¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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viernes, 15 de agosto de 2025

2ª CARTA DE JUAN: AMOR Y VIGILANCIA


La 2ª carta de Juan ocupa el vigésimo quinto lugar de los libros del Nuevo Testamento, el quinto en las cartas católicas o universales y es el libro más corto de toda la Biblia pues consta únicamente de trece versículos (siete de ellos están contenidos en 1 Jn).

A diferencia de la primera carta de Juan, la segunda sí pertenece claramente al género epistolar: tiene remitente y destinatario, los saludos característicos de una carta, el contenido responde a las preocupaciones y problemas existentes en una comunidad concreta y la extensión es la habitual: equivalente a una hoja de papiro.

Esta segunda carta es una síntesis cristológica y apologética de la 1ª carta, que exhorta a seguir caminando en la verdad y en el amor, y a no dejarse seducir por los falsos cristianos, los gnósticos, a quien el autor llama "seductores".

Autoría, lugar y fecha de composición

La Tradición de la Iglesia siempre ha atribuido su autoría al apóstol san Juan: san Policarpo de Esmirna en su Carta a los Filipenses, san Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, Dionisio de Alejandría, san Atanasio y san Agustín. 

Sin embargo, el hecho de que el autor se presenta, no como apóstol, sino como "el Presbítero" (que literalmente significa "el anciano") generó dudas sobre su autoría joánica (Orígenes y Eusebio de Cesarea) y sobre su canonicidad. En lo que sí hay unanimidad es que las tres cartas de Juan y el evangelio presentan muchas similitudes, por lo que, con seguridad, son obra del mismo autor.

En cuanto a su fecha de composición, la problemática planteada (docetismo) y las soluciones la sitúan en la última década del s. I o principios del s. II, pero no más tarde del 110 d.C., puesto que san Ignacio de Antioquía menciona en sus escritos dichas cartas. 

Además, en tiempos de san Ignacio en Asia ya se había impuesto la autoridad de Pedro en todas las comunidades cristiana, aspecto desconocido en las cartas de Juan, pues las comunidades joánicas estaban dirigidas por maestros-profetas o presbíteros.

Destinatarios
La carta está dirigida a "la Señora Elegida y a sus hijos", expresión figurada que probablemente designa a una iglesia local de Asia Menor, puesto que además, el escritor también incluye un saludo de otra iglesia en el versículo final: "Los hijos de tu hermana elegida te saludan". 
Algunos ven una metáfora para referirse a la Iglesia y sus miembros (todos los cristianos), o incluso a la virgen María, confiada por Jesús al "discípulo amado" en la cruz (Jn 19,26-27); los "hijos" serían los "hermanos de Jesús" (Santiago, José, Simón y Judas); además, María nunca es mencionada por su nombre en el evangelio de Juan. 
Estructura
Podemos estructurarla en dos partes, una exhortativa y otra apologética, con un prólogo y una conclusión:
  • Prólogo (1-3): saludo
  • Exhortativa (4-6): el mandamiento de la caridad
  • Apologética (7-11): Cuidado con los herejes
  • Conclusión (12-13): saludos y despedida

jueves, 14 de agosto de 2025

1ª CARTA DE JUAN: JESÚS, HIJO DE DIOS ENCARNADO

 

La 1ª carta de Juan ocupa el vigésimo cuarto lugar de los libros del Nuevo Testamento y el cuarto en las cartas católicas o universales, aunque está incluida en el corpus joánico junto al evangelio, 2 y 3 de Juan y Apocalipsis.

La comunidad joánica

La carta no habla ni trata del mundo judío ni menciona conflictos con los “judaizantes”. Sin embargo, hace alusión al "principio" (cf. 1 Jn 2, 7; 3, 11) lo que implicaría un estado de antigüedad en la evangelización y vivencia del mensaje cristiano. 

San Agustín en el año 415, escribe un comentario "Sobre la Epístola de Juan a los Partos" (en latín, ad Parthos), en el que identifica a los destinatarios de la 1ª carta de Juan como Partos (Partia, región al noroeste de Irán). También san Atanasio de Alejandría había creído que la 1 Jn estaba dirigida a los partos, aunque es probable que se escribiera para la iglesia de Éfeso.

Es un escrito polémico/apologético y cristológico que refuta la controversia gnóstica surgida en el seno de las comunidades joánicas de de Anatolia (Asia Menor) y que se dirige con dureza a estos "seductores y anticristos", a estos falsos profetas y herejes, docetistas y adopcionistas, que afirman una "apariencia" divina pero no real, o que niegan la divinidad, la encarnación y la muerte/resurrección del Hijo de Dios (4,2), y que se enorgullecen de:
  • poseer el conocimiento (=gnosis) pleno de Dios (2,4; 4,8)
  • amar a Dios pero no al hermano (4,20)
  • no tener pecado (1,8-10)
  • ser "iluminados" (2,9)
  • ser "divinos" y poseer el espíritu divino (4,2-6)
Dada la gravedad de esta doctrina herética, Juan formula las primeras normas de ortodoxia cristiana: "Jesús vino en carne" y "Jesús es el Hijo de Dios".

Las frases que comienzan por “Si alguno dice...” o “Si decimos...” van dirigidas a combatir las doctrinas de este grupo herético y se pueden resumir en que de alguna manera han dejado de lado la relación con Jesús o la necesidad de su obra salvífica para poder establecer una con Dios. De ahí que también la propuesta moral de este grupo separado sea criticada en la carta. 

Es evidente la orientación gnóstica de los errores que se combaten y que, por tanto, proviene de paganos conversos y no de judíos. 

Autoría, lugar y fecha de composición
La carta está escrita por el apóstol san Juan, hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Santiago, el mismo autor del evangelio y "el discípulo amado" por Jesús, probablemente en Éfeso entre los años 95-110 d. C. 

Aunque la tradición de la Iglesia ha atribuido esta carta y el cuarto evangelio a san Juan, la mayoría de los biblistas actuales niegan su autoría partiendo del hecho de que no ofrece datos sobre la vida de Jesús y de que hace uso del plural ("Sabemos..." cf. Jn 21, 24), que indicaría más bien una escuela o comunidad joánica.

El propósito del escrito es aclarar conceptos dogmáticos, morales, cristológicos y éticos que fueron malinterpretados de su evangelio:
  • los testigos oculares de Jesús (Jn 15,27 / 1 Jn 1,2)
  • la alegría (Jn 15,11 / 1 Jn 1,4)
  • la encarnación (Jn 1,14 / 1 Jn 4,1-2)
  • el amor de Dios a los hombres (Jn 14,21 / 1 Jn 4,16)
  • la inhabitación mutua de Cristo y el creyente (Jn 14,20; 15,4 / 1 Jn 3,24)
  • el don del Espíritu Santo (Jn 14,16-17 / 1 Jn 4,13)
  • el perdón (Jn 15,3 / 1 Jn 1,9)
  • la vida eterna (Jn 17,2 / 1 Jn 2,29)
  • la justicia (Jn 16,10 / 1 Jn 2,29)
  • la luz, el amor y la verdad de Dios (1 Jn 1,5; 4,7-8; 5,6-10)
Estilo literario
La encíclica no es una “carta” en sentido estricto: no tiene destinatarios ni los saludos característicos. Sin embargo, el autor es conocedor de la problemática que afronta la comunidad a la que se dirige. Y lo hace con plena y legítima autoridad para dar testimonio sobre las cosas que ha visto y oído (cf. 1 Jn 1, 1-4; 1 Jn 4, 14).

Contenido
La encíclica tiene carácter exhortativo/dogmático, aunque un tanto desconcertante, pues no tiene una estructura lógica y clara (no parece tampoco un tratado ni una homilía), aunque se articula en un constante ir y venir entre dos grandes ejes: la verdadera fe en Cristo y la relación entre fe y conducta cristianas.

Los temas de fondo son:
  • el contenido y el alcance de la fe cristiana: la vida en el amor
  • la vida divina que se accede a través de la fe
  • la permanencia en Dios como verdad y luz
  • la venida de Cristo (parusía) y el juicio final (4,17; 3,2)
  • la venida del Anticristo: los gnósticos (2,18.23; 4,3)
  • la muerte expiatoria de Jesús (2,2; 4,10)
  • la purificación del pecado a través de la sangre de Jesús (1,7)
Estructura
Podemos estructurarla en tres partes, con un prólogo y una conclusión:
  • Prólogo (1,1-4)
  • 1ª Parte (1,5-2,27): Dios es luz 
  • 2ª Parte (2,28-4,6): Hijos de Dios 
  • 3ª Parte (4,7-5,12): fe y amor, pilares de la vida cristiana 
  • Conclusión (5,13-21): confianza en Dios

martes, 12 de agosto de 2025

2ª CARTA DE PEDRO: CONTRA LOS FALSOS MAESTROS

 

La 2ª carta de san Pedro ocupa el vigésimo segundo lugar de los libros del Nuevo Testamento y el tercero en las cartas católicas o universales.

Se trata de una carta circular o encíclica de carácter testamentario en el que el autor supone cercana su muerte (1,14) y ofrece recomendaciones para asegurar la permanencia y fidelidad de la comunidad, en peligro por las doctrinas de los "falsos maestros", así como exhorta a prepararse para la 2ª venida del Señor.

Está dirigida a toda la Iglesia, a la que insta a la perseverancia en la fe auténtica (1,1.5), al conocimiento auténtico de Cristo (1,2.5-8) frente a la doctrina del "conocimiento superior o gnosis", que pone en peligro la cohesión y continuidad de la comunidad cristiana (2,1-22; 3,17).

Autoría y fecha de composición
A diferencia de la 1ª carta, el autor sí se identifica: Simón Pedro, apóstol de Cristo (1,1) y alude a la 1ª carta (3,1) y a los escritos de su "hermano" Pablo (3,15-16).

Sin embargo, desde el principio, la Tradición tuvo dudas de su autoría petrina por varias razones:
  • menciona a "vuestros apóstoles" como personas del pasado y ajenas al autor (3,2)
  • considera las cartas paulinas como "Escritura" (3,16), lo que sólo se explicaría tras la muerte de éste y, en consecuencia, de la de Pedro
  • muestra el desencanto ante el retraso de la parusía (3,1) en contraste con la seguridad de su inminencia de la 1ª carta (4,7)
  • menciona su 1ª carta (3,1), datada hacia el año 80 d.C. y la de Judas, datada a finales del s. I-principios del s.II
Por ello, es considerada una carta pseudoepigráfica y su autoría correspondería a un judeocristiano de 2ª generación, con sólida formación helenística y buen conocedor de la vida y catequesis de san Pedro. La fecha de composición podría establecerse entre el 100-120 d.C. 
Contenido
La 2ª carta de Pedro tiene mucha similitud y afinidad con la carta de Judas:
  • Literaria: es casi una reproducción literal a la de Judas
  • Temática: muchos temas son comunes:
    • la exhortación a mantenerse en guardia
    • la controversia contra los herejes o falsos maestros infiltrados
    • las referencias apocalípticas
    • el reconocimiento de la tradición como ámbito de lectura
    • la reafirmación de la Escritura
    • la salvaguardia de determinados valores de la tradición judeocristiana
  • Cronológica: ambas son fechadas a finales del s. I o principios del s. II:
    • se supone desaparecida la 1ª generación cristiana
    • los escritos paulinos están ampliamente difundidos y aceptados como "Escritura"
    • las características de los adversarios apuntan a los gnósticos del s. II
  • Canónica: ambos fueron los escritos neotestamentarios con más dificultades para ser aceptados como canónicos y que no fueron aceptados hasta el s. IV.
Estructura
Su estructura es concéntrica: está elaborada con maestría y discernimiento, alternando exposición, exhortación y controversia. Su tono es solemne y mesurado con arrebatos apasionados. Utiliza como recurso literario la alternancia del recuerdo del pasado con la referencia al futuro:
  • Introducción (1,1-2): saludo
  • Sección Exhortativa (1,3-11): consolidar la vocación recibida
  • Sección Doctrinal (1,12-21): recuerdo de la enseñanza de Cristo y de los profetas 
  • Sección Apologética (4,12-5,9): contra los falsos maestros 
  • Sección Escatológica (3,1-10): la llegada del Señor
  • Sección Moral (3,11-16): vivir la santidad
  • Conclusión (3,17-18): mantenerse y crecer en la gracia

viernes, 1 de agosto de 2025

CARTA A LOS COLOSENSES: SUPREMACÍA DE CRISTO

 

La carta a los Colosenses ocupa el duodécimo lugar de los libros del Nuevo Testamento y el séptimo del corpus paulino. 

Se trata de otra "carta de cautividad" con finalidad, eminentemente, apologética y cristológica: Pablo refuta los errores sincretistas de judaizantes y gnósticos que ponían en tela de juicio la divinidad y el papel único de Cristo en la creación y en la redención. 

La comunidad colosense
Colosas era una ciudad con una gran comunidad judeo-cristiana, situada al sur de Frigia, a 180 kms de Éfeso, a 16 kms de Laodicea y a 20 kms de Hierápolis, comunidades cristianas con las que mantenía una estrecha relación (Col 4,13-16), y en la misma región de las siete iglesias del Apocalipsis de san Juan (Ap 2-3).

La Iglesia de Colosas fue evangelizada y fundada por Epafras (Col 2,1; 4,1), convertido en Éfeso por Pablo y que está junto a él cuando se escribe la carta (Col 1,7; 2,12). Pablo nunca visitó personalmente Colosas /Col 1, 7-8; 2,1).
Autoría
La Tradición de la Iglesia (mencionada y utilizada por la Epístola de Bernabé, san Policarpo y Teófilo de Antioquía, san Justino, san Ireneo, Tertuliano, Clemente de Alejandría, etc.) fundamenta unánimemente su autoría paulina por la semejanza de contenidos y de situación con las cartas a los Efesios, a los Filipenses y a Filemón: en prisión y junto a los mismos colaboradores.

Por tanto, estas cartas fueron escritas o dictadas a un amanuense por el apóstol al mismo tiempo, y llevadas por Tíquico y Onésimo a sus destinatarios. Sin embargo, algunos biblistas afirman que fueron escritas por un discípulo suyo (probablemente, Timoteocon posterioridad a la muerte de Pablo por:
  • su vocabulario, que carece de términos característicos de las cartas paulinas
  • su estilo redundante, sobrecargado, afectado; sin las preguntas repentinas, polémicas o explosiones vehementes de la elocuencia paulina
  • su teología, que refleja un desarrollo posterior por la utilización de elementos novedosos como la cristología cósmica, la denominación de la Iglesia como "cuerpo místico" o el concepto del reino actual que reemplaza a la escatología
  • su apologética, que refuta las herejías sincretistas y gnósticas más propias de finales del s. I d.C..
La carta emplea mucho material tradicional, lo que explicaría el vocabulario y el estilo no paulinos pero como en todas las cartas de Pablo, lo importante es centrarse en "lo que está escrito" más que en "quién lo escribió". En cualquier caso, en Colosenses se encuentra toda la autoridad, la autenticidad y las líneas maestras del mensaje paulino.

Lugar y fecha de composición
Los que afirman que fue escrita o dictada por Pablo, colocan la composición de la carta en:
  • Éfeso (54-58 d.C.), durante su 2º viaje misionerolo que explicaría los viajes de las personas que aparecen en ella, dada su relativa cercanía con Colosas (Hch 19,1-40) 
  • Cesárea Marítima (58-59 d.C.)la menos probable, por los continuos juicios y declaraciones durante dos años con los gobernadores Félix y Festo, y con el rey Agripa (cf. Hch 23,12-27,1)
  • Roma (60-62 d.C.), la más probable, durante su 1º encarcelamiento romano (cf. Hch 28,16-28), lo que explicaría una cierta libertad para escribir. 
Los que afirman que fue escrita por un discípulo, datan su composición hacia finales del s. I (80-90 d.C.) pero sin especificar el lugar, lo que explicaría su teología más elaborada y desarrollada que Cor, Gal y Rom.

Contenido
El motivo y el objetivo de la epístola es refutar las doctrinas sincretistas de predicadores infiltrados en la comunidad de los que le informa Epafras, cuyos nombres no se citan (cf. 2,8) pero que serían judaizantes ebionitas, esenios radicales o gnósticos, que mezclaban filosofía epicúrea, magia, judaísmo y cristianismo, que negaban la divinidad de Cristo.
La carta expone su triple error:
  • Tendencia judaizante: no terminaban de desprenderse de las tradiciones judías y pretendían inducir a los cristianos a observar las prácticas judías como la circuncisión (2,11-13), el sábado y fiestas judías, la abstinencia de alimentos (2,16.20-22)
  • El papel de los ángeles en la creación: mezclaban elementos filosóficos y gnósticos con tradiciones judías sobre los ángeles, a quienes consideraban guardianes de la Ley (3,19), a quienes se les atribuía la creación, la sabiduría y la perfección, la función de salvar al hombre, lo que implica que éste le sirva y le de culto (2,18), destronando a Cristo de su misión en la creación y en la salvación.
  • Ritos de iniciación y ascetismo rígido: influidos por las religiones mistéricas tan habituales en el mundo helenístico, afirmaban la necesidad de realizar ritos mistéricos ocultos, visiones y prácticas idolátricas a los ángeles (2,8.18)
Es una carta con muchas semejanzas de contenido con Efesios:
  • 78 versículos son idénticos, lo que explicaría su utilización frecuente en las cartas circulares
  • utiliza interpolaciones y repeticiones de palabras, frases y expresiones, lo que explicaría unidad y conexión de argumento y lenguaje en ambas
La explicación es que cualquiera que escriba dos cartas casi sobre el mismo tema y en un breve período de tiempo entre ambas, se encontrará repitiendo palabras y expresiones en el mismo orden que había utilizado, en distinto orden sin darse cuenta, o en distinto orden por la inclusión de otras palabras o frases que expresen la idea que surge en ese momento. 

Estructura
La carta consta de dos partes, precedidas de una introducción y seguidas de una conclusión:
  • Introducción (1,1-14): saludo inicial, acción de gracias y súplica
  • Sección doctrinal/dogmática (1,15-2,23): la supremacía de Cristo la labor ministerial de Pablo de anunciar el misterio escondido en favor de los paganos la liberación de las normas humanas mediante la vida con Cristo la advertencia sobre los falsos maestros y análisis de sus herejías
  • Sección exhortativa/moral (3,1-4,1): la resurrección y la unión con Cristo como fundamento de la vida cristiana llamada a la renuncia de las concupiscencias del hombre viejo y revestirse de las virtudes del hombre nuevo recomendaciones morales: maridos y mujeres, padres e hijos, amos y siervos 
  • Conclusión (4,2-18): consejos, noticias y despedida

sábado, 27 de julio de 2024

EL ESPÍRITU DEL MUNDO ES UNA CIFRA HUMANA

"Y hace que a todos, pequeños y grandes, 
ricos y pobres, libres y esclavos, 
se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, 
de modo que nadie pueda comprar ni vender 
si no tiene la marca o el nombre de la bestia. 
Aquí se requiere sabiduría. 
El que tenga inteligencia, cuente la cifra de la bestia, 
pues es cifra humana. 
Y su cifra es seiscientos sesenta y seis"
(Ap 13,16-18)

El "espíritu del mundo", profetizado por san Juan en su Apocalipsis, adopta una apariencia de verdad y progreso, seguridad y bienestar, de paz y libertad pero lo cierto es que esclaviza a quien lo sigue y mata a quien lo rechaza. 

Mientras los "adoradores del Cordero" se postran libre y gozosamente ante su Señor y llevan la marca de la Cruz como un signo de libre pertenencia, los "adoradores de la Bestia" lo hacen obligados y amenazados, y son marcados en la mano derecha o en la frente por su amo, como signo de esclavitud:
  • en la mano derecha: porque todo lo que hacen lleva la impronta de la Bestia (actos, movimientos y leyes) 
  • en la frente: porque todo lo que piensan está subordinado a la Bestia (identidad, aspecto y pensamiento).
El pensamiento único es de obligado cumplimiento: nadie pueda comprar ni vender si no tiene la marca o el nombre de la bestia , es decir, quien no lo sigue, queda excluido, proscrito o señalado.

La intención de este adoctrinamiento coercitivo es generar sustitutos humanos de la fe/religión, es imponer sucedáneos mundanos a los valores divinos, y con los que prometen engañosamente al hombre  una sociedad de libertad y felicidad. 
Es la misma rebelión del Diablo, Satanás, contra el designio divino: "Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él" (Ap 12,7-9)

Es el mismo engaño de la serpiente antigua a nuestros primeros padres en el Edén: "No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él se os abrirán los ojos, y seréis como Dios" (Gn 3,4-5).

Es el "apocalíptico" número "humano" de la bestia señalado por san Juan en Ap 13,18: el 666 , es decir, hombre-hombre-hombre (el número seis, en la Biblia, representa al hombre, puesto que fue creado el 6º día).

El "espíritu del mundo" invade todo, ocupa absolutamente cualquier ámbito de la sociedad y gobierna por completo nuestro mundo. Se trata de la imposición de un pensamiento único que es filosóficamente relativista, espiritualmente gnóstico, socialmente marxista, económicamente capitalista y psicológicamente freudiano". Estos son los sustitutos humanos de la fe que conforman el "ateísmo" de nuestro siglo XXI:
Relativismo filosófico ("mi propia verdad") 
Parte de una actitud antimetafísica que niega la existencia de verdades absolutas: el bien y el mal son conceptos relativos y subjetivos porque están influenciados por la historia, la cultura, las circunstancias concretas y las ideas preconcebidas.

La verdad depende del sujeto que la experimenta y no tiene por qué ser compartida por el resto de los seres humanos. Hablamos de subjetivismo y de escepticismo que lleva al hombre a buscar su "propia verdad", a recelar de la del otro (polarización), a descartar la verdad divina y a prometer un paraíso del "estado de bienestar”, basado en la ciencia y el progreso tecnológico.

Dos ejemplos son: el relativismo lingüístico y relativismo cultural que niegan la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto y de carácter universal, lo que conduce tanto a la deconstrucción del idioma como de la cultura, y por tanto, a la transformación forzosa de la sociedad.

Espiritualidad gnóstica ("mi propio dios") 
No se trata de un concepto nuevo ni de un invento actual sino que procede del sincretismo y de la heterodoxia de sectas judeocristianas que surgieron a partir del s. I. d. C., que afirma la presencia en el hombre de un "espíritu divino interior", el "yo" humano, frente a un Dios maléfico responsable del universo material, creado defectuoso y hostil. 

Asumido por espiritualidades orientales (budismo, hinduismo, panteísmo...) y prácticas esotéricas (espiritismo, tarot, mindfulness...), afirma que el mal y la perdición están ligados a la materia, mientras que lo divino y la salvación pertenece al ámbito espiritual e individual de la persona. 

La salvación se alcanza por el conocimiento (gnosis) directo e introspectivo de ese "yo divino" ("seréis como Dios") que se obtiene a través de de la "iluminación" individual, sólo al alcance de unos pocos "elegidos o iluminados", y por tanto, niega la intervención de Dios en el mundo material (encarnación, muerte y resurrección de Cristo) para la salvación universal.

Socialismo marxista ("mi propia ideología") 
Es una teoría sociopolítica (también económica) e intervencionista que aspira a la igualdad social a través de la eliminación de toda característica diferencial entre las personas. Es una ideología con "apariencia" de libertad pero que dicta todo tipo de prohibiciones y conculca todo tipo de derechos a través de la "educación programada” y del “control de la información”

Niega todo tipo de religión para concebir un “universo ateo”, una "anti-creación surgida por casualidad y al azar, en el que todo es laicismo, la "religión civil" ("mi propia religión"), y afirma el comunismo social y político ("mi propia ideología"), defiende la “vida natural” y reniega de la sobrenatural

Sus variantes son: el materialismo histórico ("mi propia historia") y el materialismo dialéctico ("mi propia razón"). 

Capitalismo económico ("mi propia libertad") 
Es un sistema fundamentalmente económico y mercantilista (aunque también social, político y jurídico) basado en el llamado laissez faire ("dejar hacer, dejar pasar"), un concepto sin normas ni principios ("todo vale").

Basado en el "vales lo que tienes" o "eres lo que posees", actúa en su propio beneficio a través de la imposición de un “mercado global”, despersonalizado y competitivo que destruye el sentido de comunidad y construye un concepto utilitarista y despersonalizado, que considera a las personas "mercancías" o "productos de consumo". Su único objetivo es la mayor ganancia posible: "Lo que hace libre al hombre es el dinero".

Su principal variante es el capitalismo corporativo ("mi propio mundo") caracterizado por una sociedad individualista” que excluye y destruye al resto, y por el dominio de grandes corporaciones jerárquicas, burocráticas y supranacionales (imperialismo globalizador) que crea una “cultura del consumismo” de personas prescindibles y mercancías en serie (o viceversa).

Freudianismo psicológico ("mi propia sexualidad") 
Basado en el estudio de la mente humana, afirma la influencia del subconsciente en el comportamiento, los pensamientos y las emociones, sobre todo, sexuales, y en los procesos de represión/liberación de las emociones y deseos.

Una variante es el hipersexualismo ("mi yo satisfecho"): la exaltación del cuerpo frente a la continua degradación del almael culto al placer y al ocio que rechaza al sufrimiento y el esfuerzo, la autodeterminación de la libertad sexual, el deseo de satisfacción sexual de cualquier forma y medio, la sustitución del amor por el placer, que en la mayoría de las ocasiones, conducen desgraciadamente a sucesos de violencia sexual.

Esta es la radiografía de la cifra humana del Anticristo que san Juan profetizó hace dos mil años. Se requiere inteligencia y sabiduría para calcularla, nos dice el discípulo amado de Jesús. Es preciso discernir los signos de los tiempos bajo la guía del Espíritu Santo porque el humo de Satanás lo envuelve todo en tinieblas para confundir, desviar a todos y conducir al hombre a su propia destrucción..



martes, 20 de julio de 2021

TIEMPOS DE APOSTASÍA

"¡Atención, hermanos! 
Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, 
que lo lleve a desertar del Dios vivo" 
(Hebreos 3,12)

Dice un refrán popular que "No es oro todo lo que reluce", utilizando la imagen del oro como metáfora del bien para referirse a que no todo lo que parece bueno es bueno. Hoy, queremos reflexionar también sobre el oro como símbolo de la fe. Hoy, hablamos de apostasía.

Según el autor de la carta a los Hebreos, la apostasía es la "deserción del Dios vivo" y según el Catecismo de la Iglesia Católica es la negación, renuncia o abjuración total de la fe que, junto con la herejía (rechazo parcial de la fe o de una verdad de fe) y el cisma (rechazo al Papa y a la Iglesia), hieren la unidad de la Iglesia (CIC 817 y 2089). 

La apostasía es un acto voluntario y consciente, concretizado y manifestado formalmente que no surge de manera espontánea, sino que nace del agnosticismo o incredulidad. Comienza siempre con la duda ante ciertas verdades de fe, crece con el menosprecio o el rechazo de estos dogmas, se desarrolla con la herejía y concluye con el cisma.

Desde el inicio de la creación, ha habido apostasía. Primero, cayeron algunos ángeles y luego, algunos hombres. La duda nace en el corazón orgulloso, crece y se desarrolla en la mente egoísta y finalmente, se produce la caída.

No obstante, existe una importante diferencia entre la caída de los ángeles y la de los hombres. Mientras nosotros tenemos la posibilidad de arrepentirnos, los ángeles caídos o demonios, no. Su naturaleza angélica (más perfecta que la humana) permanece intacta, aunque deformada por el pecado del orgullo. Así, los ángeles no "malentienden" las cosas como los hombres, sino que comprenden todo con total claridad y eligen todo con plena libertad y total rotundidad.

Hoy, muchos son los que, dentro de la Iglesia, niegan verdades o dogmas de fe y apostatan de la Iglesia Católica. Algunos se alejan pidiendo que "les borren" de la Iglesia, que "les desbauticen". Otros se quedan, haciendo realidad la parábola del trigo y la cizaña. Pero tanto los unos como los otros, reniegan de la Verdad y se autoproclaman "reformadores", cuando en realidad, son apóstatas.

Sin embargo, la Iglesia no deja nunca a nadie excluido de ella, ni tampoco van al infierno por el hecho de apostatar (puesto que siempre tienen oportunidad de arrepentimiento), ni siquiera por estos actos graves de infidelidad. El vínculo sacramental de pertenencia a la Iglesia por el bautismo es una unión ontológica permanente y no se pierde con motivo de ningún acto o hecho de renuncia formal ​(CIC 535). Los apóstatas son (lo quieran o no) miembros de la Iglesia, aunque en rebeldía

¿Cómo identificar la apostasía?

Todos los libros sagrados del Nuevo Testamento (excepto Filemón) hablan de la apostasía. La Palabra de Dios la identifica con claridad y la sitúa dentro de la Iglesia, con el propósito de que reconozcamos el "cuándo", el "por qué" y el "cómo" de la apostasía:

-el cúando y el por qué

"El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos se alejarán de la fe por prestar oídos a espíritus embaucadores y a enseñanzas de demonios, inducidos por la hipocresía de unos mentirosos, que tienen cauterizada su propia conciencia" (1 Timoteo 4, 1-2). 

San Pedro en su segunda carta nos advierte sobre los peligros de los falsos maestros, las corrientes gnósticas y los errores doctrinales de los "impíos farsantes" que se infiltran en las comunidades cristianas (2 Pedro 1-3).

-el cómo

"Con ostentación de poder, con señales y prodigios falsos, con todo tipo de maldad y poder seductor que incitará a creer en la mentira" (2 Tesalonicenses 2,3-12). 

"Esos tales son falsos apóstoles, obreros tramposos, disfrazados de apóstoles de Cristo; y no hay por qué extrañarse, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz" (2 Corintios 11,13-14).

"Se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,15-16). 
"Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros" (1 Juan 2,19).

El libro de Judas es todo un manual sobre la apostasía y mantiene una estrecha relación con la segunda carta de Pedro. Habla de los "impíos infiltrados": desde los ángeles rebeldes, el pueblo infiel de Israel, los habitantes de Sodoma y Gomorra, hasta la propia Iglesia de Cristo (Judas 1,4-7). 

Se lamenta por ellos y los identifica por su maldadmaterialismo e idolatría, porque se apacientan a sí mismos y viven en la oscuridad. Les llama murmuradores, querelladores, aduladores, burlones, egoístas y creadores de divisiones (Judas 1,11-16). 

Los compara con "Caín" (Génesis 4,12-16): asesinos e impíos; con "Balaán" (Números 31,16; Apocalipsis 2,14): codiciosos, balsfemos, seductores, idólatras y lujuriosos; y con "Coré" (Números 16,19-35): opositores y rebeldes a la Iglesia

¿Cómo luchar contra la apostasía?

Jesucristo nos llama a mantenernos firmes en la fe y en el amor de Dios Padre, a orar y a discernir guiados por el Espíritu Santo, a perseverar en la lucha constante en la que estamos inmersos para reconocer y prevenir la apostasía que existe en medio de nuestras comunidades.

El Señor nos exhorta a ser una Iglesia santa, aunque también a ser plenamente conscientes de que, en muchas ocasiones, a los cristianos nos resulta dificil distinguir quién es Caín y quién Abel, quién es trigo y quién cizaña, incluso aunque lleven sotana, "cleriman" o parezcan cristianos devotos. 
La apostasía es siempre, como su Instigador, sutil y encubierta, difícil de detectar y adornada de un falso "sentido común", propuesta como una gran seducción a modo de "idea" que se infiltra furtivamente en las mentes de los cristianos con el objetivo de corromperlas. Nunca (o casi nunca) niega abiertamente la verdad sino que la tergiversa y la pervierte.

En su carta a Tito, San Pablo nos exhorta a no fijarnos en las falsas apariciencias sino en las obras"Para los impuros y los incrédulos nada hay limpio, ya que su mente y su conciencia están manchadas. Confiesan que conocen a Dios, pero lo niegan con sus obras. Son detestables, rebeldes e incapaces de cualquier obra buena" (Tito 1,15-16).  

Con su comportamiento impío y su falsa enseñanza, los apóstatas muestran su verdadero yo rebelde y su verdadera naturaleza detestable, aunque esto no quiere decir que necesariamente se "salgan" físicamente de la Iglesia. Por eso, necesitamos "ver a los apóstatas con las gafas de la fe", es decir, a la luz de la Palabra y la doctrina del Magisterio de la Iglesia.

El mayor daño es el que se provoca "desde dentro" y eso lo sabe muy bien la Serpiente, quien ya en el principio de los tiempos, se infiltró en el Edén para confundir, dividir y llevar a nuestros primeros padres al pecado, y a nosotros, con ellos. Y hoy... continúa haciéndolo.

Los cristianos nos quedamos con la clave de unidad que nos da San Pablo: 

"Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, 
que digáis todos lo mismo 
y que no haya divisiones entre vosotros. 
Estad bien unidos con un mismo pensar 
y un mismo sentir" 
(1 Corintios 1,10)