¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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lunes, 15 de agosto de 2022

MEDITANDO EN CHANCLAS (16): ¿QUIÉN PUEDE SALVARSE?

"En verdad os digo que difícilmente 
entrará un rico en el reino de los cielos. 
Lo repito: 
más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, 
que a un rico entrar en el reino de los cielos" 
(Mt 19,24)

La escena que contemplamos en el evangelio de hoy habla de salvación y comienza con un Jesús que insiste por dos veces a los discípulos en la dificultad de que un rico entre en el reino de los cielos, tras haberse cruzado con el joven rico, quien no fue capaz de darle el "sí" y seguirlo.

El joven rico preguntó qué era necesario hacer y qué le faltaba para obtener la vida eterna. Jesús, le dice que lo primero es el cumplimiento de la ley, después, el desprendimiento de las riquezas y por último, el seguimiento de Cristo.

El Señor nos pide primero que cumplamos la voluntad de Dios, pero que no nos quedemos ahí. El segundo paso, quizás el más difícil, que nos desprendamos de nuestras riquezas, que no son sólo las materiales, sino nuestros apegos, deseos o derechos: libertad, éxito, bienestar, comodidad, egoísmo...

Finalmente, una vez que cumplimos la voluntad de Dios y no la nuestra, Cristo nos pide que le imitemos y le sigamos en el camino hacia la vida eterna, que pasa imperiosamente por la negación de nosotros mismos para darnos a los demás. 

Por eso, Jesús recalca dos veces la dificultad de que una persona egoísta (rico) entre en el reino de los cielos, porque para entrar en él, lo primero que tenemos que hacer es priorizarlo, dejarlo todo, incluso a uno mismo. 

Si mis prioridades son otras, de nada me sirve "cumplir" las normas. Si mis apegos me esclavizan y me impiden seguir a Cristo, lo que me queda es vivir una vida triste, como la del joven: rico pero esclavizado.

El Señor me pide una fe de "máximos", no de "mínimos". Una fe de desprendimiento no sólo de "cumplimiento". Porque puede ocurrirme como al joven rico, que aunque sea "buena persona" porque no mate, no robe, no mienta...sí que me cueste poner a Dios en el primer lugar y desprenderme de "mí y de mis cosas". Por eso, Jesús dice que es imposible para mí, pero no para Dios: solo no puedo. 

Esa es la clave: mi salvación no depende de mis méritos sino de la gracia de Dios. Pero eso no significa que pueda "tumbarme a la bartola" y esperar que Dios lo haga todo. El cielo no funciona así...

Tengo que poner todo de mi parte, y a Dios en el primer lugar, es decir, desprenderme de "mi yo y de mis cosas" y acudir a Él con frecuencia, pedirle su gracia en la oración y en los sacramentos...y poder "pasar por el ojo de la aguja".



JHR



jueves, 6 de agosto de 2015

¿CUÁLES SON LAS PRIORIDADES EN MI VIDA?




Habitualmente, las prioridades en una vida tan corta como la que vivimos van íntimamente unidas al concepto “tiempo”. Y van cambiando a lo largo de nuestra vida, según somos niños, adultos o mayores: cuando somos niños, nuestra prioridad es jugar; cuando somos adolescentes nuestra prioridad es enamorarnos, cuando somos adultos, nuestra familia, nuestro trabajo y cuando somos mayores, nuestra salud.

Nos pasamos la vida intentando encontrar su verdadero significado y su razón de ser, pero lo cierto es que no lo pensamos detenidamente.


Es vital preguntarse, ¿cuál es sentido de mi vida? y ¿cómo llego a él?


                     



Lo primero de todo es:


Fijar un fin en la vida 

En la selva, una gacela en la selva, sabe que debe correr para que no la atrape el león y muera; Un león sabe que debe correr para atrapar a una gacela o morirá de hambre. Ambos se mueven con un fin, pero lo hacen por instinto. 

Lo que distingue al ser humano de los animales es que posee libertad, es decir, la capacidad para tomar decisiones, priorizar, elegir y actuar en consecuencia, más allá de los instintos.

Por ello, lo primero es fijarse un objetivo, un sentido en la vida, un fin último.


Lo Primero, es lo Primero

Una vez que nos hemos fijado un sentido en nuestra vida, es necesario una disciplina, una voluntad es decir, la capacidad de “empezar por lo primero”, de subordinar los sentimientos, impulsos y estados de ánimo en favor de nuestro objetivo. 

Un deportista tiene claro su objetivo: una medalla, un récord, una victoria. Sin embargo necesita priorizar, necesita establecer una disciplina diaria de entrenamiento, alimentación, vida sana, etc. que le lleve a la consecución del mismo. 

Si se queda en lo inmediato o en lo sencillo, como quedarse en la cama o meterse un atracón de dulces, eso no le hará llegar a su meta. Debe tener claro cuál es su fin último y hacer primero, lo primero, o no lo conseguirá. 



“SI SABES DÓNDE VAS, CUALQUIER CAMINO NO TE VALE”


“Lo inmediato” ACTÚA SOBRE NOSOTROS, nos presiona, nos controla, reclama acción instantánea, impulsos instintivos.

“Lo importante” TIENE QUE VER CON EL FIN ÚLTIMO, con los objetivos, las metas. Requiere reflexión.

Ahora que se acerca el verano, comienza la “operación bikini”. Es decir, nos fijamos un fin: estar monísimas en la playa. Se requiere esfuerzo, disciplina, decir no a muchas cosas, priorizar, para alcanzar el objetivo.

Fijar un objetivo, hace que nuestra vida, nuestro esfuerzo y sacrificio tenga un sentido y todas nuestras acciones (prioridades) deben ir encaminadas a conseguirlo. Esta libertad de establecer nuestras prioridades es nuestro gran poder.

Pensemos un momento cómo podemos poner todas nuestras capacidades humanas al servicio de nuestro fin último:

· Imaginación. La capacidad de visionar todas las posibilidades y alternativas, soñar, tener ideales, etc. para tener una vida plena.

· Inteligencia. La habilidad de pensar, razonar, evaluar y planificar.

· Voluntad. La decisión de buscar un sentido a nuestra vida, elegir una acción concreta, sin ser obligado por impulsos, sentimientos o instintos.

Cuando uno es consciente de las posibilidades (imaginación), evalúa las opciones (inteligencia), se busca su fin último (voluntad) y se plantea cómo lograrlo (acción), uno está ejerciendo el poder y la libertad de elegir una prioridad.


I. ¿Qué es una prioridad?


El diccionario define prioridad como:

1. Superioridad en rango, posición o privilegio.

2. Preferencia, predilección.

3. Anterioridad o importancia en orden o en el tiempo de una cosa respecto de otra

En la vida, una prioridad es algo importante:

1. La razón por la que vives, aquello en lo que enfocas tu vida.

2. El valor en torno al cual tu vida se ordena, para bien o para mal.

3. Lo primero que reclama tu tiempo, tu energía y tus recursos.

4. Algo conscientemente elegido o establecido por uno mismo, no por circunstancias externas.

Una prioridad consiste en la interacción de valores, creencias, ideales y compromisos:

1. VALORES. Aquello a lo que doy valor e importancia.

2. CREENCIAS. Aquello que creo, que es verdad y digno de confianza.

3. IDEALES. Aquello que quiero para mí, para otros. Mis sueños, mis deseos.

4. COMPROMISOS. Aquello que estoy dispuesto a hacer, a dejarme guiar o actuar.


II. ¿Cuáles son las prioridades de mi vida?

Hay muchas clases de prioridades (tantas como personas). Puedes establecer tu propia prioridad, o puedes dejar a otros que la determinen por ti. Algunos ejemplos de prioridades son: 

1. Dinero/éxito. Durante gran parte de mi vida el dinero y el éxito han sido una prioridad en mi vida, como la de muchas personas. Esta sociedad consumista nos dice: “tienes que ganar y gastar dinero” “tienes que triunfar”. El dinero es necesario y el éxito es un orgullo, pero ocurre que siempre miras lo que te falta y no aprecias ni cuidas lo que tienes. 

2. Poder/éxito. Prioridades muy comunes hoy día, sobre todo, en las personas pero que suelen llevar a ”la soledad del poder”. Y no está mal, engorda nuestro ego y potencia nuestra autoestima, pero, sinceramente, yo prefiero estar rodeado de amigos de verdad.

3. Aficiones/amigos/novia. Antes yo priorizaba el divertirme por las noches, mi pasión por el fútbol, el aprecio de los amigos, el amor por mi mujer y mi familia. Y mo la un huevo!!! pero ¿quien no se ha sentido, alguna vez, decepcionado cuando su equipo pierde, o cuando te falla un amigo, o cuando se acaba el amor en la pareja?

4. Trabajo. Durante muchos años, mi vida ha girado en torno al trabajo; el resto no es que no fuera importante, es que, para mí, no existía. De hecho, mis viajes, e incluso mi luna de miel dependió de mi trabajo. He dejado trabajos que me interesaban en lo inmediato pero que me alejaban del sentido último en mi vida, pues tenía que ir en contra de mis valores y creencias.

III. ¿Cuáles son las características de una prioridad?

· Es conscientemente elegida. Todos tenemos alguna prioridad en marcha pero la pregunta es: ¿establezco mis prioridades en base a una reflexión mía sobre la clase de vida que quiero vivir? o ¿las establezco por las expectativas de otros, por las circunstancias, por conveniencia o por la costumbre? 

· Confiere a la vida un propósito, una dirección y un significado. Una persona con prioridades puede crecer; una vida con prioridades lleva a uno a la plenitud y a la realización; una vida sin prioridades carece de propósito e inútil. ¿qué propósito tiene mi vida? ¿para qué estoy aquí?

· Aporta entusiasmo, energía y motivación. Una vida sin prioridades conduce hacia la apatía e incluso hacia la depresión. Si una prioridad no te motiva a crecer y a conseguir tus objetivos, no tiene mucho de prioridad. ¿estoy alegre, pleno con mi vida? o ¿soy tristemente arrastrado por mi entorno?

· Libera del poder de las circunstancias, expectativas y hábitos para que tu vida adquiera un sentido. ¿me desmorono a la primera de cambio? ¿soy esclavo de mis adicciones y hábitos? ¿depende de influencias externas?

· Es realista. Una prioridad debe ser alcanzable porque si no, nos llevará a la frustración y a la decepción. ¿creo qué es posible alcanzarla? O ¿me frustro pensando que es imposible?


IV. ¿Cuál es la prioridad qué da sentido a mi vida?

No vale cualquier tipo de prioridad; de hecho, puede que sean muy válidas (dinero, trabajo, éxito, aficiones, amigos, pareja, etc.) pero no todas nos conducen al sentido pleno de la vida, a la plenitud en la vida. 

La prioridad que ha dado pleno sentido a mi vida es el AMOR. Pero no cualquier tipo de amor condicional, susceptible de fallar, sino el AMOR DE DIOS, incondicional, infinito e inagotable.

Yo, antes pensaba: sí, Dios está ahí (pero, en el cielo, no aquí) es decir, que lo que no solucione yo por mi cuenta, no me lo va a solucionar Él. Mi corazón estaba tan lleno de tantas cosas, de adicciones (lo que hay que ser, cómo hay que ser, etc.) y hábitos que esta sociedad nos genera, que no había espacio para Él. 

CUANDO EMPECÉ A SABOREAR SU AMOR, MI VIDA DIO UN GIRO. Ahora ocupa el centro de mi vida, ES MI PRIORIDAD. Compartir con mi familia o mis amigos el amor de Dios, no sólo no les ha relegado a un segundo plano, ni les ha restado importancia, sino que le ha dado a mi relación con los demás una intensidad increíble, difícil de expresar, porque genera mucha alegría, satisfacción y cariño, y hace tu vida más intensa, más plena, más feliz. Os lo aseguro…

Descubre cuáles son tus prioridades, preguntándote lo siguiente:

1. ¿cuál es el sentido último de mi vida?

2. ¿qué es lo que quiero ser y hacer en mi vida?

3. ¿cómo empleo mi tiempo, mi mente y mis recursos?




"No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? 

Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura."


(Mateo 6, 31-33)

sábado, 25 de julio de 2015

NO TENGO TIEMPO




"Todo tiene su momento, y cada cosa su tiempo bajo el cielo:
 tiempo de nacer y de morir, tiempo de plantar y de arrancar lo plantado, 
tiempo de matar y de sanar, tiempo de destruir y de edificar, 
tiempo de llorar y de reír, tiempo de lamentarse y de danzar, 
tiempo de lanzar piedras y de recogerlas, tiempo de abrazarse y de separarse,
 tiempo de buscar y de perder, tiempo de guardar y de tirar, 
tiempo de rasgar y de coser, tiempo de callar y de hablar, 
tiempo de amar y de odiar, tiempo para la guerra y para a paz"

-Eclesiastés 3, 1-8.-



Hoy he recordado el famoso cuento de Alicia en el país de las Maravillas de Lewis Carroll. 

En particular, al conejo blanco que va de un lado para otro, murmurando constantemente: "¡Ay Dios! ¡Ay Dios! ¡Voy a llegar tarde!".Refleja la ansiedad, la conducta paranoica y la exigencia a veces exagerada que los mayores imponen a los niños o a ellos mismos.

Cuántas veces hemos oído la misma expresión: “Yo no tengo tiempo” o “No me da la vida”. Sin embargo, todos debemos recordar que todos tenemos la misma cantidad de tiempo. 24 horas en el día, siete días a la semana, 365 días al año.

¿Qué harías si cada día te ingresaran en tu cuenta 86.400€? Dirías...¿no tengo dinero? Pues, esos son los segundos que Dios nos regala cada día. Y mañana, otros tantos...

Vivimos nuestras vidas entre el Conejo Blanco, obsesionados por nuestro escaso tiempo y el Sombrerero Loco, con su eterna costumbre del té de las seis. Unos y otros, esclavizados por sus propias rutinas.

Sin embargo, Dios nos dice que para todo hay tiempo; lo que realmente necesitamos es aprender a priorizar, interiorizar que lo primero es lo primero y darle tiempo a lo que realmente necesita tiempo. A veces le damos tiempo a lo que no deberíamos dárselo.

Cada propósito debajo del cielo tiene su tiempo señalado y el tiempo es algo que Dios creó para usarlo con sabiduría. Por eso, cada día deberíamos preguntarnos:

¿Qué es lo que quieras que hoy haga, Señor?

¿Qué sentido último tiene mi vida?

viernes, 17 de julio de 2015

CRISTIANOS "FULL-TIME"





“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas.”

Mateo 6:33

Algunos católicos vivimos una vida cristiana común y corriente. Creemos en Dios, vamos a la iglesia, educamos a nuestros hijos en la fe, etc. Dios forma “una parte” de nuestra vida, junto con el resto de las otras actividades importantes (el trabajo, los estudios, actividades familiares y el entretenimiento, etc.). Somos cristianos "part-time" (a tiempo parcial).

Cuando conocemos realmente a Cristo y tenemos un encuentro personal con Él, nos transformamos y nos convertimos en discípulos misioneros, nos involucramos y nos comprometemos de lleno en las cosas del Señor. 

Dios comienza a tomar prioridad en nuestras vidas. Nos reunimos regularmente, oramos y buscamos cualquier oportunidad para servir al Señor con nuestro tiempo, dones y talentos. Somos cristianos "full-time" (a tiempo completo).

¿Cuántas horas dedicamos al día a respirar? ¿Acaso no nos da la vida para hacer que nuestro cuerpo viva? ¿Cuántas horas al día dedicamos a ser cristianos? ¿Acaso no nos da la vida para las cosas de Dios? 

De la misma forma que no podemos estar medio vivos, tampoco podemos ser medio cristianos, no vale el término medio: vivos del todo, vivos en todos los momentos del día.

En Juan 14,6 Cristo nos dice que "Él es la Vida". Cristo nos llena el día entero. Vivimos de Jesucristo como el cuerpo vive del pan, del agua y del aire. Sin Jesucristo, ni sabríamos vivir...

No podemos hacer trampa a Jesucristo. Por tanto no podemos ser cristianos (estar vivos) sólo parte del día. No podemos demandar un Dios a tiempo completo y nosotros estar a tiempo parcial. Dios está siempre en casa o en el despacho, en la sacristía o en el templo, en nuestra ciudad o en nuestras vacaciones... Tenemos que estar vivos a tiempo completo, tenemos que ser cristianos "full-time".


"En cualquiera cosa que hagas, tenlo presente: 
él aplanará tus caminos."

Proverbios 3, 6