¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 8 de julio de 2019

LETANÍAS: FIGURAS SIMBÓLICAS (5)

La Iglesia, que va recogiendo en las Letanías las más preciadas flores del pensamiento, de la naturaleza y del simbolismo para coronar a la Santísima Virgen, su Madre y Reina, le muestra su amor, combinando figuras y símbolos que expresan dignidad, elevación, fuerza, esplendor y hermosura singular, todo apropiado a la dulce Reina del Cielo.

Hoy, profundizamos en las trece figuras simbólicas de la Virgen María en las Letanías:

Espejo de Justicia

En el lenguaje de la fe, justicia es entendida no tanto como lealtad, ni equidad (dar a cada uno lo que merece), ni rectitud en la conducta, sino como justicia moral o perfección moral, en cuanto abarca, a la vez, todas las virtudes y significa un estado del alma virtuoso y perfecto, de tal manera que el sentido de justicia es casi equivalente al sentido de santidad.

"Espejo de Justicia" porque:
  • refleja santidad, de perfección y de bondad sobrenatural.
  • refleja siempre a nuestro Señor, que es la Santidad Infinita, la Divina Santidad.
María llegó a reflejar la santidad de Jesús viviendo con El. ¡Cuán semejantes llegan a ser los que se aman y viven juntos! Cuando reina el amor entre esposos, entre padres e hijos, entre hermanos, amigos... con el tiempo se produce un maravilloso parecido que llega a manifestarse en la expresión de los rasgos de la voz, en el lenguaje y algunas veces hasta en carácter, opiniones, gustos. 

Esto también sucede, sin duda, en el estado invisible de las almas, en las cuales, para bien o para mal, se realiza esta transformación y semejanza.

María ama a su Divino Hijo con un amor indecible ya que lo tuvo consigo durante treinta años. Si estuvo llena de gracia antes de haberlo concebido en su Seno, debió alcanzar una santidad incomprensiblemente mayor después de haber vivido tan íntimamente con El durante aquellos treinta años. 

Santidad que reflejaba los Atributos de Dios, con una plenitud de perfección, de la cual ningún santo puede darnos una idea. Ella es el "Espejo de la divina perfección".

Trono de la Sabiduría

En la Sagrada Escritura, la palabra Sabiduría tiene varios significados:
  • Sabiduría personal, esto es, el Verbo Divino, Jesucristo como Hombre; 
  • Sabiduría impersonal, hábito o cualidad de los seres inteligentes; 
  • Sabiduría como Don del Espíritu Santo.
Bajo estos tres significados la Virgen María es verdaderamente "Trono o Sede de la Sabiduría".

De la Sabiduría personal
  • porque el Verbo se encarnó en Ella, convirtiéndose en Madre de Dios, Madre del Verbo, Madre de Cristo Hombre, Madre de la Sabiduría. 
  • porque porque la Sabiduría eligió como morada digna el seno de María, donde habitó nueve meses, y después de nacer, fue llevado en sus brazos durante sus primeros años, y estuvo sentado sobre sus rodillas. Siendo realmente también, por decirlo así, el Trono humano de la Sabiduría que reina en el Cielo.
De la Sabiduría impersonal
  • porque posee el conocimiento de las cosas naturales y sobrenaturales, y sus causas. 
  • porque fue dotada por Dios de un entendimiento naturalmente perfecto, ejercitado y enriquecido por la continua contemplación y por el conocimiento de la Escritura.
  • porque, después de Jesucristo, tuvo el corazón mejor dispuesto para la gratitud, para la admiración, para el amor: disposición acrecentada hasta el máximo por la fiel correspondencia a la obra de la gracia que la llevó al más perfecto conocimiento de Dios posible a una mente creada.
Sabiduría como Don del Espíritu Santo

Es la Sabiduría que no se adquiere con los recursos humanos, sino que es un Don sobrenatural infundido por el Espíritu Santo, que consiste en un profundo conocimiento de Dios y de sus misterios, conocimiento encaminado no tanto a satisfacer la inteligencia que contempla, cuanto a alimentar y atraer la voluntad con la fuerza del amor. 

El alma en la que se ha desarrollado este Don se sumerge y profundiza enteramente en Dios, en sus perfecciones Infinitas y en sus Misterios, y allí se goza de tal manera, que todo lo que no es de Dios o no conduce a Dios se le hace pesado y enojoso, le resulta insípido.

En los treinta años que vivió María en íntima unión con la Sabiduría Encarnada, cuántas veces recibiría en la intimidad de la casa de Nazaret los rayos de la Sabiduría Eterna en los que Ella recogía hechos y misterios; palabras y recuerdos en el santuario de su corazón y los conservaba. 

María, más que ninguna criatura angélica o humana, penetró en los profundos Misterios de la Divinidad, rozando, por decirlo así, los confines de lo Infinito.

Causa de nuestra alegría

Jesucristo es causa fundamental y primera de nuestra alegría. María es causa secundaria e instrumental. María es "Causa de nuestra alegría" porque:
  • nos dio a Jesús el Verbo Encarnado.
  • nos lleva más allá de las sombras, de las lágrimas y las dificultades, hacia un gozo tranquilo, veraz y duradero.
  • nos regala la tranquilidad de conciencia, la amistad con Dios, la justa apreciación de los bienes de esta vida, la paciencia en las adversidades y la esperanza de los bienes eternos.

Vaso Espiritual

En sentido inmediato y literal, la palabra "Vaso" se refiere a un recipiente de cualquier materia y forma, apto para recibir y retener cualquier elemento, especialmente líquido.

En sentido más extenso y metafórico, la Sagrada Escritura llama vaso al ser humano, porque toda criatura en las manos de Dios, somos como un vaso en la mano del alfarero.

En las Letanías, María es honrada tres veces con el nombre de "Vaso". Entre ellas, "Vaso espiritual" , que significa que María es una Persona o Mujer espiritual.

Según Santo Tomás de Aquino, la Biblia compara o llama a los hombres "vasos" en relación a cuatro aspectos: 

Por su constitución
El vaso es tanto más noble y precioso cuanto más preciosa es su materia que el artífice utiliza y por la forma que le imprime.

María, "Vaso de oro purísimo", bella y hermosa de alma, la más preciada perla del universo. Dios trabajó esta materia con exquisito cuidado, arte y habilidad, y le dio la más hermosa y preciada forma. Dios manifestó en esta singular criatura toda su Sabiduría y Poder Infinito.

Por su contenido
El vaso es tanto más apreciado en cuanto que tiene mayor capacidad y en cuanto que está más lleno.

Ninguna criatura, ni angelical ni humana es más apreciable que María al estar dotada por Dios de multitud de gracias, dones y privilegios, desde el primer instante de su vida; al estar llenos su mente y su corazón de Dios, además de su purísimo Seno Virginal. 

Ella fue, después de la humanidad creada de Jesucristo, el Vaso más grande y más capaz. Y tanto más estuvo llena de Dios, cuanto más perfectamente estuvo vacía de si misma.

Por su uso
La nobleza del vaso se revela además por el uso al cual se destina.

El uso más digno y más glorioso es es el dado a la Virgen María: la Divina Maternidad es la cumbre de la nobleza y de la gloria. A este fin Dios ordenó todos los dones singularísimos del cuerpo y del alma, aquellos especiales privilegios y dones de los cuales la dotó, para que fuera digna de concebir en su seno al Verbo de Dios.

Por su fruto
Esto es, por las ventajas y los bienes que nos aporta.

María, este "Vaso Elegido" tuvo como Fruto suyo a Jesucristo, la Redención del género humano y la santificación de las almas. Aunque para realizar todos estos bienes fue requerido el consentimiento de Ella.

Fruto de este Vaso son las gracias que Dios nos concede: la conversión, el arrepentimiento de los pecadores, la perfección y la perseverancia de los justos.

Fruto suyo son también los triunfos de la Iglesia, en resumen, todo cuanto tenemos de bueno en este mundo y tendremos en el otro. 

Vaso Honorable

El honor es la expresión o testimonio exterior que se da a una persona por sus virtudes o por su dignidad y que se ofrece con palabras o con hechos. 

Llamar a María, "Vaso Honorable o digno de honor" significa testimoniar su dignidad y sus virtudes y considerar cuánto quiso honrarla el mismo Dios.

María es adoptada desde toda la eternidad, por el Padre como Hija escogida, por el Espíritu Santo como Esposa y por el eterno y Divino Hijo como Madre. Hija, Esposa y Madre respectivamente de las Augustas Personas de la Santísima Trinidad, que la harán digna por la inagotable generosidad de Ellas.

Y así María, de una realeza sin nombre, de una pureza sin medida, de una santidad sin igual, después de la de Dios, avanza triunfadora del mal, hacia el Trono del Altísimo y es saludada por el Padre: ¡llena de gracia!, por el Hijo: ¡el Señor es contigo!, por el Espíritu Santo: ¡Bendita eres entre todas las mujeres! , por los ángeles, por los pecadores y también por todas las criaturas.

Esta admirable elección y exaltación de María le abrió los tesoros inagotables de las gracias, de los dones y de los privilegios, con los que Dios quiso ensalzarla y honrarla: la Inmaculada Concepción, la Purísima Virginidad unida a la Divina Maternidad, la Asunción en cuerpo y alma al cielo, la gloria triunfal que la coronó Reina del Cielo y de la tierra.

Hay más todavía: quiso Dios mismo el consentimiento libre de la Virgen María para cumplir el decreto o Misterio establecido desde toda la eternidad y así, depender de alguna manera de María ... y habiéndose hecho Hombre, quiso durante treinta años obedecerla y estarle sometido.

Vaso Insigne de Devoción

La devoción, según Santo Tomás, es la pronta voluntad de entregarse más y para hacer todo aquello que corresponde al servicio de Dios. Es la dedicación y consagración al servicio de Dios, con ánimo alegre y con perfecta voluntad ... de todo corazón.

La historia de todos los Santos está llena de ejemplos y aún puede afirmarse que esta prontitud en seguir al Señor o esta devoción es la condición necesaria para la santidad. También en esto María Santísima es maestra soberana; no sólo fue devota, sino modelo perfecto de insigne devoción. 

María es, sin duda alguna, "Vaso Insigne de devoción"; es decir, Persona de insigne devoción porque:
  • Dios quiso que María se uniera en matrimonio al justo y castísimo San José, y Ella se amolda a este querer de Dios, aunque había elegido otro estado (celibato), María no se opone; consiente, dejando a Dios el cuidado de guardar su pureza virginal.
  • La ley mosaica manda a las madres hebreas que han concebido según el modo ordinario, que se purifiquen. Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo y sin embargo,  cumple la ley con la mayor exactitud, aún a costa de aparecer una mujer como todas las demás.
  • Dios ordena que la Madre del Hombre de los dolores sea Reina de los dolores, que después del Hijo participe más que nadie de los afanes, de los sufrimientos y de la Cruz. Ella como Jesús, obedece, "como un cordero sin voz delante de quien lo esquila". (Is 53,7).
  • Después de la Ascensión del Hijo, la Madre permanece en este mundo, desea el Cielo y unirse a su Amado: pero Dios quiere que permanezca todavía en la tierra por algunos años como Directora de los Apóstoles y corno Fundadora secundaria de la Iglesia. María se somete a los designios de Dios.

Rosa Mística

La rosa es símbolo y figura de la Virgen María. La rosa es, más que todo, por su delicado perfume, la reina de las flores, el adorno de jardines y decoro de la primavera.

María es la flor de los Santos y, después de Jesucristo, el adorno principal del jardín místico de Dios que es la Iglesia. Más aún, después de Dios, Ella es el esplendor y el ornato del cielo.

"Rosa Mística" porque:
  • es la rosa de Jericó, que tenía la primacía sobre las demás rosas y flores por su magnificencia, por su rara forma y por su olor exquisito; y los rosales crecían en forma de árboles. 
  • floreció en la primavera del mundo, precursora del verano que nos anunció, que nos prometió y aún más, que nos dio: a Jesucristo. 
La rosa nace, crece, abre sus hermosos pétalos, esparce su suave fragancia entre las espinas que la rodean y la envuelven por todas partes.

María nació, creció, llegó a su singular perfección entre muchas punzantes espinas. Las adversidades, los más grandes dolores, la pobreza, los peligros, las persecuciones, la elevaron a una sublime santidad.

Escogida por Dios para ser copia fiel del Hijo venido a la tierra para sufrir y morir por nosotros y predestinada a ser con el Hijo, Corredentora.

En Nazaret y en Belén, en Judea, en Egipto, en Jerusalén y en la cima del Calvario, María Santísima sufrió los más atroces tormentos.

Mística se refiere al misterio o secreto, y que designan tanto el estado contemplativo en que se sumerge el alma en su tendencia a Dios, como la doctrina que trata de esas manifestaciones espirituales.

El estado contemplativo o estado espiritual es aquel por el que nuestra alma, colmada de la gracia santificante, y purificada del pecado, se eleva a Dios en un acto intenso y fervoroso de amor, en el que se le concede una experiencia de lo Divino.

Cuando María Santísima vivió y experimentó en su propio ser, el grandioso e insondable misterio de la Encarnación del Verbo divino en su Purísimo Seno, ¡en qué estado de mística contemplación viviría esos nueve meses! Y después, el resto de su vida.

¡A qué estado espiritual llegaría su alma Inmaculada, que estaba colmada, plena de gracia! Preservada del pecado; no purificada del pecado como todos los demás santos. Ella vivió un continuo e inagotable acto de Amor de Dios.

¡Que unión con Dios tan perfecta, indisoluble, singular, única, incomparable y misteriosa es la de la Excelsa Rosa Mística!

Torre de David

La Torre de David era una construcción fuerte, bonita y grandiosa que se elevaba sobre la cumbre de un monte entre dos profundas vertientes. Estaba formada por gruesos bloques cuadrados, unidos entre sí con hierro y plomo, construida por el Rey David para defensa de la ciudad de Jerusalén.

¡Qué hermosa imagen de María Santísima que se eleva sublime sobre la cumbre de toda belleza y perfección, para defensa de la santa Iglesia de Dios, la mística Jerusalén!

En el antiguo concepto de las obras de defensa, la torre debía tener tres cualidades principales

-Belleza, porque servía de ornamento y era expresión de genio artístico. 
-Fortaleza, que la hiciera resistente a todo asalto enemigo. 
-Elevación, para que se ensanchara y se extendiera el campo de observación.

Dejaremos la belleza para la explicación del título siguiente, para hablar de la fortaleza y la elevación.

Elevación
La Virgen María es tan elevada, sublime y excelsa, que no hay ninguna igual. Cuanto más alta es la torre, tanto más se extiende el radio de observación y más difícil es para los enemigos escalarla y más fácil de descubrir al adversario.

De la misma manera, si nos acercamos a María, si nos esforzamos en penetrar en lo más íntimo de su Corazón, ¡cuánto se extienden los horizontes del alma!. Las verdades de la Fe reciben mayor luz; se aprecia el valor de las cosas del Reino de los Cielos; se tiene más clara conciencia de los propios deberes y de la hermosura de la vida que es el germen de la eternidad; se descubren con más claridad los propios defectos, las malas tendencias.

¡Qué tranquilidad y seguridad en esta Mística Torre, refugio y defensa de la Iglesia militante; en el Corazón de esta Madre que conoce los peligros y las debilidades de sus hijos!

Fortaleza 
La Fortaleza eun hábito, es decir, una forma especial de proceder que se adquiere con el ejercicio de actos repetidos.

María es Torre y Fortaleza porque:
  • nos ayuda a vencer, por amor a Dios, las más arduas dificultades que se oponen a la práctica del bien
  • nos da vigor para afrontar las dificultades, para rechazar el mal con un valor regulado por la recta razón. Si el valor obra sin la razón, ya no es fortaleza sino temeridad y desesperación.
  • nos da valor para soportar los grandes males y para tolerarlos con paciencia: "todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Filipenses 4, 13), es decir en Cristo Jesús, que es nuestra fuerza, la fuerza de Dios Omnipotente.
María, la "Mística Torre", es además, defensa, invencibilidad y seguridad. El libro de los Cantares 4,4 compara el cuello de María con la Torre de David, de cuya alegoría procede esta Invocación a María, "Torre de David", escudo y defensa de toda alma que recurre a Ella.

Madre Santísima, con el auxilio de su fuerza, nos ayuda a vencer siempre el mal, a soportar las penas y dolores propios de esta vida, y alcanzar los bienes futuros.

Torre de Marfil

El marfil es usado por los orfebres como adorno y trabajado como expresión del genio artístico.

"Torre de marfil" porque su blancura es símbolo de Su alma limpia de culpa, discreta, amable, indulgente, que sabe compadecer y tolerar, porque es humilde y ama a los pecadores, en el instante en que ve las miserias ajenas, sin mancharse con ellas, se compadece para sanarlas.

María Santísima con su amor maternal hacia sus hijos pecadores, con su indulgente bondad, con la hermosura de su limpia e Inmaculada alma ... con la blancura del marfil es invocada como "Torre de Marfil".

Casa de Oro

El símbolo que representa a María como "Casa de Oro" pone de manifiesto Su grandeza.

Como el oro, María es la más preciada de todas las criaturas, la que tiene más valor. La plata, el cobre y el acero de los Santos, pueden ser bellos y brillantes, pero el oro les aventaja en riqueza y esplendor. 

Por ello, en la Sagrada Escritura, la Ciudad Santa, es llamada de oro, en lenguaje figurado. "La Ciudad Santa, dice San Juan, era de oro puro...", quiere, sin duda, darnos una idea de la admirable hermosura del cielo comparándola con el oro.

"Casa": El Verbo de Dios, leemos en los Pro 9, 1, erigió para sí mismo como morada, una noble casa, un Palacio, un Templo magnífico; lo levantó sobre 7 columnas de precioso mármol; obra admirable de la eterna Sabiduría en el que habitó con su misma Divina Persona, fue su Huésped y más que su huésped. Un huésped llega a una casa y después se marcha de ella. Nuestro Señor en esta santa casa tomó su Carne y su Sangre ... de la carne y de las venas de Ella. Era necesario que esta casa fuese hecha de oro, porque había de dar parte de este oro para formar el Cuerpo del Hijo de Dios.

"Casa de Oro" porque:
  • sus virtudes y su pureza que tienen un brillo trascendental y una perfección deslumbradora, son como una admirable obra hecha de oro purísimo. 
  • tiene por sólido fundamento, la humildad más profunda; por paredes, las más singulares virtudes; por adorno, la riqueza de todos los dones de la naturaleza y de la gracia; por techo, la caridad más perfecta hacia Dios y hacia los hombres. Está cimentada sobre siete columnas que indican las Virtudes Teologales y Cardinales y los dones del Espíritu Santo. Por eso es la Casa digna de Dios.
María Santísima fue de oro en su Concepción Inmaculada y de oro en su nacimiento; pasó por el sufrimiento como el oro por el crisol y cuando subió al cielo fue "colocada junto al Rey y ataviada con vestiduras de oro".

Medida 
El oro es base y medida de la riqueza material. Llamar a María "Casa de Oro" es proclamarla la más rica de todas las criaturas y soberana Señora de todas las riquezas. Es la medida en quien compararnos.

Peso
El oro es uno de los metales más pesados. Sobre la justa balanza de Dios, las oraciones y los méritos de María Santísima tienen mucho mayor peso que los de todos los Santos.

Brillo
El oro no se oxida, como otros metales, conserva siempre su brillo natural, su esplendor. También en este sentido, las virtudes de María son oro puro, no tuvieron jamás ni la más pequeña mancha o defecto, jamás perdieron su brillo.

Resistencia
El oro es resistente, soporta el martillo sin romperse. María bajo los golpes del dolor, siempre resistió, nunca se rompió.

María acoge el dolor con paciencia, con amor a Dios y con la mirada puesta en el Calvario. Nunca se queja y acepta la voluntad de Dios.

Nuestra Madre Santísima es "Templo de Oro", "Casa de Oro". Por su dorada intercesión, Dios nada la niega.

Arca de la Alianza

Todos los personajes más ilustres, los más notables sucesos y las cosas más nobles del Antiguo Testamento son prefiguras de los acontecimientos y de los personajes del Nuevo (1 Corintios 10, 11), por eso representaban a Cristo principalmente, a su Iglesia y a María su Madre.

Así son figuras de María: el Arca de la Noé, el Arca de la Alianza, etc.

Él Arca de la Alianza, construida por Moisés bajo el diseño dado por Dios mismo, era una caja que medía 1,25 m. de largo, 0,75 m. de alto y otro tanto de ancho; hecha de madera incorruptible; forrada por dentro y por fuera con láminas de oro; con una cubierta llamada Propiciatorio, hecha de oro macizo y con dos querubines que cubrían el Arca con sus alas extendidas: en ella se conservaban las Tablas de la Ley. Mediante dos barras cubiertas de oro que pasaban a través de cuatro anillos, también de oro, puestos en los ángulos, era llevada por los levitas. (Ex 25, 10-22).

"Arca de la Alianza" porque:
  • simboliza la firmeza y la constancia en la práctica de las más singulares y excelsas virtudes que poseía desde el primero hasta el último instante de su vida. 
  • simboliza a María, forrada por dentro y por fuera de oro puro, llena de todas las virtudes, especialmente del amor a Dios y a la humanidad, que es la más preciosa de todas las virtudes, como el oro es el más precioso de los metales. 
  • simboliza la mayor gloria de Israel, Dios residía en ella, desde ella daba sus respuestas y daba a conocer al pueblo su voluntad. La Virgen Santísima, es después de Dios, la gloria y la alegría de la celestial Jerusalén y de la Jerusalén terrestre: la Santa Iglesia.
  • el Arca tenía dos querubines. María en el Cielo está cortejada por los Coros Angélicos, como Reina de los Ángeles.
  • el Arca tenía el Propiciatorio que cubría el Arca y era de oro puro, y sobre el Propiciatorio, entre las alas de los Querubines, habitaba Dios. María es nuestro Propiciatorio porque en su virginal seno puso Dios su sede en la Encarnación. 
  • el Arca guardaba las Tablas de la Ley, un vaso con el prodigioso Maná y la vara de Aarón que floreció milagrosamente en señal de que Dios lo elegía para sumo Sacerdote. María Santísima era una profunda conocedora, guardaba y ejecutaba a la perfección la Ley Divina. La vara de Aarón, símbolo de autoridad, indica el soberano poder que Dios confirió a María de conceder gracias y de regir, sujeta a su Divino Hijo, la Santa Iglesia. El Maná milagroso, alimento celestial dotado de todo sabor, nos recuerda la dulzura y la incomparable bondad de la Madre de Dios tanto para los justos como para los pecadores.
Esta Arca mística fue construida bajo el diseño Divino, fue preparada para ser la Sede de la Sabiduría Increada, el Tabernáculo de Aquel que por su Encarnación es la Alianza sublime entre el Amor Infinito y Eterno de Dios y el ser humano.

El Seno Purísimo de María es el "Arca de la Alianza". Por su trascendental palabra: "Hágase en mí", nos dio a Jesucristo que es el Camino , la Verdad y la Vida.

Puerta del Cielo

"Puerta del Cielo" porque por Ella Nuestro Señor Jesucristo pasó del Cielo a la tierra. 

Fue voluntad de Dios, que aceptara voluntariamente y con pleno conocimiento el ser Madre de Jesus y no que fuera un simple instrumento pasivo, cuya maternidad no hubiera tenido mérito ni recompensa. 

Dios esperó la respuesta de Ella que con pleno consentimiento de un corazón lleno de amor de Dios y con gran humildad pronunció las sublimes palabras. "hágase en mí, según tú palabra".

Fue por este consentimiento que se convirtió en la "Puerta del Cielo" porque el Verbo Divino entró en el mundo al encarnarse en el Seno Purísimo de María ... y habitó entre nosotros.

Jesús dijo de sí mismo "Yo soy la Puerta" (Jn 10,9), la Puerta de la Iglesia y por tanto la Puerta del Cielo. 

El amor y la devoción a María (después de Cristo) son el medio más eficaz y seguro para conseguir la gracia Divina y los dones de la fe. Por medio de Ella, conocemos a Dios.

Estrella de la mañana

"Estrella de la Mañana" significa que María no es una estrella común, es la estrella primera de la mañana. 

María, por su excelsa dignidad de Madre de Dios, es el astro más brillante del cielo, después del Divino Sol de Justicia: Jesucristo.

La estrella de la mañana anuncia el fin de la noche y la luz de la aurora, el principio del día: de la misma manera, la Virgen María anunció, al nacer el fin de la noche y de las tinieblas en la que los hombres de tantos siglos yacían sepultados.

Ella es la bellísima aurora que anuncia un día todavía más hermoso en que el Sol divino, Jesucristo, ha de iluminar al mundo, disipando la ignorancia y el error y con aquel calor sobrenatural del fuego que trajo sobre la tierra ha de encender el corazón de los hombres y hacer germinar y crecer virtudes fecundas en frutos y en la más eminente santidad.

María precedió al Sol Divino y le preparó en sí misma la morada. Ella fue, como astro menor, fiel seguidora de su Divino Hijo que es el sol y centro de gravitación del mundo de las almas.

Antiguamente, en el mar, los navegantes se orientaban por la estrella de la mañana para llegar a su destino. Para nosotros, los mortales, que navegamos en el mar de la vida, María debe ser siempre la guía que nos conduzca al Puerto Seguro ¡el Corazón de su Divino Hijo!, para alcanzar la felicidad eterna. 

viernes, 5 de julio de 2019

LETANÍAS: ATRIBUTOS COMO VIRGEN (4)


En el cuarto artículo, contemplamos los seis atributos de María como Virgen:

Virgen Prudentísima

Con este título, la Iglesia tributa a María un gran elogio, pues la prudencia es la primera de las virtudes cardinales que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno para seguirlo o malo para apartarse de ello

Prudencia es cautela, es moderación, discreción, sensatez, buen juicio ... además, es la virtud que dirige y regula todas nuestras acciones. La vida cristiana sin la prudencia pierde toda belleza, toda fecundidad de bien. La prudencia, es la virtud moral que se adquiere de ordinario con los años. 

María es tanto más digna de alabanza porque fue prudentísima desde su tierna edad; excepcional prudencia, más celestial que terrena, más infundida por Dios que adquirida con la formación, con la práctica o con la edad.

La prudencia de María se hace patente en el coloquio con el Arcángel Gabriel. Ante el anuncio de que concebirá al mismo Hijo de Dios, permanece constante en la resolución de su virginidad. Ella no es incrédula como Zacarías, sabe por el Profeta Isaías que el Divino Mesías prometido ha de nacer de una virgen, pero pregunta el cómo, requiere una explicación, ésta es prudencia sobrenatural y divina.

María fue discreta y cauta en su interrogatorio y por ello, sabemos que era poseedora perfecta de la prudencia y de todas las demás virtudes cardinales y como consecuencia, también de las virtudes morales.

Virgen digna de veneración

La veneración es el honor y reverencia que se le dan a una persona en testimonio de su excelencia, de su virtud sobrenatural, de su santidad, y consiste en una gran consideración hacia la persona dotada de estas cualidades, en un correspondiente afecto del corazón, estima y aprecio. Por tanto, la santidad es objeto de veneración. 

Muchos cristianos confunden la perfección cristiana o la santidad con los medios para obtenerla; otros creen que consiste en las penitencias exteriores; otros en largas oraciones; otros en despojarse de todo por amor al prójimo, etc. 
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Estas y semejantes prácticas son medios muy útiles para llegar a la santidad; serán, con la gracia Divina, principio y señal, fruto y efecto de la santidad, pero no son la santidad esencial. De hecho ha habido santos que no lo dieron todo a los pobres, que no practicaron penitencias extraordinarias, que no hicieron largas oraciones. 

La santidad es la perfección en el amor y la unión con Dios. Dios es santo por naturaleza; nosotros cuando estamos unidos a Él, somos santos por gracia. La unión con Dios es efecto de la caridad, cuando el cristiano observa y vive los mandamientos de la ley evangélica: "Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas" y "Ama al prójimo como a ti mismo" (Marcos 12,28-34) (Mateo 22,37-40), está viviendo la santidad.

La gracia de Dios es la que nos hace santos, es por eso que la plenitud de la gracia confiere la plenitud de la santidad. La gracia, semilla y fruto de la santidad, hace que Dios esté en nosotros y nosotros en Dios.

María merece el título de Venerable por la grandeza de su santidad y por su ardiente Caridad de Madre de Dios. 

María fue declarada y proclamada solemnemente de parte de Dios, por medio del Arcángel Gabriel: Llena de Gracia y poseedora del Señor.

Virgen digna de alabanza

Imitar las virtudes de la Virgen María y procurar que los demás también lo hagan y que se conozca y admire su singular santidad es una exigencia del amor: propagar, glorificar, hacer conocer a la persona amada. Este es el sentido de esta invocación Virgen digna de alabanza.

María vivió en la piadosa sombra de una oscuridad que conmueve, en profunda y perfecta humildad. Aparece en la primera parte del Evangelio y después solamente reaparece en el Calvario cuando participó en las penas de la Cruz.

Después de Jesucristo, el alma más santa y más excelsa fue sin duda la de María Santísima, por eso debe ser, la más exaltada y colmada de alabanzas.

Estas alabanzas y esta gloria tuvieron principio antes que Ella estuviera sobre la tierra participando del privilegio del Hijo. Fue exaltada mucho antes de nacer.

La Iglesia en su Liturgia, ha coronado a María con las fiestas en su honor introducidas en el año eclesiástico, los oficios, los himnos, las Letanías, las procesiones, la solemne coronación de sus imágenes, etc.., que manifiestan el amor de la Iglesia hacia su Madre Celestial.

A Ella se deben los grandes Doctores de la Iglesia, la pluma de los Teólogos, la palabra enamorada de los oradores sagrados y la oración confiada de todos los que la aman.

Bienaventurada la boca que habla de María Santísima frecuentemente y con reverencia.

Bienaventurada la persona que escribe con santo entusiasmo las grandezas y la gloria de tan excelsa Madre. ¡Virgen digna de alabanza!

Virgen Poderosa

Podemos destacar dos clases de poder: propio y participado.

Sólo Dios es poderoso (poder propio) y es Él quien, por su voluntad,  comunica poder a otros (poder participado).


Cuando decimos que María Santísima es omnipotente, no la igualamos a Dios, ni decimos que Ella lo sea por sí misma, sino que este poder del que está revestida, le viene de Dios, le fue comunicado por gracia especial de Dios.

María es poderosa porque su poder se asocia al de su Hijo Jesucristo. Su divina Maternidad es el fundamento principal de su poder.

La omnipotencia participada de María brilla principalmente en el universo sobrenatural, en el cual, Ella ha sido constituida Madre espiritual de los redimidos, cooperadora de Cristo en la redención y en la salvación de las almas. Decimos principalmente, porque también en el orden físico, Ella ejerce un gran poder, como lo prueban las numerosas curaciones que concede a sus devotos. Basta recordar los milagros de Lourdes.

El poder de María Santísima tiene por fin cooperar a la obra de la Redención, a la cual están llamados todos los seres humanos sin distinción y, a alcanzar los bienes de los que tienen necesidad. La perseverancia final, don que corona, según San Agustín, todos los dones, y una santa y muchas veces, alegre muerte.

Virgen Clemente

Según Santo Tomás de Aquino, la clemencia es la virtud que templa el rigor de la justicia con la misericordia; que concede y obtiene el perdón o la disminución del castigo merecido. 

Comparte con la mansedumbre el cometido de poner un justo y racional freno a los ímpetus de la ira y si la mansedumbre frena el afecto interno, que es la raíz o el principio, la clemencia modera el afecto exterior.

Resultado de imagen de virgen clementeEsta hermosa y amable virtud, prosigue Santo Tomás, nace del amor. Quien ama a una persona no quiere que ésta sea castigada. Por eso cuando el perdón total o la disminución de la pena son compatibles con el verdadero bien, entonces la amorosa clemencia perdona o impetra el perdón.

La clemencia, resplandece en María Santísima más que en cualquier otra persona. Ella se ocupa y se preocupa de impetrar el perdón para los pecadores. Por eso la Iglesia la honra con el título de Virgen Clemente.

El fundamento de la clemencia de María es su tierno amor a la humanidadNuestra Madre Santísima nos ama porque ama a Dios. El amor de Dios y el amor del prójimo son dos amores inseparables y nadie nos ama como Ella.

No se puede medir el amor Infinito del Corazón de Jesús, aquel Corazón inflamado con las llamas del Amor Divino y que fue atravesado por la lanza. Ningún otro corazón está tan cerca del amor de Jesús, como el de su Madre. Ninguno alcanza tan encendida caridad. María nos ama en Cristo, ama en nosotros la Sangre del Hijo derramada en el Calvario y aplicada en los Sacramentos. Ella más que nadie conoce en Dios, el altísimo valor de un alma.

No hay otro amor más hermoso y más fuerte que el de María, porque brota de la purísima fuente del amor de Dios.

María es nuestra Madre porque es la Madre de Jesucristo y porque Ella nos engendró al pie de la Cruz sobre el Calvario, allí fuimos confiados a Ella como hijos en la persona de Juan. Los dolores que no tuvo en el divino parto natural, debió sufrirlos en el parto espiritual cuando fue constituida Madre de todos nosotros.

De la misma forma que Dios adornó a María con la santidad más eminente, así la dotó, en profundidad y en extensión, con el corazón más amante de todos los corazones; con el que nos ama a todos, justos y pecadores.

María escucha todas nuestras súplicas y nos reconcilia con Dios, y lo hace como una madre que tiene más cuidado de un hijo enfermo que de un hijo sano ... de la misma forma que el Buen pastor deja a las noventa y nueve ovejas para ocuparse de aquella que estaba perdida, de la misma forma que el Padre amoroso sale al encuentro de su hijo pródigo cuando éste regresa y celebra una fiesta.

Virgen Fiel

Este título puede entenderse en dos sentidos:
  • Fe (fidelis, fides). Alabamos a la Bienaventurada Virgen porque se distinguió en la fe y la ejerció a la perfección.
  • Fidelidad (fidelis, fidelitas). Damos gloria a la Virgen María porque fue completamente fiel a  los planes de Dios, a las promesas que le hizo a Dios y a los deberes que Jesús le asignó. 
Fe

María Santísima posee en grado heroico todas las virtudes, y en grado singular la Fe, la primera de todas ellas. Ella elevó a la máxima altura su propia santidad. Ella agradó a Dios más que ninguna criatura porque tuvo una fe viva .... fe formada por la más ardiente caridad:

Resultado de imagen de virgen fiel-Cuando el Arcángel le anuncia el altísimo misterio, Ella da el humilde y dócil asentimiento de su Fe y exclama "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí..."

-Cuando el mismo Mensajero le anuncia la maternidad milagrosa de Isabel, Ella lo cree y va solícita para asistir a su anciana prima.

-Cuando en la pobreza de la gruta de Belén, nace el Hijo de Dios como el más pobre de los niños, Ella es la primera en adorarlo.

-Cuando el Rey de Reyes debe huir al destierro, escondido bajo el velo de la Madre y sustraerse a la ira de un rey terrenal, Ella adora el misterio de la aparente debilidad del Omnipotente.

-Cuando durante treinta años, los habitantes de Nazaret ven a Jesús como un joven humilde e hijo del carpintero, la fe de María ve y adora en Él al Divino Artífice del cielo, de la tierra y de los siglos.

-Cuando Ella ve a su Hijo perseguido, calumniado, condenado, llevado a la cruz, traicionado por un discípulo, negado por otro, abandonado de todos (menos San Juan), comparado con vulgares ladrones, crucificado, muerto, Ella se mantuvo en la sombra y no quiso mostrarse como Madre del triunfador (durante la vida pública de Jesús ... cuando hizo milagros). Su Fe la llevó al Calvario como Madre del Condenado, y a adorar en el Altar de la Cruz, al Pontífice Eterno, al triunfador de la muerte y del mal.

¡Qué fe la de María Santísima! Sencilla, firme, constante, viva... más espléndida y sólida por el dolor.

El Espíritu Santo hizo a María depositaria de esta fe, y Ella instruyó en esta virtud a los Apóstoles, durante el tiempo que transcurrió entre la Ascensión de Jesús y la de su propia, amorosa y gloriosa muerte.

Fidelidad

La fidelidad es la virtud afín a la justicia, que nos inclina a mantener y a cumplir las promesas hechas. 

María poseyó eminentemente también esta virtud; Ella fue constante y perfectamente fiel a Dios y a nosotros. Fue siempre toda de Dios, atenta a cumplir su voluntad.

Resultado de imagen de virgen fielFiel en el gozo y en el dolor, en el oprobio y en la gloria, en Nazaret y en Belén, en Judea y en Egipto, durante el triunfo del Hijo y en su muerte sobre la Cruz en el Calvario.

Imitemos esta admirable fidelidad en nuestros deberes, en la fidelidad a la voluntad Divina en nuestra sublime misión, a nuestra vocación a la santidad, a los designios que sobre nosotros tiene la paternal Bondad del Señor.

María Santísima, Virgen fiel a nosotros. Atendiendo a las palabras de su Hijo moribundo "Mujer, ahí tienes a tu hijo", Ella es Madre para todos, nos ama, nos favorece, nos obtiene el perdón de los pecados, la perseverancia en el bien y la vida eterna. Ella es la Madre de la santa esperanza.

jueves, 4 de julio de 2019

LETANÍAS: ATRIBUTOS COMO MADRE (3)

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En este tercer artículo sobre la Letanías de la Virgen, contemplaremos los trece atributos de María como Madre:


Madre de Cristo

"Madre de Cristo" significa que María participa de la dignidad y excelencia de Cristo y de los beneficios por Él otorgados.

La palabra griega Cristo significa ungido o consagrado. Antiguamente eran consagrados con la unción (óleo) los sacerdotes, los reyes y los profetas; y Jesús es por excelencia el Sacerdote, el Rey y el Profeta; también se consagraban los vasos sagrados destinados al culto divino.

Cuando saludamos e invocamos a María como "Madre de Cristo", nos referimos a que Ella es vaso consagrado a Dios; significamos que, por las íntimas y singulares relaciones que la acercan a su Divino Hijo, participa en cierto modo de la dignidad de sacerdote, de rey y de profeta.

María es vaso de unción o consagrado ... y tiene participación en el sumo Sacerdocio de Cristo. Desde el primer momento de su existencia Ella estuvo llena de la Divina Gracia, óleo precioso y fue destinada a contener durante nueve meses a la Santidad por esencia.

María participa del Eterno Sacerdocio de Jesucristo ... de Cristo Sacerdote que se ofreció a Dios una vez sobre el altar de la Cruz, derramando entre grandes dolores su Sangre por nuestros pecados y se ofrece cada día de modo incruento sobre los altares en la Eucaristía, por manos de los Sacerdotes.

Ella participa del sacrificio de la Cruz y del sacrificio de la Eucaristía:

En primer lugar, suministró la materia: aquel Cuerpo Divino que fue inmolado en la Cruz ... en el Calvario y que continuamente se inmola en las Iglesias, es Cuerpo formado de la sola substancia de María Santísima, puesto que Ella es Madre Virgen; la Sangre que un día fue derramada en la Pasión y en la Muerte del Hombre - Dios y que todos los días se derrama místicamente en el Perenne Sacrificio, es Sangre de María, suministrada por Ella al Hijo de Dios.

En segundo lugar, ofreció con Jesucristo, Primero y Sumo Sacerdote, el Sacrificio del Calvario y sigue ofreciendo sobre los altares la Víctima Divina, porque el Sacrificio de la Misa es prolongación del de la Cruz.

Por esto María Santísima es llamada Corredentora e invocada como Madre de Cristo.


Madre de la Divina Gracia


El Arcángel San Gabriel saludó a María dicién
dole: "llena de gracia", por lo tanto, es de fe que, al realizarse en Ella el Misterio de la Encarnación del Verbo, estaba plena de Gracia. Pero ... desde aquel instante creció más en Ella la Gracia

María estaba llena de Gracia hasta el momento central o culmen de su vida: la Encarnación del Verbo, pero desde entonces, en Ella continuó aumentando la Gracia...en plenitud.

Resultado de imagen de madre de la divina graciaLa Santidad de Jesús habitaba en Su Madre que, con tanta fe recibía, meditaba y conservaba en su corazón las palabras y las obras de su Divino Hijo. El formó la Santidad de su Madre, tan próxima a la suya y la elevó a un grado altísimo. Un grado sin comparación, en grado superlativo y más alto que el de todos los elegidos y que el de todos los santos.

Llena de Gracia, ninguna hay que Ella no pueda obtener. Cristo es el manantial de la Gracia y su Madre Santísima es como un depósito, un recipiente (que recibe), de dónde por su intercesión alcanzamos gracias ... y al Autor de la Gracia.

Dios quiso darnos un mar de gracias y un recipiente donde contenerlas: María.

Madre Purísima

"Madre Purísima" manifiesta y atribuye a María la total y perfecta exención de toda sombra de culpa y defecto

Pureza excepcional, integridad de vida que no la tiene nadie igual ni semejante.

Únicamente en María, nada que sea mancha se encuentra en Ella.

Madre castísima

"Madre Castísima" se refiere al brillo de la virginidad del alma, esto es, a la perfecta pureza de pensamientos y afectos

Ella conservó durante toda su vida esta pura castidad del alma.

Madre intacta (sin mancha)

"Madre intacta", sin mancha, expresa la limpieza de los sentidos externos

La causa de la admirable Pureza Virginal de María no fue la exención en Ella del pecado original ... 

La primera y más eficaz razón fue la Gracia de Dios, pero Ella cooperó a esta gracia con todos los medios, guardando rigurosamente sus sentidos externos, sus ojos para la contemplación de todas las cosas en las que encontraba los vestigios de Dios, de la sabiduría y del poder divinos; los oídos y la boca para escuchar y para pronunciar las alabanzas de Dios. 

Madre incorrupta

"Madre sin corrupción" significa pureza de vida y santidad de costumbresEn María Santísima todos sus pensamientos, palabras y obras siempre fueron para gloria de Dios.

Debemos entender que no sólo su alma sino también su cuerpo fue llevado al cielo después de su muerte, de tal manera que no pasó por el largo período del sepulcro, como todos los seres humanos. Su cuerpo santísimo no experimentó la corrupción

Su Divino Hijo, por el Infinito amor con que la amaba, no podía soportar que su cuerpo quedara en el sepulcro y también, por la santidad trascendente de María y porque Ella estaba llena de gracia.

Pasó por la muerte como nuestro Señor y también como Él y por Su poder omnipotente, fue llevada al cielo.

Madre Inmaculada

"Madre Inmaculada" se refiere a la Inmaculada Concepción de nuestra Madre la Virgen María.
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Esta verdad revelada es que Ella fue concebida en el seno de su madre, Santa Ana, sin mancha de pecado original.

El pecado original es el pecado de infidelidad y desobediencia a Dios, cuyas consecuencias hemos heredado, todos nacemos en ese estado y el sacramento del Bautismo es el medio por el cual somos liberados de él.

María nunca vivió en ese estado de infidelidad y desobediencia a Dios, fue exceptuada de él por un designio ... por un decreto eterno de Dios

Y según este eterno decreto, el que había nacido desde toda la eternidad, nació en el tiempo para salvarnos y la redención de María fue entonces resuelta de esta manera especial que llamamos Inmaculada Concepción. 

Ella fue redimida en previsión de los méritos de su Divino Hijo. 

Madre Amable

"Madre amable", digna de ser amada, merecedora de nuestro amor por su hermosura de cuerpo y de alma, por su bondad, esto es, su natural inclinación a hacer el bien, y por el amor que nos tiene.

En ninguna criatura se encuentran tan unidas y en grado tan perfecto como en María Santísima, que es digna de todo nuestro amor, por eso la Iglesia le da el título de Madre Amable.

Madre Admirable

María es verdaderamente admirable o digna de admiración porque es extraordinaria y no hay nadie que reúna como Ella semejante grandeza de privilegios y de virtud.

Por sus privilegios y sus virtudes, María Santísima es invocada con el título de Madre Admirable.

Madre del Buen Consejo

Es "Madre del Buen Consejo" porque es la Obra del Eterno Consejo, porque fue llena, de manera singular, del Don de Consejo y porque debemos recurrir a Ella para obtener este Don.

Resultado de imagen de madre del buen consejoObra del Eterno Consejo quiere decir que Dios, desde toda la eternidad, pensó en María y la miró con complacencia; la amó con especial afecto y quiso hacer de Ella la Obra Maestra de su Infinito Poder, Sabiduría y Bondad, puesto que desde toda la eternidad la eligió y predestinó para ser la Madre de su Divino Hijo.

Llena, de manera singular, del Don de Consejo. El Don de Consejo, don del Espíritu Santo por el cual somos iluminados para conocer y para escoger siempre entre todas las cosas, aquella que mejor sirve para la Gloria de Dios y para nuestra salvación. De este Don estuvo singularmente llena María Santísima (y de todos los Dones y de todas las gracias) por lo que Ella supera incomparablemente a toda la humanidad.

Debemos recurrir a Ella para obtener este Don y así poder conocer, escoger y hacer siempre lo mejor para Gloria de Dios y bien del alma. Tenemos necesidad del Don de Consejo para defender nuestra Fe, para guardar el gran tesoro de la gracia de Dios, para huir del ambiente anticristiano, de todo el mal que nos rodea.

Madre del Creador

María está en el plan de la creación y de la restauración. Ella es la Madre de Cristo, del Verbo del Padre hecho carne. 

El Verbo es el centro de la creación "por medio de Él fueron hechas todas las cosas y sin El no se hizo nada de cuanto existe" (Juan 1.3). En Cristo, lo que se atribuye a Dios se puede atribuir también al Dios-Hombre, así, habiendo sido hecho de María Santísima, Aquel por el que han sido hechas todas las cosas, puede decirse que toda cosa fue hecha por Ella, porque engendró al Hacedor ... al Creador. Por esto María tomó parte, en cierto modo, en la obra de la Creación.

La restauración, la renovación de todas las cosas, según enseñan los Santos Padres, es una segunda creación y ésta fue realizada por medio de Jesucristo. En esta segunda creación, en esta Redención del género humano, el centro es también Jesucristo, de manera que el Verbo Divino es doblemente Creador. También María Santísima tomó parte activa en esta restauración que se realizó con su consentimiento.

El "Hagamos" (igual a "Hágase") primero (el de Dios) produjo de la nada todas las cosas. 

El "Hágase en mí según tu palabra" pronunciado por María cooperó a restaurar todas las cosas en Cristo y a devolverles su primitiva perfección.

Sin el "Hagamos" Divino, todo habría permanecido en la nada; sin el "Hágase" de María, todo habría permanecido en una condición, bajo muchos aspectos, peor que la nada.

El primer "Hagamos" levantó a la criatura humana hasta la semejanza con Dios; el segundo (Hágase) levantándola aún más alto, la unió (en Cristo) personalmente a Dios.

El "Hagamos" Divino es, por consiguiente, omnipotente y creador por naturaleza; el "Hágase" de Ella es omnipotente, restaurador y creador por gracia. De esta manera María Santísima tomó parte en la creación... ¡Madre del Creador!

Madre del Salvador

Antes de su venida, Jesús era conocido como Mesías, pero cuando apareció en la tierra fue conocido bajo tres títulos nuevos: Hijo de Dios, que expresa su naturaleza Divina, Hijo del hombre, su naturaleza humana y Salvador, su ministerio personal.
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El Ángel que se apareció a María le llamó Hijo de Dios; el que se apareció en sueños a José, le llamó Jesús que quiere decir Salvador; también le dieron este nombre los ángeles que se aparecieron a los pastores en la noche de su Nacimiento. Pero Él en el Evangelio, se llama a sí mismo de un modo particular: Hijo del hombre.

Verdaderamente es nuestro Salvador, porque con su Pasión y Muerte nos ha redimido y nos ha liberado del pecado. Unió en la unidad de su Persona Divina la naturaleza divina y la naturaleza humana.

Dios verdadero, debía ser verdadero hombre para poder realmente sufrir y morir y al mismo tiempo para que el precio de nuestro rescate, su Pasión y Muerte, tuviera el valor infinito que exigía la Majestad de Dios y la culpa cometida por el ser humano ... Y, María Santísima es Madre de Jesucristo, Madre del Dios - Hombre; así, Ella es Madre del Salvador.

Pero hay una segunda razón de este título y es que María cooperó y coopera de modo singular en la obra redentora de Jesucristo, como corredentora al pie de la Cruz, al lado del altar eucarístico, y en el corazón de sus hijos.

Sobre la Cruz debía consumarse el sacrificio de la redención y la victoria sobre el pecado y María Santísima está íntimamente asociada a la Cruz. Ella ofreció generosamente al Padre en el Calvario, la Carne y la Sangre del Hijo, que era también carne y sangre suya.

Después del amor a Dios, no hay afecto que tanto nos aparte del pecado y sea tan fuerte y eficaz para librarnos de él como el amor a María, Madre del Salvador y Madre nuestra.

En la persona de Juan, el discípulo amado, Jesús nos entregó a su Madre cuando le dijo a Ella: "Ahí tienes a tu hijo" y nos la dio a nosotros por Madre cuando le dijo a él: "Ahí tienes a tu madre".

Madre de la Iglesia


El 21 de Noviemb
re de 1964, el papa Pablo VI, pronunció un discurso en la sesión de clausura de la tercera etapa conciliar, donde proclamó a María Santísima "Madre de la Iglesia":
"Así, pues, para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores que la llaman Madre amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este título.
Se trata de un título, que no es nuevo para la piedad de los cristianos, antes bien, con este nombre de Madre, y con preferencia a cualquier otro, los fieles y la Iglesia entera acostumbran dirigirse a María. En verdad pertenece a la esencia genuina de la devoción a María, encontrando su justificación en la dignidad misma de la Madre del Verbo Encarnado.
La divina maternidad es el fundamento de su especial relación con Cristo y de su presencia en la economía de la salvación operada por Cristo, y también constituye el fundamento principal de las relaciones de María con la Iglesiapor ser Madre de Aquel que desde el primer instante de la encarnación en su seno virginal se constituyó en cabeza de su Cuerpo místico, que es la Iglesia.
María, pues, como Madre de Cristo, es Madre también de los fieles y de todos los pastores, es decir, de la Iglesia".