¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.

lunes, 21 de agosto de 2017

¡QUÉ DIFÍCIL ES SER CRISTIANO HOY!

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Estoy seguro de que ser cristiano ha sido difícil siempre, en cualquier época de la historia. Sin embargo, parece mucho más difícil serlo hoy de lo que era hace unos años o una generación. ¿Por qué?

A diferencia de los cristianos del siglo I, que vivieron en una sociedad "precristiana", los cristianos del siglo XXI, vivimos en una sociedad "postcristiana". La sociedad se ha "descristianizado", ha decidido prescindir de Dios. 

La principal razón es, sin duda, la acción diabólica del Enemigo de Dios que ahora, más que nunca, ha llegado a su máximo apogeo. La maldad y la perversión nos rodea, nos arrincona. 

La globalización ha contribuido a que tengamos acceso a todo lo que ocurre en el mundo. Y las buenas noticias, no son noticia. Internet hoy, domina nuestras vidas. La comunicación, la información y las noticias del otro lado del mundo nos llega al instante. 

La pornografía, la violencia, los asesinatos, las prácticas satánicas y todo tipos de maldades son ahora demasiado accesibles para cualquiera; los ataques a Dios y a su Iglesia son constantes y gratuitos. Todo está a nuestro alcance, lo bueno y lo malo. Nos hemos acostumbrado a la insensibilidad y se ha endurecido el corazón humano.

Imagen relacionadaNo hace tanto, acudir a la parroquia y escuchar misa formaba parte de nuestras vidas, de nuestra cultura y de nuestra tradición. Seguramente, muchos católicos asistíamos a misa los domingos porque era lo "que se hacía", porque era lo que se esperaba de nosotros, bien por cumplir o por tradición, pero al menos, íbamos.

Hoy, para muchos, Dios ya no "pinta" nada en un mundo donde nada tiene significado trascendental. Los valores y los principios han desaparecido. No hay verdades absolutas

Antes, pocas personas (o ninguna) cuestionaban abiertamente la autoridad de Dios o de su Iglesia, aunque no siempre le siguieran al pie de la letra. Ahora, a menudo tenemos que dar explicaciones de nuestra fe o de nuestras creencias. Como si fuéramos "bichos raros".En general, antes la sociedad respetaba la posición religiosa de la Iglesia. Hoy pocos lo hacen sin criticar, juzgar o atacar. 

Sin embargo, el corazón humano, creado par la búsqueda de "algo superior", hoy se pierde en la demanda de una mal entendida espiritualidad. 
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Una espiritualidad humana, que no divina, a través de prácticas y ejercicios esotéricos. Lo llaman "la nueva era". Una era sin Creador, sin Origen de todo, sin Sentido...

Lo que la sociedad acepta hoy, cambia rápidamente, día a día, segundo a segundo. Lo que hoy es válido, quizás mañana no lo sea. Hace más de tres décadas, la mayoría de nosotros jamás hubiera soñado que sufriríamos los problemas a los que nos que enfrentamos hoy. Pocos de nosotros habríamos pensado que nuestra sociedad algún día legalizaría situaciones que ahora se consideran "normales".

Estamos cosechando los resultados de décadas de creyentes anestesiados, que no discípulos de Cristo. Hemos ido, hemos enseñado y hemos bautizado pero no hemos hecho discípulos. 

La fe se vivía en la intimidad familiar, nada más. No trascendía. Todo se daba por supuesto. Y el resultado es que hoy "bebés espirituales" deben enfrentarse a "lobos maduros". Y muchos no saben cómo hacerlo.

¡Qué difícil es ser cristiano hoy!





SAINTS WANTED (SE BUSCAN SANTOS)


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"Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo." 
(Levítico 19, 2)


El dia 1 de abril de 2005 y tras su nombramiento como obispo de Roma, el Papa emérito Benedicto XVI nos habla de la necesidad de santos, de hombres que sean testigos de Dios y luz para el mundo
:

"Lo que más necesitamos en este momento de la historia son hombres que, a través de una fe iluminada y vivida, hagan creíble a Dios en este mundo. 

Imagen relacionadaTenemos necesidad de hombres que mantengan la mirada en Dios, aprendiendo desde allí la verdadera humanidad. 

Tenemos necesidad de hombres cuya inteligencia esté iluminada por la luz de Dios y a los cuales Dios abra el corazón, de manera que su inteligencia pueda hablar a la inteligencia de los demás, y su corazón pueda abrir el corazón de los demás.  

Sólo a través de hombres que han sido tocados por Dios, Dios puede regresar entre los hombres. "

Al Papa Francisco, durante la JMJ de río de Janeiro, se le atribuyen estas palabras sobre la necesidad que tiene el mundo de santos:

"Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillasNecesitamos santos que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos. 

Necesitamos santos que coloquen a Dios en primer lugar y que sobresalgan en la Universidad. Necesitamos santos que busquen tiempo cada día para rezar y que sepan enamorar en la pureza y castidad, o que consagren su castidad. 

Necesitamos santos modernos, santos del siglo XXI con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo

Resultado de imagen de franciscoNecesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales. Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo. 

Necesitamos santos que beban Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod. Necesitamos santos que amen la Eucaristia y que no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos. 

Necesitamos santos a los que les guste el cine, el teatro, la musica, la danza, el deporte. Necesitamos santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros. Necesitamos santos que estén en el mundo y que sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero sin ser mundanos".

Ser santo...

La santidad es el camino que nos lleva hacia el Señor. Por ello, todos estamos llamados a la santidad. Por eso, los Santos Padres, Benedicto y Francisco, y con ellos, toda la Iglesia de Cristo, "buscan ser santos".
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La santidad no es un estado inalcanzable ni utópico, como muchos creen. Dios nos pone a nuestra disposición muchos medios para serlo. Nos lo pone fácil pero hay que desearlo.

La santidad tampoco es competencia exclusiva de Papas, obispos, curas, frailes y monjas.  Es tarea de todos. Tampoco significa ser un "supercristiano".

La santidad es más abandono que apego, más don que conquista, más gracia que mérito, más misericordia que empeño, más ser que hacer.

Ser santo es vivir abrazado y "acurrucado" por Dios, en cada momento, en cada gesto, en cada suspiro. Ser santo es llevar a Dios en el corazón y abrirlo al mundo. 

Ser santo es cumplir la voluntad de Dios. Ser santo es ser "digno de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo". Ser santo es buscar apasionadamente a Dios y dejarse transformar por Su gracia.

Ser santo es ser "como un niño" confiando ciegamente en su padre. Amar sin esperar nada. Más aún... dejarse amar profundamente por el infinito amor de Dios.

Se buscan santos...

Se buscan santos, hombres y mujeres, que brillen y alumbren esta negra oscuridad que envuelve este mundo; que sean testigos de la Verdad en medio de tanta mentira.

Se buscan santos que anuncien el Camino en medio de tanta confusión;que sean luz del mundo, con el testimonio de su palabra y de su vida diaria; que proclamen la Verdad que nos hace libres. 

Se buscan hombres y mujeres que amen; que hagan presente a Cristo en nuestro mundo, que sean cauces de la misericordia y de la ternura de Dios; que sean contemplativos en la acción.

Se buscan santos enamorados y fieles; que tengan el "sí" grabado en sus corazones; que vivan despreocupados y desapegados de las cosas del mundo y de sus planes, sin ataduras terrenales ni agobios materiales.

Para ser santo...

La historia de los Santos está repleta de hombres y mujeres que nos indican el camino hacia la santidad.

Santo Tomás de Aquino decía que "para ser santo, tan sólo es necesario desearlo".

¡Quiero ser santo!San Ignacio de Loyola con su principio y fundamento resumía la santidad así: "El hombre es creado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su alma".

Santo Tomás de Cori fue un franciscano que en 1684 pidió ingresar en un convento contemplativo con esta carta de presentación: “Soy fray Tomás de Cori y vengo para hacerme santo”.

Santa Teresita de Lisieux le decía en una carta a su Madre priora: "Bien sabe usted Madre que yo siempre he deseado ser santa (...) y me he dicho a mí misma: Dios no puede inspirar deseos irrealizables".

Santa Teresa de Ávila dijo: “Digo que importa mucho, y en todo una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar a ella [la santidad], venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabajase lo que se trabajase, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo".

Quiero ser santo... 

En la medida en que cada uno de nosotros deseemos caminar hacia la santidad, llegaremos a alcanzarla. Y mientras eso llega, el mundo será mejor porque Cristo está vivo y se hace presente en nosotros. Vive pero casi nadie lo proclama, casi nadie lo ve, casi nadie lo cree.

Por eso...


Quiero ser santo con la mirada en lo alto, 
con la mano en el corazón y una sonrisa en mi cara. 

Quiero ser santo para revolucionar el mundo mostrando a Jesucristo, 
para reflejar el rostro de Cristo, para configurarme a Él y llegar a ser como Él.

Quiero ser santo para poner alegría donde hay tristeza, 
paz donde hay guerra, amor donde hay odio.


La verdadera renovación se consigue gracias a los santos. Con su alegría, con su pasión por la vida, por Dios y por el hombre, lo cambian todo. Son alegres, son libres, son felices...

Pidamos el don de la santidad cada día porque Dios quiere que seamos santos; porque queremos ser santos; porque hacen falta muchos santos. 

UN MUNDO SIN DIOS ES EL INFIERNO

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“No podemos elegir los tiempos en los que nos toca vivir, 
lo único que podemos hacer es 
decidir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”.
 (Gandalf - "El Señor de los Anillos")

Vivimos tiempos recios, tiempos que no podemos elegir, tiempos de profunda crisis: crisis económica, política, cultural; crisis de las ideologías y crisis de las instituciones. Pero el origen de todas estas calamidades radica en una profunda crisis de fe, en una crisis de amor. 

Vivimos una apostasía clamorosa. El mundo ha prescindido de Dios y lo ha relegado al trastero para que no estorbe. Hemos puesto al hombre en un lugar que sólo le corresponde a Dios. La sociedad pos-moderna y relativista se ha rebelado contra Dios y ha decidido que el bien y el mal se legislan según el criterio  del hombre.

Vivimos una "moral" donde no hay pecados; donde ya no hay mandamientos, porque Dios ya no pinta nada. Esta moral sin Dios, consensuada "democráticamente", ha trasformado al mundo en un infierno. 

La moral civil, laica y democrática – sin Dios y contra Dios – resulta terriblemente inhumana. Cada vez que "matamos" a Dios, acabamos siempre pisoteando la dignidad del hombre. 

Lo decía Juan Pablo II: "El hombre puede construir un mundo sin Dios, pero este mundo acabará por volverse contra el hombre"

Un mundo sin Dios es el Infierno

Si Europa y España rechazan sus raíces cristianas, estamos perdidos. 

La cruz, la misión y los grandes santos forjaron lo que es España y Europa. 

Resultado de imagen de infiernoLos españoles cumplimos con la misión que la Providencia quiso encomendarnos de llevar la fe a América. 

España, sin la fe en Jesucristo, no es España. Sin la Cruz, España desaparecerá, porque es la fe la que constituye su verdadera esencia. 

De ahí la urgencia de re-evangelizar un país y un continente que han perdido el norte.

Sólo una profunda conversión de cada uno de nosotros, sólo una vida unida a Cristo, puede transformar este mundo de muerte en esa civilización del amor que todos ansiamos. 

Un mundo sin Dios es el infierno. Eso es ahora nuestro mundo: un infierno.

domingo, 20 de agosto de 2017

¿POR QUÉ ESPAÑA YA NO ES CATÓLICA?








El cristianismo en España tiene una larga historia de casi dos mil años y se remonta a la evangelización por parte de Santiago apóstol. Se dice que Jesús le dejó a Pedro su Iglesia; a Juan, a Su Madre, la Virgen María; y a Santiago, España.



Después de veinte siglos, más de la mitad de los católicos del mundo hablan español gracias a Santiago Apóstol, a los Reyes Católicos y, en general, a España, tierra de santos, mártires y misioneros que la convierten en depositaria de la identidad evangelizadora en el mundo. 

Sin embargo, la Católica España, la única en la historia que derrotó y reconquistó al Islam esta bendita “tierra de María”, la que evangelizó a todo un continente entero y cuyos misioneros llevaron la Cruz de Cristo hasta los confines de la tierra, la que hizo al mundo hablar con Dios en español, esa España...está recibiendo los golpes más virulentos de Satanás y de sus servidores. 

La España luz de Trento, martillo de herejes, cuna de santos. La España que derrotó a la media luna en Lepanto salvando a la Cristiandad de una nueva invasión islámica. La España que luchó y venció al protestantismo de Lutero y al liberalismo de Napoleón y al comunismo ateo, a la Internacional Socialista y a la masonería, ha izado la bandera blanca del relativismo, símbolizando su rendición.


Satanás tiene como blanco principal a España y así lo atestiguan las palabras y acciones tanto de sus secuaces externos (yihadistas e islamistas) como de los internos (progres y radicales de la izquierda). 

Los furibundos ataques vienen principalmente del exterior, pero lo más peligroso y letal es la actitud de los que forman esa España católica, que al callar está pecando por omisión.

Pérdida de identidad 


Según la Iglesia, en la actualidad, España es el octavo país católico del mundo por número de fieles, en torno a 37 millones de personas (87,79 % de la población), y su estructura institucional es de las más desarrolladas (70 diócesis, 25.281 sacerdotes, 13.364 religiosos masculinos, 52.243 religiosas femeninas y 22.680 parroquias). 

La mayoría de los españoles sigue asistiendo a la iglesia para los sacramentos cristianos (bautizo, comunión, boda, funeral), aunque el porcentaje de seguimiento de estas prácticas se ha reducido sustancialmente: las bodas civiles han pasado del 24 % en 2000 al 44 % en 2006. 

Los nombres que se ponen a los hijos siguen siendo los cristianos, incluso entre los no creyentes, aunque la tendencia se reduce cada año.

El calendario laboral sigue marcado por las "fiestas de guardar", con independencia del valor espiritual que les de por parte de quienes las disfrutan, puesto que domingos, festivos y vacaciones están casi mayoritariamente
 secularizados y sometidos a las nuevas formas de ocio, en lugar de para dar gracias y alabar a Dios. 



La secularización se ha instaurado de forma generalizada en todos los ámbitos de la vida social española y pone en entredicho muchos aspectos relativos a la fe católica en España: las misas en televisión, la financiación de la Iglesia, el uso y disfrute de los edificios religiosos, la Semana Santa, la Navidad, etc.

Los que se declaran católicos
Según una encuesta del CIS de 2016, los españoles que se declaran católicos son cada vez menos. Si hace 10 años el 79% de los entrevistados se identificaba con esta confesión religiosa, hoy este porcentaje sólo alcanza ahora al 72,1% de la sociedad española. Es decir, siete de cada 10 personas. El 2,4% se declara creyente de otra religión, el 13,3% no creyente 13,3 %, y el 9,8% ateo.

Los que asisten a misa

Sin embargo, aunque la mayoría de los españoles continúa declarándose católicos, no ocurre lo mismo con el cumplimiento del precepto dominical. Más de la mitad de los españoles declaran no asistir a misa "nunca o casi nunca". Según la misma encuesta, la frecuencia de asistencia a misa u otros oficios religiosos, sin contar las ocasiones relacionadas con ceremonias de tipo social, por ejemplo, bodas, comuniones o funerales es: casi nunca 59,4 %, varias veces al año 14,7 %, alguna vez al mes 8,8 %, casi todos los domingos y festivos 14,2 %, varias veces a la semana 1,8 %.

Resultado de imagen de asistencia a misaLa asistencia a misa es mayor entre mujeres que entre hombres, entre personas mayores que entre jóvenes, entre personas de menor renta que entre los de mayor renta, así como entre los que residen en municipios con menos de 10.000 que entre las que viven en pueblos mayores o en ciudades. Hay una mayor praxis rural que urbana.

Por último, el sur de España es mucho más participativo que el norte por su presunta devoción mariana, la Semana Santa, las romerías, etc.. Sólo tres Comunidades Autónomas mantienen una práctica religiosa superior al 25% de la población: Castilla y León, Castilla-La Mancha y Navarra.

Los que se casan por la Iglesia

Según el Instituto nacional de estadística, hace tan sólo 15 años, siete de cada 10 bodas (el 70%) se celebraban según el ritual católico. Sin embargo, en el año 2013, sólo tres de cada 10 bodas (30%) se celebraron en el marco de una Iglesia. 

Los que bautizan a sus hijos
Desde el año 2007, el número bautismos no ha dejado de reducirse. No es una cuestión provocada por la natalidad sino por el deseo de los padres de ofrecer a sus hijos una "fals libertad de elección". En el año 2013 nació un 13% menos de niños que en el 2005. Sin embargo, se registró un 21% menos de bautizos, según datos proporcionados por la Conferencia episcopal de la Iglesia española. 

Los que son jóvenes católicos 
La sociedad española en la medida que avanza en su "progreso y modernización", se seculariza de manera directamente proporcional, particularmente con los jóvenes, de los que sólo un 10,3% se declara católico practicante. En el año 2002 era un 29,2%

España ya no es un país católico. La radiografía de un católico español podría establecerse como la de una mujer, mayor de 65 años, que vive en el ámbito rural, de clase obrera y con educación primaria o secundaria, generalmente del interior de España.

¿Qué significa ser católico?


La gran mayoría de los españoles no aceptan los postulados de la Iglesia Católica ni van a misa, ni leen (o tienen) la Biblia, ni se casan por la iglesia, ni se oponen al aborto o a las uniones entre personas del mismo sexo, ni cumplen la cuaresma, ni la castidad prematrimonial ni tantas otras cosas.

Sin embargo,
 se niegan a declararse ateos o agnósticos, llevan a sus hijos a la escuela concertada católica, siguen celebrando las procesiones en Semana Santa, van a romerías (Rocío) y a peregrinaciones (Camino de Santiago). 

Resultado de imagen de renovacion carismatica catolicaExiste una gran contradicción entre el hecho que tres de cada cuatro españoles sigan declarándose como católicos pero sólo uno de cada diez españoles vaya a misa. Por ello, algunas cuestiones principales que deberíamos hacernos son ¿qué significa ser católico? ¿Definirse católico es suficiente para ser católico? ¿qué contradicción encierra la palabra "católico practicante"?

Según la Iglesia Católica, son fieles cristianos quienes, incorporados a Cristo por el bautismo, se integran en el pueblo de Dios, y hechos partícipes a su modo por esta razón de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, cada una según su propia condición, son llamados a desempeñar la misión que Dios encomendó cumplir a la Iglesia en el mundo. 

Básicamente, todos los bautizados son católicos. Sin embargo parece razonable afirmar que ser católico exige algo más que la voluntad de los padres de uno de serlo y el simple hecho de definirse como tal.

Algunos dicen ser "católicos pero no practicantes".  ¿Cómo se puede ser madre y no cuidar de un hijo? ¿Cómo se puede ser jugador del Real Madrid y no jugar al fútbol? ¿Cómo se puede estar vivo y no respirar? No se puedeSegún el Derecho canónico, un católico no practicante es una persona que está bautizada y se auto-define como católica, pero que no practica su fe en su plenitud, pero desde mi punto de vista es una incongruencia. 

Creo que es un error absurdo tratar de definir a los cristianos por la fe que confiesan y no por los actos que realizan. Un cristiano es aquel que sigue los pasos de Cristo, un católico es aquel que vive el Evangelio en su propia vida, aquel que tiene su fe como una forma de vida, y no como una ideología, como un conjunto de normas o como un acto social. 

Para mí, no existen católicos practicantes o católicos no practicantes, ni cristianos practicantes o cristianos no practicantes. Como tampoco existe el agua seca, el sol helado o el embarazo sin gestación. O sigues a Cristo o no lo sigues. O eres cristiano o no lo eres; o eres católico o no lo eres.

Más bien, creo que se trata de "católicos a la carta", que se consideran a sí mismos católicos, pero bien disienten de alguna enseñanza o doctrina de la Iglesia, o bien no están dispuestos a ningún tipo de compromiso que les saque de sus zonas de confort.

España ya no es católica



La Iglesia Católica y, con ella toda la sociedad española, no ha podido evitar en los últimos 30 años, la caída estrepitosa de los valores éticos y morales propios de una España identitariamente católica. Nos hemos despertado una mañana y nos hemos dado cuenta que España ya no es católica, no es cristiana. 


La España católica ha renunciado a ser luz y sal del mundo, echándonos en brazos de una espiritualidad tibia y cómoda.

Una moral a la medida, sin grandes compromisos, sin grandes alardes y, sobre todo, escondida en la intimidad. 

Una identidad apocada en lo religioso y casada por miedo con lo políticamente correcto y, sobre todo, con el "qué dirán". 



Auto-crítica

Tenemos lo que nos merecemos. Estoy convencido de que, desgraciadamente, la situación empeorará en el futuro. El aborto, la prostitución, el consumo de drogas, la eutanasia, las uniones homosexuales, la ideología de género, etc. están a la orden del día y se han instaurado en nuestra conciencia social como habituales, normales y lo que es peor, como indiscutibles.

Tenemos lo que nos hemos buscado. Desde mi pertenencia a la Iglesia católica considero que la pérdida de la identidad cristiana española se ha producido por la dejación de su función de Madre y Maestra:
  • Una Madre que ha malcriado a sus hijos permitiéndoles toda clase de caprichos y que, en ocasiones, no ha sido capaz de acoger y abrazar a sus hijos.
  • Una Maestra , que no ha formado ni a su clero, que ha aceptado el relativismo como método para no "perder almas" ni a su laicado, que se ha preocupado por vivir una espiritualidad puramente pelagiana, en la que la acción social y asistencial ha sido idolatrada dejando a un lado la vida espiritual, sacramental y piadosa. 
Tenemos lo que hemos sembrado. Como miembro del pueblo de Dios en la tierra, quiero condenar enérgicamente las malas prácticas pasadas y presentes de muchos sacerdotes (conceptuales, sexuales, educacionales, etc.) que han echo un flaco favor a la Iglesia de Cristo, así como pedir perdón a todos aquellos que, por haberlas sufrido en primera persona se han alejado y opuesto a ella.

Tenemos lo que hemos concebido. Nuestra generación ha conseguido lo que nadie consiguió en siglos y siglos: arrancar a Cristo del alma de España. O lo que es lo mismo, matar a España. Porque España, o es cristiana o no es. 

Ante la renuncia a la radicalidad del mensaje de Jesús y la claudicación hacia lo peor del modernismo que muchos sacerdotes de la Iglesia han practicado durante décadas, secundados por una feligresía adormecida, embelesada o anestesiada por las luces de la falsa libertad que se disfraza de tolerancia, la Iglesia española se encuentra en un momento difícil para reaccionar. Tanto es así, que ni siquiera nos dejan opinar ni actuar sobre determinados temas, o lo que es peor, ni nosotros mismos queremos hacerlo.

Cuando un mensaje se diluye, se oculta, cuando se duda de él y no se proclama ni se defiende a ultranza, el enemigo aprovecha para "colarse" con todo su poder bélico a destruirlo. Es entonces, cuando la fe católica queda descafeinada y el mensaje de Cristo desprovisto de su valor para la humanidad.

Resultado de imagen de catolicoEl día en que todos los obispos y los sacerdotes vuelvan a predicar la radicalidad del Evangelio, el mensaje de amor que Dios ofrece a todos los hombres, la necesidad de sanar y alimentar el alma, la alegría de servir y amar al prójimo, y la necesidad de poner a Cristo como principio y centro de toda verdad y vida…. ese día, habremos dado el primer paso para volver a ser lo que nunca debimos haber dejado de ser. 

El día en el que todos los laicos y cristianos católicos dejen de hablar de "practicantes o no practicantes", dejen de vivir su fe en la intimidad o en la tibieza y vean el Evangelio como una forma de vida y no como una ideología, ese día, habremos resucitado nuestra identidad.

Mientras todo eso no ocurra, seremos cual nuevos Boabdiles y lloraremos como tibios aquello que no supimos defender como cristianos, como hijos del Rey de Reyes, como soldados de Cristo.

Quiero ser optimista y estoy convencido de revertir esta situación con la ayuda del Espíritu Santo y porque es Dios quien otorga la victoria. Victoria que tenemos asegurada por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. 

Con su ayuda, recobraremos nuestra identidad como Iglesia y como seguidores de Cristo, y en ello pondré todo mi empeño y esfuerzo, aunque todavía nos quede mucho invierno por pasar, mucha batalla por pelear y mucha persecución por sufrir. 

Como consagrado a su sagrado corazón, me encomiendo a la poderosa intercesión de Nuestra Madre y Señora, la Virgen María, así como a la de todos los santos y todos los coros angélicos, para que nos protejan, nos defiendan y nos fortalezcan y poder seguir honrando, seguir imitando a los que nos precedieron combatiendo y luchando “inasequibles al desaliento”con Dios, por Dios y por España. 

Así sea.

viernes, 18 de agosto de 2017

EL ODIO EN NOMBRE DE DIOS: CONVERTIRSE O MORIR

El terrorismo yihadista ha vuelto a golpear el corazón de Europa. El odio en nombre de Alá y la violencia justificada por el Corán han dejado Barcelona con trece muertos y un centenar de heridos. Se trata de un "suma y sigue".

Y qué poco hemos tardado en empezar con los lazos y crespones negros, con los minutos de silencio, con las flores y velas, con las oraciones por las víctimas y los asesinos, con los actos de condena y repulsa. 

Como si, con el simple "buenismo" de siempre, instaurado en Occidente, se fuera a solucionar esta guerra declarada a todos. Todas las buenas intenciones son bienvenidas pero no es suficiente, porque si todo lo que vamos a hacer es poner en nuestras redes sociales un lazo negro o decir que "no podrán con la democracia", el mal triunfa.

IslamSymbol.PNGEl Islam, desde sus inicios, ha basado su expansión en la conquista violenta en contra de la comprensión de una religión de paz y de un Dios de amor.

La Yihad (sexto pilar del Islam), esto es, la sumisión a Alá, el sometimiento de los "infieles", la muerte a los "enemigos"... es el integrismo radical que pervierte la religión y desprecia sistemáticamente la vida humana, sembrando la tierra de maldad y de muertos.

Es la anti-democracia de un extremismo maléfico, es el anti-amor de una visión distorsionada de Dios, que pone al mundo en la tesitura de "convertirse" o morir. Así la define el Corán: 



"Entonces, cuando los meses sagrados hayan pasado, matad a los idólatras dondequiera que los encontréis, y llevadlos (cautivos), y asediadlos, y preparar para ellos toda emboscada. Pero si se arrepienten y establecen adoración y se humillan, dejadlos libres. ¡Mirad! Alá perdona, es misericordioso." 
(Sura 9:5).

Di a los infieles que si cesan de enfrentarse se les perdonará lo pasado, 
pero si reinciden, combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar 
y se rinda todo el culto a Alá 
(Sura 8:38-39)​

Combatid contra quienes, habiendo recibido la escritura [es decir, los judíos y los cristianos] no creen en Alá ni en el último día, ni prohíben lo que Alá y su enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera. 
Luchad hasta que, humillados, paguen el tributo.
(Sura 9:29).

Imagen relacionadaPor desgracia, existe en Occidente una total indolencia que o no es consciente o no quiere darse cuenta de lo que ocurre: el objetivo último del yihadismo es islamizar el mundo. Eso, o la muerte...

Erróneamente se piensa que el propósito de estos actos malvados, sin escrúpulos y sin sentido es desestabilizar la libertad y la democracia pero en realidad, lo que ansían es la destrucción de todo lo que no sea musulmán, lo que anhelan es la instauración de un califato que gobierne el mundo

No se trata de una cuestión política ni social, es una cuestión religiosa: su profeta les insta a luchar contra el infiel e incluso matarlo. 

El yihadismo no desaparecerá jamás si no se les ofrece una opción igual de interesante o aún mejor. Desprogramarlos de su ideología patógena adquirida, desradicalizar a los captados o impedir que se sumen a ella es una labor de largo alcance que implica a todos.

Los terroristas han convertido en "leiv motif" las consecuencias de sus acciones. A mayor xenofobia, mayor justificación de su acción violenta; a mayor islamofobia, más deber sagrado de atacar y matar a los infieles. Hemos entrado en el bucle, diseñado por ellos, del que es difícil salir si no somos capaces de romper esa inercia.

En la 1 carta de Pedro 3, 8-9, 11-12 se nos dice: "Finalmente, vivid todos unidos en armonía. Sed compasivos, fraternales, misericordiosos, humildes, no devolváis mal por mal ni injuria, por injuria sino todo lo contrario bendecid siempre pues para esto habéis sido llamados para ser herederos de la bendición... Apártese del mal y haga el bien busque la paz y corra en pos de ella. Pues el Señor mira por los que practican la justicia y tiene los oídos atentos a sus súplicas; pero el Señor se enfrenta con los criminales".

El apóstol San Pablo en su carta a los Romanos 12, 17-21 nos exhorta: "No devolváis a n
adie mal por mal. Procurad hacer el bien ante todos los hombres. En cuanto de vosotros depende, haced todo lo posible para vivir en paz con todo el mundo. Queridos míos, no os toméis la justicia por vuestra mano; dejad que sea Dios el que castigue, como dice la Escritura: Yo haré justicia, yo daré a cada cual su merecido. También dice: Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; que si haces esto, harás que se sonroje. No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien." 

El tratamiento del terrorismo yihadista por parte de los políticos y los medios de comunicación es, con frecuencia, torpe, ignorante y simplista. Demasiadas etiquetas, falsos "buenismos", eslóganes políticamente correctos y de "postureo" que se disipan con el paso de los días. Es difícil leer, ver o escuchar informaciones sobre el Islam que traten de explicar y hacer razonar, en vez de impresionar, emocionar o adoctrinar. Los medios sensacionalistas, los militantes y los inconscientes, se convierten en propagandistas de los yihadistas, porque amplifican sus acciones y sus propósitos, porque les sonríen, porque les defienden en aras de una errónea hermandad.

Me hago eco de las palabras de Arturo Pérez-Reverte en las que nos anima a tomar conciencia del problema al que nos enfrentamos: 

"Es una guerra, y estamos metidos en ella. Es la tercera guerra mundial, y no nos damos cuenta. Es la Guerra Santa, la Yihad. Y la estamos perdiendo por nuestra estupidez. Sonriendo al enemigo. 

A Occidente, a Europa, le costó siglos de sufrimiento alcanzar la libertad de la que hoy goza. Poder ser adúltera sin que te lapiden, o blasfemar sin que te quemen o que te cuelguen de una grúa. Gozamos las ventajas de esa lucha, ganada tras muchos combates contra nuestros propios fanatismos, en la que demasiada gente buena perdió la vida: combates que Occidente libró cuando era joven y aún tenía fe. Pero ahora los jóvenes son otros: el niño de la pancarta, el cortador de cabezas, el fanático dispuesto a llevarse por delante a treinta infieles e ir al Paraíso. 

En términos históricos, ellos son los nuevos bárbaros. Europa, donde nació la libertad, es vieja, demagoga y cobarde; mientras que el Islam radical es joven, valiente, y tiene hambre, desesperación... Trabajan con su dios en una mano y el terror en la otra, para su propia clientela. Creer que eso se soluciona negociando o mirando a otra parte, es mucho más que una inmensa estupidez. Es un suicidio... qué diablos vamos a negociar. Y con quién. Es una guerra, y no hay otra que afrontarla. Asumirla sin complejos. Porque el frente de combate no está sólo allí, al otro lado del televisor, sino también aquí. En el corazón mismo de Occidente."

¡Ay Occidente! ¡Qué futuro te espera!
Descansen en paz las víctimas. Recemos por ellas, por los asesinos y para que nuestra cultura recupere la identidad cristiana perdida y reaccione. 

¡Señor, escucha nuestro clamor y nuestra súplica! ¡Sé tu quién hagas justicia!

jueves, 17 de agosto de 2017

¿FUE JESÚS CARPINTERO?

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Siempre hemos dado por hecho que San José fue carpintero, y que, como era costumbre en Israel, Jesús siguió sus pasos en el oficio. 

Sin embargo, las únicas menciones que los evangelios hacen sobre el oficio de Jesús se encuentran en Marcos y en Mateo, y las dos hacen referencia al mismo suceso: 
  • "¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón?" (Marcos 7, 3).
  • "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?" (Mateo 13, 55). 

Tektõn

Como sabemos, los manuscritos originales de los evangelios fueron escritos en griego. La palabra griega que hace mención al oficio de San José y de Jesucristo en los dos pasajes citados Tektõn (τέκτων). 

Imagen relacionadaEsta palabra griega no se refiere exclusivamente a un carpintero. Más bien, definía a alguien que se ganaba la vida construyendo algo con las manos. Podríamos decir que pudiera ser un constructor, un artesano con conocimientos de carpintero, herrero, albañil, cantero, que realiza trabajos con la piedra, con barro, con madera y otros materiales, y habituado al uso del martillo, el compás, la plomada y el nivel y demás herramientas propias de su oficio.

Imagen relacionadaPara poder ejercer su oficio, San José y Jesús debieron pertenecer al gremio de los constructores de Nazaret y seguramente, fueron requeridos en las grandes construcciones que promovió el rey Herodes-Antipas en Israel: la ciudad de Cesárea fundada por Herodes "el grande" en honor del emperador Augusto y proyectada según Marco Agripa, las ciudades de Séforis y Tiberíades, ambas próximas a Nazaret, así como la reconstrucción del segundo Templo de Jerusalén. 

Cabe señalar que cuando se quería especificar el oficio de una persona, en el griego de la época, se agregaba una palabra que concretaba el oficio, es decir, si uno quería especificar que era un artesano de la madera, la palabra Tektõn estaría seguida de otra palabra griega que definiría el gremio de los carpinteros.

En los textos de Marcos y Mateo citados, la palabra Tektõn aparece sola, sin ninguna especificación sobre la designación en particular del oficio, por lo que no se puede entonces afirmar, basándonos en la etimología de la palabra, que Jesucristo fuera un carpintero ni tampoco que no lo fueraFue San Justino, en el siglo II d.C, quién estableció como canónico traducir Tektõn como carpintero, y desde entonces se asumió como la única verdad esta traducción reduccionista.

Arkhitektõn

En la antigüedad quién alcanzaba el grado máximo en un oficio recibía el nombre de Maestro (del griego Arkhi, el primero, y del latín magíster, derivado de magis-más), el nivel más alto en cada respectivo gremio y que se usaba como tratamiento. Su misión era adiestrar a sus discípulos en las habilidades concretas de su oficio y dirigir la organización de las obras, a los propios gremios y relacionarse con el resto de los otros gremios de la sociedad.

Resultado de imagen de jesus arkhitektonLa palabra griega Arkhitekton (arquitecto), compuesta por Arkhi (el primero, maestro) y Tekton (constructor) se refiere al director de las obras, principalmente de carácter religioso, que provenía de las culturas fenicias, egipcias y sumerias.

El oficio de arquitecto era enseñado de padres a hijos, igual que el de cualquier obrero de la construcción, por lo que podemos asegurar que Jesús conocía el oficio de su padre y por lo tanto él también pudo alcanzar el grado de maestro constructor, un arquitecto.

Jesús es llamado "maestro", al menos 45 veces en los evangelios (Lucas 18,18; Mateo 19,16; Marcos 10,17). Existen en los evangelios datos suficientes como para reconocer a Jesús como arkhitekton, maestro constructor y muchas de sus parábolas están basadas en el oficio que desde niño aprendió de su padre y de sus maestros.

Las parábolas de Jesús 

Revisemos las numerosas parábolas que empleó Jesús para ilustrar su mensaje y en las que se refiere:
Imagen relacionada-40 veces a labores agrícolas
-10 veces a labores ganaderas
-50 veces a actividades sociales
-40 veces a actividades financieras
-40 veces a labores de construcción  

Los conocimientos sobre las actividades agrícolas, ganaderas,  sociales y financieras eran comunes a cualquier judío de la época, pues esas labores eran parte de su vida cotidiana. Pero los conocimientos específicos de construcción que aparecen en sus parábolas son pruebas de una formación propia y determinada:
  • "¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?"  (Mateo 21, 42)
  • "Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Y cuando terminó Jesús estas palabras, la gente se admiraba de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas" (Mateo 7, 24-29)
  •  "¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? Todo el que venga a mí y oiga mis palabras y las ponga en práctica es semejante a un hombre que, al edificar una casa, cavó profundamente y puso los cimientos sobre roca. Al sobrevenir una inundación, rompió el torrente contra aquella casa, pero no pudo destruirla por estar bien edificada. Pero el que haya oído y no haya puesto en práctica, es semejante a un hombre que edificó una casa sobre tierra, sin cimientos, contra la que rompió el torrente y al instante se desplomó y fue grande la ruina de aquella casa." (Lucas 6, 47-49)
  • "Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar." (Lucas 14, 28-30)
Jesús conocía los conocimientos y los procedimientos de un arquitecto para calcular la correcta cimentación de un edificio, o el presupuesto de una obra y la vergüenza que significa en el oficio no hacerlo de manera correcta. Sus palabras le delatan como un maestro conocedor de la técnica que se precisa para edificar o construir.

Contexto geográfico 

Analizando también el contexto y la geografía de la región donde creció Jesús podemos decir que en aquella época, la mayor fuente de trabajo para cualquier tektõn sería construir casas, partes de las casas o el mobiliario para éstas.

Imagen relacionadaEn Galilea y Judea, donde creció Jesucristo, la madera no constituía parte principal de ninguna construcción. Las casas estaban hechas principalmente de piedra, especialmente en Nazaret, conocida por su rudimentaria arquitectura, su escasa población y sus limitados recursos agrícolas y ganaderos. Además, la madera no era abundante en la región. 

Ser carpintero en Nazaret sería bastante raro y poco eficaz para ganarse un sueldo con el que poder vivir.

Si Jesucristo realmente hubiera sido un carpintero, su oficio habría sido tan singular que los evangelios lo hubieran mencionado en detalle. Por ello, podemos afirmar que Jesús fue un maestro arquitecto de la construcción.