- "Mientras iban de camino, le dijo uno: 'Te seguiré adondequiera que vayas'. Jesús le respondió: "Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". Jesús nos avisa, para no llevarnos a engaño, que seguirlo supone abandonar las seguridades y las comodidades humanas.
- A otro le dijo: 'Sígueme'. Él respondió: 'Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre'. Le contestó: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios'. Su propuesta implica renunciar a los lazos humanos y los vínculos familiares.
- Otro le dijo: 'Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa'. Jesús le contestó: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios'. El seguimiento de Cristo implica anteponer a Dios sobre todas las cosas.
¿QUIÉN ES JESÚS?
jueves, 8 de agosto de 2024
MEDITANDO EN CHANCLAS (9): SI ALGUNO QUIERE...
jueves, 10 de agosto de 2023
MEDITANDO EN CHANCLAS (11): EL HIJO DEL HOMBRE VENDRÁ
lunes, 15 de agosto de 2022
MEDITANDO EN CHANCLAS (16): ¿QUIÉN PUEDE SALVARSE?
domingo, 22 de agosto de 2021
¿TAMBIÉN VOSOTROS QUERÉIS MARCHAROS?
Aunque halla visto Sus milagros o incluso reconozca Su divinidad, ocurre que, en ocasiones, no quiero profundizar, no quiero moverme más allá de mis deseos, de mis comodidades o de mis necesidades materiales... y por eso, muchos le abandonamos.
En su estilo directo e impetuoso, Pedro responde por todos nosotros diciendo que no hay otro camino: “¿A quién iremos? ¡Tú sólo tienes palabras de vida eterna!” Aun sin entenderlo todo, Pedro acepta a Jesús y cree en Él. A pesar de todas sus limitaciones, Pedro "cree sin entender", como la Virgen María. Y yo...¿creo aún sin entender?
En la homilía de hoy, escuchaba al sacerdote decir: "Si os ofrecieran una pastilla que os diera la posibilidad de ser inmortales y de ser siempre jóvenes, ¿la rechazaríais?". En efecto, eso es lo que Dios nos ofrece en la Eucaristía, la vida eterna a través de la donación de su propio Hijo. Y yo... ¿me lo creo o lo rechazo?
Jesús me enseña a asimilar a Dios como asimilo la comida que ingiero para crecer y desarrollarme. Se trata de que Dios viva en mí y yo en Dios. Lo que da vida no es celebrar el maná del pasado, sino comer este nuevo pan que es Jesús, su carne y su sangre, participando en la Eucaristía, asimilando su vida, su entrega, su donación. Y yo...¿cargo mi cruz y le sigo?
Jesús me pide creer en Él como Hijo de Dios y enviado por el Padre para rescatarme y liberarme del pecado, para salvarme y darme vida eterna. Pero no basta con creer. Es necesario que asimile e interiorice a Cristo: comer su carne es alimentarme, crecer y desarrollarme en la voluntad de Dios, y beber su sangre es aprender a cargar la cruz y seguirlo.
jueves, 21 de enero de 2021
LA IDOLATRÍA DE LO TEMPORAL ANTE LA DIFICULTAD DE LO ETERNO
miércoles, 30 de diciembre de 2020
UN CAMINO DE SUBIDA
viernes, 6 de septiembre de 2019
¿DE QUÉ HABLÁIS POR EL CAMINO?
"¿De qué veníais hablando en el camino?"
En realidad, ¡No nos hemos enterado de nada!
¿De qué hablamos por el camino?
De nuevo, nos vuelve a increpar: "¡Qué necios sois y torpes para creer lo que anunciaron los Profetas! (Lucas 24,26).
De nuevo, nos vuelve a provocar: ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" (Lucas 24,26).
Seguirle significa tener que padecer, trabajar, ser incomprendidos o perseguidos, sufrir la enfermedad, experimentar las pérdidas. Pero ocurre que nos negamos al sufrimiento y a las dificultades por comodidad.
A algunos, todo esto, nos cuesta asimilarlo. Nos cuesta entender la vida cristiana como imitación de la vida de Cristo.
Nadie dijo que fuera fácil. Nadie dijo que fuera sencillo. Pero Jesús ha dado su vida por nosotros para liberarnos y ha resucitado para que tengamos esperanza en sus promesas: "Yo he venido a este mundo para que los que no ven, vean" (Juan 9, 39).
El Señor nos invita a estar alegres: "¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!" (Nehemias 8, 10).
Cristo nos anima a ser pacientes: "Tened buen ánimo, servid al Señor; alegres en la esperanza, pacientes en los sufrimientos" (Romanos 12, 11-12), a no estar pendientes de las cosas de este mundo, a comprender que sólo al final del camino, todo se ilumina, todo cobra sentido y se nos caen las escamas de los ojos. Es entonces cuando le reconocemos.
martes, 12 de marzo de 2019
CURAR NUESTRA CEGUERA
"En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.
Se trata de que veamos para que ayudemos a otros a "ver" pero también cuidando los gestos, las actitudes, los modos. Y si es necesario, volver a empezar cuando en nuestro servicio, no encontremos el resultado esperado como Dios hace con nosotros mismos.
“Le puso otra vez las manos en los ojos”. ¿Cuántas veces nos vuelve a poner las manos en los ojos para que veamos? ¿Cuántas veces nos volvemos hacia atrás por tratar de evitar el sufrimiento?
Jesús nos coge una y otra vez de la mano suavemente, delicadamente, para que no tengamos miedo, para que estemos tranquilos y seguros, para que perseveremos y no nos rindamos ante los primeros obstáculos.
Su propósito es llevarnos al cielo.
¿Me identifico con el ciego al que llevan a Jesús? o ¿soy el que lleva al ciego a Jesús?
¿Mi encuentro con las personas me lleva a ser cercano y acogedor, a descubrir sus necesidades, a ayudarles, a acompañarles...?
¿Me doy cuenta que en muchas situaciones he estado ciego y no lo reconozco?
¿Soy consciente de que por mi mismo no hubiera podido curar mi ceguera?
¿Me doy cuenta que el Señor actúa para "sacarme de mi aldea", para que sea consciente de mi “ceguera” y curarme?