¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas pero queremos que nos cuentes las tuyas.
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miércoles, 16 de septiembre de 2020

LA IGLESIA MÍSTICA DEL SIGLO XXI

"El cristiano del siglo XXI será místico o no será"
(Karl Rahner)

Pasado el confinamiento motivado por la pandemia, la Iglesia se enfrenta a varios grandes desafíos que el Cardenal Robert Sarah, precepto de la Congregación de la Liturgia, expresa en una carta dirigida a todos los obispos del mundo: el retorno a la liturgia frente a la secularización, el acercamiento a Dios frente al distanciamiento social, la intensificación de la oración frente a cualquier tipo de actividad pastoral, la perseverancia en la fe frente a la apostasía silenciosa, la obediencia a Dios frente a la sumisión al hombre.

Sin embargo, el "católico cultural" ha sucumbido a la tentación del miedosometiéndose al pensamiento temeroso del mundo y dejando de asistir a la Eucaristía, a pesar de que Dios nos repite continuamente: "No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortalezco, te auxilio, te sostengo con mi diestra victoriosa" (Isaías 41, 10).

El "católico de costumbres" se ha rendido a la tentación de la desesperación, ante la imposibilidad de obtener bienestar individual o satisfacción emocional propia y ha "colgado su hábito espiritual", a pesar de que el apóstol San Pablo nos dice: "nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios, incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia, virtud probada, la virtud probada, esperanza, y la esperanza no defrauda" (Romanos 5,3-5).

El "católico social" se ha sometido a la tentación de la duda y la incertidumbre, negándose a compartir y vivir la fe en comunidad, a reunirse en la casa de Dios en torno a Cristo, a pesar de que Jesús nos asegura: "Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18,19-20)

Sólo el cristiano místico, esto es, el que ha experimentado un encuentro personal con Jesucristo, ayudado de la Divina Gracia, será capaz de seguir asistiendo a los sacramentos como parte central de su vida, porque para él, la fe es una realidad conscientemente vivida y no meramente practicada.
La Iglesia del siglo XXI se enfrenta a una gran prueba purificadora y definitiva que separará el trigo de la cizaña, en la que muchos renunciarán a la fe mientras que otros la autentificarán: 

El "católico de tradiciones" abandonará una fe de "brocha gorda y rodillo", con la que blanqueaba su "religiosidad de pared", sin sobresaltos ni compromisos, bajo una apariencia de un cumplimiento puritano pero sin finura, sin esmero. 

Y sólo un "pequeño resto" perseverará con fe de "pincel fino y detalle" en su seguimiento a Cristo, mantendrá su autenticidad cristiana y testificará su coherencia evangélica.

La Iglesia del siglo XXI necesitará santos que caminen "cuesta arriba", con la mirada alegre puesta en el cielo, para hacer la voluntad de Dios en medio de las pruebas y las dificultades, en lugar de mediocres deambulando "por el llano", con la mirada fijada en el suelo de temor, haciendo las cosas a medias o dejándolas a medio hacer.

La Iglesia del siglo XXI necesitará místicos que se dejen esculpir y cincelar por el Espíritu Santo, para que el Señor trabaje en el lienzo de sus almas, el color, el detalle y la belleza, en lugar de tibios que se excusen en el tapiz roto, en el tejido tosco o en la trama defectuosa.
La Iglesia del siglo XXI necesitará fieles que "vivan la fe" desde una experiencia y una relación con Cristo, una conversión personal y un compromiso existencial, en lugar de tibios que "practiquen una espiritualidad sincretista", motivada por una herencia cultural, por un legado costumbrista o por un usufructo tradicionalista que escoge lo que le gusta y desecha lo que le incomoda.

La Iglesia del siglo XXI necesitará cristianos que testimonien con su vida el legado de la Cruz y de la Gloria, teniendo a Cristo en el centro de sus vidas, en lugar de individuos que instrumentalizan a Dios para sus propios fines o deseos.

En resumen, la Iglesia del siglo XXI necesitará una minoría abandonada en la Gracia y sustentada en el Evangelio a través de una experiencia mística, una coherencia de vida y un testimonio de fe.

El cristiano místico es quien vive una fe comunitaria y eclesial, recibida por una experiencia de conversión, es decir, por una decisión personal y consciente por Cristo.

jueves, 31 de octubre de 2019

LA TRAICIÓN DE JUDAS

"Pero ved que la mano del que me entrega 
está conmigo en la mesa. 
¡Ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! 
¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!"
(Lucas 22, 21; Mateo 24, 26)

Dice el cardenal Robert Sarah, en su nuevo libro "Se hace tarde y anochece", que los cristianos están desorientados, que no saben qué creer, porque sus corazones están destrozados y heridos. 
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La decadencia de la civilización cristiana y, por tanto, de Occidente es consecuencia de una crisis cultural e identitariaOccidente ya no sabe quién es, porque ya no sabe ni quiere saber qué lo ha configurado, qué lo ha constituido tal y como es. Hoy muchos ignoran su historia.

Vivimos una profunda crisis espiritual y moral. Una crisis de la fe y de la Iglesia, por la traición de sus élites, por el relativismo moral, la globalización sin límites, el capitalismo desenfrenado, las nuevas ideologías... 
El mundo ha descendido a un infierno sin amor, sin luz, sin Dios. Un escenario tenebroso y confuso en el que el Cuerpo místico de Cristo ha sido expuesto a la maldad, traicionado y flagelado, y necesita pasar la prueba de su Getsemani particular. 

Misterio de la iniquidad
La Iglesia vive una noche oscura en la que la invade el humo de Satanás. Se ha convertido en un antro de tinieblas y en una cueva de ladrones, donde se han infiltrado depredadores, algunos sacerdotes se han convertido en agentes del demonio, mancillando el alma de los más pequeños. 


El hombre ha dejado de sentirse en peligro. Ha dejado de sentir la necesidad de ser salvado. Niega el sentido del pecado y por tanto, rechaza la misericordia divina. Se ha convertido en su "propio Dios". El mal es el bien y el bien es el mal

“Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes. La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el “Misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne” (675, CIC).


Misterio de la agonía

La Iglesia necesita pasar por Getsemani para tener una profunda reforma, que pasa por nuestra propia conversión. Basta de silencios culpables, de miradas huidizas y de complacientes compromisos.

La Iglesia necesita volver a
 la unidad y a la comunión que nacen del corazón de Cristo y que descansan sobre cuatro pilares: oración, doctrina, amor a Pedro y caridad fraterna.

Sin la unión con Dios, todo es inútil. Sin oración, le traicionamos al negar nue
stra relación con Él. Como hicieron los apóstoles cuando no fueron capaces de velar ni una hora. Sin oración no nos mantenemos vigilantes y no podemos saber su voluntad y, por tanto, servirle. La Iglesia tiene que abandonar el activismo y la palabrería, para arrodillarse y orar. 
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Nada hay por inventar. No valen las propias opiniones ni las ideas novedosas que rebajan la doctrina católica. Dios ya se ha revelado al mundo. Sin unidad en la doctrina, surgen los falsos profetas que no buscan el bien del rebaño. Mercenarios que irrumpen en el aprisco sin permiso y que destruyen. Jesús es exigente. Nos llama a seguirlo y a velar. ¿Abandonaremos al Señor como hicieron todos los discípulos? ¿Pondremos excusas para seguirlo o para velar?

Cristo confió su Iglesia a un hombre: Pedro. Y permitió que lo negara y le traicionara tres veces antes de entregarle las Llaves del cielo. Le eligió, no por sus capacidades, sino por su fe y amor. Pasó por alto sus imperfecciones y debilidades por su esperanza en el Mesías. El sacerdote más indigno sigue siendo instrumento de la Gracia cuando celebra los sacramentos. ¡Hasta ese extremo nos ama Dios!

El odio y la división han desfigurado el rostro de benevolencia de la Iglesia. Los recelos y las envidias han hecho que abandonemos la caridad. Las disensiones y críticas han destruido la comunión fraterna. La Iglesia es una madre con los brazos abiertos, igual que Cristo en la cruz, que nos invita a estar a sus pies abrazados como hermanos.


Misterio de la flagelación
La Iglesia vive, al igual que Jesús, el fustigamiento continuo del mundo. Es azotada sin piedad, sin compasión y sin tregua.

Su cuerpo, encadenado a la columna del odio, está desgarrado, tiemb
la y se retuerce de dolor. Su cara, está desfigurada. El castigo parece no tener fin. Los golpes y latigazos llegan por todos los flancos.

La sangre de los mártires brota de sus heridas y encharca de rojo las plazas. El castigo le impide respirar. Sus fuerzas, le abandonan.
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El mundo ha coronado su cabeza con espinas y su rostro está ensangrentado. Se mofan y rifan sus vestiduras.  Ha probado el amargor del vinagre.

Su dolor no sólo es físico, también espiritual. "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros." (Juan 15,18). 

“Debemos prepararnos para sufrir, dentro de no mucho, grandes pruebas, que exigirán de todos nosotros la disposición de ofrecer la propia vida, y una dedicación total a Cristo y por Cristo… Con vuestra oración y la mía es posible mitigar esta tribulación, pero no será posible evitarla, porque sólo así la Iglesia podrá ser efectivamente renovada. ¡Cuántas veces de la sangre ha brotado la renovación de la Iglesia! No será de otro modo esta vez. Tenemos que ser fuertes, prepararnos, confiar en Cristo y en su Madre Santísima, y ser muy, muy asiduos al rezo del santo rosario.” (Juan Pablo II, 1980).

Ha comenzado su Pasión.

Misterio de la traición
La Iglesia vive el misterio de Judas. La duda ha ido apoderándose del corazón de algunos sacerdotes, que han empezado a juzgar la enseñanza de Cristo: demasiado exigente y poco eficaz. 

La Iglesia ha abandonado la sana doctrina porque ha dudado, vaciando de contenido su mensaje evangélico y abandonado la misión de buscar la salvación eterna del hombre para ocuparse de su bienestar temporal.

“El Señor nos ha dicho que la Iglesia tendría que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo. (…) La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje (tercer secreto del mensaje de Fátima) reside en el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia. También esto se ha sabido siempre, pero hoy lo vemos de modo realmente tremendo: que la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia”(Benedicto XVI, 11 de mayo de 2010).
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Muchos, desde dentro de la Iglesia, pretenden traer el Reino de Dios empleando medios humanos y según sus propios planes. 

Como Judas, se han alejado del Señor. Han dejado de escucharle. De acompañarle en el silencio y la oración. Se han refugiado en los asuntos del mundo. Le siguen, pero ya no creen en Él. Dudan de su Misericordia. 

Sus duros corazones no se conmueven ante Su mirada tierna y misericordiosa porque el Diablo ya ha penetrado en ellos: "non serviam"

Comulgan mientras traicionan. Se han comprometido con el mundo y la carne. Cuestionan todo y ponen en duda la doctrina católica, vaciándola de contenido. 

Han suscitado odio, división, crítica y manipulación. Han tomado el camino de Judas. Unos Judas que se han puesto la máscara del relativismo. Han vendido a Jesús y a su Iglesia por unas monedas, y los han entregado para que los crucifiquen. 

Y al pie de la cruz se encuentra María junto con los discípulos amados. Pero la Iglesia, aunque sufrirá, no morirá. Y si muere, resucitará. 

miércoles, 22 de agosto de 2018

LA PRUEBA FINAL: LA PASIÓN DE LA IGLESIA

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"¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?
Ése es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo."
 (1 Juan 2,22)

Antes de la Segunda Venida de Nuestro Señor, del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final, una purificación que sacudirá la fe de muchos creyentes.
La prueba final de la Iglesia de Cristo debe pasar por lo mismo que pasó Nuestro Señor: por la Pasión. La Iglesia tiene que abrazar su cruz y seguir a Jesús hasta el calvario. Sólo a través de ella, se purificará.

Tanto la Sagrada Escritura, Jesucristo, la Virgen María y el Catecismo nos hablan de la  esa prueba, de esa Pasión con llegada del Anticristo y de la Apostasía en el seno de la Iglesia.

La Sagrada Escritura

La Biblia expresa en varias ocasiones la iniquidad y apostasía que reinarán antes de la 2ª venida de Cristo:

"Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará". (Mateo 24, 12).


"No os dejéis tan fácilmente impresionar ni os alarméis por supuestas revelaciones, palabras o cartas que os induzcan a pensar que el día del Señor es inminente, por más que se os diga que son nuestras. Que nadie os engañe en modo alguno, porque antes ha de venir la apostasía y ha de aparecer el hombre de la iniquidad, el destinado a la perdición, el adversario, que se levantará contra todo lo divino y todo lo que tenga carácter religioso, hasta llegar a sentarse en el santuario de Dios, haciéndose pasar a sí mismo por Dios." (2 Tesalonicenses 2, 2-4).

"El Espíritu claramente dice que en los últimos tiempos algunos renegarán de la fe, dando oídos a espíritus seductores y enseñanzas diabólicas, 2.inducidos por la hipocresía de impostores"  (1 Timoteo 4, 1-2).

Los apóstoles Juan y Pedro advierten de la llegada del Anticristo y del fin de todas las cosas: "Hijos míos, estamos en la última hora, y como habéis oído, el anticristo viene; y ahora ya han surgido muchos anticristos; por eso conocemos que es la última hora" (1 Juan 2,18). "Se acerca el fin de todas las cosas. Sed sobrios y dedicaos a la oración" (1 Pedro 4,7).

Jesucristo

Jesús mismo nos advierte de la persecución de la Iglesia como signo de los últimos días: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros.” (Juan 15, 19-20). 

Nombrando a los profetas (Daniel 7,10; Joel 3,4; Malaquías 3,19) y a Juan el Bautista (Mateo 3, 7-12), Jesús anuncia el Juicio del último Día

"Entonces, se pondrán a la luz la conducta de cada uno (Marcos 12, 38-40) y el secreto de los corazones" (Lucas 12, 1-3; Juan 3,20-21; Romanos 2,16; 1 Corintios 4,5). 

"Entonces será condenada la incredulidad culpable que ha tenido en nada la gracia ofrecida por Dios" (Mateo 11, 20-24; 12, 41-42). "

La actitud con respecto al prójimo revelará la acogida o el rechazo de la gracia y del amor divino "(Mateo 5, 22; 7, 1-5). 

"Porque habrá una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. Y si aquellos días se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días". (Mateo 24, 6-14. 21-22).


El Catecismo 


Según el Catecismo, "Desde la Ascensión, el designio de Dios ha entrado en su consumación". (CIC 670). El advenimiento de Cristo es inminente (Apocalipsis 22, 20).

El Reino
 de Cristo, presente ya en su Iglesia, sin embargo, no está todavía acabado sino que aún es objeto de los ataques de los poderes del mal (2 Tesalonicenses 2, 7). (CIC 671).

El tiempo presente es el tiempo del Espíritu y del testimonio (Hechos 1, 8), pero es también un tiempo de "tribulación" (1 Corintios 7, 26) y la prueba del mal (Efesios 5, 16) que afecta también a la Iglesia (1 Pedro 4, 17) e inaugura los combates de los últimos días (1 Juan 2, 18; 4, 3; 1 Timoteo 4, 1). Es un tiempo de espera y de vigilia (Mateo 25, 1-13;Marcos 13, 33-37). (CIC 672).

Pero a n
osotros no nos "toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hechos 1, 7; Marcos 13, 32). Se puede cumplir en cualquier momento (Mateo 24, 44; 1 Tesalonicenses 5, 2). (CIC 673).

La imagen puede contener: 4 personas, personas sonriendo, personas de pieLa venida del Mesías glorioso, en un momento determinado de la historia (Romanos 11, 31), se vincula al reconocimiento del Mesías por "todo Israel" (Romanos 11, 26; Mateo 23, 39) y que vendrá después de la plenitud de los judíos (Romanos 11, 12), de la plenitud de los gentiles (Romanos 11, 25; Lucas 21, 24). Es entonces, cuando hará al pueblo de Dios "llegar a la plenitud de Cristo" (Efesios 4, 13). (CIC 674).

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de muchos creyentes (Lucas 18, 8; Mateo 24, 12). 

La persecución de la Iglesia (Lucas 21, 12; Juan 15, 19-20) mostrará una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. Esta impostura religiosa suprema...es el Anticristo, "un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne" (CIC 675).


La Virgen María

María, la Virgen Santísima, en sus mensajes transmitidos a lo largo de sus apariciones de los últimos siglos, nos advierte de los peligros y de las consecuencias de la Apostasía, para que rectifiquemos, nos convirtamos y nos salvemos.

Pero no sólo nos advierte como Madre que ama profundamente a sus hijos, sino que nos ofrece los medios para superar y vencer la apostasía, el rechazo de Dios que estamos viviendo: la oración, especialmente el Santo Rosario, el ayuno o el sacrificio por los demás y frecuentar los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión.

La Apostasía es un fenómeno presente en la sociedad pero también en la Iglesia. Especialmente en la Iglesia. La Virgen pide por todos sus hijos, pero muy especialmente por los sacerdotes cuya vida dista mucho del mensaje de su Hijo, arrastrando a muchas almas al pecado. El escándalo es muy grave. 

El 13 de octubre de 1917 en Fátima se produjo el milagro del sol, con el que la Virgen nos alertaba contra la apostasía silenciosa y la autodemolición de la Iglesia, por la destrucción de la fe del pueblo.

¿Qué es la Apostasía?

La Apostasía es el abandono y rechazo consciente e intencionado a Dios, aferrándose a ídolos mundanos. 


Dice el apóstol san Pablo en la 2ª Carta a los Tesalonicenses: "No os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios".

La apostasía está refrendada por las "ideologías del orgullo" que niegan la Verdad y pretenden cambiar la voluntad del Creador con su llamada "Nueva Teología de la Creación", que rompen los lazos familiares, predican el amor libre e instan a vivir según las pasiones, negando el pecado.

La
 maldad existente en el mundo es la consecuencia de una humanidad que vive de espaldas a Dios, que pretende crear un nuevo orden mundial, una religión universal, que aseguran alcanzar la felicidad aquí en la Tierra con la llegada de un falso mesías.


¿Qué es el Anticristo?

Podemos ver en la Reforma Protestante, en la Revolución Francesa, en la Revolución Comunista y en la Revolución Sexual, la imagen del Anticristo por las promesas de felicidad terrenal que ofrecen al hombre.

Resultado de imagen de anticristoHablamos de Anticristo cada vez que la Apostasía trata de proporcionar al hombre una solución aparente a sus problemas: drogas, sexo, alcohol, ideología de género, política, dinero, posesiones materiales, éxito, consumismo, hedonismo, individualismo, liberalismo, relativismo, igualitarismo... 

La beata Ana Catalina Emmerick, en sus revelaciones particulares, habló de la aparición de una religión falsa y de la multiplicación de la oscuridad en la tierra: 

"Cuando el tiempo del reinado del anticristo esté cerca, aparecerá una religión falsa que se opondrá a la unidad de Dios y Su Iglesia. Esto causará el mayor cisma que el mundo haya conocido. Cuanto más cerca del tiempo del fin, más se extenderá la oscuridad de Satanás en la tierra, mayor será el número de hijos de la corrupción, y el número de los justos disminuirá correspondientemente…"

Santa Hildegarda de Bingen habló de falsos profetas  y sus doctrinas hostiles a los mandamientos de Dios y hacia todo lo sagrado, basadas en las "ideologías del orgullo" :

"Después del nacimiento del anticristo, los herejes predicarán sus falsas doctrinas sin ser molestados, lo que dará lugar a que los cristianos tengan dudas sobre su santa fe católica. Y habrá falsos profetas a su alrededor, aparecerán falsos maestros y falsas doctrinas, seguidos de guerras, hambres y pestilencia. Su madre rara vez dejará que nadie lo vea, y sin embargo, por arte de magia, ella logrará ganarse el amor de la gente por él. Su actuación será nefasta para la iglesia. Cuando haya alcanzado la plena madurez, anunciará públicamente una doctrina hostil sobre religión. Atraerá a las personas hacia sí mismo al otorgarles una completa exención de la observancia de todos los mandamientos divinos y eclesiásticos, perdonándoles sus pecados y exigiéndoles solo su creencia en su divinidad. Él rechazará el bautismo y el evangelio. El abrirá su boca para predicar la contradicción. Él dirá: ‘Jesús de Nazaret no es el hijo de Dios, solo un engañador que se dio a sí mismo como Dios; y la Iglesia instituida por él es solo superstición’. El verdadero Cristo ha venido en su persona. Él dirá: ‘Yo soy el Salvador del mundo’. Él concederá total libertad de los mandamientos de Dios y de la Iglesia y permitirá que todos vivan según lo dicten sus pasiones. Al hacerlo, espera ser reconocido por la gente como libertador del yugo y como la causa de la prosperidad en el mundo. Él dirá que no necesitas ayunar y amargar tu vida mediante la renuncia… Bastará amar a Dios… Predicará el amor libre y romperá los lazos familiares. Despreciará todo lo sagrado y ridiculizará todas las gracias de la Iglesia con burlas diabólicas. Condenará la humildad y fomentará dogmas orgullosos y horripilantes. Derribará lo que Dios ha enseñado en el Antiguo y Nuevo Testamento y mantendrá que el pecado y el vicio no son pecado y vicio. Y desde el punto de vista político generará una gran alianza para gobernar el mundo, Él se aliará con los reyes, los príncipes y los poderosos de la tierra. Condenará la humildad y ensalzará todas las doctrinas del orgullo. Su arte mágico fingirá los prodigios más sorprendentes". El Anticristo incita al hombre a buscar su gloria en lugar de la gloria a Cristo, a ponerse en el lugar de Dios.

¿Quienes lucharán contra el Anticristo?

En la lucha contra el Anticristo, la Santísima Virgen tendrá un papel muy importante. Dios quiere que las victorias de la Iglesia estén vinculadas a Ella.

Resultado de imagen de virgen de fatima portugalSan Luis María Grignon de Montfort escribe que la devoción al Inmaculado Corazón de María es especialmente necesaria en los últimos tiempos, porque desde el Génesis, Ella es el enemigo más terrible contra el Diablo y es el medio más corto, seguro y perfecto para llegar a su Hijo Jesucristo.

Por eso, la Santísima Virgen está formando un ejército de "Hijos de la luz" para que despierten y luchen contra Satanás y "El poder de María sobre los espíritus malignos brillará especialmente en los últimos tiempos, cuando Satanás estará acechando su talón, es decir, a sus humildes sirvientes y sus pobres hijos a quienes despertará para luchar contra él. 

Finalmente, "Mi Inmaculado Corazón triunfará", como Ella mismo dijo en Fátima. Tan grande será su victoria que le aplastará la cabeza.

Sa
nta Hildegarda de Bingen dijo que Dios también revelará en su momento a dos testigos, Enoc y Elías, enviándolos a la Tierra para oponerse al Anticristo y traer de regreso a aquellos que se han desviado del camino de la salvación. "Y por el poder del Espíritu Santo realizarán maravillosos milagros para que todas las naciones se maravillen."

¿Qué es el Apocalipsis?

A menudo, muchos confunden la palabra y el libro "Apocalipsis" con caos, desolación y destrucción. Sin embargo, Apocalipsis, único libro profético del Nuevo Testamento, proviene del griego apokalyptein, que significa "quitar el velo", desvelar, descubrir el misterio que se esconde tras una persona o acontecimiento.

Resultado de imagen de apocalipsisLiteralmente puede traducirse por "Revelación".  Por lo tanto, no tiene nada que ver con destrucción ni devastación.

De la misma forma que un meteorólogo no trata de causar pánico por las advertencias y los consejos que da con el objetivo de estar preparados ante la inminente llegada de un huracán u otro suceso climático, la "Revelación" o Apocalipsis es un mensaje de advertencia y consejos pero también de esperanza para quienes vuelven la mirada a Dios y ponen en práctica sus consejos. Sería de necios obviar esas advertencias y consejos por estas preocupados en otras cosas.

Todas estas profecías, revelaciones y mensajes no deben infundirnos miedo o temorsino motivarnos a un cambio profundo en nuestras vidas. La promesa de triunfo final contra el mal, que es la promesa de nuestra fe, está basada en el mismo Jesucristo, a través de su Pascua, Muerte y, finalmente, su Resurrección. 

Así pues, está escrito y por ello, debemos esperar esta prueba, esta purificación de la Iglesia. Es cierto que no resultará fácil, pero tras esta dolorosa cruz, la misma que sufrió Nuestro Señor, Jesús mismo nos promete: "Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella." (Mateo 16, 18). 


Jesucristo a través de su Madre, la Virgen Santísima, Reina de cielos y tierra, nos ofrece los medios para soportarla y superarla: oración, sacrificio y sacramentos. 

¡No estamos solos!
 ¡Gracias a Dios!