¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 29 de agosto de 2023

ESTAMOS EN PLENA PANDEMIA IDEOLÓGICA

"¡Ay de los que llaman bien al mal y mal al bien, 
que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, 
que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!"
(Is 5,20)

Aunque lo sospechaba con antelación, me entristece ver como la consecución del título de campeón del mundo obtenido por nuestra selección femenina de fútbol se ha visto empañada y eclipsada por culpa del trasfondo ideológico imperante hoy en nuestra sociedad.

No voy a entrar en las justificaciones ni en las consecuencias de los hechos execrables del presidente de la Federación Española de Fútbol sino que me gustaría plantear las causas que han motivado llegar a esto, es decir, cómo hemos llegado a obviar una gesta deportiva de tal magnitud (y otras de mayor importancia) para dejar que personas ajenas al mundo del balompié se hayan "colado" en nuestras ilusiones y hayan aprovechado la ocasión para desplegar todo su perverso arsenal ideológico y doctrinal. 

Lo que surgió en las universidades norteamericanas y que fue asumido por su comunidad negra como movimiento "woke" ("despiertos"), un pensamiento sociopolítico convencido de poseer el monopolio de la verdad, la justicia y el bien ("iluminados") ha traspasado sus fronteras, ha mutado y se ha transformado en una pandemia ideológica, en una guerra global contra la civilización occidental, que también ha llegado a nuestro país.
Lo que entonces era un ideario contra la discriminación racial, ahora es Ley universal en todos los ámbitos. Sus conceptos se han normalizado en el vocabulario mediático, en el discurso político y empresarial, en el ámbito deportivo y social, y mucho me temo que también en el eclesial. Su utilización ha colonizado el imaginario colectivo, imponiéndonos sus expresiones "autorizadas", sus ideas "políticamente correctas", su pensamiento "único" y su doctrina "infalible". 

Los que antes eran sus militantes a pie de calle, ahora se han ido infiltrando en todas las esferas de nuestra civilización occidental: en los partidos políticos y los gobiernos nacionales, que han claudicado a sus pretensiones; en el mundo empresarial y educativo, que han multiplicado sus concesiones y aprobaciones; en la sociedad y la cultura, que han prescrito lo que es correcto a través de supuestos influencers; en el management, la publicidad y los medios de comunicación, que se han convertido en sus cómplices y promotores.

Su alta capacidad de polarización se sustenta en la absoluta manipulación del lenguaje, que se apropia de términos objeto de reprobación universal (en mayor o menor medida) y les asigna una definición nueva, legitimada por activistas y partidarios disfrazados de comités de "científicos" y "expertos".

Su gran poder de propagación se realiza virulenta y exponencialmente a través de los medios de comunicación y de las redes sociales. Basta con repetir incansablemente esos nuevos conceptos y opiniones sobre odio, discriminación, intolerancia (racismo, machismo, xenofobia, homofobia)...para que gente de buena fe (incluso cristianos) se dejen engañar y las asuman como ideas y opiniones propias.

Esta pandemia ideológica ha cambiando el mundo: los que estaban "dormidos" ahora están "despiertos" y lo que estaban "espabilados" ahora están "anestesiados y amodorrados". Parece que nadie hace absolutamente nada, paralizados ante una inevitable manipulación que nos aboca hacia una realidad radicalizada, deshumanizada y, sobre todo, tiránica (por ejemplo, la agenda 20/30) que nos afecta a todos, que invierte el significado de las cosas que reivindica, y que nos obliga a todos a cambiar de dirección y a caminar en sentido contrario.

Este virus inoculado por el totalitarismo “fluido” es como una "fina lluvia" que parece no tener importancia pero que va calando poco a poco y que termina por "empaparnos". Un "chirimiri" en forma de doctrina lingüística "inclusiva", cuya único fin es reeducarnos, desnaturalizando y despojando de significado las palabras y las verdades inmutables para transformarlas por otras, adaptables y maleables a los tiempos y a los intereses del pensamiento único. 

Este patógeno ha sido inyectado y transmitido por todo el mundo mediante expresiones como:
  • "agresión sexual" para unificar legislativamente cualquier abuso o relación no consentida, ya sea de dicho o de hecho.
  • "ayuda médica para una muerte digna” para evitar denominar un cruel asesinato como la eutanasia.
  • interrupción voluntaria del embarazo” o "derecho reproductivopara disfrazar un acto homicida como el aborto.
  • "gestación subrogada" para evitar referirse a un "vientre de alquiler", objeto de transacción económica.
  • todas, todos, todes”; “niños, niñas, niñes”; "ellos, ellas, elles"...para eliminar los sexos (inmutables y definidos por la biología y la genética) y sustituirlos por géneros fluidos tan numerosos y dispares como cada uno desee.
  • "pareja" para eliminar "matrimonio"; "progenitores" para suprimir "padres"; “interés general” para evitar "bien común" o "embrión", "feto" para evitar llamarlo "bebé "y así deshumanizar a la víctimas.
  • "discapacitado" para no utilizar el término ¿despectivo? "subnormal" que no significa otra cosa que "por debajo de lo normal".
  • "educación segregada” para tratar de acabar con la "diferenciada" y evitar reconocer las diferencias de características naturales, ritmos de aprendizaje e intereses existentes entre los dos únicos sexos.
  • "solidaridad" para denigrar la "caridad" bajo la falacia de que quien ejerce la caridad se siente superior al que la recibe.
  • "diversidad" para tratar de conjugar "igualdad" que existe por derecho y "diferencia" que existe por naturaleza.
  • "humanidad" para evitar decir "hombre" como una especie de término excluyente de la mujer.
  • "cambio de opinión" para encubrir en realidad una burda "mentira".......
No hay por dónde coger la lógica maliciosa de este "neolenguaje". Sólo se utiliza intencionadamente en contextos neutros o positivos pero no cuando existen connotaciones negativas o contraproducentes para el objetivo ideológico: no se habla de violentas, asesinas, corruptas o, ya puestos, de delincuentas, "criminalas" o "irresponsablas". 

En todo caso, es evidente que su objetivo es relativizar y modificar la forma de pensar para que la "idea" dependa de las palabras y la voluntad de los estados de ánimo, para así, normalizar un hecho objetivamente malo y darle la apariencia de algo bueno. Su forma de hacerlo es inventando palabras nuevas, eliminando otras “indeseables” y, por último, despojando a otras de cualquier “significado heterodoxo”.

Este mal tóxico ha ideologizado el lenguaje hasta el punto de apropiárselo, destruyendo el espíritu crítico y la oposición intelectual para favorecer el pensamiento totalitario a través de una propaganda atea y anti divina que pretende abstraer las verdades absolutas, transformándolas en eufemismos y elementos artificiales que justifiquen su "doctrina". 

Desde un punto de vista cristiano y espiritual, esta ideología es el eterno objetivo del Dragón y de las dos bestias de Apocalipsis 13 por deshumanizarnos para evitar que alcancemos a Dios, y en comunión con Él, divinizarnos. 

Es el intento de Satanás de llevarse todo y a todos por delante, de oponerse y aniquilar el proyecto original de Dios (Gen 1,27) y de pretender "crear" un mundo paralelo y alternativo a la voluntad divina, aunque tiránico y perverso (Rm 1, 20-32).

Sin una fe firme ni unos valores cristianos llevados a la práctica es infinitamente más fácil adoctrinar y dominar las mentes de aquellos que viven bajo el poder y la influencia del "dios o príncipe de este mundo"(2 Cor 4,4; Jn 14,30; cfr. Mt 4,8-9) y que terminan convirtiéndose en ciudadanos del mundo (Jn 15,19) marcados con el número de la bestia (Ap 13,18). 

Es en este ambiente, como en tantos otros sitios y ocasiones, donde nos enfrentamos a nuestra batalla espiritual y por lo que el Señor nos advierte constantemente a que velemos y estemos vigilantes (Mt 26,41; 1 Cor 16,13; 1 P 4,7. 5,8).

Ninguno estamos libres del poder de esta ideología ya que incluso, infiltrándose en la Iglesia nos hace ceder a la tentación de un "buenismo" que no tiene nada de cristiano, con el que pretendemos readaptar la Palabra de Dios (REL, Biblia inclusiva) o convertir nuestra fe cristiana en un "feminismo cristiano" o incluso realizar una propia "teología femenina" (Europa Press, Revuelta de Mujeres en la Iglesia).

Por eso, ante esta pandemia "anticristiana", extrememos las medidas de protección (Ef 6,11-18), mantengamos la distancia de seguridad con el mundo permaneciendo cerca de Dios (Jn 15,7), vacunémonos para soportar las tentaciones y resistir las pruebas (1 Cor 10,13; Stg 1,12) y pongamos en práctica todas las advertencias de la Autoridad sanitaria divina (Stg 1,22-27). 

jueves, 8 de septiembre de 2022

EL NUEVO LENGUAJE, ENTRE ORWELL Y TOLKIEN

la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomático a la vez.la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomático a la vez.
la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomático a la vez.
la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomáti
"Pues está escrito: 
¡Por mi vida!, dice el Señor,
ante mí se doblará toda rodilla,
y toda lengua alabará a Dios"
(Rom 14,11)

La crisis moral, de valores y creencias que vive esta sociedad orwelliana, que manipula la información, que vigila nuestros actos en los medios y que reprime nuestras libertades a base de prohibiciones y decretos, se ha trasladado también al lenguaje. 

Las palabras y las frases han perdido su dimensión semántica, sintáctica y morfológica, vaciando su significación para convertirse en "poses fingidas", estereotipos, eufemismos, clichés y tópicos que se pronuncian sin pudor, sin expresión y sin sentido, transformando el lenguaje en "puro ruido"

Decía san Agustín que "las palabras son signos que se caracterizan por referirse a cosas con una cierta intención" (De Magistro 7,20), y que, además, están reguladas por unas normas lingüísticas. Sin embargo, hoy esas normas se ignoran a propósito con una cierta intención: manipular ideológicamente.

Los Ministerios del Estado "globalista" llamado ONU, que Orwell en su distópica novela 1984llamaba Oceanía, se han puesto en marcha: 
  • el Ministerio del Amor, se encarga de adoctrinarnos y reeducarnos para que sigamos el "pensamiento único"
  • el Ministerio de la Paz, se encarga de que estemos en continuo conflicto unos con otros, de forma que "divide y vencerás"
  • el Ministerio de la Abundancia, se encarga de planificar nuestra economía diciéndonos qué, cómo, cuánto y a quien debemos consumir, empobreciéndonos cada día más
  • el Ministerio de la Verdad,  se encarga de controlar los medios y las redes sociales, con el objetivo de establecer una "versión oficial" de cómo son las cosas.
El Enemigo de Dios y del hombre se ha dado cuenta que es preferible "deconstruir" la sociedad que "destruirla". La diferencia estriba en que, mientras "destruir" implica demoler completamente, "deconstruir", supone un proceso de sutil desmantelamiento de las estructuras, mediante técnicas vanguardistas ("progres") para reutilizar sus elementos de forma selectiva e interesada. 

Y así ha ocurrido en los usos y costumbres, en los medios de comunicación, en las leyes, en la política, en la arquitectura, en la gastronomía y, también, en el lenguaje, a través de lo que Orwell llama "neolengua o nueva lengua".

El "Estado" ha ideologizado el lenguaje hasta el punto de convertirlo en una propaganda atea y anti divina que pretende abstraer las verdades absolutas, transformándolas en eufemismos y elementos artificiales, para dominar el pensamiento de sus ciudadanos.

Un "nuevo lenguaje" que es la mismísima esencia del "anillo único" de Tolkien: "Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas". 

Un "anillo" que habla, que fascina, tienta y atrae a quien lo utiliza. Un anillo creado para "gobernarnos a todos".
"One Ring to rule them all, 
One Ring to find them, 
One Ring to bring them all, 
and in the darkness bind them"

Este neolenguaje o deconstrucción del lenguaje pone el énfasis en la apariencia, o sugiere, al menos, que su esencia se encuentra en lo superficial, en lo banal y que los conceptos, valores e ideales son relativos y dependen del estado de ánimo personal. 

Su consecuencia más obvia es el llamado "lenguaje inclusivo", una invención del "Estado" globalista  que, con la excusa de la lucha contra la discriminación, por la igualdad y la inclusión, pretende modificar el habla y el lenguaje, con el propósito de cambiar nuestra mentalidad y convertirnos a todos en ciudadanos unitarios, normalizados y sumisos que hablan de la misma manera y con el mismo propósito.
Sin embargo, el “lenguaje inclusivo” no genera en sí mismo una sociedad más igualitaria ni más justa ni más verdadera. Tan sólo un modo de hablar que a muchos nos parece, como mínimo, ridículo. Pero para quienes lo utilizan, se trata de un reconocimiento mutuo de integración y pertenencia a ese pensamiento único. Es decir, utilizándolo, saben quiénes son de los "suyos" y quiénes no, y por lo tanto, "dividen" y "señalan".

La deconstrucción del lenguaje (Jacques Derrida) no es sino  el empeño subjetivo, radical y relativista de visibilizar el anhelo nietzscheano de la emancipación plena del ser humano, que no es otro que el objetivo diabólico y nihilista de tergiversar la verdad, de confundir bien y mal, y, en definitiva, separar al hombre de Dios.
Es el intento de deslegitimar el valor del logos, la palabra hablada, elemento de suma importancia en nuestra civilización judeo-cristiana, y desvincular el concepto de "verdad", separando "significado" y "significante", transformando y descontextualizando el sentido de las palabras (y de las cosas).

Es la pretensión de la afirmación personal de los propios valores éticos y la refutación del origen metafísico de las cosas: la negación del ser, de sus principios, de sus propiedades y de sus causas primeras. En definitiva, es la negación de Dios y la afirmación del "superhombre" nietzscheano

Es el anhelo de un "alter realismo" ausente de normas, de estructura y de método que deriva en un individualismo social que se opone radicalmente a la conciencia personal y social, que no se conforma con la realidad tal cual es, sino que recela de ella y pretende cambiarla para emanciparse a una realidad todavía por venir. 

Es la refutación nihilista, relativista y dictatorial de toda creencia, de todo principio moral, religioso, político o social. La negación de la Verdad absoluta y la afirmación de valores irreales reconstruidos. 

Es la esperanza desesperada, la certeza incierta, la identidad indeterminada, consecuencia de una actitud de rebeldía que hunde al ser humano a la oscuridad más absoluta y le aleja de la luz divina y trascendente. 

Es la manifestación del impío, el misterio de la iniquidad, que san Pablo anunció a la Iglesia de Tesalónica, que ocurriría antes de la venida del Señor :

"Porque el misterio de la iniquidad está ya en acción;
apenas se quite de en medio el que por el momento lo retiene,
entonces se manifestará el impío...
La venida del impío tendrá lugar, por obra de Satanás,
con ostentación de poder, con señales y prodigios falsos,
y con todo tipo de maldad para los que se pierden,
contra aquellos que no han aceptado 
el amor de la verdad que los habría salvado.
Por eso, Dios les manda un poder seductor, 
que los incita a creer la mentira;
así, todos los que no creyeron en la verdad 
y aprobaron la injusticia,
recibirán sentencia condenatoria"
(2 Tes 2,7-12)