¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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sábado, 3 de junio de 2017

"LO QUE YO DESEO, LO QUE YO SIENTO, LO QUE YO NECESITO"



"Una nueva religión mundial nace 
y cada uno busca a su propio maestro interior" 
(Jean Vernette, sociólogo francés) 

La fe cristiana está en crisis. Occidente ha dejado de tener Dios, las iglesias se han vaciado, ha aumentado el odio hacia los curas y la Iglesia católica, y ser cristiano no está bien visto.

El hedonismo ha creado una sociedad secularizada sin disposición al sacrificio, sin interés por lo correcto, sin vinculaciones a los grandes valores, pero no ha resuelto el problema de la felicidad.

El hombre, creado con un corazón que busca continuamente a Dios, tiene sed espiritual. Y trata de saciarla, recomponiendo sus creencias y tomando distancia de los creyentes con respecto a los encuadres religiosos tradicionales; prescindiendo de un Dios mal explicado durante décadas: un Dios de normas, de castigos, de sacrificios inútiles. Construyendo su universo con sentido individual; busca su gurú particular, practica técnicas orientales que incluyen respirar, relajar, meditar, abrazar árboles, besar el aire, trascender a una dimensión psicosomática.


Ahora, tiene a su disposición múltiples elecciones que le hacen sentirse mucho más cómodo y que se ajustan "como anillo al dedo" a su demanda personalizada de espiritualidad. Ha descubierto un abanico de misticismos, importados de Oriente, que emergen y arraigan en el corazón del hombre occidental; reiki, new age, yoga...pseudo-religiones sin Dios, sin molestas objetividades, sin onerosas normas, sin compromisos profundos, sin inversiones a fondo perdido. Espiritualidades adaptadas al gusto y modo de vida occidentales.

El posmoderno occidental busca filosofías, sabidurías, energías, constelaciones, trascendencias orientales y visiones del mundo como coartada mística a su egocéntrico y narcisista modo de vida. 

Este "elitista espiritual" no se "convierte" a ninguna religión, no tiene que transformar su vida, ni cambiar sus hábitos ni su rutina diaria. No tiene que seguir ni servir a nadie. Es algo más sencillo y cómodo: busca en el "supermercado espiritual", selecciona los ingredientes que le interesan, los adquiere gratis y se los lleva a casa, donde cocina una comida exclusiva y placentera.

Prescinde de la noción de Dios, de la asistencia a ninguna iglesia o templo institucionalizados, de cumplir dogmas que le "exigen en exceso". Cree y practica lo que quiere, sin ritos oficiales e incómodos, sin sacerdotes ni jerarquía o a autoridad que le dirija. 

El místico del siglo XXI vive una espiritualidad de modo absolutamente personal, privada, muy acorde al talante particular, individualista y hedonista de nuestra sociedad subjetiva, vive una cultura del individuo, del "yo". 

Sin Dios, sin iglesias; sin leyes; sin cielo ni infierno; sin bien ni mal. Así pues, ¡Ole mi karma!: sólo yo y nada más que yo, en el salón minimalista de mi casa, plagado de velas, sentado en la alfombra adoptando la postura del loto, con los ojos suavemente cerrados y meciéndome entre el aroma del incienso y las suaves caricias auditivas de un CD con música relajante.
Concentración, meditación, relajación.....no necesita más. No necesita nada ni a nadie. Sólo su "yo". No tiene que caminar hacia un ser supremo ni emprender peregrinación espiritual alguna hacia fuera, lejos de sí mismo; no tiene que salir del amado caparazón narcisista de su subjetividad ni desprenderse de sus deseos. 

No hay heridas ni sufrimiento ni dolor; no libra duras batallas espirituales, no experimenta las cruces y paradojas de la fe; no se plantea desafíos serios ni objetivos complicados. Es su visión vital: un camino sin otro rumbo que la exploración infinita de los laberintos de la subjetividad, de su yo profundo.

Y así, su trascendencia le conduce a sentirse diferente y superior: él, en efecto no es un adoctrinado materialista, un borrego consumista, un adicto a la telebasura. “Ser alma espiritual” proporciona status y caché intelectual, indica que se posee y cultiva una “complejidad interior”, que le lleva a una "elevación mágica " y a un "elistismo sobrehumano" lo cual seduce intensamente al esnobismo del hombre posmoderno y le lleva a una posición superior, a convertirse en su propio Dios. 

Caracterizado por un ego hipertrófico y un desaforado sentido de su propio yo, basa su vida en el lema: “Lo que yo deseo, lo que yo siento, lo que yo necesito”.

Subjetividad, hedonismo y relativismo en estado puro. 

“Yo y mi circunstancia” es su criterio de lo verdadero y de lo falso, del bien y del mal, de lo correcto y lo incorrecto. Cualquier alusión a la existencia de una objetividad natural del ser, una estructura objetiva de la realidad, independiente de la propia opinión individual, se considera un signo de fascismo filosófico, de intolerancia religiosa o de mentalidad recalcitrante. 

Y, puesto a elegir una religión, se diseña una sin Dios, sin molestas objetividades, sin abismos ni compromisos profundos, sin inversiones a fondo perdido, sin un mundo exterior que le coarte su libertad. 

Son “legítimas expresiones de su ego”, "hallazgos de otro tipo de sensaciones" cuando todo se derrumba y que dan a luz una espiritualidad adaptada a la perfección en su búsqueda hedonista y egocéntrica, propias de ésta, nuestra actual sociedad secularizada. 


miércoles, 25 de mayo de 2016

IDEOLOGÍA DE GÉNERO: SERES HUMANOS O PARECERES HUMANOS



"Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, 
a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó". 
Génesis 1, 27


La ideología de género es una de las grandes ocurrencias del ateísmo, relativismo e individualismo del siglo XXI. Básicamente, un plan concienzudamente ideado que tiene como finalidad la destrucción del matrimonio, la familia y la vida, bases necesarias para la continuidad de la especie humana, tal y como fueron designadas por Dios desde que ésta fue creada.

La ideología de género defiende la libertad individual de cada persona, que puede optar por el tipo de "género" al que quiera pertenecer.

Hombres y mujeres, heterosexuales, homosexuales, bisexuales o transexuales son simplemente modos de comportamiento sexual producto de la elección de cada persona, libertad que todos los demás deben respetar. 

Es la imposición de conceptos "contra-natura", es ir contra la naturaleza¿No nos suena quien está detrás de ello?

Niega la naturaleza humana escrita implícitamente en su propio código genético y le atribuye la elección al individuo, por lo que cada uno puede "inventarse" a sí mismo

En lugar de "seres humanos", somos "pareceres humanos"Es la rebelión contra Dios, es negar a Dios y creerse Dios. ¿No nos suena quien está detrás de ello?

Desaparece la diferencia entre lo permitido y lo prohibido. 

A partir de ahí, cada persona se puede unir con la que quiera, y si están imposibilitados para procrear de modo natural, tienen derecho a adoptar hijos cuyo futuro estará condicionado por la ausencia de uno de los géneros biológicos necesarios para la supervivencia de la especie humana. 

Es el fin de la existencia, la destrucción de la vida y del ser humano. ¿No nos suena quién está detrás de ello?


Es una auténtica "locura" que convierte el sexo biológico de cada cual, de una realidad social y pública, en una opinión, capricho o fantasía privados

El nuevo activismo implica dar pábulo a la fantasía, que por definición es el poder de procesar o crear imágenes mentales irreales o improbables en respuesta a los caprichos psicológicos.

Hoy, se nos exige que consintamos y se nos obliga a ser cómplices de las fantasías antinaturales de unos pocos. Sí, la ideología de género no va de género, va sobre todo de guerra.  De una guerra espiritual que se entabla desde el principio de la creación y que nos sumerge en la desunión, la confusión y la rebelión a Dios. 

Si pensábamos que la guerra había terminado rindiéndose al "matrimonio" entre personas del mismo sexo pronto veremos que eso es sólo el principio. 

Se trata de extender y radicalizar la destrucción de las estructuras externas (tradición, costumbre o comunidad) que dificultaban la auto-satisfacción y el placer. Una vez destruidas las externas, el siguiente paso es destruir las estructuras internas (la razón, la identidad y el sentido del ser) que impiden el "derecho" a una recompensa instantánea.