¿QUIÉN ES JESÚS?

La vida de Jesús siempre ha suscitado preguntas a lo largo de los últimos dos mil años.

¿Cómo pudo un carpintero que fue ejecutado por los romanos convertirse en el hombre más famoso de la historia?
¿Fue Jesús alguien verdaderamente real?
¿Cómo puede Dios ser un hombre al mismo tiempo?
¿De qué manera podría esto tener algún sentido para mi vida?

Estas son algunas preguntas, pero aquí tienes un espacio para formular las tuyas.
Mostrando entradas con la etiqueta subidón espiritual. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta subidón espiritual. Mostrar todas las entradas

domingo, 31 de agosto de 2025

¿HA PERDIDO EMAÚS SU ESENCIA?

"Todo el que viene a mí, 
escucha mis palabras y las pone en práctica... 
se parece a uno que edificó una casa: 
cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; 
vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, 
y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida. 

El que escucha y no pone en práctica 
se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, 
sin cimiento; arremetió contra ella el río, 
y enseguida se derrumbó desplomándose, 
y fue grande la ruina de aquella casa" 
(Mt 6,47-49)

Me temo que este artículo provocará algunas controversias y muchos no estarán de acuerdo conmigo, pero desde mi reflexión personal me siento en la obligación de encender los "warnings", quizás porque llevo mucho tiempo desanimado, desalentado y desmotivado a la vista de los derroteros que está tomando Emaús y hacia dónde se dirige...y me entristece el corazón.

Siempre digo (y no me cansaré nunca de decirlo) que Emaús es sólo el "trailer", que es tan sólo un método, que es sólo el principio del camino pero no es un fin en sí mismo, algo que muchos parecen no haber asumido. También, siempre digo que Emaús no va de números ni de cantidades, ni de "hacer retiros", algo que muchos parecen no haber asumido.

Hace ya más de siete años de la publicación de mi articulo ¿Corre peligro Emaús?en el que reflexionaba y meditaba sobre las posibles amenazas de convertir esta obra de Dios en un producto de hombres y, desgraciadamente, casi todas ellas se han ido cumpliendo, aunque no ocurran en todos los retiros de Emaús. 

Y creo que Emaús ha perdido la esencia (o la está perdiendo) porque:
  • hemos caído en una cierta "rutina evangelizadora", hemos abandonado sus sólidos cimientos originales y los hemos sustituido por nuestros "cimientos de arena"
  • hemos ido añadiendo nuestros propios criterios, opiniones y ocurrencias, convirtiéndolo en un método sincretista, entre lo profano y lo espiritual
  • hemos caído en el "efecto gravitatorio", en una especie de "rueda de hámster" sobre la que caminamos pero no avanzamos ni llegamos a ninguna parte...volvemos siempre al mismo sitio
  • hemos convertido el retiro en un "subidón espiritual", donde nos ponemos el "polo de cristianos" y "servimos", pero una vez fuera, nos desinflamos y nos olvidamos de Dios
  • hemos pasado a ser "católicos ocasionales" (un día a la semana, dos fines de semana al año), pero con escasa asistencia a los sacramentos (también, un día a la semana - eucaristía -, y algunos meses al año - confesión -)
  • nos reunimos semanalmente en nuestro club social, pero no adquirimos ningún compromiso con la parroquia ni con sus miembros, hasta el punto de que somos absolutos desconocidos para ellos
  • vivimos nuestra fe sólo en "Emaús", pero no buscamos el crecimiento espiritual, la constancia en la oración, la lectura de la Sagrada Escritura o la participación en las pastorales parroquiales
  • nos hemos transformado en "Judas" que caminamos junto al Señor pero no le amamos de corazón y, a la menor oportunidad (tras el retiro), le traicionamos
  • nos hemos apropiado del mérito, del protagonismo y de la gloria evangelizadora, buscando "deslumbrar" en lugar de "alumbrar", ansiando reconocimiento y admiración 
  • invitamos a caminar a todo tipo de personas, buscando más lo cuantitativo que lo cualitativo: el objetivo es llenar el retiro
  • nos hemos dedicado a "opinar", a "cumplir" y a "adquirir veteranía", olvidando rezar, obedecer y ser humildes
  • nos hemos convertido en "activistas espirituales descabezados" que hacemos cosas sin sentido, decimos "tópicos" sin propósito y no avanzamos en nuestra relación con Dios
  • hemos inventado un hipermercado de experiencias espirituales, "variantes de retiros especializados" según la vocación, la edad o el estado (de sacerdotes, de matrimonios, de niños, de discapacitados...) pero hemos olvidado construir comunidad
  • hemos adquirido una actitud de superioridad farisea sobre el resto de los métodos evangelizadores o sobre otros carismas, creyendo que Emaús es "lo más cristiano"
  • hemos obviado qué hacer con todas las personas tras el retiro, sobre todo, en cuestión de formación catequética, itinerarios de discipulado, compromiso eclesial y sacramentalidad
Quiero seguir manteniendo mi esperanza y mi confianza en Dios, sabiendo que el Señor se encargará de solucionar cualquier problema. Mientras tanto, seguiré rezando con los Salmos: 
"Vigilaré mi proceder, para no pecar con mi lengua; pondré una mordaza a mi boca. Señor, dame a conocer mi fin y cuál es la medida, para que comprenda.
Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? Tú eres mi confianza. Líbrame de mis inquietudes, no me hagas la burla de los necios. Enmudezco, no abro la boca, porque eres tú quien lo ha hecho. 
Escucha, Señor, mi oración, haz caso de mis gritos, no seas sordo a mi llanto; porque yo soy huésped tuyo, forastero como todos mis padres" 
(Sal 39,2-14) 
"Yo esperaba con ansia al Señor; él se inclinó y escuchó mi grito: me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa; afianzó mis pies sobre roca, y aseguró mis pasos; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.  
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor. Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío, cuántos planes en favor nuestro; nadie se te puede comparar. Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número. 
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios; entonces yo digo: 'Aquí estoy para hacer tu voluntad'. 
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. He proclamado tu justicia ante la gran asamblea; no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. 
No me he guardado en el pecho tu justicia, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. 
Tú, Señor, no me cierres tus entrañas; que tu misericordia y tu lealtad me guarden siempre, porque me cercan desgracias sin cuento. Se me echan encima mis culpas, y no puedo ver; son más que los pelos de mi cabeza, y me falta el valor. 
Señor, dígnate librarme; Señor, date prisa en socorrerme. Yo soy pobre y desgraciado, pero el Señor se cuida de mí; tú eres mi auxilio y mi liberación: Dios mío, no tardes"
(Sal 40, 2-18)

Artículos relacionados:
Emaús es sólo el trailer

miércoles, 28 de octubre de 2020

EL TURISMO ESPIRITUAL COMO DEPENDENCIA


Cuando hablamos de “retiro espiritual”, a todos nos viene a la cabeza la idea de apartarse, de recogerse y de aislarse para pasar un fin de semana con Dios. Sin duda, es una esperiencia maravillosa que el Señor nos concede para recibir su infinito amor y participar de su inmerecida gracia.

Todos anhelamos en nuestro corazón un deseo o necesidad espiritual para encontrarnos a nosotros mismos, para encontrarnos con Dios, para dar un sentido a nuestra existencia. 

Sin embargo, no quisiera pensar que sólo soy capaz de encontrarme con Dios en un retiro por querer escapar de lo cotidiano; no quisiera suponer que sólo soy capaz de entregarme a los demás en un retiro porque fuera no me atrevo; no quisiera creer que sólo soy capaz de rezar y hablar de Dios en un retiro, porque fuera no tengo tiempo ni valor; no quisiera pensar que sólo soy capaz de abrir mi corazón y ser auténtico en un retiro, porque fuera debo ser "fuerte y políticamente correcto"; no quisiera creer que sólo soy capaz de dar un propósito a mi vida en un retiro, porque fuera no es posible.

Porque de ser así, es entonces cuando me "convierto"... pero no a Dios, sino que me convierto en un "turista espiritual", en un "guiri religioso". Es entonces cuando pretendo transformar ese encuentro con Dios en una escapada de "turismo espiritual" para encontrar mi paz, en una experiencia sobrenatural con la que me relajo de mi estrés diario, en un "cristianismo de fin de semana" a mi forma, para volver a "secularizarme" nada más salir de él. 

¿Y si me planteara hacer "fuera" lo mismo que hago "dentro" en un retiro...? ¿y si me propusiera vivir el retiro cada día, en cada situación...? ¿ y si trasladara la atmosfera de un retiro al mundo cotidiano...? ¿y si me comprometiera a dejar de ser turista espiritual para convertirme en embajador de Cristo en mi sociedad...?

Yo creo que Cristo no vino a la tierra a hacer turismo ni a acompañarnos en un viaje de placer. Y se lo dejó claro a Pedro, Santiago y Juan en el monte Tabor. Quedarse allí no era el propósito de su misión. Los discípulos debían proclamar la gloria de Cristo al mundo, en el mundo.
Por tanto, como cristiano, no puedo quedarme en la "gloria" del Tabor, no puedo convertir un retiro en una forma de "ocio espiritual", en una forma de "relax emocional", en una forma de "descanso místico", en una  "autorrealizacion cristiana". No puedo obsesionarme en los retiros como una forma de saciar una necesidad o una satisfacción personal.

Estoy convencido de que el verdadero fruto de un retiro espiritual consiste en trasladarlo a mi vida cotidiana. Ese es el reto: buscar a Dios en cada momento del día, en cada persona que me cruzo y vivir lo que vivo en un retiro, pero a diario. Ese es el desafío: buscar a los demás, acompañar a quienes han compartido esa experiencia conmigo y regalarles mi vida cada día. Ese es el próposito: proclamar que Jesucristo está vivo al mundo, en el mundo.

La planificación, los preparativos, el retiro en sí mismo, la gracia derramada, las conversiones de las almas... todo se convierte en una experiencia apasionante que me llena de gaudio espiritual, pero no puedo limitarlo a un momento de "autosatisfación espiritual", no puedo reducirlo a un simple fin de semana de "experiencia religiosa", no puedo convertirlo en una "adicción mística"o  en un "subidón espiritual". Porque todo subidón, además de ser efímero, va seguido de bajón. 
La experiencia del Tabor que siento y experimento en el retiro, siendo maravillosa, no puedo guardarla en un fin de semana, porque allí perderá toda su fuerza. Debo extenderla a toda mi vida, desarrollarla en cada momento de mi existencia, llevarla a todo mi entorno. De nada me sirve vivirla en el retiro, si luego no la traslado a mi dia a dia.

Mi fe en Cristo no puede estar basada en una experiencia de "péndulo espiritual" que se mueva por sentimientos o sensaciones. No puede estar asentada sobre un hábito de "dependencia espiritual" que necesite más y más dosis. 

Porque entonces será una experiencia de mi "yo" humano, y no un encuentro con Jesús, con el "Yo" divino. Porque entonces será un sentimiento muy noble por mi parte y una sensación de "plenitud" particular pero no de libertad, porque seré esclavo de gula espiritual.

Necesito que mi fe aumente, madure y crezca en toda ocasión. Necesito salir de mi "yo" particular, para encontrar el "nosotros" comunitario. Y eso sólo ocurre cuando pongo la fe en acción, porque "la fe sin obras está muerta" (Santiago 2, 14-17).