpetua de María incluso en el parto del Hijo de Dios hecho hombre. (Constitución Dogmática Lumen Gentium, 55 - Concilio Vaticano II).

    La Solemnidad de Santa María, siempre Virgen se celebra el 2 de julio.

    La Asunción de María

    La Virgen María, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.

    El término Asunción proviene del vocablo latín "assumi", que significa ser llevada

    Este Dogma afirma la glorificación corporal de María y fue definido y proclamado por el Papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950, en la Constitución Munificentisimus Deus:

    "Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".

    El Concilio Vaticano II nos enseña que María fue “enaltecida por Dios como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los señores, y vencedor del pecado y de la muerte” (Lumen Gentium 59). 

    En la cultura y tradición judía, el lugar de la Reina era ocupado por la madre del rey, la “Reina Madre”. La Reina Madre era reconocida como la abogada del pueblo. Todo el que quería lograr un favor del rey, recurría a la Reina Madre, quien siempre tenía el oído del rey. Los judíos se referían a ella como Gabirah, que quiere decir “gran señora”.
    La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos: "En el parto te conservaste Virgen, en tu tránsito no desamparaste al mundo, oh Madre de Dios. Alcanzaste la fuente de la Vida porque concebiste al Dios viviente, y con tu intercesión salvas de la muerte nuestras almas" (Tropario en el día de la Dormición de la Bienaventurada Virgen María).

    Habiendo Jesús ascendido en cuerpo y alma a los cielos luego de su gloriosa resurrección, y siendo Él el último rey del linaje de David (Lucas 1,32), el lugar que corresponde a María, como Reina Madre, es en un trono a la derecha de su Hijo (1 Reyes 3,19). Su Hijo no podía esperar hasta la resurrección de los muertos en el día del juicio final. Por eso dispuso que su Madre fuera “asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”, lo que enfatiza el carácter totalizante y completo de su glorificación y encuentro definitivo con su Hijo.

    Por otro lado, teniendo un cuerpo glorificado al igual que su Hijo, María puede continuar manifestando su maternidad divina a través de las múltiples apariciones, cuando su Hijo así lo permite, haciendo posible que los videntes puedan percibirla con características étnicas que les resultan familiares.

    María vive ya plenamente lo que nosotros aspiramos a vivir un día en el cielo. Representa para nosotros un signo de esperanza. Ella es nuestra meta y nuestro ejemplo; nos conduce de su mano hacia su Hijo, que es su razón de ser, con quien aspiramos un día compartir su victoria sobre la muerte. ¡A Jesús por María! Ella es también nuestra Gabirah, nuestra abogada, la Reina Madre que intercede por nosotros ante su Hijo, Jesucristo Rey.

    La Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen se celebra el 15 de agosto.

    sábado, 10 de diciembre de 2016

    HERALDOS DEL EVANGELIO




    Reconozco que, al principio, cuando te encuentras con los Heraldos, resulta "chocante" su impecable uniformidad, su escrupulosa solemnidad y su estricta disciplina. Lo primero que preguntas (siendo benevolente) es ¿de dónde han salido estos "Caballeros Templarios"?, aunque lo habitual suele ser recurrir a la crítica fácil, a la burla y al etiquetado de "secta".

    Pero si atraviesas el umbral de la primera fase externa, profundizas y les llegas a conocer, compruebas que esos signos exteriores no son sino el resultado de una vida interior de oración, obediencia y celo mariano que se traduce en una vida de servicio apostólico y entrega a los demás.

    Los Heraldos del Evangelio (E. P. Evangelii Praecones), conocidos también como Caballeros de la Virgen, son una asociación privada de fieles de derecho pontificio, fundada por monseñor Joao Clá Días y reconocida formalmente el 22 de febrero de 2001 por el Papa San Juan Pablo II.

    Posiblemente sean "gente rara" (todos los
     cristianos deberíamos serlo) en el sentido de que hoy día casi nadie hace habla y actúa como ellos. Incluso desde nuestra propia fe católica, algunas personas y sacerdotes recelan de ellos. 

    Pero los Heraldos son católicos, están reconocidos por la Iglesia y sirven al Vaticano, como muestra su escudo. Son de confianza, son de Dios, os lo aseguro. No se trata de un "grupo local", pues cuenta con más de 4.000 miembros (mayoritariamente jóvenes) de vida común, y están presentes en 78 países distribuidos por todo el mundo. Las familias comprometidas en obras de evangelización son cerca de 40.000 vinculando en sus actividades a más de un millón de personas.

    Miembros

    La Comunidad de los Heraldos del Evangelio está formada por hombres y mujeres de vida consagrada y por sacerdotes, que practican el celibato, y se dedican al apostolado y ejercen su misión evangelizadora en las diócesis y parroquias, por las calles de las diferentes ciudades, de casa en casa, hospitales, colegios y hasta en las cárceles.

    Todas sus actividades tienen un especial énfasis en la formación de la juventud.

    Junto a la imagen peregrina de la Virgen de Fátima, organizan grupos de oración en las parroquias con las capillas peregrinas (pequeños oratorios de la Virgen), y misiones marianas (visita de la imagen de María a las casas con el fin de reavivar la fe en las familias).

    Viven en comunidades masculinas o femeninas, en un ambiente de caridad fraterna, servicio disciplina, recogimiento, estudio y oración.

    Otra categoría de miembros son los cooperadores o terciarios: se trata de laicos, casados o solteros, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos de vida consagrada o miembros de otras asociaciones o movimientos apostólicos que viven conforme al carisma y a la espiritualidad de los Heraldos del Evangelio

    Dedican su tiempo libre y se comprometen a cumplir ciertas obligaciones, a pesar de no poder hacerlo de manera plena, debido a sus deberes matrimoniales o profesionales, a sus compromisos sacerdotales, a su pertenencia a un instituto de vida consagrada o sociedad de vida apostólica, etc.


    Hábito

    Lo primero que salta a la vista de los Heraldos del Evangelio es su vestimenta. Con su hábito, exteriorizan el carisma y el ideal al cual se han entregado:

    - De la misma forma que el amor al prójimo sólo se demuestra mediante acciones exteriores, la fe debe manifestarse por los actos (Santiago 2, 14-18), y – por consecuencia – exteriorizarse.

    - Jesús exige a sus discípulos una posición unívoca (Mateo 5, 37), contraria a las apariencias hipócritas de los fariseos (Mateo 23, 27), que debe ser manifestada públicamente como medio de evangelización (Mateo 5, 16).

    - San Juan Pablo II dice que "el hábito es señal de consagración y signo verdadero de Cristo en el mundo y dado que vivimos en una época tan secularizada y sin embargo, tan sensible al lenguaje de los signos, la Iglesia debe preocuparse de hacer visible su presencia en la vida cotidiana.(Exortación Apostólica "Vita Cosacrata")

    El hábito de los Heraldos del Evangelio está formado por:

    - El Escapulario. Su color marrón tiene raíces carmelitas debido a que los primeros heraldos formaban parte de la Orden Tercera del Carmen y utilizaban una túnica de color marrón, cubierta por un escapulario del mismo color.

    - La Túnica. Su color varía según quien la vista:
    • Marrón. Más austera y sobria, está reservada para los clérigos (diáconos y sacerdotes).
    • Blanca. Utilizada por los laicos consagrados
    • Ocre. Utilizada por los jóvenes que comienzan su experiencia vocacional junto al escapulario del mismo color (hábito de novicio).
    • Dorada. Utilizada por el sector femenino.
    - La Capucha. Utilizada por los clérigos y los laicos consagrados que han profesado los votos perpetuos, es un signo y una invitación a la vida contemplativa.


    - La Cruz. La Cruz bordada en el escapulario o en la casulla está inspirada en la Cruz de Santiago y representa al peregrino que busca la patria del Padre Celestial. Ligeramente estilizada, representa las flores que surgen de la cruz. Esto quiere decir que el dolor -evocado por la cruz y las puntas- soportado con esperanza cristiana, florecerá en alegría y dulzura.

    Mientras que la original es toda roja, la cruz de los heraldos es roja y blanca, dividida a su vez por un cordón dorado:
    - El blanco representa la pureza de espíritu y de cuerpo, a imagen de la pureza de la Virgen de la Vírgenes, a quien se han consagrado.

    - El rojo representa el amor y el sacrificio llevado hasta el holocausto, a imagen de la Preciosísima Sangre vertida por el Cordero Inmolado.

    - El dorado, la belleza y la excelencia del estado de santidad al cual todos los bautizados son llamados por el Cristo Salvador.
    En el escapulario del hábito de los Heraldos, la cruz parte desde el cuello hasta las rodillas, a fin de indicar que aquel que quiera seguir a Cristo debe saber portar la cruz en toda su largura, como afirma el Divino Maestro: “si alguno quiere venir después de mí, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Lucas 9,23).

    - La Cadena. Ceñida a la cintura, simboliza la “verdadera devoción” a la Virgen, enseñada por San Luis María Grignon de Monfort y muy querida de San Juan Pablo II. San Luis propone a María como ejemplo de sumisión a la voluntad de Dios: “He aquí la esclava del Señor” (Lucas 1, 38). Imitándola, el autor invita a consagrarse como “esclavo de amor” a Jesús, por las manos de María, y a simbolizar esta devoción portando una cadena en la muñeca o en el cuello.

    - El Rosario. Siguiendo el ejemplo de muchas Órdenes Religiosas, los Heraldos portan un gran Rosario negro a la cintura, que rezan cuatro veces al día

    Si la oración, necesaria a todo momento (1 Tesalonicenses 5,17), es el medio infalible de obtener de Dios los beneficios deseados (Lucas 11,9), el Rosario es la mejor garantía, porque inspirado por la mismísima Virgen en el siglo XII a Santo Domingo de Guzmán, ha demostrado en repetidas ocasiones su eficacia en la Historia.

    San Pio X lo consideraba como “la más bella y la más preciosa de todas las oraciones”, y San Juan Pablo II la llamaba de “la más grande de las armas del católico”.
    - Las Botas. El aspecto que atrae la mayor parte de las preguntas es, sin duda, el uso de las botas. Su razón de ser no corresponde ni a una necesidad ni a una práctica especial sino que son un símbolo, un mensaje, como el resto del uniforme en sí: representan el carácter misionero, que no sconocerá ni límites, ni distancias, ni obstáculos. Debajo de la lluvia, a través del barro, por caminos o atravesando los campos, los Heraldos tienen muy viva en sí la interpelación de San Pablo: “Maldito sea si no anuncio el Evangelio” (1 Corintios 9, 16).
    En definitiva, los Heraldos del Evangelio desean encontrar en su hábito un medio de evangelización que secunde su apostolado, y proclame en un lenguaje simbólico aquello por lo cual ellos se esfuerzan en ser y hacer

    Sin embargo, el hábito también es la prerrogativa de la vida comunitaria; a pesar de sus deseos, los jóvenes que comienzan a frecuentar no pueden comenzar a utilizarlo hasta que no se integren en la vida comunitaria (asimismo puede ser a la manera de una experiencia vocacional) y haber recibido el hábito dentro de la ceremonia de imposición correspondiente.
    Vocación
    En los primeros artículos de sus estatutos se encuentra definida la finalidad y vocación de los Heraldos del Evangelio:


    “Esta Asociación … nació con la finalidad de ser instrumento de santidad en la Iglesia, ayudando a sus miembros a responder generosamente al llamamiento a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, favoreciendo y alentando la más íntima unidad entre la vida práctica y la fe...

    Además de esos, la Asociación tiene como fin la participación activa, consciente y responsable de sus miembros en la misión salvífica de la Iglesia mediante el apostolado, al cual están destinados por el Señor, en virtud del Bautismo y de la Confirmación. Deben, así, actuar en pro de la evangelización, de la santificación y de la animación cristiana de las realidades temporales."

    Espiritualidad

    Los Heraldos tienen su espiritualidad cimentada en tres puntos esenciales: la Eucaristía, María y el Papa, representada destacadamente en el blasón que los distingue y definida en sus estatutos:

    “La espiritualidad tiene como líneas maestras la adoración a Jesús Eucarístico, de inestimable valor en la vida de la Iglesia para construirla como Una, Santa, Católica y Apostólica, Cuerpo y Esposa de Cristo (EE.25,61); la filial piedad Mariana, imitando a la siempre Virgen y aprendiendo a contemplar en Ella el rostro de Jesús (NMI.59); y la devoción al Papado, fundamento visible de la unidad de la Fe (LG.18)."

    Carisma

    Su carisma les lleva a la búsqueda de la excelencia, a procurar actuar con perfección y pulcritud en todos los actos de la vida diaria, ya sean públicos o íntimos, lo que está expresado en el sublime mandato de Nuestro Señor Jesucristo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mateo 5,48).

    Para los Heraldos del Evangelio este llamado a la perfección no debe quedar restringido a los actos interiores sino exteriorizarse en sus actividades, de modo que mejor reflejen a Dios. 

    Es decir, que el Heraldo del Evangelio debe revestir ceremonial y solemnemente sus acciones cotidianas, sea en la intimidad de su vida particular, sea en público, en la obra evangelizadora, en la relación con sus hermanos, en la participación de la Liturgia, en las presentaciones musicales y teatrales o en cualquier otra circunstancia.

    La música es uno de sus principales instrumentos de evangelización para llegar a los jóvenes. Todos los jóvenes que comienzan su experiencia vocacional con los Heraldos aprenden a tocar la trompeta, la tuba, el tambor, la lira, el órgano o cualquier otro instrumento. 

    Los Heraldos dan un énfasis particular a los coros, orquestas y conjuntos musicales, a fin de llevar su mensaje de Fe y de Esperanza a la sociedad contemporánea.

    Otras herramientas evangelizadoras de los Heraldos son el teatro, la enseñanza de idiomas y la práctica de deportes (entre ellos, la esgrima).

    Los Heraldos son cristianos enamorados de Cristo y de la Virgen que sirven fielmente a la identidad de la Iglesia: "Id y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles lo que yo os he enseñado. Yo estoy con vosotros hasta el fin de los tiempos". (Mateo 28, 18-20).