¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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sábado, 27 de julio de 2024

EL ESPÍRITU DEL MUNDO ES UNA CIFRA HUMANA

"Y hace que a todos, pequeños y grandes, 
ricos y pobres, libres y esclavos, 
se les ponga una marca en la mano derecha o en la frente, 
de modo que nadie pueda comprar ni vender 
si no tiene la marca o el nombre de la bestia. 
Aquí se requiere sabiduría. 
El que tenga inteligencia, cuente la cifra de la bestia, 
pues es cifra humana. 
Y su cifra es seiscientos sesenta y seis"
(Ap 13,16-18)

El "espíritu del mundo", profetizado por san Juan en su Apocalipsis, adopta una apariencia de verdad y progreso, seguridad y bienestar, de paz y libertad pero lo cierto es que esclaviza a quien lo sigue y mata a quien lo rechaza. 

Mientras los "adoradores del Cordero" se postran libre y gozosamente ante su Señor y llevan la marca de la Cruz como un signo de libre pertenencia, los "adoradores de la Bestia" lo hacen obligados y amenazados, y son marcados en la mano derecha o en la frente por su amo, como signo de esclavitud:
  • en la mano derecha: porque todo lo que hacen lleva la impronta de la Bestia (actos, movimientos y leyes) 
  • en la frente: porque todo lo que piensan está subordinado a la Bestia (identidad, aspecto y pensamiento).
El pensamiento único es de obligado cumplimiento: nadie pueda comprar ni vender si no tiene la marca o el nombre de la bestia , es decir, quien no lo sigue, queda excluido, proscrito o señalado.

La intención de este adoctrinamiento coercitivo es generar sustitutos humanos de la fe/religión, es imponer sucedáneos mundanos a los valores divinos, y con los que prometen engañosamente al hombre  una sociedad de libertad y felicidad. 
Es la misma rebelión del Diablo, Satanás, contra el designio divino: "Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron contra el dragón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no quedó lugar para ellos en el cielo. Y fue precipitado el gran dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el que engaña al mundo entero; fue precipitado a la tierra y sus ángeles fueron precipitados con él" (Ap 12,7-9)

Es el mismo engaño de la serpiente antigua a nuestros primeros padres en el Edén: "No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él se os abrirán los ojos, y seréis como Dios" (Gn 3,4-5).

Es el "apocalíptico" número "humano" de la bestia señalado por san Juan en Ap 13,18: el 666 , es decir, hombre-hombre-hombre (el número seis, en la Biblia, representa al hombre, puesto que fue creado el 6º día).

El "espíritu del mundo" invade todo, ocupa absolutamente cualquier ámbito de la sociedad y gobierna por completo nuestro mundo. Se trata de la imposición de un pensamiento único que es filosóficamente relativista, espiritualmente gnóstico, socialmente marxista, económicamente capitalista y psicológicamente freudiano". Estos son los sustitutos humanos de la fe que conforman el "ateísmo" de nuestro siglo XXI:
Relativismo filosófico ("mi propia verdad") 
Parte de una actitud antimetafísica que niega la existencia de verdades absolutas: el bien y el mal son conceptos relativos y subjetivos porque están influenciados por la historia, la cultura, las circunstancias concretas y las ideas preconcebidas.

La verdad depende del sujeto que la experimenta y no tiene por qué ser compartida por el resto de los seres humanos. Hablamos de subjetivismo y de escepticismo que lleva al hombre a buscar su "propia verdad", a recelar de la del otro (polarización), a descartar la verdad divina y a prometer un paraíso del "estado de bienestar”, basado en la ciencia y el progreso tecnológico.

Dos ejemplos son: el relativismo lingüístico y relativismo cultural que niegan la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto y de carácter universal, lo que conduce tanto a la deconstrucción del idioma como de la cultura, y por tanto, a la transformación forzosa de la sociedad.

Espiritualidad gnóstica ("mi propio dios") 
No se trata de un concepto nuevo ni de un invento actual sino que procede del sincretismo y de la heterodoxia de sectas judeocristianas que surgieron a partir del s. I. d. C., que afirma la presencia en el hombre de un "espíritu divino interior", el "yo" humano, frente a un Dios maléfico responsable del universo material, creado defectuoso y hostil. 

Asumido por espiritualidades orientales (budismo, hinduismo, panteísmo...) y prácticas esotéricas (espiritismo, tarot, mindfulness...), afirma que el mal y la perdición están ligados a la materia, mientras que lo divino y la salvación pertenece al ámbito espiritual e individual de la persona. 

La salvación se alcanza por el conocimiento (gnosis) directo e introspectivo de ese "yo divino" ("seréis como Dios") que se obtiene a través de de la "iluminación" individual, sólo al alcance de unos pocos "elegidos o iluminados", y por tanto, niega la intervención de Dios en el mundo material (encarnación, muerte y resurrección de Cristo) para la salvación universal.

Socialismo marxista ("mi propia ideología") 
Es una teoría sociopolítica (también económica) e intervencionista que aspira a la igualdad social a través de la eliminación de toda característica diferencial entre las personas. Es una ideología con "apariencia" de libertad pero que dicta todo tipo de prohibiciones y conculca todo tipo de derechos a través de la "educación programada” y del “control de la información”

Niega todo tipo de religión para concebir un “universo ateo”, una "anti-creación surgida por casualidad y al azar, en el que todo es laicismo, la "religión civil" ("mi propia religión"), y afirma el comunismo social y político ("mi propia ideología"), defiende la “vida natural” y reniega de la sobrenatural

Sus variantes son: el materialismo histórico ("mi propia historia") y el materialismo dialéctico ("mi propia razón"). 

Capitalismo económico ("mi propia libertad") 
Es un sistema fundamentalmente económico y mercantilista (aunque también social, político y jurídico) basado en el llamado laissez faire ("dejar hacer, dejar pasar"), un concepto sin normas ni principios ("todo vale").

Basado en el "vales lo que tienes" o "eres lo que posees", actúa en su propio beneficio a través de la imposición de un “mercado global”, despersonalizado y competitivo que destruye el sentido de comunidad y construye un concepto utilitarista y despersonalizado, que considera a las personas "mercancías" o "productos de consumo". Su único objetivo es la mayor ganancia posible: "Lo que hace libre al hombre es el dinero".

Su principal variante es el capitalismo corporativo ("mi propio mundo") caracterizado por una sociedad individualista” que excluye y destruye al resto, y por el dominio de grandes corporaciones jerárquicas, burocráticas y supranacionales (imperialismo globalizador) que crea una “cultura del consumismo” de personas prescindibles y mercancías en serie (o viceversa).

Freudianismo psicológico ("mi propia sexualidad") 
Basado en el estudio de la mente humana, afirma la influencia del subconsciente en el comportamiento, los pensamientos y las emociones, sobre todo, sexuales, y en los procesos de represión/liberación de las emociones y deseos.

Una variante es el hipersexualismo ("mi yo satisfecho"): la exaltación del cuerpo frente a la continua degradación del almael culto al placer y al ocio que rechaza al sufrimiento y el esfuerzo, la autodeterminación de la libertad sexual, el deseo de satisfacción sexual de cualquier forma y medio, la sustitución del amor por el placer, que en la mayoría de las ocasiones, conducen desgraciadamente a sucesos de violencia sexual.

Esta es la radiografía de la cifra humana del Anticristo que san Juan profetizó hace dos mil años. Se requiere inteligencia y sabiduría para calcularla, nos dice el discípulo amado de Jesús. Es preciso discernir los signos de los tiempos bajo la guía del Espíritu Santo porque el humo de Satanás lo envuelve todo en tinieblas para confundir, desviar a todos y conducir al hombre a su propia destrucción..



martes, 20 de julio de 2021

TIEMPOS DE APOSTASÍA

"¡Atención, hermanos! 
Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, 
que lo lleve a desertar del Dios vivo" 
(Hebreos 3,12)

Dice un refrán popular que "No es oro todo lo que reluce", utilizando la imagen del oro como metáfora del bien para referirse a que no todo lo que parece bueno es bueno. Hoy, queremos reflexionar también sobre el oro como símbolo de la fe. Hoy, hablamos de apostasía.

Según el autor de la carta a los Hebreos, la apostasía es la "deserción del Dios vivo" y según el Catecismo de la Iglesia Católica es la negación, renuncia o abjuración total de la fe que, junto con la herejía (rechazo parcial de la fe o de una verdad de fe) y el cisma (rechazo al Papa y a la Iglesia), hieren la unidad de la Iglesia (CIC 817 y 2089). 

La apostasía es un acto voluntario y consciente, concretizado y manifestado formalmente que no surge de manera espontánea, sino que nace del agnosticismo o incredulidad. Comienza siempre con la duda ante ciertas verdades de fe, crece con el menosprecio o el rechazo de estos dogmas, se desarrolla con la herejía y concluye con el cisma.

Desde el inicio de la creación, ha habido apostasía. Primero, cayeron algunos ángeles y luego, algunos hombres. La duda nace en el corazón orgulloso, crece y se desarrolla en la mente egoísta y finalmente, se produce la caída.

No obstante, existe una importante diferencia entre la caída de los ángeles y la de los hombres. Mientras nosotros tenemos la posibilidad de arrepentirnos, los ángeles caídos o demonios, no. Su naturaleza angélica (más perfecta que la humana) permanece intacta, aunque deformada por el pecado del orgullo. Así, los ángeles no "malentienden" las cosas como los hombres, sino que comprenden todo con total claridad y eligen todo con plena libertad y total rotundidad.

Hoy, muchos son los que, dentro de la Iglesia, niegan verdades o dogmas de fe y apostatan de la Iglesia Católica. Algunos se alejan pidiendo que "les borren" de la Iglesia, que "les desbauticen". Otros se quedan, haciendo realidad la parábola del trigo y la cizaña. Pero tanto los unos como los otros, reniegan de la Verdad y se autoproclaman "reformadores", cuando en realidad, son apóstatas.

Sin embargo, la Iglesia no deja nunca a nadie excluido de ella, ni tampoco van al infierno por el hecho de apostatar (puesto que siempre tienen oportunidad de arrepentimiento), ni siquiera por estos actos graves de infidelidad. El vínculo sacramental de pertenencia a la Iglesia por el bautismo es una unión ontológica permanente y no se pierde con motivo de ningún acto o hecho de renuncia formal ​(CIC 535). Los apóstatas son (lo quieran o no) miembros de la Iglesia, aunque en rebeldía

¿Cómo identificar la apostasía?

Todos los libros sagrados del Nuevo Testamento (excepto Filemón) hablan de la apostasía. La Palabra de Dios la identifica con claridad y la sitúa dentro de la Iglesia, con el propósito de que reconozcamos el "cuándo", el "por qué" y el "cómo" de la apostasía:

-el cúando y el por qué

"El Espíritu dice expresamente que en los últimos tiempos algunos se alejarán de la fe por prestar oídos a espíritus embaucadores y a enseñanzas de demonios, inducidos por la hipocresía de unos mentirosos, que tienen cauterizada su propia conciencia" (1 Timoteo 4, 1-2). 

San Pedro en su segunda carta nos advierte sobre los peligros de los falsos maestros, las corrientes gnósticas y los errores doctrinales de los "impíos farsantes" que se infiltran en las comunidades cristianas (2 Pedro 1-3).

-el cómo

"Con ostentación de poder, con señales y prodigios falsos, con todo tipo de maldad y poder seductor que incitará a creer en la mentira" (2 Tesalonicenses 2,3-12). 

"Esos tales son falsos apóstoles, obreros tramposos, disfrazados de apóstoles de Cristo; y no hay por qué extrañarse, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz" (2 Corintios 11,13-14).

"Se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,15-16). 
"Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros" (1 Juan 2,19).

El libro de Judas es todo un manual sobre la apostasía y mantiene una estrecha relación con la segunda carta de Pedro. Habla de los "impíos infiltrados": desde los ángeles rebeldes, el pueblo infiel de Israel, los habitantes de Sodoma y Gomorra, hasta la propia Iglesia de Cristo (Judas 1,4-7). 

Se lamenta por ellos y los identifica por su maldadmaterialismo e idolatría, porque se apacientan a sí mismos y viven en la oscuridad. Les llama murmuradores, querelladores, aduladores, burlones, egoístas y creadores de divisiones (Judas 1,11-16). 

Los compara con "Caín" (Génesis 4,12-16): asesinos e impíos; con "Balaán" (Números 31,16; Apocalipsis 2,14): codiciosos, balsfemos, seductores, idólatras y lujuriosos; y con "Coré" (Números 16,19-35): opositores y rebeldes a la Iglesia

¿Cómo luchar contra la apostasía?

Jesucristo nos llama a mantenernos firmes en la fe y en el amor de Dios Padre, a orar y a discernir guiados por el Espíritu Santo, a perseverar en la lucha constante en la que estamos inmersos para reconocer y prevenir la apostasía que existe en medio de nuestras comunidades.

El Señor nos exhorta a ser una Iglesia santa, aunque también a ser plenamente conscientes de que, en muchas ocasiones, a los cristianos nos resulta dificil distinguir quién es Caín y quién Abel, quién es trigo y quién cizaña, incluso aunque lleven sotana, "cleriman" o parezcan cristianos devotos. 
La apostasía es siempre, como su Instigador, sutil y encubierta, difícil de detectar y adornada de un falso "sentido común", propuesta como una gran seducción a modo de "idea" que se infiltra furtivamente en las mentes de los cristianos con el objetivo de corromperlas. Nunca (o casi nunca) niega abiertamente la verdad sino que la tergiversa y la pervierte.

En su carta a Tito, San Pablo nos exhorta a no fijarnos en las falsas apariciencias sino en las obras"Para los impuros y los incrédulos nada hay limpio, ya que su mente y su conciencia están manchadas. Confiesan que conocen a Dios, pero lo niegan con sus obras. Son detestables, rebeldes e incapaces de cualquier obra buena" (Tito 1,15-16).  

Con su comportamiento impío y su falsa enseñanza, los apóstatas muestran su verdadero yo rebelde y su verdadera naturaleza detestable, aunque esto no quiere decir que necesariamente se "salgan" físicamente de la Iglesia. Por eso, necesitamos "ver a los apóstatas con las gafas de la fe", es decir, a la luz de la Palabra y la doctrina del Magisterio de la Iglesia.

El mayor daño es el que se provoca "desde dentro" y eso lo sabe muy bien la Serpiente, quien ya en el principio de los tiempos, se infiltró en el Edén para confundir, dividir y llevar a nuestros primeros padres al pecado, y a nosotros, con ellos. Y hoy... continúa haciéndolo.

Los cristianos nos quedamos con la clave de unidad que nos da San Pablo: 

"Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, 
que digáis todos lo mismo 
y que no haya divisiones entre vosotros. 
Estad bien unidos con un mismo pensar 
y un mismo sentir" 
(1 Corintios 1,10)