¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 28 de julio de 2024

¿CÓMO RESPONDER A LOS ULTRAJES Y LAS BLASFEMIAS?

“El mal no puede crear nada nuevo, 
solo corromper o arruinar 
lo que las fuerzas del bien 
han inventado o construido” 
(J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos)

Tras el infame, lamentable y provocador espectáculo que protagonizaron unos seres híbridos, grotescos y llenos de prejuicios ideológicos en la inauguración de los juegos olímpicos de Paris, cristianos de todo el mundo nos sentimos ultrajados y no sabemos muy bien cómo responder a esta provocación blasfema, inaceptable y fuera de toda justificación.

Sabemos que es un acto de cobardes atacar a quien se sabe que no se defenderá, de la misma forma que sabemos que es un hecho inaceptable hacer "bullying" a otros, sobre todo, a quien se sabe que pondrá la otra mejilla. 

Sabemos que este "espíritu blasfemo y antidivino" se justifica amparando sus múltiples ultrajes en la "libertad de expresión", pero sus actos infames no son de libertad sino de ofensa deliberada a los sentimientos religiosos.

Sabemos que estos actos rebeldes y deliberados del Enemigo de Dios vienen envueltos en un "humo" de engaño y mentira, que utiliza y seduce a los hombres con muchas falsedades como la libertad, la fraternidad y la igualdad, la tolerancia y la inclusión... ("la marca de la Bestia"), para embestir ("acción de una Bestia") y atacar despiadadamente a todo lo sagrado, para ridiculizar y corromper todo lo divino. Es, sin duda, el Anticristo en plena acción.

Sabemos que el mal es incapaz de defender ninguna postura sin insultar o vituperar, sin imponer u obligar, sin adoctrinar o aleccionar. Es la impronta de su ser rebelde y orgulloso, tiránico y deformado. Es la marca del 666.

Entonces, ¿cómo responder ante estos ultrajes y blasfemias?

San Pedro (el apóstol impulsivo que con su espada le cortó una oreja a un guardia en Getsemaní) nos enseña cómo debe un seguidor de Cristo actuar ante los agravios y las faltas de respeto: 

Si tuvierais que sufrir por causa de la justicia, bienaventurados vosotros. Ahora bien, no les tengáis miedo ni os amedrentéis.

Más bien, glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo.
(1 Pe 3,14-16)
San Judas Tadeo (santo de las causas difíciles y desesperadas) nos muestra el camino a seguir ante una ofensa o una burla:
"Sodoma y Gomorra (...) por haberse prostituido y por haber practicado vicios contra naturaleza, quedan ahí como muestra, padeciendo la pena de un fuego eterno (...)

Manchan la carne, rechazan todo señorío y blasfeman contra seres gloriosos. Blasfeman contra todo cuanto no conocen, e incluso se corrompen en lo que se aprende por instinto como los animales.

¡Ay de ellos! Porque tomaron el sendero de Caín (...) Estos, que banquetean sin recato y se apacientan a sí mismos (...) mueren por segunda vez (...) Ellos son murmuradores y amigos de querellas que proceden como les da la gana y hablan pomposamente adulando a la gente en beneficio propio.

En cambio, vosotros, queridos míos, acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; pues os decían que en el tiempo final habrá gente burlona que actuará conforme a los propios deseos de impiedad. Son estos los que crean discordias, animales que no tienen espíritu.

En cambio, vosotros, queridos míos, basándoos en vuestra santísima fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
Tened compasión con los que titubean, a unos salvadlos arrancándolos del fuego, a otros mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por el vicio"
(Jud 1, 7-22)
San Pablo (perseguidor de cristianos, primero, y apóstol de Cristo, después) reprendía a los judíos, quienes por sus pecados, daban motivos a que los gentiles blasfemaran contra Dios y se burlaran de su ley:
Pues los hombres serán egoístas, codiciosos, arrogantes, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, crueles, implacables, calumniadores, desenfrenados, inhumanos, enemigos del bien.

Traidores, temerarios, envanecidos, más amantes del placer que de Dios, guardarán ciertos formalismos de la piedad pero habrán renegado de su verdadera esencia. Apártate también de estos.
(2 Tim 3, 2-6)
Alzar la voz con calma pero con rotundidad puede ayudar a corregir al que se equivoca, pero lo más eficaz, sin duda, es alejarse de ellos, rezar por ellos y no responder con la misma moneda como también nos aconseja san Pablo: 
A nadie devolváis mal por mal. Procurad lo bueno ante toda la gente. En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo.

No os toméis la venganza por vuestra cuenta, queridos; dejad más bien lugar a la justicia, pues está escrito: Mía es la venganza, yo daré lo merecido, dice el Señor.
(Rom 12,17-19)
A veces, el silencio humilde es más elocuente que la dialéctica humillante, como nos mostró el propio Jesús cuando fue calumniado e insultado: "Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca" (Is 53,7), y cuando no respondió a las injurias y perdonó a sus agresores: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen(Lc 23,34).

No responder a un ultraje es precisamente salir de lo humano para alcanzar lo divino. Es difícil pero no imposible. Cristo, verdadero hombre, nos demostró aquello del "Yes, we can" que algunos políticos le usurparon como lema de su campaña o como nombre de su partido.

Sin embargo, también quiero unirme a las plegarias de los santos y mártires, a las oraciones de los degollados por causa de la Palabra de Dios, que suben como incienso hasta Su trono y que tendrán respuesta: 
¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?
(Ap 6,10)

 

miércoles, 19 de junio de 2024

SEDUCIR Y SEMBRAR LA DUDA

"Todo es limpio para los limpios; 
mas para los impuros y los incrédulos nada hay limpio, 
ya que su mente y su conciencia están manchadas. 
Confiesan que conocen a Dios, pero lo niegan con sus obras. 
Son detestables, rebeldes e incapaces de cualquier obra buena" 
(Tito 1,15-16)

Hoy me gustaría hacerme eco de las palabras del cardenal Sarah que nos invitan a reflexionar sobre un sutil y peligroso "humo" que se está infiltrando en nuestras comunidades cristianas sin apenas darnos cuenta y sobre el que ya escribí hace cuatro años (ateísmo fluido) pero que sigue siendo de plena actualidad hoy.

Se trata de lo que el purpurado africano define como ateísmo práctico o ateísmo fluido, que aborda en su libro "Se hace tarde y anochece" (recomendable e imprescindible lectura) y que vivió en primera persona durante el Sínodo de 2023, en el que, entre otras muchas cuestiones, se trató acerca de la apertura hacia las personas homosexuales.

Mientras la mayoría de los obispos y cardenales defendieron la enseñanza del Catecismo (como no puede ser de otra manera), los obispos alemanes querían reconocer la homosexualidad. Hubo una gran polémica que originó división. Tras el Sínodo, el Papa Francisco ordenó al cardenal Fernández que publicara un documento donde se autorizaba la bendición de parejas homosexuales. Esto provocó una gran controversia entre los obispos africanos que vieron en este documento una traición al espíritu de sinodalidad y que también  generó perplejidad y confusión entre muchos creyentes.

En su Discurso ante la Conferencia Nacional de obispos de Camerún (09-abril-2024), el cardenal Sarah exhortó a los obispos a resistir y a defender la verdad universal de la fe cristiana y de la Tradición apostólica, a no ceder al relativismo y a no tener miedo a oponerse al mundo. En definitiva, a resistir: “Debemos ser conscientes de que este ateísmo fluido corre por las venas de la cultura contemporánea. Nunca dice su nombre, pero se infiltra por todas partes, incluso en el discurso eclesiástico. Su primer efecto es una especie de letargo de la fe. Anestesia nuestra capacidad de reacción, de reconocer el error y el peligro; se ha extendido por toda la Iglesia”.

No se trata de un problema puntual o relativo a las parejas homosexuales pues también afecta, por ejemplo, a las parejas heterosexuales que viven una relación irregular y que no pueden ser absueltos ni pueden comulgar. 

Pero no sólo eso, el ateísmo fluido también se infiltra en la Iglesia para generar polémica en cuestiones como el celibato sacerdotal o la castidad cristiana, como si desde fuera de la Iglesia se tuviera la potestad de decidir lo que ésta debe creer y vivir (exactamente lo mismo que hizo la serpiente con Adán y Eva en el paraíso).

El ateísmo fluido no es la negación de Dios, sino la insubordinación a Su voluntad: creer en Dios pero rebelarse contra Él y contra su designio salvífico (exactamente igual que Satanás; él sabe con plena certeza que Dios existe, pero se subleva contra Él). 
Por eso, el Diablo sabe que todo su poder se sustenta en su capacidad de generar la duda en el corazón del hombre y le hace plantarse el relativista "y si...". Es la visión  distorsionada que Satanás tiene de "crear", es su grotesca y blasfema imitación del Creador pero en lugar de "y vio Dios que todo era bueno", el Enemigo quiere "ver que todo es relativo", haciéndole creer al hombre que todo tiene un punto de vista particular, que no hay una Verdad Absoluta, que hay "zonas grises" en las que Dios está equivocado. 

El ateo fluido es una persona que "cree" en Dios (o quiere creer) pero que vive como si Dios no existiera: es el "creyente no practicante", que en público se denomina cristiano, va a misa y "cumple", pero que en privado tiene muchas objeciones y muchas rebeldías contra de algunos mandamientos de Dios o de la Iglesia, precisamente porque interpelan su vida. 

Es el cristiano con doblez, el católico que se crea una fe a su medida: "esto sí, esto no...", es la religión del "a mi me parece", del "yo creo que...", sin ser consciente que está obrando precisamente igual que el diablo.

A diferencia del ateísmo duro (el "no creyente" que no cree en la existencia de Dios y, por tanto, "no practica"), que se puede refutar y combatir, el ateísmo fluido es “escurridizo y pegajoso”...como los reptiles.

Se trata de un "cambio de la piel de la serpiente", una nueva manifestación del enemigo del hombre, una metamorfosis del poder de la triada satánica (el Dragón y las dos bestias del Apocalipsis de san Juan) que parece, en ocasiones, que se debilita y muere, pero que siempre "resurge", empleando modos y momentos diferentes, con el objetivo de imponer (mediante el engaño y la seducción) una ideología homicida que, "desde el principio", ha tenido como misión la destrucción del hombre que empieza siempre por la aniquilación de las bases sociales: primero, de la familia de sangre y después, de la familia de fe.
Sarah nos recuerda que es nuestro deber como católicos vivir y defender nuestra fe. No podemos ser cómplices. No debemos ser indiferentes. No podemos acomodar la mentira a la verdad, la voluntad de Dios a la nuestra: “No se puede vivir en la mentira. La marca del ateísmo fluido es la promesa de un acomodo entre la verdad y la mentira. Es la mayor tentación de nuestro tiempo. Todos somos culpables de acomodación, de complicidad con esta gran mentira que es el ateísmo fluido. Fingimos ser creyentes cristianos y hombres de fe, celebramos ritos religiosos, pero en realidad vivimos como paganos e incrédulos”.

Lo propio del ateísmo fluido es el conformismo con la mentira: si lo atacas, si te enzarzas en una lucha física, en un cuerpo a cuerpo con él, te quedarás adherido a sus sutiles compromisos (···). Te arrastra a su propio terreno"Si lo defiendes, te verás obligado a emplear sus armas: la mentira y el compromiso. Fomenta alrededor de él la división, el resentimiento, la acritud y la mentalidad de partido. ¡Fíjate en la situación de la Iglesia! No hay más que discordia, hostilidad y sospecha por todas partes".

Entonces ¿cómo combatir ese tipo de ateísmo más práctico que teórico? ¿cómo vencer este ateísmo disfrazado de teísmo? 

Aunque Cristo lo dejó claro cuando dijo "Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo" (Mt 6,24) o "El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama" (Mt 12,30; Lc 11,23), el cardenal Sarah propone una solución personal:

"Cada uno de nosotros puede tomar esta determinación: la mentira del ateísmo no volverá a fluir dentro de mí. No quiero renunciar más a la luz de la fe, no quiero seguir permitiendo que convivan en mí la luz y las tinieblas por comodidad, por apatía o por conformismo".

 “Es una determinación muy sencilla, interior y concreta. Cambiará nuestra vida hasta en los detalles más insignificantes”, asegura. 


jueves, 8 de septiembre de 2022

EL NUEVO LENGUAJE, ENTRE ORWELL Y TOLKIEN

la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomático a la vez.la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomático a la vez.
la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomático a la vez.
la crisis del lenguaje es una crisis ética. Cuando el lenguaje expresa y comunica, no estamos ni en la incomunicación ni en lo que llamaremos hipercomunicación, propia del solaz del fingimiento que posibilita la existencia en red, de la que Facebook, por caso, es un ejemplo paradigmático y sintomáti
"Pues está escrito: 
¡Por mi vida!, dice el Señor,
ante mí se doblará toda rodilla,
y toda lengua alabará a Dios"
(Rom 14,11)

La crisis moral, de valores y creencias que vive esta sociedad orwelliana, que manipula la información, que vigila nuestros actos en los medios y que reprime nuestras libertades a base de prohibiciones y decretos, se ha trasladado también al lenguaje. 

Las palabras y las frases han perdido su dimensión semántica, sintáctica y morfológica, vaciando su significación para convertirse en "poses fingidas", estereotipos, eufemismos, clichés y tópicos que se pronuncian sin pudor, sin expresión y sin sentido, transformando el lenguaje en "puro ruido"

Decía san Agustín que "las palabras son signos que se caracterizan por referirse a cosas con una cierta intención" (De Magistro 7,20), y que, además, están reguladas por unas normas lingüísticas. Sin embargo, hoy esas normas se ignoran a propósito con una cierta intención: manipular ideológicamente.

Los Ministerios del Estado "globalista" llamado ONU, que Orwell en su distópica novela 1984llamaba Oceanía, se han puesto en marcha: 
  • el Ministerio del Amor, se encarga de adoctrinarnos y reeducarnos para que sigamos el "pensamiento único"
  • el Ministerio de la Paz, se encarga de que estemos en continuo conflicto unos con otros, de forma que "divide y vencerás"
  • el Ministerio de la Abundancia, se encarga de planificar nuestra economía diciéndonos qué, cómo, cuánto y a quien debemos consumir, empobreciéndonos cada día más
  • el Ministerio de la Verdad,  se encarga de controlar los medios y las redes sociales, con el objetivo de establecer una "versión oficial" de cómo son las cosas.
El Enemigo de Dios y del hombre se ha dado cuenta que es preferible "deconstruir" la sociedad que "destruirla". La diferencia estriba en que, mientras "destruir" implica demoler completamente, "deconstruir", supone un proceso de sutil desmantelamiento de las estructuras, mediante técnicas vanguardistas ("progres") para reutilizar sus elementos de forma selectiva e interesada. 

Y así ha ocurrido en los usos y costumbres, en los medios de comunicación, en las leyes, en la política, en la arquitectura, en la gastronomía y, también, en el lenguaje, a través de lo que Orwell llama "neolengua o nueva lengua".

El "Estado" ha ideologizado el lenguaje hasta el punto de convertirlo en una propaganda atea y anti divina que pretende abstraer las verdades absolutas, transformándolas en eufemismos y elementos artificiales, para dominar el pensamiento de sus ciudadanos.

Un "nuevo lenguaje" que es la mismísima esencia del "anillo único" de Tolkien: "Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas". 

Un "anillo" que habla, que fascina, tienta y atrae a quien lo utiliza. Un anillo creado para "gobernarnos a todos".
"One Ring to rule them all, 
One Ring to find them, 
One Ring to bring them all, 
and in the darkness bind them"

Este neolenguaje o deconstrucción del lenguaje pone el énfasis en la apariencia, o sugiere, al menos, que su esencia se encuentra en lo superficial, en lo banal y que los conceptos, valores e ideales son relativos y dependen del estado de ánimo personal. 

Su consecuencia más obvia es el llamado "lenguaje inclusivo", una invención del "Estado" globalista  que, con la excusa de la lucha contra la discriminación, por la igualdad y la inclusión, pretende modificar el habla y el lenguaje, con el propósito de cambiar nuestra mentalidad y convertirnos a todos en ciudadanos unitarios, normalizados y sumisos que hablan de la misma manera y con el mismo propósito.
Sin embargo, el “lenguaje inclusivo” no genera en sí mismo una sociedad más igualitaria ni más justa ni más verdadera. Tan sólo un modo de hablar que a muchos nos parece, como mínimo, ridículo. Pero para quienes lo utilizan, se trata de un reconocimiento mutuo de integración y pertenencia a ese pensamiento único. Es decir, utilizándolo, saben quiénes son de los "suyos" y quiénes no, y por lo tanto, "dividen" y "señalan".

La deconstrucción del lenguaje (Jacques Derrida) no es sino  el empeño subjetivo, radical y relativista de visibilizar el anhelo nietzscheano de la emancipación plena del ser humano, que no es otro que el objetivo diabólico y nihilista de tergiversar la verdad, de confundir bien y mal, y, en definitiva, separar al hombre de Dios.
Es el intento de deslegitimar el valor del logos, la palabra hablada, elemento de suma importancia en nuestra civilización judeo-cristiana, y desvincular el concepto de "verdad", separando "significado" y "significante", transformando y descontextualizando el sentido de las palabras (y de las cosas).

Es la pretensión de la afirmación personal de los propios valores éticos y la refutación del origen metafísico de las cosas: la negación del ser, de sus principios, de sus propiedades y de sus causas primeras. En definitiva, es la negación de Dios y la afirmación del "superhombre" nietzscheano

Es el anhelo de un "alter realismo" ausente de normas, de estructura y de método que deriva en un individualismo social que se opone radicalmente a la conciencia personal y social, que no se conforma con la realidad tal cual es, sino que recela de ella y pretende cambiarla para emanciparse a una realidad todavía por venir. 

Es la refutación nihilista, relativista y dictatorial de toda creencia, de todo principio moral, religioso, político o social. La negación de la Verdad absoluta y la afirmación de valores irreales reconstruidos. 

Es la esperanza desesperada, la certeza incierta, la identidad indeterminada, consecuencia de una actitud de rebeldía que hunde al ser humano a la oscuridad más absoluta y le aleja de la luz divina y trascendente. 

Es la manifestación del impío, el misterio de la iniquidad, que san Pablo anunció a la Iglesia de Tesalónica, que ocurriría antes de la venida del Señor :

"Porque el misterio de la iniquidad está ya en acción;
apenas se quite de en medio el que por el momento lo retiene,
entonces se manifestará el impío...
La venida del impío tendrá lugar, por obra de Satanás,
con ostentación de poder, con señales y prodigios falsos,
y con todo tipo de maldad para los que se pierden,
contra aquellos que no han aceptado 
el amor de la verdad que los habría salvado.
Por eso, Dios les manda un poder seductor, 
que los incita a creer la mentira;
así, todos los que no creyeron en la verdad 
y aprobaron la injusticia,
recibirán sentencia condenatoria"
(2 Tes 2,7-12)

lunes, 4 de enero de 2021

HIJOS CONTRA SUS PADRES


"Se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán. 
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; 
pero el que persevere hasta el final, se salvará
(Mateo 10,21-22)

Está escrito en la Palabra de Dios. Cristo nos anticipa una terrible realidad: "vuestros hijos se rebelarán contra vosotros y os matarán." Pero, como siempre, también nos hace una promesa: quien persevere hasta el final, tendrá recompensa.

Muchos padres sufrimos esta situación con nuestros hijos en primera persona y en propia carne. Algunos, durante muchos años. Impotentes ante esta terrible experiencia, nos preguntamos ¿Por qué? ¿Cómo resolverlo? ¿Qué hacer?

El Diablo siempre utiliza la misma táctica: instiga a los hijos de Dios a rebelarse contra su Padre, con la excusa de la libertad y con el propósito de "matarlo", de "eliminarlo" de sus vidas. Y hace lo mismo con nuestros hijos. 

Por tanto, nuestra lucha no es contra nuestros hijos sino contra el poder del mal. Quizás, lo que deberíamos plantearnos todos, tanto padres como hijos, es ¿cómo reclamo la libertad que mi Padre me concede? ¿trato de obtenerla aunque ello suponga "asesinarle"? ¿sé utilizarla correctamente? 

En un mundo gobernado por el Enemigo y, por tanto, edificado sobre el odio, la división y el egoísmo, seguir a Cristo nos lleva irremediable a chocar con el plan del Adversario, quien pondrá toda su maquinaria en contra nuestra, incluso a nuestros hijos, para causarnos el mayor dolor posible.
No es nada fácil manejar esta dura y dolorosa experiencia personal, y colectiva, a la vez. No, si no pienso y medito en el dolor de la Pasión y Muerte de Dios. Sus criaturas más amadas, sus propios hijos, le "crucifican" y le "matan". Por lo tanto, si yo soy cristiano, tengo que saber que esto también me va a ocurrir a mí.

Aún así, Jesús, desde el Calvario, no me pide que luche contra ellos o que busque soluciones por mis medios, como algunos de sus discípulos pensaban en el Huerto, o como algunos soldados romanos le increpaban para que se salvase a sí mismo en el Gólgota. Cristo me llama a perseverar, a aguantar, a mantenerme firme en la fe y confiado en la voluntad del Padre. Como hizo Él.

En mi Getsemaní particular, puedo pedirle a Dios que pase de mí este cáliz. En mi Cruz personal, puedo preguntarle por qué me ha abandonado. Es humano. Pero como imitador de Cristo, lo que debo decirle al Padre es "que pase de mí este cáliz, pero que no se cumpla mi voluntad, sino la tuya". Como seguidor de Cristo, debo pedirle a Dios: "perdónales porque no saben lo que hacen". También, como cristiano, hijo suyo y amado, debo ofrecerle: "en tus manos encomiendo mi espíritu", es decir, poner mi vida en sus manos y que se cumpla Su voluntad.

La parábola del hijo pródigo (Lucas 15,11-32) refleja a la perfección esta situación que sufrimos muchos padres: nuestros hijos se rebelan contra nosotros, nos piden su "herencia" (su libertad) y nos "matan", para marcharse a un "país lejano". 
Según la costumbre judía, ningún hijo tenía derecho a heredar nada hasta que el padre no muriera. La exigencia del hijo menor de recibir su herencia no sólo implica una rebelión contra su padre, impensable para un judío, sino que además supone el "asesinato" del padre: para heredar, debe matarlo. El Padre, consciente de ello, no quebranta la libertad de su hijo y se le da. Es más, da su vida...por amor a su hijo. Y espera...

En ocasiones, quienes sufrimos esta situación angustiosa, pensamos que no somos capaces de vivir esta tristeza de corazón y que la resolución de este problema es imposible. Y nos asomamos al precipicio de la desesperación. Pero, debemos persistir en la certeza de que "para Dios nada hay imposible" (Lucas 1,37), y que "sabemos que a los que aman a Dios, todo les sirve para el bien" (Romanos 8,28).

Por eso y aunque sea tremendamente duro y doloroso, debemos aprender a vivir esta circunstancia con plena confianza en el Plan de Dios. Y, aún a pesar de todo el mal que nos desgarra el corazón y nos hiere profundamente el alma por lo que nuestros hijos digan o hagan, debemos amarles hasta el extremo, morir por ellos.

La parábola del hijo pródigo, o mejor, del Padre misericordioso, nos exhorta a hacerla nuestra y a vivirla como la vivió el Padre: con amor incondicional. Y además, a asumirla con la fe y la esperanza de que nuestros hijos, algún día, "vuelvan a casa", para salir corriendo a su encuentro, para abrazarles, cubrirles de besos y celebrar una gran fiesta.

A mi, personalmente, me ayuda mucho encontrar respuestas a mi cruz en la Palabra de Dios y a asumirla como Cristo me pide para seguirle:

Proverbios 22,6 dice: "Educa al muchacho en el buen camino: cuando llegue a viejo seguirá por él". Yo tengo la esperanza de que la semilla sembrada en sus corazones, tarde o temprano, crecerá. Yo la planté y Dios la hará germinar. Estoy seguro.

Gálatas 5,22-23 da la clave para soportar esta cruz con los frutos del Espíritu: "amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí". Por eso, siempre le pido al Espíritu Santo, no tanto que me resuelva la papeleta y solucione mis problemas, sino que me de sabiduría, entendimiento, consejo y fortaleza para vivirlos con perseverancia. 

El profeta Isaías 49,15 me da tranquilidad y paz cuando asegura: "¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta, no tener compasión del hijo de sus entrañas? Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré". Aunque yo olvidara mi amor por mis hijos, aunque yo me enfade con ellos y, a veces, hasta pierda los "papeles", Dios jamás lo hará. 

San Pablo en 1 Corintios 10,13 me da seguridad y ánimo"No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla".

En 1 Tesalonicenses 5, 14-17 me desvela la manera de actuar con mis hijos: "Os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados, animéis a los apocados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con todos. Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal; esmeraos siempre en haceros el bien unos a otros y a todos. Estad siempre alegres. Sed constantes en orar".

1 Pedro 5,7-10 me da la solución: "Descargad en Dios todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros. Sed sobrios, velad. Vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar. Resistidle, firmes en la fe, sabiendo que vuestra comunidad fraternal en el mundo entero está pasando por los mismos sufrimientos. Y el Dios de toda gracia que os ha llamado a su gloria eterna en Cristo Jesús, después de sufrir un poco, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá y os consolidará." 

Es en Dios y en su Gracia en quien debo descargar mis agobios. Él cuida de mí y de los míos. Yo sólo tengo que resistir a mi adversario, y como yo, otros que están pasando por los mismos sufrimientos. Dios resolverá todas nuestras angustias y todos nuestros problemas.

Señor, Padre todopoderoso,
te doy gracias por el don de mis hijos
que generosamente me has concedido.

Acepto con serenidad y paciencia, 
las preocupaciones y fatigas
que ellos me cuestan.

Dame consejo para guiarlos,
paciencia para instruirlos,
fe para servirles de ejemplo,
sabiduría para comprenderlos
y luz para ayudarlos a encontrarte.

Ayúdame a amarlos hasta el extremo
y a entregar mi vida por ellos.

 Amén

lunes, 5 de octubre de 2020

DESDIBUJANDO LA EVANGELIZACIÓN

"¡Qué necios y torpes sois 
para creer lo que dijeron los profetas!"
(Lucas 24,25)

Me preocupa ver cómo muchos díscipulos de Emaús, conversamos y discutimos el modo de revertir la situación que vivimos, con el propósito de seguir organizando retiros, cueste lo que cueste y pese a quien pese. 

Los métodos de nueva evangelización, cuando no se entienden o se tergivesan, suelen desdibujar la fuerza evangelizadora y mundanizar el poder del anuncio salvador al intentar evangelizar sin docilidad a la gracia, al rebelarse a la voluntad de Dios, al negar el protagonismo del Espiritu Santo, al dar más valor al medio que al fin, al pensar que todo es válido o al querer hacer las cosas "por nuestra cuenta"

Recurrimos a la "voluntad propia" para convencernos de que servir a Dios implica estar en un frenético activismo (que resulta "poco evangelizador"), con el que intentamos aplacar un desordenado ansia de espiritualismo que no conduce a ningún fruto. 

Apelamos a la "creatividad humana" como un elemento generador de resultados a nuestro gusto, como si Dios necesitara de nuestra originalidad para que sus "cepas" den uvas y buen vino. 

Si algo he aprendido en estos años sirviendo a Dios, labrando en su viña, es que yo me limito a trabajar cuando el Dueño me lo dice y lo único que está en mis manos es regar, abonar y cuidar la viña. El Señor es quien "crea", quien hace florecer y quien produce fruto. Dios no me pide estrategias empresariales ni campañas creativas...lo único que me pide es ¡Confianza! ¡Fe!
Por tanto, tratar de ser "creativos", tratar de ser "originales" se convierte en una peligrosa tentación que nos puede arrastrar a "querer ser como Dios" y a tratar de "crear cosas" al "modo del mundo". Nos puede llevar a que, queriendo evangelizar al mundo, terminemos "mundanizando el Evangelio". Y nosotros no somos "empresarios del Evangelio", ni "vendedores de cielo", ni "filántropos de la fe". Ni tampoco los "dueños de la viña". 

Por todo ello, Cristo nos recrimina nuestra actitud desconfiada, llamándonos ¡hombres de poca fe! ¡torpes y necios! Nos reprende porque no quiere "creativos" sino "cristianos santos". Nos llama la atención porque quiere motivarnos pero, sobre todo, quiere hacernos ver que su voluntad no siempre coincide con la nuestra.

En los momentos dificiles o de prueba, es importante que los cristianos mantengamos un diálogo constante con Dios Padre, una cercanía estrecha con Dios Hijo y una docilidad con Dios Espíritu Santo, para distinguir los signos de los tiempos y ver los problemas como nuevas oportunidades divinas.

Es entonces cuando Jesús nos dice: "Seguidme". Él va a la cabeza, Él es el Maestro y nosotros, sus seguidores: “No es el siervo más que su amo” (Juan 15,20). Por eso nos invita a ser dóciles al Parácito, a mirar todo con sus ojos,  a realizar su misión con una perspectiva más amplia, para darnos cuenta que su Gracia nos basta

Cristo no quiere que "hagamos la guerra por nuestra cuenta", como si fueramos "francotiradores". No se puede construir vida de Iglesia alrededor de un método o de un retiro, se construye alrededor de la Palabra, es decir, Jesucristo, presente en la Iglesia.
Por tanto, a lo que nos llama es a hacer comunidad, a "hacer Iglesia", a vivir lo que hemos visto y oído con nuestros hermanos, como hicieron los dos de Emaús, al volver a Jerusalén para contárselo a los apóstoles. 

En la comunidad es donde podremos establecer una relación más íntima con el Dueño de la viña y con el resto de los "sarmientos", dejándonos cuidar, y si hace falta, dejándonos "podar". 

En la Iglesia es donde podremos animarnos unos a otros, mantener la llama de la fe encendida, seguir creciendo y madurando, aunque no haya retiros, para que, cuando Dios quiera, demos fruto. 

En la comunidad es donde podremos discernir la voluntad de Dios, sin dudas ni malentendidos, lo que nos permitirá dar respuesta a nuestras ansiedades y desesperaciones. 

En la Iglesia es donde podremos formarnos como discípulos y así, convertirnos en apóstoles, para a evangelizar, de momento, en nuestros ámbitos más cercanos (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc). 
En ocasiones, el viajero debe hacer un alto para tomar aliento, 
entrar en la "posada" para "beber y alimentarse",
"mirar el mapa" para tener una apropiada "visión del viaje"
y sólo así, volver a ponerse en camino,
con una mayor motivación, con una clara idea y con un renovado ánimo. 
Sólo así, los cristianos podremos ser luz y sal para el mundo, inspirando con nuestro ejemplo de vida, iluminando con nuestra fe coherente y con nuestro amor auténtico. 

Es momento para aprender, para formarnos, para preparnos. Y para eso debemos ejercitar lo que hemos aprendido: Escuchar...a Dios y a los demásLa escucha activa genera relación, confianza, amor...cuando confiamos, amamos. Y cuando amamos, nos motivamos. Y cuando estamos motivados rendimos más y mejor. Descubrir los talentos que Dios nos ha regalado a cada uno de forma individual y colectiva nos permitirá rendir más y mejor, es decir, amarle y darle mayor gloria

Ese es nuestro reto, esa es nuestra motivación: glorificar a Dios con nuestras vidas y así, santificarlas. Sólo así alcanzaremos nuestra máxima aspiración, nuestra más alta expectativa: el cielo.

La "empresa" de Dios requiere la mejor versión de sus trabajadores para cosechar éxitos en la edificación del Reino de los Cielos. 

Y nuestra mejor versión es la que Dios ha pensado, no la que nosotros creemos.

JHR

sábado, 18 de abril de 2020

DELIRIOS DE INDEPENDENCIA

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"Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. 
Si alguien escucha mi voz y abre la puerta,
 entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo."
(Ap 3,20)

Me apasiona leer y escuchar al Cardenal Robert Sarah. Le conocí personalmente el año pasado y puedo afirmar con rotundidad que es un hombre santo, un hombre de Dios. Por ello, siempre medito atentamente sus palabras y reflexiones, para hacerlas mías. En relación a la situación actual, Sarah habla sobre el rechazo del hombre a ser dependiente a Dios.

Nuestra naturaleza humana se vio gravemente dañada por el pecado original. Una gran mancha nos sumió en la oscuridad y en la tiniebla, en el caos y la confusión, en la enfermedad y la muerte.

El gran pecado del hombre ha sido siempre, desde el inicio, el rechazo a la dependencia. Y más grave aún, a una dependencia de amor. El hombre se ha rebelado contra su filiación divina y ha preferido elegir libremente un individualidad radical. El hombre siempre ha querido ser como Dios. Mejor dicho, siempre ha querido ser Dios.

Sin embargo, su delirio materialista que le hacía creerse todopoderoso, su ilusorio bienestar que le hacía sentirse seguro de sí mismo, su inane orgullo que le hacía creerse invulnerable y su insano hedonismo que le hacía sentirse satisfecho... se han desmoronado.

Un virus microscópico, silencioso y desconocido ha confinado en casa al hombre orgulloso y engreído, que se contemplaba a sí mismo, enardecido por su rebeldía. Ha puesto de rodillas al hombre vacío e intrascendente, que se adoraba a sí mismo, satisfecho de su prolongado deicidio. Ha postrado en la cama al hombre lujurioso y lascivo que se complacía a sí mismo, ebrio de su constante obscenidad. Ha sepultado en una fosa de desolación al hombre ufano y vanidoso que se henchía a sí mismo, saciado de su persistente egoísmo.

El hombre, como hicieron nuestros primeros padres Adán y Eva hace miles de años, ha seguido prefiriendo comer del árbol de la independencia y de la libertad. 

El hombre ha negado su sometimiento a las leyes naturales, su acatamiento a las leyes morales, su dependencia de los vínculos familiares y sociales, y lo más trascendental, su sumisión a Dios. 

Radicalidad y Resistencia: LA RAIZ DEL PECADO: DECLARAR ...El hombre ha querido concebirse, "crearse" a sí mismo sin depender de nadie, sin pertenecer a una herencia o una filiación. Ha decidido ser libre e independiente.  

Y le ha llegado la muerte física. Y lo que es peor, la muerte espiritual.

De súbito, su desnudez ha quedado al descubierto por el virus. Quizás, ha silenciado parte de su rebeldía y se ha escondido (confinado) cuando ha escuchado una Voz que le ha preguntado: ¿dónde estás? ¿quién te ha dicho que estás desnudo? ¿qué has hecho? ¿es que has comido del árbol prohibido?

Al comer del árbol de la libertad, el ser humano ha tomado conciencia de la muerte, de que realmente existe, de que no es algo lejano o que hay que ocultar. Su prioridades anteriores han quedado en un segundo plano y... se esconde, consciente de que ya nada volverá a ser como antes...

Al comer del árbol del conocimiento, el ser humano ha tomado conciencia de cuán infundado, fútil e inconsistente era su deseo de sabiduría y su anhelo de autonomía, de cuán frágil, débil y vulnerable es su naturaleza, alejado e independizado de su Creador...

Cuando todo se cae y se muestra la desnudez, el ser humano se queda solo, aislado y asustado. Descubre, entonces, que depende de otros, que existen unos lazos invisibles que le unen con otros y le conectan a través del matrimonio, familia, amigos, sociedad, país, mundo. Descubre que está sujeto a unas leyes dictadas por Alguien superior.

La cuestión es... ¿se excusará y culpará a otro de sus faltas, como hicieron Adán y Eva? o ¿volverá la mirada a Dios y le pedirá perdón por sus culpas? ¿hablará con Dios?

Renunciar a la evidencia de que somos el resultado de un deseo amoroso de Dios, hará que toda esta situación sea mucho más dura y sin sentido. 


Negar la certeza de que Dios es amor y que no es indiferente a nuestro sufrimiento, hará que caigamos en la desesperación.

Apartar nuestra mirada de un Dios dispuesto a perdonar, hará que no encontremos la solución que necesitamos hallar.


Dios, que se compadece de nuestra vulnerabilidad, nos mira como un padre mira a un hijo que sufre, y se inclina hacia nosotros para abrazarnos con su misericordia.

Jamás abandona a un hijo suyo, aunque le haya dado la espalda. Si es preciso, deja a todos y sale al encuentro del perdido. Si le ve volver, deja todo y sale corriendo a abrazarle.

Ha quedado demostrado que el hombre no puede ampararse en la falsa libertad que nos ofrece el Tentador. El consumismo descontrolado, el falso bienestar basado en el materialismo, los intereses egoístas y los placeres individuales no son sino una dependencia de Aquel mal amo que nos hace esclavos y que nunca nos hará libres.

El Mentiroso, aquel que aseveró "Non serviam", nos ha confundido y engañado, ofreciéndonos su malévola quimera con mentiras como "hay más felicidad en ser servido que en servir", o "es mejor ser un lobo que una oveja", o "comiendo del árbol no moriréis sino que llegaréis a ser como Dios."

Sin embargo, de improvisto, en este momento de prueba hemos dejado de idolatrar a los "lobos" a quienes servir, para admirar y aplaudir a las "ovejas", los que sirven, a los "héroes de la puerta de al lado", "a los que dan la vida por los demás."


Imagen relacionadaDetrás de todos ellos, es Cristo quien se nos aparece en ellos, en su servicio, en su dedicación. Está de pie, llamando a nuestra puerta.

Dios no es una cuestión íntima, no es una convicción privada. Dios es de todos y para todos.

¿Qué haré? ¿seguiré buscando mi libertad aún a costa de mi propia vida? ¿volveré a caer en los mismos errores? 
¿seguiré comiendo el árbol prohibido u optaré por alimentarme del árbol de la vida? ¿seguiré poniendo excusas y culpando a otro o adoptaré una actitud de arrepentimiento, abandono y escucha a Dios? ¿le abriré la puerta de mi corazón?

Todo depende del uso que haga de mi libertad. Aquella a la que Dios, por amor, ha querido someterse.

"De la oración nacerá la unidad, surgirá la verdad"
(Cardenal Robert Sarah)