¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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martes, 29 de marzo de 2016

MIS CHARLAS EN ALPHA (2): EL CRISTIANISMO ¿FALSO, ABURRIDO E IRRELEVANTE?

Buenas noches y bienvenidos a Alpha. 

Ante todo, quiero agradeceros, en nombre de todo este extraordinario y voluntario equipo de La Madona, vuestra asistencia esta noche. Estamos a vuestro servicio para lo que necesitéis.

Muchos de vosotros os estaréis preguntando ¿Qué hago aquí un jueves por la noche? ¿Quién me manda venir aquí? ¿Qué es esto de Alpha? y sobre todo, ¿Qué hay detrás de todo esto?

Bueno, alguno de los “cabritos que os han empujado a esta piscina” os habrán comentado que en Alpha hablamos sobre Dios y sobre si la vida tiene algún propósito. Alpha es un evento que organizamos laicos para laicos. Y aunque estamos en una sala de una parroquia, aquí no hay curas.

Os miro y me pongo en vuestro lugar: qué me va a contar éste… pero mi intención no es soltaros un rollo sobre lo que tenéis que hacer o cómo debéis ser, tampoco daros normas y mandamientos, ni de lo pecadores que sois por no ir a misa, porque eso es aburrido y cabrea. Os pido que me escuchéis y luego… no estáis satisfechos, os devuelvo el dinero.

Podríamos hablar de política o de fútbol, pero no. Hoy vamos a charlar y a debatir sobre si el CRISTIANISMO es mentira, si es un coñazo o si tiene o no incidencia en nuestras vidas. Si me pongo serio o en "modo cura", me lo decís ¿ok?

En realidad, el cristianismo no trata tanto de una FILOSOFÍA ni de una MORAL, trata de una PERSONA; más que de NORMAS, nos habla de RELACIONES. Lo que os voy a contar no es más que parte de mi experiencia, que he recibido como un regalo, como una certeza que no me pertenece, y que debo y quiero compartir con todos vosotros. Tomad lo que queráis de ella.

El otro día, escuchando una gran canción de mi grupo favorito de música, Depeche Mode, que se titula I just can´t get enough (no tengo suficiente), comentaba con Mariajo que es cierto que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos y siempre queremos más; y es esa insatisfacción, muchas veces la que nos ciega para no apreciar lo que tenemos, porque estamos más pendientes de lo que nos falta.

Hay una frasecita que yo antes decía y ahora que me saca de mis casillas: ¡Es que no me da la vida!   

¿Cómo que no te da la vida? ¿Por qué? Porque nos llenamos de cosas, de actividades, de planes pensando que así debe ser la vida… y al final ¿para qué? ¿Soy más feliz? ¿Eso es vida?

Yo me he pasado media vida buscando la respuesta y el propósito de mi vida. He ido dándome respuestas parciales a mí mismo, encogiéndome de hombros, tapándome los oídos o pasando de todo… 

Sin embargo, es cuando en la vida, algo te impacta (una muerte, una enfermedad, una ruina económica) cuando empiezas a plantarte… y ¿por qué? ¿para qué? ¿Para qué estoy en esta vida? ¿Es este el sentido de mi vida? ¿Malvivir unos cuantos años y luego palmarla? 

Y hablando de preguntas, el logo de Alpha es, precisamente, un interrogante porque no damos respuestas ni sermones. 

Lo que pretendemos es saber si tú te cuestionas lo mismo, o si ¿te preguntas el sentido de todo? 

El título de la charla de hoy es EL CRISTIANISMO ¿FALSO, ABURRIDO E IRRELEVANTE?

Y en el siglo XXI, ¿Quién puede tener interés en la fe o en la Iglesia? ¿Para qué, si es un rollo? Y además, a mí ¿en qué me afecta? 

Hace poco, vi una película de ciencia ficción cuyo título es “Tomorrow Land”. 

Un padre le dice a su hija que la vida es la lucha entre dos lobos hambrientos: uno, es oscuridad y desesperación; otro, es luz y esperanza. Y la hija le pregunta: Papa y ¿quién ganará? Él le contesta: A quien alimentes, porque se hará más fuerte y vencerá al más débil.

Dicen los que me conocen que soy un provocador. Es posible! Yo he pasado de provocar a las chicas para provocar a los curas y ahora intento provocar a otros. 

Hablaros de Dios hoy no me da ninguna vergüenza, hablaros de mi experiencia de fe no es algo íntimo y personal, tampoco es algo que me haga más débil o más friki. Yo creo que soy un tipo normal ¿no?

Lo que sí os digo es que para ser cristiano hay que ser un valiente y un provocador. Pero, cuidado, ser cristiano es muy peligroso, porque si descubres lo que hay detrás de verdad, te “engancha”. 

Yo os propongo que, como yo, os preguntéis: ¿Existe Dios de verdad? Y si existe ¿qué? ¿Interviene en mi vida y me ayuda?¿Merece la pena la religión? ¿Qué me aporta?

Marx decía que “las religiones son el opio del pueblo”; Nietzche, que “Dios está muerto” y Freud decía que “Dios es una proyección de la fragilidad humana que busca la figura de un padre protector”. Yo estaba de acuerdo con las tres. Y mucha gente supongo que también afirma alguna de ellas.

Para otros, las religiones son la respuesta a esa búsqueda del sentido último de nuestra vida. Nos hallamos pues ante muchas opciones y posibilidades.

La realidad religiosa es que, según algunos estudios, la población mundial está compuesta de:

· 2.200 millones de cristianos (la mitad, católicos) (32%)

· 1.600 millones de musulmanes (23%)

· 1.000 millones de hindúes (15%)

· 500 millones de budistas (7%) 

· 600 millones de personas (8%) practican diversas religiones incluyendo el jainismo, el sijismo, el sintoísmo, el taoísmo, etc.

Al mismo tiempo, una de cada seis personas en todo el mundo (1.100 millones, es decir el 16%) no se identifican con ninguna religión, aunque sí tienen algunas creencias religiosas o espirituales (Dios, espíritu, energía, etc.).

Lo que empezó Jesús con un grupo de amigos, a quien llamó discípulos, en un sitio perdido del extremo Oriente, hoy es un fenómeno global, o no es cierto que, en nuestro occidental establecemos nuestros calendarios en base a la figura de Jesucristo (a. C. / d. C.). Por lo menos, este judío ha dejado su nombre en un lugar importante de la historia ¿no? 

Evolución del cristianismo



Pero con independencia de lo que suponga para otros el cristianismo, yo os pregunto… para vosotros… ¿Es relevante? ¿Creéis que es falso? ¿Pensáis que es aburrido?

En esta España tradicionalmente cristiana, muchos piensan que el cristianismo es todo eso. Yo, al menos lo he pensado.

Hoy, sé que estaba dando de comer al lobo equivocado, porque por ignorancia, mi conocimiento de Jesús se limitaba a lo “razonable”, a lo “intelectual”, a lo “ideológico”, a lo “moral” y eso me llevaba a la oscuridad y a la desesperación. 

Pero ¿qué crees tú que es el cristianismo? ¿Es creer en Cristo? ¿Es un conjunto de ideas morales o religiosas? ¿Es hacer el bien? Es todo eso, pero yo he descubierto algo más: NO SE TRATA DE UNA IDEA sino de UNA RELACIÓN PERSONAL. 

Para conocer a Jesús, es preciso saber cómo se manifiesta, qué dice, qué hace: Si no le llegas a conocer personalmente, es imposible comprenderle. Para mí, se trata de bajarle de la cabeza al corazón, lo mismo que en el amor o en la amistad. El cristianismo es eso. 

Una vez que comprendes cómo es una persona y lo que te ofrece, puedes decidir si es lo que dice ser, si esa amistad o ese amor cumplen las expectativas. 

El propio Jesucristo, provocador y radical por antonomasia, resumió el cristianismo en una frase que aparece en el evangelio de Juan 14, 6: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".

¿Qué quiere decir con todo eso? ¿Está loco? ¿Es un iluminado? 

YO SOY EL CAMINO 

Cuando Jesús dice YO SOY EL CAMINO se refiere a que él da dirección a un mundo perdido y da sentido a nuestras vidas. 

Asegura que es el único medio capaz de conducir al hombre a su plenitud, que Él es el único de satisfacer el hambre del corazón humano.

Muchos (y antes, yo también) pensamos ir por el buen camino es vivir razonablemente bien, con una vida más o menos organizada: trabajo, dinero, casa, coche, mujer o marido, familia, amigos y estatus social aceptable. Todo parece ir bien "por fuera". ¿Para qué preocuparse por nada más?

Pero estaréis conmigo en que algo falta. Hay siempre un vacío que no nos llena. Al menos a mí, aunque no era muy consciente de ello, algo me ronroneaba. Y empecé a provocarme a mí mismo.

¿Cómo? Insólito!!! Gracias a mi mujer y a un cura que es un crack, me fui acercando poco a poco a la fe, a la Iglesia, a Dios 

¿Cuándo? Cuando murió mi bendita suegra, empecé a acompañar a Mariajo (mi mujer) a misa, porque creía que era mi deber para con ella y para con mi suegra, por lo justa, cristiana y buena persona que fue toda su vida, por ejercer de madre conmigo, y porque justo antes de morir de cáncer y en la cama del Ramón y Cajal, me dijo al oído: Cuídala!

¿Por qué? No sabría deciros pero, mira por dónde... (Hasta incluso hoy me sorprendo) yo creo que en su último aliento me habló Dios mismo. Vale, ahora me estoy poniendo un poco friki, ¿verdad?

Mi certeza es que Dios, poco a poco, sin presión, sin agobiarme puso en mi camino a personas que cambiaron mi forma de ver a la Iglesia. Y una vez, en ella, conocí a Jesús.

No me importa gritároslo si hace falta: Yo quiero y sigo a Jesús, le tengo a mi lado y ha llenado mi corazón, estoy tan lleno… a pesar de que a los ojos del mundo soy poca cosa. Pero me da igual, de este mundo nada me voy a llevar cuando muera.

Sé que para ir al destino elegido hay que ir por la carretera correcta. Si no, o te pierdes o te equivocas.

Cuando Jesús dice YO SOY EL CAMINO es por que cuando uno se encuentra con Él uno siente un impulso desde su amor hacer un camino nuevo.

YO SOY LA VERDAD 

Cuando Jesús dice YO SOY LA VERDAD se refiere a que es una realidad en un mundo confundido. NO es una “idea”.

Vale, tal vez puedas decirme: "no importa lo que creas con tal de que seas sincero". Bueno, también uno puede estar sinceramente confundido: Pablo Iglesias es muy sincero en sus convicciones pero eso no quiere decir que vaya a solucionarnos la vida. Yo puedo estar firmemente convencido de que por la A4 llegaré a Barcelona, pero eso no significa que vaya a llegar.


O decirme: "El cristianismo será bueno para ti, pero no para mi". Es como decir que la gravedad me afecta a mí pero no a ti. Yo te digo que de la misma forma que si te tiras de un 5º piso, te afecta, Cristo también te afecta a ti.

O puedes creer en que Jesús es verdad pero no tienes ni idea de cómo es. 

Y es que si Cristo no es verdad, no pasa nada, sigue tu vida, no problem! Pero: ¿y si es verdad...? entonces pasa mucho: porque lo que Él promete y dice, permite alcanzar la plenitud interior y exterior. 

Te reto a que te cuestiones lo mismo que yo me cuestioné ¿qué pierdo por intentar descubrirlo? 

El concepto de la verdad puede definirse como conocimiento intelectual sobre algo o alguien, pero además es conocimiento personal sobre algo o alguien: yo sé, que comer adecuadamente es bueno para la salud, pero si no como, si no lo experimento personalmente, ¿cómo sé que es bueno?, ¿sólo porque lo digan otros?

Cuando Jesús dice YO SOY LA VERDAD, la palabra hebrea que se traduce como “verdad” se refiere a una “realidad experimentada”. 

Dejadme que comparta con vosotros una historia:

Yo aparte de cabezón y provocador, siempre he sido un “loco” del fútbol, ahora menos. Mi equipo es el Real Madrid, aunque les pese a muchos de aquí, y mi ídolo, Carlos Santillana, quien representaba un ejemplo para mí. El Marca y Estudio Estadio me mostraron su historia, sus goles, su palmarés, sus ganas de luchar hasta el final. Yo tenía conocimiento intelectual de Santillana, jugador.

Con el paso de los años, llegué a conocer personalmente a Carlos, sí a Santillana. Somos íntimos amigos; conoce a toda mi familia y yo a la suya, voy a su casa y él a la mía, compartimos vivencias, tomamos el aperitivo, salimos a comer o a cenar juntos, vamos al Bernabéu juntos, veraneamos juntos desde hace años e incluso jugamos juntos al fútbol (él mejor que yo, claro). Es decir, tengo conocimiento, experiencia personal de Carlos, persona.

Lo mismo ocurre con Jesús: la Biblia nos habla de Él, de su vida, de su carácter, de su forma de hablar y de enseñar, de sus milagros, etc. Nos aporta conocimiento intelectual sobre Cristo. 

Cuando le conoces, hablas con Él…joer…él va y habla contigo…es la leche!!!! Cuando estás con Él, amplias todo lo que dice la Biblia sobre Él, porque vuestra relación te aporta conocimiento personal de Jesús.

Cuando Jesús dice YO SOY LA VERDAD, nos dice que es real, que está aquí y que espera conocernos personalmente.

YO SOY LA VIDA 

Cuando Jesús dice YO SOY LA VIDA se refiere a que nos invita a salir de un mundo de tinieblas y de muerte, y nos promete dar sentido a nuestra vida.


¿Es posible estar vivo pero no vivir realmente? Pasamos más de 20 años de nuestra vida durmiendo, 10 años viendo la tele, 8 años comiendo, 6 años viajando, 2 años haciendo colas o llevando a nuestros hijos al cole o a actividades deportivas, y un año en atascos. ¿Es esto vida? ¿Este tipo de vida tiene algún sentido? 

Jesús vino al mundo a morir para liberarnos de las cosas que destruyen la vida, de todo lo malo de la vida. Murió en nuestro lugar, por amor a todos los seres humanos, creamos en Él o no. Así de grande es su amor. ¿Quién puede rechazar ese amor tan grande? ¿Quién no se enamora de una persona así?

A mí nunca me ha gustado pensar sobre la muerte. Y menos sobre la mía, pasaba de pensar en ella. Pero lo cierto es que todos vamos a morir. 

Cuando Jesús dice YO SOY LA VIDA se refiere a que, con su resurrección venció a la muerte y nos promete vida eterna que comienza aquí, sobrevive a la muerte y sigue para siempre. 

CONCLUSION

¿Por qué es tan importante esto? ¿Quieres hacer algo importante en tu vida? ¿influir en un mundo, que urgentemente necesita ser transformado?

Conocer a Jesús, ser cristiano:

· Implica un compromiso, renunciar a uno mismo, estar dispuesto a darlo todo, para ganarlo todo, según Su promesa. 

· No es nada aburrido; si fueran normas sería un coñazo, pero no es eso: es tener al mejor amigo con quien vivir la vida al máximo. 

· No es falso; es tan verdad y tan real como la vida. Tú rétale, provócale y verás….

· No es irrelevante; es que transforma tu vida y te cambia completamente.

Ya lo decía Chiquito de la Calzada: Venga, atrévete, cobardeeeeeee

miércoles, 14 de octubre de 2015

MIS CHARLAS EN ALPHA: EL CRISTIANISMO FALSO, ABURRIDO E IRRELEVANTE?

“Si el cristianismo es falso, no es importante. 
Si es cierto, es infinitamente importante. 
Lo único que no puede ser es medianamente importante” 
— C.S. Lewis 


Durante muchos años me he sentido alejado de la fe católica y de la Iglesia por varias razones:

Me parecía una pérdida de tiempo y un sin sentido ir a misa.
Me parecía todo una gran mentira porque así me lo habían inculcado desde pequeño.
Me parecía que no aportaba nada de interés, nada que no supiera y nada que me afectara.
Me parecía un síntoma de debilidad apoyarme en algo no tangible.
Me parecía que yo no lo necesitaba, que era para otras personas perdidas y sin rumbo.
Además, qué podía ofrecerme alguien que vivió hace 2.000 años en un lugar muy alejado del mío, con unas personas muy diferentes a mí y con unas costumbres opuestas a las mías.

Echando la mirada atrás, estoy absolutamente convencido de que la culpa no era del cristianismo sino mía porque nunca había prestado mucha atención ni tampoco había abierto mi corazón a una frase que dijo Jesucristo que, en cierto modo, resume el cristianismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Juan 14,6).

YO SOY EL CAMINO (dirección para un mundo perdido)

Yo vivía bien, una vida sin necesidades básicas, sin problemas económicos o materiales: tenía mi casa, mi coche, mi mujer, mi familia, mis amigos, mi intensa vida social y laboral. Todo iba bien "por fuera". No me preocupaba por nadie y menos por nadie. Sencillamente creía vivir lo que era mi vida. Alcanzaba lo que creía querer, pero nunca tenía suficiente. siempre buscaba algo que estaba por llegar: éxito, felicidad, placer, diversión, fama, más dinero...pero cuando llegaba, no era suficiente.

Algo faltaba. Había siempre un vacío que no me llenaba. No tenía un camino ni un rumbo que me llevara a ningún sitio. Y aunque yo no era consciente y no sabía qué, un buen día empecé a llenarlo: al acercarme a la Iglesia cuando nos mudamos a un barrio nuevo gracias a la persistencia de mi mujer.

Cuando murió su bendita madre (mi suegra) empecé a acompañarla a misa porque creía que era mi deber para con ella y con mi suegra, por lo buena persona que fue toda su vida, por ejercer de madre conmigo y que justo antes de morir de cáncer y en la cama del hospital, me dijo al oído: Cuídala!

Y mira por dónde...hasta incluso hoy me sorprende: no sólo no me aburría, sino que interesaba lo que oía y me enganchaba. Empecé a oír con los "oídos de Dios" y a ver con los "ojos de Dios".

Hoy estoy convencido que la razón fue porque el Espíritu Santo puso en mi camino a personas que cambiaron mi forma de ver a la Iglesia, no como un lugar de "beatos y de monjitas" sino como un lugar donde se brinda ayuda, salud y conocimiento que, precisamente a mí, me faltaba. 

Surgieron las preguntas en mi corazón: cual era el propósito de mi vida, su significado, para que había venido yo a este mundo. También me planteaba de dónde vengo, a dónde voy, tiene algún sentido importante mi vida, si había venido a vivir unos años y luego morir, y después qué? Buscaba un camino que desconocía hasta entonces puesto que yo seguía el mío de forma egoísta e interesada.

El cambio no se produjo milagrosamente de la noche a la mañana. Fue con el tiempo y poco a poco, que accedí a ir formando parte de diversas actividades de la Iglesia:

Participé junto a mi mujer y mis hijos en una experiencia inolvidable y que fue un punto de inflexión: la JMJ con la visita del Papa Benedicto XVI a Madrid, algo que hasta entonces nunca le había dado la más mínima importancia (la visita de u
n ancianito vestido de blanco ante el que todo el mundo se vuelve loco, pensaba).

Esa experiencia nos motivó tanto a mi mujer como a mi a formar parte de un grupo de matrimonios de vida y fe.

Conocimos a Luis José, párroco y amigo al que desde hace cuatro años seguimos de casa en casa y de parroquia en parroquia.

Fruto de los más de tres años que nos venimos reuniendo (este es el cuarto) todo el grupo de matrimonios editamos un libro sobre nuestro credo personal con mucho amor, orgullo y satisfacción de haber experimentado en varias ocasiones la presencia de Dios a través del Espíritu Santo (quién me ha visto y quién me ve).

Más tarde, empecé a ser parte activa, cada domingo sin falta (hubiera o no fútbol), en las homilías, no sólo escuchando atentamente sino preparándolas de antemano y recapacitando sobre ellas después. Hasta tal punto de gozar con el privilegio de ayudar a comulgar a los demás y de ser parte activa de la parroquia. (dice siempre mi mujer qué si me vieran mis padres o mis amigos, no lo creerían).

Creo que ahora sí puedo decir que soy cristiano. Sigo a Jesús, le tengo a mi lado y ha llenado mi corazón porque Él es el camino hacia Dios, hacia todo lo bueno que nos tiene preparado y prometido.

Y ahora, absolutamente convencido e involucrado como discípulo misionero en la tarea que Dios nos a encomendado de llevar la Buena Noticia "hasta el confín de la tierra", para que todo el que quiera, conozca a Jesús.

Finalmente, he comprendido que para ir al destino elegido hay que ir por la carretera correcta. Si no, o te pierdes o te equivocas.

YO SOY LA VERDAD (realidad en un mundo confundido)

Muchos  dicen que "no importa lo que creas con tal de que seas sincero". Bueno, también puedes estar sinceramente confundido (Hitler era sincero en sus creencias pero estaba completamente equivocado).

Otros dicen: "Puede que el cristianismo sea bueno para ti, pero no para mí"Al principio, pensaba igual: si Cristo no es verdad, no pasa nada, con seguir con mi vida, todos tranquilos! Pero luego me dije: y si es verdad?...entonces pasa mucho: porque Él permite alcanzar la plenitud interior y exterior. Y me pregunté: ¿qué pierdo por intentar descubrirlo?. Y así empecé.

Incluso, algunos cristianos conocen y creen que Jesús es la verdad, pero no le experimentan. Se consideran cristianos porque están bautizados, porque se casan en la Iglesia o porque van a misa los domingos por rutina, obligación y así cumplen para el resto de la semana. Pero Cristo no está presente en sus vidas.

El concepto de la verdad puede definirse como conocimiento intelectual sobre algo o alguien, pero además es conocimiento personal sobre algo o alguienyo sé que comer adecuadamente es bueno para la salud, pero si no como, si no lo experimento personalmente, cómo sé que es bueno, sólo porque lo digan otros?.

Contaré una anécdota: Siempre he sido desde pequeño, muy aficionado al fútbol,  a verlo y a practicarlo (llegué a ser casi profesional). Mi equipo siempre ha sido (y será) el Real Madrid y mi ídolo, cuando era pequeño, Carlos Santillana. A través de los periódicos y de la televisión veía sus goles, su forma de cabecear,  de ganar títulos, de luchar hasta el final, etc. Yo tenía conocimiento intelectual de Santillana, jugador.

Con el paso de los años, por casualidad, llegué a conocer personalmente a Santillana. Soy amigo íntimo suyo y él, mío; conoce a toda mi familia y yo a la suya, voy a su casa y él a la mía, compartimos vivencias, tomamos el aperitivo, salimos a comer o a cenar juntos, vamos al Bernabeu juntos, veraneamos juntos desde hace años en el mismo sitio e incluso jugamos juntos al fútbol (él mejor que yo, claro). Es decir, tengo conocimiento personal de él.

La Biblia nos habla de Jesús, de su vida, de su carácter, de su forma de hablar y de enseñar, de sus milagros, etc. Nos aporta conocimiento intelectual sobre Cristo. Pero Jesucristo es algo más: es una experiencia vital y de salvación y aunque, podemos asombrarnos con lo que sabemos sobre Él, si no lo experimentamos, no sirve de nada. Ahora que le conozco, le siento y le experimento en mi corazón, puedo ampliar lo mucho que dice la Escritura sobre Él, porque tengo conocimiento personal de Jesús.

YO SOY LA VIDA (vida en un mundo de tinieblas)

Jesús vino al mundo a morir para liberarnos de las cosas que destruyen la vida, de todo lo malo de la vida. Con su resurrección conquistó y venció a la muerte y nos ofreció la vida.

Dios me ama a mí y a ti, también. Y vino a la tierra a vivir con nosotros y como nosotros, dio su vida por nosotros porque nos ama, a pesar de  nuestros errores y de nuestros pecados.

En la cruz, cargó con todo lo que tú y yo y el resto de la humanidad hemos dicho mal, hemos hecho mal o pensado mal. Murió en nuestro lugar, murió por mi y por ti y por todos los seres humanos, creyésemos en Él o no. Así de grande es su amor. 

Por medio de la cruz y gracias a ella, nuestra culpa puede ser eliminada. Nos libera para transformarnos en las personas que realmente anhelamos ser (consciente o inconscientemente), nos rescata del miedo a la muerte y de todos los miedos, nos renueva para conocer a Dios y para amar de una forma nueva a los demás, tal y como Él nos enseñó.

¿Por qué es tan importante esto? porque se trata de salir de uno mismo e influir en el mundo, que urgentemente necesita ser transformado.

Y eso no es nada fácil. Hoy día no es sencillo ser cristiano: ser cristiano cuesta, pero no es nada aburrido sino emocionante y llena cualquier vacío. Yo lo he experimentado y lo experimento día a día.

Hay una anécdota preciosa que escuché en una homilía y que define cómo es el corazón humano: 

Un hombre había pintado un cuadro maravilloso. El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, de un reconocido artista. Llegado el momento, se descubrió el cuadro, que estaba tapado. Y todos lo recibieron con un caluroso aplauso.


Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía. 



Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Un observador muy curioso, encontró un fallo en el cuadro. La puerta no tenía cerradura. Y le preguntó al pintor: “¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo se va a poder abrir?“ ¡Vaya fallo! 

El pintor tomó su Biblia, buscó Apocalipsis 3, 20 y le pidió al observador que lo leyera:

"He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” 



”Así es”, respondió el pintor. “Esta es la puerta del corazón del hombre: Sólo se abre por dentro.

Seguir a Jesús, ser cristiano no significa simplemente una adhesión externa y cómoda, o limitarse a recibir sus bendiciones. 



Implica un compromiso, renunciar a uno mismo, tomando la cruz del trabajo, del esfuerzo, de la burla o incluso de la persecución por causa de nuestra fe. 



Es necesario estar dispuesto a darlo todo, para ganarlo luego todo, según Su promesa. 

Requiere expresar nuestra gratitud y confianza en Él, en su misericordia y su perdón. 

Y para ello, es necesario CONOCERLE. Nadie puede confiar en alguien si no le conoce.


Por todo ello, El cristianismo…no es aburrido: consiste en vivir la vida al máximo; no es falso: es la verdad; no es irrelevante: transforma nuestras vidas completamente.





jueves, 20 de agosto de 2015

RECUPERAR LA ESENCIA DE CRISTO


Muchos aseguran que la religión, que el cristianismo, ha perdido credibilidad, que no es posible seguir confiando en Cristo ni en su Iglesia y por ello, se alejan hacia una inexistente experiencia de fe o hacia una cómoda privacidad espiritual, ambas descargadas de toda obligación y compromiso.

En nuestros tradicionales países “cristianos católicos”, la indiferencia de la sociedad secular, en otras épocas más o menos benevolente, ha dado paso a un odio generalizado y una abierta enemistad hacia el cristianismo. 

Hoy, se relaciona a Cristo con una Iglesia inflexible y jerárquica, hambrienta de poder y riqueza, autoritaria y dogmática, pecadora e infiel, poco dialogante y excluyente con quienes piensan de otra manera, discriminatoria con las mujeres y lejana del hombre actual... sin obras…muerta.

El problema subyacente es que el enemigo de Dios, Satanás, ha vuelto a desarrollar el factor humano: el hombre ha querido “ser” y “hacer” de Dios (como en el principio), y en lugar de colocar a Cristo como símbolo de unidad sólo ha generado cismas dentro y fuera de la iglesia; en lugar de mostrar un espíritu de sencillez y amor, ha creado complejidad y egoísmo; en lugar de ejercer una fe viva y práctica, ha optado por una fe contemplativa y teorizante; en lugar de vivir una vida activa de servicio y sacrifico a los demás, ha preferido una vida pasiva y cómoda. 

La Iglesia, esposa de Cristo, le ha sido infiel, ha perdido su esencia, se ha ocupado sólo de la casa y se ha ido olvidando de cómo es Él, de su propósito y de su mandato. 

La cristiandad tiene que hacerse más cristiana para poder seguir viviendo de forma creíble (creyente y crítica a la vez) con convincentes contenidos de fe, sin toda la rigidez dogmática, con orientaciones éticas depuradas de toda tutela moral, pero sobre todo, con Cristo en el centro de nuestra vida.

Algunas de las actitudes de la Iglesia apenas forman parte de la esencia cristiana, es difícil intuir el espíritu de Cristo en la forma de vivir la fe de muchos pastores y de muchos feligreses. 
 La Iglesia se ha acomodado en una posición autorreferencial y lejana, convirtiendo así a los cristianos en bebés espirituales, que no pueden valerse por sí mismos. Le hemos dado la espalda a su esencia en Cristo, hemos abandonado su mandato activo y permanente: “Id y haced discípulos”.

Estamos llamados a encaminarnos urgentemente hacia la conversión, hacia una renovación pastoral, una reforma radical que no intente psicoanalizar o volver a mitificar el mensaje de Cristo, sino que “vaya a la raíz”, que haga que lo esencial, que es Cristo, resplandezca de nuevo. 

Jesucristo debe volver a ser la figura básica, fundamento y motivo original de todo lo cristiano. Sólo desde él como la figura conductora central recibe su identidad y relevancia el cristianismo. 

CUESTIÓN DE ESENCIA

A menudo, escuchamos a personas afirmar que “todas las religiones son iguales”. La clave para desestimar esta errónea afirmación estriba en el hecho de diferenciar lo que distingue a una religión del resto de las otras religiones, es decir, qué es lo especial, lo típico, lo “esencial”, cuál es su “esencia”.

Esencia significa “lo que es válido en todo tiempo, lo que es vinculante de continuo, lo que es absolutamente irrenunciable”. 

La esencia y el centro del cristianismo es la figura de un judío: Jesús de Nazaret, el Mashiach (hebreo), Meshiach (arameo), Christos (griego), “el Ungido o Enviado por Dios”. 

Jesús como el Cristo de Dios es la forma y figura básica que da cohesión a todas las historias, parábolas, cartas y misivas del Nuevo Testamento y también a todas las diferentes comunidades judeocristianas y cristiano gentiles.

Sin Jesucristo no hay nexo entre los escritos y las comunidades neo-testamentarios: él es la figura básica que da unión a todas las tradiciones. 

Sin Jesucristo no hay historia del cristianismo ni de las Iglesias cristianas: él es el motivo básico que las une más allá de todas las rupturas y de todas las épocas históricas. 

El cristianismo no depende de una idea impersonal, de un principio abstracto, de una norma general, de un sistema mental. A diferencia del resto de religiones, el cristianismo depende de una persona concreta que sale fiadora de una causa, de todo un camino de vida: Jesús de Nazaret. 

Jesús es distinto, es una persona concreta y por eso, el ser cristiano tiene que ser distinto. El Nuevo Testamento y la historia de veinte siglos de cristianismo lo pone de manifiesto: Jesús ha estimulado el pensamiento y el discurso crítico-racional, la fantasía, la imaginación y las emociones, la espontaneidad, la creatividad y la innovación. 

Ha hecho posible que los hombres entren en espíritu en una relación existencial inmediata con él. De él se podía narrar, y no sólo razonar, argumentar, discutir y teologizar sobre él. 

Eso es lo que constituye lo específico del cristianismo: no un principio, sino una figura viviente: Jesucristo es lo permanentemente válido, lo obligante de continuo y lo en verdad irrenunciable en el cristianismo.

LA CRUZ COMO DISTINTIVO 
Mientras que la muerte de los líderes de otras religiones no ha traído implicaciones o consecuencias para la humanidad, la de Jesucristo sí. 

Moisés, Mahoma, Buddha o Confucio murieron ya mayores en años, junto a sus discípulos y adeptos, tras una vida de éxito, mientras que Jesucristo murió joven, tras vida radical, sorprendente y breve, traicionado y negado por sus discípulos y seguidores, objeto de mofa y de escarnio por sus adversarios, abandonado por Dios y por los hombres en el más atroz y enigmático rito de muerte, que según la legislación romana no se podía imponer a criminales con la ciudadanía romana y que se aplicaba sólo a esclavos fugados y a rebeldes políticos: en el patíbulo de la cruz.

La cruz de Jesús era una locura bárbara para un griego culto, una ignominia para un ciudadano romano y una maldición de Dios para un judío creyente. 

Sin embargo, para un cristiano la cruz es un signo de salvación puesto que Cristo, el crucificado, no permaneció en la muerte, sino que fue resucitado a la vida eterna por Dios y elevado a la majestad de Dios. 

Es un signo de victoria puesto que Jesucristo es el confirmado con poder por Dios y así este signo de oprobio y esta deshonrosa muerte de esclavos y rebeldes es vista como muerte salvífica de redención y liberación. 

La cruz de Jesús, ese sello cruento sobre una vida vivida en consonancia, se convierte así en un llamamiento a renunciar a una vida marcada por el egoísmo, un llamamiento a vivir una vida sencilla en favor de los otros.

Se trata ni más ni menos que de un vuelco a todos los valores: la vida cotidiana valiente y sin temor, incluso frente a riesgos mortales a través de la inevitable lucha, de todo sufrimiento, incluso de la muerte. 

Todo en inquebrantable confianza (“fe”) y en la esperanza del tiempo de la verdadera libertad, amor, humanidad, finalmente, de la vida eterna. Del escándalo se pasa a una experiencia de salvación; el vía crucis se convierte en un camino de vida para el que acepta ser cristiano.

Cristo es el camino, la verdad y la vida, es el pan de vida, la luz del mundo, la puerta, la vid verdadera, el pastor verdadero que da su vida por las ovejas. El es el camino de la verdad de la vida que hay que hacer. No se trata de verdad de razón, puramente teórica, sino de verdad de fe práctica que se basa en experiencia, decisión y acción.

En efecto, no se trata de “contemplar”, de “teorizar” la verdad del cristianismo, sino que hay que “hacerla”, “practicarla”. 

Una verdad que no quiere sólo ser buscada y hallada, sino seguida y realizada con veracidad, acreditada y acrisolada. Una verdad que apunta a la práctica, que llama al camino, que regala y hace posible una vida nueva.

martes, 18 de agosto de 2015

LA FE ES UN COMPROMISO DE AMOR



"Queridos míos, amémonos unos a otros, 
porque el amor viene de Dios. 
Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. 
El que no ama no ha conocido a Dios, 
pues Dios es amor" 
(1 Juan 4,7-8).

Pensar que la fe es una cuestión personal, individual, que es algo íntimo y secreto, es una postura, cuando menos, cómoda y egoísta.

La auténtica fe es un acto que camina desde lo interno hacia lo externo, desde lo individual a lo social, desde lo particular a lo comunitario, que implica un profundo deseo de transformación (propio y ajeno), de transmisión de valores, de compromiso, de confianza, de servicio, de amor.

La fe es un compromiso de amor: a Dios y a los demás. La fe de Jesús es un compromiso de amor: vino al mundo para transformar los corazones, para sanar, para perdonar, para comprometerse y dar conocer el plan de su Padre, para confiar en Él, para servir y para entregar su vida por nosotros. ¿Existe mayor amor?

Por eso, como seguidor y discípulo suyo me pregunto: ¿Sigo realmente a Jesucristo? ¿Amo a Dios? ¿He transformado mi corazón? ¿Estoy comprometido con el plan de Dios? ¿Doy a conocer a Jesús?¿Confío en Dios? ¿Sirvo a otros? ¿Perdono? ¿Amo? ¿Me entrego a ellos?

Y es el AMOR que brota del corazón lo que NOS TRANSFORMA a nosotros y al mundo.

domingo, 16 de agosto de 2015

MI VISIÓN DE MI PARROQUIA



Yo mismo que me mantuve lejos de la Iglesia durante muchos años, ahora que me he reencontrado con ella, he llegado a apreciarla y amarla, he comprobado cómo me cuida y como cuida a los demás.

Por ello, mi involucración me lleva a una visión post-moderna sobre lo que me gustaría que fuese mi parroquia: una iglesia como acontecimiento, como suceso, como comunidad y como acción; y no sólo como institución. Una parroquia en movimiento, dinámica, vital, misionera y abierta a todos, en la que haya un % de error que 0% de crecimiento.

El gran problema para llevar a cabo esta visión no está fuera de la Iglesia, sino dentro. A pesar de que ya estamos dando pasos correctos y meditados en lo que a la misión se refiere, mi parroquia sigue estando enfocada en su auto-conservación: está estructurada para atender y mantener a los que están dentro y no para llegar a los que están fuera. No se trata de atraer a personas para volver a "lo de antes".

Es imprescindible que adoptemos una visión de qué parroquia queremos, porque de ella, dependerá su futuro. Tenemos que cultivar un "fermento misionero" para la transformación de nuestras mentes y corazones, de la Iglesia y de la sociedad "desde arriba" y "desde abajo":

DESDE ARRIBA

La Iglesia debe dejar de preocuparse por su auto-subsistencia institucional, dejar de preocuparse por cómo menguan tanto la feligresía como las arcas parroquiales, para abrirse sin reservas a una nueva visión. Una visión donde no cabe una separación entre sacerdotes y laicos, entre antiguos y nuevos: todos somos Iglesia, todos somos comunidad. ¿Cómo? A través de programas y actividades integrados por grupos pequeños, que hagan de nuestra parroquia un lugar más que atractivo para todos.

DESDE ABAJO

Nosotros, la comunidad cristiana de base, somos el primer y fundamental núcleo eclesial, y debemos responsabilizarnos de la riqueza y expansión de la fe, como también del culto, que es su expresión. Somos la célula inicial de la estructura eclesial, y foco de la evangelización.

Por ello, los laicos debemos plantearnos, en la medida de nuestras posibilidades, aptitudes y tiempo, ¿qué puedo hacer yo por mi parroquia? y no tanto, ¿qué hace mi parroquia por mí?

Mi sugerencia es que dejemos atrás el interés propio sobre lo que me aporta tal parroquia, o tal sacerdote, o tal método de evangelización y meditemos sobre lo que nosotros podemos ofrecer. Si no lo hacemos, la euforia inicial puede convertirse en un reflejo estéril.


PD: Os adjunto un interesante artículo del Padre Mallon sobre la renovación de las parroquias. http://www.religionenlibertad.com/el-padre-mallon-da-la-clave-para-renovar-las-parroquias-expulsar-36737.htm