¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.

martes, 12 de septiembre de 2017

CORREGIR ES UN SIGNO DE AMOR

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"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 
Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. 
Si te hace caso, has salvado a tu hermano. 
Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos,
para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. 
Si no les hace caso, díselo a la comunidad, 
y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, 
considéralo como un pagano o un publicano."
(Mateo, 18, 15-18)


¿A quien no le cuesta corregir a otro? ¿A quien le gusta ser corregido?

Muchas veces, no nos atrevemos a reprender y corregir a otro debido a la errónea idea de poder ofenderle. Es verdad que corregir siempre resulta embarazoso, tanto para el que corrige como para el que es corregido. A menudo, el primero no se atreve y el segundo no lo acepta.

Sin embargo, Dios es claro: 'Ve, amonéstalo'. Dios nos pide acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda. 

La corrección no es una ofensa, sino un bien y un servicio que hacemos a nuestro prójimo por amor. Quien corrige a su hermano, le ama. 

Junto a la oración y el buen ejemplo, la corrección fraterna constituye un medio fundamental para alcanzar la santidad. L
a corrección fraterna es fuente de santidad personal en quien la hace y en quien la recibe.
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"Amar a tu prójimo como a ti mismo" significa buscar su santidad, como nosotros buscamos la nuestra. Amar significa desear lo mejor para el otro. Y qué mejor cosa que procurar su santidad, para que disfrute en el cielo de la presencia de Dios!!!

Pero además, Dios es tajante: "tú y él solos". Nada de chismes, nada de criticas a las espaldas, nada de habladurías. Entre los dos, sin espectadores, a solas, en la intimidad, nunca en público.

Nuestra actitud correctora siempre ha de tener un talante de delicadeza, de dulzura, de prudencia, de humildad y atención hacia quien cometió una culpa, evitando palabras que puedan herir y "matar" a nuestro hermano.  Pero sobre todo, una actitud de amor.

Como dice el Papa Francisco: "las palabras matan. Por eso, cuando hablamos mal, cuando criticamos injustamente, cuando despellejamos a un hermano con la lengua, estamos asesinando su reputación."

La finalidad de las sucesivas intervenciones (si llegara el caso) es la de ayudar a la persona a darse cuenta de lo que ha hecho, y que con su culpa o error ha ofendido no solamente a uno, sino a todos, incluso a Dios.

Jesús "amaba hasta el extremo a sus amigos", los discípulos. El mismo les corrigió en varias ocasiones: ante la envidia que manifiestan al ver a uno que expulsaba demonios en nombre de Jesús, a Pedro porque su modo de pensar no es el de Dios sino el de los hombres, corrige la ambición desordenada de Santiago y Juan, enmendando con cariño su equivocada comprensión sobre el lugar a ocupar en el reino de Dios. Pero también, a su vez, les reconoce su valentía y su buena disposición para “beber su cáliz”.

Corregir a nuestro hermano es una expresión de amistad y de franqueza que distingue al adulador del amigo verdadero. 

Y a su vez, dejarse corregir es señal de madurez y condición de progreso espiritual.

domingo, 10 de septiembre de 2017

¿POR QUÉ Y PARA QUÉ UN RETIRO ESPIRITUAL?


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Y levantándose muy de mañana, 
cuando aún estaba oscuro, 
se fue y salió a un lugar desolado, 
y allí oró. 
(Marcos 1,35)

Vivimos en un mundo agitado, acelerado y lleno de "ruido". Incluso nosotros, los cristianos, también estamos frenéticamente ocupados en numerosas actividades espirituales, pastorales o evangelizadoras, obedeciendo la misión que Jesús nos encomendó. Y así debe ser, pero debemos hacer espacios de oración, siguiendo el ejemplo de Cristo.

Jesús estaba totalmente entregado a la misión que le había encomendado Dios y al servicio de la gente, pero no se dejaba vencer por el activismo, las prisas, la agitación, sino que se reservaba para sí mismo un tiempo especial; un tiempo en el que, en contacto directo con su Padre, respiraba y tomaba fuerzas para seguir realizando su tarea de la mejor manera posible:

  • "Lleno del Espíritu, partió del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde estuvo cuarenta días" (Lucas 4,1-2). 
  • "Pero él se retiraba a los lugares solitarios para orar." (Lucas 5, 16).
  • "Por aquellos días fue Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios." (Lucas 6, 12).
  • "Y una vez que despidió a la muchedumbre, subió al monte, a solas, para orar; al caer la tarde, estaba solo allí." (Mateo 14, 23; Marcos 6, 46).
  • "Muy de madrugada se levantó, salió y se fue a un lugar solitario, y allí estuvo rezando." (Marcos 1, 35).
  • "Llegaron al huerto llamado Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Quedaos aquí mientras voy a orar." (Marcos 14, 32).
Imagen relacionadaSu estancia en la tierra fue una vida de oración: o hablaba con el Padre o hablaba sobre el Padre.

Jesús se retiraba para estar a solas con el Padre y poner todo en sus manospara agradecer, para alabar y bendecir al Padre.

Imagen relacionadaSe retiraba para tomar de conciencia de su misión; para tomar una decisión importante; para meditar, para discernir.

Se retiraba para confiar y abandonarse al Padre; para cumplir Su voluntad.
Después de sus retiros, Jesús volvía con fuerza “al tajo”, a la vida, a los conflictos…y se ponía al servicio de la gente.

Nosotros también necesitamos dedicarnos tiempo para hacer un "stop", para salir de la rutina de la vida y tener un "ratito a solas" con el Señor. 

Un retiro espiritual es eso: dedicar un poco de nuestro tiempo para alejarnos del mundo y sumergirnos en la presencia de Dios.

Imagen relacionadaSe trata de irnos lejos de la civilización, alejarnos del "ruido", escapar de todo lo que nos agita. 

Apagar el móvil, olvidarnos de la tecnología, de las redes sociales, del trabajo, de las noticias, de los correos, de las llamadas, de la hora...

Un tiempo de silencio y oración para estar con Dios, no porque seamos mejores cristianos sino porque somos débiles y muchas veces, estamos más lejos del Señor de lo que debiéramos. 
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Si Cristo que está en plena comunión con el Padre, se retiraba regularmente para pasar tiempo con Su Padre, ¿cuánto más debemos hacerlo nosotros?

No es un tiempo para estar activo sino un tiempo para estar receptivo. Es un tiempo para descansar, para reflexionar, para dar gracias, acercándonos a Dios. 

Un retiro espiritual es, sintetizando, parecido a una Lectio Divina con sus distintas fases:

Invocación
En un retiro, lo primero es invocar al Espíritu Santo para tomar conciencia de que es un tiempo de preparación y de limpieza espiritual. Un tiempo que por si mismo no gana el favor de Dios ni me da un salvoconducto a la santidad. Más bien, se trata de alegrarme, de dar gracias porque Dios me llama a estar con Él.

Por eso, cuando paso mi tiempo reflexionando sobre el gran amor que Dios me tiene, llego a conocerle más íntimamente, a escucharle más cercano y a ser consciente de mi papel en Su plan de salvación. 

Lectura
Jesús no leía mientras estaba a solas con el Padre porque Él mismo era la Palabra. 

Durante mis retiros, leo y medito las Sagradas Escrituras y siempre me traen a la mente ideas, recordatorios, promesas, preguntas. 

Es un tiempo para sentarme y reflexionar sobre lo que leo, sobre lo que Dios me dice a través del texto, sobre cómo vivo lo que leo, etc.
Oración
La parte central de un retiro es la oración. Debo tomarme el tiempo necesario para repasar los aspectos principales de una correcta oración:
  • Alabanza.Es nuestra respuesta a la persona de Dios. Le alabo por lo Que es, por Quien es. Me tomo tiempo para ensayar la grandeza de Dios, su carácter, sus atributos.
  • Acción de Gracias. Es nuestra respuesta a la bondad de Dios. Le doy gracias por lo que ha hecho con y por mí.
  • Perdón. Es nuestra respuesta a la santidad de Dios. Le pido al Espíritu Santo que me guíe para hacer un exhaustivo examen de conciencia, para pedirle perdón por todos mis errores, infidelidades y pecados.
  • Petición.Es nuestra respuesta al amor de Dios. Le pido a Dios por los aspectos espirituales, emocionales y físicos de mi vida pero siempre sin tratar de manipularle ni decirle qué debe hacer por mí.  Más bien, le pido qué hacer y cómo, es decir, que me guíe y que me de fuerza para ver y cumplir su voluntad. Mi petición es un acto reflejo a su iniciativa previa sobre mi corazón.
  • Intercesión. Es nuestra respuesta a la generosidad de Dios. Le pido por todo lo que me ha regalado en mi vida: por mi familia, mis hijos y mi mujer, por mis amigos, compañeros de trabajo, por los sacerdotes y obispos, pos los líderes políticos.También le pido por los que están  alejados de Él, por los que no le conocen, por los que no le aman. 
Meditación
Pedir es nuestra respuesta al amor de Dios por nosotros. Es justo y necesario que pidamos a Dios que satisfaga nuestras necesidades. Jesús nos enseñó a pedir "por el pan nuestro de cada día". 

Sin embargo, muchas veces no nos sentimos escuchados ni respondidos por Dios. Es entonces cuando debemos meditar no tanto el por qué sino el para qué.

Contemplación
Hay otro aspecto que no debemos obviar: escuchar a Dios

La cuestión no es hablarle a Dios ni soltarle "mi rollo", mis inquietudes y mis peticiones  ( que también) sino dejarme guiar, moldear, abrazar por Él.

La cuestión no es si Dios me habla, sino más bien, si estoy escuchando. 

Dios me habla constantemente a través de su Palabra, a través de circunstancias o de otras personas y también, a través del susurro de su Espíritu, pero ¿estoy escuchando? ¿Me dejo llevar por Su Espíritu?

Acción
Dios quiere un compromiso de mi parte. No me quiere vago ni perezoso. Y mucho menos tibio. 

En mis momentos de retiro, a menudo me enfrento con la necesidad de hacer un nuevo compromiso con Dios. ¿A qué estoy dispuesto por Dios? ¿Qué puedo ofrecerte en mi pequeñez? ¿Qué sacrificio estoy dispuesto a ofrecerte?

Finalmente y para concluir, Jesús nos exhorta sobre cómo orar y qué actitud de recogimiento debemos mostrar ante Dios: 



""Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, 
que prefieren rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas 
para que los vea todo el mundo. 
Os aseguro que ya recibieron su recompensa.
Tú, cuando reces, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre, 
que está presente en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Al rezar, no os convirtáis en charlatanes como los paganos, 
que se imaginan que serán escuchados por su mucha palabrería.
No hagáis como ellos, 
porque vuestro Padre conoce las necesidades que tenéis 
antes de que vosotros le pidáis".
(Mateo 6, 5 -8)

viernes, 8 de septiembre de 2017

EL SOL Y LA LUNA: JESÚS Y MARÍA

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"Hizo Dios los dos luceros mayores; 
el lucero grande para el dominio del día, 
y el lucero pequeño para el dominio de la noche, 
y las estrellas; 
y púsolos Dios en el firmamento celeste 
para alumbrar sobre la tierra,
 para dominar en el día y en la noche, 
y para apartar la luz de la oscuridad; 
y vio Dios que estaba bien."
(Génesis 1, 16-18)

Cuando el mundo aún no existía, Dios decidió crearlo, y quiso entonces darle un toque final... la luz y el brillo! Sin ambos, la Tierra estaría inmersa en las tinieblas y en la oscuridad. 

El Sol sería la Luz. Iluminaría el día como el Astro Rey y sería el más importante de los astros: daría luz a la tierra, proporcionaría calor a los seres vivos y su simple presencia, colmaría de vida y plenitud a la humanidad.

La Luna sería el brillo. Reflejaría la luz del Sol en la noche, sin alardes, con humildad, manteniéndose en un segundo plano, pues el brillo que importa es el del Astro Rey.

Aún así, el Sol, preocupado por la Luna, le hizo una petición a Dios: "Señor, ayuda a la Luna por favor, es más frágil que yo, no soportará la soledad de la noche..." 

Y Dios... en su inmensa bondad e infinita misericordia.. creó las estrellas para hacer compañía y ayudar a la Luna.

Dios creó a la Luna llena y luminosa, pero porque la creó mujer, la creó con fases. 
Cuando es feliz, consigue ser Llena, pero cuando sufre es Menguante. 

Luna y Sol siguen el plan divino: El, poderoso y fiel; Ella, débil y fiel.

Jesús, nuestro Sol

Jesús es el Astro Rey, es el Sol que nos da calor, que nos da vida, que se levanta cada mañana para mostrarnos el amor del Padre, que aparece cada amanecer en nuestra vida para renovar el sentido de nuestra existencia.

Aún siendo el más poderoso, el Astro Sol, de
 vez en cuando, deja que la Luna lo eclipse por unos instantes, que tome un lugar predominante a los ojos de los hombres, para que comprendamos el misterio de la Maternidad Divina de María, el maravilloso acto de amor de un Dios que se dejó eclipsar durante nueve meses en el vientre de tan hermosa criatura. 

Dios, enamorado de esa perfecta obra de Su Creación, se compadece de la humanidad y nos deja a María en los momentos de oscuridad. 

Entonces Él, como el Sol enamorado de la Luna, que ve en ella el reflejo de Su propia perfección, nos ilumina una vez más. Dios quiso mostrarnos al Sol, su amado Jesucristo, a través de la Luna, su amada María.

Jesús nos deja a la "Blanca Inmaculada" para que, del mismo modo, también nosotros seamos pequeñas lunas que reflejemos Su Luz en este mundo.

María, nuestra Luna

Si Nuestro Señor Jesucristo (el Sol) representa el hecho más grande, incomparable e irrepetible para la humanidad, Nuestra Madre, la Santísima Virgen (la Luna), es un río de gracias para nosotros; un ejemplo de humildad; un paradigma de servicio; un fiel reflejo de la Luz del mundo.

María es la "creatura" más perfecta, concebida sin pecado original, a quien le fue dada una superabundancia de gracias: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo." (Lucas 1, 28).

Nuestra Señora es, para toda la humanidad, un sol de las sombras, un sol del reposo, sol de la meditació
n y un sol que alumbra el camino hacia su Hijo.

Así, María Santísima es para Nuestro Señor, como la Luna es para el Sol: Ella es la suave luminosidad de la Luna, que precede a la luz verdadera. Jesús, la omnipotente y deslumbrante claridad del Sol, nacida de la Luna.

La Luna llena (de gracias), con humildad y sin hacer ruido, es quien ilumina la oscuridad de la noche humana, quien brilla como un diamante puro y perfecto, y quien precede a la luz del día divino.

La Luna es quien nos avisa de la llegada del Astro Rey, quien gira alrededor suyo, quien nos lleva en brazos al amanecer del mundo, quien nos da consuelo y esperanza de que, con seguridad, llegará el día. 
Es imposible separar al Sol de la Luna. Ambos, se complementan en forma perfecta para girar a nuestro alrededor y envolvernos del amor de Dios. 

Pero recordemos que la Luna, sin el Sol, nada puede. María sin Jesús no tiene sentido, porque la función de María, en el plan de salvación divino, es traernos a Jesús, es reflejar a Jesús ante nosotros, cuando en la oscuridad de la noche, no logramos verlo, cuando a tientas nos caemos.

Jesús es la luz que ilumina nuestro día y nuestro camino, y que surge esplendoroso ante nosotros.

María es el brillo que alumbra nuestra noche espiritual, besándonos y abrazándonos con esa luz blanca y pura, que nos atrae e invita hacia Jesucristo. 

Es entonces, cuando María ocupa un humilde lugar secundario, como la Luna con el Sol, porque su misión se ha cumplido.


A Jesús en María, con María y por María 
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lunes, 4 de septiembre de 2017

¿TE SIENTES PERSEGUIDO?

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"Por mi causa os odiarán todos los pueblos". 
(Mateo 24,9)

En otros artículos ya hemos hablado sobre la persecución a los cristianos en general pero hoy quiero centrarme en otra forma de persecución más sutil y silenciosa. Es la persecución de los cristianos en Occidente, en Europa, en España.

Me desconciertan aunque no me sorprenden (porque está escrito), las distintas posiciones de nuestra sociedad occidental ante las distintas religiones en el mundo. Lo que sí me sorprende es escuchar a cristianos decir que, ante la persecución, no debemos hacer nada, salvo rezar. 

Claro que debemos rezar. Siempre. Pero también hemos de estar alerta según hemos estado leyendo en los Evangelios de los días pasados: Velad y estar alerta... y actuar!!!

Y es que el mundo (en el que vivimos como si nada nos afectara directamente) por un lado, persigue la fe del amor (cristianismo) mientras que por otro, es condescendiente con la fe del odio (islamismo) o con la fe del yo (budismo). ¡Qué curioso! ¡Sólo los cristianos son perseguidos!

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Mientras se justifican navidades sin belenes, aulas sin crucifijos, multas por hacer sonar las campanas, ofensas y profanaciones de capillas, ataques a los sentimientos cristianos… se alienta la hermandad con los musulmanes, apertura de mezquitas, felicitaciones por Ramadán, apoyo económico y acogida a familias musulmanas, etc. a la par que se promueve el yoga, la autorrealización y las espiritualidades orientales centradas en el individuo... 

La persecución religiosa no surge de la nada sino que nace, crece y se desarrolla de forma continuada y por niveles hasta que, en un momento dado, ocurren hechos terribles en los que los perseguidores se sienten justificados a obrar de cualquier manera. 

Es la "enemistad entre el linaje de la serpiente y el de la mujer" (Génesis 3, 15). Dos estirpes: la de Satanás y el mundo, y la de la Virgen y el Reino. O eres perseguido o perseguirás. No hay cabida a la tibieza. 

Esta persecución o enemistad está maquinada por el Enemigo de Dios y consta de cinco niveles ideados por la sociología y la teoría política, y que se aprecian muy comúnmente en nuestro entorno y que deberíamos ser capaces de identificar:

Estereotipación 

Estereotipar significa repetir continuamente, tomar una cualidad observada en una parte determinada del grupo y generalizarla para describir al grupo entero. 

Esto implica la simplificación y estandarización de una idea del grupo en el que se basa en la observación de solo una parte del grupo

Imagen relacionadaPor eso, desde los años 60, 70 y 80, los católicos empezamos a ser caricaturizados como enemigos de la ciencia, hipócritas, santurrones y pasados de moda…

Los católicos hemos sido acusados de odiar la sexualidad y denunciados  como una institución sexista, llena de clérigos sexualmente reprimidos, homosexuales y pedófilos.

Imagen relacionadaHemos sido etiquetados como una organización autoritaria, estancada en el pasado y con muchas reglas restrictivas.

Este estereotipo trata de definirnos a los cristianos como gente triste, enfadada, aburrida, antigua y muy reprimidaPara ellos, somos un grupo ridículo, atrapado en la superstición y en el pasado e incapaces de ver más allá de la fe.

Aunque no todos encajamos con el estereotipo, estas son básicamente las quejas y afirmaciones que preparan el ambiente general para pasar al segundo nivel.

Difamación 

Como el estereotipo ha ido creciendo, los cristianos no encajamos con la nueva revolución cultural ni con la sociedad actual.

Imagen relacionadaPor ello, hemos sido descritos como gente de mente cerrada, dañinos para la dignidad humana y la libertad, intolerantes, odiosos, racistas, homófobos, reaccionarios… lo cual significa gente mala.

La historia de la Iglesia se describe de manera torticera como una letanía de cosas malas y represivas: las cruzadas, la inquisición, el odio hacia la ciencia, etc. 

Imagen relacionadaNada importa que la Iglesia haya fundado universidades y hospitales, que haya habido grandes científicos que fueron sacerdotes, que la Iglesia haya sido mecenas y promotora del arte y que haya predicado un evangelio que ha traído orden y civilización a la dividida y bárbara época que siguió al imperio romano. 

Los perseguidores no han oído jamás nada de esto. Y si lo han hecho, darán crédito o justificación a cualquier otra causa, menos a la Iglesia y a la fe.

Como grupo grande y heterogéneo, en la Iglesia, desde luego, hay católicos individuales que pueden manifestar características negativas, pero estereotipar, cruelmente e indiscriminadamente, a todos por unos pocos es injusto. 

El efecto que produce este segundo nivel es una indignación personal y general contra los creyentes que genera actitudes anticristianas y que permite su discriminación hoy en día.


Marginación

Habiendo establecido la falsa premisa de que la Iglesia y la fe son malas e, incluso, dañinas para la dignidad humana y la libertad, los perseguidores proceden al siguiente nivel, que es relevar a la Iglesia de los roles comunitarios, confinándola a los márgenes de la sociedad.

Resultado de imagen de marginarPara esta cultura secularizada, la religión es algo que debe desaparecer. Desde luego, debe ser despojada de su carácter general para ser marginada al ámbito de lo particular. Nos dejan tener nuestras creencias, nuestras celebraciones, pero siempre dentro de las cuatro paredes del templo. La fe debe desaparecer de las plazas públicas o guardada en un cajón.

En este nivel, se vuelve más inaceptable e intolerable mencionar a Dios, rezar en público y cualquier cosa que lleve la fe cristiana a los asuntos públicos. Los belenes deben desaparecer de las calles, los crucifijos de los colegios y de los organismos públicos, las procesiones son limitadas en el tiempo y el espacio, las cabalgatas de Reyes se convierten en un carnaval publicitario, las fiestas religiosas salen de los calendarios laborales, las capillas ultrajadas, etc.

Resultado de imagen de criminalizar a la iglesiaNi se te ocurra mencionar a Jesús o exteriorizar tu fe públicamente en procesiones porque serás vilipendiado, serás el centro de burlas, críticas y juicios injustos.

En público puedes hablar de la cantante Madonna, pero de la Madonna (la Virgen María), puedes llevar una bandera arco iris pero no una cruz o un estandarte de la Virgen, puedes hacer apología de tu condición sexual pero no de tu fe.

A los lobbies LGTB se les da la bienvenida en todos los ámbitos, se les permite exhibirse en sus carrozas, colocar banderas en sus balcones y repartir condones de colores en las escuelas de secundaria, pero en la vida pública no pueden existir Biblias, ni crucifijos ni signos cristianos. Su tolerancia. Ya sabes…

Criminalización 

Y llegados a este punto, nos adentramos en el cuarto nivel. Los cristianos, cada vez más, acudimos al juzgado muchas veces a luchar por nuestro derecho amparado por la ley a vivir nuestra fe abiertamente. 
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Proliferan cada vez más los litigios dirigidos contra la Iglesia, contra sacerdotes o contra creyentes por cualquier motivo.

Se obliga a los hospitales católicos y clínicas provida a informar sobre temas referentes al aborto; a las farmacias a proporcionar "anticoncepción de emergencia"; a los profesores de secundaria a informar a los alumnos sobre la ideología de género como verdad absoluta. 

En definitiva, el estado pretende regular la organización, estructura y temario de los colegios católicos. Pretende decirnos cómo debemos ser y en qué pensar. Pretende desbancar a los padres de la educación moral de sus hijos.

Imagen relacionadaAlgunos de estos intentos de criminalizar la fe han sido rechazados con éxito en los tribunales, pero el número y la frecuencia de las demandas, el tiempo y el costo que se requiere para luchar contra ellos, suponen una carga enorme. 

Está claro que los intentos de criminalizar el comportamiento cristiano están creciendo en este "nuevo orden mundial" y son signo de una constante erosión de la libertad religiosa. 

Y así, entramos en el quinto y último nivel.

Persecución abierta

Si la actual corriente de pensamiento relativista continua, ninguno estamos libres de ser acosados y perseguidos pero especialment,e los líderes religiosos no están muy lejos de sufrir multas o ser encarcelados. De hecho en algunos países, sacerdotes católicos han sido arrestados y acusados de crímenes de odio, por predicar la doctrina católica en temas como la homosexualidad.

Imagen relacionadaLa persecución crece y se intensifica. Y mientras nosotros, amparados en una mal entendida caridad, transformada en un "buenismo" que nos lleva a la relativización de los ataques. Y ésta, nos conduce (a aquellos que no nos amoldemos al pensamiento único) irremediablemente al martirio.

¿Es exagerado lo que digo? ¿Es alarmista? ¿Es tremendista? Bueno, los niveles del 1 al 4 están bien asentados. Cualquiera puede comprobarlos en cualquier localidad de España. Quizás desearíamos que no pasara nada, pero está ocurriendo. Tú decides, mirar para otro lado o prepararte.

Para aquellos que piensan que Dios no permitirá que eso ocurra, quiero recordarles que los cristianos han sido, son y serán victimas de la persecución y del martirio. Ni siquiera Jesús estuvo exento de ello. 

Él ya nos avisó: “Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros” (Juan 15, 18-25). 

El Señor permite que algunos sufran y sean mártires por amor a Dios. Nos pide resistir ante la persecución. Ninguno de nosotros la buscamos, pero la persecución vendrá inexorablemente. Es profecía que tiene que cumplirse. Posiblemente, está aquí ya. 

"Os echarán mano, os perseguirán, os llevarán a las sinagogas y a las cárceles y os harán comparecer ante los reyes y los gobernadores por causa mía. Esto os servirá para dar testimonio." (Lucas 21, 12-13).

¿Te sientes perseguido? Entonces, dichoso tú...


"Dichosos los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el reino de Dios. Dichosos seréis cuando os injurien, os persigan y digan contra vosotros toda suerte de calumnias por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros". (Mateo 5, 10-12).