¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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viernes, 30 de diciembre de 2022

EL LIBRITO ABIERTO DE APOCALIPSIS 10

"Y la voz del cielo que había escuchado 
se puso a hablarme de nuevo diciendo: 
'Ve a tomar el librito abierto de la mano del ángel 
que está de pie sobre el mar y la tierra'. 
Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. 
Él me dice: 'Toma y devóralo; 
te amargará en el vientre, 
pero en tu boca será dulce como la miel'. 
Tomé el librito de mano del ángel y lo devoré; 
en mi boca sabía dulce como la miel, 
pero, cuando lo comí, mi vientre se llenó de amargor. 
Y me dicen: 'Es preciso que profetices de nuevo 
sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reinos'"
(Ap 10,8-11)

En la lectura del capítulo 10 de Apocalipsis se nos presenta una escena que habla de un librito abierto en manos de un ángel que está de pie sobre el mar y la tierra. Es el mismo ángel que aparece en Ap 1,9-20 y que tiene rasgos cristológicos, descritos en los primeros versículos (Ap 10,1-3)
  • va envuelto en una nube (referencia al Hijo del Hombre en Dn 7,13)
  • con el arco iris sobre su cabeza (señal de la alianza de la Creación en Gn 9,13 como el arco que empuñaba el primer jinete de Ap 6,2)
  • su rostro resplandeciente como el sol (referencia a Mt 17,2)
  • sus piernas columnas de fuego (apoya sus pies sobre la tierra y el mar, tiene poder sobre toda la creación)
  • grita con un rugido como el de un león (el león de la tribu de Judá, "la voz del Señor ha tronado", referencia a Sal 29,3)
  • en su mano tiene un librito abierto: es el Evangelio, que debe ser leído y proclamado, es decir, profetizado (Ez 2,8-3,1)
El ángel no es Cristo pero tiene sus rasgos porque habla en su nombreTras el rugido del ángel, hablan los siete truenos y Juan quiere escribir de inmediato lo que le han dicho pero una voz le prohíbe hacerlo. Al cristiano le basta con el Evangelio. Los apóstoles Juan y Pablo tienen una visión de Dios que va más allá del Evangelio pero no se les permite contarla (2 Cor 12,2-4). Al cristiano le basta con la gracia.

"Vete y toma el libro". A Juan se le pide que vaya a tomar el libro abierto de la mano del ángel:  Se le da autoridad para coger el libro y leerlo porque está abierto.

'Toma y devóralo" es una referencia a Ez 2,8-3,1: "Ahora, hijo de hombre, escucha lo que te digo: ¡No seas rebelde, como este pueblo rebelde! Abre la boca y come lo que te doy. Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. Lo desenrolló ante mí:
 estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes. Entonces me dijo: 'Hijo de hombre, come lo que tienes ahí; cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel'. Abrí la boca y me dio a comer el volumen, diciéndome: 'Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este volumen que te doy'. Lo comí y me supo en la boca dulce como la miel.
                                
La Palabra de Dios debe ser devorada (interiorizada) porque ha de ponerse en práctica,  hay que vivirla. Debe ser digerida (asimilada) para que no haya distancia entre el hablar del profeta y la Palabra, para que "sean uno".

"Te amargará en el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel"La dulzura es la misma Palabra de Dios. La amargura (que es doble) se refiere, en primer lugar, a que la palabra "remueve": requiere primero, la conversión del profeta, su purificación, y después, un cambio de vida; y en segundo lugar, será amarga porque será despreciada por muchos, como también el profeta será desechado.

"Es preciso que profetices de nuevo sobre muchos"
El libro abierto tiene que ser profetizado, el evangelio tiene que ser anunciado, pero para ello hacen falta profetas. Profeta es aquel que anuncia la Palabra de Dios con sus palabras y con su vida. Aquel que es capaz de captar lo profundo de la palabra y testimoniarlo no sólo con palabras sino también con hechos.

Juan, al igual que Ezequiel y otros profetas, recibe la investidura profética. Se le da autoridad para anunciar proféticamente la Palabra de Dios.

domingo, 4 de abril de 2021

MATEO, EL PUBLICANO QUE SIGUE A CRISTO

"Jesús vio a un hombre llamado Mateo,
que estaba sentado a la mesa 
de recaudación de impuestos,
y le dijo: 'Sígueme'.
Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa,
acudieron muchos publicanos y pecadores
y se sentaron a comer con él y sus discípulos"
(Mateo 9, 9)

Mateo (del arameo Mattai, "don de Yaveh", “regalo de Dios”), o Leví (nombre dado por Jesús), hijo de Alfeo y hermano de Santiago el Menor, vive en Capernaúm y muere como mártir en Etiopía. 

Es el único apóstol que no tiene por oficio el de pescador sino que es un publicano, es decir, un trabajador público al servicio del Imperio romano que cobra impuestos al pueblo de Israel. Los recaudadores de impuestos, considerados usureros y asimilados a las prostitutas, a los gentiles y a los pecadores (Mateo 18,17; Mateo 21,31-33; Mateo 9,10; Marcos 2,15, 16; Lucas 5,30) son odiados por los judíos puesto que Dios es el único a quien se debe pagar tributos u ofrendas y, por tanto, pagar impuestos a los hombres es infringir los derechos de Dios. 

Mateo es que es el autor del primer Evangelio y el primero que narra las enseñanzas de Jesús. Su Evangelio comienza con la narración de la genealogía humana de Jesús: "Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mateo 1, 1).
Así narra Mateo su propia vocación: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Mateo 9, 13). Aparece también en los otros dos sinópticos, pero nombrado como Leví. Marcos especifica: "Leví, hijo de Alfeo" (Marcos 2, 14) y Lucas, por su parte, subraya que la comida era "un gran banquete" que Leví ofreció a Jesús... en su casa" (Lucas 5, 27-28). 

En el himno de Laudes, "Præclara Qua", rezamos: "Oh Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (...) apegado a las monedas!  A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al Maestro (...)".

Tras su llamada, nada sabemos de Mateo por la Escritura, tan sólo vuelve a aparecer en las listas de los Doce: el octavo en la enumeración de los Hechos de los Apóstoles y en la del mismo Mateo (que cuando se nombra a sí mismo, aclara: "Mateo, el publicano"), y el séptimo en la lista de Marcos y en la de Lucas.

San Mateo
Predica la Palabra de Dios entre los partos y los persas, pero sobre todo, en Etiopía: allí vence a dos magos que se hacen adorar como dioses y a los dragones que los acompañan, y después resucita a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Por oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, conversa cristiana por la predicación del Apóstol, sufre el martirio. 

Sacado de la visión de "los cuatro seres vivientes" de Apocalipsis 4 y de Ezequiel 1, la Tradición representa a Mateo como el del "rostro humano" y por ello, un hombre alado (o ángel) es el símbolo de su Evangelio. Habitualmente se representa a Mateo escribiendo acompañado por una figura de un hombre alado. 
Símbolo apostólico: tres bolsas de dinero.

Fiesta: 21 de Septiembre.

Patronode los banqueros, financieros, cambistas, inspectores de Hacienda, etc.

Muerte: a espada cuando oraba después de misa, al pie del altar. 

Atributos: una espada, una alabarda o un hacha. También es representado con un libro o un rollo. 

sábado, 16 de marzo de 2019

UN MENSAJE ESCANDALOSO

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"Si uno viene a mí y no deja a su padre y a su madre, 
a su mujer y a sus hijos, hermanos y hermanas, 
y aun su propia vida, 
no puede ser discípulo mío. 
El que no carga con su cruz y me sigue, 
no puede ser mi discípulo." 
(Lucas 14, 26-27)

¡Qué fuertes resuenan las palabras de Cristo en el Evangelio de Lucas! ¡Qué duro es tener que dejar todo por Él, a nuestros padres, hermanos, mujer o hijos! ¡Parece una locura, un escándalo! 

Sin embargo, lo que la Palabra de Dios quiere hacernos entender es que no es posible ser discípulo de Cristo si queremos caminar con nuestras mochilas, con nuestras intereses, comodidades o preocupaciones.

Nos asegura que no es posible seguirlo a "nuestra manera", a "nuestro antojo", a nuestra conveniencia o a nuestro gusto. 

Nos dice que no es posible ser cristiano sin dejar de lado los apegos, esclavitudes y dependencias


Nos muestra el camino y nos señala la dirección pero no nos obliga a tomarlo.

Ento
nces ¿qué significa cargar nuestra cruz?

Mientras el mundo nos señala la libertad, la prosperidad, el éxito y la realización personal como el modo de vivir una v
ida feliz, Jesús nos dice todo lo contrario: la dependencia, la humillación, el abandono y la confianza conducen a la vida plena. La cruz es indispensable para seguirlo y llegar al cielo.

Para seguir a Jesús, ¿hace falta renunciar a nuestra familia?
Cualquier versión desvirtuada de vida cristiana que podamos imaginar distinta a la de abrazar la cruz no pasa de ser un cristianismo light, una fe descafeinada, un discipulado "fake".

Como tampoco vale cargarla "de mala manera" o "por cumplir".

Debemos abrazarla, es decir, desearla, amarla. ¡qué fuerte!...¿no? ¡...de locos"! ¿verdad? ¡Un mensaje escandaloso!

Pu
diera se que nos planteáramos servir a Dios desde una perspectiva cómoda, sencilla y libre de riesgos.

Pudiera ser que quisiéramos dar una imagen pública "políticamente correcta" al mundo, pretendiendo no "descolocar" u ofender a nadie y, así, pasar de puntillas por nuestro cristianism
o.

Sin emba
rgo, el apóstol Pablo deja muy claro que seguir a Cristo implica compromiso, incomodidad y sacrificio. Implica escándalo y locura. Valentía y decisión. Tenemos que "mojarnos". No valen los atajos ni los caminos fáciles. 

Pablo escribe a la igl
esia de Corinto: "El mundo con su propia sabiduría no reconoció a Dios en la sabiduría manifestada por Dios en sus obras. Por eso Dios ha preferido salvar a los creyentes por medio de una doctrina que parece una locura. Porque los judíos piden milagros, y los griegos buscan la sabiduría; pero nosotros anunciamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los paganos, pero poder y sabiduría de Dios para los llamados, judíos o griegos. Pues la locura de Dios es más sabia que los hombres; y la debilidad de Dios, más fuerte que los hombres." (1 Corintios 1, 21-25).

Imagen relacionada Si el mensaje de la cruz supone un escándalo y una locura para el mundo, el estilo de vida basado en la cruz también será considerado una locura y un escándalo para el mundo. 

Pablo dice Dios le envió a predicar el evangelio "sin alardes literarios, para que no se desvirtúe la cruz de Cristo" (1 Corintios 1,17), para que no suceda lo que le ocurrió en el areópago de Atenas, durante su segundo viaje apostólico, donde trató de "suavizar" el mensaje de Cristo, fracasando estrepitosamente.

Quizás algunos tratan de seguir a Cristo a través de un denodado activismo social con el que dirigir sus conciencias hacia un pensamiento que les convierta en buenas personas, en verdaderos discípulos de Cristo. 

Si bien estar activo en obras sociales o caritativas tienen su importancia, la manera más efectiva que Dios nos ha dado para cambiar el mundo es cambiar los corazones con un mensaje claro y contundente del Evangelio. 

Un mensaje que nos confronta y que nos interpe
la en nuestras propias vidas, en nuestros entornos. 

Las conversaciones de paz, los programas políticos o diplomáticos y las estrategias sociales o económicas no son las fuerzas de cambio que más necesita el mundo. Lo que el mundo necesita es el Evangelio presentado de forma clara y sin doblez por apóstoles valientes y seguros de Dios (2 Corintios 5, 16-21).

El estilo de vida de la cruz no es un ca
mino en el que buscamos la realización personal, complaciéndonos a nosotros mismos, sino que es una forma de vida en la que confiamos en que la alegría y la paz nos llegarán a través de la completa obediencia a Dios, según sus designios, como hace un hijo con su padre.

Al entregar nuestra vida al propósito de Dios, los cristianos sabemos que Su plan es llevar a otras almas junto a Él, aunque a veces, nos lleve por situaciones de riesgo o incomodidad, en las que debemos confiar ciega e implícitamente en Él, aún sin comprender.

Solo cargando la cruz, podemos encontrar la gr
acia de una vida victoriosa y alcanzar nuestro destino final: el cielo.

¡Señor, si Tú me dices ven...lo dejo todo!



martes, 1 de mayo de 2018

EL PODER DEL EVANGELIO

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"Yo no me avergüenzo del evangelio, 
que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree..."
 (Romanos 1,16)

En nuestro mundo, donde todo es relativizado, son muchos los que creen y afirman que el Evangelio es un conjunto de "propuestas o ideas" que pueden adoptarse o no, y que muchas de ellas están obsoletas. Incluso, dentro de la Iglesia católica, hay quienes lo piensan.

Es por ello, que aquellos que creemos firmemente en el poder y la rotundidad del mensaje del Evangelio, a veces, somos considerados radicales, ilusos e incluso ignorantes. Pues, para ellos, "la perra gorda".

No sólo no nos avergonzamos del mensaje evangélico, sino que tenemos la certeza y la convicción absoluta de su veracidad, igual que el apóstol Pablo (Romanos 1,16). ¿Por qué? ¿Qué poder puede haber en una "propuesta" o en una "idea"? ¿Cómo pueden estas ideas o propuestas ser lo suficientemente poderosas como para lograr la salvación de todos los que creen en ellas?

Jesucristo 

Jesucristo predicó el Evangelio con poder y autoridad tanto a judíos como a gentiles, y sus vidas cambiaron para siempre: "Todos se maravillaban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la ley." (Marcos 1, 22). 

Resultado de imagen de enseñaba con autoridadEl poder y la autoridad con la que hablaba no venían de su capacidad ni de su liderazgo como hombre, ni tampoco porque hablara por iniciativa propia, sino porque fue enviado por su Padre (Juan 8,42).


Jesús no enseñó "su" doctrina ni tampoco una doctrina humana, transmitió la Palabra del Padre: “Porque yo les he comunicado lo que tú me comunicaste”(Juan 17, 8). Actuó y enseñó con autoridad, no en la autoridad de la ley, sino en la autoridad que le viene "de lo alto".
Jesús habló con contundencia, claro y directo, y por ello se hizo merecedor de burlas, enemistades, persecución y, finalmente, la muerte. Jesús no pretendía quedar bien con nadie ni buscaba el aplauso de nadie: “Yo no busco mi gloria” (Juan 8, 50).

En este sentido, alguien que reconoció su autoridad le dijo a Jesús:”Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios con franqueza, y que no te importa de nadie, porque no miras la condición de las personas” (Mateo 22, 16).
Jesús habló con autoridad porque conocía el mensaje de Dios Padre: “En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto…” (Juan 3, 11). Jesús tenía la certeza de que su mensaje era verdadero y por eso, hablaba con propiedad y con conocimiento de causa: “…os he dicho la verdad que oí a Dios” (Juan 8,40). Nadie pudo nunca decir que Jesús mintió o engañó. Sabía lo que decía, creía en lo que decía, por eso hablaba con profundo convencimiento.
Jesús enseñó con coherencia: predicó con su vida. Él no sólo dice la verdad, "Él es la Verdad" (Juan 14, 6), sino que además es creíble. Sus obras dan testimonio de Él (Juan 5, 36). Las palabras de Jesús fueron confirmadas con sus hechos (Marcos 16, 20).
Jesús enseñó con sabiduría, con elocuencia, desde el corazón; no era una elocuencia aprendida, artificial o postiza como la de los fariseos o los escribas (Marcos 1, 22), quienes eran los ‘encargados’ de hablar o enseñar por oficio. Decían de Jesús: “…Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre” (Juan 7, 46). “….y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios” (Lucas 5, 1). Incrédulos, quienes conocían sus orígenes humanos, se preguntaban: “¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?” (Mateo 13, 54). Es la misma experiencia de los dos discípulos de Emaús que habían escuchado a Jesús resucitado: “¿No ardían nuestros corazones cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lucas 24, 32).
Jesús, más que nadie, sabía que la autoridad no es para mandar sino para servir, para formar, para el bien, aunque Él hubiera podido parecer duro en alguna ocasión. Lo que decía Jesús, aunque su palabra no siempre fue consoladora o dulce, era expresión del amor de Dios y buscaba el bien a través de la corrección. Y porque Jesús ama, les echa en cara, por ejemplo, a los fariseos su hipocresía (Mateo 23, 13-36) y a Pedro su error de querer desviarlo del camino de la cruz (Mateo 16, 21-23).

Jesús enseñaba en tono imperativo, motivando a sus oyentes a dejar la pasividad. Su mensaje requería de la acción inmediata.


Los apostoles

Resultado de imagen de apostoles en pentecostesEl apóstol Pedro y los demás apóstoles, por el poder del Espíritu Santo después de Pentecostés,  proclamaron estas mismas poderosas "ideas" a miles de judíos: "Todos estaban impresionados ante los prodigios y señales que hacían los apóstoles" (Hechos 2, 43)) y más tarde, a los gentiles: "Todavía estaba hablando Pedro, cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Todos los fieles circuncisos que habían venido con Pedro se extrañaban de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los paganos, pues los oían hablar lenguas extrañas y glorificar a Dios."(Hechos 10, 44-46).

Resultado de imagen de pablo apostol de cristoEl apóstol Pablo predicó el mensaje del Evangelio de la misma manera, una y otra vez en las sinagogas (Hechos 13, 5), en los mercados (Hechos 17,17), por los ríos (Hechos 16, 13-15), en las cárceles (Filipenses 1, 12-14) , uno a uno (Hechos 16, 19-31) y a grandes multitudes (Hechos 21,40). Sus tres viajes misioneros fueron en realidad una "Evangelización con poder".


A lo largo de más de 2.000 años, Jesús ha construido su Iglesia con el poder de su Espíritu mediante cristianos que no se avergonzaron de declarar con autoridad y con poder estas "ideas". Incluso, muchos murieron por esas "ideas".

Moisés

En el Antiguo Testamento, Moisés se resistía a predicar porque no se veía capaz de predicar y le preguntó a Dios "qué pasaría si no le creyeran o no le escuchasen" (Éxodo 4)Dios tomó el bastón de Moisés y le infundió su poder para liberar a los israelitas de la tiranía de Egipto y el odio de Faraón.


Imagen relacionadaMuchos, como Moisés, siguen dudando del poder del Evangelio; siguen dudando que Dios pueda coger algo ordinario y convertirlo en extraordinario. Pero, puede y lo hace: "Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios" (1 Corintios 1,18). 

En el Nuevo Testamento, Dios tomó un conjunto de "ideas", el Evangelio, y lo infundió con poder divino. Durante dos milenios, él ha usado este mensaje poderoso para liberar millones y millones de la tiranía del pecado y el odio a Satanás.

Para muchos, el mensaje de "propuestas" del Evangelio es "de locos". Es demasiado simple. Es demasiado estrecho, pero es la certeza en este mensaje lo que nos salva (2 Tesalonicenses 2,13).

Lo interesante de este conjunto de "propuestas poderosas" es que puede y debe conducir a la igualdad real (Gálatas 3,28), a la unidad racial (Efesios 2, 14-18) y a la generosidad radical (Hechos 4, 31-33). Esto es exactamente lo que se desarrolló en la iglesia primitiva.


Y, sí, necesitamos no sólo "creer" pues los demonios creen y no por ello, se salvan, sino, además, aplicar leste poder del Evangelio en nuestras vidas, en nuestras parroquias y en nuestro entorno.

Sólo así, podremos proclamarlo en voz alta y sin miedo ni vergüenza, gracias al poder y a la autoridad que vienen "de lo alto".




viernes, 21 de abril de 2017

II.FRANCISCO: UNA MIRADA EXTROVERTIDA

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El Papa Francisco, para cada una de las seis tentaciones de los agentes pastorales que reflexionábamos en el anterior artículo, propone una alternativa sanadora: el entusiasmo misionero, la alegría evangelizadora, la esperanza, la comunidad, el Evangelio y el ideal del amor fraterno, respectivamente. 

Entusiasmo misionero

El primer antídoto que Francisco ofrece a "la cultura globalizada actual que, sin dejar de mostrarnos valores y nuevas posibilidades, también puede limitarnos, condicionarnos e incluso enfermarnos" (EG 77) es el de una espiritualidad misionera que facilite la salida de la Iglesia y de todos sus agentes pastorales: "¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero!" (EG 80)

El Papa no es pesimista, sino que nos ofrece su medicina espiritual: "Por todo esto, me permito insistir: ¡No nos dejemos robar la alegría evangelizadora!" (EG 83)

Alegría evangelizadora

La alegría del Evangelio es esa que nada ni nadie nos podrá quitar (Juan 16,22). "Los males de nuestro mundo —y los de la Iglesia— no deberían ser excusas para reducir nuestra entrega y nuestro fervor. Mirémoslos como desafíos para crecer(EG 84)

"Precisamente a partir de la experiencia de este desierto, de este vacío, es como podemos descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir; así, en el mundo contemporáneo, son muchos los signos de la sed de Dios, del sentido último de la vida, a menudo manifestados de forma implícita o negativa. Y en el desierto se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y de esta forma mantengan viva la esperanza"(Benedicto XVI en la Homilía durante la Santa Misa de apertura del Año de la Fe el 11 octubre 2012).

"En todo caso, allí estamos llamados a ser personas-cántaros para dar de beber a los demás. A veces el cántaro se convierte en una pesada cruz, pero fue precisamente en la cruz donde, traspasado, el Señor se nos entregó como fuente de agua viva" (EG 86)

Esperanza 

En fin, frente a "la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre" (EG 85), Francisco anima: "¡No nos dejemos robar la esperanza!" (EG 86)

Comunidad

En este elenco de medicinas para superar las tentaciones que afectan a los agentes pastorales actuales, Francisco hace un alto para describir otro antídoto que ofrece a "la cultura globalizada actual": "Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo". Se trata de la mística de la comunidad y del encuentro

Hoy más que nunca, a pesar del desarrollo de las redes sociales y demás instrumentos de comunicación, "sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea." Benedicto XVI, Homilía durante la Santa Misa de apertura del Año de la Fe (11 octubre 2012).

Imagen relacionadaEl antídoto que Francisco nos ofrece es una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. De este modo, las mayores posibilidades de comunicación se traducirán en más posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos.

La Iglesia necesita ofrecer al mundo espacios buenos, sanadores, liberadores, esperanzadores... "Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien. Encerrarse en sí mismo es probar el amargo veneno de la inmanencia, y la humanidad saldrá perdiendo con cada opción egoísta que hagamos" (EG 87)

Aquí Francisco recuerda sus reflexiones sobre "la revolución de la ternura", a la que el Hijo de Dios nos invita con su encarnación: "La verdadera fe en el Hijo de Dios hecho carne es inseparable del don de sí, de la pertenencia a la comunidad, del servicio, de la reconciliación con la carne de los otros" (EG 88)

Evangelio

Por eso, dice Francisco, el Evangelio es siempre un encuentro con el otro"Muchos tratan de escapar de los demás hacia la privacidad cómoda o hacia el reducido círculo de los más íntimos, y renuncian al realismo de la dimensión social del Evangelio. Porque, así como algunos quisieran un Cristo puramente espiritual, sin carne y sin cruz, también se pretenden relaciones interpersonales sólo mediadas por aparatos sofisticados, por pantallas y sistemas que se puedan encender y apagar a voluntad. Mientras tanto, el Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro, con su presencia física que interpela, con su dolor y sus reclamos, con su alegría que contagia en un constante cuerpo a cuerpo"(EG 88)

Ciertamente más que el ateísmo, el desafío que se presenta actualmente a la Iglesia es el de "responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios" (EG 89)

Frente a esta tentación de individualismo espiritual, el Papa Francisco contrapone la religiosidad popular, cuyas formas "son encarnadas, porque han brotado de la encarnación de la fe cristiana en una cultura popular. Por eso mismo incluyen una relación personal, no con energías armonizadoras sino con Dios, Jesucristo, María, un santo. Tienen carne, tienen rostros. Son aptas para alimentar potencialidades relacionales y no tanto fugas individualistas" (EG 90)

La solución que Francisco ofrece y que marca un desafío para la Iglesia es mostrar que la relación personal y comprometida con Dios no pude separarse al mismo tiempo de una relación comprometida con los otros"Hace falta ayudar a reconocer que el único camino consiste en aprender a encontrarse con los demás con la actitud adecuada, que es valorarlos y aceptarlos como compañeros de camino, sin resistencias internas. Mejor todavía, se trata de aprender a descubrir a Jesús en el rostro de los demás, en su voz, en sus reclamos. También es aprender a sufrir en un abrazo con Jesús crucificado cuando recibimos agresiones injustas o ingratitudes, sin cansarnos jamás de optar por la fraternidad "(EG 91)

A diferencia de lo que piensa nuestra sociedad, en el encuentro con los demás se halla "la verdadera sanación, ya que el modo de relacionarnos con los demás que realmente nos sana en lugar de enfermarnos es una fraternidad mística, contemplativa, que sabe mirar la grandeza sagrada del prójimo, que sabe descubrir a Dios en cada ser humano…" (EG 92). 

Francisco es categórico en este tema de la comunidad, como lo ha sido en el de la misión: "Los discípulos del Señor son llamados a vivir como comunidad que sea sal de la tierra y luz del mundo (Mateo 5,1316). Son llamados a dar testimonio de una pertenencia evangelizadora de manera siempre nueva. ¡No nos dejemos robar la comunidad!" (EG 92). 

Francisco propone la medicina de la "salida misionera" contra la mundanidad espiritual: "Hay que evitarla poniendo a la Iglesia en movimiento de salida de sí, de misión centrada en Jesucristo, de entrega a los pobres. ¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo ropajes espirituales o pastorales!" (EG 97)

Para sanarse de esta "mundanidad asfixiante" hay que tomarle "el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que nos libera de estar centrados en nosotros mismos, escondidos en una apariencia religiosa vacía de Dios" (EG 97)

La conclusión y la advertencia del Papa no puede ser más dura y más sencilla: "¡No nos dejemos robar el Evangelio!" (EG 97)

Es evidente que el cambio de perspectiva realizado por el Magisterio del Papa Francisco es de 180 grados: Francisco no se queja tanto del pecado del mundo (secularización, laicismo, relativismo moral…), cuanto de la mundanidad interior de la Iglesia y de los agentes pastorales, porque "si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente" (Mateo 5,13). 

Amor fraterno

En un mundo lleno de divisiones y guerras, Francisco hace a todos los cristianos una petición sentida de "un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente"

El mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o herido por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta unos contra otros en pos del propio bienestar […] A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis: "En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros" (Juan 13,35). Es lo que con tantos deseos pedía Jesús al Padre: "Que sean uno en nosotros […] para que el mundo crea" (Juan 17,21) (EG 99). 

Francisco se muestra como un padre, que habla con cariño a sus hijos y los anima a quererse y a ayudarse: "¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos" (EG 99)

Es cierto que a veces cuesta perdonar, porque existen dolores y heridas profundas, pero la Iglesia debe dar un testimonio nítido en este tema, porque así lo enseñó y pidió el mismo Señor: "Si ven el testimonio de comunidades auténticamente fraternas y reconciliadas, eso es siempre una luz que atrae" (EG 100).

Para concluir con su elenco de luchas contra las tentaciones, Francisco propone cosas concretas para vivir la ley del amor

"Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo! […] Todos tenemos simpatías y antipatías, y quizás ahora mismo estamos enojados con alguno. Al menos digamos al Señor: Señor, yo estoy enojado con éste, con aquélla. Yo te pido por él y por ella. Rezar por aquel con el que estamos irritados es un hermoso paso en el amor, y es un acto evangelizador. ¡Hagámoslo hoy!" (EG 101)

En fin, frente a la tentación de la envidia y de las divisiones, Francisco nos invita: "¡No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno!" (EG 101).

lunes, 31 de octubre de 2016

EVANGELIZAR CONTEMPORANEAMENTE: ODRES NUEVOS

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"El Mundo ha cambiado.
Lo siento en el agua.
Lo siento en la tierra.
Lo huelo en el aire"
(El Señor de los Anillos)

Nuestro mundo cambia constantemente. Y cambia a pasos agigantados. Lo que hoy vale, mañana, no. 

Y de la misma forma, la forma de evangelizar , es decir, transmitir el mensaje mesiánico de salvación, también debe cambiar, tal y como ya exhortó San Juan Pablo II hace más de treinta años, al hablar de "nueva evangelización".

En otros artículos ya hemos hablado de lo que es y significa la "nueva evangelización" y por eso, reiteramos, una vez más, que:

- el mensaje de Cristo no es negociable, nunca cambia, es para siempre. Debe transmitirse igual que nos lo enseñó nuestro Señor o no será la voluntad de Dios. Será otra cosa pero no Su mensaje.

Sin embargo, debe ir dirigido a la gente de nuestra época y lugar, tanto a los que nunca han oído de Cristo, como a los cristianos bautizados, para quienes la fe cristiana ha perdido su significado personal y su poder transformador.

- los cinco propósitos de Cristo para su Iglesia (adoración, comunión, discipulado, servicio y evangelización) tampoco son negociables. Deben estar en equilibrio o no será una iglesia sana. Será otra cosa pero no Su Iglesia. 

Sin embargo, la forma en el que cumplimos los eternos propósitos de Dios y el estilo en el que lo mostramos al mundo, deben actualizarse constantemente para llegar a cada nueva generación. Deben ser continuamente ajustados y modificados porque la cultura humana y su lenguaje siempre están cambiando.
La Iglesia contemporánea

La palabra contemporáneo significa literalmente con-temporalidad. Por naturaleza, nada contemporáneo está destinado a durar para siempre! Sólo es eficaz por un tiempo y sólo es relevante en ese momento particular, que es lo que lo hace contemporáneo.

Lo que se considera contemporáneo y relevante hoy, y en los próximos 10 años, inevitablemente, estará anticuado y obsoleto dentro de 20 años. Los ciclos de cambio son cada vez más cortos, impulsados, fundamentalmente, por la tecnología y los medios de comunicación. Nuevos estilos, preferencias y modas, surgen cada día, continuamente.
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Por eso, nunca podemos mantener un estilo eterno de parroquia, porque pronto estará pasada de moda y obsoleta, sino estar constantemente adaptándonos, cambiado estilos de adoración, nuevos programas y métodos, nuevas formas de divulgación porque el mundo sigue cambiando.

La única manera de que la Iglesia permanezca sólida al qué, es decir, la voluntad de Dios, es anclarla a sus verdades inmutables y propósitos eternos, y a la vez, adaptar continuamente el cómo comunicamos esas verdades y propósitos.

Debemos estar constantemente dispuestos a traer a nuestros amigos y vecinos a Dios, a llegar a alejados y a tibios, cantando canciones que puedan abrazar, expresando oraciones que les ayuden a relacionarse y comunicando, de forma que puedan entender. 

Podríamos atraer a más gente si diluyéramos el Evangelio, si lo adaptáramos a gusto del consumidor, pero no lo hacemos. Simplemente, lo comunicamos de manera que el hombre contemporáneo lo entienda! 

Jesús atrajo multitudes sin comprometer el mensaje de Su Padre. Era claro, práctico, tierno y presentaba su mensaje atemporal de una manera contemporánea.

El hombre contemporáneo

Propósito

El hombre contemporáneo busca un propósito. Se encuentra perdido y tiene una necesidad de encontrar el sentido de su vida, de propósito, de perdón, de amor. 

Quiere saber cómo tomar decisiones correctas, cómo proteger a su familia, cómo manejar el sufrimiento y cómo tener esperanza en nuestro mundo. 

Desconoce el mensaje de Cristo, porque algunos cristianos (sacerdotes y laicos) insisten en comunicar de una manera que ya no tiene mucho sentido o, sencillamente, que no llega.

Debemos explicar cuál es el plan de Dios para todos y cada uno de nosotros, y debemos hacerlo de forma que se entienda.

Comunidad

El hombre contemporáneo busca una comunidad pero sólo ve en la Iglesia una interminable lista de normas y mandamientos, en lugar de una comunidad amorosa y acogedora. 

Debemos dejar de pensar en la iglesia como una institución

El hombre contemporáneo busca desesperadamente una comunidad. Y eso es lo que es la Iglesia, una comunidad cristiana que acoge a todos, pero, por desgracia, las personas de hoy no lo ven de esta manera. 

Experiencia

El hombre contemporáneo busca una experiencia y sólo se centra en lo testimonial y experiencial. Y eso significa que tenemos que ajustar la forma en que enseñamos y evangelizamos, porque la mayoría de las iglesias tradicionales se centran casi exclusivamente en el intelecto. En la iglesia del siglo XXI, no sólo queremos que las personas conozcan acerca de Dios, sino que también encuentren a Dios y le experimenten en su vida.

Por supuesto, esto implica ir más allá de comunicar simplemente por información, sino hacerlo para la acciónNuestro mensaje no tiene por objeto sólo informar, sino transformar las vidas de aquellos a quienes nos dirigimos. 

En cierto sentido, hemos hecho que el Evangelio sea demasiado hermético para que una cultura extremadamente cambiante lo entienda. 

Esto es lo que muchas veces escuchamos en algunas parroquias: "Quiero mostrarte a Cristo, pero primero debes aprender a hablar mi idioma, aprender mis costumbres y reglas, cantar mi estilo de música...". Esta estrategia no funciona!

Este es un excelente ejemplo de una oportunidad para reafirmar las verdades eternas de la Biblia de una manera fresca y contemporánea.

Espiritualidad

El hombre contemporáneo busca desesperadamente espiritualidad. Busca símbolos, metáforas, experiencias e historias que revelen la grandeza de Dios. 

Hoy son muchos más que antes los que buscan espiritualidad y están por todas partes! Nunca ha habido más gente tan hambrienta por descubrir y desarrollar una dimensión espiritual en sus vidas que en la actualidad. De ahí el creciente y gran interés en el pensamiento oriental, las prácticas de la Nueva Era, el misticismo y lo trascendental.

Por ello, debemos ser sensibles, tal y  como Jesús lo fue en su tiempo, y estar dispuestos a encontrarlos en su propio terreno y hablarles de maneras que entiendan.


Estos son algunos de los temas para los que los cristianos tenemos respuestas. Si queremos llegar a la gente en el siglo XXI, debemos comenzar a pensar de manera diferenteJesús nos dice en Lucas 5, 37-38, "¡Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo reventaría los odres, el vino se derramaría y los odres se perderían;sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos."

En el mensaje de Dios, cada oración principal tiene un verbo que mueve a la acción. Dios nos que seamos "hacedores de la palabra, no sólo oidores"

Todo nuestro servicio debe estar dirigido y diseñado para mover a las personas, no sólo a la presencia y a la comunión íntima con Dios, sino también a cumplir Su Voluntad, donde experimentarán un profundo y amplio sentido de comunidad y servicio.

Dios nos llama a ser una Iglesia atemporal en su identidad y contemporánea en su forma al mismo tiempo!