¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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viernes, 9 de abril de 2021

EZEQUIEL 38 Y 39: GOG Y MAGOG

"Y cuando se cumplan los mil años,
Satanás será soltado de la prisión.
Y saldrá para engañar a las naciones
de los cuatro lados de la tierra,
a Gog y Magog,
y congregarlos para la batalla;
serán innumerables como las arenas del mar"
(Apocalipsis 20,7-8)

Hoy reflexionamos sobre las profecías escatológicas acerca de "Gog y Magog" que se mencionan en Ezequiel 38 y 39, en Jeremías 25 y 51 (en este caso, con el nombre de Sesac o Shish-kã, criptograma de Babel o Babilonia) y en Apocalipsis 20.

Gog y Magog es una devastadora coalición de enorme magnitud integrada por pueblos hostiles, tribus bárbaras o naciones enemigas, y congregada por Satanás para la gran batalla final contra "el campamento de los santos y la ciudad predilecta", después de los mil años del reinado de Cristo.

Sin embargo es una batalla que no tendrá lugar gracias a la intervención de Dios, que hará caer fuego del cielo y arrojará al Diablo y a sus seguidores al lago de fuego, dando paso al Juicio Final y a la Nueva Jerusalén celeste.
Pero para contextualizar y profundizar en el significado de esta expresión, es preciso que nos dirijamos al capítulo 10 del Génesis, donde se detalla la denominada "Tabla de las Naciones" (lista de setenta pueblos) o descendencia de los hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet), y en particular, nos fijaremos en los hijos de Jafet (Gomer, Magog, Madai, Yaván, Tubal, Mesec y Tirás) de la que surgirán estas "naciones, tribus o pueblos" que engloban a "Gog y Magog"

Gomer
Representa a los "habitantes de una tierra de niebla y oscuridad al borde del mundo" (La Odisea, de Homero), formada por tribus nómadas ecuestres (cimerios, iranios) indoeuropeas o urálicas proveniente del norte del Cáucaso y del mar Negro, en la actual Rusia, Ucrania y Azerbaiyán, surgidas entre el siglo VIII a. C. y el VII a. C. 

Magog/Gog
Magog es un criptograma de Babilonia, un nombre encubierto de la ciudad enemiga de Dios, en contraposición a Jerusalén מגג (mgg) escrito a la inversa; גגמ (ggm) y sustituyendo cada letra por su precedente en el alefato hebreo (serie ordenada de las consonantes) da como resultado: בבל (bbl), es decir Babel. 

Gog es un nombre derivado de Magog y de "Gug", que significa en sumerio "oscuridad, tiniebla, mancha negra". 
Ambos configuran las tribus o pueblos del norte (acadios, sumerios, etíopes, dacios, babilonios...), las tierras, regiones o reinos provenientes de los confines del mundo conocido de entonces: Turquestán, Tayikistán, Turkmenistán, Etiopía o incluso India.

Madai
Conforma a los medos, persas y turcos que se establecieron en Irán, al sur del mar Caspio y al este de Asiria.

Yaván/ Tirás
Constituye las tribus jónicas o pueblos piratas de la costa occidental de Asia Menor en el mar Egeo, conocidos como los "Pueblos del Mar" a los que pertenecen los tirsenios o tirrenos, tracios, etruscos, chipriotas, cartagineses y griegos.

Tubal 
Engloba a las tribus sudorientales de los tibarenos que poblaron Georgia y Cilicia (Asia Menor), a los ítalos que vivieron en Italia y a los íberos que se asentaron en España y Portugal.

Mesec 
Abarca una gran variedad de tribus guerreras nómadas euroasiáticas dedicadas al pastoreo nómada y a la cría de caballos de montaescitas, sármatas, hititas, alanos, arcadios, frigios, mongoles, hunos... surgidas entre el siglo XII y el IV a. C. y provenientes de las regiones esteparias de Rusia, Ucrania, Asia Central, los Cárpatos, China, Siberia, Mesopotamia, Frigia, el Caúcaso, el Mar Negro, Crimea, Anatolia y las actuales Afganistán y Pakistán, 

Todos ellos, conformados bajo la denominación de Gog y Magogtipifican a las hordas hostiles, agresivas y enemigas contra el pueblo de Dios al final de los tiempos, "en número como la arena del mar". En definitiva, habla de la gran Babilonia idólatra del Apocalipsis.

Interpretación
La escuela de interpretación preterista identifica a Gog y Magog con el Imperio de Roma y considera esta profecía cumplida en el pasado.

La historicista interpreta a Gog y Magog como naciones o líderes gobernantes y los personaliza en figuras como Napoleón, Hitler, el comunismo, etc..

La futurista afirma que Gog y Magog es un conglomerado de naciones que invadirán Israel: Rusia, China, India, Japón y numerosos pueblos islámicos.
Ezequiel 38,6, 15 y 39,2 indica la procedencia cardinal de Gog y Magog: desde el norte. En ese punto cardinal se encontraba la ruta por donde transitaban los invasores que llegaban a las tierras de Israel; y, en este sentido, cuando un hebreo se refería a un enemigo del norte, se refería a Babilonia. 

Por eso, entendemos con claridad que así como San Juan no podía hablar abiertamente de Roma como el enemigo del pueblo de Dios al vivir sometido y encarcelado por el Imperio Romano, tampoco Ezequiel, cautivo del Imperio Babilónico, pudiera declarar abiertamente esta profecía utilizando el nombre de Babilonia.

La exégesis católica, y en particular, San Agustín, afirma que Gog y Magog deben ser considerados más como símbolos proféticos y escatológicos que como figuras históricamente identificables y, por tanto, la resurrección de Apocalipsis 20,4-5 es espiritual, el tiempo de los mil años del reinado de Cristo ya empezó con la evangelización de la Iglesia en toda la tierra, desde Pentecostés hasta el fin de los tiempos (ver 2 Timoteo 2,17-19) y la convocatoria de Gog y Magog es un hecho que ya se está desarrollando, representado por las herejías que se han levantado contra la Iglesia Católica y que alcanzará un mayor auge al fin de los tiempos. 
Según la gematría, Gog y Magog tienen un valor numérico (70) que simboliza a las naciones enemigas (Deuteronomio 32, 8; Éxodo 1, 5) en concordancia con el estilo literario apocalíptico (por ejemplo, el 666 de Apocalipsis 13,18) que las identifica como "Imperios antidivinos" o "Imperio del Mal". 

En Apocalipsis 20,8 "Gog y Magog" simboliza a una multitud innumerable de naciones: los goyim o "pueblos" fuera de la Alianza del Dios de Israel que no proceden de un reino o lugar geográfico específico, sino de los “cuatro ángulos de la tierra y que son enemigos frontales del pueblo de Dios.

La disposición de los eventos narrados en Apocalipsis, particularmente en los capítulos 20-22, siguen un orden cronológico y sincrónico de los capítulos 38 y 39 de Ezequiel, en los que Gog y Magog se ubica entre dos momentos de intervención divina, de forma que se puede deducir que los "mil años" (un período largo de tiempo) en el que se produce la restauración espiritual de Israel es un intervalo de una misma batalla en “dos tiempos”: Armagedón / Gog y Magog.

Gog y Magog es un hiperónimo (un término general utilizado para referirse a una realidad nombrada por un término más específico) de los diferentes nombres que conforman la magnitud del mal de todos los tiempos, reunidos para la batalla final. Con él, nos referimos al "Imperio del mal" en su conjunto.
Pero, como toda profecía en la Palabra de Dios, nos ofrece un mensaje de esperanza: el final de Gog y Magog y sus seguidores cuando son convocados por el Dragón para asolar y destruir al pueblo de Dios en:

- Ezequiel 39,4-8: "Enviaré fuego contra Magog y sobre los que viven confiados en naciones lejanas, y sabrán que yo soy el Señor. Daré a conocer mi santo nombre en medio de mi pueblo Israel, no permitiré que mi santo nombre vuelva a ser profanado, y las naciones sabrán que yo soy el Señor, el Santo de Israel. Todo eso se acerca, está a punto de ocurrir. Este es el día que he anunciado" 

-Apocalipsis 20,9-10"Avanzaron sobre la anchura de la tierra y cercaron el campamento de los santos y la ciudad predilecta, pero bajó fuego del cielo y los devoró. El diablo que los había engañado fue arrojado al lago de fuego y azufre con la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
Y, de forma inmediata, promete la protección divina y el destino final para el pueblo fiel de Dios en:

-Ezequiel 39,29: "Y comprenderán que yo soy el Señor, su Dios, que los envié al destierro entre las naciones y los reuní de nuevo en su tierra, sin abandonar allí a ninguno. No volveré a ocultarles mi rostro, pues he derramado mi espíritu sobre la casa de Israel”.

-Apocalipsis 21,2-3: "Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí una gran voz desde el trono que decía: He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el 'Dios con ellos' será su Dios".

sábado, 19 de septiembre de 2020

LA ABOMINACIÓN DE LA DESOLACIÓN

"Serán tiempos difíciles como no los ha habido 
desde que hubo naciones hasta ahora. 
Entonces se salvará tu pueblo: 
todos los que se encuentran inscritos en el libro. 
(...)
Pregunté al hombre vestido de lino: 
¿Cuándo se cumplirán estos prodigios?  
(...)
Le oí jurar por el que vive eternamente: 
(...)
'Cuando acabe la opresión del pueblo santo, 
se cumplirá todo esto'.
Yo oí sin entender y pregunté: 
Mi Señor, ¿cuál será el desenlace? 
Me respondió: 
Las palabras están guardadas y selladas 
hasta el momento final. 
Muchos serán limpiados, blanqueados y purificados; 
los malvados seguirán en su maldad, 
sin que ninguno de los malvados entienda; 
los maestros comprenderán. 
Desde que supriman el sacrificio cotidiano 
y coloquen la abominación de la desolación, 
pasarán mil doscientos noventa días. 
Dichoso el que aguarde 
hasta que pasen mil trescientos treinta y cinco días"
(Daniel 12, 1-13)

El título de este artículo, "la abominación de la desolación" nos recuerda, a quienes somos admiradores de J.R.R Tolkien, la película "el Hobbit, la desolación de Smaug"...y no le anda a la zaga.

Suena fuerte pero no son palabras humanas. Está escrito en la Palabra de Dios, en el libro profético de Dn 9, 1-45 y 12,1-13, en el evangelio de Mt 24,15-44, en el evangelio de Lc 21,7-36, y en Ap 13,1-18... 

Palabras que nos hablan del cumplimiento de las profecías bíblicas de los últimos días, en las que "a buen entendedor, bastan las palabras". Porque nos encontramos inmersos en "una gran tribulación como jamás ha sucedido ni la volverá a haber", en los "mil doscientos noventa días" entre la supresión del sacrificio cotidiano y la abominación de la desolación de las que habla el libro de Daniel, es decir, la profanación del Templo de Dios, y en nuestro caso, de la Iglesia.

El Enemigo ha iniciado su ataque final suscitando una "tentación universal", con la que conmina al mundo impío y pagano a realizar una furibunda y definitiva persecución a la Iglesia Católica, atacándola desde fuera, y a la vez, infiltrándose en ella, para dividirla, desde dentro. 

El Diablo ha establecido en el mundo la gran apostasía, ha promovido el gran sacrilegio blasfemo de la Bestia que surge del mar, "a quien el dragón le ha dado su poder, su trono y gran autoridad" (Apocalipsis 13,2).
La Bestia ha provocado la profanación de la Iglesia y de la fe (el santuario y la ciudadela)la abolición de la Eucaristía (el sacrificio cotidiano), el establecimiento de la idolatría (la abominación de la desolación) y el abandono de Dios (la alianza) profetizadas en Daniel 9,31-32.

Satanás, el "príncipe del mundo y de las tinieblas" ha comenzado una desoladora ofensiva final en una guerra que sabe perdida, pero con la que pretende impedir la adoración a Dios o, cuando menos, llevarse por delante a la mayor cantidad posible de almas, antes de ser arrojado al "lago de fuego eterno".

Es un ultraje que aumenta en cantidad y en gravedad, que se agudiza con matices específicos en los diferentes países del mundo, y que se realiza por oleadas: 

-una primera oleada directa, sanguinaria y despiadada: persecución y matanzas de cristianos, asaltos, sacrilegios y profanaciones de templos y sagrarios, incendios y destrucción de iglesias, basílicas y catedrales, etc. 

-una segunda oleada, más sutil pero igual de cruel: atacando a la Iglesia desde el poder político con la creación de leyes y normas referentes a la limitación de aforos para el culto, prohibición de culto, cierre de basílicas, parroquias y capillas de adoración. 

-una tercera oleada, infiltrándose en la Iglesia de Cristo ara provocar su división y cisma. Una confrontación entre los "moderados o liberales" (en realidad, apóstatas), subyugados al poder demoníaco y pagano del mundo que defienden un "acomodo" de la fe a los nuevos tiempos y al mundo, y los cristianos leales (a quienes llaman tradicionalistas o rigurosos) que mantienen su fidelidad a Cristo y a la Tradición de la Iglesia.

Y no va a parar...tiene que ocurrir...porque está escrito...

El "amo del mundo" mueve y dirige a todos los gobiernos del planeta hacia su único fin: abolir la Eucaristía y borrar todo vestigio católico en el ámbito público….en definitiva, crucificar y dar muerte a Cristo

Y lo hace suscitando en las mentes de los dirigentes del mundo oscuras excusas y sibilinos pretextos como libertad de expresión, democracia, memoria histórica, seguridad, salud, etc., que se traducen en leyes humanas de obligado cumplimiento para todos y en contra de Dios.
Los cristianos, como le ocurrió al profeta Daniel, padecemos calumnias y persecuciones,  y somos arrojados a la fosa de los leones para ser devorados, por haber adorado a Dios en lugar de al rey de este mundo. 

Pero Dios nos insiste: "No temáis. Perseverad hasta el final, con confianza, fidelidad y paciencia, porque no pereceréis. Yo acortaré los días para que podáis salvarnos". Así lo asegura el Señor (cfr. Ex 14,13; Dt 31,6-8; Jn 14,27; Mt 10,16-23...).

Como los discípulos, queremos saber y le preguntamos a Jesús ¿Cuándo sucederán estas cosas y cuál será el signo de tu venida y del fin de los tiempos?

El Señor no nos dice cuando será pero si nos da las señales para que estemos atentos y que nadie nos engañe en Mt 24,15-44 porque habrá guerra y odio, división y crispación... hambre, epidemias y terremotos... persecución y muerte, deserción y traición... falsos profetas, maldad y falta de amor... apostasía, idolatría y blasfemia... angustia y una gran tribulación...signos y portentos en el cielo...

Mientras todo esto sucede, el mundo seguirá como en los días anteriores al diluvio, dándole la espalda a Dios, "yendo a lo suyo" y con una maldad que clamará al cielo. Pero, como en el momento en que Noé entró en el arca y comenzó a llover, cuando menos se lo esperen, vendrá Cristo con gran poder y gloria. Entonces "será el llanto y el rechinar de dientes."

Para los cristianos fieles, todos estos desastres que nos anticipa Jesús antes de su venida no son una causa para el miedo ni el temor (porque todo eso tiene que ocurrir antes del fin, tan sólo es el comienzo de los dolores, Mt 24,4-8) sino una advertencia para que estemos atentos y preparados, en oración y con la esperanza puesta en su promesa: "El que persevere hasta el final se salvará" (Mt 24,13). 



JHR