¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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jueves, 30 de mayo de 2024

SIGNIFICADO Y CUALIDADES DEL LIDERAZGO CRISTIANO

"Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. 
Solo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás 
y lanzándome hacia lo que está por delante, c
orro hacia la meta, hacia el premio, 
al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús" 
(Flp 3,13-14)

La Sagrada Escritura nos muestra cómo a lo largo de toda la historia de la salvación, Dios ha suscitado líderes para guiar a su pueblo. Eligió patriarcas (Abrahán, Moisés), jueces (Sansón, Gedeón), reyes (David, Salomón), profetas (Isaías, Daniel)...y, todos, de una forma u otra, no supieron o no pudieron gestionar su liderazgo conforme a la misión que el Señor les encomendó.

Por eso, tuvo que encarnarse, en la segunda persona de la Trinidad, para mostrarnos a los hombres el perfecto liderazgo cristiano, el cual no tiene nada que ver con el poder, el mando, la fuerza o una autoridad mal entendida. Cristo es la idea de Dios para el "ser" del hombre.

Entonces, ¿qué tipo de autoridad o poder debe ejercer un líder cristiano?

Se trata de una autoridad que viene "de lo alto", un don recibido e inmerecido de Dios para ponerlo a Su servicio como hizo Cristo, en la certeza de que Dios nos capacita para aquello que nos encarga.

Se trata de poner todas nuestras cualidades y talentos al servicio de la comunidad, de los hermanos y no al de uno mismo, en la plena seguridad de que Dios nos acompaña en cada momento.

Los apóstoles también tuvieron sus problemas a la hora de gestionar posibles liderazgos, cuando discutían sobre quien de ellos era el mayor (Lc 22,24). 

Jesús les reprende y les hace entender que quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos (Mc 9,35). Además, les recuerda que sin Él, ellos no pueden nada (Jn 15,5). 
El Señor nos enseña que el liderazgo cristiano es servicio, no mando ni poder. No es gloriarse de una posición (que es delegada y temporal) sino ponerse a disposición de los demás con humildad y caridad. No es "mandar" sino "servir".

El líder cristiano lidera sirviendo y sirve liderando. Y es así porque el liderazgo no es un fin en sí mismo sino un medio para amar a Dios y al prójimo.

Entonces ¿qué cualidades o actitudes debe cultivar el líder cristiano?

Internas

Humildad. Es la esencia de un corazón "quebrantado" y servicial, que no puede ser impostada. Se trata de sencillez, de serenidad, de "ser" no de "aparentar", de dejarse aconsejar.

Responsabilidad. Es el compromiso adquirido y consciente de las obligaciones adquiridas y de la repercusión de sus decisiones, palabras o acciones. Se trata de esfuerzo, voluntariedad, diligencia, cuidado.

Integridad. Es la actitud coherente, congruente y auténtica entre lo que dice y lo que hace, entre sus palabras y actos. Se trata de ser constructivo y honesto, no popular o "bien visto".

Seguridad. Es la plena convicción de lo que Dios le ha encargado: visión y misión. Se trata de generar tranquilidad y confianza en los demás.

Santidad. Es la más alta y fundamental cualidad cristiana a la que todos estamos llamados: a separarnos del pecado y consagrarnos a Dios. Se trata de albergar principios evangélicos y valores cristianos. Supone "ser y dar ejemplo", y no sólo predicar, porque representamos y mostramos a nuestro Señor, el único que es Santo.

Externas

Amabilidad. Es el modo de expresarse agradablemente con los demás. Un líder "intratable" no motiva a nadie y ni siquiera se aguanta a sí mismo. Se trata de buena actitud, respeto, empatía, "química relacional".

Sensibilidad. Es la forma de comportarse comprensivamente, como hace una amigo con otro, o como hace un padre con sus hijos. Se trata de no ser complaciente con lo malo, con el error o con el pecado. Se trata de corregir, no para hundir al hermano sino para ayudarle, porque le ama.

Equidad. Es la manera de actuar con justicia, con imparcialidad, con neutralidad, sin hacer acepción de personas por los motivos que sean. se trata de ser recto y no moverse por "amiguismos", intereses o conveniencias.

Sinceridad. Es la cualidad de la verdad, de la franqueza, de lo correcto. Se trata de no ser hipócrita, ni falso, de no engañar o mentir para cumplir objetivos.

Unidad. Es la actitud integradora, fraterna y unánime que crea comunión, paz y armonía. Se trata de no generar división, contienda o discordia sino de buscar soluciones mediante la mediación, la intercesión y la conciliación.

Ninguno nacemos líderes, nos hacemos...
Ninguno nacemos cristianos, nos hacemos. 
Ninguno nacemos santos, nos hacemos...

Y todo por la gracia y misericordia de Dios... y para su gloria...

JHR

domingo, 26 de marzo de 2017

SE NECESITAN LÍDERES

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"Un líder conoce el camino, muestra el camino y anda el camino" 
(John C. Maxwell)

Algunos cristianos nos hemos lanzado a "esto" de la Conversión Pastoral de la Iglesia renovando métodos, estructuras y lenguajes, y a la Nueva Evangelización, anunciando a Cristo, sirviendo y discipulando a personas. 

En ambas, visión y misión se conjugan par
a renovar, anunciar y discipular, pero se necesitan líderes, personas llamadas por Dios a conducir a otros en el proceso de cambio, a conformar comunidades, a llevar la Buena Nueva al mundo entero.

Por desgracia, no existe apenas cultura de liderazgo dentro de la Iglesia porque, tradicionalmente, los sacerdotes han sido quienes han liderado todo, se han convertido en "curas-superman", que lo hacen todo y, finalmente, se "queman". 

Y es que el cura sólo, no puede: el cura pastorea, guía, va al frente, anima, da ejemplo, asume su responsabilidad, pero necesita ayuda, necesita cristianos comprometidos y corresponsables, es decir, líderes. Si no descubrimos y formamos líderes, no iremos muy lejos. 


Encontrar y formar líderes es una necesidad apremiante que tiene un fundamento profundamente espiritual. Dios llama a personas a construir comunidades, y capacita a sus elegidos para la misión, constituyendo a unos en apóstoles; a otros, en profetas; a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros (Efesios 4,11). 

En virtud del bautismo es responsabilidad de todos los bautizados asumir este liderazgo profético del que nos inviste Dios y al que nos llama la Iglesia.

Un líder es "alguien que influye", y por tanto, para influir hay que estar en acción, sirviendo. Cualquier persona que sirve a otros, es líder porque da ejemplo, porque se pone a la cabeza, porque "se tira a la piscina".

Por eso, es importantísimo detectarlos, saber qué tipo de liderazgo ejerce cada uno y ponerlos a servir donde den fruto, de acuerdo a sus dones.

Tipos de liderazgo

El pasado mes de diciembre, en el Primer Encuentro sobre Liderazgo y Experiencias Prácticas para la Conversión Pastoral para parroquias, en Algete (Madrid) se definieron diez tipos de líderes, según su estilo de influencia:

1. Visionario: Tiene una imagen clara de hacia dónde ir, lo que Dios pretende, y lo que pasará en el futuro; le frustra ver que lo que vendrá aún no llega. Le apasiona llegar a esa visión, entusiasma a otros y suele hablar bien.

2. Directivo: Es ejecutivo y firme, piensa en las cosas prácticas, no se asusta, aterriza las visiones, toma decisiones concretas que hace que las cosas funcionen, sabe donde colocar el dinero. No suele ser buen orador ni motivador.

3. Estratégico: Asume la visión y define los pasos para llegar a ella. Ve los distintos grupos y necesidades que hay que atender, sabe la ruta, el orden, el ritmo…en definitiva, organiza la estrategia para conseguir la meta.

4. Gerencial: Es el "conseguidor", el que consigue los recursos humanos y económicos; las personas y los talentos; hace las llamadas prácticas con éxito, consigue que los recursos necesarios estén ahí y que no se desperdicien o malgasten.

5. Motivacional: Motiva al equipo como Jesús motivaba a sus discípulos, persona a persona, de paseo, en barca, uno en uno o en grupos pequeños. Hace sentir a cada uno que es persona, no un engranaje. A menudo, consuela a los heridos por el líder directivo que tiende a ser un poco insensible.

6. Orador: Es una variante del líder motivacional porque motiva, consuela y acompaña, sobre todo, con oración. Abraza y acoge, reza por todos y cada uno del grupo y los acerca a Dios personalmente.

7. Forjador de Equipos: No necesariamente gestiona bien a las personas pero sabe forjar equipos, buscar los dones y carismas de cada uno y ponerlos a trabajar juntos. Organiza a las personas según sus capacidades y según las circunstancias.

8. Emprendedor: Le gusta poner en marcha cosas, pero al cabo de un tiempo, cuando ve que ya han cuajado y más o menos funcionan, prefieren pasar a otro proyecto. Hay que tener cuidado, estos líderes necesitan ir acompañados de otros líderes que den continuidad a los proyectos y eviten ir "a salto de mata". 

9. Reconstructor: Renueva cosas que ya existían pero estaban atascadas; también soluciona casos de conflictos y problemas enquistados; gestiona bien las crisis, es"solucionador" y hace "reformas" en estructuras.

10. Negociador: Construye puentes, hace concesiones, busca soluciones creativas y alternativas, junta a gente insólita, logra alianzas entre gente muy diversa, o aislada o enfrentada.

Lo que un líder cristiano es y no es

Un líder cristiano NO  
es perfecto ni ignora sus propias debilidades.
- tiene la voz más alta de la habitación ni abusa de su autoridad.


- obliga a la gente a hacer las cosas ni cómo hacerlas.
- ignora el fracaso ni enmascara la realidad.
- evita los retos ni huye de las dificultades

Un líder cristiano SÍ
- influye en otros, admitiendo sus propias debilidades.
- alienta e inspira a otros, con humildad y su ejemplo.
- muestra a otros a seguir su visión con pasión.
- asume riesgos y aprende de sus fracasos.
- es transparente y honesto, haciendo que otros se sientan valorados y apreciados.

5 Prácticas esenciales de un líder

Nuestro gran ejemplo y modelo, Jesucristo, define y nos muestra una alternativa divina a los métodos convencionales de liderazgo y que consiste en cinco prácticas esenciales:

1- Aprendizaje. "Yo quiero enseñarte, indicarte el camino que tienes que seguir, quiero darte un consejo, quiero mirar por ti." (Salmo 32,8). Cada cristiano requiere de un aprendizaje y de una forma u otra, cada modelo de liderazgo, también. Los líderes siempre deben ser aprendices: siempre dispuestos a aprender. 

Un buen líder aprende continuamente para servir mejor a los demás. Buscar la visión de la parroquia es ser visionario, pero también muy práctico y concreto. Debe tomarse su tiempo rezando, reflexionando, ante Dios y con su equipo de colaboradores, para descubrir la visión.

2- Enseñanza.  El apostol Pablo dijo: "Es, pues, necesario que sea apto para enseñar" (1 Timoteo 3, 2).  Esta práctica está estrechamente ligada a la anterior, el aprendidaje. Los buenos líderes invierten en aquellos a quienes dirigen y comparten con ellos lo que han aprendido. 

Se toman el tiempo para inculcar su conocimiento a las personas a su cargo. No guarda ni esconde nada para su propio provecho. El resultado es que las personas que siguen a estos líderes se convierten en líderes ellos mismos.

3- Servicio. Jesús dijo: "Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. No es así con vosotros. En cambio, el que quiera hacerse grande entre vosotros, sea vuestro servidor " (Mateo 20, 25-26). 

Los malos líderes dirigen a otros, los buenos líderes sirven a los demás con el ejemploAyudan y sirven como el que más, tiran del carro y no están pendientes de ejercer su autoridad.

4- Cuidado. "No hagáis cosa alguna por espíritu de rivalidad o de vanagloria; sed humildes y tened a los demás por superiores a vosotros, preocupándoos no sólo de vuestras cosas, sino también de las cosas de los demás." (Filipenses 2, 3-4).

"Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?" (1 Juan 3, 17).

A menudo, los malos líderes tienen espíritu de rivalidad o de orgullo y hacen las cosas para su gloria, creyéndose superiores. Cierran su corazón egoísta a sus hermanos necesitados y no se preocupan por ellos.

Los buenos líderes simplemente se preocupan por la gente, compartiendo sus vidas con ellos sin esperar nada a cambio, con humildad y con amor. El mismo amor del Padre. 

5- Ejecución. "Yahveh lo acabará todo por mí. ¡Oh Yahveh, es eterno tu amor, no dejes la obra de tus manos!" (Salmos, 138, 8).

Todos los líderes tienen que conseguir que las cosas se ejecuten. Tienen que producir resultados significativos.

Sin embargo, los malos líderes tienden a utilizar el control para que se hagan las cosas. Tienden a pensar que las cosas de Dios dependen de ellos.

Los buenos líderes, en su lugar, utilizan la inspiración. Comparten una visión de un objetivo que les apasiona e invitan a otros a conseguirlo con ellos, en la convicción de que es Dios quien realiza todo.

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