¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 7 de febrero de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA MADURAR ESPIRITUALMENTE?

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Como cristianos, estamos llamados a crecer, a madurar. Comenzamos nuestro camino espiritual como niños en la fe pero necesitamos crecer y desarrollarnos como adultos. 

La Palabra de Dios, en el Nuevo Testamento, insiste en que todos debemos hacer esta transición de la leche a la carne, de la mesa de los niños al banquete de los adultos. Y sin embargo, aunque somos conscientes de que debemos pasar por este proceso de maduración, muchos de nosotros somos propensos a medir la madurez equivocadamente. 

Cuando Pablo escribe a Timoteo, le habla de la naturaleza y el propósito de la Palabra de Dios diciéndole: "Toda la Escritura divinamente inspirada es útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, dispuesto a hacer siempre el bien."(2 Timoteo 3, 16-17). 

Pablo insinúa que Timoteo (y por extensión, todos nosotros) está incompleto, inacabado e inmaduro, y que necesita la Escritura para alcanzar la madurez espiritual. 

La Biblia es el medio que Dios usa para completarnos, para terminarnos, para llevarnos a la madurez.

¿Qué significa ser un cristiano maduro? 

Tendemos a pensar que los cristianos maduros son los que conocen muchos hechos acerca de la Biblia, o los que se saben de memoria la teología y la liturgia, la historia de los Santos, etc.

Pero fijémonos en lo que Pablo dice: "a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, dispuesto a hacer siempre el bien". Pablo no dice: "Para que el hombre de Dios sea perfecto, debe conocer todos los libros de la Biblia", o "memorizar y explicar cada una de las epístolas de Pablo". Ese no es el énfasis de Pablo, puesto que conocer la Biblia puede ser un signo de madurez, pero también puede ser una máscara que cubra la inmadurez.

Resultado de imagen de buenas obrasCuando Pablo habla acerca de la perfección y la madurez, señala acciones, hechos, "buenas obras". La Palabra de Dios crea y, por sí sola, tiene el poder de hacernos madurar, y cuando la leemos, la entendemos y la aplicamos en nuestra vida, de forma natural, crecemos en la fe.

Esa madurez se muestra en las buenas obras que hacemos más que en el conocimiento que proclamamos. Y esto es exactamente lo que Dios quiere para nosotros, que seamos maduros y hacedores de bien a los demás, deleitándonos en ello. Este énfasis en las buenas acciones es un tema significativo en el Nuevo Testamento (ver Efesios 2,10, Tito 2,14) y es la misma razón por la que Dios vino a la humanidad.

Esto significa que la madurez espiritual se muestra mejor en los actos que en las palabras. Significa que sólo con conocimiento no basta: podemos conocer la teología, la liturgia, el catecismo, la vida de los Santos y de la Iglesia entera, y seguir siendo desesperadamente inmaduros. 

Resultado de imagen de madurez espiritual cristianaPermaneceremos inmaduros si el conocimiento acumulado no nos motiva a hacer el bien a los demás. Los cristianos maduros son los que glorifican a Dios haciendo el bien para y a los demás, exteriorizando su conocimiento en buenas obras.

Por supuesto, que cuanto más conocimiento teológico y bíblico adquirimos, más nos enseña, reprueba, corrige y entrena, y de esa manera damos forma a nuestros actos. Por eso, un mayor conocimiento de Dios debe conducirnos a un mayor y mejor servicio a los demás.

El conocimiento de Dios y de su Propósito es bueno. Pero el conocimiento de Dios y de su Propósito que nos mueve a hacer lo que beneficia a otros, y a hacerlo con amor, es lo que glorifica a Dios.

sábado, 22 de agosto de 2015

ORGANIZANDO LÍO A GRAN ESCALA



“Hagan lío y organícenlo bien.
Un lío que nos dé un corazón libre,
un lío que nos dé solidaridad,
un lío que nos dé esperanza,
un lío que nazca de haber conocido a Jesús
y de saber que Dios a quien conocí es mi fortaleza.
Ese es, debe ser, el lío que hagan”.

Papa Francisco

El “hagan lío” de Francisco supone primero de todo,  abrir las puertas de las iglesias de par en par. Es una interpelación de doble sentido: para que la humanidad dolorida entre y encuentre refugio en la casa de Dios pero también para que desde adentro salgamos y llevemos al mundo, a todos, el tesoro que custodia.

Francisco pide que una vez abiertas las puertas,  la Iglesia ¨se implique y salga a la calle¨, es decir, que ¨salga de la mundanidad, la instalación, la comodidad y el clericalismo¨.

Nos llama a vivir el Evangelio “a fondo”. Se trata de un "problema de ejercicio". "Lo que nos está faltando es el ejercicio espiritual. La teoría la sabemos, pero el ejercicio hay que ponerlo en práctica".

La iglesia se ha acomodado, ha engordado, ha dejado de hacer ejercicio y eso no es sano. La Iglesia ha olvidado su identidad misionera y su DNI (desarrollo natural de la iglesia) se ha perdido. La Iglesia está “hecha un lío” pero no “hace lío”.

Explicar la esencia del cristiano es fácil, lo difícil es practicarlo, porque se trata de "vivir la caridad profundamente" y de ponerla en práctica “con signos evidentes”: caridad al prójimo, amor al prójimo como a uno mismo, y la pregunta es si este mundo que ya se ama demasiado así mismo… es capaz de amar también al prójimo.
  
El Papa quiere “liarnos” y que nosotros “liemos” al mundo para cambiar el “humanismo financiero” que suicida a la humanidad, el gran culto al dinero, que excluye al hombre (joven y anciano) y lo aleja de Dios.

“Liarse” es comprometerse, implicarse, responsabilizarse, movilizarse, obligarse, arriesgarse, atreverse, aventurarse, exponerse, animarse, lanzarse, encargarse, alistarse, concienciarse, moverse, exigirse, activarse…

“Liar” es hacer participar, intervenir, responder, asumir,  emprender, colaborar, cooperar, concurrir, ayudar, intervenir, contribuir, participar, terciar, mediar, influir, actuar, ejecutar, ejercer, elaborar, proceder, intervenir, trabajar…

¿Estás orgulloso de llevar en tu cuello una cruz, signo de tu pertenencia a Jesús?, ¿o lo escondes para no hacer lío, o prefieres exhibir una piedra, un signo del horóscopo o la letra de tu ego? ¿Hablas de tu Salvador a los que te rodean? ¿o lo escondes para ti solito por miedo, pudor o simple egoísmo? ¿Actúas como Cristo, escandalizando con amor a los demás? ¿o sigues la corriente y te dejas arrastrar como las medusas?


Necesitamos mostrar signos visibles de nuestra fe, y el signo que exhibimos manifiesta lo que es importante para nosotros, que no somos indiferentes a Dios, y nos  recuerda que somos cristianos, que somos de Cristo.


 “No tengamos miedo de hablar de Dios 
ni de mostrar los signos de la fe con la frente muy alta.”
Papa Juan Pablo II