¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 24 de octubre de 2016

ESPARTANOS DE CRISTO




Desde pequeño, un guerrero espartano aprendía a no retirarse nunca, a no rendirse nunca. Aprendía que, morir en el campo de batalla sirviendo a su patria, era lo más glorioso que podría conseguir en su vida.


Desde pequeño, un espartano debía ser probado, separado de sus padres y arrojado al mundo salvaje. 

Debía medir su ingenio y su voluntad contra la furia de la naturaleza. Esa era su iniciación. Su tiempo en la tierra salvaje. 

Debía enfrentarse a la maldad sin más armas que su valor. Y si conseguía derrotarla, se habría ganado un sitio en su pueblo. Regresaría con su gente como un espartano o no regresaría.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero ahora, como en Esparta, una bestia se acerca. Una bestia avanza abriéndose paso por toda la tierra.

Una bestia compuesta de un ejército de seres espirituales. Ángeles caídos y expulsados del trono de Dios por su orgullo. 


Una hueste de esclavos, inmensa, más allá de la imaginación... está preparada para devorar al pequeño pueblo espartano de Dios.

Paciente y segura, saboreando la comida que llega. Esperando a quien devorar ( Pedro 5, 8). Lista para extinguir la única esperanza del mundo.

El Rey de reyes, Jesucristo y sus soldados cristianos se encaminan a una pelea a muerte contra el "Rey-Dios" del mundo, Satanás y sus miríadas de ángeles. 

El universo sabrá que hombres libres (Juan 8,31-38) resistieron contra un tirano. Que unos pocos resistieron contra muchos. 

Y antes de que esta batalla comience, saben que su victoria está asegurada, porque su Rey, que dio la vida como un esclavo en cruz por todos, ha vencido a la muerte y ha resucitado.

Esa es la verdadera fuerza del cristiano. Como la del espartano, es el Guerrero que está a su lado (Cristo). La fuerza de la fe basada en que Jesucristo ha resucitado. Una fe que sólo es posible vivir en comunidad (Iglesia).

Oleada tras oleada, cada ataque del mal se estrella contra los escudos cristianos (la fe). 

Las pérdidas de Satanás son tan grandes, sus huestes están tan desmoralizadas... que no tendrá más alternativa que abandonar su campaña, para finalmente, ser arrojado al abismo y destruido.

El Rey-Dios del mundo ha dejado traslucir sus defectos fatales: su orgullo, su arrogancia, su vanidad. Fácil de provocar. Fácil de vencer. 

Antes de que las heridas y la fatiga hicieran mella en los soldados de Cristo, el encolerizado rey nos arroja lo mejor que tiene: toda su maldad, todo su odio. 

Ha mordido el anzuelo. No puede vencer. Contra el mal, el bien. Contra el odio, el amor (1 Pedro 3, 9;  Romanos 12, 17; 1 Tesalonicenses 5, 15)

Agruparos. Vivir en comunidad. No os retiréis. No os rindáis (esperanza). (1 Corintios 1, 10).

Amaos los unos a los otros: esa es la ley de Cristo (Juan 13, 34).

Y por la ley de Cristo Resucitado, se quedarán y pelearán. Y darán la vida por Él y por los demás, para resucitar a un nuevo reino. (Juan 15,13).

Un nuevo Reino de plenitud y libertad. ¡Y todos sabrán que unos pocos cristianos dieron su último aliento para defenderlo! ¡Están listos para la batalla!

Los cristianos son expertos en la pelea cuerpo a cuerpo (Efesios 6, 10-18). 

No solo por su preparación especial (sacramentos), sino por su configuración de falange en la lucha (configurados en Cristo), que consiste en pelear hombro con hombro (fe firme y comunitaria), uniendo los escudos en formaciones de ocho hombres en filas de cuatro. 

Sus escudos son grandes y entre las dos líneas forman una barrera impenetrable. 

Sus corazas (justicia) y sus cascos (salvación) resisten los envites de las hordas enemigas. 

Sus lomos (verdad)robustos ceñidos. 

Sus brazos (oración)fuertes y unidos .

Las lanzas cristianas (la Palabra de Dios), pesadas y muy potentes, pasan por encima de la primera línea de la falange y atraviesan como mantequilla las débiles corazas enemigas. 

Han pasado muchos años desde el lobo (Su pasión) y el frío invierno (Su muerte). 

Y ahora, como en ese entonces, no es miedo lo que les invade. Sólo fe. Una percepción aumentada de las cosas: ¡¡¡JESUCRISTO HA RESUCITADO!!!! 


La brisa marina (Espíritu Santo) besa frescamente el sudor de sus pechos y sus cuellos. El graznido (maldad) de las gaviotas, quejándose, mientras devoran los miles de hombres que se dejan engañar por el “Jerjes” del mundo (Diablo). La firme respiración de los 300 a su espalda. Dispuestos a morir por Dios, sin un momento de pausa. Cada uno de ellos, preparado para morir. 

Sus yelmos son sofocantes. Limitan su visión. Y necesitaban ver lejos. Sus escudos son pesados. Les hacen perder el equilibrio. Y su objetivo está lejos.

Los ancianos dicen que los cristianos descienden del nuevo Adán. El nuevo Adán da testimonio de su linaje. Su rugido es largo y fuerte. 

Su poder, sin límite. Hombres nuevos y configurados en Él.

Mi reina. Mi señora, llena de Gracia. Protégenos. Recuérdanos por quién vivimos y por quién morimos. No deseamos tributos ni cantos. Ni monumentos, ni poemas de guerra y valor. Nuestro deseo es simple y humilde, como Tú. Recuérdanos cuál es Su promesa. Esa es nuestra esperanza.

El enemigo nos excede en número. Buenas posibilidades para cualquier cristiano. 

Este día, Cristo, nuestro Rey, salvará al mundo de las tinieblas, de la tiranía del “odio” y nos conducirá a un futuro más brillante que cualquier cosa que podamos imaginar. 

Demos gracias, valientes soldados de Cristo, a nuestro Dios Soberano. ¡Hasta la victoria!

Cristianos, desayunad poco porque esta noche cenaremos en el cielo!!! 

Cristianos, ¿cuál es vuestro oficio? AU, AU, AU




jueves, 20 de octubre de 2016

¿QUÉ NECESITA MI PARROQUIA DE MI?

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Hoy hablaremos acerca de cómo cualquiera de nosotros, como cristianos, podemos hacer para que nuestra parroquia mejore y sea más fuerte. 

Algunas de las cosas que se me ocurren sobre lo que mi parroquia necesita de mi es:

Que sea Humilde

No hay cualidad más importante que la humildad. Sin embargo, no es una característica innata para ninguno de nosotros, pero podemos aprender a cultivarla.

La humildad no es un sentimiento ni una actitud, es una acción

Si quiero aprender ser humilde, necesito hacer todo con sumisión y docilidad. 

Resultado de imagen de humildePero ¿cómo?:

Relacionándome con cristianos maduros que sean ejemplo de humildad y pasando tiempo con ellos. Aprendiendo de ellos e imitándoles.

Ofreciéndome voluntario para las tareas más humildes o las que nadie quiere realizar. Encontrar la alegría en hacer los trabajos más humildes y hacerlos cuando y donde sólo Dios los vea.

No buscando reconocimiento público cuando sirvo, sino contentarme con permanecer en un segundo plano.  

Llegando a conocer íntimamente a Jesús para así, imitarle. Fue Jesús quien dijo: "El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Mateo 23,12). Él se humilló hasta lo más bajo (la cruz) y fue exaltado hasta lo más alto (la gloria).
Que me comprometa

Toda parroquia tiene entre sus bancos personas que se comprometen poco o nada. La mía, también. Son personas que sólo van a la iglesia cuando les conviene y que ponen cualquier excusa para evitar comprometerse con ella. 

Toda parroquia necesita personas comprometidas para su natural desarrollo, salud y crecimiento. La mía, también.

Es preciso que me comprometa con mi parroquia por dos razones importantes:
  • porque necesito a mi parroquia. Dios me hizo parte de su iglesia para mi salud y mi bienestar. No puedo vivir mi fe por mi cuenta porque no soy lo suficientemente fuerte, ni lo suficientemente inteligente, ni lo suficientemente maduro, ni lo suficientemente piadoso. Sin la gracia, que a través de la iglesia recibo, no puedo. Y sin el apoyo de mis hermanos y hermanas, tampoco. 
  • porque mi parroquia me necesita. Dios me hizo parte de su iglesia para buscar el bienestar de los demás. 1 Pedro 4 dice: "A medida que cada uno ha recibido un regalo, lo utilizan para servir a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios." Dios quiere que yo sea un regalo para su iglesia, y los regalos entregárselos a otras personas. Comprometerme con mi parroquia es una expresión de generosidad hacia los demás.
Que le dedique a Dios, al menos, un día 

¿Por qué no dejo de lado todo un día a la semana, y se lo dedico al Señor de una manera especial? 

El domingo cambia completamente cuando le doy todo el día al Señor y a su Iglesia. 

Cuando dejo atrás todas las preocupaciones de la vida, e incluso muchos de sus placeres, (aperitivo, fútbol, etc.) y lo dedico entero a la Adoración, a la Eucaristía, a escuchar su Palabra, a la comunión y al servicio a los demás, soy infinitamente más feliz.

Que viva como un auténtico cristiano 

Es muy fácil ser cristiano los domingos en misa, pero después vuelvo a casa y... ¿me olvido? 

Al día siguiente, voy a trabajar, estoy rodeado de personas que no son cristianos, o que, posiblemente, actúen mal, y ¿me enredo en mis propios pensamientos o deseos? 

Mi parroquia necesita que yo viva como un cristiano durante toda la semana o estaré dando mal ejemplo de ella.
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Cada uno de nosotros nos enfrentamos a diferentes desafíos y tentaciones, pero una clave para vivir como un verdadero cristiano durante toda la semana es acudir siempre que pueda a la Eucaristía, pasar tiempo en la parroquia y, sobre todo, estar en oración todos los días

Es importante hacer de ello una prioridad; no importa lo ocupado que esté o que diga que no me da la vida. 

Debo hacerlo, sin importar lo mal que lo haga o lo poco que me apetezca hacerlo. Orar todos los días, no sólo por y para mí, sino por y para mi parroquia. 

Que ame a gente distinta a mí

Las parroquias son comunidades heterogéneas, formadas por personas muy distintas, a las que no debo ni juzgar ni pretender recibir de ellas, porque sólo Dios nos juzga y nos da. 

Así que, lo que tengo que hacer es aprender a vivir con ellas y aprender a amarlas, incluso aunque sean muy diferentes a mí. "Porque así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, y los miembros no todos tienen la misma función, así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros." 

Si mi parroquia está dividida de manera que los adultos, o los jóvenes, o los solteros, o los separados, o los mayores... sólo se reúnen entre ellos... ¿qué evangelio estoy proclamando? ¿Un mensaje que no va dirigido a amarles, aunque sean diferentes?

De ninguna manera. Debo comprometerme a conocer a personas aunque no me gusten. De hecho, puedo decir que algunos de mis mejores y más cercanos hermanos en la fe, son personas muy diferentes a mí.

Que sea generoso

Hay pocas cosas que revelan un corazón generoso mejor que la forma en que la administro mi dinero. El dinero tiene una manera asombrosa de mostrar en lo que realmente creo y lo que realmente valoro. 
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No importa cuál sea mi profesión ni mi status social o económico para saber que debo ser generoso con mi dinero

La Palabra de Dios dice: "Que cada uno dé lo que le dicte la conciencia; no de mala gana o por compromiso, pues Dios ama a quien da con alegría." (2 Corintios 9,7)

Debo dar, y hacerlo con alegría por dos razones:
  • porque no es mi dinero. El dinero pertenece a Dios, Él sólo me lo da para gestionarlo, para administrarlo bien y siempre para su gloria.
  • porque tengo que darle al Señor en primer lugar. Conozco a personas que dicen que no pueden aportar a la iglesia, y sin embargo, tienen el último Iphone o un coche de alta gama. Debo aprender a dar lo primero y lo mejor para el Señor. 
Que sea un miembro valioso de la parroquia

Debo hacerme un miembro de valor incalculable para mi parroquia, y debo hacerlo por servicio y amor a los demás. 

¿Lo soy? ¿La gente de mi parroquia me valora por todo lo bueno que hago por otros?

Es necesario que encuentre el lugar donde poder servir a Dios en mi parroquia, y servir sin falta, sin excusa, sin necesidad de alabanza o de elogios. 

Y hacerlo por el bien de los demás y por la gloria de Dios.







domingo, 9 de octubre de 2016

UN SACERDOTE NO ES UNA "CELEBRITY" NI UN SÚPER HÉROE

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"Porque todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres 
y está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios 
para ofrecer dones y sacrificios por los pecados;
y puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados, 
por estar también él envuelto en flaqueza.
Y a causa de esa misma flaqueza debe ofrecer
 por los pecados propios igual que por los del pueblo".
(Hb 5, 1-3)

La Biblia dice que, antes que nada, el sacerdote es un hombre. Un hombre que siente, que llora, que tropieza, que ríe. Un hombre con su historia personal, con sus dones y carismas, con sus capacidades y limitaciones, con sus  “afectos y defectos”. 

Un hombre que decidió decir “Sí” a la llamada del Señor, que decidió “dejar todas las cosas” para seguir a Jesús, ocupándose de sus hermanos “a tiempo completo”. Un hombre configurado con Cristo, Cabeza de la Iglesia, Pueblo de Dios, en cuyo nombre actúa: es “otro Cristo”.

Esta realidad sobrenatural reclama, en el sacerdote, un “nuevo estilo de vida” (Mt 11, 28-29). El sacerdote está comprometido, de una manera especial, en buscar la perfección moral y la santidad.

Sin embargo, una tentación habitual en las parroquias suele ser elevar al sacerdote como si fuera un súper-héroe, una celebridad o un director general de una empresa, creando una cultura de encumbramiento del sacerdote.

Cuidado. La tendencia de muchas personas les lleva a idolatrar al sacerdote, haciéndose un flaco favor así mismas y a él. Querer a un sacerdote es comprensible, adorarle, no. 

La actitud que debemos adoptar con los sacerdotes debe alejarse del halago y de la adulación continuados. Cristo nos enseñó la actitud correcta cuando les dijo a sus discípulos que había venido a servir y no a ser servido.

Aún así, nuestros sacerdotes no son súper-héroes ni deben ni pueden serlo, porque "también están envueltos en flaqueza". Aunque, a veces, lo parezca por todo lo que "tienen encima"

Mientras que un director general o una celebridad son encumbrados deliberadamente en una empresa o en la sociedad, un sacerdote debe humillarse deliberadamente en su parroquia o comunidad. 

Ningún sacerdote es más importante para Dios que cualquier otra persona 
Existe un aura de importancia en este tipo de sacerdotes famosos que, en muchos casos, les hace nada accesibles. Dios les ha dotado de alma de líderes pero no son más importantes que cualquier otra persona en la iglesia. Su labor, sí.

Ningún sacerdote es infalible
No importa cuán capacitado sea el sacerdote para comprobar que también puede equivocarse y cometer errores.

Esta idea de que una sola persona está capacitada para evaluar todo lo que pasa en la iglesia es bastante errónea. Es necesario aprender a delegar y diferir asuntos a personas más capacitadas, según qué temas.

La idea de "celebridad" es contraria al papel de un sacerdote
Una celebridad es encumbrada deliberadamente en la sociedad, a veces, casi hasta el punto de darle culto. Un sacerdote debe humillarse para modelarse en la misma actitud de Jesús. Jesús fue a la cruz y murió por toda la humanidad. Se humilló hasta lo sumo. No vino para ser famoso sino para servir.
Pablo les dice a los corintios que la sabiduría de Dios es "locura para el mundo". Se puede poner en práctica todos los principios empresariales del mundo que desee en la dirección de la iglesia, pero muchos de esos principios han sido diseñados para progresar en el mundo, y a los individuos se les permite construir tanto poder terrenal como poder económico. Pero Jesús no atesoró ni riqueza ni poder terrenal.

Nuestras iglesias necesitan un cambio cultural: una transformación que, en lugar de elevar a los sacerdotes en un pedestal, éstos sirvan y se humillen delante del personal a su cargo, de la comunidad y, sobre todo, delante de Dios. Igual que hizo Jesucristo.

Eso sí, recemos por nuestros sacerdotes continuamente. Y para que surjan vocaciones.

miércoles, 5 de octubre de 2016

"MAS ALLÁ DE MIS MIEDOS": EL SÍ DE UN CRISTIANO


"Mas allá, de mis miedos, mas allá de mi inseguridad, 
Quiero darte mi respuesta 
Aquí estoy para hacer tu voluntad 
Para que mi amor sea decirte si, hasta el final"


Algunas personas, por naturaleza, tienden a estar tristes porque para ellas, la alegría es un desafío permanente. Cuando sufren, no son capaces de encontrar las alegrías específicas que Dios tiene para cada circunstancia ni tampoco que nuestro enemigo nos odia y trata de robarnos hasta la última gota de alegría que puede.

Pero hay cristianos que viven con un pie en ambos mundos mientras buscan la felicidad. Tienen un ojo en el cielo y en la tierra. Dicen estar con Cristo para hallar la plenitud, pero por otro lado, siguen tratando de encontrar la seguridad, la satisfacción, el placer o el cumplimiento de este mundo. Y no son felices. No pueden serlo

La única manera de obtener la felicidad, es decir, la plenitud, es dar un completo "Sí" a Dios. Lo que significa decir "No" al mundo.

Hoy, comparto mi alegría: a mis 50 años, me confirmo en la fe de Cristo. Doy mi "Sí", hasta el final. Digo "no" al mundo. No es mérito mío, sino de Dios. Es mi Padre quien me brinda la oportunidad de servirle y de hacer su voluntad.

Nuestro Sí

Es importante para todos los cristianos estar convencido de que Dios es bueno. Y lo que es más, sólo Dios es bueno.

Si no estamos absolutamente convencidos de que sólo Dios es bueno, no seremos capaces de decir "No" a otros dioses que prometen alegría, pero que ofrecen tristeza. Ni siquiera debemos imaginar que hay un poco de bueno lejos de Dios y de su voluntad. Ni una pizca.

Los Salmos nos conducen hacia esta gran verdad:


"Guárdame, oh Dios, pues me refugio en ti. Yo le he dicho: "Tú eres mi Señor, no hay dicha para mí fuera de ti.". (Salmo 16, 2)

"¿A quién tengo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada más quiero en la tierra." (Salmo 73, 25)

"¡A ti clamo, Señor, a ti te digo: "Tú eres mi esperanza, mi parte en la tierra de los que viven!." (Salmo 142, 6)

En el Nuevo Testamento, Santiago escribe:

"Hermanos muy queridos, no se equivoquen:son las cosas buenas y los dones perfectos los que proceden de lo alto y descienden del Padre que es luz; allí no retornan las noches ni pasan las sombras." (Santiago 1, 16-17)

Cada granito de bien en este mundo viene de Dios. Nada puede ser bueno a menos que venga de Dios. La fe es un don gratuito de Dios. Un cristiano alegre cree esta verdad y edifica su vida sobre ella y agradece a Dios este regalo.

Dios es bueno. Sólo Dios es bueno. Y todo lo bueno viene de Dios. Y lo mejor de todo, Dios se nos da a sí mismo. Y Él es nuestra alegría, el deleite indeciblemente y el gozo glorioso de nuestro corazón: "Me enseñarás la senda de la vida, gozos y plenitud en tu presencia, delicias para siempre a tu derecha". (Salmo 16,11)

Nuestro No

Satanás nos tienta a pensar que podemos encontrar algo bueno y satisfactorio fuera de Dios. 

Pero debemos decir un fuerte y rotundo "no" a todo lo que promete el bien sin Dios. Este gran "No" está en el corazón de la fe cristiana.

La esencia del mal siempre busca fuera de Dios y de su voluntad. 

Así es como fue engañada nuestra madre Eva: "A la mujer le gustó ese árbol que atraía la vista y que era tan excelente para alcanzar el conocimiento. Tomó de su fruto y se lo comió y le dio también a su marido que andaba con ella, quien también lo comió.". (Génesis 3, 6)

Tropezamos de la misma manera que lo hizo Eva. Cuando buscamos en nuestra vida, parece que tratemos de conseguir algo bueno fuera de Dios y de sus caminos. Anhelamos el placer, el dinero, la seguridad, la fama, la satisfacción, la justicia, la comodidad, etc, pero tratamos de conseguirlo sin Dios.

Y esto es idolatría. Buscamos siempre fuera de Dios, idolatramos cosas (dioses) para satisfacer nuestras necesidades y deseos. Estos dioses prometen alegría, pero que nos llevan a la miseria. Corremos tras otros dioses para encontrar la alegría, pero no la encontramos.

Así que elige hoy a quién vas a servir. No se puede servir a dos amos: "Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero". (Mateo 6, 24)

Mira a Dios y haz su voluntad y obtendrás muchos regalos en tu vida. Espera en Dios, y no corras detrás de otros dioses. Dios es el camino a la alegría. Dios es el camino a la vida plena.

Os dejo con una de mis canciones favoritas, "En mi Getsemaní":



martes, 4 de octubre de 2016

¿DEBE UN CRISTIANO TOMARSE LA JUSTICIA POR SU CUENTA?



"No devolver a nadie mal por mal...
no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos,
 antes bien, vence al mal con el bien"
(Romanos 12, 17-21)

La cuestión no es si un cristiano puede o debe usar la fuerza en legítima defensa, en la defensa de su familia, de sus amigos o de sus hermanos en la fe. 

La cuestión es que adopte su enfoque, su conducta y su actitud desde el corazón de la vida cristiana: la Palabra de Dios.

A través San Pablo

Cristo nos llama a sus seguidores a no vengarnos, a no dejar lugar a la ira y devolver bien por mal

Nuestro Creador nos revela el valor supremo de su Hijo y su salvación, en la gracia especial de un pueblo cristiano que se confía a su cuidado, aunque sufra injustamente. 

"No devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres: en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres;no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor. Antes al contrario: si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así, amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien". (Romanos 12, 17-21)
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Nos enseña a soportar como Él la persecución sin resistencia armada, sino más bien con el sufrimiento gozoso, la oración y la palabra de Dios.

"Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que hablen tu palabra con toda confianza, mientras extiendes tu mano para curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu Jesús santo siervo. Y cuando había orado, el lugar en el que estaban reunidos fue sacudido, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y continuó a hablar la palabra de Dios con confianza". (Hechos 4, 27-31)

A los apóstoles, los golpearon y les intimaron para que no hablasen en el nombre de Jesús, les encarcelaron y luego, los pusieron en libertad. Entonces salieron gozosos de haber sido arrestados por ser dignos de padecer por el nombre de Jesús. (Hechos 5, 40-41)


A través de San Pedro

Nos advierte que los cristianos nos encontraremos a menudo en situaciones en las que deberemos esperar y aceptar el maltrato injusto sin represalia.

Antes de devolver mal por mal, con nuestras objeciones y réplicas, debemos hacer un esfuerzo, en consideración a Dios, por tolerar, por escuchar, por devolver bien por mal

"Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración a Dios, cuando se sufre injustamente." (1 Pedro 2,19)

"No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición."(1 Pedro 3,9)

Debemos contestar desde nuestros corazones, a través de la oración, si nos preguntan por nuestra fepero debemos hacerlo con dulzura y respeto

"Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con dulzura y respeto. Mantened una buena conciencia, para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo." (1 Pedro 3, 15-16)
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"Es mejor sufrir por hacer el bien, si tal es la voluntad de Dios, que haciendo el mal." (1 Pedro 3,17).

"Alegraos en la medida en que participáis en los padecimientos de Cristo, que es posible que también sea alegría y júbilo, cuando se manifieste su gloria."(1 Pedro 4,13)

Si sufrimos persecución o mofa, no debemos avergonzarnos sino alegrarnos por participar con Cristo en la cruz. Y todo para dar gloria a Dios por ser cristianos y encomendarnos a Él.

"Queridos, no os extrañéis del fuego que ha prendido en medio de vosotros para probaros, como si os sucediera algo extraño, sino alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su gloria." (1 Pedro 4,12-13)

"Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados...Si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios en este nombre...Que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien." (1 Pedro 4,14-19)

El objetivo que Pedro trata de exhortarnos a los cristianos como "extranjeros y peregrinos" en esta tierra, no es que pongamos nuestra esperanza en nuestra propia justicia, sino que sepamos sufrir como Cristo y mostremos que nuestro tesoro está en el cielo, no en la defensa propia.

A través de San Lucas 
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Nos asegura que seremos perseguidos y que tendremos hostilidad y violencia por causa de su nombre, pero todo su consejo se basa en cómo manejar la situación a través del sufrimiento y del testimonio, no con la defensa armada.


"Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. (Lucas 21, 12-19)

A través de San Mateo

Nos asegura que su rebaño está entre lobos y dice que seamos prudentes y sencillos.
"Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará." (Mateo 10, 16-22).


Jesús dijo a [Pedro], "Vuelve tu espada a su lugar. Para todos los que toman la espada perecerán por la espada"(Mateo 26,52).

Resultado de imagen de esperanza en el cieloEl apóstol nos dice que los cristianos se regocijan en la persecución porque tenemos puesta nuestra esperanza en el cielo en lugar de en la tierra, intentando defendernos.

Esta es la raíz de poner la otra mejilla y amar al enemigo.

"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra (Mateo 5, 38-39)

"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos."
 (Mateo 5, 44-45).

"Bienaventurados seréis cuando os insulten y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi cuenta. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros". (Mateo 5, 11-12)

A través de San Juan

Nos prepara el escenario para una vida de peregrinación en esta tierra en la que damos testimonio de que este mundo no es nuestro hogar, y no es nuestro reino, renunciemos a la imposición de nuestra causa cristiana con la espada.

"Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de este mundo" (Juan 18,36).


Entonces, ¿debemos tomarnos la justicia por nuestra cuenta?

NO, absolutamente NO.

La Palabra nos dice que Dios suplirá todo lo que nos falte conforme a la gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4,19) y que Dios permite el uso de la espada por parte del Estado en la defensa de la justicia (1 Pedro 2,13-17; Romanos 13, 1-4). 

Dios se dirige a las personas a las que la Biblia llama "los refugiados y exiliados" en la tierra, a saber, los cristianos y nos dice claramente que nuestras armas no son materiales, sino espirituales (2 Corintios 10, 4).