¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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miércoles, 30 de junio de 2021

UNA REVOLUCIÓN FRANCESA GLOBALIZADA

"Para la libertad nos ha liberado Cristo. 
Manteneos, pues, firmes, 
y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud"
(Gálatas 5,1)

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 18 y la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en su artículo 10, reconocen que "toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".

La Constitución Española en su artículo 16 "garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la Ley".
A pesar del reconocimiento universal de estos dos derechos fundamentales, existe en la actualidad un sentimiento revolucionario y generalizado de hostilidad, discriminación e intolerancia hacia los cristianos (cristianofobia), que no sólo restringe su libertad de pensamiento y de expresión sino que, además alienta su persecución, encarcelamiento e incluso, su asesinato. 

Según algunos estudios, alrededor de 70 millones de cristianos han sido asesinados por su fe desde el siglo I, de los cuales 45 millones (es decir, 65% del total) corresponden a cristianos ejecutados durante el siglo XX.

De todos es conocida (aunque callada y obviada) la persecución religiosa indiscriminada de los cristianos en países islámicos o comunistas. Sin embargo, en las democracias occidentales, como es el caso de España, también existe acoso y asedio a los cristianos: primero, mediante la imposición de ideas, tendencias y lenguajes laicistas en el pensamiento social, para después, su traslación al ámbito legal, donde son convertidas y reguladas por leyes inhumanas, normativas y reglamentos inmorales que conculcan el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión de los cristianos.
Entre ellas, se encuentran la prohibición de la exhibición de signos religiosos cristianos (crucifijos, imágenes, etc.) en diversos contextos (centros educativos y entidades públicas); la negación del derecho a la libertad de educación religiosa y el sometimiento a enseñanzas contrarias a las creencias familiares cristianas (Lomloe o Ley Celá); los ataques, agresiones y profanaciones a los símbolos cristianos (iglesias, imágenes, cruces, tumbas, etc.) tanto por parte de asociaciones radicales y grupos anticristianos progresistas/LGTBI, como de la propia administración pública (Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (ORLC))​.

Y yo me pregunto:

¿Qué clase de justicia es aquella que dictamina la retirada de crucifijos en los colegios porque "vulneran los derechos fundamentales"? 

¿Qué clase de tolerancia es aquella que ataca símbolos, profana iglesias o agrede a personas católicas porque son contrarios a su forma de pensar? 

¿Qué clase de libertad es aquella que se obliga a acatar o que se concede a unos y se niega a otros? 

¿Qué clase de igualdad es aquella que excluye, discrimina y margina a unos en beneficio de la inclusión, aceptación e imposición de otros?

Y afirmo, sin temor a equivocarme, que nos hallamos ante una nueva Revolución Francesa, ahora globalizada, cuyas impuestas consignas no hacen sino guillotinar cualquier valor o principio fundamental: 

-una falsa libertad impuesta que poco tiene que ver con la tolerancia.
-una falaz igualdad obligada que poco tiene que ver con la justicia.
-una artificial fraternidad que poco tiene que ver con la solidaridad. 
El exigido "apostolado laicista" enarbola la bandera de la libertad individual pero, al mismo tiempo, con su odio cainita, su beligerante intolerancia y su hostil pensamiento único, la cercena. Más pronto que tarde veremos como arremeterá contra el arte, la pintura, la escultura o la literatura cristianas para dirimir qué es aceptable y qué es inaceptable.

La obligada "militancia secular" pretende, por todos los medios, evitar que la fe y la moral desempeñen un papel importante en el corazón del hombre y de la sociedad. Reduciéndolas a la mínima expresión e imponiendo su verdad por encima del bien y del mal, dictamina qué es el bien y qué es el mal. 

El generalizado "activismo ateísta" postula la negación de toda realidad sobrenatural y decide qué es verdad y qué no lo es. Propone una "total liberación" del hombre en todos los órdenes de-construyendo el lenguaje, las relaciones sociales y familiares, la reproducción, la sexualidad, la educación, la cultura, etc.

La autoritaria "ideología de géneroreniega también de toda esencia natural, en aras de una igualdad inclusiva forzada que se rebela contra las propias exigencias de las leyes físicas, naturales y biológicas más elementales: El hombre no es creado por un ser superior sino que se construye así mismo, convirtiéndose en un dios para sí mismo.
De nuevo, el hombre ante el árbol del conocimiento del bien y del mal. De nuevo, el hombre tentado y seducido por la serpiente. De nuevo, el hombre rebelándose contra Dios...

La "nueva creatura" (burda imitación de Satanás que trata siempre de plagiar negativamente a la creatura de Dios) exige sumisión y obediencia ciega a su verdad retorcida, a su moral irracional y a su género antinatural, consecuencia de su voluntad rebelde y orgullosa, y no de su naturaleza humana (más bien, demoníaca). 

El pensamiento único laicista y ateo ha ser acatado por todos mediante la imposición global de ideas coercitivas, lenguajes siniestros y leyes intimidatorias que obligan al hombre a "transformarse en dios o en marginado".

El Diablo no busca que le adoren hombres-libres, sino que apostaten de Dios hombres-dioses a cualquier precio...

miércoles, 7 de octubre de 2020

EL INCIDENTE DE ANTIOQUÍA: ¿AGRADAR A DIOS O A LOS HOMBRES?

"
¿Busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, 
¿o trato de agradar a los hombres? 
Si siguiera todavía agradando a los hombres, 
no sería siervo de Cristo...
...Si busco el favor de los hombres y no el de Dios, 
Cristo habrá muerto en vano" 
(Gálatas 1,10;  2,21).

El incidente de Antioquía que se describe en la carta a los Gálatas 2, 11-21 nos muestra cómo San Pablo reprocha públicamente a San Pedro su conducta hipócrita, y cómo éste acepta de buen grado y con humildad la corrección fraterna, al darse cuenta de que esa actitud no era coherente con lo que había escuchado y con la forma de ser y vivir del Maestro. 

Pablo le recuerda a Pedro lo que el mismo Cristo le dijo anteriomente, que "no se puede servir a dos amos", aunque se lo dice con otras palabras: "Si quiero agradar a los hombres, no soy siervo de Cristo, si busco el favor de los hombres y no el de Dios, Cristo habrá muerto en vano" .

Podríamos decir que Pedro buscaba la aceptación del mundo en una forma equivocada de evangelizar, al convertirse en un gentil, propiamente dicho, en apariencia. Pedro pasó de negar al Señor, para después decirle que le amaba, pero más tarde cayó en la tentación de tratar de disimular la radicalidad del Evangelio, de rebajar la fe. Una radicalidad, vivida y enseñada por Jesús a todos nosotros, y que, en ningún caso, es antagonista a la misericordia.

Esta tentación, está hoy muy extendida en nuestra sociedad y cobra actualidad también en el seno de la Iglesia cuando los cristianos tratamos de quedar bien con todo el mundo, cuando buscamos la aprobación de los no cristianos, cuando pretendemos ser "políticamente correctos" con los que no creen o no aman a Dios, o dicho en otras palabras, cuando claudicamos con el "buenismo" como una forma mal entendida del amor misericordioso de Dios y un gran error evangelizador. 
Buenismo es sinónimo de hipocresía, de fariseísmo, de doblez, de hacer cosas delante de los de casa y las contrarias delante de los de afuera. Pero, sobre todo, es antónimo de misericordia porque el amor no es interesado. Vivir la radicalidad del Evangelio no significa ser inmisericorde sino coherente y veraz, porque "la Verdad os hará libres" (Juan 8,32).

La hipocresía "buenista" (yo la denomino "misericorditis") no es cristiana ni evangélica, va siempre precedida de la cobardía y es consecuencia del temor a no agradar, del miedo "al qué dirán", de la preocupación por no conseguir la aprobación o el beneplácito de los demás. 

Esta conducta equivocada es un intento de conseguir el favor y la aceptación del mundo mediante la máscara de los méritos humanos, obviando la Gracia y desobedeciendo la enseñanza de Jesucristo. Nosotros no tenemos más mérito que la Gracia de Dios y el de Cristo: "Sin mí no podéis hacer nada" (Juan 15,8).

En el fondo, el "buenismo" no es otra cosa que pánico a la persecución, miedo a ser odiados, difamados y "señalados" por el mundo. Pero Jesús nos dice que los cristianos no somos del mundo, y que por eso, nos odiarán sin motivo, como a Él: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra" (Juan 15,18-20).

Como Pablo y como nuestro Señor, los cristianos debemos mantener firmeza y perseverar en el Evangelio porque gracias a Su muerte en cruz, el Señor nos liberó de la hipocresía y del pecado. Nos hizo libres. 

Por tanto, si nos consideramos seguidores de Cristo, debemos vivir en la Verdad, y si ello significa ser perseguidos o vilipendiados, ¡gloria a Dios! porque se cumplirán las palabras de nuestro Señor: "Seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará...un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo...no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna...no he venido a sembrar paz, sino espada...y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí." (Mateo 10,22-38).

Debemos evitar afanarnos en agradar al mundo, sucumbir a la hipocresía y arrastrar a otros con nuestro pecado pero si caemos en esa conducta, es voluntad de Dios que aceptemos la corrección fraterna, como hizo Pedro, para que nuestra fe, nuestra confianza, nuestra esperanza y nuestro amor a Dios queden renovadas.

La diferencia entre agradar al mundo o a Dios está en que, mientras el primero nos quiere por lo debemos ser (o tener), Dios nos quiere por lo que somos. 

Por eso, es bueno recordar que los cristianos debemos vivir sin máscaras porque nuestro público es Dios: amaragradar sólo a Dios, y sólo así, seremos capaces de amar a los demás, no por conveniencia o por interés, sino como Él nos amó a nosotros primero.

JHR

sábado, 19 de septiembre de 2020

LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN

"Serán tiempos difíciles como no los ha habido 
desde que hubo naciones hasta ahora. 
Entonces se salvará tu pueblo: 
todos los que se encuentran inscritos en el libro. 
(...)
Pregunté al hombre vestido de lino: 
¿Cuándo se cumplirán estos prodigios?  
(...)
Le oí jurar por el que vive eternamente: 
(...)
'Cuando acabe la opresión del pueblo santo, 
se cumplirá todo esto'.
Yo oí sin entender y pregunté: 
Mi Señor, ¿cuál será el desenlace? 
Me respondió: 
Las palabras están guardadas y selladas 
hasta el momento final. 
Muchos serán limpiados, blanqueados y purificados; 
los malvados seguirán en su maldad, 
sin que ninguno de los malvados entienda; 
los maestros comprenderán. 
Desde que supriman el sacrificio cotidiano 
y coloquen la abominación de la desolación, 
pasarán mil doscientos noventa días. 
Dichoso el que aguarde 
hasta que pasen mil trescientos treinta y cinco días"
(Daniel 12, 1-13)

El título de este artículo, "la abominación de la desolación" nos recuerda, a quienes somos admiradores de J.R.R Tolkien, la película "el Hobbit, la desolación de Smaug"...y no le anda a la zaga.

Suena fuerte pero no son palabras humanas. Está escrito en la Palabra de Dios, en el libro profético de Dn 9, 1-45 y 12,1-13, en el evangelio de Mt 24,15-44, en el evangelio de Lc 21,7-36, y en Ap 13,1-18... 

Palabras que nos hablan del cumplimiento de las profecías bíblicas de los últimos días, en las que "a buen entendedor, bastan las palabras". Porque nos encontramos inmersos en "una gran tribulación como jamás ha sucedido ni la volverá a haber", en los "mil doscientos noventa días" entre la supresión del sacrificio cotidiano y la abominación de la desolación de las que habla el libro de Daniel, es decir, la profanación del Templo de Dios, y en nuestro caso, de la Iglesia.

El Enemigo ha iniciado su ataque final suscitando una "tentación universal", con la que conmina al mundo impío y pagano a realizar una furibunda y definitiva persecución a la Iglesia Católica, atacándola desde fuera, y a la vez, infiltrándose en ella, para dividirla, desde dentro. 

El Diablo ha establecido en el mundo la gran apostasía, ha promovido el gran sacrilegio blasfemo de la Bestia que surge del mar, "a quien el dragón le ha dado su poder, su trono y gran autoridad" (Apocalipsis 13,2).
La Bestia ha provocado la profanación de la Iglesia y de la fe (el santuario y la ciudadela)la abolición de la Eucaristía (el sacrificio cotidiano), el establecimiento de la idolatría (la abominación de la desolación) y el abandono de Dios (la alianza) profetizadas en Daniel 9,31-32.

Satanás, el "príncipe del mundo y de las tinieblas" ha comenzado una desoladora ofensiva final en una guerra que sabe perdida, pero con la que pretende impedir la adoración a Dios o, cuando menos, llevarse por delante a la mayor cantidad posible de almas, antes de ser arrojado al "lago de fuego eterno".

Es un ultraje que aumenta en cantidad y en gravedad, que se agudiza con matices específicos en los diferentes países del mundo, y que se realiza por oleadas: 

-una primera oleada directa, sanguinaria y despiadada: persecución y matanzas de cristianos, asaltos, sacrilegios y profanaciones de templos y sagrarios, incendios y destrucción de iglesias, basílicas y catedrales, etc. 

-una segunda oleada, más sutil pero igual de cruel: atacando a la Iglesia desde el poder político con la creación de leyes y normas referentes a la limitación de aforos para el culto, prohibición de culto, cierre de basílicas, parroquias y capillas de adoración. 

-una tercera oleada, infiltrándose en la Iglesia de Cristo ara provocar su división y cisma. Una confrontación entre los "moderados o liberales" (en realidad, apóstatas), subyugados al poder demoníaco y pagano del mundo que defienden un "acomodo" de la fe a los nuevos tiempos y al mundo, y los cristianos leales (a quienes llaman tradicionalistas o rigurosos) que mantienen su fidelidad a Cristo y a la Tradición de la Iglesia.

Y no va a parar...tiene que ocurrir...porque está escrito...

El "amo del mundo" mueve y dirige a todos los gobiernos del planeta hacia su único fin: abolir la Eucaristía y borrar todo vestigio católico en el ámbito público….en definitiva, crucificar y dar muerte a Cristo

Y lo hace suscitando en las mentes de los dirigentes del mundo oscuras excusas y sibilinos pretextos como libertad de expresión, democracia, memoria histórica, seguridad, salud, etc., que se traducen en leyes humanas de obligado cumplimiento para todos y en contra de Dios.
Los cristianos, como le ocurrió al profeta Daniel, padecemos calumnias y persecuciones,  y somos arrojados a la fosa de los leones para ser devorados, por haber adorado a Dios en lugar de al rey de este mundo. 

Pero Dios nos insiste: "No temáis. Perseverad hasta el final, con confianza, fidelidad y paciencia, porque no pereceréis. Yo acortaré los días para que podáis salvarnos". Así lo asegura el Señor (cfr. Ex 14,13; Dt 31,6-8; Jn 14,27; Mt 10,16-23...).

Como los discípulos, queremos saber y le preguntamos a Jesús ¿Cuándo sucederán estas cosas y cuál será el signo de tu venida y del fin de los tiempos?

El Señor no nos dice cuando será pero si nos da las señales para que estemos atentos y que nadie nos engañe en Mt 24,15-44 porque habrá guerra y odio, división y crispación... hambre, epidemias y terremotos... persecución y muerte, deserción y traición... falsos profetas, maldad y falta de amor... apostasía, idolatría y blasfemia... angustia y una gran tribulación...signos y portentos en el cielo...

Mientras todo esto sucede, el mundo seguirá como en los días anteriores al diluvio, dándole la espalda a Dios, "yendo a lo suyo" y con una maldad que clamará al cielo. Pero, como en el momento en que Noé entró en el arca y comenzó a llover, cuando menos se lo esperen, vendrá Cristo con gran poder y gloria. Entonces "será el llanto y el rechinar de dientes."

Para los cristianos fieles, todos estos desastres que nos anticipa Jesús antes de su venida no son una causa para el miedo ni el temor (porque todo eso tiene que ocurrir antes del fin, tan sólo es el comienzo de los dolores, Mt 24,4-8) sino una advertencia para que estemos atentos y preparados, en oración y con la esperanza puesta en su promesa: "El que persevere hasta el final se salvará" (Mt 24,13). 



JHR

domingo, 17 de noviembre de 2019

LA CATEDRAL DE LOS MÁRTIRES

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Hoy, hemos sido convocados a una Eucaristía en acción de gracias por los 143 beatos enterrados en el cementerio de Paracuellos del Jarama y por todos los que dieron su vida en testimonio de la fe. 

Resultado de imagen de paracuellosPara mí, era la primera vez. No conocía el Campo Santo. No había estado antes. 

Había visto muchas veces la gran Cruz Blanca pintada en la colina pero no había contemplado la multitud de cruces blancas que, en palabras del celebrante y obispo Juan Antonio Reig Plá, se elevan como saetas al cielo, configurando lo que se ha llamado la "Catedral de los Mártires".

La Catedral de los Mártires es un recinto sagrado donde miles de "luces" iluminan el mundo, invitándonos a rezar como miembros de la familia de Dios y a aprender a dirigir nuestras vidas por el sendero del amor, la comunión fraterna y la reconciliación.  

La Catedral de lo Mártires es un espacio santo donde miles "almas" de compatriotas y hermanos nos marcan el camino de todo cristiano, dando testimonio visible de Cristo: aquellos que, como el Maestro, entregaron su vida por amor a Dios y amor a su pueblo, España. 

La Catedral de lo Mártires es un lugar de peregrinación donde miles de "cruces" nos animan a aprender del ejemplo radical de aquellos que nos precedieron en el combate de la fe: sacerdotes, religiosos y laicos, cuyas vidas fueron arrebatadas por el único delito de ser católicos. 

La Catedral de lo Mártires es una universidad de amor que nos anuncia el amor a Dios, a España y al prójimo, e incluso a los enemigos, cuando estos ejemplares cristianos, conducidos ante el pelotón de fusilamiento, gritaron: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! ¡Os perdonamos!

La Catedral de lo Mártires es un púlpito de testimonio que nos enseña a ser testigos fieles de Cristo: "la persecución os dará la oportunidad de dar testimonio de mí y, aunque maten vuestros cuerpos, por vuestra perseverancia, salvaréis vuestras almas" (Lucas 21,19).

La Catedral de lo Mártires es una academia de valentía que nos muestra el coraje, la perseverancia, la fortaleza y la seguridad en la victoria definitiva sobre la muerte, para poner toda nuestra esperanza en Cristo, que ha vencido a la muerte.

Resultado de imagen de HERMANDAD DE nUESTRA SEÑORA DE LOS CAIDOS DE PARACUELLOSLa Catedral de lo Mártires es un escuela de patriotismo donde sus héroes nos enseñan el amor a la tierra de nuestros padres, la honra debida a nuestros padres del cuarto mandamiento, el valor de una herencia forjada con esfuerzo y tenacidad, y la defensa de unos valores y principios identitarios. 

La Catedral de lo Mártires es una señal de advertencia que nos recuerda las palabras de Jesús: "Os perseguirán, entregandoos a las cárceles por causa de mi nombre" (Lucas 21, 12) y "seréis odiados por todos a causa de mi nombre" (Mateo 13).

La Catedral de lo Mártires es un emplazamiento de redención y reconciliación que, por la gracia redentora y el amor incondicional de Jesucristo, nos enseña a morir, como Él, perdonando y reconciliando a toda la familia de Dios.

Hoy, he aprendido lo que es el amor a Dios, a la Patria y al prójimo. 

Hoy he aprendido lo que es perdonar, incluso a los enemigos.

Hoy, he aprendido el verdadero camino del cristiano: el martirio.



HOMENAJE A VUESTRA GALLARDÍA Y SUBLIME SACRIFICIO

Señor, Dios de los Ejércitos, 
cuya mano da a los hombres la vida o la muerte, 
en la victoria o en la derrota, 
acuérdate, Señor, de los que defendiendo tu Fe, 
cayeron envueltos con tu nombre en los campos del honor.

Señor, Dios de los cielos, Esencia de amor y paz, 
acuérdate de quienes en la lucha por el triunfo de Tu amor entre los humanos, 
dejaron sus cuerpos rotos en el camio del martirio, 
ofrendando sus vidas con serenidad y resignación.

Señor, Dios de Justicia, principio y fin de todas las cosas, 
acuérdate de quienes imitaron el sacrificio de Tu Hijo, 
muerto en la Cruz por la redención del mundo, 
ofrendando el sagrado tributo de su juventud generosa, 
para hacer mejores a los que quedamos.

Señor, Tú que sabes lo efímero de esta vida, 
bendice los sueños de los que cayeron. 

Ten en tu divina presencia a los que tanto te amaron, 
amando tanto a la humanidad.

Guíalos por Tu Reino para que, desde los luceros,
inspiren nuestros actos 
y Tu nombre sea bendecido 
y alabado por los siglos de los siglos.
Amén.

(Oración de la Hermandad de Nuestra Señora de los Caídos de Paracuellos del Jarama)



domingo, 7 de abril de 2019

PREPARADOS PARA LA PERSECUCIÓN

"Es seguro que todos los que quieren vivir como buenos cristianos 
sufrirán persecuciones." 
(2 Timoteo 3, 12)

Los cristianos son perseguidos en muchas partes del mundo. El año pasado, más de 280 millones de cristianos se enfrentaron a la intimidación, prisión o incluso muerte por su fe en Jesús, 1.847 Iglesias fueron atacadas y 4.305 cristianos fueron asesinados en el mundo por causa de su fe. 

Asia y África destacan por su crueldad hacia el cristianismo. En Asia, 1 de cada 3 cristianos sufre persecución a nivel alto, muy alto o extremo, mientras que en África, la cifra es 1 de cada 6. 

Corea del Norte, Afganistán, Somalia, China e India ocupan los primeros puestos de la lista mundial de persecución, mientras que Nigeria es el país donde se producen más asesinatos de cristianos.

Una persecución silenciosa

En la Europa católica nos hemos acostumbrado a ver la persecución de los cristianos desde la lejanía y pensamos: "Esto no ocurre aquí". Nos hemos vacunado e inmunizado cuando oímos las escalofriantes noticias de este mal y creemos que eso nunca nos pasará a nosotros.

Resultado de imagen de persecucion cristianaSin embargo, existe una persecución silenciosa que no siempre mata, necesariamente. Es la persecución a la libertad de conciencia, por la que nuestra sociedad occidental se ha propuesto arrinconar la fe cristiana y en especial, la católica.

Y lo hace, primero, a través de las tendencias y de las ideas que van generando una mentalidad social y un pensamiento único que anida en la conciencia general.

Este pensamiento único hace surgir brotes de odio e intolerancia hacia la fe cristiana, que finalmente, se materializan en leyes de obligado cumplimiento: Ley del aborto, eutanasia, divorcio, uniones homosexuales, ideología de género, etc. 

No debemos asustarnos porque está escrito que nuestros enemigos estarán también en nuestra propia casa:
"No penséis que he venido a traer la paz al mundo; no he venido a traer paz, sino espada. Porque he venido a poner al hijo en contra de su padre, a la hija en contra de su madre, a la nuera en contra de su suegra. De suerte que los enemigos del hombre son los de su propia casa" (Mateo 10, 34-36).

"El hermano entregará a la muerte a su hermano, y el padre al hijo, y los hijos se alzarán contra los padres y los matarán. Todos os odiarán por causa mía; pero el que persevere hasta el fin se salvará"(Marcos 13, 12-13).

Alegres en la persecución


En contra de la mentalidad del mundo, Jesús nos dice que estemos alegres por ser perseguidos, insultados y calumniados y nos exhorta a perseverar:

"Dichosos los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el reino de Dios. Dichosos seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda suerte de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros"
(Mateo 5, 10-12).


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El mundo trata de seducirnos con diversas doctrinas que llenan los corazones de falsas promesas y derechos de todo tipo. Cristo, sin embargo, no nos habla de derechos sino de obligaciones. Nos no nos habla de facilidades y confort sino de dificultades y problemas. No nos engaña, ni llena nuestro corazón de falsas promesas... y nos insta a estar alegres.

Seguir a Jesús implica incomprensión y rechazo; ir en pos de Él, conlleva envidia y odio; ponerle en el primer lugar, nos conduce a la intolerancia y la difamación; aceptarle y amarle, nos traerá sufrimiento y persecución.

Jesús declara dichosos y bienaventurados a aquellos, que por su fe y seguimiento a Él son oprimidos, maltratados y perseguidos. Pero para el mundo, los cristianos somos gente "rara", impopular, extraña, radical y retrógrada, porque Dios también lo es para ellos.

A Cristo lo persiguieron,
 lo insultaron, lo crucificaron y lo mataron. Y harán lo mismo con sus seguidores. No nos engañemos. El mundo no está a gusto con Dios ni con nada ni nadie que se lo recuerde. No nos va a adular, no van a hablar bien de nosotros, no vamos a ser bien vistos. Todo lo contrario.

Es posible que el grado de pers
ecución, de rechazo o de insulto sea distinto en un lugar o en otro, en una persona o en otra, en un momento o en otro, pero todos los cristianos la sufriremos de un modo u otro. De una manera u otra, todos los cristianos "beberéis del vaso que yo bebo" (Marcos 10,39), y "seréis odiados por causa de mi nombre" (Mateo 10,22).

El E
vangelio es tan contrario a la mentalidad que impera en el mundo que despierta su rechazo y provoca su enemistad. Ante esta enemistad, los cristianos debemos luchar contra la poderosa tentación de adaptarnos al mundo, porque hacerlo, supone negar a Cristo.

Preparados para la persecución

No obstante, los cristianos que no somos super-héroes, sino gente normal y sencilla, debemos prepararnos para sufrir esta persecución porque, tarde o temprano, llegará.

Por ello, debemos tener en cuenta que:

1.- Es una gracia. La capacidad p
ara aguantar la persecución, soportar la difamación y el martirio es una gracia de Dios. Esto significa que en los momentos de persecución, no debemos poner la mirada en nosotros mismos, sino en Cristo

Cuando los cristianos de Jerusalén tuvieron que hacer frente a la primera persecución, no sopesaron sus posibilidad de resistencia ni su propia capacidad, sino que nos dice ejemplarmente dijeron: "Y ellos... alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: ... Señor, mira ahora sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra." (Hechos 4, 24).

Debemos rezar y pedirle a Dios el valor para proclamar el nombre de Jesús en una sociedad hostil al Evangelio y la capacidad para enfrentarnos la persecución. 

2.- Es un ataque. La persecución no atentará siempre contra nuestra integridad física. En la mayoría de los casos, la persecución se mantendrá en el terreno de la difamación y la calumnia. Por ahí comienza. Es un ataque que nos desacredita con mentiras, se inventan sobre nosotros falsas historias y se nos critica injusta y alevosamente. De la calumnia se pasa a la violencia física y al despojo de nuestros bienes.

3.- Es una prueba. E
l desprecio, la calumnia y la persecución del mundo son una prueba evidente de virtud y obediencia de los cristianos a su Señor. Por el contrario, cuando la Iglesia es ignorada o está bien vista por la sociedad, debería preguntarse a sí misma si de verdad es una Iglesia que sigue a Jesucristo. La reacción condescendiente o amistosa del mundo hacia la Iglesia significa que está dormida y que no está dando testimonio de Jesucristo, o que se ha adaptado al mundo, adulterando el mensaje que le fue confiado por Cristo y traicionando su fidelidad a Él. 


Del sufrimiento a la felicidad 


A priori, resulta extraño que Jesús nos diga que nos alegremos cuando seamos perseguidos y difamados e incluso podría parecer que el cristiano que se alegra en su sufrimiento por causa de Cristo es un masoquista o un sádico.


Sin embargo, no hay nada de masoquismo en las palabras del apóstol Pablo cuando nos habla de alegría en los sufrimientos por Cristo: "También nos alegramos en los sufrimientos" (Romanos 5,3) o cuando afirma rotundo su consuelo en las penalidades"estoy lleno de consuelo y de alegría en medio de todas mis penalidades." (2 Corintios 7,4).

No hay nada de sadismo cuando el apóstol Pedro habla de la prueba que todos los cristianos hemos de pasar""Queridos hermanos, no os extrañéis, como si fuera algo raro, de veros sometidos al fuego de la prueba; al contrario, alegraos de participar en los sufrimientos de Cristo, para que, asimismo, os podáis alegrar gozosos el día en que se manifieste su gloria. Dichosos vosotros, si sois ultrajados en nombre de Cristo, pues el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios alienta en vosotros.(1 Pedro 4, 12-14). 


Resultado de imagen de alegria en el sufrimientoNo hay nada de perversión cuando el apóstol Santiago nos exhorta a alegrarnos por la persecución porque, gracias a ella, seremos perfeccionados en la fe: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (Santiago 1, 2.3). 

Los cristianos sabemos que el rechazo que provoca nuestra fe en el mundo es esa cruz que debemos cargar como seguidores de Cristo"El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la encontrará. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida?" (Mateo 16, 24-26).

La alegría y la felicidad de los cristianos en medio de la tribulación no proceden de nuestra humanidad, sino de la acción del Espíritu Santo en nosotros.

La persecución, la difamación y el maltrato por causa de nuestra fe son una prueba de que nos encontramos en el camino correcto. Los perseguidos no estamos solos: contamos con Jesús. La fuerza para resistir la persecución no es una virtud ni mérito humanos, es gracia y don celestiales; es la fuerza del Espíritu Santo en el cristiano. 

sábado, 1 de septiembre de 2018

¿HAY PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA?

“Si a mí me han perseguido, 
también os perseguirán a vosotros” 
(Juan 5, 8-25)

A menudo, cuando se habla de persecución religiosa, se piensa en asesinatos de curas o monjas a manos de extremistas republicanos, o en muertes de cristianos a manos de radicales yihadistas... se piensa en países como Irak, Siria, Egipto, Nigeria, India, Pakistán, China, Corea del Norte, Eritrea, Turquía, Arabia Saudí, Irán y Sudán..

Sin embargo, basta con echar un vistazo a nuestro país para ver un hostigamiento en toda regla: colegios sin crucifijos, navidades sin belenes, profanación de iglesias y tumbas, ofensas a los sentimientos religiosos, pintadas en fachadas, ataques a basílicas… ¿Acaso no es esto persecución religiosa en España?

España es además el segundo país de Europa con más ataques a iglesias católicas después de Francia, según un informe del Observatorio de la Intolerancia y la Discriminación contra los Cristianos en Europa, con sede en Viena.
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En España la libertad religiosa está seriamente amenazada a causa del laicismo agresivo impulsado por e
l gobierno español y sus aliados, quienes tratan de marginar la religión de la vida pública y ridiculizar a los católicos. 

Su intención no es otra que desenterrar el odio y la persecución a la fe que se produjo durante la Guerra Civil, en la zona bajo control del Frente Popular donde un total de 11.743 personas fueron vilmente asesinadas por odio a la fe católica. Casos completamente documentados, de los cuáles, 6.832 fueron religiosos (4.184 sacerdotes, 13 obispos y 2.365 religiosos) 3.911 seglares y casi 1.000 seminaristas.

Es cierto que en la actualidad no hay muertes por causa religiosa pero debemos tener muy en cuenta la forma característica de actuar de la "Revolución", que se metamorfosea una y otra vez, dando la apariencia de desaparecer para emerger con mayor furiaensañamiento, hostigamiento y rencor. ¿Vamos a esperar muertes para sentirnos perseguidos?

La persecución religiosa no surge de la nada ni se realiza de forma directa, sino a través de distintas fases en las que, poco a poco, crece y se desarrolla. Veamos:

Señalar

Imagen relacionadaLa estrategia de esta primera fase es definir al grupo/persona susceptible de ser perseguido: se trata de generalizar para describir, de estandarizar para señalar, de estereotipar para identificar, de simplificar para calificar, de caricaturizar para marcar, de ridiculizar para señalar. 

Los cristianos somos caricaturizados y ridiculizados mediante la utilización de  generalizaciones y estereotipos, que tienen como objetivo preparar la siguiente fase: la calumnia y la difamación.

Desprestigiar

Imagen relacionadaLa siguiente fase es desprestigiar y estigmatizar al grupo, denigrar y desacreditar con aspectos negativos, difamar y calumniar con informaciones falsas, convenientemente utilizadas para alcanzar sus intereses persecutorios.

Y así, a los cristianos se nos calumn
ia acusándonos de homófobos, sexistas, radicales, retrógrados, anticuados, hipócritas, reprimidos, represivos, inquisidores, gente de mente cerrada, enemigos de la libertad, intolerantes, racistas… enemigos del progreso y de la ciencia e incapaces de ver más allá de la fe. 

El objetivo de esta fase es producir indignación y odio contra los cristianos, generar actitudes anti-católicas que den paso a la siguiente fase: la discriminación y la marginación.

Marginar

Resultado de imagen de ataque al valle de los caidosEl siguiente paso es relevar, marginar, discriminar y confinar a los católicos a los márgenes de la sociedad pública. Se trata de provocar un sentimiento generalizado de arrinconar la fe al ámbito privado, de generar una idea global de que la religión no tiene sentido en este mundo y que por tanto, cualquier aspecto relevante o que recuerde a ella debe desaparecer a la fuerza.

Es en esta fase cuando emergen la intolerancia y la intransigencia hacia la religión y hacia Dios, que conducen a la siguiente fase: la criminalización y penalización.

Criminalizar

La siguiente fase es la legaliza. Se trata de ilegalizar, criminalizar, deslegitimizar y penalizar la fe:
  • obligando, por ley, a los colegios la retirada de todos los símbolos religiosos (crucifijos, imágenes, etc.), imponiendo la ideología de género, obviando una enseñanza de la religión.
  • exigiendo a los hospitales católicos y clínicas provida la obligatoriedad de informar acerca del aborto y sus posibilidades.
  • imponiendo a los farmacéuticos la venta de "anticoncepción de emergencia" (píldora del día después) a los adolescentes o incluso a los menores.

Perseguir abiertamente

La última fase es la penalista. Se trata de imponer sanciones, multas, arrestos, detenciones e incluso cárcel por crímenes de odio por predicar la doctrina católica en temas como la homosexualidad

La persecución va aumentado gradualmente para todo aquel que no comulgue con el "pensamiento único".

El objetivo último es destruir la fe, crucificar a Cristo, matar a Dios. Y si para ello, es necesario matar personas, lo harán. No me cabe la menor duda.

Cristo sufrió en su pasión todas estas fases y finalmente murió, como estaba escrito. Sin embargo, y para desgracia del Enemigo, su muerte en cruz no sólo no fue una derrota sino que con su resurrección, venció.

El Enemigo está ya derrotado. Esa es nuestra fe y nuestra esperanza incluso aunque nos persigan. Aunque nos maten.

JHR