¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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miércoles, 16 de agosto de 2017

¿POR QUÉ PARECE QUE DIOS NO ME ESCUCHA?

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"Si me abandonaran mi padre y mi madre, 
me acogería el Señor. 
Enséñame, Señor, tus caminos, 
y guíame por sendero llano."
(Salmo 27,10-11)

Cuantas veces, ante los problemas, creo que Dios se olvida de mí y pienso: ¿Por qué me abandona Dios? ¿Es que acaso no soy digno de ser escuchado? Rezo y no tengo respuesta. Me siento abandonado, solo y desamparado. Si Dios me ama ¿por qué permite que me ocurran cosas malas? ¿Por qué no me responde?

Lo cierto es que me enfoco tanto en mis problemas y en las cosas que me ocurren, que me olvido de que los tiempos y los planes de Dios para mi son distintos, aunque siempre para mi bien.

Dios no se ha olvidado de mí, siempre está pendiente y ha cuidado siempre cada detalle de mi vida, porque yo soy su hijo. Seguramente, lo que pasa es que Dios no va a hacer lo que me toca hacer a mí.

Mi falta de fe al no confiar completamente en su voluntad, mi ceguera al no ver lo que necesito ver y mi orgullo al intentar solucionar por mi mismo las situaciones que me angustian, me hacen ver sólo obstáculos y problemas. Y dejo de ver a Dios. Y tampoco le reconozco.

Dios no me quita los obstáculos cada vez que rezo. El desea que confíe y me deje guiar por el Espíritu Santo para vencer cualquier obstáculo. Lo que Dios busca es formar y fortalecer mi carácter.

Dios me ha dado toda la capacidad de poder convertir mis problemas en oportunidades, está en mis manos darles sentido o deprimirme en la pérdida. Entonces, ¿por qué me cuesta tanto creer que, con su ayuda, puedo cambiar las dificultades? ¿Por qué pienso que Dios se ha olvidado de mi? De ninguna manera. ¿No será que me he olvidado yo de Dios? Es lo más probable.

Olvidarme de Dios significa que no me abandono de verdad en Él, significa que no confío en que Él me dará una salida, significa que en lo profundo de mi corazón, me rebelo e intento solucionar las cosas sin Él.

Y lo que debo hacer es estar abierto a Su voluntad con un corazón agradecido y confiado, no con un corazón lleno de quejas y resentimientos. Entonces, ¿por qué no dejo mi problema en el altar? ¿Por qué no cambio mi corazón resentido por uno agradecido? ¿Por qué no dejo de vivir en la queja y comienzo a vivir en la confianza plena?

Cada vez que leo el pasaje del apóstol Lucas sobre los discípulos de Emaús (Lucas 24, 13-33), me veo reflejado tratando de explicarle a Dios cómo son las cosas (o cómo deberían ser). Él me escucha atentamente con una sonrisa, y me dice: "Qué torpe eres y qué tardo para creer lo que dijeron los profetas!".

Soy consciente de que me quedo en mis pérdidas, en lugar de reconocer a Cristo, que está conmigo, caminando. Y caigo una y otra vez. ¡Que torpe soy!

Y es que en el fondo, me cuesta confiar que Dios tiene un plan para mí y que quiere que lo lleve a cabo. ¡Qué desconfiado soy!