¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta mentira. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta mentira. Mostrar todas las entradas

miércoles, 19 de junio de 2024

SEDUCIR Y SEMBRAR LA DUDA

"Todo es limpio para los limpios; 
mas para los impuros y los incrédulos nada hay limpio, 
ya que su mente y su conciencia están manchadas. 
Confiesan que conocen a Dios, pero lo niegan con sus obras. 
Son detestables, rebeldes e incapaces de cualquier obra buena" 
(Tito 1,15-16)

Hoy me gustaría hacerme eco de las palabras del cardenal Sarah que nos invitan a reflexionar sobre un sutil y peligroso "humo" que se está infiltrando en nuestras comunidades cristianas sin apenas darnos cuenta y sobre el que ya escribí hace cuatro años (ateísmo fluido) pero que sigue siendo de plena actualidad hoy.

Se trata de lo que el purpurado africano define como ateísmo práctico o ateísmo fluido, que aborda en su libro "Se hace tarde y anochece" (recomendable e imprescindible lectura) y que vivió en primera persona durante el Sínodo de 2023, en el que, entre otras muchas cuestiones, se trató acerca de la apertura hacia las personas homosexuales.

Mientras la mayoría de los obispos y cardenales defendieron la enseñanza del Catecismo (como no puede ser de otra manera), los obispos alemanes querían reconocer la homosexualidad. Hubo una gran polémica que originó división. Tras el Sínodo, el Papa Francisco ordenó al cardenal Fernández que publicara un documento donde se autorizaba la bendición de parejas homosexuales. Esto provocó una gran controversia entre los obispos africanos que vieron en este documento una traición al espíritu de sinodalidad y que también  generó perplejidad y confusión entre muchos creyentes.

En su Discurso ante la Conferencia Nacional de obispos de Camerún (09-abril-2024), el cardenal Sarah exhortó a los obispos a resistir y a defender la verdad universal de la fe cristiana y de la Tradición apostólica, a no ceder al relativismo y a no tener miedo a oponerse al mundo. En definitiva, a resistir: “Debemos ser conscientes de que este ateísmo fluido corre por las venas de la cultura contemporánea. Nunca dice su nombre, pero se infiltra por todas partes, incluso en el discurso eclesiástico. Su primer efecto es una especie de letargo de la fe. Anestesia nuestra capacidad de reacción, de reconocer el error y el peligro; se ha extendido por toda la Iglesia”.

No se trata de un problema puntual o relativo a las parejas homosexuales pues también afecta, por ejemplo, a las parejas heterosexuales que viven una relación irregular y que no pueden ser absueltos ni pueden comulgar. 

Pero no sólo eso, el ateísmo fluido también se infiltra en la Iglesia para generar polémica en cuestiones como el celibato sacerdotal o la castidad cristiana, como si desde fuera de la Iglesia se tuviera la potestad de decidir lo que ésta debe creer y vivir (exactamente lo mismo que hizo la serpiente con Adán y Eva en el paraíso).

El ateísmo fluido no es la negación de Dios, sino la insubordinación a Su voluntad: creer en Dios pero rebelarse contra Él y contra su designio salvífico (exactamente igual que Satanás; él sabe con plena certeza que Dios existe, pero se subleva contra Él). 
Por eso, el Diablo sabe que todo su poder se sustenta en su capacidad de generar la duda en el corazón del hombre y le hace plantarse el relativista "y si...". Es la visión  distorsionada que Satanás tiene de "crear", es su grotesca y blasfema imitación del Creador pero en lugar de "y vio Dios que todo era bueno", el Enemigo quiere "ver que todo es relativo", haciéndole creer al hombre que todo tiene un punto de vista particular, que no hay una Verdad Absoluta, que hay "zonas grises" en las que Dios está equivocado. 

El ateo fluido es una persona que "cree" en Dios (o quiere creer) pero que vive como si Dios no existiera: es el "creyente no practicante", que en público se denomina cristiano, va a misa y "cumple", pero que en privado tiene muchas objeciones y muchas rebeldías contra de algunos mandamientos de Dios o de la Iglesia, precisamente porque interpelan su vida. 

Es el cristiano con doblez, el católico que se crea una fe a su medida: "esto sí, esto no...", es la religión del "a mi me parece", del "yo creo que...", sin ser consciente que está obrando precisamente igual que el diablo.

A diferencia del ateísmo duro (el "no creyente" que no cree en la existencia de Dios y, por tanto, "no practica"), que se puede refutar y combatir, el ateísmo fluido es “escurridizo y pegajoso”...como los reptiles.

Se trata de un "cambio de la piel de la serpiente", una nueva manifestación del enemigo del hombre, una metamorfosis del poder de la triada satánica (el Dragón y las dos bestias del Apocalipsis de san Juan) que parece, en ocasiones, que se debilita y muere, pero que siempre "resurge", empleando modos y momentos diferentes, con el objetivo de imponer (mediante el engaño y la seducción) una ideología homicida que, "desde el principio", ha tenido como misión la destrucción del hombre que empieza siempre por la aniquilación de las bases sociales: primero, de la familia de sangre y después, de la familia de fe.
Sarah nos recuerda que es nuestro deber como católicos vivir y defender nuestra fe. No podemos ser cómplices. No debemos ser indiferentes. No podemos acomodar la mentira a la verdad, la voluntad de Dios a la nuestra: “No se puede vivir en la mentira. La marca del ateísmo fluido es la promesa de un acomodo entre la verdad y la mentira. Es la mayor tentación de nuestro tiempo. Todos somos culpables de acomodación, de complicidad con esta gran mentira que es el ateísmo fluido. Fingimos ser creyentes cristianos y hombres de fe, celebramos ritos religiosos, pero en realidad vivimos como paganos e incrédulos”.

Lo propio del ateísmo fluido es el conformismo con la mentira: si lo atacas, si te enzarzas en una lucha física, en un cuerpo a cuerpo con él, te quedarás adherido a sus sutiles compromisos (···). Te arrastra a su propio terreno"Si lo defiendes, te verás obligado a emplear sus armas: la mentira y el compromiso. Fomenta alrededor de él la división, el resentimiento, la acritud y la mentalidad de partido. ¡Fíjate en la situación de la Iglesia! No hay más que discordia, hostilidad y sospecha por todas partes".

Entonces ¿cómo combatir ese tipo de ateísmo más práctico que teórico? ¿cómo vencer este ateísmo disfrazado de teísmo? 

Aunque Cristo lo dejó claro cuando dijo "Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo" (Mt 6,24) o "El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama" (Mt 12,30; Lc 11,23), el cardenal Sarah propone una solución personal:

"Cada uno de nosotros puede tomar esta determinación: la mentira del ateísmo no volverá a fluir dentro de mí. No quiero renunciar más a la luz de la fe, no quiero seguir permitiendo que convivan en mí la luz y las tinieblas por comodidad, por apatía o por conformismo".

 “Es una determinación muy sencilla, interior y concreta. Cambiará nuestra vida hasta en los detalles más insignificantes”, asegura. 


sábado, 29 de julio de 2017

FUERA MÁSCARAS

"Todo hombre es sincero a solas; 
en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía”. 
Ralph Waldo Emerson (1803-1882)

Dios odia la hipocresía, porque es mentira. Prueba de ello es que Jesús se enfrentó a los hipócritas que iban a las sinagogas, que oraban de pie, que alababan y daban limosna en público para ser vistos por otros: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas (actores, mentirosos, falsos, vacíos) en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.” (Mt 6,2)

La palabra "hipocresía" viene del griego hypokrisis, que significa fingir, actuar o hablar con máscaras y tiene 3 connotaciones: “kjanéf”,”shav”,”jopokrités”, que se traducen como falso y mentiroso, vano e iluso, simulador o actor bajo un carácter asumido.

Hipocresía es la actitud constante o esporádica de fingir creencias, opiniones, virtudes, sentimientos, cualidades o estándares que no se tienen o no se siguen

Resultado de imagen de hipocresiaUn hipócrita es una persona con doblez que siempre comienza algo y no lo termina, siempre anda fingiendo que es una cosa cuando en realidad es otra. Nunca muestra su verdadera cara, tiene muchas caras, una para cada lugar y cada circunstancia.

Y dentro del cristianismo también existen hipócritas que utilizan máscaras. Cualquiera de nosotros podemos serlo sin darnos cuenta. Por eso el apóstol Pablo les escribía a los Corintios: “Examinaos a vosotros mismos a ver si estáis firmes en la fe; poneos vosotros mismos a prueba. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? A ver si es que no superáis la prueba." (2 Co 13,5)

Más ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.” (Mt 23,13-15).

La palabra "mascara" viene de la palabra griega: “kjafás”, que significa: disfrazar, encubrir, esconder, deformar, fingir. Los posibles antepasados en latín (no clásico) son mascus, masca = "fantasma", y el maskharah árabe = "bufón", "hombre con una máscara".

Máscara es una representación, cargada de intenciones y simbolismos, convertidos en arquetipos que son parte del inconsciente colectivo e individual y representan los temores y aspiraciones de una civilización.

Imagen relacionadaHay que reconocerlo. Todos en algún momento de nuestra vida nos hemos puesto máscaras. El que diga lo contrario, miente. 

Usar máscaras muestra cualidades o sentimientos contrarios a los que tiene o experimenta. En sí es hipocresía, una forma de mentira. Es la negativa a aplicar en nosotros los mismos valores que aplicamos en otros.

El problema
 fundamental por el cual usamos máscaras es porque no nos conocemos a nosotros mismos y porque no conocemos a Dios, porque Él conoce todos los corazones y nadie puede engañarle: “El corazón es complejo más que toda otra cosa y perverso: ¿quién lo conoce a fondo? Yo, el Señor, escruto el corazón, sondeo las entrañas para dar a cada cual según su conducta, según el fruto de sus obras." (Jr 17, 9-10)

Hoy nos detendremos en 4 tipos de máscaras habituales en nuestras comunidades cristianas:

Falsa humildad

Es un máscara muy dañina que engaña al mismo que la usa y que consiste en mostrar una actitud de mansedumbre y de servicio, humillarse en público para luego quejarse y criticar a espaldas de los demás, provocando divisiones y contiendas.

La falsa humildad es una máscara que esconde auténtica soberbia, arrogancia y orgullo. 

Su objetivo es satisfacer el ego de quien la porta, reafirmar su "yo" públicamente, sintiéndose superior aunque finge ser inferior, para ser exaltado.

Falsa espiritualidad

Esta es una máscara de pura apariencia, el portador de esta mascara aparenta ser una persona muy espiritual, pero no lo es. 

Le encanta ser visto por las personas, le encanta hacer las cosas de forma solemne y ceremonial (golpeándose el pecho y rasgándose las vestiduras, levantando las manos, orando y alabando en público, etc.), y le da más importancia a lo externo (lo que se ve) que a lo interno (lo que se es).

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres; mas por dentro, llenos estáis de hipocresía e iniquidad.” (Mt 23,27-28).

Las personas que usan esta máscara arrastran a muchas personas con engaño. En el fondo, no tienen una verdadera y sincera relación con Cristo; tan solo, conocen bien la teología pero no la ponen en práctica.

“Cumplid la palabra y no os contentéis sólo con escucharla, engañándoos a vosotros mismos.” (Stg 1,22).

Porque para ser justos ante Dios no basta con escuchar la ley: hay que cumplirla”. (Rom 2,13).

Esta máscara pone cargas pesadas, normas exhaustivas y requisitos imperativos sobre los demás y se basa mas en cumplimiento ("cumplo y miento") de la ley, que en la gracia de Dios. 

Pone más empeño en la norma que en el amor, más en el "hacer" que en el "ser".

Falso ánimo

La mascara del falso ánimo es la que encubre la inconstancia  y la indecisión: nunca persevera, nunca termina lo que comienza, empieza muchas cosas y siempre las deja a medias.

Las personas que utilizan está máscara son completamente emocionales, impulsivas e inmaduras, todo lo hacen motivadas por sus emociones y sentimientos. 

Siempre tienen dos maneras de pensar con respecto a cualquier cosa: hoy creen que algo es blanco y mañana, negro; hoy quieren ser cristianos y mañana mundanos.

Los cristianos que la usan son firmes candidatos a apostatar, a 
desistir, a desertar, a renunciar y negar la Fe tarde o temprano, ya que su inconstancia les hace desistir de sus planes u objetivos, y también de Dios.

Los inconstantes, cuando se alejan, demuestran que nunca fueron verdaderos cristianos: 
"Han surgido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; porque si hubieran sido de los nuestros, hubieran permanecido con nosotros; pero ha sucedido esto para que se manifieste que todos éstos no eran de los nuestros." (1 Jn 2,19)

Y este es el problema fundamental que caracteriza a
 esta máscara: no permanece en nada, no persevera absolutamente en nada! A todo renuncia, de todo desiste, incluso de la propia Fe en Jesús, demostrando que tal fe era vana.

Falso gozo

Esta máscara convierte una realidad de dificultades, problemas o soledad en otra de falsa alegría, en la que siempre sonríe, siempre está contento, siempre está feliz, aparentemente.

Se trata de una máscara que endurece el corazón, que nunca pide ayuda, que nunca se abre a los hermanos. 

Se trata también de una actitud orgullosa que impide abrir el corazón y que prefiere sufrir en silencio, antes que abrir su corazón a nadie.

Generalmente, estas personas han sido dañadas en el pasado, y su corazón arrastra demasiadas heridas, que a su vez, le sumergen en el resentimiento y el rencor.

Han sufrido tanto que no quieren exponerse de nuevo y se endurecen a la hora de establecer relaciones interpersonales de cualquier índole.

Se apartan y se vuelven más solitarias, y cuando están inmersos en esos momentos de aflicción, se deprimen, sufriendo un terrible dolor que les corroe interiormente.

Pero tarde o temprano, todo ese dolor sale a la luz cuando estallan, cuando se rompen y es en ese momento, cuando su corazón roto se manifiesta.

Conclusión:

 ¡¡Fuera mascaras!! Ninguna nos beneficia realmente. Todas son dañinas, todas esconden cosas horribles, todas son mentira.

Descubramos nuestra verdadera cara y mostremos nuestro dolor a Dios. El nos creó y nos quiere tal y como somos. A Él no podemos engañarle. Si usamos máscaras, impedimos que Él nos pueda sanar.

Pidamos a Jesús que elimine nuestro orgullo, nuestra falsa apariencia, reconozcamos nuestro error al sufrir en silencio, al pretender ser algo que no somos.. fuera mascaras!! 

Abandonemos la hipocresía y el engaño.. Dios nos conoce y para él no hay nada oculto: "Yo, el Señor, escruto el corazón, sondeo las entrañas para dar a cada cual según su conducta, según el fruto de sus obras."  (Jeremías 17,10)

Renunciemos a las marcaras y no nos ocultemos, examinamos nuestra realidad a la luz del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios y pidámosle que sane nuestro pensamientos más íntimos y ocultos. Y Él lo Hará!!