¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta falta de compromiso. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta falta de compromiso. Mostrar todas las entradas

jueves, 1 de agosto de 2024

MEDITANDO EN CHANCLAS (2): BLINDAJE ESPIRITUAL

En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad 
y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada:
«¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? 
¿No es el hijo del carpintero? 
¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 
¿No viven aquí todas sus hermanas? 
Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
(Mt 13, 54-58)

Jesús inicia una nueva etapa de su vida pública: visita su pueblo natal, Nazaret, se presenta ante sus paisanos y comienza a enseñar en la sinagoga. 

Los suyos pasan de la admiración y la sorpresa al recelo, al escándalo y al desprecio, como anticipo de las oposiciones y las hostilidades, de los rechazos y las incomprensiones que va a sufrir Jesús a partir de entonces (Is 50,6; Mt 27,27-31.39-44; Heb 12,2; Jn 1,11)

Las cinco preguntas con las que cuestionan a Cristo expresan perplejidad, pero también incredulidad, falta de fe, cerrazón de corazón. No ponen en duda su procedencia ni su identidad. Conocen a Jesús pero no le reconocen como Dios. Incluso, se admiran por su sabiduría y por sus milagros pero no abren sus corazones a la gracia. Piensan: "¡Imposible, el Mesías no puede ser éste, el hijo del carpintero!". 

Sin embargo, el Señor no trata de explicarse ni de dar razones, sino que evita discutir con ellos porque sabe que un profeta no es bien recibido en su tierra (Jn 4,44; Lc 4,24; Mt 13,57; Mc 6,4), porque sabe que la Verdad interpela y exige tomar una opción. Creerle supone salir de su tranquilidad, de su comodidad, de su cotidianeidad. Y no están dispuestos. Ya han elegido.

La falta de fe y el exceso de orgullo de los nazarenos no impide, pero sí limita que Jesús obre milagros. Dios siempre espera que el hombre ponga su "parte", que se acerque con un corazón humilde y contrito (Sal 51,19) para ofrecer su gracia, pero ¡cuántas veces le damos la espalda al Señor!

Esta postura de los habitantes de Nazaret es la misma que muchos tienen hoy día: no quieren aceptar a Cristo porque están cómodos con sus vidas nada exigentes y poco comprometidas con Dios. Jesús pasa a su lado, le reconocen y se asombran, pero le dejan marchar. No están interesados en ver milagros ni en ponerse escuchar cosas que le comprometan.
La predicación de Jesús, como antaño la de Jeremías y la de muchos otros profetas, resulta molesta e incómoda porque interpela, porque mueve a un cambio de forma de vida, porque requiere un giro radical de comportamiento. 

Por eso, muchas personas no quieren escucharla o incluso, la rechazan y la desprecian. El mensaje de Dios no cuadra con la mentalidad de la mayoría, no encaja con el pensamiento dominante del mundo. Por eso, los hombres suelen ponerse una coraza antiflechas, un chaleco antibalas, un blindaje espiritual. 

Son personas que ya "saben todo", que "tienen todo" y que no necesitan nada más. Son personas que, ante la Palabra de Dios, que es dulce en la boca pero amarga en el estómago (Ez 3,3; Ap 10,10), se autoprotegen o procrastinan. Han creado un corazón de piedra.
Sin embargo, otras personas realizan una escucha vulnerable de la Palabra de Dios: abren sus corazones ("Effetá", Mc 7,34) y se dejan "herir" o "morir" ("muero porque no muero", santa Teresa) por el Señor. Abren sus oídos ("quien tenga oídos que oiga", Mt 13,9) a la novedad del Evangelio y se dejan enamorar por Cristo. 

¡Qué difícil les resulta a muchos confiar en Jesús y creer que realmente está vivo! ¡Cuánto les cuesta acoger su palabra y seguirlo! ¡Qué fácil es "acostumbrarse" a una vida (incluso a una vida de fe) cómoda y a la medida con la que no tener que ver los milagros que hace Dios! 

Dispongamos el corazón con docilidad, humildad y disposición para que el Señor realice milagros en nuestra vida. 

Abramos nuestro oído y nuestra mente a la gracia para que Dios colme de bendiciones nuestra existencia. 

Abandonemos los prejuicios y los recelos que nos impiden dejarnos sorprender por Cristo y vivamos una fe auténtica y coherente con su mensaje.

JHR

miércoles, 25 de septiembre de 2019

A VECES ME PREGUNTO...

"Dichosos los que escuchan la palabra de Dios 
y la ponen en práctica."
(Lucas 11, 28)

A veces, me pregunto si la Iglesia no estará en una situación bajo mínimos, "en huelga" y de brazos caídos, cumpliendo con desgana y desinterés unos servicios mínimos que no conducen a nada...

A veces, me pregunto si la Iglesia no estará en "parada cardíaca" y que se ha olvidado de bombear sangre desde el corazón al resto del cuerpo. ¿Será porque los miembros han dejado de "moverse"? 

A veces, me pregunto si la Iglesia no se habrá instalado en una cultura de "cubrir el expediente", de “cumplir con lo mínimo” y pensar que eso... salva. 

A veces, me pregunto por qué distinguimos a los católicos en "practicantes" y "no practicantes", como si pudiera haber cristianos que no practicaran....

A veces, me pregunto por qué la "fe" de muchos se ha reducido a un mero "sentimiento" donde se cumplan los deseos propios, o a una tradición que cumple con lo justo sin  esfuerzos, sin "alardes", sin salir de la comodidad.  

A veces, me pregunto si el seguimiento a Cristo de muchos se habrá convertido en la realización de simples actos sociales y "folclóricos", donde nada es sentido ni vivido. 

A veces me pregunto si el catolicismo de muchos se habrá transfigurado en una pseudo creencia a distancia, donde el compromiso es exiguo, la verdad  "interesada" y la justicia, "fariseica".  
Resultado de imagen de preguntar a dios
A veces, me pregunto si el apostolado de muchos se habrá quedado reducido a un diálogo intimista, estático o de "tópicos", donde triunfa el "todo vale".

A veces, me pregu
nto si el servicio a Dios y al prójimo de muchos se habrá limitado a mantener una actitud ramplona, tibia, inerte...o, sencillamente inexistente. O si tan sólo se ha quedado en una bonita anécdota...

A veces, me pregunto si la esperanza de muchos se habrá quedado en una negación por alcanzar la santidad, en una excusa "oportuna" de falta de tiempo para rezar, para acudir a los sacramentos, para estar con Dios....

A veces, me pregunto si estos servicios mínimos espirituales no serán más que tibieza y mediocridad, con las que mantenerse "a una distancia prudencial" de Dios, con las que mantener una Iglesia a la medida, con las que "practicar" una fe que no exija demasiado, que sea fácil y llevadera, y en todo caso, "cumpliendo" en "última instancia" o como "último recurso".

A veces, me pregunto si en lugar de ser la Iglesia de Jesús es una multitud que no se compromete, que no deja todo cuando el Señor dice "Ven", que no camina en presencia del Espíritu Santo.

A veces, me pregunto si nos hemos convertido en una muchedumbre que no ansía la llegada del Reino de Dios, que no acepta que se cumpla la voluntad que no sea la propia, que no confía más que en sus esfuerzos, que no perdona y que "no se lo cree".

A vec
es, me pregunto si no será que hemos olvidado que Cristo nos llama a vivir con una mentalidad de "máximos", con un espíritu de "perfección" y de "santidad", con un sentido de "plenitud" y de "abundancia". 

A veces, me pregunto... Señor, ¿Cómo es que nos sigues queriendo?

Resultado de imagen de interrogacion