¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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sábado, 11 de abril de 2020

EL QUE PERSEVERE HASTA EL FIN, SE SALVARÁ

"El que persevere hasta el final, se salvará." 
(Mt 10, 22)

Vivimos en un mundo veloz e impaciente, donde el "aqui y ahora" prevalece sobre todo lo demás, y si no lo conseguimos, "tiramos la toalla", dejamos de perseverar, nos rendimos. Lo mismo nos ocurre también en el plano espiritual.

¡Cuántas veces desfallezco, nos siento cansado, perezoso o sin fuerzas para continuar el camino que Nuestro Señor me ha marcado!

¡Cuántas veces olvido el amor primero, dejo d
e mirarle con esos ojos de aquella primera vez, o apago la fogosidad de aquel primer encuentro cara a cara con Él! 

¡Cuántas veces renuncio y traiciono a Jesucristo por el qué dirán, por querer agradar a todos, por estar más pendiente del mundo que del Amor!

Sin embargo, el propio Jesús da la clave y me advierte: serás odiado por el mundo. Si soy amado por el mundo es que algo estoy haciendo mal. 

Tampoco me dice que seguirle sea fácil. Ni siquiera me pinta un cuento de príncipes azules que comen perdices. No. 

Me asegura que si persevero hasta el final, tendré recompensa.

Dice San Agustín que "la perseverancia en el amor de Dios y de Cristo hasta el fin es un don gratuito de Dios que debemos pedirle continuamente". 

San Marcos nos dice: "Creo Señor, pero aumenta mi fe" (Mc 9, 14).

Dice San Jose María Escrivá que perseverar es "dar el consentimiento de corazón a Dios de que le amamos y de que, sobre todo, siempre le amaremos."

Dios me invita, nos invita continuamente a perseverar en la fe, en su amor. Nos anima a tener firmeza de voluntad y constancia de ánimo. Sabe que somos frágiles y débiles y que estamos expuestos a muchas dificultades. Por eso, nos brinda ayuda... si se la pedimos. 

Tiene preparado para nosotros un perfecto manual de la perseverancia:

Justicia y Misericordia

"Como el Padre me ha amado, 
así os he amado yo; 
permaneced en mi amor. 
Si guardáis mis mandamientos, 
permaneceréis en mi amor; 
lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre 
y permanezco en su amor. 
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, 
y vuestra alegría llegue a plenitud. 
Este es mi mandamiento: 
que os améis unos a otros como yo os he amado. 
Nadie tiene amor más grande 
que el que da la vida por sus amigos. 
(Jn 15, 9-13)

El discípulo amado Juan, nos da algunas claves para la perseverancia: Primero, amar; después, guardar su Ley, es decir, sus mandamientos; Y ambas cosas, hacerlas siempre con alegría, incluso hasta el extremo de dar la vida por amor. 
Desideria: La misericordia no es contraria a la justicia, por el ...
Permanecer en su amor exige fidelidad. Y la fidelidad requiere perseverancia. Y ambas se demuestran con coherencia. Mi vida cristiana requiere coherencia en el obrar.

No puedo amar a Dios y odiar al prójimo; no puedo guardar sus mandamientos y servir al mundo; no podemos estar alegres y tristes a la vez. No puedo servir a dos amos. No puedo tener dos amores.

Algunos, en su lucha contra la "radicalidad" con la que acusan a quienes se mantienen fieles a la Ley de Dios, pretenden dar un sentido de incompatibilidad a la dualidad divina justicia/misericordia, negando la primera y afirmando la segunda. Y se equivocan.

Porque el amor no es hipócrita, no es infiel y no se rinde. Se da sin merecer. La justicia no es parcial, no es tendenciosa, no es arbitraria. Se da mereciendo. Dios nos da sin merecer y también mereciendo.

Oración y Discernimiento

"Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, 
junto con algunas mujeres 
y María, la madre de Jesús, 
y con sus hermanos."
(Hch 1, 14)

El apóstol Lucas nos da más claves de perseverancia: La oración junto a María. Si rezamos es señal de que perseveramos, y si lo hacemos con la Virgen María, además meditamos y discernimos, puesto que aprendemos a escuchar y guardar lo que Dios nos dice en nuestro corazón. No en vano, en la Cruz, Nuestro Señor nos dijo: "Ahí tienes a tu Madre".

Reina de las Familias oración a María para orar en familiaPor eso, mi modelo de perseverancia, meditación y discernimiento más perfecto es Nuestra Señora, la Virgen Santísima.

Orar con María significa tener siempre puesta la mirada en su amado Hijo. Rezar con Ella es garantizarme las innumerables gracias que desea otorgarnos como Madre. Meditar con la Virgen es caminar junto a Ella, contemplando los misterios de Jesucristo. Discernir con la "Llena de Gracia" es decir con Ella: "Hágase tu voluntad."

Pers
everar no es fácil. ¡Cuántas veces pienso en abandonar ante las dificultades, cuántas veces me desanimo ante la impaciencia de no ver el fin del mal, la injusticia y el sufrimiento! ¡Cuántas veces me precipito ante las situaciones sin haber discernido primero, sin haber meditado las cosas!

Eucaristía y Palabra

"Perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, 
en la comunión, 
en la fracción del pan y 
en las oraciones....
Con perseverancia acudían a diario al templo 
con un mismo espíritu, 
partían el pan en las casas 
y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; 
alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo;
y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando."
(Hch 2,42 y 46-47)


Sacramentos y Palabra son claves importantes de la perseverancia y la constancia. Ambos están concebidos para ofrecerse y darse en comunidad. Por tanto, la fe sólo puede vivirse en comunidad. 

Sólo en comunidad podemos perseverar y mantenernos en unidad. Por eso la Iglesia, que es madre, acoge y ayuda a todos sus hijos unidos y en un mismo espíritu, y nos invita a escuchar, agradecer, pedir y alabar a Dios. Y lo hace con los sacramentos y, en especial, con la Eucaristía.
Partes de la Eucaristía
Es más, Jesús se aparece a los dos de Emaús porque, desanimados por la pérdida de su Señor, han dejado de perseverar. El desaliento es el gran enemigo de su perseverancia. Y así, les escucha primero, les proclama la Palabra y les conduce a la Eucaristía, y a la comunidad. 

Debo luchar contra el desánimo para no caer en el pesimismo y después, en la desesperación. Porque si desespero, regresaré a mi casa (el mundo) y me alejaré de la de Dios.

La perseverancia en la fe, es decir, en el amor, es un vínculo que genera más fe y más amor. Y eso se consigue escuchando a nuestro Padre, que nos ha dejado su Palabra viva para guiarnos y ayudarnos. ¿No arde nuestro corazón mientras nos habla por el camino y nos explica las Escrituras? (Lc 24, 31).

Mantenerse firmes y perseverantes no debe ser fruto de la inercia o de la rutina. Perseverar es albergar un deseo de ver y escuchar a Dios, de querer estar siempre a su lado, enamorarse de Dios para siempre

Mantenerse firme es vivir con coherencia hasta el final, asumir cada cruz como el camino a la gloriacaminar sabiendo que cada tropiezo es un escalón menos hacia la meta.

Perseverar es amar, amar y amar.

El apóstol Pablo nos exhorta a permanecer firmes, cimentados y estables en la fe, la esperanza y el amor hasta el final. Sólo así obtendremos la recompensa a nuestra perseverancia:

"Por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, 
habéis sido reconciliados para ser admitidos a su presencia 
santos, sin mancha y sin reproche, 
a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, 
e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado. " 
(Col 1, 22-23)

"Así pues, como elegidos de Dios, santos y amados, 
revestíos de compasión entrañable, bondad, 
humildad, mansedumbre, paciencia. 
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos 
cuando alguno tenga quejas contra otro. 
El Señor os ha perdonado: 
haced vosotros lo mismo. 
Y por encima de todo esto, el amor, 
que es el vínculo de la unidad perfecta."
(Col 3, 12-13)

viernes, 29 de septiembre de 2017

VIACRUCIS EN EL VALLE


Hoy hemos vuelto a realizar el Vía crucis (en latín: "camino de la cruz") en el Valle de los Caídos. 

Una devoción centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más importantes de la Pasión. 

También conocido como "estaciones de la cruz" y "vía dolorosa", se trata de un camino de oración con el que meditamos la pasión y muerte de Jesucristo en su camino al Calvario. 

Un acto de piedad con el que recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte y además, nos otorga indulgencia plenaria.

Consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor, para su meditación y contemplación. Va precedido y seguido de peticiones y oraciones. A veces, se añade una decimoquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. 


Oración inicial
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración en cada estación
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Le sigue la exposición del acontecimiento propuesto o la predicación sobre el mismo, así como la meditación silenciosa. 

Oración final
Te suplicamos, Señor, que nos concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que meditemos tu Pasión, quede grabado en nosotros con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por nosotros y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que nos acompañe, durante todas nuestras vidas, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, míranos cargando la cruz de nuestro sufrimiento; acompáñanos como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres nuestra Madre y te necesitamos. Ayúdanos a sufrir con amor y esperanza para que nuestro dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.

Las 14 estaciones son:

Imagen relacionadaI. Jesús es condenado a muerte.
II. Jesús lleva la cruz.
III. Jesús cae por primera vez.

IV. Jesús encuentra a su madre María.
V. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

VI. Verónica limpia el rostro de Jesús.
VII. Jesús cae por segunda vez.
VIII.Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.
IX. Jesús cae por tercera vez.
X. Jesús es despojado de sus vestiduras.
XI. Jesús es clavado en la cruz.
XII. Jesús muere en la cruz.
XIII. Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.

XIV. Jesús es sepultado.

Lo habitual es hacer un recorrido en grupo, deteniéndose en cada estación y haciendo una oración en cada una, una lectura de algún pasaje del evangelio y también una meditación. 


El Vía crucis se adentra en el misterio eucarístico. La oración del Vía crucis es un camino que conduce a la comunión profunda y espiritual con Jesús.

El Vía crucis no está dotado de una concepción meramente sentimental, y de cuyos riesgos el Señor, en la VIII estación, advierte a las mujeres de Jerusalén que lloran por él. No basta el simple sentimiento; el Vía crucis debe ser una escuela de fe, que por su propia naturaleza, "actúa por la caridad" (Gal 5, 6).



El Vía crucis nos muestra un Dios que padece él mismo los sufrimientos de los hombres, y cuyo amor no permanece impasible y alejado, sino que viene a estar con nosotros, hasta su muerte en la cruz (Flp 2, 8). 

El Dios que comparte nuestras amarguras, el Dios que se ha hecho hombre para llevar nuestra cruz, quiere transformar nuestro corazón de piedra y llamarnos a compartir también el sufrimiento de los demás; quiere darnos un "corazón de carne" que no sea insensible ante la desgracia ajena, sino que sienta compasión y nos lleve al amor que cura y socorre: "El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12, 25; Mt 16, 25; Mc 8, 35; Lc 9, 24; 17, 33).

"El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga" (Mt 16, 24). Jesús mismo ofrece la interpretación del Vía crucis, nos enseña cómo hemos de rezarlo y seguirlo: es el camino del negarse a sí mismo, es decir, el camino del amor verdadero. Jesús ha ido por delante en este camino, camina con nosotros, en cada momento de nuestra vida de hoy, como aquella vez con los discípulos de Emaús.


jueves, 19 de mayo de 2016

EL YOGA: ¿COMPATIBLE CON CRISTO?



"Tienen apariencia de sabiduría por su afectada piedad, 
su humildad y la mortificación corporal; 
pero no tienen valor alguno: 
solo sirven para cebar la carne.”
(Colosenses 2,23)

En el mundo individualista y relativista de hoy, donde "todo vale", existe un interés creciente por el Yoga, incluso entre los cristianos, y que también se extiende a otras prácticas esotéricas y de la Nueva Era como el Reiki, la reencarnación, la acupuntura, la sanación, la reflexiología, etc. 

Métodos sobre los que el Vaticano ha prevenido y avisado en su documento "Jesucristo, portador del agua de la vida".

Para algunos el Yoga es algo bueno, un medio de relajación y de alivio de la tensión, un ejercicio para la salud y para estar en forma e incluso, es una curación de enfermedades.

Pero el Yoga es, principalmente, una disciplina espiritual de meditación y por tanto, los cristianos debemos informarnos sobre su compatibilidad con la fe católica.

¿Qué es el Yoga?

La palabra Yoga significa "unión". El objetivo del Yoga es unir el yo transitorio (temporal), "JIVA", con el (yo eterno) infinito, "BRAHMAN", el concepto hindú de Dios, que no es un Dios personal, sino una sustancia impersonal espiritual en unión con la naturaleza y el cosmos.
El Yoga es radicalmente contrario e incompatible con la espiritualidad cristiana porque es panteísta (Dios es todo y todo es Dios). 

No es sólo un sistema elaborado de posturas y de ejercicios físicos, sino una disciplina espiritual que afirma que el hombre y Dios son uno. El cristianismo establece claramente una distinción entre Creador y criatura, entre Dios y hombre.

En el Hinduismo, el bien y el mal son uno y lo mismo. En el Cristianismo, el Bien y el mal no son lo mismo. El pecado es una ofensa contra la Santidad de Dios y la razón por la que necesitamos un Salvador. La Encarnación, la Vida, la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesús son para nosotros medios de salvación, es decir, para liberarnos del pecado y de sus consecuencias. 

En el mejor de los casos, el Yoga es una práctica pagana y en el peor es una práctica oculta"No os maravilléis, pues también Satanás se disfraza de ángel de luz" (2 Cor 11, 14).
El yoga es la religión del anticristo: el hombre que se hace Dios. Con el Yoga no se acepta otra cultura, sino otra religión que excluye a Dios Creador, para convertir a cada uno en su propio Dios. 

El deseo de llegar a ser Dios es el primer y el segundo pecado en la historia de la creación:
  1. Rebelión de Satanás.
     "Subiré hasta el cielo y levantaré mi trono encima de las estrellas de Dios, me sentaré en la montaña donde se reúnen los dioses, allá donde el Norte se termina;
    subiré a la cumbre de las nubes, seré igual al Altísimo" (Isaías 14, 13-14).
  1. Rebelión del hombre. "La serpiente le dijo a la mujer: ¡No, no moriréis! Antes bien, Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal" (Génesis 3, 4-5).
La filosofía y la práctica del Yoga están basadas en la creencia de que el hombre y Dios son uno. Se enfatiza la figura de uno mismo, en lugar de en el Único y Verdadero Dios.

El Yoga anima a buscar las respuestas de la vida en nuestra mente y conciencia, en vez de buscar soluciones en la Palabra de Dios a través del Espíritu Santo.

¿Debe un cristiano practicar yoga?

Las dudas y confusiones, la apostasía y la infidelidad, la frialdad religiosa y la indiferencia han llegado a Occidente de la mano de la mística y las meditaciones orientales, de las prácticas esotéricas y de la Nueva Era, del yoga y del reiki... 

Un cristiano no puede en ningún caso aceptar la filosofía y la práctica del yoga, ya que el Cristianismo y el Yoga se excluyen mutuamente.

Para un cristiano, la oración es el diálogo con nuestro Dios Creador, que es una persona distinta a nosotros y a quien necesitamos.

Para un cristiano, el pecado es el principal problema del hombre, lo que le distancia de Dios y por eso, necesita la reconciliación, a través de Jesucristo "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo". Por la muerte de Jesús en la cruz, Dios ha reconciliado consigo al mundo. 

Para un cristiano, la redención es un regalo gratuito que sólo puede ser recibido  por Dios y nunca ganado o alcanzado a través del propio esfuerzo o con obras

Sólo Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida.