¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 15 de octubre de 2019

¡NOS ATACAN!

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¿Final? No, el viaje no concluye aquí. 
La muerte es solo otro sendero, 
que recorreremos todos. 
El velo gris de este mundo se levanta 
y todo se convierte en plateado cristal. 
Es entonces, cuando se ve...La blanca orilla. 
Y mas allá, la inmensa campiña verde,
 tendida ante un fugaz amanecer.
(El Retorno del Rey)

Las estrellas se nublan. Algo se inquieta en el este. Una insomne malicia. El ojo del enemigo avanza. Es la calma que precede a la tempestad.

El Enemigo ha fijado su mirada en España. Su encendidos ojos rojos lanzan fuego sobre la descendencia de la Mujer. Quiere devorar al Heredero...destruir su linaje.

Una Cruz a lo lejos. Un Cruz blanca, en un gran patio de piedra. Cae demolida...

Hasta el mismísimo calor de la sangre arrebata. El Valle está cerrado. Los que murieron lo construyeron, y los Santos lo guardan. El Valle está cerrado.

Una ciudad en llamas. Un país dividido y arrasado por el odio...

Percibimos un esbozo del plan enemigo. Satanás avanza para atacar la ciudad blanca. 

Su derrota tiempo atrás, ha demostrado a nuestro enemigo una cosa, sabe que el heredero del Reino se ha dado a conocer, que los hombres no son tan débiles, que su coraje podría seguir intacto. 

Una fuerza tal vez suficiente para retarle. Satanás teme esto. No se arriesgará ante los pueblos de la Tierra de María, unidos bajo una misma fe, bajo un mismo espíritu. 

Urdirá división y tumulto. Reducirá la ciudad a escombros, antes de ver a un rey recuperar el trono de los hombres. Si las almenaras de la Ciudadela se encienden, que el país se prepare para la guerra.

Dime. ¿Por
qué rendir pleitesía a un Heredero destronado y olvidado? ¿Por qué cabalgar en ayuda de aquellos que no nos la prestaron? ¿Qué debemos a la Ciudadela?

El futuro se está agotando. Pero aún es nuestro. Nada es seguro, salvo nuestra fe. La tibieza y cobardía de muchos, antaño fieles, les impiden tomar partido y elegir bando. Pero no les ha sido otorgado la autoridad de negar el retorno del Rey. Los caballos se inquietan y los hombres callan. Les trastorna la Sombra de la Montaña.

El Enemigo está listo, con todo su poder reunido. No sólo con soldados de oriente, sino con hombres del oeste, también. Legiones de guerreros del sur. Mercenarios de la costa. Todos acudirán a la llamada del Mal. Será el fin del país que conocemos. Aquí el mazazo será mas contundente.

Si to
man el Valle, si la guarnición de San Benito cae, la última defensa de esta ciudad habrá caído. ¿Quien defenderá nuestros valores si las trincheras del frente caen? ¿Quién resistirá la furia, si los bastiones de vanguardia sucumben?

El Enemigo está por revelar aún a su más letal siervo. El que acaudilla los ejércitos del Mal en la guerra. Aquél de quien se dice que ningún hombre vivo puede resistir sus tentaciones. 

Tú ya le conoces, hirió a la Mujer en el calcañal. El Señor de los demonios. El averno es su guarida.  La ciudad muerta. Repugnante paraje repleto de maldad.

Y al fin llegó la hora. La gran batalla de nuestro tiempo. La situación ha emprendido una marcha imparable. El tablero está listo, las piezas se mueven
...

Ha roto nuestras defensas, han tomado el puente y l
a ribera oeste. Batallones de enemigos cruzan el Valle. Enviad a todas las legiones. No detengáis el ataque hasta que la Basílica haya sido tomada. ¡Aniquiladlos!

Recorred aprisa la Marca, alistad a todo hombre capaz en el sagrario. Los hombres han encontrado a su Señor. Le seguiremos a la batalla, hasta nuestro último aliento, incluso a la muerte. Nos ha traído esperanza Nosotros iremos. 

Llegada es la hora, Jinetes de Dios, os ata un juramento, dadle ahora cumplimiento. ¡Por el rey y la tierra!
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De las cenizas despertará el fuego. La luz brotará de la sombra. Forjada será de nuevo la espada de sus pedazos. El destronado retornará para ser rey.

¡Abrid paso al Rey! ¡Abrid paso! Doy esperanza a los Hombres. No guardo ninguna para mí.  ¡No temo a la muerte! 

¡Aprisa, a las murallas! ¡Defended la muralla! ¡Retomad posiciones! Sois soldados de Dios. No importa lo que atraviese esa puerta. Permaneced en el puesto. Contenedlos, ¡no cedáis al miedo! ¡Manteneos firmes! ¡Luchad!

¡Avanzad, sin temor a la oscuridad, luchad, luchad jinetes de María. Caerán las lanzas, se quebrarán los escudos, aún restará la espada, rojo será el día hasta el nacer del sol! ¡Cabalgad, hasta la desolación y el fin del mundo!

Veo en vuestros ojos el mismo miedo que encogería mi propio corazón.  

Pudiera llegar el día en que el valor de los hombre decayera, en que olvidáramos a nuestros compañeros y se rompieran los lazos de nuestra comunidad, pero hoy no es ese día.

En que una hora de lobos y escudos rotos rubricarán la consumación de la edad de los Hombres, pero hoy no es ese día... 

¡En este día lucharemos! Por todo aquello que vuestro corazón ama de esta buena tierra, os llamo a luchar, ¡Hombres del Oeste!

Esta noche recordamos a aquellos que dieron su sangre por defender esta bendita tierra de María. ¡Salve a los victoriosos caídos!


¡El que tenga oídos que oiga!

Fragmentos del libro "El Retorno de Rey", El Señor de los Anillos. J. R. R Tolkien

viernes, 29 de septiembre de 2017

VIACRUCIS EN EL VALLE


Hoy hemos vuelto a realizar el Vía crucis (en latín: "camino de la cruz") en el Valle de los Caídos. 

Una devoción centrada en los Misterios Dolorosos de Cristo, que se meditan y contemplan caminando y deteniéndose en las estaciones que, del Pretorio al Calvario, representan los episodios más importantes de la Pasión. 

También conocido como "estaciones de la cruz" y "vía dolorosa", se trata de un camino de oración con el que meditamos la pasión y muerte de Jesucristo en su camino al Calvario. 

Un acto de piedad con el que recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte y además, nos otorga indulgencia plenaria.

Consta de 14 estaciones, cada una de las cuales se fija en un paso o episodio de la Pasión del Señor, para su meditación y contemplación. Va precedido y seguido de peticiones y oraciones. A veces, se añade una decimoquinta, dedicada a la resurrección de Cristo. 


Oración inicial
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración en cada estación
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Le sigue la exposición del acontecimiento propuesto o la predicación sobre el mismo, así como la meditación silenciosa. 

Oración final
Te suplicamos, Señor, que nos concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que meditemos tu Pasión, quede grabado en nosotros con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por nosotros y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que nos acompañe, durante todas nuestras vidas, un agradecimiento inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, míranos cargando la cruz de nuestro sufrimiento; acompáñanos como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres nuestra Madre y te necesitamos. Ayúdanos a sufrir con amor y esperanza para que nuestro dolor sea dolor redentor que en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.

Las 14 estaciones son:

Imagen relacionadaI. Jesús es condenado a muerte.
II. Jesús lleva la cruz.
III. Jesús cae por primera vez.

IV. Jesús encuentra a su madre María.
V. Simón el Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz.

VI. Verónica limpia el rostro de Jesús.
VII. Jesús cae por segunda vez.
VIII.Jesús consuela a las mujeres que lloran por él.
IX. Jesús cae por tercera vez.
X. Jesús es despojado de sus vestiduras.
XI. Jesús es clavado en la cruz.
XII. Jesús muere en la cruz.
XIII. Jesús es descendido de la cruz y puesto en brazos de María, su madre.

XIV. Jesús es sepultado.

Lo habitual es hacer un recorrido en grupo, deteniéndose en cada estación y haciendo una oración en cada una, una lectura de algún pasaje del evangelio y también una meditación. 


El Vía crucis se adentra en el misterio eucarístico. La oración del Vía crucis es un camino que conduce a la comunión profunda y espiritual con Jesús.

El Vía crucis no está dotado de una concepción meramente sentimental, y de cuyos riesgos el Señor, en la VIII estación, advierte a las mujeres de Jerusalén que lloran por él. No basta el simple sentimiento; el Vía crucis debe ser una escuela de fe, que por su propia naturaleza, "actúa por la caridad" (Gal 5, 6).



El Vía crucis nos muestra un Dios que padece él mismo los sufrimientos de los hombres, y cuyo amor no permanece impasible y alejado, sino que viene a estar con nosotros, hasta su muerte en la cruz (Flp 2, 8). 

El Dios que comparte nuestras amarguras, el Dios que se ha hecho hombre para llevar nuestra cruz, quiere transformar nuestro corazón de piedra y llamarnos a compartir también el sufrimiento de los demás; quiere darnos un "corazón de carne" que no sea insensible ante la desgracia ajena, sino que sienta compasión y nos lleve al amor que cura y socorre: "El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12, 25; Mt 16, 25; Mc 8, 35; Lc 9, 24; 17, 33).

"El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga" (Mt 16, 24). Jesús mismo ofrece la interpretación del Vía crucis, nos enseña cómo hemos de rezarlo y seguirlo: es el camino del negarse a sí mismo, es decir, el camino del amor verdadero. Jesús ha ido por delante en este camino, camina con nosotros, en cada momento de nuestra vida de hoy, como aquella vez con los discípulos de Emaús.