¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

jueves, 6 de agosto de 2020

MEDITANDO EN CHANCLAS (7)

"Niégate, toma tu cruz y sígueme" 
(Mateo 16,24)

Jesús nos habla con firmeza, incluso,, con dureza. No esconde ni dulcifica las exigencias del discipulado cristiano. Nos desafía con tres retos:

"Negarme a mi mismo" es entregarme, es dejar mi comodidad, es humillarme, es desprenderme de mis criterios.

"Tomar la Cruz" es renunciar a lo que me ofrece el mundo, es asumir ser marginado y humillado injustamente por el Imperio, es aceptar ser perseguido y difamado por el mundo.

"Seguir a Cristo" es dejarlo todo y comprometerme libremente con Dios. Es decirle "sí", es escucharle, hacer lo que Él dice y lo que hace.

Y a continuación, Jesús nos da el razonamiento, nos lo explica para interpelarnos:

"Querer salvar la vida" es estar sólo pendiente de los bienes materiales, de la salud del cuerpo, de mis comodidades y egoísmos, de mis apegos y deseos. Pero uno nunca queda saciado porque siempre querrá más, nunca tendrá suficiente...

"Perder la vida" es entregarla por los demás, olvidándome de mí mismo, negándome para afirmar a los demás. 

"Por mí" es darla por amor a Cristo, por amor a los demás, como hizo Jesús, "porque no hay prueba de amor más grande que dar la vida por los hermanos" (Juan 15,13). 

"Encontrar la vida" es obtener la recompensa eterna, la corona de la vida, la plenitud que Dios nos promete.

¿De qué me servirá ganar el mundo entero, si arruino mi vida? O ¿qué puedo dar yo a cambio de mi vida? 

Muchos andan preocupados por "tener" cosas en la vida (riquezas, posesiones, salud), por "ganar el mundo" (poder, prestigio, fama) pero una cosa es segura: todos morimos y nada nos servirá entonces. Nada podemos hacer para evitar la muerte. Nada podemos pagar para vivir eternamente.

Fue Cristo quien pagó un alto rescate para que tuviéramos vida en abundancia, para que tuviéramos vida eterna.

El Hijo del Hombre pagará a cada uno según su conducta. Hará justicia. A cada uno, según sus actos. El tiene el poder y la autoridad para hacerlo.

Sin amor ni hay cruz. 

Sin cruz no hay Cristo. 

Sin Cristo no hay vida.

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