¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 14 de diciembre de 2025

LAS MORADAS DE SANTA TERESA DE ÁVILA

 
El libro "Las moradas" o "El castillo interior", escrito en 1577 por santa Teresa de Ávila, fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos y Doctora de la Iglesia (1970), describe el alma como un castillo con siete mansiones/moradas/estancias, rodeadas de jardines, fuentes y laberintos, que se recorren progresivamente hasta alcanzar la unión/comunión con Dios.

Es el camino interior del alma hacia Dios, el recorrido de la oración hasta la plena comunión con Dios, escrito a modo de un septenario en tres secciones que corresponden a tres etapas en el proceso de la vida cristiana, de signo diverso pero continuo:
  1. Fase inicial (antropológica): afirmación del hombre y su dignidad, su interioridad espaciosa: dentro, el alma, capaz de Dios; en lo más hondo del alma, el espíritu, sede del Espíritu y morada de la Trinidad: Moradas primeras
  2. Fase central (cristológica): plenitud del misterio de muerte y resurrección en Cristo: 'mi vivir es Cristo'. Vivir a fondo la vida cristiana es desarrollar el proceso de transformación en Él: Moradas quintas
  3. Fase final (trinitaria): suma realización de la presencia como inhabitación de la Trinidad en el alma.
Cada morada denota un grado de interiorización o humanización de la persona y, a la vez, un nivel de intensidad en la relación de Dios con el hombre y del hombre con Dios:

1ª morada: entrada. Es el inicio de la "oración exterior" a pesar del "ruido" cotidiano. La oración vocal es la puerta del castillo, el despertar del alma. El Diablo acecha en el exterior del castillo, con sus instrumentos, los pecados y el apego a las cosas del mundo, representados por "fieras y bestias" que impiden la escucha de Dios,

2ª morada: lucha interior. Aunque el alma escucha la llamada de Dios, se duele por la incapacidad de hacer su voluntad a causa de las distracciones, las dudas y las tentaciones que dificultan la oración. Enfatiza la importancia de la perseverancia en la lucha.

3ª morada: prueba. La persona busca a Dios aunque más por su propio esfuerzo que por la gracia divina. La oración se va haciendo poco a poco más sencilla, hay orden y equilibrio. El alma evita los pecados pero aparece la sequedad y la prueba.

4ª morada: paz interior. La oración deja de ser una tarea para convertirse en el encuentro con Dios. Es la "oración en quietud", la "oración de recogimiento" con la que se pierde el anhelo por las cosas temporales y se fija la mirada en las eternas, produciendo en el alma gozo y alegría.

5ª morada: abandono. El alma no quiere rendirse a la propia voluntad sino que se abandona a la voluntad de Dios. Mediante la oración, el alma va uniéndose a Dios y se se empieza a sentir extraña en el mundo. Aparece el "dolor por el pecado"

6º morada: contemplación. El alma es trabajada y transformada profundamente por Dios mediante el amor y también, mediante el dolor. La oración se torna silenciosa y contemplativa. Surge un deseo vehemente de Dios y de completa entrega a Él. Se producen experiencias místicas: éxtasis, arrebatos, oráculos y visiones.

7ª morada: comunión. La persona vive de manera continua la presencia de Dios. Todo acto cotidiano se convierte en oración y ya no se busca a Dios externamente sino en lo más profundo del alma. El alma es iluminada por el matrimonio espiritual con Dios. Cesan las experiencias místicas: el alma "ve" y "comprende" todo, se "cristifica".

Santa Teresa no concibe estos estados o 'estancias graduales' del alma como algo estático sino como un dinamismo impreso en el alma que la conduce a su anhelo más profundo, a su razón de ser: la comunión con Dios.