¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

jueves, 12 de enero de 2017

POR FAVOR, NO ME DES UNA RESPUESTA CRISTIANA



"Jesús se echó a llorar."
Juan 11,35 

Soy cristiano, quiero a Jesús y a Dios pero me disgustan las respuestas cristianas encorsetadas. No me gustan los que intentan darme la solución para todo con unas cuantas palabras agradables, o envueltos en una falsa espiritualidad. Sobre todo, en los momentos de angustia y de dolor.

Porque no hay nada bonito ni agradable en algunas cosas que suceden en nuestro mundo roto. Y en una muerte de un ser querido, menos.

Le pido perdón a Dios, si le ofendo pensando que un cristiano no puede arreglar todo con unas buenas palabras. Creo que Dios no necesita personas (como yo, con perspectiva, entendimiento y profundidad limitadas) para tratar de dar sentido a cosas que no tienen sentido.

¿Hay un lugar para Dios en todo esto? Por supuesto. El venció a la muerte y Resucitó. Pero debemos dejar que Dios nos dirija. A su tiempo. A su manera. Con su amor.

Y cuando suceden cosas terribles debemos decir: "Es terrible". Cuando las cosas no tienen sentido, debemos decir: "Esto no tiene sentido". Porque hay una gran diferencia entre un palabra equivocada en el momento equivocado y una palabra correcta en el momento adecuado.

Cuando mi abuela murió, lloré desconsoladamente. Estuve con ella unas horas antes, hablando. La escuché decir lo mucho que me había querido toda su vida. Y horas después ya no estaba. Me dolió profundamente. Lloré amargamente. No entendía el por qué de su muerte. Al menos, no de momento. Estaba furioso. Necesitaba tiempo para poder curar mi dolor, mi enfado y mi pérdida.


Pero lo que más me enfureció fue durante el velatorio, cuando la gente intentaba aliviarme diciendo cosas como: "Dios se la ha llevado al cielo" o "está en un sitio mejor". Eso no hizo más que retorcerme en el dolor de mi corazón, que estaba completamente roto.

Entiendo por qué me decían esas cosas... querían decirme algo bonito. Querían consolarme y por eso me lo decían. Y yo quería sentirme consolado, pero no lo estaba.

Todo era contradictorio. Quería estar llorando desconsoladamente por mi abuela un minuto y pensando que estaría en el cielo, al siguiente. Quería dar gracias a Dios y a la vez, enfadarme con Él. No había nada de razonable en todo eso.

Pero lo que sé ahora y que me hubiera gustado saber entonces, es que incluso Jesús sintió emociones profundamente humanas como el dolor y la angustia. 

En Juan 11, 32-35, se nos describe cómo Jesús recibe la noticia de que su querido amigo Lázaro ha muerto:

"Cuando María llegó al lugar donde Jesús estaba y lo vio, se cayó a sus pies y dijo: 'Señor, si tuvieras Mi hermano [Lázaro] no habría muerto. "Cuando Jesús la vio llorando, y los judíos que habían venido con ella también llorando, se sintió profundamente conmovido de espíritu y turbado. -¿Dónde lo has puesto? -preguntó. 'Vengan y vean, Señor', contestaron. Jesús se echó a llorar."

Sí, Jesús lloró y lloró por su querido amigo en ese momento devastador y desgarrador. Y Él es Dios. El hecho de que Él pueda identificarse con mi dolor es muy reconfortante para mí.

Hay un momento para recibir una respuesta cristiana de amigos bien intencionados. Desde luego. Pero también hay un momento para llorar con un amigo herido desde lo más profundo de tu alma. Y por eso, le pido a Dios que me (nos) ayude a conocer la diferencia.

Querido Padre y Señor mío, gracias por estar allí, en mis momentos más oscuros. Sé que eres real y que tú eres el único que puede traer consuelo a situaciones aparentemente imposibles. Por favor ayúdame a encontrarte en los momentos más aciagos. Amén.

 "Alegraos con los que se alegran; Llorar con los que lloran. Vivid en armonía unos con otros".Romanos 12, 15-16

"Una persona encuentra alegría en dar una respuesta adecuada - ¡y cuán buena es la palabra oportuna!" Proverbios 15,23 

Piensa en alguien que esté pasando por una situación realmente difícil. ¿Cómo puedes consolarlo? 

Consolar implica acompañar, ser útil, llorar con él y en definitiva, asegurarse de que sus necesidades físicas y emocionales se cumplan en este difícil momento. Permite que Dios te guíe mientras intentas consolar de la forma correcta a tu amigo.




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