¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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lunes, 28 de septiembre de 2015

UNA RENOVACIÓN DIVINA: EXPERIMENTANDO AL ESPÍRITU SANTO





En nuestra cultura católica europea occidental no estamos familiarizados con el Espíritu Santo. No oramos pidiendo su venida, ni oramos usando el don de lenguas ni alabando a Dios llenos de Espíritu Santo. 

Vivimos una cultura influida por la pos-ilustración y el idealismo. Nos refugiamos en el campo de las ideas más que en el de las experiencias y por ello, tenemos miedo a la espiritualidad emotiva, estamos “estreñidos emocionalmente" en lo que respecta a expresar nuestra fe.

Nos alejamos con horror, miedo o sospecha de todo lo que parezca entusiasmo y lo etiquetamos como “carismático”. Expresiones de fe como levantar las manos, cantar, aplaudir y gritar con alegría sufren una callada intolerancia y falta de bienvenida.

Ser emotivo es algo normal y sano en el ser humano. Por ejemplo, cuando vamos al cine o al teatro, o cuando asistimos a un partido deportivo o a un concierto disfrutamos, nos emocionamos, aplaudimos, gritamos, levantamos las manos, silbamos de alegría e incluso cantamos y vitoreamos.

Sin embargo, esta dimensión emocional, esencial de nuestra vida espiritual, la dejamos fuera de nuestras parroquias, cuando nos ponemos en "modo banco”. Son manifestaciones de emoción que, en la iglesia, nos hacen sentir temerosos, desorientados y amenazados.

Pero ¿no es más digno y merecido que nuestras lágrimas y vítores, que nuestros aplausos y gritos de alegría, que nuestra alabanza espontánea con demostraciones de amor y devoción sean para el Señor que nos ha creado y salvado? 

El entusiasmo es una respuesta inmediata a la presencia del Espíritu Santo que es Dios “en nosotros”, estar entusiasmado es estar en Dios.

Es por eso que cuando se nos derrama el Espíritu Santo, nos toca el corazón, nos llena y nos reconforta. Muchos rompen a llorar de inmensa alegría y gozo. Es una experiencia difícil de explicar a quien no la ha vivido, sobre todo a católicos occidentales europeos.

Una Iglesia sana es aquella que permite experimentar el Espíritu Santo, poniéndole nombre y llevando a todos hacia la experiencia religiosa emotiva.

Es aquella que no desacredita ni excluye las experiencias del Espíritu Santo que tienen que ver con la emoción y el afecto.

Es aquella que respeta cómo el Espíritu de Poder se manifiesta en cada creyente, que no busca una uniformidad de expresión y que evalúa cada auténtica experiencia según se aprecian los frutos del Espíritu en ella: amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia y dominio de sí (Gálatas 5,22).

Entonces, ¿cómo introducir experiencias del Espíritu Santo en nuestra comunidad parroquial que contribuyan a transformar la cultura de la misma?  ¿Cómo minimizar el efecto negativo de rechazo de muchos de nuestros parroquianos?
  • Lo que causa miedo es lo que no se conoce o no se comprende. Por eso, debemos formar sobre la experiencia del Espíritu Santo, que una respuesta emotiva a Dios es algo sano y natural, que ser cristiano es ser “pentecostal”, que Dios da dones, incluyendo los carismas y que no debemos tener miedo, aunque no lo comprendamos. 
  • Una manera fantástica de incluir en la comunidad experiencias del Espíritu Santo es a través de Alpha, donde se genera un atmósfera propicia para ello. 
  • Estamos llamados a abrirnos a una experiencia trinitaria de Dios, que no es sino el amor de Dios derramado en nuestros corazones. Experimentamos el poder de Dios y eso, nos transforma, nos cambia la vida. 
  • En nuestras liturgias, invocamos conscientemente al Espíritu Santo durante la eucaristía y nos tomamos un tiempo después de la comunión para decir: ven, Espíritu Santo.

Una renovación divina
P. James Mallon

domingo, 2 de agosto de 2015

EL "CÓMO" DE UNA IGLESIA EN CRECIMIENTO: PRINCIPIOS BIÓTICOS

"El Reino de Dios es como un grano de mostaza que, 
cuando se siembra en la tierra, 
es más pequeña que cualquier semilla 
que se siembra en la tierra; 
pero una vez sembrada, 
crece y se hace mayor que todas las hortalizas 
y echa ramas tan grandes 
que las aves del cielo anidan a su sombra."
(Marcos 4, 31-32)


El desarrollo natural (o biótico) de la iglesia es un intento de estudiar la naturaleza, y por lo tanto la creación, el "sistema organizativo más grande, maravilloso y exitoso que conocemos", mediante el uso de la analogía como método de percepción, que no se concentra en las apariencias externas sino que pretende "conducirnos hacia los principios básicos fundamentales", tal como nos muestra la Biblia y muchas de las enseñanzas que Cristo dio a sus discípulos (EL "QUÉ").

Nuestra preocupación no debe ser tratar de ser el "jefe", e intentar que la iglesia se desarrolle con nuestra sabiduría y fuerza humanas, sino permitir que Dios sea Dios, y dejar que nos muestre las "reglas del juego".

Pensar bióticamente es enfrentarse a los mismos desafíos que todos, pero ser capaces de ver potencial de crecimiento ilimitado donde otros solo ven problemas. Y para ello, contamos con los principios naturales o bióticos (EL "CÓMO"):


INTERDEPENDENCIA

"Ahora bien, muchos son los miembros, 
mas uno el cuerpo.
Y no puede el ojo decir a la mano:  ¡No te necesito!  
Ni la cabeza a los pies: ¡No os necesito!
Más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, 
son indispensables."
(1 Corintios 12, 20-22)
La parroquia es un organismo complejo en el que todos los elementos están ligados con los demás, según el pan de Dios. 

La manera en que las diferentes partes se integran dentro del todo es más importante que las partes mismas.

Objetivo: adquirir una visión más profunda y general de la parroquia, más que considerar las actividades aisladas o un sector individual del desarrollo de la iglesia (diagnosis de la Alabanza y Oración, Comunidad, Caridad y Servicio, Discipulado, Evangelización).

MULTIPLICACIÓN CELULAR

"y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos 
confíalo a hombres fieles, 
que sean capaces, a su vez, de instruir a otros."
(2 Timoteo 2, 2)

Todo crecimiento tiene sus límites naturales pero en un sistema de red, la multiplicación permanente es posible y deseable. 

Una planta no aumenta de tamaño permanentemente; en su lugar, produce nuevas plantas, que a su vez producen nuevas plantas.

Objetivo: establecer estructuras que permitan no sólo aumentar (sumar) el trabajo, sino también expandirlo (multiplicar), haciendo discípulos, formando lideres, estructurando grupos pequeños y compartiendo experiencias con otras comunidades cristianas (Convivencias propias y con otras comunidades, grupos de catequesis de jóvenes, mayores, etc.)

TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA

"También sabemos que Dios dispone todas las cosas 
para bien de los que lo aman, 
a quienes él ha escogido y llamado."
(Romanos 8, 28)

Uno de los principales medios de la naturaleza para garantizar la supervivencia de organismos es, por ejemplo, la creación de anticuerpos

Las fuerzas y energías existentes –incluso "energías enemigas"– son conducidas en la dirección deseada mediante la aplicación de cantidades pequeñas de energía conductora. De este modo se transforma energía destructiva en constructiva.

En la parroquia también debemos utilizar y controlar las fuerzas contrarias que existen en el entorno, pero en lugar de construir una “mentalidad apologética”, utilizarlas como palanca y reconducirlas

Objetivo: crear espacios de libertad y ambientes de cordialidad, de amistad y de confianza, donde explorar los elementos básicos de la fe cristiana sin presión, seguimiento o coste (Cursos Alpha, misiones, encuentros de evangelización, entrenamientos, etc.).

EFECTOS MÚLTIPLES

"No que por nosotros mismos 
seamos capaces de atribuirnos cosa alguna, 
como propia nuestra, 
sino que nuestra capacidad viene de Dios,
el cual nos capacitó para ser ministros de una nueva Alianza, 
no de la letra, sino del Espíritu. 
Pues la letra mata, mas el Espíritu da vida.
(2 Corintios 3, 5-9)

La aplicación de este principio es el "coliderazgo" en el que las iglesias que crecen no tienen separados por un lado el trabajo (un líder dedicado exclusivamente a liderar) y por otra la capacitación (programas de capacitación de nuevos líderes).

Capacitan y ministran simultáneamente. La energía que se aplica una vez (ministrar), tiene un uso múltiple (capacitar), y los nuevos líderes harán lo mismo.

Es el modelo que podemos aprender de Jesús, que mientras servía a la gente, capacitaba a sus discípulos. Al "capacitarse mientras se sirve" se logra un doble efecto: una calidad superior en la capacitación de los líderes y la utilización de poca energía.

En la naturaleza, cada vez que un organismo ha cumplido su función, se integra automáticamente en un nuevo ciclo y así cumple una nueva función. Lo mismo se puede decir de la iglesia. Deberíamos tratar de que todas las medidas que adoptamos puedan beneficiar simultáneamente a otras áreas. En la iglesia, como en la naturaleza, no debería haber “desperdicio”.

Objetivo: desarrollar planes enriquecedores y renovados que influyan y afecten a todos los elementos constitutivos de la parroquia (actividades lúdicas, reuniones, fiestas, retiros, peregrinaciones, etc.)

SIMBIOSIS
"Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, 
hacédselo también vosotros a ellos; 
porque ésta es la Ley y los Profetas."
(Mateo 7, 12)

La simbiosis es la asociación estrecha entre diferentes organismos para conseguir un beneficio mutuo (sinergia). Trasladando esto a la iglesia, esto significa que una variedad de formas es mucho más efectiva que un monocultivo de una única forma dominante.

En una iglesia fructífera, sus componentes mantienen una relación simbiótica y sirven “según dones”. En vez de producir «trabajadores clones» (todos iguales), la iglesia anima, motiva y apoya los distintos dones y tipos de personalidad, estableciendo relaciones de beneficio mutuo (ganar/ganar).

El resultado es que las necesidades individuales de cada creyente (¿Qué me gusta? ¿Qué busco?) y las de la iglesia (¿Qué beneficia su crecimiento? ¿Qué frutos da?) se complementan, en vez de rivalizar entre sí. 

Objetivo: fomentar la relación entre las diferentes partes constitutivas de la comunidad para que se relacionen entre sí de forma simbiótica (voluntariados, acciones con y en el vecindario, colegios, asociaciones, parroquias cercanas o lejanas, etc.).

PRODUCTIVIDAD

"Lo mismo pasa con un árbol sano: da frutos buenos, 
mientras que el árbol malo produce frutos malos.
Un árbol bueno no puede dar frutos malos,  
como tampoco un árbol malo puede producir frutos buenos.
Todo árbol que no da buenos frutos se corta y se echa al fuego."
(Mateo 7, 17-19)
En la creación de Dios cada detalle tiene una función concreta. Un organismo sano automáticamente rechaza las formas que no son buenas para su salud. 

Nada en la naturaleza es un fin en sí mismo, siempre es un medio para un fin superior. Toda la vida en la creación de Dios se caracteriza por su habilidad para dar fruto. Un buen árbol produce buen fruto, y el fruto no es invisible.

FRUTO CUALITATIVO: ¿Cómo se desarrolla el índice cualitativo en las ocho áreas? 
FRUTO CUANTITATIVO: ¿Crece y se multiplica la comunidad?

Objetivo: elaborar procesos de comprobación cuantitativos de la iglesia examinando su fruto, examinando los resultados. (N.º de asistentes, de bautismos, de 1ª comunión, de confirmaciones, de cursos pre-matrimoniales, etc.).



Fuente: 


"Cambio de paradigma en la Iglesia. Principios bióticos". 
Christian A. Schwarz