Es triste y, además, duele cuando alguien comprometido se va de una parroquia. Y si además, es un amigo, "algo se muere en el alma".
Hay un millón de razones por las que, con el tiempo, las parroquias pierden a sus voluntarios, a sus líderes con talento o a sus miembros comprometidos.
A veces, es una situación circunstancial. Otras veces, es sólo un patrón natural de crecimiento y desarrollo. Pero no siempre, y probablemente no a menudo.
A veces, es una situación circunstancial. Otras veces, es sólo un patrón natural de crecimiento y desarrollo. Pero no siempre, y probablemente no a menudo.
Entonces ¿por qué se van?
Se olvida la visión
La visión importa, y mucho. Crea impulso y emoción. Cuando una parroquia tiene visión y un "por qué", hace que las personas pasen de ser meros inquilinos a ser propietarios, a pasar del consumo al compromiso. La visión genera pasión. Sin visión no iremos a ningún sitio. Y sin pasión, tampoco.
Se coarta la pasión
Es vital permitir a las personas comprometidas conjugar pasión con oportunidad. Cuando las personas se apasionan por algo, no sólo quieren hacerlo ... tienen que hacerlo. Cuando se pierde la oportunidad de alinear pasión y visión, fallamos a nuestra mejor gente.
Se controla todo
Las personas con talento necesitan tener la confianza de su sacerdote (líder). No serán capaces de quedarse si se sienten controlados y dirigidos constantemente. ¿Estarán a disgusto? Sí. ¿Harán cosas distintas a las que deberían? Probablemente.
Se niega la autoridad
El crecimiento -tanto individual como comunitario- requiere compartir no sólo la responsabilidad, sino también la autoridad. La responsabilidad con autoridad (delegar) genera discípulos (formados y guiados por el sacerdote), quienes, a su vez, generarán, dirigirán y formarán a otros discípulos.
Se impide la participación
La gente creativa quiere hacer las cosas mejor. Las personas más comprometidas de una parroquia quieren dotar de valor añadido a la parroquia. Les encanta desafiar y cuestionar. Buscan oportunidades para participar e innovar. Es necesario liberar a nuestra mejor gente en nuestras comunidades para que puedan volar y hacer mejor su tarea.
El crecimiento -tanto individual como comunitario- requiere compartir no sólo la responsabilidad, sino también la autoridad. La responsabilidad con autoridad (delegar) genera discípulos (formados y guiados por el sacerdote), quienes, a su vez, generarán, dirigirán y formarán a otros discípulos.
Se impide la participación
La gente creativa quiere hacer las cosas mejor. Las personas más comprometidas de una parroquia quieren dotar de valor añadido a la parroquia. Les encanta desafiar y cuestionar. Buscan oportunidades para participar e innovar. Es necesario liberar a nuestra mejor gente en nuestras comunidades para que puedan volar y hacer mejor su tarea.
Se posterga el discipulado
Todo discípulo es un líder en potencia. Todos estamos en camino y todos queremos ser mejores, más formados y valiosos. Debemos estar seguros de crear una pastoral y una cultura parroquial que valore el coaching (formación) y el aprendizaje (discipulado).
Se niegan las oportunidades
Somos responsables de desafiar a nuestra mejor gente. Desafíalos a ser lo mejor, a hacer lo mejor, y a participar usando sus habilidades, capacidades y recursos. Si las personas se aburren y no se les dan desafíos, buscarán algún otro lugar donde les permitan aprovechar esas oportunidades.
Somos responsables de desafiar a nuestra mejor gente. Desafíalos a ser lo mejor, a hacer lo mejor, y a participar usando sus habilidades, capacidades y recursos. Si las personas se aburren y no se les dan desafíos, buscarán algún otro lugar donde les permitan aprovechar esas oportunidades.
Se silencia la voz de los demás
Crear espacios para que las personas expresen sus opiniones. Esa es la cuestión. Los líderes no pueden tomar sus mejores decisiones si sólo tienen una opinión, la suya. Nuestras mejores personas tienen información y opiniones valiosas para compartir. Si no escuchamos, perderemos la ocasión de ver las cosas desde otra perspectiva.
Crear espacios para que las personas expresen sus opiniones. Esa es la cuestión. Los líderes no pueden tomar sus mejores decisiones si sólo tienen una opinión, la suya. Nuestras mejores personas tienen información y opiniones valiosas para compartir. Si no escuchamos, perderemos la ocasión de ver las cosas desde otra perspectiva.
Se olvida a las personas
La gente importa. Cuando las personas sienten que nos preocupamos más por los resultados o los números que por ellas, los perderemos. Es complicado y requiere tiempo, pero es la mejor inversión que un líder puede hacer. Pon atención en ellas y no tendrás que preocuparte del resultado.
La gente importa. Cuando las personas sienten que nos preocupamos más por los resultados o los números que por ellas, los perderemos. Es complicado y requiere tiempo, pero es la mejor inversión que un líder puede hacer. Pon atención en ellas y no tendrás que preocuparte del resultado.
Se desanima al equipo
Compartir el éxito, promover y animar al "equipo" genera valor y confianza, y da excelentes resultados. Cuando utilizamos a las personas para nuestro fin, destruimos su moral y rompemos su fidelidad. Cuando las cosas salen bien, el mérito es de todo equipo. Cuando las cosas mal, la responsabilidad recae en el líder. Así es.
Compartir el éxito, promover y animar al "equipo" genera valor y confianza, y da excelentes resultados. Cuando utilizamos a las personas para nuestro fin, destruimos su moral y rompemos su fidelidad. Cuando las cosas salen bien, el mérito es de todo equipo. Cuando las cosas mal, la responsabilidad recae en el líder. Así es.