¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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domingo, 28 de julio de 2024

¿CÓMO RESPONDER A LOS ULTRAJES Y LAS BLASFEMIAS?

“El mal no puede crear nada nuevo, 
solo corromper o arruinar 
lo que las fuerzas del bien 
han inventado o construido” 
(J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos)

Tras el infame, lamentable y provocador espectáculo que protagonizaron unos seres híbridos, grotescos y llenos de prejuicios ideológicos en la inauguración de los juegos olímpicos de Paris, cristianos de todo el mundo nos sentimos ultrajados y no sabemos muy bien cómo responder a esta provocación blasfema, inaceptable y fuera de toda justificación.

Sabemos que es un acto de cobardes atacar a quien se sabe que no se defenderá, de la misma forma que sabemos que es un hecho inaceptable hacer "bullying" a otros, sobre todo, a quien se sabe que pondrá la otra mejilla. 

Sabemos que este "espíritu blasfemo y antidivino" se justifica amparando sus múltiples ultrajes en la "libertad de expresión", pero sus actos infames no son de libertad sino de ofensa deliberada a los sentimientos religiosos.

Sabemos que estos actos rebeldes y deliberados del Enemigo de Dios vienen envueltos en un "humo" de engaño y mentira, que utiliza y seduce a los hombres con muchas falsedades como la libertad, la fraternidad y la igualdad, la tolerancia y la inclusión... ("la marca de la Bestia"), para embestir ("acción de una Bestia") y atacar despiadadamente a todo lo sagrado, para ridiculizar y corromper todo lo divino. Es, sin duda, el Anticristo en plena acción.

Sabemos que el mal es incapaz de defender ninguna postura sin insultar o vituperar, sin imponer u obligar, sin adoctrinar o aleccionar. Es la impronta de su ser rebelde y orgulloso, tiránico y deformado. Es la marca del 666.

Entonces, ¿cómo responder ante estos ultrajes y blasfemias?

San Pedro (el apóstol impulsivo que con su espada le cortó una oreja a un guardia en Getsemaní) nos enseña cómo debe un seguidor de Cristo actuar ante los agravios y las faltas de respeto: 

Si tuvierais que sufrir por causa de la justicia, bienaventurados vosotros. Ahora bien, no les tengáis miedo ni os amedrentéis.

Más bien, glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto, teniendo buena conciencia, para que, cuando os calumnien, queden en ridículo los que atentan contra vuestra buena conducta en Cristo.
(1 Pe 3,14-16)
San Judas Tadeo (santo de las causas difíciles y desesperadas) nos muestra el camino a seguir ante una ofensa o una burla:
"Sodoma y Gomorra (...) por haberse prostituido y por haber practicado vicios contra naturaleza, quedan ahí como muestra, padeciendo la pena de un fuego eterno (...)

Manchan la carne, rechazan todo señorío y blasfeman contra seres gloriosos. Blasfeman contra todo cuanto no conocen, e incluso se corrompen en lo que se aprende por instinto como los animales.

¡Ay de ellos! Porque tomaron el sendero de Caín (...) Estos, que banquetean sin recato y se apacientan a sí mismos (...) mueren por segunda vez (...) Ellos son murmuradores y amigos de querellas que proceden como les da la gana y hablan pomposamente adulando a la gente en beneficio propio.

En cambio, vosotros, queridos míos, acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo; pues os decían que en el tiempo final habrá gente burlona que actuará conforme a los propios deseos de impiedad. Son estos los que crean discordias, animales que no tienen espíritu.

En cambio, vosotros, queridos míos, basándoos en vuestra santísima fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.
Tened compasión con los que titubean, a unos salvadlos arrancándolos del fuego, a otros mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por el vicio"
(Jud 1, 7-22)
San Pablo (perseguidor de cristianos, primero, y apóstol de Cristo, después) reprendía a los judíos, quienes por sus pecados, daban motivos a que los gentiles blasfemaran contra Dios y se burlaran de su ley:
Pues los hombres serán egoístas, codiciosos, arrogantes, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, crueles, implacables, calumniadores, desenfrenados, inhumanos, enemigos del bien.

Traidores, temerarios, envanecidos, más amantes del placer que de Dios, guardarán ciertos formalismos de la piedad pero habrán renegado de su verdadera esencia. Apártate también de estos.
(2 Tim 3, 2-6)
Alzar la voz con calma pero con rotundidad puede ayudar a corregir al que se equivoca, pero lo más eficaz, sin duda, es alejarse de ellos, rezar por ellos y no responder con la misma moneda como también nos aconseja san Pablo: 
A nadie devolváis mal por mal. Procurad lo bueno ante toda la gente. En la medida de lo posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo.

No os toméis la venganza por vuestra cuenta, queridos; dejad más bien lugar a la justicia, pues está escrito: Mía es la venganza, yo daré lo merecido, dice el Señor.
(Rom 12,17-19)
A veces, el silencio humilde es más elocuente que la dialéctica humillante, como nos mostró el propio Jesús cuando fue calumniado e insultado: "Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca" (Is 53,7), y cuando no respondió a las injurias y perdonó a sus agresores: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen(Lc 23,34).

No responder a un ultraje es precisamente salir de lo humano para alcanzar lo divino. Es difícil pero no imposible. Cristo, verdadero hombre, nos demostró aquello del "Yes, we can" que algunos políticos le usurparon como lema de su campaña o como nombre de su partido.

Sin embargo, también quiero unirme a las plegarias de los santos y mártires, a las oraciones de los degollados por causa de la Palabra de Dios, que suben como incienso hasta Su trono y que tendrán respuesta: 
¿Hasta cuándo, Dueño santo y veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin vengar nuestra sangre de los habitantes de la tierra?
(Ap 6,10)

 

sábado, 27 de julio de 2024

EL ESPÍRITU DEL MUNDO ES UNA CIFRA HUMANA

"Y hace que a todos, pequeños y grandes, 
ricos y pobres, libres y esclavos, 
se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, 
de modo que nadie pueda comprar ni vender 
si no tiene la marca o el nombre de la bestia. 
Aquí se requiere sabiduría. 
El que tenga inteligencia, cuente la cifra de la bestia, 
pues es cifra humana. 
Y su cifra es seiscientos sesenta y seis"
(Ap 13,16-18)

El "espíritu del mundo", profetizado por san Juan en su Apocalipsis, adopta una apariencia de verdad y progreso, seguridad y bienestar, de paz y libertad pero lo cierto es que esclaviza a quien lo sigue y mata a quien lo rechaza. 

Mientras los "adoradores del Cordero" se postran libre y gozosamente ante su Señor y llevan la marca de la Cruz como un signo de libre pertenencia, los "adoradores de la Bestia" lo hacen obligados y amenazados, y son marcados en la mano derecha o en la frente por su amo, como signo de esclavitud:
  • en la mano derecha: porque todo lo que hacen lleva la impronta de la Bestia (actos, movimientos y leyes) 
  • en la frente: porque todo lo que piensan está subordinado a la Bestia (identidad, aspecto y pensamiento).
El pensamiento único es de obligado cumplimiento: nadie pueda comprar ni vender si no tiene la marca o el nombre de la bestia , es decir, quien no lo sigue, queda excluido, proscrito o señalado.

La intención de este adoctrinamiento coercitivo es generar sustitutos humanos de la fe/religión, es imponer sucedáneos mundanos a los valores divinos, y con los que prometen engañosamente al hombre  una sociedad de libertad y felicidad. 
Es la misma rebelión del Diablo, Satanás, contra el designio divino: "Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él" (Ap 12,7-9)

Es el mismo engaño de la serpiente antigua a nuestros primeros padres en el Edén: "No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él se os abrirán los ojos, y seréis como Dios" (Gn 3,4-5).

Es el "apocalíptico" número "humano" de la bestia señalado por san Juan en Ap 13,18: el 666 , es decir, hombre-hombre-hombre (el número seis, en la Biblia, representa al hombre, puesto que fue creado el 6º día).

El "espíritu del mundo" invade todo, ocupa absolutamente cualquier ámbito de la sociedad y gobierna por completo nuestro mundo. Se trata de la imposición de un pensamiento único que es filosóficamente relativista, espiritualmente gnóstico, socialmente marxista, económicamente capitalista y psicológicamente freudiano". Estos son los sustitutos humanos de la fe que conforman el "ateísmo" de nuestro siglo XXI:
Relativismo filosófico ("mi propia verdad") 
Parte de una actitud antimetafísica que niega la existencia de verdades absolutas: el bien y el mal son conceptos relativos y subjetivos porque están influenciados por la historia, la cultura, las circunstancias concretas y las ideas preconcebidas.

La verdad depende del sujeto que la experimenta y no tiene por qué ser compartida por el resto de los seres humanos. Hablamos de subjetivismo y de escepticismo que lleva al hombre a buscar su "propia verdad", a recelar de la del otro (polarización), a descartar la verdad divina y a prometer un paraíso del "estado de bienestar”, basado en la ciencia y el progreso tecnológico.

Dos ejemplos son: el relativismo lingüístico y relativismo cultural que niegan la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto y de carácter universal, lo que conduce tanto a la deconstrucción del idioma como de la cultura, y por tanto, a la transformación forzosa de la sociedad.

Espiritualidad gnóstica ("mi propio dios") 
No se trata de un concepto nuevo ni de un invento actual sino que procede del sincretismo y de la heterodoxia de sectas judeocristianas que surgieron a partir del s. I. d. C., que afirma la presencia en el hombre de un "espíritu divino interior", el "yo" humano, frente a un Dios maléfico responsable del universo material, creado defectuoso y hostil. 

Asumido por espiritualidades orientales (budismo, hinduismo, panteísmo...) y prácticas esotéricas (espiritismo, tarot, mindfulness...), afirma que el mal y la perdición están ligados a la materia, mientras que lo divino y la salvación pertenece al ámbito espiritual e individual de la persona. 

La salvación se alcanza por el conocimiento (gnosis) directo e introspectivo de ese "yo divino" ("seréis como Dios") que se obtiene a través de de la "iluminación" individual, sólo al alcance de unos pocos "elegidos o iluminados", y por tanto, niega la intervención de Dios en el mundo material (encarnación, muerte y resurrección de Cristo) para la salvación universal.

Socialismo marxista ("mi propia ideología") 
Es una teoría sociopolítica (también económica) e intervencionista que aspira a la igualdad social a través de la eliminación de toda característica diferencial entre las personas. Es una ideología con "apariencia" de libertad pero que dicta todo tipo de prohibiciones y conculca todo tipo de derechos a través de la "educación programada” y del “control de la información”

Niega todo tipo de religión para concebir un “universo ateo”, una "anti-creación surgida por casualidad y al azar, en el que todo es laicismo, la "religión civil" ("mi propia religión"), y afirma el comunismo social y político ("mi propia ideología"), defiende la “vida natural” y reniega de la sobrenatural

Sus variantes son: el materialismo histórico ("mi propia historia") y el materialismo dialéctico ("mi propia razón"). 

Capitalismo económico ("mi propia libertad") 
Es un sistema fundamentalmente económico y mercantilista (aunque también social, político y jurídico) basado en el llamado laissez faire ("dejar hacer, dejar pasar"), un concepto sin normas ni principios ("todo vale").

Basado en el "vales lo que tienes" o "eres lo que posees", actúa en su propio beneficio a través de la imposición de un “mercado global”, despersonalizado y competitivo que destruye el sentido de comunidad y construye un concepto utilitarista y despersonalizado, que considera a las personas "mercancías" o "productos de consumo". Su único objetivo es la mayor ganancia posible: "Lo que hace libre al hombre es el dinero".

Su principal variante es el capitalismo corporativo ("mi propio mundo") caracterizado por una sociedad individualista” que excluye y destruye al resto, y por el dominio de grandes corporaciones jerárquicas, burocráticas y supranacionales (imperialismo globalizador) que crea una “cultura del consumismo” de personas prescindibles y mercancías en serie (o viceversa).

Freudianismo psicológico ("mi propia sexualidad") 
Basado en el estudio de la mente humana, afirma la influencia del subconsciente en el comportamiento, los pensamientos y las emociones, sobre todo, sexuales, y en los procesos de represión/liberación de las emociones y deseos.

Una variante es el hipersexualismo ("mi yo satisfecho"): la exaltación del cuerpo frente a la continua degradación del almael culto al placer y al ocio que rechaza al sufrimiento y el esfuerzo, la autodeterminación de la libertad sexual, el deseo de satisfacción sexual de cualquier forma y medio, la sustitución del amor por el placer, que en la mayoría de las ocasiones, conducen desgraciadamente a sucesos de violencia sexual.

Esta es la radiografía de la cifra humana del Anticristo que san Juan profetizó hace dos mil años. Se requiere inteligencia y sabiduría para calcularla, nos dice el discípulo amado de Jesús. Es preciso discernir los signos de los tiempos bajo la guía del Espíritu Santo porque el humo de Satanás lo envuelve todo en tinieblas para confundir, desviar a todos y conducir al hombre a su propia destrucción..