¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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miércoles, 27 de marzo de 2019

VOLVER A EVANGELIZAR A "LOS NUESTROS"

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"Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, 
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 
y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. 
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" 
(Mateo 28, 19-20)


A lo largo de su historia, la Iglesia se ha ocupado de cumplir el mandato de Jesús de ir, hacer discípulos, bautizar y enseñar la fe cristiana hasta los confines de la tierra. 

Sin embargo, en los últimos tiempos nos hemos "olvidado" (o nos hemos despreocupado) de hacer discípulos dentro de nuestras parroquias, llevados por la inercia de pensar que "todo estaba hecho", que "todos estaban evangelizados", "que "todos estaban convertidos". 

Poco a poco, la Iglesia Católica ha ido convirtiéndose (en el sentido equivocado del término) en una "Iglesia de llegada", que acogía a los cristianos de conversión o a los cristianos de nacimiento. Hemos hecho "cristianos" pero no discípulos, hemos nacido católicos pero no nos hemos convertido, y muchas personas que estábamos dentro de la Iglesia, nos hemos ido.

Ahora, tenemos que "volver a ser una Iglesia en salida", como dice el Papa Francisco, para recuperar su esencia evangelizadora, para volver a su origenNo para romper ni cambiar la Iglesia sino para redescubrirla, para reiniciarla

Así pues, nos encontramos de vuelta a 'la Iglesia primitiva' del siglo I, para que reiniciemos la misión que Cristo nos encomendó. Tenemos que "volver a evangelizar a los nuestros". Pero ¿cómo hacerlo? ¿a qué problemas nos enfrentamos? ¿cuáles son nuestras debilidades y fortalezas?
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Debilidades

1-Falta de discipulado
Nos hemos dejado la fe por el camino porque la hemos dado "por supuesta" y ahora no sabemos qué hacer. No sabemos cómo evangelizar. No sabemos como "convertir". No sabemos cómo hacer discípulos. Nos hemos olvidado de cómo hacerlo.

2- Falta de enfoque.
La evangelización comienza siempre con cercanía, empatía e interés genuino hacia las personas a las que nos dirigimos y esto se hace a través de la acogida, la escucha y la construcción de relaciones auténticas. 

3-Falta de comunidad real
Es triste admitirlo, pero en nuestras parroquias casi nadie nos conocemos, casi nadie nos saludamos, casi nadie nos interesamos por el que se sienta delante o detrás nuestro y casi nadie comparte su fe. 

Vamos a la iglesia, "consumimos" sacramentos y nos vamos a casa.

4-Falta de "herramientas".
Necesitamos herramientas para que todos podamos compartir la fe, es decir, evangelizar. 

Obviamente, la formación es una parte importante de equipar a las personas para el apostolado. 

Dios ya ha provisto a su Iglesia todo lo que necesita para hacerlo. Él ha dado dones y talentos para evangelizar a laicos, hombres y mujeres, y les ha dotado con celosos sacerdotes para que proclamen y enseñen la fe. 

5-Falta de motivación
Tendemos a pensar que la evangelización es sólo labor de unos pocos. Pero no es cierto. 

Los dones del Espíritu Santo son repartidos por Dios con un propósito: la edificación del cuerpo místico (Efesios 4, 11-16).  

Por lo tanto, es labor de todos descubrir y liberar los dones inherentes al apostolado en nuestras comunidades para formar, motivar y dirigir a todos en el servicio misionero y la evangelización. 

Fortalezas

1-Visión. 
Ante todo, tenemos que saber lo que debemos hacer y, a continuación, hacerlo. Se trata de fomentar el modelo de vida cristiana para motivar a todos los católicos y a los que no lo son: "enseñamos lo que sabemos, pero expresamos lo que somos".

Tenemos que cambiar la inercia y darnos cuenta que el problema no está fuera, sino dentro de la misma Iglesia. Reconstruir una Iglesia de "primer momento", de "primer anuncio" para que nuestras las parroquias vuelvan a ser verdaderas comunidades cristianas del siglo XXI. 

2- Mensaje que señale a la Fuente.
Toda la vida parroquial ha de estar enfocada en y hacia Jesús. Nuestras parroquias deben ser, ante todo, "cristocéntricas.

No se trata de enseñar o imponer una moral, una doctrina o una religión, sino de favorecer un encuentro íntimo y personal con Jesús. Porque sólo puede amarse lo que se conoce. Y conocer a Jesús nos lleva a amarle. 

Nuestro testimonio, nuestro mensaje no trata sobre nosotros ni de normas, sino de una persona: Dios. Se trata de mostrar que somos gente de Jesús, que camina junto a Jesús y que transforma su vida por medio de Jesús. Jesús es atractivo incluso para las personas que han sido heridas por los pecados de la Iglesia o que rechazan la religión. 

Cristo cierra todas las cicatrices que nadie más puede. Señalamos a las personas a Jesús y nos damos cuenta de que la Iglesia es una herramienta, pero no la fuente. Jesucristo es la fuente de "agua viva" que hace todo nuevo, incluso en esta sociedad post-cristiana.

3-Celebrar vidas transformadas
Cuando las personas tienen un encuentro real con Jesucristo vivo y resucitado, sus vidas cambian y eso crea y aumenta el interés hacia lo que Jesús ha hecho por cada uno de nosotros. 

Nuestra Iglesia debe ser un espacio donde está bien "no estar bien", donde está bien no ser "perfectos", donde acoger personas que combaten luchas reales, que tienen grandes heridas abiertas y testimonios demoledores, que buscan una esperanza real que solo pueden encontrar en Jesús. 

Se trata de testimoniar cómo Dios actúa en nuestras vidas y celebrarlo con una fiesta, la Eucaristía, como hace el Padre cuando regresa el hijo pródigo.

4-Comunidades celulares. Nuestras parroquias deben estar formadas por grupos celulares y estructuradas en pequeñas comunidades de fe.

Al igual que los primeros cristianos se reunían en las casas y eran comunidades vivas que compartían todo, hoy tenemos que volver al lugar donde la gente se conoce y reza junta, donde comparte y testimonia su fe.

Necesitamos crear espacios de intimidad donde nuestra fe crezca, se desarrolle y se multiplique.

5-Al servicio a los demás
Nuestros principios evangelizadores deben estar orientados al servicio a los demás. 

Se trata de encontrar a personas que sufren y brindarles nuestra ayuda; personas desesperadas y darles el regalo de la esperanza; hombres y mujeres, adolescentes y niños para presentarles al Salvador, para que luego, ellos también puedan encontrar personas y hacer discípulos.

6-Crear un ambiente de autenticidad. 
La Iglesia debe ser también un espacio comunitario donde tomar conciencia de que todos corremos el riesgo de tropezar y caer una y otra vez en nuestro caminar hacia Dios. 

Una Iglesia donde todos somos pecadores y donde todos tenemos heridas. Una Iglesia donde Dios nos quiere a su lado para perdonarnos y sanarnos. 

Se trata de ser auténticos en un mundo de máscaras y estereotipos.

7- Una misión de todos y para todos
Buscar el Reino es tarea de todos. Dios nos llama a todos a contribuir en la instauración del Reino, no sólo a unos pocos. 

Necesitamos una "Iglesia de adultos", corresponsales en la misión, donde hace falta que todo el mundo reme y elimine las excusas para no evangelizar a amigos, familiares y vecinos. 

El apostolado parece haberse convertido en algo impersonal, etéreo. Algo que no va con todos. Algunos católicos no saben con qué ojos mirar a las personas que no creen.  No saben cómo ayudarles ni cómo escucharles. 

Hemos creado católicos "socialmente torpes" que viven una fe sin relación con los demás, sin preocupación por los demás, sin atención a los demás.

8- Nuevos métodos y lenguajes
Muchos de los problemas de la nueva evangelización vienen motivados porque "hablamos idiomas distintos" de los que habla la gente alejada de Dios, porque utilizamos métodos y catequesis que "no funcionan". 

Por tanto, es preciso ser audaces, valientes y creativos para replantear objetivos, estructuras, estilos y métodos para reconfigurar hacia donde ir y cómo hacerlo. 

Necesitamos cambiar el estilo, cambiar lo accesorio sin cambiar lo esencial. No se trata de cambiar las cosas, sino la manera de comunicarlas. 

Nuestra tarea es demostrar que nosotros somos tan "normales" como ellos. No somos "mejores" que ellos. Somos iguales pero con una diferencia: conocemos a Dios y queremos mostrarles cuánto nos ama.

9-Transformar el mundo
Evangelizar es algo más que una palabra "extraña". La Buena Nueva del Evangelio es un cometido que reúne recursos espirituales, humanos y materiales para cubrir necesidades y que trasciende la salvación y la santidad individuales. 

Incluye ambas, sin duda, pero también implica la transformación de comunidades fragmentadas, de sociedades perdidas y ciegas, de instituciones injustas, de sistemas opresivos y de medio-ambientes destruidos. 

El Evangelio es una buena noticia para toda la creación, para todo el mundo.

10-La única esperanza
El mundo, que camina en oscuridad, no puede darnos ninguna  luz de verdadera esperanza para una vida plena y eterna. 

Las personas anhelan una trascendencia que colme sus necesidades más profundas y que el mundo no puede ofrecer, aunque lo intente con espiritualidades que sólo conducen hacia un túnel existencial que genera personas solitarias, rotas y vacías. 

Sólo Dios puede cubrir ese espacio en lo más hondo del corazón humano y para ello, nos da más tiempo y una segunda oportunidad.  

En definitiva, sólo hacen falta tres cosas: rezar con esperanza, creer en el poder del Espíritu Santo y poner nuestra confianza plena en Dios.
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lunes, 31 de octubre de 2016

EVANGELIZAR CONTEMPORANEAMENTE: ODRES NUEVOS

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"El Mundo ha cambiado.
Lo siento en el agua.
Lo siento en la tierra.
Lo huelo en el aire"
(El Señor de los Anillos)

Nuestro mundo cambia constantemente. Y cambia a pasos agigantados. Lo que hoy vale, mañana, no. 

Y de la misma forma, la forma de evangelizar , es decir, transmitir el mensaje mesiánico de salvación, también debe cambiar, tal y como ya exhortó San Juan Pablo II hace más de treinta años, al hablar de "nueva evangelización".

En otros artículos ya hemos hablado de lo que es y significa la "nueva evangelización" y por eso, reiteramos, una vez más, que:

- el mensaje de Cristo no es negociable, nunca cambia, es para siempre. Debe transmitirse igual que nos lo enseñó nuestro Señor o no será la voluntad de Dios. Será otra cosa pero no Su mensaje.

Sin embargo, debe ir dirigido a la gente de nuestra época y lugar, tanto a los que nunca han oído de Cristo, como a los cristianos bautizados, para quienes la fe cristiana ha perdido su significado personal y su poder transformador.

- los cinco propósitos de Cristo para su Iglesia (adoración, comunión, discipulado, servicio y evangelización) tampoco son negociables. Deben estar en equilibrio o no será una iglesia sana. Será otra cosa pero no Su Iglesia. 

Sin embargo, la forma en el que cumplimos los eternos propósitos de Dios y el estilo en el que lo mostramos al mundo, deben actualizarse constantemente para llegar a cada nueva generación. Deben ser continuamente ajustados y modificados porque la cultura humana y su lenguaje siempre están cambiando.
La Iglesia contemporánea

La palabra contemporáneo significa literalmente con-temporalidad. Por naturaleza, nada contemporáneo está destinado a durar para siempre! Sólo es eficaz por un tiempo y sólo es relevante en ese momento particular, que es lo que lo hace contemporáneo.

Lo que se considera contemporáneo y relevante hoy, y en los próximos 10 años, inevitablemente, estará anticuado y obsoleto dentro de 20 años. Los ciclos de cambio son cada vez más cortos, impulsados, fundamentalmente, por la tecnología y los medios de comunicación. Nuevos estilos, preferencias y modas, surgen cada día, continuamente.
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Por eso, nunca podemos mantener un estilo eterno de parroquia, porque pronto estará pasada de moda y obsoleta, sino estar constantemente adaptándonos, cambiado estilos de adoración, nuevos programas y métodos, nuevas formas de divulgación porque el mundo sigue cambiando.

La única manera de que la Iglesia permanezca sólida al qué, es decir, la voluntad de Dios, es anclarla a sus verdades inmutables y propósitos eternos, y a la vez, adaptar continuamente el cómo comunicamos esas verdades y propósitos.

Debemos estar constantemente dispuestos a traer a nuestros amigos y vecinos a Dios, a llegar a alejados y a tibios, cantando canciones que puedan abrazar, expresando oraciones que les ayuden a relacionarse y comunicando, de forma que puedan entender. 

Podríamos atraer a más gente si diluyéramos el Evangelio, si lo adaptáramos a gusto del consumidor, pero no lo hacemos. Simplemente, lo comunicamos de manera que el hombre contemporáneo lo entienda! 

Jesús atrajo multitudes sin comprometer el mensaje de Su Padre. Era claro, práctico, tierno y presentaba su mensaje atemporal de una manera contemporánea.

El hombre contemporáneo

Propósito

El hombre contemporáneo busca un propósito. Se encuentra perdido y tiene una necesidad de encontrar el sentido de su vida, de propósito, de perdón, de amor. 

Quiere saber cómo tomar decisiones correctas, cómo proteger a su familia, cómo manejar el sufrimiento y cómo tener esperanza en nuestro mundo. 

Desconoce el mensaje de Cristo, porque algunos cristianos (sacerdotes y laicos) insisten en comunicar de una manera que ya no tiene mucho sentido o, sencillamente, que no llega.

Debemos explicar cuál es el plan de Dios para todos y cada uno de nosotros, y debemos hacerlo de forma que se entienda.

Comunidad

El hombre contemporáneo busca una comunidad pero sólo ve en la Iglesia una interminable lista de normas y mandamientos, en lugar de una comunidad amorosa y acogedora. 

Debemos dejar de pensar en la iglesia como una institución

El hombre contemporáneo busca desesperadamente una comunidad. Y eso es lo que es la Iglesia, una comunidad cristiana que acoge a todos, pero, por desgracia, las personas de hoy no lo ven de esta manera. 

Experiencia

El hombre contemporáneo busca una experiencia y sólo se centra en lo testimonial y experiencial. Y eso significa que tenemos que ajustar la forma en que enseñamos y evangelizamos, porque la mayoría de las iglesias tradicionales se centran casi exclusivamente en el intelecto. En la iglesia del siglo XXI, no sólo queremos que las personas conozcan acerca de Dios, sino que también encuentren a Dios y le experimenten en su vida.

Por supuesto, esto implica ir más allá de comunicar simplemente por información, sino hacerlo para la acciónNuestro mensaje no tiene por objeto sólo informar, sino transformar las vidas de aquellos a quienes nos dirigimos. 

En cierto sentido, hemos hecho que el Evangelio sea demasiado hermético para que una cultura extremadamente cambiante lo entienda. 

Esto es lo que muchas veces escuchamos en algunas parroquias: "Quiero mostrarte a Cristo, pero primero debes aprender a hablar mi idioma, aprender mis costumbres y reglas, cantar mi estilo de música...". Esta estrategia no funciona!

Este es un excelente ejemplo de una oportunidad para reafirmar las verdades eternas de la Biblia de una manera fresca y contemporánea.

Espiritualidad

El hombre contemporáneo busca desesperadamente espiritualidad. Busca símbolos, metáforas, experiencias e historias que revelen la grandeza de Dios. 

Hoy son muchos más que antes los que buscan espiritualidad y están por todas partes! Nunca ha habido más gente tan hambrienta por descubrir y desarrollar una dimensión espiritual en sus vidas que en la actualidad. De ahí el creciente y gran interés en el pensamiento oriental, las prácticas de la Nueva Era, el misticismo y lo trascendental.

Por ello, debemos ser sensibles, tal y  como Jesús lo fue en su tiempo, y estar dispuestos a encontrarlos en su propio terreno y hablarles de maneras que entiendan.


Estos son algunos de los temas para los que los cristianos tenemos respuestas. Si queremos llegar a la gente en el siglo XXI, debemos comenzar a pensar de manera diferenteJesús nos dice en Lucas 5, 37-38, "¡Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo reventaría los odres, el vino se derramaría y los odres se perderían;sino que el vino nuevo se echa en odres nuevos."

En el mensaje de Dios, cada oración principal tiene un verbo que mueve a la acción. Dios nos que seamos "hacedores de la palabra, no sólo oidores"

Todo nuestro servicio debe estar dirigido y diseñado para mover a las personas, no sólo a la presencia y a la comunión íntima con Dios, sino también a cumplir Su Voluntad, donde experimentarán un profundo y amplio sentido de comunidad y servicio.

Dios nos llama a ser una Iglesia atemporal en su identidad y contemporánea en su forma al mismo tiempo!