Un sacerdote siempre tiene un impacto directo y significativo en su comunidad, en su parroquia y en su entorno. La cuestión es si es un buen o un mal impacto.
El tipo de liderazgo que ejerza el sacerdote influye en muchos factores de la comunidad, pero, sobre todo, en su moral. La cuestión es si un sacerdote entusiasma o desmoraliza a los suyos.
Muchos curas desmoralizan a sus parroquianos sin ni siquiera saberlo. Por ejemplo, cuando están frustrados o cuando no tienen conciencia de que lo están. Pero las razones principales por las que no se ejerce un buen liderazgo son:
1. Expectativas no articuladas
Demasiado a menudo, los sacerdotes mantienen a los miembros de su equipo de confianza con expectativas que no se articulan. Me explico:
Supongamos que en la parroquia hay una celebración importante el jueves por la noche. El sacerdote espera que toda la comunidad asista. Después de todo, los miembros de una buena comunidad es lo que hacen: aparecen cuando se les necesita y son la razón de ser de todo lo que ocurre en esa parroquia.
Sólo que hay un pequeño detalle: Nunca se anunció. Al día siguiente, el sacerdote está molesto y frustrado con los miembros de la parroquia que no mostraron ni interés ni apoyo. Esta es una expectativa no articulada.
Sólo que hay un pequeño detalle: Nunca se anunció. Al día siguiente, el sacerdote está molesto y frustrado con los miembros de la parroquia que no mostraron ni interés ni apoyo. Esta es una expectativa no articulada.
No podemos responsabilizar a la gente por algo que nunca les dijimos. A menos que queramos frustrarlos, por supuesto, y luego seguir como si nada...
2. Reglas sólo para los demás
Un líder tiene ciertas ventajas. Una de ellas es que es él mismo quien establece las reglas. Sin embargo, con demasiada frecuencia, los sacerdotes deciden que las reglas no se aplican a ellos o incluso que están por encima de ellas.
Este es un gravísimo error. Nunca podemos pedir a nuestra comunidad que obedezca algo que nosotros mismos ni cumplimos ni acatamos.
Si deseas desmoralizar a tu equipo, actúa como si las reglas no se aplicaran a ti, como si estuvieras por encima del bien y el mal, como si fueras Dios.
Si deseas desmoralizar a tu equipo, actúa como si las reglas no se aplicaran a ti, como si estuvieras por encima del bien y el mal, como si fueras Dios.
Un mal líder se pone medallas cuando se producen situaciones exitosas, y por el contrario, echa balones fuera y la culpa a otros, cuando se producen situaciones de fracaso.
Las personas más comprometidas jamás perdonan esto y más pronto que tarde, abandonarán al sacerdote.
Las personas más comprometidas jamás perdonan esto y más pronto que tarde, abandonarán al sacerdote.
Por el contrario, un buen líder asume la responsabilidad de los errores y comparten el éxito de los aciertos.
Un sacerdote orgulloso y sin caridad busca su propia gloria (en lugar de la de Dios) y jamás la comparte con los demás. Hace seguidores, adeptos, fans...nunca discípulos.
Un sacerdote orgulloso y sin caridad busca su propia gloria (en lugar de la de Dios) y jamás la comparte con los demás. Hace seguidores, adeptos, fans...nunca discípulos.
4. No valorar el esfuerzo
Algunos curas son, ante todo, "resultadistas": simplemente se fijan en si se cumple el objetivo o no. Y si se cumple, analizar si ha sido sobresaliente o no.
Pero es muy importante para un líder de una parroquia, estar muy pendiente y consciente de no subestimar o devaluar el trabajo necesario para alcanzar el resultado.
La mejor manera de subir la moral del "personal" es, primero, observar lo duro que trabajaron. Segundo, decirles que eres consciente del esfuerzo que han mostrado realizando el trabajo. Y finalmente, agradecérselo.
Apreciar lo mucho que tu equipo de colaboradores trabaja, les permite saber que su trabajo nunca es en vano y que, a través de tus palabras, Dios está contento.
5. Exigir vs. Animar
Cuando eres el jefe, es fácil dar órdenes. Esta también es una magnífica manera de perder a los miembros de tu comunidad parroquial. Aunque puede parecer extraño, nunca exijas a tu feligresía que haga algo. Pregunta en su lugar.
"¿Podrías encargarte de este proyecto esta tarde?" ¿Qué te parece si...? ¿Qué opinas sobre...? Todo el mundo se siente 1000 veces mejor que si les decimos "quiero esto para ayer... sin excusas. ¿ok?"
Tu equipo de colaboradores trabajará más duro y más eficazmente cuando se les pide que hagan algo, que cuando se les exige.
Los líderes que preguntan en lugar de exigir tienen equipos mucho más productivos y eficaces.
Los líderes que preguntan en lugar de exigir tienen equipos mucho más productivos y eficaces.
6. Mostrar ingratitud
La gratitud va de la mano del liderazgo. Sí, de acuerdo, en el ámbito laboral, la gente recibe el pago por su trabajo y muchas personas trabajan sólo por el premio final. Pero en el liderazgo, la gratitud te aportará mucho más que la expectativa.
La mayoría de la gente en sus trabajos, se siente mal pagada, poco agradecida y subestimada, lo que les lleva también a sentirse mal en sus puestos. Generar un buen ambiente se consigue fácilmente: dando gracias.
La mayoría de la gente en sus trabajos, se siente mal pagada, poco agradecida y subestimada, lo que les lleva también a sentirse mal en sus puestos. Generar un buen ambiente se consigue fácilmente: dando gracias.
En el liderazgo cristiano la gratitud es aún más importante. Las parroquias cuyos sacerdotes animan, agradecen y aprecian a su equipo cercano, crean una cultura de gratitud y de estímulo que se filtra a toda la comunidad. Si deseas crear un ambiente extraordinario, sé el primero en hacerlo y da ejemplo. Eres el líder. Tu parroquia te seguirá.
7. No estar dispuesto a lidiar con los problemas
El liderazgo es difícil y por lo tanto, también el propio del sacerdocio. Una de las razones por las que es complicado es porque tienes que lidiar con problemas casi todos los días. Un pésimo líder guarda los problemas en el cajón de su escritorio, como si de esa forma desaparecieran.
Todo el mundo sabe que la vida de un cristiano no es un camino de rosa y que siempre surgen problemas. Pero cuando el sacerdote aborda las cosas importantes que preocupan a su feligresía y crea un ambiente óptimo, todo el mundo está más dispuesto a todo.
Por su propia salud, un sacerdote no debería postergar los problemas ni adoptar "la táctica del avestruz" sino, más bien, asumir los problemas, "coger el toro por los cuernos", antes que generen en situaciones sin solución. Y comenzar ya.
Jesucristo siempre es nuestro modelo perfecto: Él nos dio la pauta en su anuncio y el ejemplo en su mensaje; fue el primero en cumplir las leyes y en hacerlas cumplir; explicó todas las cosas; jamás se puso medallas a si mismo; valoró el esfuerzo y asumió la debilidad de quienes estaban con Él; nunca exigió ser amado; mostró gratitud y amor infinitos; y asumió su responsabilidad hasta el final: con su propia muerte.
Nos animó a coger nuestra cruz y seguirlo, nos animó con su ejemplo y nos dio moral, nos indico el camino a seguir: el mismo que hizo Él.
Nos animó a coger nuestra cruz y seguirlo, nos animó con su ejemplo y nos dio moral, nos indico el camino a seguir: el mismo que hizo Él.