¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta fe auténtica. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fe auténtica. Mostrar todas las entradas

martes, 6 de agosto de 2024

MEDITANDO EN CHANCLAS (7): SEÑOR, AYÚDAME

En aquel tiempo, Jesús se retiró 
a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, 
saliendo de uno de aquellos lugares, 
se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor Hijo de David. 
Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. 
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos 
y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; 
pero también los perritos se comen las migajas 
que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: 
que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.
(Mt 15, 21-28)

Este es un pasaje que muchas veces se presta a malas interpretaciones acerca de la actitud de Jesús, que parece ignorar o despreciar a esta mujer cananea, pagana. De hecho, la primera vez, parece mostrarle indiferencia y ni la responde, y por dos veces, parece negarle lo que le pide. 

¿Qué ha pasado? ¿Dónde está la compasión y la misericordia que Jesús ha mostrado a los necesitados en los anteriores capítulos evangélicos? ¿Es el mismo Jesús o es otra persona distinta? ¿Por qué se dirige Jesús a una región como Tiro y Sidón, "impura", "prohibida" y "fuera" de la salvación, según la mentalidad judía?

Veamos, frase por frase, lo que la Escritura quiere mostrarnos:

"Jesús se retiró"
Mateo no dice que "pasó" o "cruzó" por allí como si fuera hacia a otro lugar, sino que se "quedó", permaneció allí. Es decir, Jesús tenía toda la intención de ir allí y quedarse. ¿Para qué? Para mostrarnos que la universalidad de la salvación, aunque viene a través del pueblo judío, no está restringida únicamente a Israel, sino abierta a todos los hombres.

una mujer cananea
Una mujer sin nombre, sin identidad, una mujer "alejada", prohibida por la ley, pagana, pecadora pero, en el fondo, una madre que ama a su hija y que quiere preservarla del mal. Una mujer que nos representa a cualquiera de nosotros, que no somos judíos.

"saliendo de aquellos lugares" 
Son los lugares tenebrosos y oscuros del ser humano, lugares alejados de Dios, lugares de pecado. La mujer "sale" del pecado y cree en el "Hijo de David", el Mesías prometido. Jesús siempre quiere entrar en nuestro dolor, en nuestro sufrimiento pero espera a que salgamos de nuestro pecado y pongamos de manifiesto la pureza de intención de nuestro corazón y la fe sincera en Dios. 

"Solo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel"
Cristo expresará a menudo la universalidad de su Iglesia pero esa será la misión de sus apóstoles: llevar la salvación al mundo gentil porque Él ha sido enviado a Israel. De un hombre proviene la salvación de todos, de un pueblo la del mundo. El Señor lidera, abre camino, da ejemplo, para que sus discípulos continúen su obra.

"Señor, hijo de David...tienes razón...pero ten compasión de mi y ayúdame"
La cananea confiesa y reconoce a Jesús como el Mesías prometido, y evoca la frase de los discípulos ante el milagro de Jesús caminando sobre las aguas: "Realmente eres Hijo de Dios".

El grito de esta madre sobrepasa lo natural, lo humano... esta cananea pide como "conviene"... es el Espíritu Santo quien hace proferir este gemido en ella: "el Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables (Rm 8,26).

"también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos"
La pedagogía o mayéutica del Maestro, más que dar respuestas, quiere mover los corazones de las personas a la acción, a una búsqueda explícita de la perseverancia, a un interés real por la fe verdadera, aunque no se sientan merecedores de la gracia de Dios

Dios utiliza esta pedagogía con frecuencia: calla, guarda silencio y espera. Y casi nunca entendemos por qué. Dice san Agustín: "Dios, que te creo sin ti, no te salvará sin ti", refiriéndose a que Dios quiere purificar nuestras intenciones, provocar nuestra reacción sincera y humilde, estimular nuestra de fe, para que Él pueda actuar, obrar milagros y salvarnos. 
"Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas"
Ante una fe verdadera y auténtica, ante la intercesión desesperada de una madre que pide por la salud de su hija, el corazón de Dios se conmueve y hace brotar su misericordia ante el sufrimiento humano.

Señor, a veces no escucho tu respuesta...guardas silencio, "te pido auxilio, y no respondes; me presento ante ti, y no lo adviertes" (Job 30,20)...te muestras "indiferente" o me pones impedimentos... pero yo seguiré insistiendo, porque tengo la certeza que me escuchas.

Enséñame a pedir como conviene, a pedir bien, porque "pido y no recibo, porque pido mal, con la intención de satisfacer mis pasiones" (Stg 4,3).

Señor, purifica mi intención y aumenta mi fe, porque "sin fe es imposible complacerte, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan" (Hb 11,6). 

"A ti, Señor, te invoco; Roca mía, no seas sordo a mi voz; que, si no me escuchas, seré igual que los que bajan a la fosa. Escucha mi voz suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo las manos hacia tu santuario" (Sal 28,1-2).

JHR

jueves, 25 de junio de 2020

LA AUTÉNTICA FE Y SU PROCESO

"Todo es posible para el que tiene fe"
(Marcos 9,23)

Nuestro mundo está literalmente invadido por productos falsos. Hoy no es difícil obtener falsificaciones de casi todo (ropa, relojes, bolsos, etc.), incluso noticias (fake news), que, a simple vista parecen originales y verdaderas pero que no lo son.

En nuestra sociedad global, accedemos a muchas versiones engañosas y aparentes. Con la fe ocurre lo mismo, muchas veces no es una fe auténtica sino falseada.

En tiempos de prueba como los que vivimos, la fe "aparente" no nos sirve de nada salvo para confundirnos. Es la fe auténtica la que nos vale de todo.

La auténtica fe

Entonces, ¿qué es la fe auténtica? No pretendo dar una definición, porque para eso tenemos la de la propia Sagrada Escritura: "La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve" (Hebreos 11,1) o la del diccionario de la Real Academia de la Lengua: "Virtud teologal del cristianismo que consiste en creer en la palabra de Dios y en la doctrina de la Iglesia." 

Más bien, mi propósito es añadir significados. Por tanto, la fe auténtica es:

Más que palabras

La auténtica fe no se basa en palabras sino en obras coherentes con lo que Cristo nos dice: "No todos los que me dicen: 'Señor, Señor' entrarán en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7,21). 
Hablar es gratis. Las palabras son baratas. Podemos usar mucha palabrería y adornar toda nuestra oratoria de espiritualidad, pero si nuestros actos no son coherentes con lo que decimos, rápidamente será evidente que se trata de una falsificación.

Más que emociones

La auténtica fe no se basa en emociones, deseos o sentimientos. Pero son nuestras acciones, no nuestros sentimientos, las que demuestran una fe verdadera. 
El apóstol Santiago nos dice: “¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: 'Id en paz, abrigaos y saciaos', pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro.” (Santiago 2,14-17). 

Si nos acercamos a alguien que tiene necesidades pero simplemente compartimos un lugar común o una relación de amistad, nuestra fe será una mera falsificación de la auténtica.

Más que ideas 

Para algunos cristianos, la fe es sólo unas cuantas buenas ideas que se exponen en el plano intelectual: una teología para estudiar y una doctrina para debatir. 
Podemos pasarnos el día hablando de Dios sin dejar que ello afecte a nuestras vidas. 
Podemos decir lo que hay que hacer pero si no lo ponemos en práctica, no sirve de nada. Podemos impactar a los demás con ideas y conocimientos pero si Dios no se ve en nuestras vidas, de nada vale.

Cuando Dios entra en nuestra vida se nota. La cambia y la transforma por completo. Y eso se ve.
 
Más que creencias

Podemos estar muy seguros de todo lo que creemos, pero también, podemos estar a años luz de la fe auténtica. 
El apóstol Santiago nos dice: “Tú crees que hay un solo Dios. Haces bien. Hasta los demonios lo creen y tiemblan. ¿Quieres enterarte, insensato, de que la fe sin las obras es inútil?" (Santiago 2, 19-20). Creer, por sí mismo, no es significativo. Te pone a la altura de los demonios. Ellos creen en Dios pero no siguen su voluntad.

La auténtica fe es más de lo que decimos, sentimos, debatimos o creemos. 

La auténtica fe es lo que hacemos. 

Pero, ¡cuidado! no es sólo eso, porque podemos caer en la tentación de convertir la fe en activismo. Es necesario que nuestras obras sean coherentes con la voluntad de Dios:“Si creéis, que os suceda conforme a vuestra fe” (Mateo 9,29). 

La coherencia es la clave de nuestra fe y de nuestro seguimiento a Jesucristo.

Pero la fe no es magia ni se consigue inmediatamente. Es necesario conocer y seguir un proceso:

El proceso de la fe

La fe es un proceso en nuestra vida. A veces, la pedimos y otras nos viene dada. La fe, cuando la recibimos de Dios, es como un músculo: tiene que desarrollarse. Se puede fortalecer o se puede debilitar, dependiendo de cómo y cuánto la pongamos en práctica. 

La fe que Dios nos da, suscita en nosotros:

- Imperiosa necesidad de Dios
- Discernimiento del sentido de nuestra vida
- Llamada a nuestra vocación
- Abandono de la necesidad de éxito y auto-referencialidad
- Pertenencia a la Iglesia (grupos, movimientos, parroquias, etc.) 
- Asistencia a los sacramentos
- Búsqueda de respuestas, de orientación y formación 
- Administración y Despliegue de los dones de Dios 
- Responsabilidad en el servicio por amor a Dios y a los demás
- Crecimiento personal y profundidad en la relación con Dios
- Aceptación, sometimiento y abandono en Dios
- Paso del “hacer” al “ser”  
- Preocupación por las cosas de Dios y por las de los demás
- Intensa vida interior y de oración
- Visión mística 
- Presencia de Dios en todo
- Paz profunda y Serenidad
- Obediencia y Confianza
- Misericordia y Perdón
- Desapego a las cosas materiales y a las tensiones del mundo
- Gratitud plena 
- Profunda alegría y felicidad

Todas estas cosas que Dios nos concede en el desarrollo de nuestra fe, lo realiza a través de un proceso muy sencillo de seis etapas:

1-Reconocimiento: Dios nos muestra el sueño para que se cumpla en nuestras vidas, bien porque se la hemos pedido o porque Dios se anticipa. Y le reconocemos a nuestro alrededor.
Es el momento del encuentro y el descubrimiento, del reconocimiento y de la aceptación. 

Pregunta: ¿Reconozco y necesito a Dios? 
Respuesta: ¡Te necesito, Señor!

La fe no es para indiferentes o insensibles. Requiere aceptación y apertura de corazón. Si queremos y necesitamos a Dios, tenemos que ser dóciles a lo que nos suscita y crecer en conocimiento de su persona y de su voluntad.
 
"Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; 
que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; 
de modo que así, con todos los santos, 
logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, 
comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. 
Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios 
(Efesios 3,17-19)

2-Decisión: Dios, por amor verdadero, deja que nuestra libertad actúe. Nunca la quebrantará, bajo ninguna circunstancia.
Es el momento de la verdad y del compromiso, del discipulado y la formación. 

Pregunta: ¿Qué me pide Dios? 
Respuesta: ¡Quiero saber más de ti, Señor!

La fe no es para dudosos o inconstantes. Requiere tomar una decisión y comprometerse: invertir tiempo, dinero y energía, y dejar de lado la seguridad y la comodidad. Si queremos caminar sobre el agua, tenemos que mojarnos los pies. 

"Y si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídesela a Dios, 
que da a todos generosamente y sin reproche alguno, 
y él te la concederá. 
Pero que pidas con fe, sin titubear nada, 
pues el que titubea se parece a una ola del mar agitada y sacudida por el viento. 
No se crea un individuo así que va a recibir algo del Señor; 
es un hombre inconstante, indeciso en todos sus caminos" 
(Santiago 1,5-8).

3-Espera: Dios obra según sus tiempos y concede lo que es mejor para nosotros, no siempre lo que esperamos.
Es el momento de la paciencia y el abandono en Dios, del servicio y la entrega activa a los demás. 

Pregunta: ¿Espero con confianza en Dios?
Respuesta: ¡Quiero servirte, Señor!

La fe no es para impacientes o ansiosos. Siempre se requiere algún tiempo antes que todo ocurra. Dios usa este período de espera, para enseñarnos a confiar en Él. Una espera no es una negación. 

El crecimiento y la madurez en nuestra fe es discernir la diferencia entre el “no” y el “todavía no.” Por eso, debemos pedirle a Dios que aumente nuestra fe, mientras servimos esperando.

" La visión tiene un plazo, 
pero llegará a su término sin defraudar. 
Si se atrasa, espera en ella, 
pues llegará y no tardará " 
(Habacuc 2,3).

4-Prueba. Dios prueba nuestra fe permitiendo que aparezcan obstáculos y problemas para que confiemos en Él.
Es el momento del discernimiento y la confianza, de la vida interior y del crecimiento espiritual. No es tanto preguntar ¡por qué? sino ¿para qué?

Pregunta: ¿Qué quieres de mí, Señor? 
Respuesta: ¡Hágase tu voluntad!

La fe no es para cómodos u oportunistas. Ahora es cuando parecen los problemas. ¡No tenemos que preocuparnos! Todo es parte del plan de Dios. ¡Confiemos en Dios!

"Por ello os alegráis, 
aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas; 
así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, 
que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, 
merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; 
sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, 
creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, 
alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas" 
(1 Pedro 1,6-9)

5-Perseverancia: Dios permite que aparezcan tentaciones y dificultades mayores para que nos mantengamos firmes.
Es el momento de la perseverancia y la valentía, de conjugar la fortaleza de la vida interior con las dificultades de la vida exterior. 

Pregunta: ¿Me mantengo firme
Respuesta: ¡Hasta el final, Señor! 

La fe no es para cobardes o miedosos. Es posible que nuestra situación se deteriore y llegue a ser difícil y complicada. Puede, incluso, que nos venga persecución y acoso. La situación se torna desesperada pero está a punto de producirse el milagro. Esperemos con ánimo en Dios.

"Espera en el Señor, 
sé valiente,ten ánimo, 
espera en el Señor
(Salmo 27,14)

6-Recompensa: Dios cumple su palabra y realiza el milagro: transformados en el Amor, nos concede la corona de la vida
Es el momento de la transformación y el cambio definitivo, del amor y la alegría, del agradecimiento y la alabanza.

Pregunta: ¿He amado como Dios ama?
Respuesta: ¡Gracias, Señor!

La fe no es para desagradecidos o ingratos. Dios provee siempre una respuesta sobrenatural. Milagrosamente, ¡todo cambia! ¡todo se renueva! Dios transforma odio en amor, resentimiento en agradecimiento, crucifixión en resurrección, de modo que podamos alcanzar y ver Su gloria.

"Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida" 
(Salmo 27,13)

sábado, 16 de septiembre de 2017

FE EN ACCIÓN: MANTENER CELO POR EL SERVICIO

Imagen relacionada

"No siempre podemos hacer grandes cosas 
pero podemos hacer pequeñas cosas con gran amor"
(Santa Teresa de Calcuta)

Con frecuencia vemos en muchos cristianos la dificultad para mantenerse entusiasmados por servir...especialmente a largo plazo. Comienzan excitados (quizás sobre-excitados) y van "como motos" a servir en sus comunidades, pero con el tiempo, caen en la rutina, en la pereza o simplemente "se cansan de servir".

Lo primero que debemos tener en cuenta es que la fe es un maratón y no una carrera de velocidad. El camino es largo y dura toda la vida; no se trata de ir deprisa sino con paso firme y decidido cumpliendo la voluntad de Dios.

Imagen relacionadaLo segundo es que no debemos confundir la fe con la emociónLa emoción es la agitación del ánimo que se refugia en nuestra mente, mientras que la fe se encuentra en el espíritu, en lo más profundo del ser. Cuando alguien dice: “Siento que tengo fe”, se está expresando incorrectamente porque la fe no se siente, la fe se cree, la fe de tiene. La máxima prioridad de la fe es Dios, en los sentimientos, la única prioridad, es uno mismo. 

Lo tercero es ser conscientes de que lo que nos identifica como cristianos es cómo nos amamos y cómo nos reímos

Un cristiano siempre es una persona alegre, entusiasta y celosa por servir a Dios y a los demás. 

Un cristiano siempre es una persona atenta, acogedora y que ama a Dios y a los demás.


Por eso, los cristianos debemos ayudarnos unos a otros a mantener nuestra fe, el celo por la evangelización y el entusiasmo por el servicio. 

¿Cómo? Identificando y solucionando cualquier problema que cause o pueda causar desmotivación. 

Si el nivel de entusiasmo disminuye demasiado, la gente abandona. Si la alegría desaparece y el celo se disipa, la llama se apaga. Y el servicio se olvida.

Entonces, ¿cómo mantener esa vela encendida? ¿cómo prolongar ese ardor?

Ser ejemplos de servicio


La ley de la gravedad dice que "todo lo que sube, baja".  Es una ley física inexorable

Resultado de imagen de fe de montaña rusaEn la fe, también parece estar en vigor esta ley: todo sube y baja. Es el llamado efecto "montaña rusa". 

Lo he comprobado en muchas ocasiones: después de un retiro, de una actividad de voluntariado, de una peregrinación o de una misión mariana. 

La mayoría se emociona tanto al principio que experimenta un "subidón espiritual" para poco después, caer en un profundo "bajón". 

Y es que demasiado a menudo, el nivel de celo de las personas es un reflejo de su nivel de emoción. Su camino de fe está íntimamente ligado a su estado emocional y depende sólo de sus sentimientos.

Resultado de imagen de termostato
Por ello, es necesario que los líderes o los cristianos más comprometidos sean termostatos en lugar de termómetros. La diferencia estriba en que un termómetro sólo mide la temperatura mientras que un termostato establece la temperatura

Es preciso que nos aseguremos de establecer los medios a nuestro alcance para producir y mantener un entusiasmado continuado por el servicio, en lugar de para cuantificarlo o medirlo. 

Para que los demás absorban y hagan suyo nuestro nivel de entusiasmo, debemos demostrarlo a través de nuestras palabras, de nuestros actos, de nuestras prioridades, de qué  comunicamos y cómo inter-actuamos. En definitiva, del ejemplo que seamos para ellos.

Interesarse por ellos


El mejor termostato en la fe es mostrar entusiasmo por ellos, decirles cuánto les valoramos, ayudarles a ver lo valioso que es lo que están haciendo. 
Resultado de imagen de interes por los demas
Cuando las personas se sientan valoradas en el servicio, se mantendrán entusiasmados por servir. Cuando no se sientan reconocidas, la moral comenzará a declinar. Es importante que escuchen palabras como "gracias", "bien hecho", "enhorabuena", etc.

Quien sirve, lo hace voluntariamente y por amor. Por tanto, debe sentirse útil, necesario y alentado. Un servidor debe siempre estar motivado por otro. 

También es muy importante hacerles participes de las cosas, mantenerlos informados, prepararlos y equiparlos...


Divertirse

Imagen relacionada
Una de las mejores maneras de mantener el nivel de celo alto es divertirse al servir. La alegría levanta el espíritu de equipo y crea una atmósfera donde todos desean servir

Y ¿cómo hacerlo? Creando diversión cada vez que nos reunamos. Puede ser algo tan simple como realizar dinámicas que entusiasmen a todos: charlas, excursiones, vídeos o películas, comer juntos en una barbacoa, etc. Incluso preguntarles lo que les gusta hacer, y hacerlo.


Mostrar los beneficios de servir


Una de las mejores cosas que se puede hacer para mantener a la gente motivada y encantada es mostrarles el impacto y los resultados de lo que están haciendo. 
Imagen relacionada
Invitarlos a ver cómo Dios actúa a través de ellos, cómo Dios se sirve de ellos como herramientas para su plan Universal, que son parte de "algo muy grande", que trasciende y va más a ya de un simple trabajo.

Hacerles ver el amor tan grande que se recibe cuando se sirve a otros y la gran verdad evangélica que asegura que "hay más felicidad en dar que la que hay en recibir". 

Comprobar que aunque se dan a otros, también reciben, y mucho. Reciben de ellos y de Dios.




Para la reflexión:

-¿Cuál es mi nivel actual de celo por el servicio? ¿alto? ¿bajo? ¿indiferente?
-¿Estoy sirviendo con el ejemplo? 
-¿Necesito reavivar mi pasión ante la llamada de Dios en mi vida?
-¿Mis hermanos saben que estoy entusiasmado con ellos? 
-¿Cómo les demuestro que les valoro?
-¿Es mi servicio un espacio donde hay alegría y diversión? o ¿sirvo con "cara de acelga" ?
-¿Cómo elevo el "factor de diversión"?
-¿Cómo puedo mostrarles que Dios les da un lugar en su Plan de salvación?
-¿Les he dicho alguna vez que los quiero?