¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 1 de mayo de 2018

EL PODER DEL EVANGELIO

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"Yo no me avergüenzo del evangelio, 
que es poder de Dios para la salvación de todo el que cree..."
 (Romanos 1,16)

En nuestro mundo, donde todo es relativizado, son muchos los que creen y afirman que el Evangelio es un conjunto de "propuestas o ideas" que pueden adoptarse o no, y que muchas de ellas están obsoletas. Incluso, dentro de la Iglesia católica, hay quienes lo piensan.

Es por ello, que aquellos que creemos firmemente en el poder y la rotundidad del mensaje del Evangelio, a veces, somos considerados radicales, ilusos e incluso ignorantes. Pues, para ellos, "la perra gorda".

No sólo no nos avergonzamos del mensaje evangélico, sino que tenemos la certeza y la convicción absoluta de su veracidad, igual que el apóstol Pablo (Romanos 1,16). ¿Por qué? ¿Qué poder puede haber en una "propuesta" o en una "idea"? ¿Cómo pueden estas ideas o propuestas ser lo suficientemente poderosas como para lograr la salvación de todos los que creen en ellas?

Jesucristo 

Jesucristo predicó el Evangelio con poder y autoridad tanto a judíos como a gentiles, y sus vidas cambiaron para siempre: "Todos se maravillaban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la ley." (Marcos 1, 22). 

Resultado de imagen de enseñaba con autoridadEl poder y la autoridad con la que hablaba no venían de su capacidad ni de su liderazgo como hombre, ni tampoco porque hablara por iniciativa propia, sino porque fue enviado por su Padre (Juan 8,42).


Jesús no enseñó "su" doctrina ni tampoco una doctrina humana, transmitió la Palabra del Padre: “Porque yo les he comunicado lo que tú me comunicaste”(Juan 17, 8). Actuó y enseñó con autoridad, no en la autoridad de la ley, sino en la autoridad que le viene "de lo alto".
Jesús habló con contundencia, claro y directo, y por ello se hizo merecedor de burlas, enemistades, persecución y, finalmente, la muerte. Jesús no pretendía quedar bien con nadie ni buscaba el aplauso de nadie: “Yo no busco mi gloria” (Juan 8, 50).

En este sentido, alguien que reconoció su autoridad le dijo a Jesús:”Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios con franqueza, y que no te importa de nadie, porque no miras la condición de las personas” (Mateo 22, 16).
Jesús habló con autoridad porque conocía el mensaje de Dios Padre: “En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto…” (Juan 3, 11). Jesús tenía la certeza de que su mensaje era verdadero y por eso, hablaba con propiedad y con conocimiento de causa: “…os he dicho la verdad que oí a Dios” (Juan 8,40). Nadie pudo nunca decir que Jesús mintió o engañó. Sabía lo que decía, creía en lo que decía, por eso hablaba con profundo convencimiento.
Jesús enseñó con coherencia: predicó con su vida. Él no sólo dice la verdad, "Él es la Verdad" (Juan 14, 6), sino que además es creíble. Sus obras dan testimonio de Él (Juan 5, 36). Las palabras de Jesús fueron confirmadas con sus hechos (Marcos 16, 20).
Jesús enseñó con sabiduría, con elocuencia, desde el corazón; no era una elocuencia aprendida, artificial o postiza como la de los fariseos o los escribas (Marcos 1, 22), quienes eran los ‘encargados’ de hablar o enseñar por oficio. Decían de Jesús: “…Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre” (Juan 7, 46). “….y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios” (Lucas 5, 1). Incrédulos, quienes conocían sus orígenes humanos, se preguntaban: “¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?” (Mateo 13, 54). Es la misma experiencia de los dos discípulos de Emaús que habían escuchado a Jesús resucitado: “¿No ardían nuestros corazones cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lucas 24, 32).
Jesús, más que nadie, sabía que la autoridad no es para mandar sino para servir, para formar, para el bien, aunque Él hubiera podido parecer duro en alguna ocasión. Lo que decía Jesús, aunque su palabra no siempre fue consoladora o dulce, era expresión del amor de Dios y buscaba el bien a través de la corrección. Y porque Jesús ama, les echa en cara, por ejemplo, a los fariseos su hipocresía (Mateo 23, 13-36) y a Pedro su error de querer desviarlo del camino de la cruz (Mateo 16, 21-23).

Jesús enseñaba en tono imperativo, motivando a sus oyentes a dejar la pasividad. Su mensaje requería de la acción inmediata.


Los apostoles

Resultado de imagen de apostoles en pentecostesEl apóstol Pedro y los demás apóstoles, por el poder del Espíritu Santo después de Pentecostés,  proclamaron estas mismas poderosas "ideas" a miles de judíos: "Todos estaban impresionados ante los prodigios y señales que hacían los apóstoles" (Hechos 2, 43)) y más tarde, a los gentiles: "Todavía estaba hablando Pedro, cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Todos los fieles circuncisos que habían venido con Pedro se extrañaban de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los paganos, pues los oían hablar lenguas extrañas y glorificar a Dios."(Hechos 10, 44-46).

Resultado de imagen de pablo apostol de cristoEl apóstol Pablo predicó el mensaje del Evangelio de la misma manera, una y otra vez en las sinagogas (Hechos 13, 5), en los mercados (Hechos 17,17), por los ríos (Hechos 16, 13-15), en las cárceles (Filipenses 1, 12-14) , uno a uno (Hechos 16, 19-31) y a grandes multitudes (Hechos 21,40). Sus tres viajes misioneros fueron en realidad una "Evangelización con poder".


A lo largo de más de 2.000 años, Jesús ha construido su Iglesia con el poder de su Espíritu mediante cristianos que no se avergonzaron de declarar con autoridad y con poder estas "ideas". Incluso, muchos murieron por esas "ideas".

Moisés

En el Antiguo Testamento, Moisés se resistía a predicar porque no se veía capaz de predicar y le preguntó a Dios "qué pasaría si no le creyeran o no le escuchasen" (Éxodo 4)Dios tomó el bastón de Moisés y le infundió su poder para liberar a los israelitas de la tiranía de Egipto y el odio de Faraón.


Imagen relacionadaMuchos, como Moisés, siguen dudando del poder del Evangelio; siguen dudando que Dios pueda coger algo ordinario y convertirlo en extraordinario. Pero, puede y lo hace: "Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan - para nosotros - es fuerza de Dios" (1 Corintios 1,18). 

En el Nuevo Testamento, Dios tomó un conjunto de "ideas", el Evangelio, y lo infundió con poder divino. Durante dos milenios, él ha usado este mensaje poderoso para liberar millones y millones de la tiranía del pecado y el odio a Satanás.

Para muchos, el mensaje de "propuestas" del Evangelio es "de locos". Es demasiado simple. Es demasiado estrecho, pero es la certeza en este mensaje lo que nos salva (2 Tesalonicenses 2,13).

Lo interesante de este conjunto de "propuestas poderosas" es que puede y debe conducir a la igualdad real (Gálatas 3,28), a la unidad racial (Efesios 2, 14-18) y a la generosidad radical (Hechos 4, 31-33). Esto es exactamente lo que se desarrolló en la iglesia primitiva.


Y, sí, necesitamos no sólo "creer" pues los demonios creen y no por ello, se salvan, sino, además, aplicar leste poder del Evangelio en nuestras vidas, en nuestras parroquias y en nuestro entorno.

Sólo así, podremos proclamarlo en voz alta y sin miedo ni vergüenza, gracias al poder y a la autoridad que vienen "de lo alto".




lunes, 21 de septiembre de 2015

7 RAZONES PARA EVANGELIZAR


Decimos que la identidad de la Iglesia es misionera, evangelizadora. Pero ¿Por qué estamos todos llamados a evangelizar? ¿Qué razones tenemos para ponernos en misión?

1. ES LA VOLUNTAD DE DIOS.
Dios quiere que todos los hombres se salven y conozcan la verdad. (1 Timoteo 2,4).

2. ES UN MANDATO EXPLÍCITO DE JESUCRISTO.
Jesús nos manda ir y hacer discípulos, bautizando y enseñando. (Mateo 28, 19-20). Jesús nos envía, como el Padre le envió a Él. (Juan 20,21).

3. ES UN DERECHO Y UN DEBER DE LA IGLESIA.
Predicar el Evangelio no es para nosotros ningún motivo de gloria; es más bien un deber que nos incumbe. (1 Corintios 9,16).

4. ES POR AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO.
Los cristianos nos sentimos impulsados a evangelizar por la caridad, por amor a Dios y con la que anhelamos participar de los bienes espirituales, tanto de esta vida como de la venidera.

5. ES POR DAR GLORIA A DIOS.
Dios es plenamente glorificado por la evangelización con la fe de los hombres, unidos en un solo cuerpo, en un solo pueblo.

6. ES UNA VIDA NUEVA EN CRISTO.
Cristo nos ha otorgado la salvación, una vida nueva llena de sentido y de amor que no podemos guardarnos para nosotros egoístamente, sino que debemos comunicarla a todo el mundo con la alegría de quien ha encontrado un tesoro.

7. ES UNA RENOVACIÓN DE LA IGLESIA.
La misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!