
"Porque tanto amó Dios al mundo,
que entregó a su Unigénito,
para que todo el que cree en él no perezca,
sino que tenga vida eterna"
(Jn 3,16)
La Biblia nos muestra la historia de la humanidad, su caída y su incapacidad para salvarse a sí misma y, por tanto, la necesidad de un salvador. Nos revela la obra y la intervención de Dios en la historia del hombre para redimirlo: a través de Jesucristo.
Toda la Escritura habla de Cristo, profetiza su llegada, su identidad y su misión salvífica:
- en el Antiguo Testamento encontramos 574 versículos que hacen referencia al Mesías venidero prometido por Dios
- en el Nuevo Testamento, el cumplimiento en Jesús de al menos 300 profecías, que hablan acerca de su identidad, sus obras, su enseñanza, su misión, su muerte, su resurrección, etc.

A pesar de que éstas y muchas otras profecías bíblicas se han cumplido plenamente en la persona de Jesucristo, existen otras que aún están por cumplirse como el juicio final (Ap 20,11-15), su segunda venida o el establecimiento de su Reino eterno (Dn 7,13-14; Mt 24,30-31; Hch 1,11).
En conclusión, el cumplimiento de todas esas profecías mesiánicas no es solo un hecho histórico fehaciente, sino también una prueba irrefutable de que la Biblia es obra de Dios, de que está inspirada por el Espíritu Santo y de que Cristo es el Hijo de Dios.
Pero además, dan razón a nuestra fe.
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