Y creo que es más importante saber el "por qué" hacer discípulos, en lugar del "qué" o el "cómo". Si conozco el "por qué", me resultará más fácil descubrir el "qué" y el "cómo".
¿Por qué hacer discípulos?
Por compasión
La Biblia dice que cuando Jesús "vio a las multitudes, le movió la compasión por ellos, porque estaban cansados y dispersos, como ovejas que no tienen pastor" (Mateo 9,36).
Es la compasión y la misericordia de Cristo la que me pone en "modo servicio" y me saca fuera de mi zona de confort.
No hay más que echar una mirada a este mundo perdido y comprobar la ausencia y la necesidad de Dios en la vida de las personas para ponerme en acción. .
El infinito amor que Dios siente por todos sus hijos me motiva a ir en busca de almas para Dios.
No hay más que echar una mirada a este mundo perdido y comprobar la ausencia y la necesidad de Dios en la vida de las personas para ponerme en acción. .
El infinito amor que Dios siente por todos sus hijos me motiva a ir en busca de almas para Dios.
Por generosidad
Jesús me ha regalado tantas cosas buenas en mi vida que no puedo guardármelas para mí. Él ha derramado Su amor en mi corazón a través de Su Espíritu y a través de Su Iglesia, Su pueblo. No puedo ni debo permitir que ese torrente de vida se estanque y se convierta en un Mar Muerto.
Jesús me ha regalado tantas cosas buenas en mi vida que no puedo guardármelas para mí. Él ha derramado Su amor en mi corazón a través de Su Espíritu y a través de Su Iglesia, Su pueblo. No puedo ni debo permitir que ese torrente de vida se estanque y se convierta en un Mar Muerto.
Ser generoso significa buscar a alguien para transmitirle las gracias con las que he sido bendecido. Y además, paradójicamente, cuanto más doy, más continúo recibiendo del Señor.
Estoy muy agradecido a quienes han dado generosamente su tiempo y su esfuerzo en mi discipulado. Ahora sé cuánto lo necesitaba y doy gracias por ello. No dejo de pensar cuántos otros están por ahí con sed de Dios y necesitados de la misma acogida, consideración y cuidado.
Por obediencia
Hacia el final de Su ministerio de tres años y medio, Jesús hizo saber a los discípulos que "toda la autoridad en el Cielo y toda la autoridad en la Tierra le fue concedida" (Mateo 28,18). Basándome en esa suprema posición, Él nos mandó (a los Apóstoles, a mi y a todos nosotros): "id, pues, y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28,19).
Hacia el final de Su ministerio de tres años y medio, Jesús hizo saber a los discípulos que "toda la autoridad en el Cielo y toda la autoridad en la Tierra le fue concedida" (Mateo 28,18). Basándome en esa suprema posición, Él nos mandó (a los Apóstoles, a mi y a todos nosotros): "id, pues, y haced discípulos a todas las naciones" (Mateo 28,19).
Dos mil años después, esta tarea y exhortación divina sigue siendo un asunto inacabado y por hacer. Y por obediencia a Dios, me toca a mi también.
Con la declaración misionera, el evangelio de Mateo es el único que enfatiza el trabajo de llevar a las personas a la madurez plena como "discípulos" (Marcos 16, 14-18; Lucas 24,36-49; Juan 20, 19-23; Hechos 1, 6-8 ).
Es algo más que proclamar el Evangelio a través del apostolado. Se trata de replicar el modelo que Jesús nos mostró con los Doce para llevarlo a todas las naciones del mundo.
Y yo me he comprometido como "soldado de Jesucristo" (2 Timoteo 2, 3) a poner mi granito de arena para completar este divino objetivo.
Por madurez
En Juan 15, Jesús nos revela que nos ha escogido y nos ha designado para dar fruto (Juan 15, 4- 15,16), y dar fruto en abundancia (Juan 15, 5- 15, 8) y que permanezca (Juan 15, 16).
En Juan 15, Jesús nos revela que nos ha escogido y nos ha designado para dar fruto (Juan 15, 4- 15,16), y dar fruto en abundancia (Juan 15, 5- 15, 8) y que permanezca (Juan 15, 16).
Desgraciadamente, muchas personas se acercan a Cristo y luego se alejan de Él. Obviamente, hay muchos factores que influyen y, a veces, no seguir a Cristo es simplemente el resultado del libre albedrío.
Sin embargo, hay muchos casos en los que la gente no ha tenido acceso a un discipulado que los fortalezca, les haga crecer y madurar espiritualmente.
Debo llevar a las personas que se han encontrado con Cristo a la plena madurez. Debo ayudarles a cultivar su alma para que su corazón pueda convertirse en un buen suelo que rinda 30, 60 o 100 veces cuando el dueño regrese (Marcos 4,20).
Las personas que nos integramos en grupos de discipulado, acudimos diariamente a la Eucaristía, leemos y meditamos la Palabra de Dios, oramos y adoramos más regularmente, nos confesamos con más frecuencia, compartimos la alegría y el amor de Cristo con otros con más libertad y sin temor, damos más generosamente y servimos más a menudo que los que no forman parte de esos grupos.
El discipulado produce progreso y madurez en la vida de las personas. Y eso se consigue de una forma especial a través de los grupos pequeños.
Por acogida
He oído muchas veces que la gente deja de ir a la iglesia porque no se sienten "acogidos". Eso generalmente significa que no les gusta el ambiente, la música o el cura, o todo ello.
He oído muchas veces que la gente deja de ir a la iglesia porque no se sienten "acogidos". Eso generalmente significa que no les gusta el ambiente, la música o el cura, o todo ello.
Creo que todos las personas que se acerquen a una parroquia deben sentir y disfrutar de una cálida comunidad que acoja y que acompañe.
Mientras sigo caminando con el Señor, me encuentro buscando a Jesús cada día más para crecer en el "hombre nuevo" que Él me llama a ser. En Juan 4,34 Jesús dice: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió, y terminar su obra".
Jesús se sentía acogido, alimentado y acompañado mientras llevaba a cabo la voluntad de su Padre.Cuando cumplo su voluntad y le sirvo, siento mi mente y mi corazón renovados.
Cuando me acuesto por la noche, tengo una paz indescriptible que viene de un día de trabajo para el Señor. Me siento en comunión con el Padre y como parte importante de su Plan.
Cuando me levanto y voy a misa, le ofrezco el día y le pido que "me dé mi pan de cada día" (Mateo 6,11) tanto material como espiritual.
El discipulado no es tarea fácil pero la satisfacción espiritual que se experimenta al llevar almas a Dios es tan evidente como el aire que respiramos.
Por capacidad
El mayor don que Cristo nos prometió es el Espíritu Santo. Sus primeras palabras a sus apóstoles, reunidos en el cenáculo fueron: “Recibid el Espíritu Santo”. Era el cumplimiento de una promesa que les había hecho en la Última Cena: enviar al Espíritu Consolador.
Jesús nos envía al Espíritu Santo para dotarnos a todos con la capacidad de hacer discípulos. "Dios no elige a los capacitados. Capacita a los elegidos".
Como cristiano bautizado, no sólo estoy llamado a ser un discípulo de Cristo, sino que estoy capacitado también para que otros crezcan como discípulos de Cristo. (Efesios 4, 11-12)..
El mayor don que Cristo nos prometió es el Espíritu Santo. Sus primeras palabras a sus apóstoles, reunidos en el cenáculo fueron: “Recibid el Espíritu Santo”. Era el cumplimiento de una promesa que les había hecho en la Última Cena: enviar al Espíritu Consolador.
Jesús nos envía al Espíritu Santo para dotarnos a todos con la capacidad de hacer discípulos. "Dios no elige a los capacitados. Capacita a los elegidos".
Como cristiano bautizado, no sólo estoy llamado a ser un discípulo de Cristo, sino que estoy capacitado también para que otros crezcan como discípulos de Cristo. (Efesios 4, 11-12)..
Es por su acción, que somos capaces de realizar cualquier obra para la gloria de Dios.
Yo no me siento especialmente capacitado y menos por mis méritos, pero abandonándome en manos de Dios, sé que nada es imposible.
Todas éstas son algunas razones para hacer discípulos. Seguro que hay más.
¿Y si las descubrimos mientras hacemos discípulos? ¿Te apuntas?