¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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miércoles, 17 de marzo de 2021

ROMPAMOS MOLDES Y SAQUEMOS BRILLO

"No recordéis lo de antaño, 
no penséis en lo antiguo; 
mirad que realizo algo nuevo; 
ya está brotando, ¿no lo notáis? " 
(Isaías 43,18)

Desde que Jesús ascendió al cielo y nos dejó al Espíritu Santo, el Paráclito lleva 2.000 años soplando en la Iglesia (y seguirá haciéndolo) para llevar a cabo su cometido: la evangelización del mundo. 

Sin embargo y desgraciadamente, Occidente se ha descristianizado y la Iglesia ha olvidado el "amor primero". Prueba de ello es que ha provocado que las parroquias hayan ido perdiendo a muchos de sus fieles en un goteo lento pero constante, a la par que no se ha producido reacción o respuesta alguna. 

Se han convertido en parroquias de "servicios" donde los que acuden son meros espectadores que "consumen" sacramentos", "cumplen normas" o "siguen ritos", pero no se vive la fe ni se evangeliza. Es una sensación parecida a quien va al cine: ve la película pero no tiene contacto alguno con el "espectador de al lado".

Por tanto, es desde las (nuevas) parroquias, donde la nueva evangelización cobra un nuevo impulso: saliendo de sí mismas, de su letargo, y renovándose. Es un hecho que muchas de las estructuras y métodos han quedado obsoletos, que la Buena Nueva ha quedado en el ostracismo porque nadie la anuncia, que nadie acoge a nadie ni comparte nada con nadie, y que la mayoría de los templos se han convertido en espacios vacíos de personas y de contenido, cuando no cerrados.

Si de verdad amamos a la Iglesia deberíamos plantearnos algunas preguntas: ¿Mi fe contagia a quienes se han alejado? ¿Mi actitud cautiva y "gana" a otros? ¿Mi parroquia resulta atractiva? ¿Qué hago yo para hacerla atractiva y vibrante? ¿Por qué hay parroquias que crecen cuantitativa y cualitativamente, que atraen y motivan a propios y ajenos, y otras que no? ¿Cuál son los factores diferenciadores?

Rompiendo moldes
Sin duda, para que una parroquia sea atractiva y fascinante son dos los aspectos que sobresalen por encima del resto (aparte, por supuesto, de la presencia y acción del Espíritu Santo) y que Jesús nos enseñó: liderazgo y discipulado. Cristo lideró e hizo discípulos, rompiendo los moldes de la época y enfrentándose a los fariseos "cumplidores".
"Y dijo el que está sentado en el trono: Mira, hago nuevas todas las cosas" (Apocalipsis 21,5). No se trata de cambiar el mensaje sino de animar la capacidad de dirigir del líder (párroco), transformar a los mensajeros (discípulos) y replantear las formas y los medios de distribuirlo (pastorales). Es decir, "romper moldes", "abrir nuevos caminos", "elevar", cambiar viejos odres por nuevos odres.

Las parroquias que están en continua conversión, que transforman la metodología de sus pastorales pasando de una clericalización que no evangeliza, a un liderazgo capacitador y compartido que motiva, de una formación que desmotiva a un discipulado que apasiona, están "llenas de gracia". Y lo están porque es el Espíritu de Dios quien realiza todo, derramándose en una infinita variedad de dones. 

Los factores diferenciadores son la docilidad que nosotros, los cristianos (líderes y discípulos) mostramos a las mociones e inspiraciones del Espíritu para que pueda actuar, guiar y producir frutos, y el discernimiento que realizamos para aceptarlas.
Liderazgo y discipulado caminan de la mano. Así nos lo enseñó Jesús:

-Liderazgo no es tanto autoridad o mando como "dar ejemplo", "ir a la cabeza", "abrir camino", "romper moldes". El sacerdote da ejemplo y dirige pero también delega.

-Discipulado no es tanto formación, catequesis o educación teológica como pasión por lo que se cree y entusiasmo por lo que se vive. El discípulo se compromete, comparte su fe con otros discípulos, y todos viven y disfrutan de la unión amorosa en Cristo.

Esa "pasión cristiana" es un poderoso acelerador del crecimiento y madurez espiritual de la comunidad, que se manifiesta en un mayor amor a Cristo, a la Iglesia y al prójimo. 

Ese "entusiasmo misionero" es una fuerza motivadora para la comunicación con Dios (la oración), un compromiso total con la evangelización, una altruista acogida de los demás y una completa disposición para servir a Dios y al mundo.

Esa "ruptura de moldes" y "apertura de caminos" son, ni más ni menos, lo que Jesús enseñó a sus discípulos. El liderazgo no es un cargo de "animador espiritual" o de "organizador místico", como tampoco el discipulado es una serie de actividades de "entretenimiento cristiano" ni tampoco un conjunto de tareas en las que "siempre participan los mismos". 

El liderazgo marca el camino hacia el discipulado, que es una fuente infinita donde todos pueden beber y aplacar la sed de Dios, donde se respira oración y alabanza, donde rebosa el gozo y la alegría. 

Ambos se dirigen y confluyen inexorablemente en la Eucaristía. Así nos lo enseñó Jesús. La misa no es un evento al que "se va", ni la parroquia, un lugar de "cumplimiento", sino una "cita con Cristo", un "encuentro amoroso"un "banquete nupcial", donde se vive y ama, donde se acoge y comparte, donde se alaba y goza junto con el cielo en pleno.
Liderazgo y discipulado se unen y se retroalimentan: fe (sed de conocer) con oración (anhelo de comunicarse), esperanza (hambre de obtener) con adoración (ansía de encontrarse), amor (deseo de dar) con servicio (propósito de comprometerse). 

Se trata de evangelizar recíprocamente y centrípetamente, primero a "los de casa", para después, evangelizar centrífugamente a los "de afuera". Se trata de hacer discípulos para que hagan más discípulos y que éstos hagan nuevos discípulos. 

Sacando brillo 
La parroquia debe brillar por dentro y por fuera. No siempre los que acuden a la parroquia son discípulos y, menos aún, discípulos misioneros. En la mayoría de las ocasiones son "cumplidores" de ritos o "consumidores" de servicios, cuando no "cristianos sociales" o "practicantes no creyentes".
Es completamente estéril (yo diría que imposible) que una iglesia sea atractiva de cara al exterior si en su interior no se "vibra", si no existe "pasión" y "alegría", si no hay "vida". Las parroquias no son cementerios, son lugares de fiesta, de vida... aunque la mayoría de las veces, parecen necrópolis por los que faltan pero, también, por los que están. 

Las parroquias son nuestras familias espirituales, y no un grupo de personas desconocidas a las que vemos una vez por semana (o ni eso). Mientras no las consideremos "algo nuestro", mientras no busquemos expectativas de máximos en lugar de mínimos, mientras sigamos enfadándonos unos con otros o dejando de dirigirnos una palabra amable, seguiremos en cementerios llenos de sepulcros blanqueados. 

El Espíritu Santo nos está diciendo ¡Basta ya!, ¡reencontrar la ilusión, el amor primero, la alegría del Evangelio!

Por eso, un factor necesario para "sacar brillo" es el establecimiento de una pastoral dirigida, fundamentalmente, al fin de semana, al Día del Señor, al domingo que podríamos definir como el día de las "H": 

-Hospitalidad que recibe, saluda y acoge a todos
-Homilía que motiva, incentiva y estimula el compromiso 
-Himnos que elevan, deifican y llenan el alma
-Hábitos que convierten las "vestiduras" en "acciones" concretas
-Hágase que, a imitación de la Virgen María, nos interpela a ayudar y acompañar a todos
-Hermandad que encuentra, conoce y ama a cada miembro de la comunidad
-Habilidades que reconoce y discierne los dones y talentos que existen en la parroquia

Otros factores "abrillantadores" son el paso de la acción social de la Iglesia a una caridad auténtica y a un servicio integral, el aprovechamiento de los sacramentos como ocasiones idóneas para iniciar el Anuncio a las personas que habitualmente no se acercan a la parroquia, organizar grupos pequeños donde vivir la fe de un modo más íntimo y personal, y construir una cultura parroquial testimonial, atractiva y apasionante tanto para próximos como para alejados.

Dice san Pablo:

"Así pues, siempre llenos de buen ánimo y de fe. (...) estamos de buen ánimo y preferimos ser desterrados del cuerpo y vivir junto al Señor. (...) tratamos de ganar la confianza de los hombres (...) nuestro único deseo es daros motivos para gloriaros de nosotros, de modo que tengáis algo que responder a los que se glorían de apariencias y no de lo que hay en el corazón; (...) Porque nos apremia el amor de Cristo (...)Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo" (2 Corintios 5,6-17).

Hoy como en el principio, la Iglesia se encuentra ante un nuevo reto, un nuevo compromiso, personal y colectivo:

¿Qué hago yo por hacer atractiva mi parroquia? 
¿Cómo genero pasión con mi actitud, con mi forma de estar, de hablar y de relacionarme? 
¿Tengo buen ánimo y fe? ¿Me apremia el amor de Cristo?
¿Marco distancias con quienes no conozco o me gano su confianza? 
¿Considero mi parroquia un feudo personal? 
¿Soy de los que cree que no hacen falta cambios porque "las cosas se han hecho siempre así"? 
¿Qué parte de "Yo hago todas las cosas nuevas" no entiendo o no quiero entender?


JHR

lunes, 8 de octubre de 2018

SÍNTOMAS DE UNA PARROQUIA ENFERMA

Cuando acudimos al médico, lo hacemos porque estamos enfermos o nos encontramos mal. Sabemos que el doctor nos preguntará qué nos pasa, nos auscultará, nos medirá la presión arterial y temperatura, nos pedirá una analítica de sangre o de otro tipo... Es la forma sana de buscar síntomas que nos pongan en alerta y que nos puedan indicar si existen problemas reales y serios.

Desde hace ya algunos años, escribo sobre chequeos y diagnosis parroquiales: 

https://cristianosdigitales.blogspot.com/2015/07/diagnostico-pastoral-de-una-parroquia.html.

https://cristianosdigitales.blogspot.com/2016/08/un-chequeo-la-parroquia.html 


En mis artículos, reflexiono sobre algo que aprendí en varios encuentros de nueva evangelización y que me ha servido de mucho en mi camino de fe sobre los aspectos vitales de la salud de una parroquia: Adoración y Culto, Comunidad y Acogida, Caridad y Servicio, Discipulado y Evangelización.

Hoy quiero volver a "jugar a los médicos". Entendámonos, ni es un juego ni yo soy médico. Me refiero en sentido espiritual. Quiero quitarle dramatismo pero no la importancia que tiene. Se trata de hacer un nuevo "chequeo rutinario" a una parroquia cualquiera, con el objetivo de diagnosticar y encontrar algunos síntomas que puedan indicar problemas reales y serios dentro de mi Iglesia, y claro, tratar de dar luz para solucionarlos.

Los síntomas no son necesariamente un problema; simplemente, nos proporcionan advertencias o precauciones ante posibles dificultades que pueden ir "a más".

Si bien hay muchos síntomas potenciales para diagnosticar que una parroquia esté enferma, los siguientes siguen siendo, años después y por desgracia, bastante comunes en muchas de ellas:

Adoración y Culto

1-Disminución de la asistencia a misa. Éste es el primer síntoma de que algo no está sano en una parroquia. Los miembros no están tan comprometidos, o al menos, no como antes.
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-Falta de alegría y vitalidad. Este síntoma puede ser subjetivo pero es, sin embargo, muy importante. Todos podemos sentir cuando una parroquia carece de fervor o no es vibrante y nadie se apunta a un ejército con moral perdedora.

Comunidad y Acogida

3-Comunidad inexistente.
Si los que asisten a misa se limitan a llegar, consumir sacramentos e irse, sin confraternizar, sin sentirse familia, sin crear comunidad, es síntoma de que la parroquia tiene una salud deficitaria.
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4-Conflictos y chismes. Sí, existen en muchas parroquias. Estas guerras son indicadores de un enfoque erróneo de los miembros y de falta de caridad: "Yo soy de Pablo, tú de Pedro". Cada uno hace la "guerra" por su cuenta y así no se gana ninguna.

Caridad y Servicio

5-Más reuniones que servicio. Una parroquia enferma se reúne con demasiada frecuencia para hablar sobre lo que deberían hacer, en lugar de hacerlo.

Algunas parroquias tienen más consejos parroquiales que personas comprometidas. La actividad, es necesaria; el activismo, es perjudicial.
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Una vez, escuché de alguien que: "Cuando Dios desaparece de una parroquia, le envía reuniones y papeles".

6-Consejos parroquiales de negocios. Las parroquias enfermas, a menudo, dedican la mayor parte de sus consejos a la economía, a las estructuras y a los números, en lugar de buscar cómo llevar almas a Dios.


Discipulado

7-Expectativas pastorales poco realistas o efectivas. Las parroquias enfermas ven a los sacerdotes y consagrados como a las únicas personas preparadas para hacer todo el trabajo de la parroquia. 
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Las catequesis se dan por inercia pero son caducas o inefectivas (1ª comunión, confirmación, matrimonio),y conducen a las personas a la Iglesia en un momento de sus vidas para, poco después abandonarla para siempre.

8- Falta de discipulado. Las parroquias enfermas no "salen" a hacer discípulos sino que se "encierran" en sí mismas y la formación que ofrecen es inexistente. 
Han "enfermado" en el cumplimiento de la misión de Jesús de "Id y haced discípulos". 

Las parroquias sanas tienen equipos de discípulos formados y comprometidos con el servicio, que además, forman y hacen más discípulos.

Evangelización

9-Poco fruto evangelizador. Como regla general, una parroquia evangelizadora debería alcanzar al menos a un alejado por cada 20 feligreses. Una parroquia con una asistencia de 200 personas, por ejemplo, debería ver al menos 10 nuevos cristianos al año. Sin embargo, esto no ocurre.

10-Sin métodos ni visión. Quizás por pereza o por hastío, las parroquias enfermas no se plantean ningún método o programa para evangelizar a otros, para acercar almas a Dios. Al "calor del hogar", ni siquiera se planten cuál es su misión. Un grave problema de salud.

Evidentemente, ninguno de estos síntomas es bueno, pero muchas parroquias atraviesan períodos donde demuestran algunos de ellos. La clave es reconocer estos síntomas y responder rápidamente.

Este podría ser un posible diagnóstico en relación a la cantidad de síntomas de enfermedad en una parroquia:

De 1 a 2 síntomas. Normal para la mayoría de las parroquias si se dan en un corto período de tiempo. No es un indicador de mala salud, pero los síntomas deben abordarse con prontitud.

De 3 a 5 síntomas. La parroquia está enferma y necesita atención inmediata. Es la primera alerta importante.

De 6 a 8 síntomas. La parroquia está muy enferma. Si no se realizan cambios significativos, la comunidad está en peligro de pasar a la fase terminal.

De 8 a 10 síntomas. La parroquia está en fase terminal, en peligro de muerte y de extinción. Puede que la muerte o extinción no sea inminente pero, ineludiblemente ocurrirá en los próximos 5/10 años. Si bien es posible que una parroquia se recupere de este nivel de enfermedad, es raro. La intervención debe ser rápida, intensa, dramática y difícil de soportar.

Como digo, no soy médico ni mucho menos alguien autorizado para examinar a la Iglesia y mucho menos para juzgarla. 

Sin embargo, mis reflexiones surgen desde un profundo amor a mi "familia", a mi Iglesia, de la que me siento parte, y siempre con el ánimo de hacer lo que esté en mi mano para revertir una situación que, sinceramente, me angustia y preocupa. El resto, se lo dejo a Dios en mis oraciones.

jueves, 8 de marzo de 2018

CÓMO REJUVENECER UNA PARROQUIA

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¿Envejece tu parroquia? Si tu parroquia envejece es porque está formada por personas mayores (es de perogrullo). 


A lo que me refiero es que en tu parroquia hay pocas familias jóvenes que bautizan a sus hijos, pocos niños que reciben su primera comunión, pocos jóvenes que se confirman y pocas parejas que se casan. ¿Te has preguntado por qué?

Cuando alguna persona o familia joven visita una parroquia y perciben que sólo hay personas mayores, que no les dejan espacio para colaborar, que no se piensa en ellos o que no les aceptan, lo habitual es que la gran mayoría decida no regresar.

Lejos de mi ánimo sugerir que una parroquia sea mala por ser una comunidad de adultos mayores. Lo único que puedo decir es que "envejece". Y por ello, se trata de meditar cómo podemos llegar a los los niños, a los jóvenes, a las familias más jóvenes para rejuvenecerla. 

No estoy diciendo que los más mayores deban "amoldarse" o "doblegarse" a los más jóvenes. Lo que digo es que, si queremos rejuvenecer nuestra parroquia, sólo hay una manera de hacerlo: atraer a los jóvenes

Desgraciadamente he comprobado que, mayoritariamente, ocurre lo contrario. Por eso, hoy quiero compartir algunas ideas y "si te valen... son tuyas":

Resultado de imagen de jovenes en iglesiaRezar

Orar por los jóvenes. Rezar para vengan a tu parroquia. A veces, en nuestra búsqueda de soluciones metodológicas y estratégicas, descuidamos la fuente más importante de nuestras necesidades: Dios, a través de la oración. 

Acoger

Una vez que las oraciones surten efecto y los jóvenes se acercan a nuestra parroquia, lo que debemos hacer es acogerles, darles la bienvenida, interesarnos por ellos, de tal forma que ellos se consideren necesarios en esa comunidad. 

Los jóvenes, entre otras muchas, tienen una necesidad imperiosa de pertenecer a algo. Necesitan un lugar donde ser valorados, donde se sepan útiles, donde sientan que "pertenecen", donde digan: “Esta es mi parroquia.” Debemos demostrarles que son queridos.

Respetar y ayudar

Resultado de imagen de jovenes y diosLos jóvenes necesitan sentirse respetados pero ¿ cómo? haciendo cosas importantes. Y para realizarlas, necesitan que les ayudemos, que les enseñemos a desarrollar las habilidades para servir en la parroquia. Necesitan que la comunidad entera reconozcamos que son valiosos. 

Muchos jóvenes se sienten meras comparsas, poco valorados y nada apreciados. Nuestra meta y desafío es capacitarlos y luego darles una labor significativa en el servicio a Dios y a la Iglesia. Debemos demostrarles que son valiosos y valorados.

Dispuestos a cambiar

medida que envejecemos, mostramos una tendencia natural a resistirnos al cambio. También en nuestras parroquias. Nos volvemos cómodos y "no estamos para líos".  

Imagen relacionadaSin embargo, debemos enfocarnos en tener una disposición a los cambios. Si existe algo que defina a la perfección a un joven es su mentalidad y capacidad de cambio. 

Debemos escuchar lo que los jóvenes buscan, cómo llegar a ellos, cómo hacerles participes y responsables en la parroquia, discernir sus necesidades y preferencias, no las nuestras. 

Se trata de escucharles, de estar dispuestos a cambiar y a actuar en la dirección que ellos sugieren. Debemos demostrarles que son apreciados y sus ideas, también.

Conectar y aprender con ellos

Resultado de imagen de jovenes y diosLas relaciones son clave para llegar a las personas. Si los adultos mayores tenemos verdadera intención de conectarnos con los más jóvenes, de hablar con ellos, de interesarnos ellos fuera de la iglesia, esas relaciones pronto se transferirán a la parroquia. 

Aprendamos de su mundo. Conozcamos qué les preocupa, cuáles son sus necesidades, preferencias y desafíos, qué ven en la tele o en el cine, qué música escuchan, qué leen. 

No se trata de "hacernos los jóvenes" ni los "guays" (los adolescentes odian eso), sino de interesarnos, entenderlos y aprender de sus cosas. Debemos demostrarles que son queridos.

Realizar actividades juntos

Imagen relacionadaSi en nuestra parroquia realizamos actividades o programas pastorales dependiendo de la edad, mal vamos. 

La comunidad parroquial la forman todos sus miembros y todos deben participar en todo lo que en ella ocurre. "Todos a una como Fuenteovejuna".  No existen actividades para jóvenes o para viejos. Dios tiene planes que son para todos, pequeños y mayores.

Si dividimos la comunidad por edades, no existirá verdadera unión, cada "franja" irá por su lado y el resultado será una escisión. Debemos demostrarles que son importantes.

Evangelizar "dentro"

Habitualmente, los adultos mayores dicen que, por su edad, la evangelización no va con ellos. Sin embargo, yo creo que es porque entienden mal lo que significa. 

Resultado de imagen de iglesia envejecidaLa evangelización no siempre debe ser "externa", no se trata de ir a la búsqueda de ateos en la calle (no sólo). En la mayoría de las ocasiones, la misión y el apostolado comienza con los "de dentro", con nuestros hijos, nietos y jóvenes que vienen a la parroquia. No hace falta salir a la calle para evangelizar. 

Muchas veces, nuestra misión está más cerca de lo que creemos.




sábado, 25 de marzo de 2017

¿ES AMPLIA TU VISIÓN?


A lo largo de los años, he aprendido que -a diferencia de la opinión popular- cuanto más amplia es la visión, más fácil es alcanzarla y, en última instancia, el tamaño de tu visión debe estar determinado por el tamaño de Dios.

La cuestión no es quién te crees que eres, sino quién crees que es Dios. En tu sueño, no te preguntes: "¿Qué puedo hacer por mi comunidad?", sino: "¿Qué puede hacer Dios por mi comunidad?"

¿A cuántas personas podríamos alcanzar?

Para determinar el tamaño de nuestra visión, necesitamos tener en cuenta tres factores. El primer factor es la población final de nuestro área de servicio. Es decir, nuestro público objetivo; a cuántas personas podemos alcanzar.

Busquemos un plano del barrio, dibujemos un círculo que incluya aproximadamente 15 minutos de distancia en automóvil de nuestra parroquia y descubramos cuántas personas hay en ese área.

Tratemos de llegar a todos ellos. Aunque sabemos que no podremos llegar a todos, asumamos la responsabilidad de tratar de llegar a todos. 

¿De cuánto tiempo disponemos?

La mayoría de nosotros sobrestimamos lo que podemos hacer en un año y subestimamos lo que podemos hacer en 5 años o 10 años. El problema es que establecemos nuestros objetivos demasiado bajos y tratamos de lograrlos demasiado pronto.

Debemos establecer grandes metas, metas enormes, aunque lleve tiempo alcanzarlas. No esperemos un milagro de la noche a la mañana. Empecemos a construir por los cimientos. No estamos interesados ​​en el desarrollo de una seta, sino ​​en el de un roble. Una seta tarda 12 horas en crecer; un roble tarda 60 años. Pero un roble dura mucho más.

Para alcanzar grandes metas, tenemos que planificar el servicio en nuestra parroquia a largo plazo. Hay muchas que son flor de un día, crecen rápido pero no construyen cimientos. No echan raíces. Todo lo que sube rápido, baja rápido.

Debemos planificar el tiempo. La perseverancia es la clave para alcanzar una gran meta. O lo que es lo mismo, el tamaño de nuestra meta estará determinado por la cantidad de vida que planeemos utilizar en alcanzarla.

¿Con qué dones contamos?

El tercer factor para determinar el tamaño de tu visión es una evaluación franca de los dones que Dios nos ha dado. La Biblia enseña claramente que hay personas con un talento, cinco talentos y diez talentos.

Algunos sacerdotes nunca tendrán más de 150 personas en su parroquia, porque se empeñan en hacerlo todo ellos mismos. Realizan todas las actividades, incluso las que no están a su alcance o para las que no están preparados. 

Como buenos pastores, quieren conocer a todas sus ovejas por su nombre y anhelan en exceso el contacto personal.

No hay nada malo en tener el corazón de un pastor. Dios ama a la gente con corazón de pastor y con olor a oveja. Por eso llamó a tantos sacerdotes a su Iglesia. Pero si pretendemos que nuestra parroquia crezca, debemos estar dispuestos a formar a otros líderes. Es uno de los peajes del crecimiento.

Si tenemos una visión amplia y una meta ambiciosa para hacer crecer a nuestra parroquia y que llegue a gente de todo el espectro, tendremos que cambiar la forma en la que pensamos. 

Ésa es la razón por la que tenemos hacer una evaluación honesta de nuestros dones, de con qué y quiénes contamos. Y una de las claves de esta evaluación es fijarnos en qué gastamos el dinero de la parroquia. Ello nos dirá cómo es nuestra visión de amplia y si "evangelizamos" o "mantenemos"

En resumen, para establecer la visión y la misión de una comunidad parroquial, lo primero que necesitamos es saber nuestro "target" (a quién nos dirigimos), lo segundo es el "timming" (cuánto tiempo nos marcamos) y lo tercero, los "resources" (con qué recursos materiales y humanos contamos).


miércoles, 31 de agosto de 2016

UN CHEQUEO A LA PARROQUIA




Actualmente en algunas de nuestras parroquias se realizan a diario muchos servicios y actividades. Y por desgracia, se llevan a cabo sin orden ni concierto. 



No podemos simplemente decir: "Vamos a hacer esto o aquello!", "Vamos a dar lo mejor de nosotros!". 

No. Debemos discernir acerca de los principios en los que se asienta nuestro servicio y administrar correctamente los dones y talentos que nos han sido dados. 

Para que esto suceda, tenemos que hacer lo que siempre decimos y pocas veces hacemos: planificar estratégicamente los servicios de la parroquia.

Para comprobar si estamos siendo efectivos en nuestra labor parroquial, hagamos un chequeo de nuestra parroquia, evaluemos los distintos servicios que en ella se realizan

Y para ello, qué mejor que una batería de preguntas:

¿Por qué estamos aquí? 

Cada servicio de nuestra parroquia debe estar claramente definido. Todos debemos tener una idea clara de lo que trata la misión, es decir, de cada uno de los 5 propósitos de la Iglesia (Adoración/Culto, Comunidad, Servicio/Caridad, Discipulado, Evangelización). Eso significa que debemos plantearnos dos cuestiones: ¿Cuál es el propósito de cada servicio y cuál no?

¿Para qué "hacemos lo que hacemos"?

Atraemos miembros a nuestra comunidad, les enseñamos a adorar a Dios, les discipulamos para alcanzar una madurez en Cristo,
les movilizamos para el servicio y les enviamos en misión al mundo. 

Nosotros plantamos y sembramos. Dios cosecha.

Y si hay algo que no encaja dentro de nuestras actividades o servicios, o de nuestra declaración de la misión (visión), no lo hacemos.

¿Qué propósito de la iglesia no cumple cada servicio?

Cada servicio de nuestra parroquia debe estar vinculado con al menos uno de los cinco propósitos de la iglesia:
  • Adoración/Culto: ¿Está diseñado para alabar a Cristo ?
  • Comunidad: ¿Está diseñado para profundizar en las relaciones dentro de la iglesia?
  • Servicio/Caridad: ¿Está diseñado para atender las necesidades de las personas?
  • Discipulado: ¿Está diseñado para llevar a la gente a la madurez cristiana? 
  • Evangelización: ¿Está diseñado para llegar a las personas ? 
Es necesario asegurarnos de que cada uno de nuestros servicios realiza una de estas cinco cosas. Si no lo hace, debemos replantear nuestra actividad, nuestro servicio y nuestros métodos.

¿A quiénes tratamos de llegar?

Tenemos que averiguar a quiénes estamos tratando de llegar con nuestro servicio. Los servicios que van dirigidos:
  • A la Comunidad territorial y vecinal entera, deben centrarse en la evangelización (métodos y programas).
  • A la Multitud, deben centrarse en el culto y adoración (las personas que se acercan a la parroquia los fines de semana).
  • A la Congregación, deben centrarse en las necesidades de la comunidad (actividades internas/externas de la parroquia).
  • A los Comprometidos, deben centrarse en el discipulado (crecimiento y madurez espiritual).
  • Al Núcleo, deben centrarse en el servicio y caridad (involucrar a las personas en el servicio de la parroquia).
Cada uno de nosotros debemos estar repartidos en cada uno de los propósitos de la Iglesia y necesitamos saber a quienes pretendemos alcanzar con nuestro servicio y funciones. La Comunidad tiene diferentes necesidades que los comprometidos, la Congregación tiene diferentes necesidades que el Núcleo, etc.

Sabiendo a quienes estamos sirviendo, sabremos cómo realizar nuestras funciones y tareas.

¿Tenemos visión de futuro?


¿Dónde desearíamos que nuestro servicio esté dentro de 6 meses? 


Esta es la etapa donde los líderes/coordinadores de cada servicio en la parroquia ponen su sueño, su visión. 

Si éstos no son capaces de visualizar el futuro, quizás es que no están preparados para dirigirlo. 

Examinemos con cuántos contamos para el servicio (rasgo cuantitativo) y si están capacitados para él (rasgo cualitativo).

Exhortemos a los líderes/coordinadores para que se encomienden a Dios y oren por el futuro del servicio.

¿Funcionan correctamente nuestros servicios ?

El cuerpo humano está compuesto de once sistemas
: circulatorio, digestivo, endocrino, inmunológico, linfático, muscular, nervioso, óseo, reproductor, respiratorio, excretor.

Cada uno tiene una función específica y todos deben funcionar correctamente. Si alguno deja de funcionar, el cuerpo sufre, experimenta dolor, enferma e incluso puede morir. 

La Iglesia (el cuerpo de Cristo) tiene sus propios sistemas también. Y para que esté sana, sus sistemas tienen que trabajar correctamente, cumplir con cada cometido asignado. Si no lo hacen...seguro que enferma.

¿Cómo hacer que funcionen correctamente? 

Para eso, debemos trabajar juntos en equipo, sacerdotes y laicos. Los sacerdotes deben formar líderes/coordinadores y delegar, dejarles actuar en base a los dones que nos concede Dios e incluso dejar que se equivoquen.

Es preciso de cada uno discierna, medite y ore sobre cómo hacer sus tareas con eficacia. No por nuestro propio mérito sino con la ayuda de nuestro Padre.

¿A quién más podemos comprometer con el servicio?

Todos los implicados en los servicios y actividades de la parroquia debemos estar constantemente en guardia para discernir quién puede unirse a nosotros en el servicio. 

Empecemos a orar, por lo menos, por una persona que podría unirse a cada equipo, a cada servicio, a cada actividad. Si un líder no forma continuamente líderes, no está haciendo bien su trabajo..

Jesús nos dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Oremos por los futuros servidores. 

¿De qué manera servimos?

Nuestro servicio debe tener como objetivo a la gente, no sólo de nuestra parroquia, sino a los que esporádicamente se acercan a ella.

¿Estamos atendiendo las necesidades físicas, emocionales, mentales o espirituales, o la combinación de ellas? Todas estas necesidades son reales. 

Una parte de la comprensión de la identidad de nuestro servicio es saber cómo estamos atendiendo cada una de ellas

Busquemos medios para dar más valor a los servicios que realizamos. Encontremos los métodos para que cada uno de ellos atiendan mejor las necesidades físicas, emocionales, mentales o espirituales de las personas.





domingo, 28 de agosto de 2016

SOLUCIONES PARA UNA PARROQUIA EN DECLIVE





No existen soluciones mágicas para revertir la situación de una iglesia en declive. Cada parroquia tiene características únicas porque tiene diferentes personas. Hay diferentes razones que causan deterioro. 

Podría ser cualquier cosa, desde la falta de liderazgo, pasando por ser demasiado relativistas o simplemente por la composición demográfica del vecindario. Es complicado pretender copiar lo que otros hacen en otras parroquias, porque las causas son muy diversas.

Sería ser muy arrogante e incluso perjudicial pretender tener todas las respuestas para todas las parroquias. Aquí, sólo se exponen algunas sugerencias:

Confiar

Lo primero de todo es abandonarnos a la voluntad de Dios. Él tiene el control y nosotros, bajo su dirección, podemos actuar porque Dios nos ha dado dones y talentos para que seamos creativos y así, darle gloria.

Evaluar

¿Qué hacemos mal? ¿Cuál es la causa? ¿Viene gente nueva a la parroquia? ¿Estamos haciendo lo correcto? ¿Es un problema de gente o de pastoral? o simplemente, ¿nuestra parroquia crece? O mejor dicho, ¿está sana? 

Si nada ha cambiado en los programas que ofrece la parroquia en los últimos años, ya tenemos la respuesta. Pero, mejor hagamos preguntas. A los de dentro y a los de afueraEs absolutamente necesario. 

No se puede hacer frente a los problemas si no los conocemos. Pidamos una perspectiva externa. Evaluemos nuestra parroquia, incluso si tememos las respuestas.

Asumir

Los problemas son reales. No pretendamos creer que no lo son. La causa o culpa no es importante. Dejemos de negarlos. Demasiadas iglesias evitan los problemas, ya que son difíciles o impopulares de solucionar. 

Alinear

¿Dónde puede la iglesia encontrar la unidad? ¿Qué vamos a hacer para emocionar a todos? Esto es, la visión: encontrar y centrar la atención en Jesucristo.  Él es el vínculo que nos une.

Dios no bendecirá una parroquia en desunión. Todas tienen problemas, causas o métodos en los que cada uno puede involucrarse y apoyar. Trabajando juntos se fomenta el entusiasmo, el servicio y la unidad.

Abordar 

Plantemos cara a las principales cuestiones obvias, a los problemas reales aunque sea duro, difícil o duela. 

Si la iglesia ha olvidado su identidad, su DNI, su esencia; si se aferra a la rigurosidad en la norma, a la complejidad en las homilías y del lenguaje elevado; si ha caído en la tentación del activismo,  del relativismo, del "todo vale por los números" si los problemas involucran a personas, si se trata de complacer a la gente, en lugar de corregir...debemos hacerles frente ya mismo aunque sea delicado.

Planificar

En algún momento, independientemente de los problemas que existan, hay que llegar a una estrategia sobre qué hacer. Tiene que ser por escrito. Se necesita una hoja de ruta de hacia dónde ir en los próximos años. Se necesita un plan

Podemos comenzar con una visión global y aportar ideas de cómo llevarla a cabo. Poner algunas metas mensurables que nos indiquen cómo progresamos, cosas que vamos a hacer la próxima semana, el mes próximo o durante el año. 

El control se establece a través de una estrategia orientada a la acción, que construirá el compromiso a medida que las personas tengan algo en lo que ilusionarse, en lo que aportar.

Reiniciar

Poner nuestras energías y recursos donde más importa. Esto a menudo implica resetear los fundamentos de lo que se necesita para alcanzar nuestra visión. 

Si nuestra parroquia alberga un corazón misionero, por ejemplo, amplificar nuestros esfuerzos en la misión. Si el discipulado es la base de la comunidad parroquial, impulsarlo. Si es una parroquia joven, hacer de las homilías un momento inspirador para ellos, etc.

O puede significar dejar de hacer las cosas que no están funcionando. Debemos dosificar las energías y los recursos. Analicemos lo que está funcionando y volquemos muchas de nuestras energías energía sobre ese servicio fructífero. Es necesario obtener victorias rápidas para sentir, de nuevo, una sensación de crecimiento.

Celebrar

Dios, con su gracia, producirá frutos y crecimiento. Puede que no sean inmediatos, pero cuando ocurran, celebrémoslo. A lo grande. 

Mostremos a la gente que Dios actúa y se mueve entre vosotros. 

Ahora bien, no se puede celebrar todo. Si todo es maravilloso o increíble, entonces lo maravilloso y sorprendente se vuelve rutinario. 

Debemos celebrar frutos legítimos, no avances mediocres. Recordemos: Dios es perfecto y busca la excelencia.

Esos son algunas sugerencias. Pero existen muchas otras. Ahí es donde se necesita la colaboración de todos para ser y reconstruir la Iglesia. 

Estemos dispuestos a pedir ayuda y levantemos la bandera blanca, no como una derrota sino como intención de dialogar honestamente. 

"La mies es mucha y pocos los obreros". Todos somos necesarios! Estamos perdiendo demasiadas cosechas por no sembrar y por no regenerar el terreno correctamente. El trabajo es duro. La recompensa, grande. Oremos continuamente, sin cesar y, confiemos en que nuestro trabajo no será en vano.