¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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martes, 5 de diciembre de 2017

LOS CRISTIANOS, LLAMADOS A SER COMO NIÑOS

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"Entonces le presentaron unos niños 
para que les impusiera las manos y rezase por ellos. 
Los discípulos los regañaban,
 pero Jesús dijo: 
"Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, 
porque de los que son como ellos es el reino de Dios".
(Mateo 19, 13-14)

Un niño confía ciegamente en su padre, sin pensarlo siquiera. Su vida depende de él, está en sus manos. 

Un niño es espontáneo, inocente y desea ser amado por su padre. No sabe lo que es el orgullo ni la soberbia. 

Un niño es vulnerable, humilde y obediente. Se deja guiar, abrazar y guiar por su padre.

Esa fe no es producto de la reflexión, es una realidad vital. Ama, confia y se abandona en brazos de su padre. Y de esta forma, es feliz. Asi de sencillo...

El pasaje del Evangelio que reflexionamos hoy es bien breve. Apenas dos versículos. Describe cómo Jesús acoge a los niños.

La actitud de los discípulos ante los niños

Llevaron a los niños ante Jesús, para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos reñían a las madres. ¿Por qué? Probablemente, de acuerdo con las normas severas de las leyes de la impureza, los niños pequeños en las condiciones en las que vivían, eran considerados impuros. 

Si hubiesen tocado a Jesús, Jesús hubiera quedado impuro. Por esto, era importante evitar que llegasen cerca y le tocaran. Pues ya había acontecido una vez, cuando un leproso tocó a Jesús. Jesús, quedó impuro y no podía entrar en la ciudad. Tenía que estar en lugares desiertos (Marcos 1,4-45).

La actitud de Jesús

Jesús acoge y defiende la vida de los niños. Jesús reprende a los discípulos y no le importa transgredir las normas que impedían la fraternidad y la acogida que había que reservar a los pequeños. 

La nueva experiencia de Dios como Padre marcó la vida de Jesús y le dio una mirada nueva para percibir y valorar la relación entre las personas. 

Jesús se coloca del lado de los pequeños, de los excluidos y asume su defensa. Impresiona cuando se junta todo lo que la Biblia informa sobre las actitudes de Jesús en defensa de la vida de los niños, de los pequeños:

-Agradece la fe presente en los pequeños. La alegría de Jesús es grande, cuando percibe que los niños, los pequeños, entienden las cosas del Reino que él anunciaba a la gente. “Padre, ¡yo te agradezco!” (Mateo 11,25-26) Jesús reconoce que los pequeños entienden del Reino más que los doctores!

-Defiende el derecho a gritar. Cuando Jesús, al entrar en el Templo, derribó las mesas de los mercaderes, eran los niños los que gritaban: “¡Hosanna al hijo de David!” (Mateo 21,15). Criticados por los jefes de los sacerdotes y por los escribas, Jesús los defiende y en su defensa invoca las Escrituras (Mateo 21,16).

-Se identifica con los pequeños. Jesús abraza a los niños y se identifica con ellos. Quien recibe a un niño, recibe a Jesús (Marcos 9, 37). “En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” (Mateo 25,40).

-Acoge y condena el escándalo. Una de las palabras más duras de Jesús es contra los que causan escándalo a los pequeños, esto es, son el motivo por el cual los pequeños dejan de creer en Dios. Para éstos, mejor sería que le cuelguen una piedra de molino y le hundan en lo profundo del mar (Lucas 17,1-2; Mateo 18,5-7). Jesús condena el sistema, tanto político como religioso, que es el motivo por el cual la gente humilde, los niños, pierden su fe en Dios.

-Insta a volverse como niños. Jesús pide que los discípulos se vuelvan como niños y acepten el Reino como niños. Sin eso, no es posible entrar en el Reino (Lucas 9,46-48). ¡Coloca a los niños como profesores para adultos! Lo cual no es normal. Acostumbramos a hacer lo contrario.

-Toca y abraza a los niños. Las madres con niños se acercan a Jesús para pedir la bendición. Los apóstoles reaccionan y los alejan. Jesús corrige a los adultos y acoge a las madres con los niños. Los toca y les da un abrazo. “¡Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis!” (Marcos 10,13-16; Mateo 19,13-15). Dentro de las normas de la época, tanto las madres como los niños pequeños, todos ellos vivían prácticamente, en un estado de impureza legal. ¡Tocarlos significaba contraer impureza! Jesús no se incomoda.

-Cura a los niños. Son muchos los niños y los jóvenes que acoge, cura y resucita: la hija de Jairo, de 12 años (Marcos 5,41-42), la hija de la mujer Cananea (Marcos 7,29-30), el hijo de la viuda de Naim (Lucas 7,14-15), el niño epiléptico (Marcos 9,25-26), el hijo del Centurión (Lucas 7,9-10), el hijo del funcionario público(Juan 4,50), el niño de los cinco panes y de los dos peces (Juan 6,9).



lunes, 27 de noviembre de 2017

¿DEBE UN CRISTIANO SER AMBICIOSO?

"Ten valor y firmeza para cumplir fielmente
 todo lo que te ordenó Moisés, mi siervo; 
no te desvíes ni a la derecha ni a la izquierda, 
para que tengas éxito en todas tus empresas."
(Jos 1,7)

Cuando un cristiano quiere ser ambicioso, las cosas se distorsionan porque las personas confunden ambición con orgullo, valentía con presunción y arrojo con vanidad.

Sin embargo, Jesús fue ambicioso en la construcción de su Iglesia. Pablo tuvo arrojo de evangelizar a los gentiles. Josué fue valiente al tomar la tierra prometida. 

Dios desea que tengamos una audaz visión, una actitud valiente y una sana ambición al servirle. Entonces, ¿Qué impide que seamos ambiciosos?

Confundimos humildad con miedo

Todos estamos creados y dotados de grandes fortalezas y grandes debilidades. Muchos creen que la humildad niega o reduce los dones, talentos o fortalezas que Dios nos ha regalado cuando en realidad, lo que implica es la capacidad de mantener el equilibrio y ser honesto con ambas.
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El apóstol Pablo dice: "Sígueme como yo sigo a Cristo". Y añade: "Yo soy el principal entre los pecadores." El apóstol de los gentiles nos muestra sus fortalezas y sus debilidades. Es humilde pero a la vez valiente.

Dios quiere que seamos humildes, pero no miedosos. Y no lograr nada no es humildad, sino miedo. Recordemos la parábola de los talentos: el siervo que tuvo miedo y enterró su talento fue castigo por su Amo.

No nos preocupemos por ser humildes. Dios tiene muchas maneras de hacernos ser humildes. Preocupémonos por no utilizar todos nuestros talentos por miedo.

Confundimos abandono con pereza

En la carta a los Filipenses 4,12 el apóstol Pablo dice: "He aprendido el secreto de estar contento en cualquier situación".

Esto no significa que no debamos tener ambición o que nunca establezcamos metas en nuestro camino de fe. Pablo no estaba diciendo: "No tengo ningún deseo acerca del mañana. No espero nada en el futuro. No tengo ninguna ambición". Lo que quiere decir es que "he aprendido a disfrutar plenamente hoy, este momento, aunque no haya alcanzado mis metas todavía"

Como cristianos necesitamos aprender a ser felices mientras tratamos de alcanzar nuestros objetivos.

Si no estamos contentos con el lugar en el que Dios nos ha colocado hoy, no seremos felices mientras crezcamos y caminemos en la fe porque siempre caeremos en la trampa del pensamiento del "cuándo".

Si todo el mundo usara el abandono en Dios como una excusa para la pereza, ¿quién construiría comunidades cristianas? ¿Quién se preocuparía por el hambre en el mundo? ¿Quién lucharía por la justicia y la igualdad? ¿Quién se preocuparía por los pobres y desamparados?

Confundimos intención con espiritualidad

Satanás es un experto en hacernos pensar que somos pequeños. Hay un viejo dicho que dice que la calidad es lo opuesto a la cantidad. En realidad, ambas son importantes. 

En nuestro servicio a Dios queremos llevar a Cristo a tantas personas como sea posible y deseamos que maduren en la fe pero si nuestra intención es valorada por la cantidad, entonces muchas veces se piensa que no existe espiritualidad. No confundamos intención con espiritualidad.

En nuestras oraciones, comencemos diciendo: "Dios, agranda mi ambición de servirte". 

Necesitamos cultivar un corazón ambicioso para las cosas de Dios. Dios no nos quiere mediocres ni tibios. El Señor exige mucho pero da mucho. Dios es ambicioso porque no le valen las medias tintas ni la holgazanería. ¡Todo o nada!

martes, 4 de octubre de 2016

¿DEBE UN CRISTIANO TOMARSE LA JUSTICIA POR SU CUENTA?



"No devolver a nadie mal por mal...
no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos,
 antes bien, vence al mal con el bien"
(Romanos 12, 17-21)

La cuestión no es si un cristiano puede o debe usar la fuerza en legítima defensa, en la defensa de su familia, de sus amigos o de sus hermanos en la fe. 

La cuestión es que adopte su enfoque, su conducta y su actitud desde el corazón de la vida cristiana: la Palabra de Dios.

A través San Pablo

Cristo nos llama a sus seguidores a no vengarnos, a no dejar lugar a la ira y devolver bien por mal

Nuestro Creador nos revela el valor supremo de su Hijo y su salvación, en la gracia especial de un pueblo cristiano que se confía a su cuidado, aunque sufra injustamente. 

"No devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombres: en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres;no tomando la justicia por cuenta vuestra, queridos míos, dejad lugar a la Cólera, pues dice la Escritura: Mía es la venganza: yo daré el pago merecido, dice el Señor. Antes al contrario: si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; haciéndolo así, amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien". (Romanos 12, 17-21)
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Nos enseña a soportar como Él la persecución sin resistencia armada, sino más bien con el sufrimiento gozoso, la oración y la palabra de Dios.

"Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que hablen tu palabra con toda confianza, mientras extiendes tu mano para curaciones, señales y prodigios mediante el nombre de tu Jesús santo siervo. Y cuando había orado, el lugar en el que estaban reunidos fue sacudido, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y continuó a hablar la palabra de Dios con confianza". (Hechos 4, 27-31)

A los apóstoles, los golpearon y les intimaron para que no hablasen en el nombre de Jesús, les encarcelaron y luego, los pusieron en libertad. Entonces salieron gozosos de haber sido arrestados por ser dignos de padecer por el nombre de Jesús. (Hechos 5, 40-41)


A través de San Pedro

Nos advierte que los cristianos nos encontraremos a menudo en situaciones en las que deberemos esperar y aceptar el maltrato injusto sin represalia.

Antes de devolver mal por mal, con nuestras objeciones y réplicas, debemos hacer un esfuerzo, en consideración a Dios, por tolerar, por escuchar, por devolver bien por mal

"Porque bella cosa es tolerar penas, por consideración a Dios, cuando se sufre injustamente." (1 Pedro 2,19)

"No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar la bendición."(1 Pedro 3,9)

Debemos contestar desde nuestros corazones, a través de la oración, si nos preguntan por nuestra fepero debemos hacerlo con dulzura y respeto

"Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza. Pero hacedlo con dulzura y respeto. Mantened una buena conciencia, para que aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo." (1 Pedro 3, 15-16)
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"Es mejor sufrir por hacer el bien, si tal es la voluntad de Dios, que haciendo el mal." (1 Pedro 3,17).

"Alegraos en la medida en que participáis en los padecimientos de Cristo, que es posible que también sea alegría y júbilo, cuando se manifieste su gloria."(1 Pedro 4,13)

Si sufrimos persecución o mofa, no debemos avergonzarnos sino alegrarnos por participar con Cristo en la cruz. Y todo para dar gloria a Dios por ser cristianos y encomendarnos a Él.

"Queridos, no os extrañéis del fuego que ha prendido en medio de vosotros para probaros, como si os sucediera algo extraño, sino alegraos en la medida en que participáis en los sufrimientos de Cristo, para que también os alegréis alborozados en la revelación de su gloria." (1 Pedro 4,12-13)

"Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados...Si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios en este nombre...Que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien." (1 Pedro 4,14-19)

El objetivo que Pedro trata de exhortarnos a los cristianos como "extranjeros y peregrinos" en esta tierra, no es que pongamos nuestra esperanza en nuestra propia justicia, sino que sepamos sufrir como Cristo y mostremos que nuestro tesoro está en el cielo, no en la defensa propia.

A través de San Lucas 
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Nos asegura que seremos perseguidos y que tendremos hostilidad y violencia por causa de su nombre, pero todo su consejo se basa en cómo manejar la situación a través del sufrimiento y del testimonio, no con la defensa armada.


"Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas. (Lucas 21, 12-19)

A través de San Mateo

Nos asegura que su rebaño está entre lobos y dice que seamos prudentes y sencillos.
"Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará." (Mateo 10, 16-22).


Jesús dijo a [Pedro], "Vuelve tu espada a su lugar. Para todos los que toman la espada perecerán por la espada"(Mateo 26,52).

Resultado de imagen de esperanza en el cieloEl apóstol nos dice que los cristianos se regocijan en la persecución porque tenemos puesta nuestra esperanza en el cielo en lugar de en la tierra, intentando defendernos.

Esta es la raíz de poner la otra mejilla y amar al enemigo.

"Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra (Mateo 5, 38-39)

"Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos."
 (Mateo 5, 44-45).

"Bienaventurados seréis cuando os insulten y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi cuenta. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros". (Mateo 5, 11-12)

A través de San Juan

Nos prepara el escenario para una vida de peregrinación en esta tierra en la que damos testimonio de que este mundo no es nuestro hogar, y no es nuestro reino, renunciemos a la imposición de nuestra causa cristiana con la espada.

"Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de este mundo" (Juan 18,36).


Entonces, ¿debemos tomarnos la justicia por nuestra cuenta?

NO, absolutamente NO.

La Palabra nos dice que Dios suplirá todo lo que nos falte conforme a la gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4,19) y que Dios permite el uso de la espada por parte del Estado en la defensa de la justicia (1 Pedro 2,13-17; Romanos 13, 1-4). 

Dios se dirige a las personas a las que la Biblia llama "los refugiados y exiliados" en la tierra, a saber, los cristianos y nos dice claramente que nuestras armas no son materiales, sino espirituales (2 Corintios 10, 4).