¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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domingo, 26 de marzo de 2017

SE NECESITAN LÍDERES

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"Un líder conoce el camino, muestra el camino y anda el camino" 
(John C. Maxwell)

Algunos cristianos nos hemos lanzado a "esto" de la Conversión Pastoral de la Iglesia renovando métodos, estructuras y lenguajes, y a la Nueva Evangelización, anunciando a Cristo, sirviendo y discipulando a personas. 

En ambas, visión y misión se conjugan par
a renovar, anunciar y discipular, pero se necesitan líderes, personas llamadas por Dios a conducir a otros en el proceso de cambio, a conformar comunidades, a llevar la Buena Nueva al mundo entero.

Por desgracia, no existe apenas cultura de liderazgo dentro de la Iglesia porque, tradicionalmente, los sacerdotes han sido quienes han liderado todo, se han convertido en "curas-superman", que lo hacen todo y, finalmente, se "queman". 

Y es que el cura sólo, no puede: el cura pastorea, guía, va al frente, anima, da ejemplo, asume su responsabilidad, pero necesita ayuda, necesita cristianos comprometidos y corresponsables, es decir, líderes. Si no descubrimos y formamos líderes, no iremos muy lejos. 


Encontrar y formar líderes es una necesidad apremiante que tiene un fundamento profundamente espiritual. Dios llama a personas a construir comunidades, y capacita a sus elegidos para la misión, constituyendo a unos en apóstoles; a otros, en profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros (Efesios 4,11). 

En virtud del bautismo es responsabilidad de todos los bautizados asumir este liderazgo profético del que nos inviste Dios y al que nos llama la Iglesia.

Un líder es "alguien que influye", y por tanto, para influir hay que estar en acción, sirviendo. Cualquier persona que sirve a otros, es líder porque da ejemplo, porque se pone a la cabeza, porque "se tira a la piscina".

Por eso, es importantísimo detectarlos, saber qué tipo de liderazgo ejerce cada uno y ponerlos a servir donde den fruto, de acuerdo a sus dones.

Tipos de liderazgo

El pasado mes de diciembre, en el Primer Encuentro sobre Liderazgo y Experiencias Prácticas para la Conversión Pastoral para parroquias, en Algete (Madrid) se definieron diez tipos de líderes, según su estilo de influencia:

1. Visionario: Tiene una imagen clara de hacia dónde ir, lo que Dios pretende, y lo que pasará en el futuro; le frustra ver que lo que vendrá aún no llega. Le apasiona llegar a esa visión, entusiasma a otros y suele hablar bien.

2. Directivo: Es ejecutivo y firme, piensa en las cosas prácticas, no se asusta, aterriza las visiones, toma decisiones concretas que hace que las cosas funcionen, sabe donde colocar el dinero. No suele ser buen orador ni motivador.

3. Estratégico: Asume la visión y define los pasos para llegar a ella. Ve los distintos grupos y necesidades que hay que atender, sabe la ruta, el orden, el ritmo…en definitiva, organiza la estrategia para conseguir la meta.

4. Gerencial: Es el "conseguidor", el que consigue los recursos humanos y económicos; las personas y los talentos; hace las llamadas prácticas con éxito, consigue que los recursos necesarios estén ahí y que no se desperdicien o malgasten.

5. Motivacional: Motiva al equipo como Jesús motivaba a sus discípulos, persona a persona, de paseo, en barca, uno en uno o en grupos pequeños. Hace sentir a cada uno que es persona, no un engranaje. A menudo, consuela a los heridos por el líder directivo que tiende a ser un poco insensible.

6. Orador: Es una variante del líder motivacional porque motiva, consuela y acompaña, sobre todo, con oración. Abraza y acoge, reza por todos y cada uno del grupo y los acerca a Dios personalmente.

7. Forjador de Equipos: No necesariamente gestiona bien a las personas pero sabe forjar equipos, buscar los dones y carismas de cada uno y ponerlos a trabajar juntos. Organiza a las personas según sus capacidades y según las circunstancias.

8. Emprendedor: Le gusta poner en marcha cosas, pero al cabo de un tiempo, cuando ve que ya han cuajado y más o menos funcionan, prefieren pasar a otro proyecto. Hay que tener cuidado, estos líderes necesitan ir acompañados de otros líderes que den continuidad a los proyectos y eviten ir "a salto de mata". 

9. Reconstructor: Renueva cosas que ya existían pero estaban atascadas; también soluciona casos de conflictos y problemas enquistados; gestiona bien las crisis, es"solucionador" y hace "reformas" en estructuras.

10. Negociador: Construye puentes, hace concesiones, busca soluciones creativas y alternativas, junta a gente insólita, logra alianzas entre gente muy diversa, o aislada o enfrentada.

Lo que un líder cristiano es y no es

Un líder cristiano NO  
es perfecto ni ignora sus propias debilidades.
- tiene la voz más alta de la habitación ni abusa de su autoridad.


- obliga a la gente a hacer las cosas ni cómo hacerlas.
- ignora el fracaso ni enmascara la realidad.
- evita los retos ni huye de las dificultades

Un líder cristiano SÍ
- influye en otros, admitiendo sus propias debilidades.
- alienta e inspira a otros, con humildad y su ejemplo.
- muestra a otros a seguir su visión con pasión.
- asume riesgos y aprende de sus fracasos.
- es transparente y honesto, haciendo que otros se sientan valorados y apreciados.

5 Prácticas esenciales de un líder

Nuestro gran ejemplo y modelo, Jesucristo, define y nos muestra una alternativa divina a los métodos convencionales de liderazgo y que consiste en cinco prácticas esenciales:

1- Aprendizaje. "Yo quiero enseñarte, indicarte el camino que tienes que seguir, quiero darte un consejo, quiero mirar por ti." (Salmo 32,8). Cada cristiano requiere de un aprendizaje y de una forma u otra, cada modelo de liderazgo, también. Los líderes siempre deben ser aprendices: siempre dispuestos a aprender. 

Un buen líder aprende continuamente para servir mejor a los demás. Buscar la visión de la parroquia es ser visionario, pero también muy práctico y concreto. Debe tomarse su tiempo rezando, reflexionando, ante Dios y con su equipo de colaboradores, para descubrir la visión.

2- Enseñanza.  El apostol Pablo dijo: "Es, pues, necesario que sea apto para enseñar" (1 Timoteo 3, 2).  Esta práctica está estrechamente ligada a la anterior, el aprendidaje. Los buenos líderes invierten en aquellos a quienes dirigen y comparten con ellos lo que han aprendido. 

Se toman el tiempo para inculcar su conocimiento a las personas a su cargo. No guarda ni esconde nada para su propio provecho. El resultado es que las personas que siguen a estos líderes se convierten en líderes ellos mismos.

3- Servicio. Jesús dijo: "Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. No es así con vosotros. En cambio, el que quiera hacerse grande entre vosotros, sea vuestro servidor " (Mateo 20, 25-26). 

Los malos líderes dirigen a otros, los buenos líderes sirven a los demás con el ejemploAyudan y sirven como el que más, tiran del carro y no están pendientes de ejercer su autoridad.

4- Cuidado. "No hagáis cosa alguna por espíritu de rivalidad o de vanagloria; sed humildes y tened a los demás por superiores a vosotros, preocupándoos no sólo de vuestras cosas, sino también de las cosas de los demás." (Filipenses 2, 3-4).

"Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (1 Juan 3, 17).

A menudo, los malos líderes tienen espíritu de rivalidad o de orgullo y hacen las cosas para su gloria, creyéndose superiores. Cierran su corazón egoísta a sus hermanos necesitados y no se preocupan por ellos.

Los buenos líderes simplemente se preocupan por la gente, compartiendo sus vidas con ellos sin esperar nada a cambio, con humildad y con amor. El mismo amor del Padre. 

5- Ejecución. "Yahveh lo acabará todo por mí. ¡Oh Yahveh, es eterno tu amor, no dejes la obra de tus manos!" (Salmos, 138, 8).

Todos los líderes tienen que conseguir que las cosas se ejecuten. Tienen que producir resultados significativos.

Sin embargo, los malos líderes tienden a utilizar el control para que se hagan las cosas. Tienden a pensar que las cosas de Dios dependen de ellos.

Los buenos líderes, en su lugar, utilizan la inspiración. Comparten una visión de un objetivo que les apasiona e invitan a otros a conseguirlo con ellos, en la convicción de que es Dios quien realiza todo.

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miércoles, 22 de febrero de 2017

CÓMO DESMORALIZAR A TU COMUNIDAD



Un sacerdote siempre tiene un impacto directo y significativo en su comunidad, en su parroquia y en su entorno. La cuestión es si es un buen o un mal impacto.

El tipo de liderazgo que ejerza el sacerdote influye en muchos factores de la comunidad, pero, sobre todo, en su moral. La cuestión es si un sacerdote entusiasma o desmoraliza a los suyos.

Muchos curas desmoralizan a sus parroquianos sin ni siquiera saberlo. Por ejemplo, cuando están frustrados o cuando no tienen conciencia de que lo estánPero las razones principales por las que no se ejerce un buen liderazgo son:

1. Expectativas no articuladas

Demasiado a menudo, los sacerdotes mantienen a los miembros de su equipo de confianza con expectativas que no se articulan. Me explico:

Resultado de imagen de desmoralizar al equipoSupongamos que en la parroquia hay una celebración importante el jueves por la noche. El sacerdote espera que toda la comunidad asista. Después de todo, los miembros de una buena comunidad es lo que hacen: aparecen cuando se  les necesita y son la razón de ser de todo lo que ocurre en esa parroquia. 

Sólo que hay un pequeño detalle: Nunca se anunció. Al día siguiente, el sacerdote está molesto y frustrado con los miembros de la parroquia que no mostraron ni interés ni apoyo. Esta es una expectativa no articulada.

No podemos responsabilizar a la gente por algo que nunca les dijimos. A menos que queramos frustrarlos, por supuesto, y luego seguir como si nada...

2. Reglas sólo para los demás

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Un líder tiene ciertas ventajas. Una de ellas es que es él mismo quien establece las reglas. Sin embargo, con demasiada frecuencia, los sacerdotes deciden que las reglas no se aplican a ellos o incluso que están por encima de ellas.

Este es un gravísimo error. Nunca podemos pedir a nuestra comunidad que obedezca algo que nosotros mismos ni cumplimos ni acatamos. 

Si deseas desmoralizar a tu equipo, actúa como si las reglas no se aplicaran a ti, como si estuvieras por encima del bien y el mal, como si fueras Dios.

3. Ponerse medallas

Un mal líder se pone medallas cuando se producen situaciones exitosas, y por el contrario, echa balones fuera y la culpa a otros, cuando se producen situaciones de fracaso. 

Las personas más comprometidas jamás perdonan esto y más pronto que tarde, abandonarán al sacerdote.

Por el contrario, un buen líder asume la responsabilidad de los errores y comparten el éxito de los aciertos.

Un sacerdote orgulloso y sin caridad busca su propia gloria (en lugar de la de Dios) y jamás la comparte con los demás. Hace seguidores, adeptos, fans...nunca discípulos.

4. No valorar el esfuerzo

Algunos curas son, ante todo, "resultadistas": simplemente se fijan en si se cumple el objetivo o no. Y si se cumple, analizar si ha sido sobresaliente o no.

Pero es muy importante para un líder de una parroquia, estar muy pendiente y consciente de no subestimar o devaluar el trabajo necesario para alcanzar el resultado.

La mejor manera de subir la moral del "personal" es, primero, observar lo duro que trabajaron. Segundo, decirles que eres consciente del esfuerzo que han mostrado realizando el trabajo. Y finalmente, agradecérselo.

Apreciar lo mucho que tu equipo de colaboradores trabaja, les permite saber que su trabajo nunca es en vano y que, a través de tus palabras, Dios está contento.

5. Exigir vs. Animar

Cuando eres el jefe, es fácil dar órdenes. Esta también es una magnífica manera de perder a los miembros de tu comunidad parroquial. Aunque puede parecer extraño, nunca exijas a tu feligresía que haga algo. Pregunta en su lugar.

"¿Podrías encargarte de este proyecto esta tarde?" ¿Qué te parece si...? ¿Qué opinas sobre...? Todo el mundo se siente 1000 veces mejor que si les decimos "quiero esto para ayer... sin excusas. ¿ok?"

Tu equipo de colaboradores trabajará más duro y más eficazmente cuando se les pide que hagan algo, que cuando se les exige. 

Los líderes que preguntan en lugar de exigir tienen equipos mucho más productivos y eficaces.

6. Mostrar ingratitud

La gratitud va de la mano del liderazgo. Sí,  de acuerdo, en el ámbito laboral, la gente recibe el pago por su trabajo y muchas personas trabajan sólo por el premio final. Pero en el liderazgo, la gratitud te aportará mucho más que la expectativa. 

La mayoría de la gente en sus trabajos, se siente mal pagada, poco agradecida y subestimada, lo que les lleva también a sentirse mal en sus puestos. Generar un buen ambiente se consigue fácilmente: dando gracias.

En el liderazgo cristiano la gratitud es aún más importante. Las parroquias cuyos sacerdotes animan, agradecen y aprecian a su equipo cercano, crean una cultura de gratitud y de estímulo que se filtra a toda la comunidad. Si deseas crear un ambiente extraordinario, sé el primero en hacerlo y da ejemplo. Eres el líder. Tu parroquia te seguirá.

7. No estar dispuesto a lidiar con los problemas



El liderazgo es difícil y por lo tanto, también el propio del sacerdocio. Una de las razones por las que es complicado es porque tienes que lidiar con problemas casi todos los días. Un pésimo líder guarda los problemas en el cajón de su escritorio, como si de esa forma desaparecieran.

Todo el mundo sabe que la vida de un cristiano no es un camino de rosa y que siempre surgen problemas. Pero cuando el sacerdote aborda las cosas importantes que preocupan a su feligresía y crea un ambiente óptimo, todo el mundo está más dispuesto a todo.


Por su propia salud, un sacerdote no debería postergar los problemas ni adoptar "la táctica del avestruz" sino, más bien, asumir los problemas, "coger el toro por los cuernos", antes que generen en situaciones sin solución. Y comenzar ya.


Jesucristo siempre es nuestro modelo perfecto: Él nos dio la pauta en su anuncio y el ejemplo en su mensaje; fue el primero en cumplir las leyes y en hacerlas cumplir; explicó todas las cosas; jamás se puso medallas a si mismo; valoró el esfuerzo y asumió la debilidad de quienes estaban con Él; nunca exigió ser amado; mostró gratitud y amor infinitos; y asumió su responsabilidad hasta el final: con su propia muerte.

Nos animó a coger nuestra cruz y seguirlo, nos animó con su ejemplo y nos dio moral, nos indico el camino a seguir: el mismo que hizo Él.