¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 14 de octubre de 2025

GRACIAS, PADRE

"Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante; 
el Señor es mi fuerza y mi escudo: 
en él confía mi corazón; 
me socorrió, y mi corazón se alegra
 y le canta agradecido" 
(Sal 28,6-7)
Querido Padre eterno,

Hoy, en este día tan especial en que celebro mis 60 años de vida, quiero expresarte mi más profundo agradecimiento por tu amor inmerecido y gratuito. 

Gracias por el don precioso de la vida que me has regalado, por cada día que me has permitido experimentar, aprender y crecer.

Gracias por tu constante presencia en mi vida. A menudo, en medio de la rutina diaria, de las distracciones del mundo y de las dificultades, no he sido consciente de tu cercanía y amor incondicional. Sin embargo, al reflexionar sobre mi camino, me doy cuenta de que siempre has estado ahí, guiándome y sosteniéndome, incluso cuando no te veía. Tú has sido el faro que me guiaba en los momentos de dolor y sufrimiento.

Reconozco que, a veces, he estado tan concentrado en mis preocupaciones que no he visto tus pequeñas y grandes obras a mi alrededor. Pero hoy elijo abrir mi corazón y mis ojos para reconocer tu mano en cada bendición y en cada lección, en cada encuentro significativo y en cada instante de paz que he experimentado y que viene de ti.

Gracias por tu paciencia infinita, por el amor que nunca me abandona y por la fuerza que me brindas para seguir adelante. Espero seguir siendo consciente de tu presencia en mi vida y aprender a vivir cada día con gratitud y amor.

A lo largo de estos seis decenios, he vivido momentos de alegría, amor y también desafíos que me han fortalecido. Cada experiencia positiva o negativa ha sido una lección, y en cada paso del camino, he sentido tu presencia guiándome y apoyándome.

Gracias por todas las bendiciones con las que has colmado mi vida: por el don precioso de la fe, por mi maravillosa familia, por mi mujer y mis tres hijos, por mis padres, por mis amigos y hermanos de fe, por las sonrisas compartidas y las manos que me han sostenido en los momentos difíciles. La bondad y el amor que me brindan reflejan tu luz en el mundo.

Hoy celebro no solo mi vida, sino también tu amor eterno y tu misericordia. Te pido que continúes guiándome en los años venideros, que me des la sabiduría para enfrentar lo que está por venir y que siempre me recuerdes ser un instrumento de tu paz y amor.

Gracias, Dios, por este viaje y por cada día que me regalas. Espero vivirlos plenamente y con gratitud.

Señor, aquí estoy para hacer tu voluntad 
(Sal 40,8-9)

lunes, 25 de junio de 2018

VIVIR EN EL AGRADECIMIENTO

"Dad gracias en todo, 
porque ésta es la voluntad de Dios 
en Cristo Jesús para con vosotros” 
(1 Tes 5,18)


Algunas personas que me conocen bien se sorprenden de que, desde hace un tiempo, acuda a misa a diario. Y se preguntan por qué.

Mi respuesta es siempre la misma: me siento agraciado y agradecido. Agraciado, porque después de una vida en la que Dios ha caminado a mi lado sin yo darme cuenta, por fin, he sido capaz de reconocerle. Agradecido, porque hoy soy consciente de lo mucho que Dios ha hecho por mi, de lo mucho que me ha cuidado, de lo mucho que me ama.

Durante siete largos años he vivido anclado en el resentimiento, en el rencor, en la pérdida, en la queja... pensando“Yo merezco más de lo que tengo". 

Una vez que Jesús, haciéndose el encontradizo, ha caminando a mi lado, ha escuchado mis pérdidas y mis  quejas, me ha hecho la pregunta clave: "Alberto, ¿te he dicho alguna vez que te quiero?"

Fue entonces cuando mis ojos se abrieron, mi corazón se sintió infinitamente amado y mis labios dijeron: “Tengo más de lo merezco". Examinando mi vida, he encontrado muchos motivos para estar agradecido a Dios. Hoy, soy consciente de que todo lo que tengo es un regalo de Dios: mi mujer, mis hijos, mis amigos, mis hermanos, mi salud, mi trabajo, mi casa, mis capacidades....Todo es don. Todo es Gracia. Todo es gracias a Dios.

Por ello, he decidido vivir en el agradecimiento.

Vivir eucarísticamente

"Eucaristía" significa “acción de gracias”. Celebrar la Eucaristía y vivir una vida eucarística tiene muchísimo que ver con vivir en el agradecimiento. 

Vivir eucarísticamente es vivir la vida como un don, como un regalo por el que estoy muy agradecido. 
 
Vivir eucarísticamente es ser consciente de mi pequeñez, y por ello, suplicar la misericordia de Dios: “Señor, ten piedad”“Kyrie Eleison”… Es el clamor de un corazón contrito que reconoce que no puedo culpar de mis pérdidas a Dios, al mundo o a los demás.
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Vivir eucarísticamente es saber que mi imperfección humana no es una condición de la que soy víctima, ni tampoco una excusa para decir “no” al amor, ni un motivo para darle la espalda a Dios.

Mi nuevo corazón es un corazón que no acusa, que no juzga ni se queja. Es un corazón agradecido y lleno de amor a Dios. Un corazón que reconoce su propia parte de culpa y que, por eso mismo, está preparado para recibir la misericordia de Dios.

Y por eso voy a la Eucaristía cada día, a pedir misericordia y a dar gracias a Dios.

En todo y por Jesucristo

El apóstol Pablo, en sus epístolas, nos exhorta más de 46 veces a dar gracias: "Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para con vosotros” (1 Tes 5,18). La clave que resalta el apóstol es: “en todo”. 

El apóstol de los gentiles es una referencia y un ejemplo para mi de cómo, aún no teniendo una vida fácil (fue náufrago, tuvo numerosas enfermedades, fue perseguido y hecho prisionero, etc.), es posible dar gracias al Señor incluso en situaciones complicadas. Pero ¿cómo? 

San Pablo nos muestra cómo: "dando siempre gracias por todo a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Ef 5,20). Debo dar gracias a Dios no sólo en los buenos momentos (que es fácil) sino también en los menos buenos (que me cuesta más), es decir, por todas las cosas, “en el nombre de Jesucristo”

Dar gracias en su nombre significa estar en Su persona, en Jesús mismo: debo ser uno con el Señor en darle gracias a Dios, es decir, vivir a Cristo: "y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2,20).

Vivir en el agradecimiento

Vivir en el agradecimiento a Dios es:
  • mirar todo con la perspectiva de la temporalidad. En mi camino, Dios me regala situaciones y personas que aparecen, permanecen, se van o desaparecen….pero soy consciente de que son regalos suyos para llegar a Él. 
  • abandonarme a la Providencia y comenzar a experimentar a Dios en todo a mi alrededor de una manera poderosa.
  • una actitud que nace de la humildad, al reconocer mi pequeñez, mis errores y limitaciones, al disponerme a equivocarme y a aprender, a pedir perdón, a valorar a los demás, a ser generoso y desprendido, a dar la vida por los demás. 
  • cambiar mi perspectiva del mundo y mi visión de la vida, y enfocarme en el servicio a los demás, en dar más que en recibir, en desprenderme de mis necesidades, para estar pendiente de las de los demás, practicar la misericordia y eliminar la auto-compasión. 
  • glorificar a Dios: "Porque todo es por vosotros, para que la gracia, cada vez más abundante, multiplique la acción de gracias para gloria de Dios." (2 Co 4,15).
  • reconocer la bondad de Dios:"Pues todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada se debe rechazar, sino recibirlo con agradecimiento" (1 Tim 4,4).
  • adorar y bendecir a Dios: "Entrad en sus pórticos dándole gracias, alabadlo, bendecid su nombre" (Sal 100,4).
  • obedecer a Dios: "Dad gracias en toda coyuntura, porque esto es lo que Dios quiere de todos vosotros en Cristo Jesús" (1 Tes 5,18).
  • ver multiplicadas las gracias:"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí; pues he trabajado más que los demás; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo."(1 Co 15, 10).
  • sentir refugio y paz: "En mi angustia clamé al Señor, él me atendió y me dio respiro. El Señor está conmigo; de nada tengo miedo, ¿qué puede hacerme el hombre? El Señor está conmigo, él es mi apoyo, yo veré derrotado a mi enemigo." (Sal 118).
  • conmover el corazón de Jesús: "Levántate, anda; tu fe te ha salvado"" (Lc 17,11-19).
  • obtener favor de Dios: "El que encuentra una mujer encuentra la felicidad, es un favor que ha obtenido del Señor."  (Pro 18,21).
  • obtener felicidad y libertad: "Dando gracias al mismo tiempo a Dios, que os ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo en la gloria, que nos rescató del poder de las tinieblas y nos transportó al reino de su Hijo querido" (Col 1,12).

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Gracias Dios, porque puedo oír y ver
Gracias Dios, porque tengo salud
Gracias Dios, porque tengo una familia
Gracias Dios, porque tengo un trabajo
Gracias Dios, porque tengo una comunidad de hermanos.
Gracias Dios, porque tengo una vida para buscarte, 
amarte, alabarte y darte gloria.
Gracias.