¿QUIÉN ES JESÚS?
jueves, 18 de julio de 2024
¿CÓMO GESTIONAR LOS FRUTOS ESPIRITUALES DE UN RETIRO?
martes, 23 de marzo de 2021
HOGAR, DULCE HOGAR
Pero hay motivos para la esperanza. El primero es obvio y sencillo: tan sólo tiene que "Mirar" a los bancos de la parroquia y “Buscar” esas “piedras vivas” que precisa para construir el templo espiritual que Dios quiere. No se trata tanto de encontrar recursos humanos como de las personas adecuadas para las funciones concretas.
Lo siguiente es “Descubrir” los dones y talentos que Dios suscita en su pueblo y ponerlos a trabajar, ponerlos a rendir. El párroco, como administrador fiel, no puede ni debe enterrar esos talentos en la tierra mientras espera la llegada de su Señor.
A continuación, es necesario “Motivar”
a los que viven en la Hogar Común para que interioricen y asuman un sentido de
pertenencia, es decir, que se sientan “en casa”, que se sientan "en
familia".
Por ello, se requiere “Ser”
un buen líder y un buen comunicador, y con el ejemplo, "Inspirar" a soñar; "Mostrar" la visión y la misión de la parroquia, lo que ésta ofrece y lo que pide; "Animar" a buscar más, a hacer más, a ser más.
-valore el trabajo en equipo, la cooperación y el consenso. El párroco no “micro gestiona” ni controla de manera excesiva sino que escucha y apoya las decisiones de sus líderes de confianza. El pastor deja "pastar" a sus ovejas .
-busque nuevas perspectivas y opiniones distintas, que reúna información, abra el debate y tome decisiones, adoptando una "cultura del invitar", de bienvenida y acogida por parte de los laicos, primer contacto de todos los que llegan a la parroquia: "Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor" (Jn 10,16).
Frente al viejo guion parroquial de “reza, paga y obedece” se establece uno nuevo: “reza, participa y oblígate”.
Los laicos le dicen al párroco: “Déjanos ayudarte”, y el párroco, al “dejarse ayudar”, permite que los laicos pongan en acción su fe y su potencial, haciendo que la parroquia se redefina a sí misma: "Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto" (Rom 12, 6-8).
El liderazgo compartido produce
un “efecto dominó” en toda la
comunidad, potenciando una mayor implicación de todos, favoreciendo la multiplicación de las actividades pastorales y por tanto, consiguiendo la vitalización de la parroquia.
El liderazgo compartido establece un equipo de líderes gestores unido, fiel al Evangelio y a la Iglesia, capaz de contagiar a toda la comunidad parroquial. Invita, forma, compromete y responsabiliza a todos en la edificación del Reino de Dios en la tierra.
De esta forma y con el paso del tiempo, se consigue dar a luz una comunidad en armonía y unidad que, de forma automática, suscitará “vocaciones”. No es posible la existencia de vocaciones sin una comunidad de las que nazcan: "Así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros cumplen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe en relación con los otros miembros" (Rom 12, 4-5).
Una escuela de discipulado
Para que conseguir una gran comunidad se requiere establecer un plan, una visión que desarrolle la formación/discipulado mediante distintas herramientas: grupos pequeños, catequesis, métodos, retiros, convivencias, peregrinaciones, actividades comunes, etc.
Estas mismas herramientas sirven, a su vez, para llevar a cabo la evangelización de nuevas personas que, de forma automática, se unen a ellas para convertirse en nuevos discípulos y volver a comenzar este proceso continuo.
El liderazgo compartido servirá
también para ver las necesidades presentes y futuras, y que, ante un posible
cambio del párroco, la comunidad pueda seguir funcionando con normalidad.
La sucesión del párroco es una
cuestión en la que no se piensa pero es importante tenerla en cuenta ya que la
parroquia no pertenece al párroco sino a los parroquianos. Es necesario que
exista un diálogo permanente entre parroquia y diócesis que detecte las
necesidades de una y de otra. Esto es labor del párroco junto con el arcipreste
y el vicario episcopal.
Además, es recomendable
establecer un plan de sucesión y un equipo de transición pastoral de la
parroquia para salvaguardar los avances realizados en materia de liderazgo que
implique, prepare, guie y apoye a nuevos líderes laicos, lo que facilitará la
integración del nuevo párroco, cuando se produzca.
Una renovación espiritual
La misión del cristiano es desarrollar un corazón para Jesús que le dé siempre el primer lugar. Comienza siempre por la conversión individual, es decir, por la relación amorosa con Dios que despierta la fe y enardece el corazón, que lo transforma de uno de piedra a uno de carne.
domingo, 2 de abril de 2017
ALPHA, UNA EXPERIENCIA TRANSFORMADORA
¿Cómo van a invocar a aquel en quien no creen?
¿Cómo van a creer en él si no han oído hablar de él?
¿Y cómo van a oír hablar de él si nadie les predica?
Romanos 10,14
Aquiles y Príamo
Se trataba de superar un modelo de iglesia piramidal, basado en el binomio clérigos-laicos, sustentado en el paradigma “comportarse-creer-pertenecer”, para sustituirlo por un modelo de Iglesia misionera, basado en el trinomio comunidad-servicio-evangelización, estableciendo el paradigma “pertenecer-creer-comportarse”.
Alpha: el principio
Nuevas formas, nuevas actitudes
Espacios más plurales, nuevos Ministerios
Y así, hemos aprendido a utilizar sin temor las palabras ministerio laical y servicio pastoral, a vencer los miedos y recelos del binomio cura/laico, a abandonar las habituales costumbres del clericalismo, del paternalismo clerical, de vivir en una permanente minoría de edad en la Iglesia para servir a Dios y al prójimo.
Laicos formados y corresponsables
La formación contribuye a ahondar en la identidad creyente, aporta claves para el diálogo con el mundo posmoderno, ayuda a tomar conciencia de la vocación y tarea del laicado y de la Iglesia, y aporta criterios y herramientas para llevarla adelante.
Mirando hacia Dios
Nuestros mayores se sienten cuidados, atendidos y escuchados, y no simples espectadores en un espacio de calidad que reconoce su dignidad y capacidades.
Alpha ha sido y es, el principio. Es el comienzo de un camino de servicio que dura toda la vida. Alpha es el arranque de una comunidad...pero no hemos hecho más que empezar y queda mucho por "hacer"...por "ser".
miércoles, 29 de marzo de 2017
LO QUE HEMOS PERDIDO...
Hemos tomado conciencia de que la Iglesia no está en su mejor momento, de que es preciso hacer algunos cambios de actitud y de que para que un organismo viva, crezca y se desarrolle, es necesario que se alimente y se cuide. La misión de todo organismo vivo es crecer y dar fruto.
Pero ¿cómo podemos ser fructíferos? Lo hemos escuchado y meditado muchas veces pero seguimos parados y ensimismados, sin hacer nada, esperando y anhelando que nuestras parroquias, por ciencia infusa, se abran a los alejados, vayan y hagan verdaderos discípulos de Cristo. Con decirlo no basta. Es momento de ponerse en acción.
No cabe duda de que solos no podemos; de que debemos abandonarnos en los brazos de Dios y de su Espíritu Santo. Pero tenemos que "movernos".
Entonces, ¿Cuál es el problema? Creo que, fundamentalmente, podemos sintetizarlo en tres factores:
Hemos perdido nuestra admiración por Jesús
En el evangelio de Marcos podemos apreciar cuántas veces las personas que le seguían se sorprendían, se asombraban y se maravillaban de lo que Jesús decía y hacía. E inmediatamente se iban a contarles a otros acerca de Él.
Por ejemplo, en Marcos 1, 21-28: "Entraron en Cafarnaún, y, el sábado, Jesús fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Todos se maravillaban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los maestros de la ley. En la sinagoga había un hombre poseído de un espíritu inmundo, que se puso a gritar: "¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a perdernos? Sé quién eres: ¡El santo de Dios!". Jesús le increpó: "Cállate y sal de él". Y el espíritu inmundo, retorciéndole y gritando, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva con tanta autoridad! ¡Manda a los espíritus inmundos y le obedecen!". Y su fama se extendió rápidamente por todas partes en todo el territorio de Galilea."
No podemos evangelizar si Jesús es, para nosotros, tan sólo un concepto moral o ético, una rutina o un mero cumplimiento de normas. Imposible!!!
Hemos perdido nuestra pasión por proclamar a Jesús
Y me pregunto...nosotros, el pueblo de Dios, todos, ¿hacemos caso a Jesús? cuando nos dice: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16, 15). ¿De verdad proclamamos a los cuatro vientos nuestro gozo y pasión por Jesucristo "a toda criatura"? ¿vamos alegres por todo el mundo? o ¿ escondemos a Cristo por el "qué dirán" o le tenemos sólo para nosotros?
Cristo es nuestra alegría, nuestro gozo, nuestra esperanza. Un cristiano jamás puede estar triste o amargado. O es feliz o no es cristiano.