¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
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lunes, 17 de noviembre de 2025

APÓCRIFOS: III ENOC O ENOC HEBREO

El Tercer Libro de Enoc (llamado también III Enoc, Enoc hebreo, Libro de los Palacios o de los Templos, o Revelación de Metatrón) es un texto pseudoepígrafo apócrifo de carácter angelológico y gnóstico, cuyo origen proviene de manuscritos escritos probablemente en Babilonia alrededor del s. II d.C., completándose su edición en el s. V d.C.

Contenido literario
Escrito en hebreo, el libro narra la ascensión de Enoc a los cielos en un carro de fuego o Merkabah para convertirse en el arcángel de más alto rango: Metatrón. Es una obra recibida por el rabino Ismael, figura destacada de la literatura cabalística judía.

Encontramos tres relatos distintos:
- c. 4,2-10: relaciona el ascenso de Enoc con los pecados de su generación. Dios asciende a Enoc al cielo para que actúe de testigo contra los hombres.
c. 6: relaciona el ascenso de Enoc con la idolatría de su generación. Dios retira su Shekhináh (su presencia) de la tierra
- c. 7: Enoc es elevado sobre las alas de la Shekhináh al lugar del trono de la Merkabah y de las huestes angélicas. 

Encontramos tres sistemas angelológicos independientes
- c. 17:  Descripción de los ángeles en orden descendente, de las clases más elevadas a las inferiores. En primer lugar, los príncipes de los 7 cielos, los arcángeles: Miguel, Gabriel, Satquiel, Sajaquiel, Bakariel, Badariel y Pajriel.     
- c. 18Descripción de los ángeles en orden ascendente, de inferior a superior. En primer lugar, los ángeles del 1º cielo y en último lugar, los dos ángeles encargados de los libros de los muertos (Soferiel, "Yahvé mata") y de los vivos (Soferiel "Yahvé vivifica"). 
- c. 19-22 y 25-26: Descripción de los ángeles encargados de las "ruedas de la merkabah" y las cuatro clases de ángeles superiores (Payyot, Querubim, 'Olannim y Serafim).

Contenido teológico
El libro pone un gran énfasis en la trascendencia divina, que se manifiesta en el trono de la gloria en el 7º palacio, situado en el 7º cielo. Las puertas de los cielos y de los palacios están vigiladas por celosos ángeles guardianes: Dios resulta casi inaccesible para el hombre. 

El vacío que deja la retirada de la Shekinah de Dios a las alturas se llena con ejércitos de ángeles que median entre Dios y el mundo. Los más elevados órdenes angélicos son descritos con un lenguaje que parece más apropiado para describir a la divinidad, incluso el tetragrama divino (Yahvé)  forma parte de sus nombres.

Metatrón y Merkabah
-Metatrón: el ser más poderoso del reino celestial, solo por debajo de Yahvé, una emanación de Dios, un "Yahvé menor(He 12,5). Aparece tres veces en el Talmud (código civil y religioso judío), y en algunos pasajes del Agadá (código exegético rabínico), pero no es mencionado ni en la Torá, ni en la Biblia cristiana ni en el Corán. 

-Merkabah: el trono de Dios, un carro de fuego de cuatro ruedas dirigido por cuatro querubines con cuatro alas y cuatro caras: de un hombre, un león, un buey y un águila, que representan el Evangelio y que aparece en Ez 1,4-26El Merkabah es utilizado:
  • como icono de una corriente judía de pensamiento místico/gnóstico entre los años 100 a.C. y 1000 d.C
  • y en la actualidad, por la New-Age para referirse a un cristal tallado en forma de dos tetraedros entrecruzados que giran en direcciones opuestas, creando un campo de energía alrededor de la persona. Representa un vehículo espiritual que une y transporta, mediante una luz (Mer), la mente (Ka) y el cuerpo (), a través de diferentes dimensiones y estados de conciencia.
   
Estructura
  • 6,1;7,1: Enoc asciende al cielo en un carro de fuego o Merkabá
  • 9,1-5; 15,1-2: Enoc se transforma en un ángel de rango elevado y poderoso, Metatrón
  • 10,1-3; 16,1: Enoc, convertido en Metatrón, está sentado en un trono en el cielo
  • 13,1-2: Enoc recibe una revelación de los secretos cosmológicos de la creación 
  • 5,7-14: Historia de los metales preciosos 
  • 4,6; 5,9: Mención de tres ángeles hostiles (caídos): Azael, Uzza y Azza

sábado, 3 de junio de 2017

"LO QUE YO DESEO, LO QUE YO SIENTO, LO QUE YO NECESITO"



"Una nueva religión mundial nace 
y cada uno busca a su propio maestro interior" 
(Jean Vernette, sociólogo francés) 

La fe cristiana está en crisis. Occidente ha dejado de tener Dios, las iglesias se han vaciado, ha aumentado el odio hacia los curas y la Iglesia católica, y ser cristiano no está bien visto.

El hedonismo ha creado una sociedad secularizada sin disposición al sacrificio, sin interés por lo correcto, sin vinculaciones a los grandes valores, pero no ha resuelto el problema de la felicidad.

El hombre, creado con un corazón que busca continuamente a Dios, tiene sed espiritual. Y trata de saciarla, recomponiendo sus creencias y tomando distancia de los creyentes con respecto a los encuadres religiosos tradicionales; prescindiendo de un Dios mal explicado durante décadas: un Dios de normas, de castigos, de sacrificios inútiles. Construyendo su universo con sentido individual; busca su gurú particular, practica técnicas orientales que incluyen respirar, relajar, meditar, abrazar árboles, besar el aire, trascender a una dimensión psicosomática.


Ahora, tiene a su disposición múltiples elecciones que le hacen sentirse mucho más cómodo y que se ajustan "como anillo al dedo" a su demanda personalizada de espiritualidad. Ha descubierto un abanico de misticismos, importados de Oriente, que emergen y arraigan en el corazón del hombre occidental; reiki, new age, yoga...pseudo-religiones sin Dios, sin molestas objetividades, sin onerosas normas, sin compromisos profundos, sin inversiones a fondo perdido. Espiritualidades adaptadas al gusto y modo de vida occidentales.

El posmoderno occidental busca filosofías, sabidurías, energías, constelaciones, trascendencias orientales y visiones del mundo como coartada mística a su egocéntrico y narcisista modo de vida. 

Este "elitista espiritual" no se "convierte" a ninguna religión, no tiene que transformar su vida, ni cambiar sus hábitos ni su rutina diaria. No tiene que seguir ni servir a nadie. Es algo más sencillo y cómodo: busca en el "supermercado espiritual", selecciona los ingredientes que le interesan, los adquiere gratis y se los lleva a casa, donde cocina una comida exclusiva y placentera.

Prescinde de la noción de Dios, de la asistencia a ninguna iglesia o templo institucionalizados, de cumplir dogmas que le "exigen en exceso". Cree y practica lo que quiere, sin ritos oficiales e incómodos, sin sacerdotes ni jerarquía o a autoridad que le dirija. 

El místico del siglo XXI vive una espiritualidad de modo absolutamente personal, privada, muy acorde al talante particular, individualista y hedonista de nuestra sociedad subjetiva, vive una cultura del individuo, del "yo". 

Sin Dios, sin iglesias; sin leyes; sin cielo ni infierno; sin bien ni mal. Así pues, ¡Ole mi karma!: sólo yo y nada más que yo, en el salón minimalista de mi casa, plagado de velas, sentado en la alfombra adoptando la postura del loto, con los ojos suavemente cerrados y meciéndome entre el aroma del incienso y las suaves caricias auditivas de un CD con música relajante.
Concentración, meditación, relajación.....no necesita más. No necesita nada ni a nadie. Sólo su "yo". No tiene que caminar hacia un ser supremo ni emprender peregrinación espiritual alguna hacia fuera, lejos de sí mismo; no tiene que salir del amado caparazón narcisista de su subjetividad ni desprenderse de sus deseos. 

No hay heridas ni sufrimiento ni dolor; no libra duras batallas espirituales, no experimenta las cruces y paradojas de la fe; no se plantea desafíos serios ni objetivos complicados. Es su visión vital: un camino sin otro rumbo que la exploración infinita de los laberintos de la subjetividad, de su yo profundo.

Y así, su trascendencia le conduce a sentirse diferente y superior: él, en efecto no es un adoctrinado materialista, un borrego consumista, un adicto a la telebasura. “Ser alma espiritual” proporciona status y caché intelectual, indica que se posee y cultiva una “complejidad interior”, que le lleva a una "elevación mágica " y a un "elistismo sobrehumano" lo cual seduce intensamente al esnobismo del hombre posmoderno y le lleva a una posición superior, a convertirse en su propio Dios. 

Caracterizado por un ego hipertrófico y un desaforado sentido de su propio yo, basa su vida en el lema: “Lo que yo deseo, lo que yo siento, lo que yo necesito”.

Subjetividad, hedonismo y relativismo en estado puro. 

“Yo y mi circunstancia” es su criterio de lo verdadero y de lo falso, del bien y del mal, de lo correcto y lo incorrecto. Cualquier alusión a la existencia de una objetividad natural del ser, una estructura objetiva de la realidad, independiente de la propia opinión individual, se considera un signo de fascismo filosófico, de intolerancia religiosa o de mentalidad recalcitrante. 

Y, puesto a elegir una religión, se diseña una sin Dios, sin molestas objetividades, sin abismos ni compromisos profundos, sin inversiones a fondo perdido, sin un mundo exterior que le coarte su libertad. 

Son “legítimas expresiones de su ego”, "hallazgos de otro tipo de sensaciones" cuando todo se derrumba y que dan a luz una espiritualidad adaptada a la perfección en su búsqueda hedonista y egocéntrica, propias de ésta, nuestra actual sociedad secularizada.