¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 25 de agosto de 2020

FORMARSE NO ES INFORMARSE

"La formación de los fieles laicos 
tiene como objetivo fundamental 
el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación
 y la disponibilidad siempre mayor 
para vivirla en el cumplimiento de la propia misión. "
(Juan Pablo II, Cristifideles laici, 58)

A menudo, apelamos a la necesidad imperiosa de formarnos en la fe. "Exigimos" charlas y meditaciones de sacerdotes, buscamos libros espirituales, esperamos que nuestros sacerdotes estén muy pendientes de nuestro discipulado, o incluso buscamos formación superior teológica, pero ¿qué significa realmente formarse?

Para mí, la palabra "FE" está compuesta de dos letras: "F" de Formación y "E" de Evangelización.  Por eso, la fe de un cristiano no se limita a la adquisición de conocimientos teológicos mediante procesos formativos básicos o catequesis doctrinales, que a veces, resultan eternos o, incluso, ineficaces. Además, deben ser puestos en práctica, deben vivirse y deben proclamarse.

La formación es el proceso permanente de maduración de la fe cristiana que tiene como modelo a Jesucristo, como fuerza motriz, al Espíritu Santo, y como objeto, la propia santificación y la de los demás. Parte del conocimiento (dimensión intelectual), se sustenta en la oración (dimensión espiritual), celebra (dimensión sacramental) y vive para servir (dimensión pastoral). 

Es un camino continuo de aprendizaje, servicio y amor a Dios que comienza en el ámbito de una comunidad eclesial o religiosa, es decir, en la Iglesia, que está sostenido por una dirección espiritual doctrinalmente correcta, bien sea a través de un sacerdote, de un religioso o de una religiosa, y que acaba el día de nuestra muerte.

Pero llegado un determinado momento de la vida del cristiano, éste debe dejar de ser discípulo para convertirse en apóstol; debe dejar de ser un bebé espiritual para convertirse en un adulto espiritual. Porque la fe, si no crece, se estanca y muere.

Por ello, la finalidad de toda formación cristiana, es decir, de todo discipuladodebe conducir a la autonomía del cristiano. En palabras del mismo Jesús: "Os conviene que yo me vaya... para que el Espíritu de la verdad, os guíe hasta la verdad plena" (Juan 16, 7 y 12). Lo que no quiere decir que vivamos la fe de forma individual ni lejos del Maestro.

Formarse no es sólo informarse sobre Dios, saber que existe; no es sólo conocer al Jesucristo histórico, saber que murió y resucitó; no es sólo enumerar y comprender los mandamientos. Es mucho más. 
Formarse es dejar que el Espíritu Santo "dé forma a mi alma"; es dejar que Dios "modele mi espíritu"; es dejar que Cristo "edifique en mi corazón Su Reino".

Formarse es construir en mi interior el templo de la Trinidad; es dejar que Dios transforme mi corazón de piedra en uno de carne. 

Formarse es relacionarme con Dios, "intimar" y comunicarme con Cristo, aprender de Él, seguir su ejemplo...y su cruz.

Formarse es caminar junto a mis hermanos mientras aprendo; es discipular a otros mientras soy discipulado; es alimentarme espiritualmente para crecer en la fe, madurar en la esperanza y arder en el amor.

Formarse es descubrir la vocación para la que he sido creado, es asumir el plan que Dios tiene para mí; es comprometerme con Dios, es "darle un sí" confiado.

Formarse es llegar a asemejarme y a convertirme en otro "Cristo"; es dejarme guiar y fortalecer por el Espíritu de Dios; es "perfeccionarme" y caminar hacia mi santidad.

Formarse es llegar a ser discípulo de Cristo para dar testimonio y proclamar el Evangelio; es vivir la fe en comunidad; es buscar espacios de encuentro con mis prójimos.
Formarse es descubrir a un Dios que me ama con locura, que da la vida por mí y que nunca me abandona.

Formarse es vivir una vida exterior eucarística y sacramental que me lleven al amor a Dios y al prójimo; es vivir una vida interior contemplativa y de silencio que me lleven a lo profundo del "misterio".

Formarse es vivir con la mirada fijada en el cielo; es asumir la identidad misionera cristina y cumplir la voluntad de Dios en todo momento; es anhelar y buscar formar parte de la Jerusalén celeste.

Formarse es basar toda mi existencia en una profunda experiencia de Dios, en una vivencia mística continua, en una relación íntima con Cristo y en constante comunicación con Él, para conocer su voluntad.

Formarse es anunciar a Cristo en todos mis ambientes existenciales; es servir a Dios y a los hombres, formando parte de la Iglesia de Cristo.
JHR

sábado, 22 de diciembre de 2018

AMOR DERRAMADO

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"El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones" (Rom 5, 5)
Dios nos ha creado a cada uno por amor, un amor infinito. Es más, tenemos un Dios que es Amor. No somos un producto del azar ni de una evolución casual. Existimos porque hemos sido pensados y amados por Dios.

El mensaje cristi
ano testimonia un acontecimiento que constituye el centro de la historia del hombre y del universo: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna." (Jn 3, 16)

Sin embargo, hoy en día, muchas personas confunden fe con espiritualidad. Creen que la “espiritualidad” les aporta autenticidad y cercanía (experiencias, sentimientos), mientras afirman ver en la fe, sólo normas y mandatos, que les sugieren inseguridad y lejanía. 

Pretenden saciar ese anhelo de trascendencia con una experiencia donde los sentimientos, las emociones, los afectos o los deseos son la prioridad: lo que siento, cómo me siento, lo que me parece, lo que quiero.... Buscan sentir, conmoverse, emocionarse y con ello, se centran sólo en ellos mismos. No es un amor genuino, sino interesado y condicional. 

La fe es un acto de la voluntad con el que decidimos con plena libertad, entregarnos personal, confiada y totalmente a Dios

La fe es una experiencia del amor desinteresado e incondicional de Dios. Nuestro Padre no obliga, no impone, no coacciona...sino que nos da libertad, a la vez que tiende sus brazos para que nos dejemos amar.

Por eso, la fe no puede desvirtuarse en una "experiencia afectiva" vacía de contenido y de sentido, ni en un "servicio" interesado y desvirtuado a mi “imagen y semejanza”, sino en un abandono libre y confiado a nuestro Creador, como el de un niño en su padre.

La fe no puede convertirse en una "sensación” o "estado de ánimo sentimental", ni en un "recurso" a un Dios atento a mis deseos y necesidades, y solícito a resolver mis problemas, sino que es una certeza que da un sentido trascendente a mi existencia.

La fe no puede limitarse a una "emoción" impersonal, inmediata o ruidosa, sino que es una realidad con Rostro que se revela con paciencia, a fuego lento y en silencio.La fe no puede basarse en una energía cósmica ni una idea abstracta y distante, sino que es una presencia real y cercana de un Dios que me dice que no estoy solo en el mundo y que me ama.
La fe no puede ser una visión individual ni un consumo privado de "espiritualismo", sino que es una relación de amor con Dios y con mis hermanos, que vivo y comparto comunitariamente.

La fe no puede justificarse en una “obligación” ni en un "deber" hacia Dios, sino que es un impulso libre por el que busco a mi Creador, a través de una comunicación estrecha con Él, la oración.

La fe no puede fundamentarse en una "personalización" a la medida de mis seguridades o deseos de confort, sino que es un peregrinaje temporal e incómodo, en el que "cargo mi cruz" y voy en pos de Jesucristo.

La fe no puede cimentarse en una "negación" de mi identidad, sino que es una "afirmación" de un amor primero e inmerecido, de un Padre hacia sus hijos, que da su vida por cada uno de ellos.

La fe no puede sustentarse en un "sometimiento" de mi voluntad o de mi libertad a una "tiranía caprichosa", sino que es una apertura a dejarme amar y a responder amando.

La fe es el amor de Dios derramado en mi corazón.

lunes, 5 de marzo de 2018

UNA FE SIN COMPLEJOS

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"Por eso estáis alegres 
aunque de momento os veáis obligados 
a sufrir diversas pruebas, 
para que la pureza de vuestra fe 
mucho más preciosa que el oro 
que aunque acrisolado por el fuego se corrompe 
aparezca digna de alabanza de gloria y de honor 
cuando tenga lugar la manifestación de Jesucristo, 
al que amáis y en el que creéis sin haberlo visto 
por el que os alegráis con un gozo inenarrable y radiante, 
seguros de alcanzar la salvación objeto de vuestra fe." 
(1 Pedro 1, 6-9)


¡Ser cristiano hoy es un desafío!¡Vivir la fe de Cristo en nuestro mundo es todo un reto! ¡No es fácil ser católico en nuestra sociedad actual! No lo es y... ¡menos que lo va a ser!

Dos mil años después de haber perseguido a nuestro Señor Jesucristo, la fe de su Iglesia Católica sigue siendo objeto de persecución, incluso en esta España católica y tierra de María.

Y es porque es acosada, amenazada y vejada,  sabemos que en ella se encuentra la Verdad, el Camino y la Vida... Y porque sabemos que quieren crucificarla una y mil veces, debemos estar preparados y alerta para defenderla.

En España, muchos llamados "católicos" viven una fe acomplejada y vergonzante; una fe en la intimidad de su parroquia o de su casa; una fe de riguroso intimismo, como si fuera algo que esconder u ocultar; una fe que no es fe. 

La fe en Jesucristo es una fe por la que merece la pena vivir. Y por la que merece la pena morir. 

La fe de Cristo necesita ser vivida, necesita ser proclamada. Una fe sin anuncio, no sólo pierde su carácter misionero, sino que acaba desapareciendo. Y yo me pregunto ¿no es esto lo que está ocurriendo?

Sin duda, la fe católica en el siglo XXI demandará mucho coraje y valentía! Mucho más, si cabe, que la que necesitaron y demostraron los cristianos del siglo I. Necesitaremos más y mayores gracias. Pidamos a Jesús por medio de Nuestra Madre, la Virgen María, un segundo Pentecostés. A Ella nada le niega.

Resultado de imagen de efesios 2 8 10La fe de la Iglesia de Pedro necesita ser proclamada con más seguridad y fuerza. Nosotros mismos, los católicos, somos los primeros que necesitamos ser evangelizados porque hemos perdido el ardor, hemos perdido la luz. Nuestra lámpara se ha apagado y no da ni luz ni calor. Necesitamos grandes dosis de Espíritu Santo que sólo obtendremos, si se las pedimos a Dios. Pero ¡hay que pedírselas! 

¿Será por todo eso que cada vez hay menos cristianos sin complejos por la calles de nuestra querida España, aunque muchos se declaren católicos los domingos o en Semana Santa?
¿Será que muchos tienen una fe acomplejada, anestesiada, oxidada?
¿Será por eso que hay muy pocos dispuestos a defender a Cristo y a su Iglesia? 
¿Será que se han dejado vencer por "lo políticamente correcto"?
¿Será que piensan que no merece la pena?
¿Será que en realidad ya no creen? 

Porque, si uno cree en algo de verdad, ¿no lo defenderá hasta el final? 
Porque si uno está convencido de tener la "Verdad", acaso ¿se callará? 
Porque si alguien insulta a nuestro padre o a nuestra madre, acaso ¿se callará? 
Porque si alguien increpara a alguien de nuestra familia, acaso ¿mira hacia otro lado? 

¿Cómo es posible que en un país católico por excelencia no seamos capaces de hacer frente a las continuas calumnias, insultos y agravios a nuestra fe? 
¿Cómo es posible que teniendo el mejor mensaje posible, el mejor Dios posible no seamos capaces de gritarlo a los cuatro vientos?
¿Por qué callamos? 
¿Por qué cedemos al chantaje del mundo?
¿Por qué miramos hacia otro lado como si no fuese con nosotros? 
¿Es que...acaso, no va con nosotros?
¿Por qué nos empeñamos en avergonzarnos de ser católicos? 
¿Por qué nos acompleja que sepan que somos cristianos?
¿Es que...acaso nos creemos que los ataques que sufrimos están justificados? 

Muchas preguntas quizás porque no sabemos realmente lo que significa ser cristiano.

Ser cristiano significa seguir a Cristo, significa amar a Jesús. 

Y no podemos ser cristianos si pretendemos seguir a Cristo desde el sofá de nuestra casa. 

No podemos amar a Jesús sin salir a la calle, cargar nuestra cruz y seguirle.

Ser cristiano no significa defender a Dios con el mando de la "Play"; no significa defender Su mensaje de amor desde un "grupo de whatsapp"; no significa ocultarse ni acoplejarse tras una pantalla. 

Ser cristiano implica "mojarse"; requiere valor y coraje. Ser cristiano es "para gente sin complejos", para valientes. 

Ser cristiano no es para "mediocres", ni para "tibios", ni para "desertores". Y no lo digo yo, lo dice Dios (Apocalipsis 3,16).

Una fe sin complejos se demuestra en la calle, en el día a día, en el trabajo, con los amigos, en cualquier situación. Aquí radica uno de nuestros principales problemas: y es que los católicos no estamos acostumbrados a evangelizar porque hemos presupuesto que España ya estaba evangelizada y que no hacia falta hacer discípulos. Oigo a muchos decir: "lo de evangelizar no es para mí"; "no estoy preparado"... como si fuera una opción o como si los 12 apóstoles hubieran necesitado un máster para seguir a Cristo.

Una fe sin complejos necesita preparación y formación. Aquí radica otro de nuestros problemas: y es que los católicos estamos muy poco formados. Oigo a muchos decir: "necesito formación" "necesito un sacerdote que me guíe"... pero cuando se la ofrecen, siempre ponen excusas. Y no nos engañemos, ni las familias ni los colegios forman ya en la fe católica. Me atrevería a decir que tampoco en muchas iglesias.

Es un hecho evidente que nadie puede defender algo si no conoce a fondo lo que debe defender. Y desgraciadamente se cumple el dicho popular: "católico ignorante, futuro protestante"

Resultado de imagen de jesucristo resucitadoSin embargo, cuando nos formamos, ponemos en practica nuestra fe. Y cuando la ponemos en práctica, la defendemos. Y cuando la defendemos, Dios nos la aumenta.

Pidámosle a Dios que aumente nuestra fe, que refuerce nuestra confianza y que incremente nuestra fortaleza para defenderle en un mundo, que no sólo le ha crucificado sino que se empeña en mantenerle muerto y enterrado en el sepulcro, de convencernos de que no ha resucitado, de que nunca ha existido.

¡Cómo vamos a tener complejos si...


JESUCRISTO HA RESUCITADO!!!!


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sábado, 20 de enero de 2018

FE, DOS LETRAS CON UN GRAN SIGNIFICADO


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"Dichosos los que creen sin haber visto" 
(Juan 20,29)


El apóstol Pablo en su carta a los Hebreos dice: "La fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquellas que no se ven" (Hebreos 11, 1).

El catecismo de la Iglesia católica nos dice que la fe es "la adhesión personal de la inteligencia y voluntad a la revelación divina" (176). 

Es “una virtud teologal infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinas reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela".

Dicho de otra manera, es una luz y un conocimiento sobrenaturales por medio de los cuales, sin ver, podemos creer lo que Dios nos dice y la Iglesia nos enseña. Dios nos hace ver las cosas desde su punto de vista divino, con sus ojos, tal como las ve Él.

En cambio, no es fe cuando decimos “creo que va a llover” o “creo que María vendrá" o "creo que tienes razón.." expresamos simplemente una suposición, una opinión o una impresión: suponemos que lloverá; tenemos la impresión de que vendrá, pensamos que tiene razón...pero no tenemos certeza de ello.


Es un don gratuito

Resultado de imagen de don de diosLa fe no es un don innato ni propio de nuestra naturaleza sino que es un regalo de Dios que nos concede en el bautismo y que implica certeza, significa admitir a Dios como Verdad, dar por segura Su existencia y asumir Su voluntad.

Tampoco es fe cuando vemos y comprendemos claramente algo: "dos más dos son cuatro", tenemos la certeza de que es así porque podemos comprenderlo y comprobarlo... pero no toda certeza es fe: es comprensión.


Es siempre firme

Cuando aceptamos sin dudar una verdad revelada por Dios, tenemos fe. Por eso, no podemos decir:"Yo creo en el cielo, pero no en el infierno” o “creo en Dios pero no en la Iglesia", porque estaremos diciendo que Dios se equivoca y nosotros no…por eso le corregimos.

La fe se construye sobre certezas y verdades inamovibles reveladas por Dios. La fe nunca cambia ni se amolda a los tiempos. La fe es eterna porque viene de nuestro Padre Eterno.

Es un acto de responsabilidad

Fuimos creados libres y responsables de nuestros actos. Somos libres para decir "sí" o "no" a Dios, pero ambas respuestas conllevan una responsabilidad
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La fe, nuestro "sí", es un acto libre de nuestra voluntad que acepta a Dios, trata de conocerlo, de amarlo, de cumplir siempre su voluntad que nos responsabiliza a alcanzar el objetivo por el cual fuimos creados: ser santos y estar en presencia de Dios.

La falta de fe, nuestro "no" o nuestro "sí, pero..." es un acto libre de nuestra voluntad que no acepta a Dios, que lo acepta a medias, que no trata de amarlo por encima de todas las cosas ni de hacer siempre su voluntad, que relativiza las verdades esenciales y que nos responsabiliza a no estar en presencia de Dios, lo que significa el infierno: vivir al margen de Dios.

Es un acto de compromiso 

La fe no es simple teoría ni simple moral. No es algo que está bien o que es bueno. 

Es un acto de compromiso de poner a Dios en el primer lugar de nuestro corazón, una decisión que nos mueve a la acción, una actitud de poner en obras aquello en lo que creemos, una disposición firme a aplicarlo en nuestras vidas.

La FE se fortalece dándola. Dar la fe es vivirla, es compartirla con los demás, es servir a los demás y por supuesto, es tener un deseo de servir a Dios sobre todas las cosas, de ponerle en primer lugar.

Es un acto de amor

Resultado de imagen de abrir el corazon a diosEn primer lugar, la fe es un acto de amor de Dios hacia nosotros. Un amor desinteresado, infinito y eterno. Todo es por causa del amor de Dios: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna" (Juan 3, 16).

En segundo lugar es un acto de amor nuestro hacia Dios, por todo lo que somos, por todo lo que nos da, que es siempre beneficioso para nosotros, incluso lo que definimos como malo.

En tercer lugar, es un acto de amor hacia nuestro prójimo, hermano e hijo de Dios, por el que debemos "dar la vida", tal y como Jesús hizo: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos" (Juan 15, 13).


"FE"...dos letras con un gran significado 

F de Fraternidad. " Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22,39).
de Felicidad. "Partiréis con alegría y en paz seréis llevados" (Isaías 55, 12).
de Fidelidad. "Obraréis en todo en el temor de Yahveh, con fidelidad y con corazón perfecto" (2 Crónicas 19,9).
de Fecundidad."La fe sin obras está muerta" (Santiago 2, 17).
de Fortaleza. "Dios es nuestro refugio y fortaleza, un socorro seguro en momentos de angustia" (Salmo 46,2).

de Esperanza. "Que el Dios de la esperanza llene de alegría y paz vuestra fe, y que la fuerza del Espíritu Santo os colme de esperanza" (Romanos 15,13).
E de Espíritu. "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, y por él entendemos lo que Dios nos ha regalado" (1 Corintios 2, 12).
E de Eclesial"Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mateo 16,18).
E de Experiencia."Sólo te conocía de oídas; pero ahora, en cambio, te han visto mis ojos" (Job 42, 5).E de Elección. "Él nos ha elegido en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables a sus ojos" (Efesios 1,4).


Para la reflexión personal:


¿Ocupa la fe el primer lugar en mi vida? ¿Ocupa algún lugar?

¿Soy consciente del gran regalo que Dios me ha hecho con la fe? ¿Se lo agradezco?

¿Es mi fe rica en obras? ¿Está viva o muerta?

¿Creo y vivo una fe en acción? o ¿Creo en una fe como en idea teórica, personal y carente de significado?

¿Creo y soy consciente que el Espíritu Santo actúa en mi alma y en mi vida? 

¿Hago silencio interior para oír las inspiraciones del Espíritu Santo? ¿Las obedezco?

¿Pido a Dios su ayuda para vivir mi santificación o me fío y me basto solo con mis fuerzas?

¿Vivo los acontecimientos más ordinarios de la vida con sentido sobrenatural? 

¿Descubro la la acción de Dios en cada momento de mi vida?

¿Amo a Dios y al prójimo con hechos y no sólo con palabras?

¿Vivo mi fe con esperanza y caridad?









sábado, 15 de abril de 2017

CÓMO TRANSFORMAR OBSTÁCULOS EN OPORTUNIDADES


Cada día, un líder se enfrenta a muchos obstáculos que, a veces, parecen imposibles de superar.

Mucha gente cree que el liderazgo es  algo fácil, pero nada más lejos de la realidad. El liderazgo básicamente implica eliminar los obstáculos toda vez que todos los demás han tirado la toalla.

Mientras algunas personas sólo ven obstáculos, un líder ve oportunidades.

Entonces, ¿cómo transformar obstáculos en oportunidades? Los pasos son fáciles de entender, pero requieren determinación y compromiso para lograrlo:

Fuera opositores

Lo primero que debemos hacer es deshacernos de los opositores. Toda organización (y especialmente la iglesia) tiene gente negativa que se opone a todo por sistema.

Todos sabemos a lo que nos referimos. Las personas negativas son aquellas que ponen pegas a cada idea nueva, aquellas que siempre ponen peros a invertir, aquellas que dan mil excusas por las que algo no funcionará...

¿Necesitamos personas así en nuestro equipo de liderazgo? Realmente, no.

Una de las razones por las que la misión de la iglesia está tan deprimida hoy día es porque nuestros consejos parroquiales están llenos de personas que se oponen a casi todo.

¿Significa eso que no debemos tener ningún tipo de precaución en la toma de decisiones? Claro que no ... pero existe un mundo entre elevar una voz de precaución que quiere hacer que la parroquia se mueva, y una voz de condena que sólo hace que la parroquia se estanque.

Así pues... erradiquemos a los opositores. ¿Por qué? Porque no se puede construir un futuro positivo con personas negativas. ¿Cómo? Sacándolos del tablero de juego. Sacándolos del equipo y mirando hacia adelante con optimismo y sin pesimistas.

Recordemos que Jesús no siempre hacía milagros. ¿Por qué? Porque la gente en algunas ciudades no tenía fe o se oponían a Él.

Posibilidades vs. Probabilidades


Obviamente, alguna idea puede que no llegue a término en algún momento, pero demasiadas ideas mueren en el "limbo" de lo que mucha gente piensa que es la "realidad".

La realidad es algo que uno mismo crea. Y si no, no hay más que fijarse en genios como Albert Einstein, Michael Jordan, Thomas Edison o Steve Jobs.

Resultado de imagen de obstaculosHace una década, casi nadie pensaba que un teléfono podría reproducir música, navegar por la web, fotografiar, pagar, aparcar, etc... Ahora es una realidad que ni siquiera nos planteamos.

Es tan fácil fijarse en los obstáculos que se requiere una profunda determinación de todos (incluso los optimistas) para mantenerse enfocados en las posibilidades, y no en las probabilidades.

El trabajo de un líder es dirigir continuamente al equipo hacia lo que puede suceder (en positivo), en lugar de hacia lo que podría suceder (en negativo) o lo que suele suceder (en negativo).

Los líderes que se centran en las posibilidades, en lugar de en las probabilidades, siempre progresan. 

Además, la audacia es más divertida que el temor.

Inasequibles al desaliento


El desaliento es una cualidad casi natural en el ser humano que se parece a la fuerza de la gravedad: tiende a llevarnos hasta el suelo.

Por eso, debemos permanecer inasequibles al desaliento, incansables en la tarea y centrados en lo positivo. 

Por ejemplo, en lugar de esgrimir razones por las que algo no funcionará, hagamos un "brainstorming" sobre maneras en las que algo podría funcionar: cuando alguien dice que no se puede, re-enfocarnos en el "yes, we can"; cuando alguien dice que no, re-dirigirlo hacia el sí.

Estos tres primeros puntos están todos centrados en la actitud porque, de todas las batallas que peleamos, las más grandes están en nuestra mente.

Nuestra actitud determina mucho más de lo que nos imaginamos. El líder con actitud positiva tiende a forjar futuros más brillantes.

Aprender de otros

Por supuesto, debemos buscar ejemplos de parroquias donde se producen "milagros". Las empresas estudian (y copian) a otras empresas; los entrenadores de fútbol se fijan en las estrategias de otros entrenadores de éxito; los programas de televisión se fijan en cómo otros consiguen más audiencia...

Sugerencia: leamos un poco de historia o biografías de los líderes que se enfrentaron a probabilidades aparentemente insuperables y triunfaron. 

O simplemente leamos la Biblia. Las Escrituras están llenas de líderes que habían perdido... hasta que Dios dio paso a una victoria.

Podemos mirar fuera de nuestro contexto, fijarnos y aprender de otros y así, ampliar nuestra mentalidad "pesimista", romper moldes y superar ideas que no conducen a nada. La mayoría de las veces, eso es precisamente lo que necesitamos.

Veteranía+Juventud

Miremos por un momento a las personas de nuestra parroquia o de nuestros consejos parroquiales ¿Cuál es la edad media?

Combinar veteranía con juventud complementará sabiamente la estructura y mentalidad de nuestros equipos de liderazgo. 

A la experiencia, podemos anadir ideas frescas y nuevas maneras de ver los problemas. A la sabiduría, se aportarán nuevos ojos, nuevas energías y un optimismo sin obstáculos .

Confianza

En última instancia, el verdadero liderazgo es una cuestión de fe. Abordar una tarea que nadie ha podido superar requiere confianza; requiere coraje; requiere fe. Fe en Dios.

El liderazgo audaz aumentará nuestra fe porque, al fin y al cabo, la fe es todo lo que tenemos. Por eso nos ponemos en la mejor compañía, en manos de Dios

Después de todo, Dios creó todo de la nada. Transformó la muerte en vida. El Señor es especialista en mover a las personas hacia circunstancias imposibles.

Honestamente creo que cuando estamos tratando de crear algo de la nada, haciendo lo imposible o enfrentándonos a un gran obstáculo, estamos ejercitando nuestra fe en el nivel más profundo, y Dios está encantado. Y en última instancia, recordemos que "para Dios, nada es imposible".

¿Qué separa la visión de la misión? Simplemente, la ejecución. Los verdaderos líderes hacen algo con sus ideas. Y no siempre "acertarán" a la primera: a veces, los experimentos fallan. Por eso son experimentos. Pero sin probar, sin asumir ciertos riesgos, nada cambiará nunca.

Pero si confiamos lo suficiente, imaginamos lo suficiente y soñamos lo suficiente, alcanzaremos más ideas de las que jamás hubiéramos pensado.

lunes, 3 de abril de 2017

UN MODELO DE COMUNIDAD


"Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, 
en la unión fraterna, en partir el pan y en las oraciones. (...)

Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común; 
vendían las posesiones y haciendas, 
y las distribuían entre todos, según la necesidad de cada uno. 

Todos los días acudían juntos al templo, 
partían el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 
alabando a Dios y gozando del favor de todo el pueblo. 

El Señor añadía cada día al grupo
 a todos los que entraban por el camino de la salvación.

Todos los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma, 
y nadie llamaba propia cosa alguna de cuantas poseían, 
sino que tenían en común todas las cosas. 

Los apóstoles daban testimonio con toda firmeza
 de la resurrección de Jesús, el Señor.
 Y todos gozaban de gran simpatía." 

(Hechos 2, 42-47; 4, 32-34)

Estamos llamados a ser comunidad pero ¿cómo se crea una relación que trasciende de lo meramente educado y correcto? ¿Cómo crear comunidad?

Lo primero que tenemos que meditar es que jamás las relaciones entre personas pueden establecerse por imposición y por chantaje. Para que exista una relación, ambas partes han de ser libres; deben querer tener trato un encuentro libre y personal, caminar juntos, escuchar y ser escuchados, partir y compartir el pan. Eso es lo que Jesucristo nos enseñó: a vivir eucarísticamente en comunidad.

En una verdadera comunidad existe unidad, que no uniformidad; alegría, que no aburrimiento; libertad, que no presión; compromiso, que no obligación; igualdad, que no superioridad; transparencia, que no hermetismo; generosidad, que no egoísmo; amor, que no envidia. Y sobre todo, el vínculo que crea y solidifica todo lo anterior: Jesucristo en el medio.

Pero, sigamos con las preguntas: ¿Cómo pasamos de ser un grupo de personas desconectadas a ser una verdadera comunidad cristiana?

Yo creo que una verdadera comunidad es el "paritorio de la caridad", es la "incubadora del discipulado" y es la "sala de operaciones de la fe cristiana". La Palabra de Dios atestigua una y otra vez que la fe cristiana no está destinada a ser vivida ni cultivada en soledad.

No hay que inventar nada ni hacer un Master en Teología. Tan sólo hay que abrir dos cosas: la Biblia y  el corazón. Leyendo Hechos 2, 42-47 y Hechos 4, 32-35, y meditando ambos pasajes, obtenemos una visión ejemplarizante en la joven Iglesia de Jerusalén, que podemos aplicar en nuestros días y, así, comprender el maravilloso potencial que tenemos para poder desarrollar una auténtica comunidad cristiana.

Formación/Crecimiento/Madurez

En primer lugar, tiene que haber un deseo y un compromiso para crecer realmente como seguidores de Cristo. La comunidad se origina con un compromiso de progresar en el conocimiento de Dios, y a continuación, la madurez espiritual se desarrolla en comunidad con la aplicación de este conocimiento y su proclamación.

Hechos 2,42 dice: "Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles(compromiso implícito).

Hechos 2,46 dice: "Todos los días acudían juntos al templo" (enseñanza implícita).

Hechos 4,33 dice: "Los apóstoles daban testimonio con toda firmeza  de la resurrección de Jesús" (proclamación implícita).

El deseo de crecer espiritualmente, de formarse, de aprender de Dios debe estar presente en las personas como el punto de partida de la incipiente comunidad cristiana. 

Sin un deseo de conocimiento de Dios que nos lleva a la madurez espiritual, sólo estaremos "pasando el rato". Sin un anuncio de Dios y de su Plan, no habrá ninguna diferencia con cualquier otro grupo de personas que se reúnen. 

Para la reflexión:

¿Cómo describiríamos el deseo que tienen las personas de nuestra parroquia llamadas a ser comunidad y a seguir a Cristo?

¿Existe pasión por conocer más acerca de Dios y su plan para nosotros?

¿Qué podemos hacer para ayudar a crecer este deseo?

Comunión/Fraternidad/Compañerismo

Vivir en comunión no sólo es pasar el rato, vivir la vida, caminar juntos, etc. Si pensamos profundamente en ello, se trata de una mezcla de medios y de fines. Al estar a menudo cerca conseguimos un vínculo de unión y viceversa. La comunión fraternal es el corazón de la comunidad.

Hechos 2,42 dice que los discípulos estaban "en unión fraterna"
Hechos 2,46 dice que los discípulos se reunían "todos los días".

Si nos fijamos en estos pasajes del libro de los Hechos de los Apóstoles, la idea se centra en que la comunión tiene dos aspectos: la proximidad (literalmente estar juntos) y la frecuencia (estar juntos a menudo). La fraternidad no puede suceder a menos que pasemos el rato juntos, que compartamos la vida  y que lo hagamos con frecuencia. 

Para la reflexión:

¿Fomentan la comunión nuestras reuniones y encuentros ?

¿Es suficiente reunirse formalmente los domingos en misa? 

¿O necesitamos encontrar espacios donde reunirnos más informal e íntimamente, fuera de horarios y parroquia?

Responsabilidad/Transparencia/Generosidad

Hechos 2, 44-45 dice: "Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común; vendían las posesiones y haciendas, y las distribuían entre todos, según la necesidad de cada uno."  ¡La transparencia era total! No les preocupaba su imagen ni el "qué dirán". No dudaban en llevar abiertamente sus problemas y necesidades al grupo.


También existía generosidad. Estos cristianos ponían las necesidades de los demás por encima de las suyas y oraban unos por otros. Santiago 5,16 dice: "Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder." 

La responsabilidad no puede ser forzada. Más bien, crece y se desarrolla dentro de la comunidad si somos "un solo corazón y una sola alma". Tenemos que formar un ambiente de compañerismo y fraternidad; de confianza y ayuda mutuas. 

Para la reflexión:

¿Nuestro grupo valora la transparencia y la generosidad?

¿Somos responsables con nuestros hermanos?

¿Existe una disponibilidad plena para que los miembros de la comunidad puedan compartir abiertamente sus necesidades espirituales y emocionales "entre hermanos"?

Misericordia

Finalmente, sobre todas estas cosas, en una comunidad verdadera prevalece el estandarte de la misericordia. La tentación cuando tenemos conocimiento y madurez, cuando existe confianza y transparencia, es juzgar a los demás. Por eso, ¡La misericordia debe regir la comunidad! 

Creo que la mejor expresión de la misericordia en una comunidad es la que se expresa en Gálatas 6, 2-3: "Ayudaos unos a otros a llevar las cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo. Porque si alguno se imagina ser algo, siendo así que es nada, se engaña a sí mismo." 

Si no hay misericordia, si no hay caridad, si no hay compasión, no puede haber verdadera transparencia, responsabilidad, generosidad ni confianza. Y en última instancia, no puede haber comunión, fraternidad ni compañerismo. 

Para la reflexión:

¿Fomentamos un ambiente de misericordia y perdón en nuestro grupo?

¿Empatizamos con las situaciones de vida de los demás?

¿Miramos con ojos de amor a nuestros hermanos?


El objetivo de una comunidad verdadera no es sólo "hacer" cosas juntos, pasar el rato y madurar. La meta  es "ser" semejantes a Cristo.