¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 22 de diciembre de 2019

SIGNOS NAVIDEÑOS


Hoy es el último domingo de Aviento y nuestro párroco D. Andrés, nos ha exhortado a buscar el significado de los signos, símbolos y costumbres tradicionales de la Navidad. 

A veces, olvidamos cuál es su importancia, su sentido y su propósito, su significado, sus signos y sus símbolos. 

La Navidad no es tanto un tiempo de vacaciones o fiesta, de consumo o regalos, de cenas o de lotería, sino más bien, un tiempo de preparación, de alegría, de celebración...por la venida de Dios a nosotros.

Es un período de felicidad que expresamos y ambientamos con adornos, luces, felicitaciones, anuncios, regalos…símbolos que tienen, cada uno, un significado muy profundo.

Los principales símbolos católicos de la Navidad son la Corona de Adviento, el Árbol de Navidad y el Nacimiento o Belén.

Corona de Adviento

La corona de Adviento es el primer signo  que nos anuncia la Navidad. Está compuesta por ramas verdes de pino o abeto, y cuatro velas, que representan el transcurso de las cuatro semanas de Adviento.

La luz que emana de cada vela encendida es la re
presentación de Cristo, luz del mundo, que trae ilusión y esperanza, que rompe las tinieblas y las vence, ocupando su lugar.
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Cuatro velas que decoran la corona, que simbolizan la fe y el amor consumido en favor de la causa del Reino de Dios y, también, la victoria del bien sobre el mal, el triunfo del día sobre la noche.

Cuatro colores que se corresponden con el de las vestiduras litúrgicas (casullas) del sacerdote durante los domingos de Adviento:

- el morado, color de profundización espiritual, preparación y penitencia, durante las tres primeras semanas de Adviento.

La vela morada es la primera en encenderse, en el primer domingo de diciembre, para ex
presar nuestra vigilancia, penitencia y arrepentimiento, y para suplicar el perdón de Dios. Puede ser sustituida por una vela amarilla, con la que confirmamos nuestra fe en Jesucristo.

- el verdecolor de esperanza y de vida eterna. Es el único que no se utiliza durante el Adviento.

La vela verde se enciende el segundo domingo de Adviento, para expresar nuestro comienzo en el camino. Puede ser sustituida
 por una vela de color azul celeste, con la que estaríamos aceptando la justicia de Dios.

-el rosa, unión del morado y el blanco, color de disposición y de alegría

La vela rosa se enciende en la misa del domingo de Gaudete, tercera semana de Adviento, para disponer nuestro corazón a acoger a Jesús y también, para expresar nuestro jubilo por la cercanía de la llegada de Dios.

- el rojo, color de amor y de Espíritu Santo.  

La vela roja se enciende en último lugar, el último
 domingo de diciembre, para representar el amor incondicional de Dios hacia nosotros y confirmar nuestro amor a Dios, Nuestro Señor.

-e
l blanco, color de pureza, de paz y de luz.

La vela blanca se enciende el día de Navidad, para simbolizar ese tiempo de paz y de luz, así como para expresar nuestro júbilo por el nacimiento de Dios.

Árbol de Navidad

Aunque muchos piensan que el árbol de Navidad es una tradición pagana, esta tradicional costumbre tiene su base católica a comienzos del siglo VIII, gracias a San Bonifacio, monje benedictino que evangelizó a los pueblos paganos de Germania.

Esta tradición viene de cuando, el día de Navidad, San Bonifacio taló una encina que era símbolo de dioses paganos y plantó, en su lugar, un abeto que representaba a Jesucristo. 

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Desde entonces, el abeto de Navidad, árbol de hoja perenne, es un símbolo de Jesucristo. Un árbol que representa la vida eterna, que se reviste de nuestros pecados (adornos y bolas) para dar esperanza e iluminar nuestras vidas (luces navideñas).

Es símbolo, también, del Plan de Salvación de Dios, ya que por un árbol entró el pecado en el mundo en el Edén, y por un árbol o madero (la Cruz), se restauró en el Calvario.

Los adornos que ponemos en el árbol, también tienen su significado especial:

-La estrella, símbolo de guía, en referencia a la estrella de Belén.

-Las bolas, originariamente manzanas, símbolo de las tentaciones. Según su color, simbolizan distintas cosas: azules (Arrepentimiento y Contricción), plateadas (Agradecimiento y Alegría) doradas (Alabanza y Gloria), rojas (Súplica y Petición)

-L
a guirnaldas y espumillones, símbolos de unidad y alegría.

-Las luces, originalmente velas, simbolos de la luz de Jesús que ilumina el mundo

Nacimiento o Belén

La representación del Nacimiento o Belén, es una tradición iniciada por San Francisco de Asís, cuando, en la víspera de Navidad del 1223, movido por el deseo de revivir el nacimiento del Señor en el establo, montó el primer Belén viviente, con personas y animales reales, en una cueva del bosque de Greccio (aldea italiana en la Toscana).
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Desde entonces, muchos países, fundamentalmente latinos, adoptaron esta tradicion de representar la escena del nacimiento de Jesús con belenes y nacimientos, figuras y decorados que rememoran el momento.

A través del nacimiento, las familias católicas contemplamos y representamos el amor, la sencillez y la austeridad de la Sagrada Familia en un establo, acompañados por el calor de unos animales y la alabanza de ángeles y pastores.


L
as figuras más importantes del Belén o Nacimiento y sus símbolos son:

E
l Portal: sencillez y recogimiento.

San José: obediencia y fortaleza.

La Virgen María: fidelidad y el amor a Dios.

El Niño Jesús: amor y salvación.

El Buey y la Mula: calidez y cordialidad, humildad y modestia. Aunque ninguno de los textos del Evangelio hablan de la presencia de estos animales, se trata de una reminiscencia del texto del profeta Habacuc, que dice que “el Mesías se manifestará entre los animales” y que se nos muestran en los escritos apócrifos de los primeros tiempos del cristianismo.

Los Ángeles: bondad, inocencia y pureza. Los ángeles anuncian una buena noticia, el nacimiento del Hijo de Dios, cantando el Gloria: “Gloria en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”.

Los Reyes Magos
: sabiduría y alabanza. El Evangelio de Mateo es el único que relata la venida de los sabios de Oriente. 
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En el siglo V, Orígenes y San León Magno les denominan reyes magos, en el siglo VII se les nombra como Baltazar (derivación de Baal-Shur-Usur-Baal, que protege la vida del rey), Melchor y Gaspar y en el siglo XV, se les atribuyeron etnias: Melchor de raza blanca, Gaspar, amarillo y Baltazar, negro, para simbolizar el conjunto de la humanidad que ve y conoce al Salvador.

Llevan oro, incienso y mirra al niño rey, Dios y Salvador, que simbolizan la naturaleza real y divina de Jesucristo.

Los Pastores: servicio y alegría.

Las Ovejas: obediencia y docilidad.

La Estrella: renovación y esperanza. La Estrella representa el firmamento eterno donde reside la Divinidad y la Fe que debe guiar e iluminar la vida del cristiano. Tiene 4 puntas que representan los puntos cardinales de la tierra: norte, sur, este y oeste, de donde vienen los hombres para adorar la gran luz que es el Hijo de Dios, y que además recuerda que Él vino por todos.

El resto de las
figuras, lavanderas, herreros, soldados, etc., son personajes añadidas para dar mayor realismo a la escena.

Canto del Gloria y Villancicos

Si el Aleluya es el canto propio de la Pascua, el Gloria es el canto propio de la Navidad, ya que es el himno que los ángeles cantaron cuando nació Jesús en Belén.

Por ello, en nuestras celebraciones litúrgicas navideñas, cantamos el Gloria con solemnidad, para significar así la alegría que los cristianos tenemos porque ha nacido nuestro salvador, a semejanza de la alegría de los ángeles la noche de Navidad en Belén. 
El clima navideño también se hace bien patente con las canciones populares propias de Navidad, los villancicos, que nos hablan del nacimiento de Jesús, de la Virgen María, San José, de los ángeles, etc. y son un modo muy sencillo de adorar al niño Jesús.

Campanas y Tarjetas navideñas

Las campanas son un signo de anuncio y convocatoriaSimbolizan el respeto al llamado divino y evocan todo lo que está suspendido entre el cielo y la tierra y, por lo tanto, son el punto de comunicación entre ambos.
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Los christmas o tarjetas navideñas tienen su origen en Inglaterra, donde Sir Henry Cole, en 1843, encargó reproducir en una imprenta una escena navideña que fue pintada y dibujada por un amigo. 

Luego, escribió en las tarjetas unos breves deseos de felicidad y, después de firmarlas, las envió a sus familiares y amigos. 

Con las tarjetas navideñas, mostramos nuestro cariño y recuerdo a nuestros seres queridos con buenos deseos y felicidad.

Papá Noel

Papa Noel o Santa Claus, fue en realidad, San Nicolás, obispo de Mira en el siglo IV, en Licia antigua, al suroeste de Asia Menor, de la actual Turquía.
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Fueron colonizadores holandeses los que llevaron la devoción del santo a los Estados Unidos, donde, a mediados del siglo XIX, la imaginacion popular le transformó en un simpático viejecito, cambió sus originales vestiduras rojas de obispo por el traje y gorro rojos, le añadió la gran risa bonachona, la barba larga y blanca, el saco lleno de regalos y el trineo volador tirado por renos.

Su fama de nobleza y generosidad durante su vida, extendida de Europa a todo el mundo, le convirtió en el simpático personaje que regala juguetes, caramelos y cariño a todos los niños. 

¡FELIZ NAVIDAD!

viernes, 29 de noviembre de 2019

HOY TAMBIÉN NACES EN UNA GRUTA

“Habiendo nacido entonces el Niño en Belén, 
porque José no tenía en aquella aldea (kóme) donde alojarse, 
se alojó en una cierta gruta (spélaio) cercana a la aldea, 
y entonces, estando ellos allí, 
María dio a luz a Cristo 
y lo puso en un Pesebre, 
donde fue encontrado por los Magos provenientes de Arabia”.
(S. Justino de Nablús, 150 d.C.)

A principios del siglo I, Belén, Bet-Léjem, que en hebreo significa “casa del pan” (nombrada así por sus campos de trigo y cebada), era una aldea con poco más de mil habitantes que vivían de la agricultura y la ganadería. Fundamentalmente, rebaños de ovejas.

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En las afueras de Belén, existían cuevas naturales que los judíos aprovechaban como almacenes y establos para el ganado. 

La gruta en la que nació Jesús era una de ellas, ya que todos los alojamientos estaban completos debido al edicto de César Augusto, para que todos se empadronasen en sus lugares de origen: "Y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada." (Lucas 2, 7).

Hoy, dos mil años después, finalizando el mes de novie
mbre, muchas ciudades del mundo engalanan sus calles con millones de luces, belenes y artículos decorativos que anuncian la Navidad.

Sin emb
argo, este signo externo y artificial sólo trata de recordarnos que es el momento de las compras, del viernes negro del consumo, del mes de los regalos, de la lotería, de la celebración de opíparas cenas familiares y de comidas de empresa. Para muchos, esto es la Navidad.

Hoy, com
o hace dos mil años, Jesús, no tienes sitio donde nacer. Vienes a un mundo que no te espera, que te ha dado la espalda y que te niega un sitio donde reclinar la cabeza. 

Hoy, como hace dos mil años, Señor, naces en una gruta, alejado del ruido y del tumulto materialista, tan sólo en la presencia de los pobres de espíritu y los humildes de corazón. 

Hoy, como hace dos mil años, Cristo, naces en silencio y te haces presente en la Adoración Eucarística, haciendo que nuestras capillas de Adoración repartidas por el mundo, se conviertan en grutas luminosas y alegres. 

Aquí en la gruta del Santísimo, junto a los ángeles, queremos adorarte, alabarte y darte la bienvenida. 

Aquí en la gruta del Santísimo, junto a tu Madre, la Bienaventurada, queremos meditar tu llegada y guardarte en nuestros corazones.

Aquí en la gruta del Santísimo, junto a San José y el res
to de los Santos, queremos ser lámparas del Sagrario y darte gloria por los siglos de los siglos. 

Como pastores humildes, nos acercamos a tu gruta para ver tu rostro y tu divinidad.  Como magos fieles, nos acercamos a regalarte nuestras ofrendas. 

Aquí en la gruta del Santísimo, Jesús, Rey del Universo, el Hijo amado en quien el Padre se complace, queremos escucharte. No permitas que nos apartemos de ti. 

Aquí en la gruta del Santísimo, Jesús, nos presentamos ante tu poderosa presencia, para que nazcas cada día en nuestros corazones, sabiendo que nos llamas y que nos amas tal como somos.
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Aquí en la gruta del Santísimo, nos postramos ante tu magnánima persona para decirte que nos basta con saber que estás aquí, encerrado en una urna de cristal.

Y aunque tardes un poco en regresar, haz que no nos cansemos de esperar.

Nos basta con saber que estás aquí, aunque no se te oiga respirar y ni siquiera el corazón latir, nos basta con tu nombre pronunciar.

Nos basta con saber que estás aquí, preparándonos una eternidad, aunque tengamos antes que morir, para poder después resucitar.

Nos basta con saber que estás en nosotros y que nada nos puede separar, ni la angustia, ni el hambre, ni el sufrir, ni el peligro, la espada o la precariedad.

Nos basta con saber que estás aquí y que eres el principio y el final, que te obedece el tiempo y el sol sale para Ti, que das orden al viento y deja de soplar.

Nos basta con saber que estás aquí y que pronto nos hemos de encontrar, que nuestra travesía tiene un fin y Tú estás esperando en la orilla del mar.

Nos basta con poder decir que sí, y darte nuestro permiso para entrar, que tu palabra se haga carne en nosotros y que se cumpla así en todo Tu voluntad.

Nos basta si al morir podemos decir que todo se ha cumplido y exhalar el último suspiro inclinándonos hacia Ti para rendir nuestro espíritu y luego volar.

Nos basta porque sabemos que si te basta a Ti, nos bastará aquel día poder escuchar que pronuncias nuestro nombre para bendecir y olvidas todo lo que pudimos hacer de mal.

Sólo Tú, nos bastas... 

domingo, 1 de enero de 2017

EL NACIMIENTO DE JESÚS PUSO AL MUNDO PATAS ARRIBA

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El Evangelio de San Lucas nos muestra las características asombrosas e inauditas del plan salvífico de Dios para la humanidad, a través del nacimiento de Jesús.

Jesús nació en una aldea extraña simbolizando 
que Él no es de este mundo. Nació en un pesebre (en una cuadra) sucio y maloliente simbolizando que quiso hacerse sitio en el corazón humano. Nació en el seno de una familia pobre y humilde, rodeado de personas "non gratas" para el pueblo judío que simboliza a quienes primero Dios dirige su mirada misericordiosa.

Esto debe hacernos discernir y pensar en el cambio de valores que hay en la figura de Jesucristo y en su mensaje. Ya desde su nacimiento Cristo no pertenece a ese ambiente, que según el mundo es importante y poderoso. Y, sin embargo, precisamente este hombre irrelevante y sin poder se revela como el realmente Poderoso, como aquel de quien a fin de cuentas todo depende.

Un ángel es quien anuncia al mundo la llegada de Dios y lo hace a través de unos pastores. Según el evangelista "en torno al ángel apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres en quien él se complace”.

Lucas nos dice que los ángeles "hablan", aunque evidentemente, el habla de los ángeles es un cantar, en el que se hace presente de modo palpable todo el esplendor de la gran alegría que ellos anuncian.

Dios, que siempre hace todo nuevo, asombroso y completamente diferente al pensamiento humano, vendría al mundo de una forma que la mentalidad de la época (incluso la de hoy), no entendería. Y es que Dios envió a Jesucristo para poner el mundo patas arriba a través de:

Una virgen

Lucas nos da una versión más detallada de la historia del nacimiento de Jesús que los otros evangelios. 

Sabemos que María era una muchacha humilde y desconocida, que vivía en una zona menos conocida de Israel (Nazaret), cuando el Ángel del Señor le comunicó la noticia de que todo un Dios iba a ser concebido dentro de ella, de que lo imposible para el hombre no lo es para Dios y a pesar de ser virgen concebiría un hijo.

Lucas nos dice que el ángel vino a una “virgen”, no a otro tipo de mujer, sino a una mujer sexualmente pura. No es casualidad que en el mismo texto se repite dos veces la palabra “virgen” para describir la clase de persona que fue escogida por Dios para su propósito eterno. Esto significó que Dios envió al que es hoy nuestro Salvador a través del vientre de una mujer virgen para que tuviera un cuerpo humano, pero no nuestra naturaleza, en lo que respecta al pecado. A través de la concepción virginal, Dios le dio un cuerpo y su propia naturaleza humana a su Hijo. 


No sólo se trata de un hecho milagroso, sino que la idea de que una niña tan pobre jugara un papel tan importante en la llegada de Dios a la Tierra, para convertirse en la madre del Mesías es inaudita y sorprendente para la mentalidad judía, puesto que el centro de la vida de Israel era Jerusalén, y dentro de la ciudad, el Templo, morada santa de Dios.

Es pues algo inconcebible para una mente judía pensar que Dios enviaría al Mesías, a Cristo a la tierra en el seno de una familia pobre y que nacería en una cueva sucia y maloliente, en lugar de en Jerusalén...

La Virgen María representa el modelo más adecuado, bello y puro para que el Dios del Universo venga al mundo. 

Unos pastores

Fijémonos también en los pastores, a quienes se les aparecen ángeles que les comunican, en primer lugar, la gran noticia del nacimiento de Jesús. ¿Por qué a los pastores en primer lugar? ¿No le correspondería tal derecho al Sumo sacerdote de Jerusalén?

Habitualmente, tenemos una imagen de los pastores dulce y pura pero la realidad era que, para el pueblo judío y sus dirigentes religiosos, los pastores eran personas de la más baja condición social, sucios, despreciados y considerados impuros, al vivir entre animales y muy alejados del Templo Santo de Dios. Algo que en el pueblo de Israel era de suma importancia. 


Una vez más, vemos como Dios en su infinita sabiduría hace realidad su sentencia de "que los últimos serán los primeros", sacando a la gente del escalafón social más bajo y colocándola en los puestos de vanguardia, en la historia más increíble que el mundo haya visto y oído.

Los pastores son los primeros en recibir la gran noticia porque "están en vela", tienen una fe sólida que les mueve a salir corriendo hacia donde les ha nacido el Salvador.

Estos hechos constituyen la coherencia de la posterior conducta de Jesús: incluso durante sus primeros momentos en la tierra, Jesús eligió a los marginados, a los pobres y a los humildes para que fueran los protagonistas de su historia. 

Los pastores representan a las almas sencillas, los pobres, los predilectos del amor de Dios.

Una cueva

El Reino de Dios fue revelado en un pueblo de orden secundario, Belén; nuestro Salvador vino al mundo a una cuadra (establo) mugrienta, sucia, fría y maloliente; y el Dios del Universo se abajó a nuestra impureza e indignidad, al nacer entre animales y porquería.



En el Antiguo Testamento, el profeta Isaías ya habló sobre el buey y el asno que están junto a Jesús en su nacimiento: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo" (Isaías 1, 3).

Jesús no sólo vino a un sitio recóndito, un lugar sucio, entre los pobres y los indignos, entre animales, sino que además lo hizo en la oscuridad de la noche, sin hacer ruido y sin que lo supiera demasiada gente

¿No es paradójico? Dios, en su infinito amor misericordioso viene al hombre despojándose de su poder, gloria y estatus, y se hace impuro, pobre y humilde para acercarse a nosotros. Y lo hace sin alardes.

La cueva (portal, cuadra, establo) representa la indignidad del corazón humano ante los ojos de Dios. Y aún así, Él quiere habitar en ella.

Y es que Jesús vino a la tierra para traer salvación cambiando los roles, redefiniendo los méritos y invirtiendo la importancia de la pirámide social y poniendo la mentalidad del hombre al revés.


Una estrella

Benedicto XVI, en su libro "La infancia de Jesús"explica que entre los años 7-6 a. C., se considera el momento verosímil del nacimiento de Jesús.

Resultado de imagen de supernova de belenDurante ese período, se produjo una conjunción de los planetas Júpiter, Saturno y Marte en el signo zodiacal de Piscis. Según el astrónomo Johannes Kepler, a ese fenómeno, reflejado también en "tablas cronológicas chinas" se añadió la aparición de una supernova creando un acontecimiento astronómico muy singular.

El Papa emérito también señala que la paradoja de que Jesús haya nacido seis años antes de la "era cristiana" se debe a un error de cálculo del monje Dionisio el Pequeño, quien hizo en el siglo VI la conversión del calendario basado en la coronación del emperador Diocleciano a uno nuevo centrado en el nacimiento de Jesucristo.

Unos Magos


La tradición ha ido enriqueciendo la figura de los Reyes Magos. En un principio, y según relata el Evangelio de Mateo, las personas que iban a adorar a Jesús eran Magos de Oriente.

Sin embargo, en el Salmo 72 y en el Libro del profeta Isaías en el Antiguo Testamento se menciona "a unos reyes que venían de Oriente y le traían regalos".

Los hombres de los que habla Mateo no eran únicamente astrónomos. Eran sabios persas que, aunque no pertenecían a la clase sacerdotal, tenían sin embargo, un conocimiento religioso y filosófico muy desarrollado.

Según Benedicto XVI, estos hombres representaban "el dinamismo inherente a las religiones de ir más allá de sí mismas; un dinamismo que es la búsqueda del verdadero Dios". 

Los Reyes Magos representan a los buscadores de la verdad propios de todos los tiempos.


Unos regalos


El Papa emérito Benedicto XVI en su libro sobre Jesús explica que "ante el niño regio, los Magos adoptan la proskýnesis, es decir, se postran ante él"

De ahí se explica que los regalos que ofrecen los Magos no son dones prácticos, que en aquel momento tal vez hubieran sido útiles para la Sagrada Familia.

Los regalos representan un reconocimiento de la dignidad regia de aquel a quien se ofrecen:
  • el oro hace referencia a la realeza de Jesús.
  • el incienso hace referencia a su dignidad de Hijo de Dios. 
  • la mirra hace referencia al misterio de su Pasión.